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vida&artes
Suiza pide perdón
O.J.D.: 358122
E.G.M.: 2022000
Fecha:
04/10/2010
por encarcelar a
Sección: GENTE
chicos hasta 1981
Páginas: 26,27
Tarifa (€): 45509
Mientras que la reconstrucción del esqueleto y del sistema muscular es muy fiable, el color de los dinosaurios es pura suposición / r. martín
¿Cuánta ciencia y cuánto arte?
La paleontología necesita ilustrar los hallazgos de fósiles reconstruyendo el aspecto
de animales extintos P Se busca la fidelidad, pero hay sitio para la imaginación
CARLOS CARABAÑA
El taquillazo de 1993 Parque Jurásico representó una novedad
respecto al cine de dinosaurios.
Por primera vez, se alejaba del
mito del monstruo y el director,
Steven Spielberg, asesorado por
el paleontólogo Jack Horner, intentó reflejarlos como animales.
Tiranosaurio Rex, neandertal, el
hombre de Atapuerca… seres extintos hace miles de años pero
vivos dentro del imaginario colectivo gracias a películas, documentales y dibujos. Los científicos utilizan reconstrucciones para ilustrar descubrimientos que,
de otro modo, serían la fotografía de unos huesos fosilizados.
Su fidelidad a la realidad pretérita depende de la cantidad de
información que puedan aportar los científicos y donde el pasado calla, entra la habilidad de
unos especialistas que combinan el saber paleontológico con
el artístico: los paleoilustradores. Si en un futuro remoto hallasen los huesos de un pato y encargasen una reconstrucción, el
resultado ¿se parecería al animal real, no al famoso Donald?
¿Cuánto hay de rigor científico y
cuánto de creatividad artística?
Raúl Martín es el responsable
del aspecto de Pepito, el Concavenator corcovatus, un lagarto terrible bípedo y jorobado de seis metros de largo, con protoplumas y
pies pequeños que vivió en la sierra de Cuenca hace 125 millones
de años. Como material de partida contó con una reproducción
del esqueleto, completada con la
medida exacta de las proporciones de cada segmento e indicaciones sobre detalles importantes como los pequeños bultos del
hueso del antebrazo, similares a
los que sirven de punto de inserción para las plumas remeras en
las aves actuales.
“Según el conocimiento del li-
Las referencias para
los dinosaurios son
aves terrestres y
diversos reptiles
Los dibujantes
deben combinar la
creatividad con los
conocimientos
naje [grupo de dinosaurios] que
se trate, es necesario tener alrededor del 80% del esqueleto para
una hipótesis de reconstrucción”, explica José Luis Sanz,
uno de los tres descubridores de
Pepito, “que sea congruente con
las relaciones espaciales y topográficas entre los huesos desde
un punto de vista anatómico”.
La segunda parte son los múscu-
los y tendones. “Usé como referencia aves-dinosaurios especializados-terrestres como el avestruz o el emú y reptiles como
cocodrilos o iguanas”, cuenta
Martín. “Fue relativamente sencillo, ya que está muy bien conservado y articulado”. La piel, si
no se encuentra junto a los huesos ningún resto, se le supone
una del mismo linaje.
“Hasta aquí lo racional”, puntualiza Sanz, “el color es pura suposición, no tenemos ni idea”.
La única indicación cromática
que recibió Martín para reconstruir Pepito fue que joroba y cabeza se distinguieran del resto
del animal. Pese a desconocer
las funciones de la chepa del reptil, los científicos suponen que,
como en los animales actuales,
una de ellas sería la exhibición.
“Podría tener colores llamativos
para atraer la atención de las
hembras o asustar a otro macho”, explica Martín.
Frente al esqueleto excepcionalmente completo del Concavenator corcovatus, la mayoría de
los restos fósiles son parciales.
Mauricio Antón, el único español ganador del premio internacional de paleoilustración Lanzendorf, explica la reconstrucción del Chico de la Gran Dolina,
un Homo antecessor de hace cerca de 800.000 años hallado en el
yacimiento burgalés de Atapuerca. Como refleja Antón en su libro El secreto de los fósiles, la metodología básica es la misma que
hace ya más de un siglo usaba el
maestro estadounidense Charles
Knight (1874-1953). Estudiar los
huesos del ser desaparecido y
compararlos con especies actuales emparentadas hasta reconocer las principales zonas de inserción de las masas musculares
para reconstruir, desde dentro
hacia afuera, el volumen del animal hasta llegar a su contorno
externo.
