(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2007; 54: 69-72) EDITORIAL Industria farmacéutica y ética médica El debate sobre las relaciones entre la industria farmacéutica y los médicos se ha reabierto tras la reciente denuncia de la influencia de una compañía farmacéutica en la génesis y difusión de unas guías clínicas para el manejo de la sepsis1. Las guías favorecen el uso de su producto (la proteína C activada humana recombinante) sin tener en cuenta información nueva relevante sobre sus efectos secundarios (riesgo hemorrágico). Los autores de la denuncia proponen una reglamentación que prohiba la financiación directa o indirecta de la industria en el desarrollo de estándares de práctica médica. A la espera de la respuesta de los científicos denunciados y siendo criticable la excesiva visibilidad de la empresa farmacéutica implicada, conviene elevar la mirada sobre este ejemplo concreto y considerar las implicaciones éticas de nuestras relaciones con la industria farmacéutica. Actuación de la industria farmacéutica La influencia de la industria farmacéutica en la práctica médica es una realidad innegable. Esta relación incluye aspectos beneficiosos y deseables, como el desarrollo de nuevos medicamentos o las ayudas a la investigación y a la formación médica continuada, junto con aspectos indeseables, como por ejemplo, la posibilidad de anteponer intereses comerciales al beneficio de los pacientes2. La mayor parte de la innovación terapéutica surge en la actualidad de la industria farmacéutica. A pesar del alto coste de la producción de nuevos fármacos (300-600 millones de dólares) y de su comercialización (hasta un tercio del presupuesto de la empresa), las farmacéuticas son unas de las mayores compañías y con más beneficios del mundo. El objetivo de las empresas de maximizar el beneficio de sus inversores, contrasta con el altruismo esperable en los profesionales sanitarios que deben poner siempre en primer lugar los intereses de los enfermos3-5. Un porcentaje elevado de la financiación de la investigación médica (70% en EEUU) recae también sobre la industria. Los estudios sobre eficacia y seguridad de nuevos fármacos serían imposibles sin una cooperación estrecha entre investigadores clínicos y la industria. En España además la financiación de la formación médica continuada recae principalmente sobre la industria farmacéutica. Esto es debido a la escasez de recursos que dedica la administración sanitaria a la formación de sus profesionales y a los salarios menores, comparados con otros países de la Unión Europea. Esta situación hace prácticamente inviable la formación médica continuada sin la ayuda de la industria, lo que es considerado como indeseable6. Riesgos de la relación con la industria La relación de los médicos con la industria tiene lugar principalmente por la promoción de los productos farma7 céuticos (material informativo, muestras gratuitas, regalos, pago de actividades de formación médica continuada) y por la financiación de la investigación2,7. Esta relación no está exenta de riesgos para los profesionales sanitarios ya que las prácticas comerciales farmacéuticas pueden influir de forma inapropiada en sus decisiones. El riesgo principal es que el bien del enfermo deje de ser la única prioridad del médico. La relación con la industria produce una dualidad de intereses que pueden entrar en conflicto cuando conllevan obligaciones que compiten entre sí, dividiendo las lealtades del médico y posibilitando anteponer intereses distintos al bien del paciente. Tenemos numerosos datos de la realidad de los problemas asociados a esa relación: aunque negado con frecuencia por los médicos, sabemos que el esfuerzo de promoción de fármacos produce cambios en el comportamiento profesional, aumentando la prescripción de medicamentos y su uso indebido3,4,8. Por ello la industria farmacéutica continúa manteniendo a los visitadores médicos y recurriendo a las prácticas de propaganda, regalos, viajes, actividades de formación médica continuada y financiación de reuniones de promoción y congresos. Algunas de estas actuaciones pueden ser incompatibles con la deontología médica, cuando pretendieran recibir contraprestaciones o incentivos, directos o indirectos, por la prescripción de un medicamento o la compra o utilización de un producto sanitario9. La mala actuación de unos pocos puede causar un daño a todos, minando la confianza pública en la actuación profesional de los médicos. La entrega de regalos es quizás la parte más problemática y criticada de la actuación de la industria farmacéutica. Aunque hay regalos universalmente considerados como inaceptables (dinero en efectivo, regalos condicionados, regalos no asociados a la educación o práctica médica), no hay acuerdo respecto a regalos de