capítulo 1. unión hombre-mujer hombres y mujeres nos atraemos

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CAPÍTULO 1.
UNIÓN HOMBRE-MUJER
No obstante pertenecemos a una misma
especie, poseemos un manual con
especificaciones diferentes.
HOMBRES Y MUJERES NOS ATRAEMOS
MUTUAMENTE.
L
a atracción mutua entre hombre y mujer nace de una respuesta biológica,
inducida por el instinto de reproducción presente en todos los seres humanos.
El objetivo de este instinto es lograr la preservación de la especie. Desde
el punto de vista fisiológico, persigue fusionar un óvulo con un espermatozoide
y obtener lo que denominamos fecundación. La atracción sexual se percibe
como el deseo de copular y de despertar el interés sexual de potenciales parejas
reproductivas, dirigido generalmente a su opuesto sexual, para saciar el deseo. En
los animales, durante este proceso —cuando la hembra se encuentra en celo
—, los machos se guían principalmente por el sentido del olfato, acompañado de
diferentes ritos y movimientos corporales de la hembra empleados para cortejar al
macho, y él, a su vez, despliega y reluce sus mejores virtudes, como los plumajes, la
cresta, la vistosidad de su fuerza, etc. La naturaleza otorga a todos los seres vivos
diversas características para poder atraerse y reproducirse.
En los humanos esta cohesión va presentando diversas connotaciones conforme
la raza humana evoluciona; observemos que en el ser primitivo los comportamientos
entre hombre y mujer eran semejantes al de hembra-macho en los animales y, por
lo tanto, la unión de aquellos dos seres era diferente a la que actualmente vivimos,
pero esto lo veremos un poco más adelante en el presente capítulo. Retomando lo
UNION HOMBRE-MUJER
anterior y circunscribiéndonos al desarrollo de los tiempos, es importante darse
cuenta de que en los seres humanos, además de la atracción física (denominada
por algunos como “química”), se presenta también la parte sentimental, llamada
“amor”. Un ingrediente que ¡válgame Dios! maravilla o desilusiona a ambas
partes, cuyas consecuencias tienden a “complicar” la relación, pues el resto
de los seres vivientes simplemente se reproducen guiados por sus instintos.
Cuando el amor se produce de forma particular y recíproca, podemos
decir que estamos en el comienzo de una relación. La atracción se fragua
y se convierte en “amor”, gracias a las afinidades y se mantiene en virtud
de las diferencias. A continuación, veamos esto un poco más en detalle:
La especie humana tiene dos géneros: masculino y femenino; cada uno de
ellos dotado de particularidades que lo definen como tal, las cuales los diferencian
y a la vez los identifican. Estas han sido estudiadas durante siglos y siguen siendo
estudiadas actualmente, algunas de ellas llegando en muchos casos a ser claramente
establecidas. Las diferencias físicas externas son evidentes, mientras que las otras,
como las emocionales, cerebrales u hormonales y que desde hace unas cuantas
décadas atrás se han empezado a estudiar, son las que determinan las diferentes
formas de ser, pensar, de sentir y de comportarse. La doctora Brizendine2 ha
desarrollado lo que ella presenta como una rama de la psiquiatría femenina, y dice:
“Si bien genéticamente somos distintos -las mujeres tienen cromosomas sexuales
XX y los hombre, XY-, es importante recordar que todos tenemos, desde la concepción y
hasta las ocho semanas de vida fetal, circuitos cerebrales de tipo femenino. Después de la
octava semana de vida fetal, los diminutos testículos del feto masculino empiezan a liberar
enormes cantidades de testosterona con las que «impregnan» los circuitos cerebrales y los
transforman del tipo femenino al tipo masculino. De esta manera, por ejemplo, el centro
cerebral que denominamos técnicamente la zona del «impulso sexual» dobla su tamaño en
el cerebro masculino. Al nacer, todos tenemos o bien circuitos masculinos o bien circuitos
femeninos. Como el cerebro femenino no se ha visto expuesto a tanta testosterona, las
niñas nacen con circuitos femeninos en los que algunas zonas son más grandes y otras más
pequeñas que en el cerebro masculino. Creo que las mujeres percibimos el mundo de una
forma completamente distinta de como lo hacen los hombres. Si las mujeres hacen caso de
esas diferencias, entonces son capaces de tomar mejores decisiones acerca de sus vidas”.