LA RECONSTRUCCIÓN DEL DINOSAURIO ‘PEPITO’
EL ESQUELETO
La joroba del Concavenator
corcovatus está formada por dos
espinas dorsales muy largas en
las dos últimas vértebras de la
espalda. / raúl martín
1
E El
Concavenator corcovatus, de seis metros de largo, con
unas pequeñas protoplumas y pies pequeños, es un dinosaurio
que vivió en la sierra de Cuenca hace 125 millones de años.
Primero se hizo una reproducción del esqueleto con la
proporción exacta de cada segmento.
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profesor,
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Las colecciones
privadas, estrellas
en los museos
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Este sistema no está exento
de errores. La imagen clásica de
los neandertales como homínidos encorvados, con la cabeza
hundida entre los hombros y las
piernas arqueadas se debe a la
reconstrucción del paleontólogo
francés Marcelin Boule en 1913
de un esqueleto hallado en La
Chapelle-aux-Saints (Francia).
La recreación es muy precisa
pero los huesos pertenecían a un
anciano aquejado de patologías
óseas, por lo que no se le puede
considerar representativo de un
individuo sano de la misma especie. El consenso actual es que tenían más masa muscular que los
humanos, con una talla media ligeramente menor (1,7 metros para machos y 1,6 en las hembras)
y con extremidades proporcionalmente más cortas. El rostro
con el que suele retratárseles es,
a entender de Antón, veraz. “La
morfología del cráneo no deja
dudas respecto a estos rasgos”.
Otros fallos resultan más cómicos, como el cometido por el
retratista estadounidense Charles Wilson Pelae (1741-1827) al
poner los enormes colmillos de
un mamut americano en las orbitas oculares.
Antón disponía del frontal y
el maxilar pertenecientes al mismo individuo y un fragmento de
mandíbula de otro joven Homo
antecessor. Con conocimiento sobre las relaciones geométricas y
proporcionales de los cráneos de
humanos, simios y otros homínidos extintos, Antón cruzó las líneas de los huesos para minimizar los errores y trabajó con las
referencias de homos emparentados evolutivamente con el Chico de la Gran Dolina como el Homo erectus o el Homo ergaster,
hasta lograr la suposición razonada del cráneo.
Sobre esta base comienza la
labor de situar los músculos y
tendones. “Los más profundos,
de inserción tendinosa y carnosa
que modifican la geometría del
cráneo, son los más fiables”, explica Antón, “los superficiales,
como los de la expresión, son pura inferencia y supones que se
insertarían de la misma manera
que en nosotros y los grandes
simios”. Las alas de la nariz se
marcan con un porcentaje de la
apertura nasal que es común tanto en simios como en humanos.
Antón obtiene estos conocimientos consultando a científi-
La máquina
del tiempo
ANÁLISIS
Juan Luis Arsuaga
Reconstrucción en tres dimensiones del cráneo de un Homo antecessor a partir de restos. / m. antón
cos. “No basta con uno” puntualiza, “el grado de especialización
es muy alto y el que más sabe de
la anatomía craneal de los homínidos primitivos no domina el
campo de la locomoción y del
resto del esqueleto”. Las lagunas
las resuelve gracias al anatomista de la universidad de Valladolid Juan Francisco Pastor, que le
avisa cuando va a diseccionar un
espécimen del interés de Antón,
como un gran simio o un león.
Una de sus obsesiones son los
felinos dientes de sable.
En la parte más superficial,
como piel o pelo, “hay que buscar el razonamiento funcionalista en relación con lo que suponemos de la meteorología de la época, la locomoción del homínido y
su postura corporal…”. La teoría
en boga es que al convertirse los
homo en bípedos, se conserva el
pelo en la cabeza que es lo que
queda expuesto al sol y en el resto del cuerpo se vuelve más importante el intercambio térmico
a través del sudor. “Son especulaciones razonadas, con una base
menos tangible y en las que estás supeditado a la hipótesis más
de moda”, reflexiona.
“Uno de los retos del futuro
es saber cómo diablos se movían
estos seres”, afirma Sanz, “y una
de las técnicas para comprobarlo es la animación en tres dimensiones”. Antón lleva explorando
cuatro años este camino junto al
animador Juan Pérez-Fajardo,
de la empresa The Fly Factory.