pequeña cuantía o a la financiación de la formación médica continuada. La crítica principal contra los regalos es que influyen sobre las decisiones de los médicos, crean una sensación de deuda consciente o subconsciente, erosionan la confianza de los pacientes y encarecen el precio de los productos5,10,11. Se argumenta que igual que no aceptaríamos la recepción de regalos por parte de jueces, periodistas, banqueros, jefes de compras, etc, porque pondría en tela de juicio la independencia en su actuación, tampoco debemos aceptarlo en los profesionales sanitarios. Los potenciales efectos beneficiosos de ese rechazo serían el aumento de la confianza pública en la independencia de los médicos, la reducción de gastos de las empresas farmacéuticas, que debería repercutir en una disminución de los costos de los productos para los pacientes, y una evaluación comparativa no sesgada de los beneficios de un nuevo producto. La implicación de la industria farmacéutica en la educación médica es otro de los campos que pueden generar conflictos de intereses, por lo que se recomienda una estricta separación. Esta separación se considera imprescindible 69 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 54, Núm. 2, 2007 para lograr una formación crítica, no sesgada y basada exclusivamente en la evidencia científica mejor y más amplia, sin lazos o compromisos con la industria. Esta independencia es tanto más importante cuando afecta a la redacción de guías de práctica clínica que influyen directamente en la atención de los pacientes1,7. Otro aspecto potencialmente problemático es la financiación de la investigación por la industria y su influencia sobre las publicaciones. Existe un riesgo de distorsionar la evidencia científica y de crear un obstáculo a la evaluación independiente de los datos2,12. Aunque la colaboración entre los médicos y las empresas farmacéuticas ha producido numerosos avances en la práctica clínica, no se pueden negar algunos efectos problemáticos, tales como la introducción de sesgos, la no publicación o principalmente el retraso en la publicación de resultados negativos, la ocultación de efectos desfavorables, la finalización precoz de estudios o la redacción de las publicaciones por la propia empresa2,7,13,14. La experiencia de lo sucedido con los antiinflamatorios inhibidores de la COX-2, que fueron comercializados y promovidos a pesar del conocimiento de sus riesgos y de no aportar un beneficio claro adicional, es un ejemplo negativo esclarecedor de esta problemática7. en que se detalla la prohibición de incentivar la prescripción, el valor máximo de los obsequios (que además siempre deben tener interés profesional), la racionalidad y coste de la hospitalidad (que no se debe extender a otras personas distintas de los profesionales sanitarios), y la publicidad del patrocinio por la industria de reuniones y congresos, entre otros elementos de control24. La industria farmacéutica ha creado además una comisión deontológica propia encargada de estudiar los conflictos generados por la actuación de las empresas. También los médicos, a través de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios de Médicos de España, han regulado cuáles son las características éticas de la relación profesional del médico con la industria farmacéutica y las empresas sanitarias9. Sumado a ese esfuerzo colectivo existen instituciones privadas que han desarrollado guías locales para implementar esas medidas e incluso superarlas11. El objetivo es alcanzar unos estándares mayores en el rigor e integridad de la relación, preservando su respetabilidad y confianza pública, y también lograr un uso de los fármacos basado en la evidencia científica y no en la presión comercial. Soluciones y recomendaciones Límites a la relación médico-industria Con objeto de evitar la influencia indebida de la industria farmacéutica en la práctica médica se han desarrollado reglamentaciones y recomendaciones, plasmadas en guías de actuación15-20. El principal motivo para que los médicos estemos interesados en la producción de guías de actuación respecto a la industria es que una relación inapropiada puede corromper la integridad de los profesionales y socavar la confianza de los pacientes y de la sociedad en nuestra autoridad e independencia profesional4. Los esfuerzos para poner freno a una relación indebida han partido tanto de la clase médica como de la industria farmacéutica20. Distintas sociedades científicas y organizaciones profesionales han redactado sus recomendaciones en distintos países15-17,20; también las revistas médicas han instaurado mecanismos de control18 y la propia industria farmacéutica se ha implicado en ese esfuerzo19,20. Sin embargo el árbitro último de la naturaleza, extensión y consecuencias de las interacciones entre