Y el psiquiatra Luis Carlos Restrepo3 lo expresa así:
“Somos hombres y mujeres no solamente por las diferencias anatómicas o
genéticas de nuestros cuerpos. Lo somos además porque hemos aprendido a utilizar de
manera diferente los recursos del poder e integrarnos de manera diversa en las prácticas
culturales y a expresar con énfasis distintos nuestras necesidades y sentimientos”.
2
3
20
Road, Morgan Books, El cerebro femenino Broadway Books 2006, 2007.
Ética del amor Editorial San Pablo, Bogotá/Colombia,1998.
UNION HOMBRE-MUJER
Estos son algunos de los autores que han estudiado y tratado el tema, tanto
desde el punto de vista biológico como psíquico. Según lo anterior, podemos
concluir que, no obstante, pertenecemos a una misma especie, poseemos un
manual con especificaciones diferentes, sin perder de vista uno de los privilegios
más grandes que tenemos los seres humanos: cada individuo posee unas
características que lo diferencian de otro y lo hacen un ser único e irrepetible.
En los siguientes casos, observemos ejemplos que ilustran
algunas de las diferencias existentes en los comportamientos,
pensamientos y sentimientos del hombre y la mujer. Son casos de la
vida real que se presentan en la cotidianidad
de cualquier relación:
Ejemplo 1.
Cierto día, me encontraba durante un partido de fútbol, el juego se ve interrumpido por una
discusión entre jugadores y el árbitro —normal en un espectáculo de estos—. Debido a ello, los
espectadores nos pusimos de pie para observar mejor los sucesos en el campo de juego. Pasados
unos pocos minutos, un aficionado que se encontraba en las graderías bajas, empieza a gritar:
— ¿DE QUIÉN ES ESTA NIÑA? —mientras levantaba en alto a una niña de unos 3 años.
Todos los aficionados nos mirábamos unos a otros de manera desconcertada y de pronto una
señora que estaba al lado de un señor, le dice:
—Mire, ¿acaso no es esa su hija? —El señor con la mirada atenta en los jugadores ni se
enteraba, hasta que unos instantes después, pregunta:
— ¿Qué dice? —Y la mujer le pregunta de nuevo:
— ¿Acaso no es esa su hija? ¡Yo la he visto a su lado, señor! —replica ella.
— ¡Ah, sí!, ¡es la mía! — grita el padre.
Seguramente que si la madre hubiera estado con ellos, esto difícilmente
habría sucedido, pues la mujer podría ver el partido, comentarlo con la
vecina o amiga, pensar en la comida que prepararía una vez llegados a casa,
localizar los baños por si llegase a necesitarlos y estar pendiente de su hija.
Actitudes diferentes a las del hombre, el cual se concentra ciento por ciento
en una actividad, en especial si está fuera de su rutina. Esto resulta ser
positivo cuando trabaja en asuntos que requieren abstracción y concentración.
Ejemplo2.
Un individuo les comentaba a sus amigos en una reunión social:
—No puedo entender las preguntas que mi mujer hace; imagínense que un día, llegué a casa
y le comenté que me había encontrado con Marcela y Felipe en la calle y que ellos estaban
en la acera de enfrente y que cuando me vieron, cruzaron corriendo la avenida y entonces
Marcela (con tan mala suerte) tropezó y cayó al suelo. ¿Y saben qué preguntó mi mujer
cuando se lo conté?—¿Qué?—preguntaron los amigos — ¿Y se le vieron los “pantis”?
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UNION HOMBRE-MUJER
Esta es una constante en las conversaciones entre hombre y mujer,
tenemos formas diferentes de percibir las situaciones, en este caso su esposa
se fijaba en la vergüenza que su amiga debió pasar al caerse y la posibilidad
de que la gente hubiera visto la ropa interior de Marcela; entre tanto, él se
centraba en si ella se había hecho daño. La mujer se interesa en detalles que
para un hombre son insignificantes (aunque a veces no lo son) y difícilmente
tendría en cuenta, además se enfoca en los hechos y las soluciones.
Ejemplo 3.