“Al principio, él ponía los conocimientos y yo el trabajo”, explica
La animación en
tres dimensiones
permite reconstruir
cómo se movían
Un paleoilustrador
debe ser capaz de
dar a su trabajo
un aspecto vivo
Pérez-Fajardo, “pero ahora él ya
hace los modelados por ordenador de los personajes y yo me
encargo de animarlos”. Su trabajo combinado hace posible ver a
mamuts y dientes de sable interactuando en el lago asturiano
de Covadonga.
Sanz aclara la capacidad más
intangible de un paleoilustrador.
“Nadie ha visto nunca a estos se-
res, pero Martín y Antón”, comenta, “son capaces de insuflarles la chispa de la vida”.
Esta vitalidad se ve en la reconstrucción realizada por Antón de los 32 preneandertales de
la Sima de los Huesos, también
en Atapuerca. Una foto de familia de hace más de 350.000 años,
de la que conocen el número de
miembros gracias a encontrar
32 fragmentos del mismo hueso,
algunos de niños y otros con rasgos menos pronunciados, que se
suponen de hembras. El cráneo
número 5, el primero completo
de un Homo heidelbergensis, le
dio a Antón en 1995 un canon
con el que trabajar. A este individuo ideal se le bautizó Miguelón
en honor al ciclista Miguel Indurain, entonces en la cima de su
carrera.
Algunos de los personajes portan lanzas de madera, un complemento que se pudo incorporar después del hallazgo anterior en Alemania de ocho astas
conservadas milagrosamente,
ya que la madera no fosiliza. “Antes teníamos una serie de herramientas de piedra con restos de
haber afilado troncos de árboles,
evidencias circunstanciales”, y
bromea Antón, “pero claro, con
esas no ganas un juicio”.
El propósito de la paleontología es construir una máquina
del tiempo. Se cuenta para ello
con dos poderosos instrumentos. Uno es ver lo que pasa hoy.
A esta herramienta se le da el
nombre de actualismo. La otra
palanca es, obviamente, el registro fósil. La Tierra guarda
memoria.
El primer paso es imaginar
el aspecto que tenían las especies extinguidas. También sus
posturas y movimientos, su biomecánica. Luego, hay que situarlas en su ambiente, en su
ecosistema, en su grupo social.
Se trata de representar escenas, de devolver aquellos seres
a la vida que tuvieron.
Las representaciones artísticas tienen detrás mucha teoría, mucha investigación, y por
eso han ido cambiando con el
progreso científico. Un paleoantropólogo antiguo dedujo de
un célebre esqueleto neandertal que sus rodillas estaban
flexionadas, su cuello inclinado hacia adelante, su aspecto
general, bestial… y de paso que
eran bastante estúpidos y “moralmente inferiores”. El esqueleto en cuestión era patológico
y hoy nos imaginamos a los
neandertales erguidos, nobles
e inteligentes.
Los prejuicios sociales de
cada momento también pesan
lo suyo. Las estampas paleolíticas recreaban luchas heroicas de orgullosos cazadores
luchando con animales feroces. Ocurrió sin duda así muchas veces, pero también existieron ocasiones en las que
los cazadores volvían con las
manos vacías y se precipitaban sobre los frutos o los animales pequeños que habían
conseguido las mujeres del
grupo.
Juan Luis Arsuaga es catedrático
de la Universidad complutense de
Madrid y director del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos
del Instituto de Salud Carlos III.
MÚSCULOS, TENDONES Y PIEL
EL COLOR DEL ANIMAL
E Los
E El
expertos utlizaron como referencia aves-dinosaurios
como el avestruz o el emú y reptiles como cocodrilos o
iguanas. La piel, si no se encuentra junto a los huesos ningún
resto, se le supone una del mismo linaje y así la dibujarán los
especialistas.
2
20 años de ‘Hablar
Fecha:
04/10/2010
por hablar’, con
Sección: GENTE
sus presentadoras
Páginas: 26,27
color del animal ya es una suposición. Para reconstruir a
Pepito, los científicos indicaron que la joroba y la cabeza se
distinguieran del resto del animal. Pese a desconocer las
funciones de la chepa del reptil, suponen que, como en los
animales actuales, una de ellas sería la exhibición.
INVESTIGACION CIENTIFICA Y TECNICA, SECTOR
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