Nuestras convicciones - AMORC

Anuncio
Nuestras convicciones
Por Chris R. Warnken, F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
Hace muchos años, durante los días de la gran depresión mundial, abrigaba muchas dudas
acerca de casi todas las cosas, al igual que sucedía a muchísimas personas. Era una época de
profundo desaliento; la vida agradable y feliz, y la estabilidad económica que muchos
habían considerado como algo natural, se desmoronaban a nuestro alrededor. Los políticos
nos "doraban la píldora" con promesas de que "mañana" o "el próximo año" todo sería
mejor.
El clero trataba de calmarnos diciendo que si queríamos que nuestras penurias terminaran,
debíamos "tener fe". Al mismo tiempo, habían empezado a surgir los "¿por qué?" básicos de
la vida, para los cuales no encontrábamos respuestas satisfactorias. Cuando aquellos a
quienes acudía en busca de respuestas me desilusionaban continuamente, empecé mi larga
y lenta búsqueda de la verdad, como lo han hecho miles de quienes leen este mensaje.
Por primera vez empecé a escuchar interiormente: el Maestro Interno me hablaba
ayudándome a comprender que sí había respuestas, siempre y cuando yo las buscara
diligentemente. Fue entonces cuando me convencí de que no es necesario que seamos
víctimas de las circunstancias. Cuando finalmente descubrí a AMORC, me atrajo porque
enseña su filosofía con convicción. Las preguntas sinceras no me eran contestadas con
afirmaciones emocionales ni vacías, sino de una manera honesta, valiente y categórica. Yo
no estaba obligado a aceptar sus respuestas, pero ellos tampoco estaban dispuestos a
cambiarlas ni a "endulzarlas" para complacerme. Había encontrado algo que no me
defraudaría jamás; algo a lo cual podía aferrarme con entera confianza.
Mas, ¡luego recibí una sorpresa! AMORC, que de acuerdo con mi concepto tenía respuestas
confiables para las grandes preguntas y con toda convicción impartía a sus miembros el
estudio de la verdad, presentaba su filosofía en monografías en vez de libros de texto, ¡a fin
de poder revisarlas para mantener "al día" las enseñanzas! Pero se me enseñó que la
"verdad es eterna" y que todo lo que aprendería había sido transmitido inalterado ¡durante
cientos o miles de años! Esta fue mi primera iniciación: adquirí un nuevo concepto del
término convicción.
Para que el hombre pueda crecer y evolucionar necesita un punto de referencia, un apoyo o
tierra firme desde donde empezar. Es por eso que busca la verdad, porque la verdad es
inalterable, ¡pero él no lo es! Su constante búsqueda de la verdad da prueba de su cambio. El
no trata conscientemente de cambiar apartándose de la verdad, sino buscando más verdad.
A medida que evoluciona y amplia los horizontes de su conciencia, percibe y comprende
más verdad. Aunque esta nueva comprensión es compatible con la verdad con la cual
empezó, la va aumentando. Esto se debe a que paso a paso ha ido ampliando su
conocimiento tratando valientemente, y con convicción, de encontrar la verdad. La palabra
convicción muchas veces implica superar las dudas o el escepticismo sentidos antes.
El hombre terrenal no puede saber toda la verdad, porque aún está evolucionando y esta
vida (sin importar cuán importante o fascinante le parezca) es sólo una etapa de su
evolución. Innumerables preguntas permanecen sin respuesta en el espacio, en sus
laboratorios y en su mente misma, y son un desafío para él. En nuestra calidad de filósofos
Rosacruces, estamos convencidos de que hay respuestas que están en espera de que la
gente las descubra. Pero los Rosacruces estamos preparados para corregir nuestro
conocimiento imperfecto cuando, por haber adquirido mayor comprensión, nos damos
cuenta de que hay mucho más que aprender de lo que imaginábamos.
Sírvanse tomar nota de que este procedimiento es diferente a remplazar una creencia con
otra. Creer significa aceptar una verdad por fe o por confianza. Tal aceptación es emocional
y resulta hasta meritoria, pero está sujeta a que se le rechace más tarde si es insustancial.
Esto no significa que debemos aceptar sólo lo que puede probarse empíricamente. Eso seria
materialismo y los Rosacruces sabemos que el universo es material sólo parcialmente. Más
bien, tratamos de establecer una verdad tomando como base su compatibilidad con las
leyes de la naturaleza, tanto materiales como espirituales, y tras haberlas observado
durante mucho tiempo. El hombre ha persistido lo suficiente como para darse cuenta de
que las leyes naturales y cósmicas nunca están en pugna ni cambian.
Todas se relacionan perfectamente, lo cual indica que si fueran conocidas por completo
significaría, sin duda, conocer la PERFECCION. Por lo tanto, los Rosacruces no enseñamos ni
aceptamos como verdad ningún principio que no sea compatible con alguna ley natural o
cósmica conocida.