las compañías farmacéuticas y los médicos, debe ser la propia profesión médica ya que la industria siempre pretenderá, dentro del marco legal, vender más sus productos21. En España existe una legislación que detalla los límites y el valor de los obsequios y la hospitalidad que un médico puede aceptar (Real Decreto 1416/1994, de 25 de junio, por el que se regula la publicidad de los medicamentos de uso humano)22. La ley es estricta en sus limitaciones pero se echan en falta las disposiciones necesarias para impedir la permisividad en su aplicación. Aunque los límites legales son mecanismos reguladores necesarios, es dudoso que la influencia sobre el comportamiento dependa principalmente de la cuantía de los regalos23. La propia industria farmacéutica ha regulado también su propia actuación, a través de un código de buenas prácticas, 70 No hay soluciones fáciles a estos problemas pero es necesario afrontarlos tanto a nivel personal como institucional. No podemos olvidar que la ejemplaridad del médico es un valor moral muy relevante para fundamentar la confianza en la relación clínica y el respeto social hacia la profesión médica9. Por ello hemos de ser exquisitos en el modo como nos comportamos con la industria farmacéutica para evitar una corrupción, incluso inconsciente, de esa relación. Un primer paso es la necesaria formación ética de todos los profesionales médicos, comenzando desde la Facultad de Medicina y profundizando especialmente con los residentes durante su formación médica especializada de forma que entiendan los conflictos potenciales, el riesgo de sesgos al aceptar regalos y la responsabilidad ética de su actuación con las empresas farmacéuticas8. El conocimiento de las recomendaciones y de las guías de interacción con la industria es imprescindible9,16,19,22,24. El siguiente paso necesario es una mayor apertura y transparencia en el conocimiento de la contribución de la industria farmacéutica a los profesionales médicos, de forma que se declare y aclare, si fuera necesario, cualquier dualidad que pudiera generar conflicto de intereses. Sería recomendable la realización de registros de colaboraciones y declaraciones voluntarias de intereses para promover esa transparencia que es un criterio ético fundamental en las relaciones con la industria9. Cada institución u organización debería disponer de guías de actuación, desarrolladas a nivel local, junto con mecanismos de control y de resolución de conflictos18. Esas recomendaciones o guías de actuación deberían facilitar una relación amigable entre la industria y los profesionales, al mismo tiempo que establecen mecanismos de control y barreras a la corrupción. El objetivo es lograr una independencia respecto 8 P. MONEDERO – Industria farmacéutica y ética médica a la industria. Independencia que es especialmente relevante y debería ser obligatoria en los responsables de la toma de decisiones, como jefes de compras, directores de farmacia, jefes de servicio, jefes clínicos, y miembros de comisiones (de farmacia, de investigación, etc.)25. En relación con la participación de la industria en los congresos médicos es también necesario que se declare de forma completa su implicación financiera. Hay que garantizar la independencia de los contenidos de los programas de reuniones o congresos a través de la total separación del comité científico (que actúa de forma independiente en la confección del programa científico) y del comité organizador (que negocia con la industria)6. Se deben diferenciar claramente aquellos actos dedicados a la información promocional de un producto. Es necesario también exigir a los ponentes la declaración de dualidades de intereses en la exposición de los temas. Los médicos que participan en investigación patrocinadas por la industria deben diferenciar las investigaciones internas, realizadas por empleados de la empresa, de las públicas. Una investigación interna es aquella en que los resultados de la investigación son propiedad de la empresa patrocinadora. Si uno participa en una investigación nointerna debe asegurar la propiedad de los datos, para tener derecho a publicar los resultados incluso si fueran desfavorables al producto, y dar prioridad a su publicación en revistas con revisión-por-pares. Es también su responsabilidad separar la información proveniente de estudios no controlados y no extrapolar los resultados a indicaciones que van más allá del estudio. Puede ser de gran ayuda que la financiación a la investigación se realice a través de los cauces y estructura económica de la institución investigadora de forma que se separe el dinero de la industria, de la persona del investigador. En la publicación de los resultados de la investigación se declarará siempre la participación de la industria por la dualidad de intereses. Mostrar cualquier potencial conflicto de intereses no quita mérito al trabajo y sirve para no esconder posibles sesgos intelectuales que, pudiendo existir en el diseño y análisis de los resultados, convertirían la ciencia objetiva en promoción sesgada. A nivel personal cada profesional es responsable de alcanzar un alto nivel ético. Para ello numerosos médicos abogan por una estricta separación con la industria farmacéutica, negándose a recibir ningún regalo, o limitándolos a aquellos que sirven a la práctica profesional o que ayudan a los pacientes4,5,8,10,11,23. Este principio general, aunque es el modo más seguro de actuar, puede parecer a algunos poco realista en las circunstancias españolas. Sin embargo, conviene realizar un esfuerzo de separación y siempre cuando la relación se corrompe: hay que rechazar en toda circunstancia cualquier regalo que conlleve una respuesta, tal como solicitud de prescripción o de introducción en formulario o de consultas o publicaciones posteriores. Las relaciones con los representantes de la industria farmacéutica deben estar presididas por el respeto profesional, la cortesía y la utilidad para los pacientes. Además de atenerse a lo establecido por la legislación local y general, “el médico procurará mantener una actitud de elegancia y sobriedad ante las atenciones comerciales, y evitará con 9 TABLA 1 Recomendaciones para una relación adecuada con la industria farmacéutica 1. Procurar una formación ética de todos los profesionales sanitarios y un conocimiento de la legislación vigente. 2. Elaborar guías de actuación para responsables de la toma de decisiones. 3. Asegurarse la propiedad de los datos, para su publicación, en la investigación financiada por la industria. 4. Establecer la completa independencia del comité científico y del comité organizador de cursos y congresos de formación médica continuada. 5. Declarar cualquier dualidad de intereses en conferencias y en publicaciones. 6. Negarse a recibir regalos de la industria o limitarlos a aquellos que sirven a la práctica profesional o que ayudan a los pacientes. 7. Mantener una actitud de elegancia y sobriedad ante las atenciones comerciales. 8. Evitar con prudencia cualquier signo de ostentación publicitaria ante los pacientes. 9. Lograr una financiación indirecta de la formación médica continuada para evitar el sentido de deuda directa. prudencia cualquier signo de ostentación publicitaria ante los pacientes”9. Para la evaluación de nuevos productos es necesario recurrir no sólo a la información que proveen los representantes sino acudir a publicaciones revisadas-por-pares. Idealmente la promoción debería hacerse con la difusión de datos sólidos existentes en las revistas de la especialidad, evitando regalos y otros gastos promocionales. Para lograr la necesaria independencia personal respecto a la industria, hay que evitar el sentido de deuda directa. Para ello convendría facilitar siempre una financiación indirecta de la formación médica continuada, de forma que se realizara como ayuda no personal. Esa ayuda se puede encauzar a través del departamento, que es quien la asigna, o a través de la entidad organizadora, que ofrece formación gratuita o a bajo precio. Esa financiación debería realizarse con transparencia, a través de becas no personales, que idealmente quedará recogida en forma de contratos firmados y públicos. Lograr que la financiación de la industria sea lo más indirecta posible facilita mucho la actuación ética e independiente de los profesionales, que no se sienten deudores u obligados a futuros favores. En resumen, es tarea de todos que los valores de la ciencia y de la medicina prevalezcan sobre los imperativos comerciales, de forma que el bien del paciente sea siempre prioritario. Para ello cualquier beneficio recibido por un profesional debe permitir su juicio independiente, en beneficio del paciente, por lo que se requiere una transparencia y apertura cada vez mayor, y una financiación indirecta, para que el médico no se sienta nunca deudor directo de la industria (Tabla 1). Agradecimientos A los profesores Dra. María Pilar León Sanz, Departamento de Humanidades Biomédicas, y Dr. Alfredo Cruz 71 Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 54, Núm. 2, 2007 Prados, Departamento de Filosofía, ambos de la Universidad de Navarra, por su revisión, y sugerencias de mejora, del manuscrito. P. Monedero Departamento de Anestesiología y Reanimación. Clínica Universitaria de Navarra. Facultad de Medicina. Universidad de Navarra. BIBLIOGRAFÍA 1. Eichacker PQ, Natanson C, Danner RL. Surviving sepsis-practice guidelines, marketing campaigns, and Eli Lilly. N Engl J Med. 2006;355:1640-2. 2. Montaner JS, O'Shaughnessy MV, Schechter MT. 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