Esto nos revela la verdad, pero no la verdad concluyente. Tenemos una base en la cual
podemos confiar y también nos dirigimos hacia la verdad final: de ello estamos
convencidos. El hombre necesita creer en algo, defender algo. Si él está convencido de todo
corazón de que posee la verdad, la defiende con valor.
Puesto que el hombre desea sinceramente comprender la verdad, no se avergonzará si al
aprender más sobre ella tiene que corregir lo que antes creyó saber. Cuando se le
demuestra que está equivocado, lo agradece y de inmediato acepta aquello que se le ha
convencido que es verdad.
La historia es escrita por quienes poseen "el valor de sus convicciones"; esto se refiere a
quienes están convencidos de que conocen la verdad, la defienden firmemente y la expresan
tal como ellos la entienden. Están dispuestos a ser impopulares e inaceptados, pero son
inflexibles ante las fuerzas que podrían denigrarla y destruirla, y la ocultan con falsedades,
con lo que podrían traer otra vez oscuridad a donde una vez brilló la Luz.
En un momento dado, uno mismo puede llegar a vislumbrar la verdad y debe de ser capaz
de sacrificarse, de defenderla con convicción. En abril de 1521, Martín Lutero fue capaz de
enfrentarse a sus acusadores y decir, "no es leal ni prudente hacer algo en contra de lo que
dicta la conciencia. Sostengo lo que digo y no puedo hacer otra cosa. Que Dios me ayude.
Amén". En esa forma expresó el valor de sus convicciones y ese momento cambió el curso
de un segmento de la historia.
Si nadie defendiera la verdad cuando es necesario, el progreso y la evolución del hombre
empezarían a retroceder, porque no pueden permanecer estáticos. Todos estamos
familiarizados con las grandes crisis de la historia y las nobles personalidades que
defendieron la verdad firmemente, gracias al valor de sus convicciones; pero hay muchas
más ocasiones cuando es necesario que la gente común y desconocida, poseedora del
mismo valor, defienda la verdad con igual valentía. A lo largo de la historia ha habido
muchas ocasiones cuando los Rosacruces han puesto a prueba el valor de sus convicciones.
Robert Ingersoll, un personaje controversial, dijo una vez: "Es en verdad afortunado que en
cada época alguien haya tenido la personalidad y el valor suficientes para defender sus
propias convicciones, alguien que tuvo la grandeza de expresar su opinión".
Debemos ser honestos con nosotros mismos reflexionando en si defendemos la verdad por
sí misma y no por nuestra propia vanidad. Debemos estar seguros de que la verdad, tal
como la entendemos, beneficia a todos. Una vez convencidos de ello tenemos que estar
dispuestos a defenderla y apoyarla a toda costa, incluso a costa del sacrificio personal.
Es también muy importante tener el valor de defender nuestras convicciones en nuestros
Organismos Afiliados. Cada uno es un grupo fraternal donde los Fratres y las Sorores deben
dedicarse a buscar más verdad en cooperación mutua. Cada miembro Rosacruz disfruta la
guía de las monografías que estudia en su hogar: con esa base común, el Organismo Afiliado
proporciona la oportunidad de buscar la verdad de manera colectiva y en beneficio de
todos.
Dado que todas las personas son diferentes, con toda seguridad se manifestarán de vez en
cuando ciertas diferencias de opinión: esto es normal. Es entonces cuando llega la prueba
de la sinceridad individual en su dedicación a la verdad. Cada uno debe defender sus
propias convicciones puesto que es un mensajero de la verdad, pero nadie debe ser tan
obstinado en sus propias ideas como para oponerse a tomar en cuenta otros puntos de
vista. En tal caso estará apoyando sólo su propio ego y su vanidad, y tiene a la verdad en un
lugar secundario.
Si buscamos la verdad más que cualquiera otra cosa, defenderemos nuestras propias
convicciones sólo hasta el punto donde predominen sobre otros puntos de vista. Cuando al
compartir nuestras ideas con otros recibimos un destello de más Luz y más verdad,
debemos estar agradecidos por habérsenos brindado esta oportunidad para crecer; luego
estamos obligados a defender nuestras convicciones aún con mayor firmeza.
No podemos hacer nada mejor que citar unas líneas de nuestro preciado libro, En Vos
Confío: "La verdadera sabiduría presume menos que la ignorancia. El sabio duda muchas
veces y cambia sus ideas; el tonto es obstinado y no duda; él conoce todas las cosas, menos
su propia ignorancia".
Por lo tanto, busquemos la verdad y todo lo que es bueno. Tengamos cuidado de
convencernos de que estamos buscando la verdad y, cuando estemos seguros de que la
poseemos y deseamos sinceramente compartirla con nuestros semejantes, defendamos
valientemente el valor de nuestras convicciones.
Descargar