Una mujer se quejaba constantemente de su esposo y una de las principales
razones era que él no la escuchaba. Un día tuve la oportunidad de hablar con los dos en
algunas de mis jornadas de orientación a parejas. Entonces ella manifestó lo siguiente:
<<Cuando él se despierta por la mañana y me dice: “Tuve un sueño…”, yo
le contesto: “Cuéntame, y ¿qué soñaste? “Demostrando interés, entonces él se
extiende y me cuenta. Pero cuando esto sucede al contrario y soy yo la que le digo:
“Tuve un sueño…”, él no dice nada y soy yo la que tengo que preguntar: “¿Quieres
que te cuente? Y él responde: “Sí, pero rápido que se nos hace tarde”>>.
Un ejemplo claro en la comunicación entre hombre y mujer es aquel
en que mientras ella siempre quiere ser escuchada, él está preocupado por
llevar a cabo su rutina (como en este caso) y cuando su mujer o algo le
sacan de la misma, él se siente desconcertado. La forma de comunicarnos
y las prioridades son diferentes y aplicando un poco esto a la intimidad, el
hombre peca de ser rutinario y simple, deja de sorprender a su compañera,
se deja envolver por la cotidianidad, olvida escucharla y reconquistarla, pasa
por alto los detalles, todos estos aspectos muy importantes para la mujer. Al
contrario, ella está pendiente de las demandas de él y de las personas que
quiere, por eso sus rutinas son flexibles, y, dependiendo de las necesidades,
ella puede pasar horas al teléfono en la madrugada, escuchando a una amiga
llorar. Por esto puede pecar de inoportuna al querer que su pareja la escuche
como otra mujer, incluso exigiéndole que la oiga en cualquier momento
y lugar, olvidándose de las obligaciones y responsabilidades de ambos.
Estas son algunas de las diferencias que nos identifican; sin embargo,
cabe anotar que existe una gran diferencia y es que el hombre busca el sexo
para encontrar el amor y la mujer busca el amor para encontrar sexo. Razón por
la cual se establecen diversas actitudes amatorias que se traducen en formas de
comportarse y sentir divergentes, causantes de muchos conflictos, no obstante
ser el primer motivo de atracción y sostén de la relación hombre-mujer.
Creando quizás la mayor contradicción y a la vez el mayor soporte de la unión.
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UNION HOMBRE-MUJER
Siempre hemos estado unidos
Recapitulemos un poco. Desde el mismo momento de la existencia del ser
humano, hombres y mujeres hemos estado unidos, en los inicios de la raza como
respuesta a los instintos naturales, nuestros antepasados tenían una prioridad
fundamental, “LA SUPERVIVENCIA”. En este orden de ideas, la comida y la
protección de la vida eran su necesidad más apremiante. El desarrollo social y marital
de los primates se encontraba próximo al mismo que presentan en la actualidad, algunas
especies de nuestra fauna. A medida que el cerebro humano fue evolucionando, las
connotaciones conyugales han ido transformándose e incorporando ingredientes
para resolver las necesidades y adaptarse a las circunstancias de cada época.
Revisemos de forma sucinta la metamorfosis que ha presentado la unión de
hombre-mujer. Según un vasto grupo de antropólogos entre 1860 y 1890, como
Morgan, Bachofen, Mclennan, dicen que el tipo de relación predominante en el
hombre primitivo era la promiscuidad, es decir que las esposas y esposos eran
afines a todos y no existía exclusividad. Pero más adelante, en 1891, Westermarck
(el cual se considera como verdad demostrada hasta el día de hoy, en History of
human marriage, pág. 51) determina la posibilidad que la unión entre hombre y
mujer era exclusiva, o sea la monogamia (la convivencia exclusiva de un hombre
con una mujer), aunque a menudo era transitoria y la regla frecuentemente violada,
era la forma típica de unión secular desde los comienzo de la raza humana.
Según este último estudio, los tipos de unión que existieron en el hombre
primitivo fueron la poliandria y la poligamia en algunas comunidades; la primera
se daba cuando una mujer convivía con varios hombres, ocasionada en su época
por la escasez de mujeres y comida. Se dice que generalmente los hombres eran de
una misma familia, normalmente hermanos, siendo el marido principal el mayor de
ellos. Esta práctica era menos frecuente que la segunda, la cual se presentaba cuando
un hombre convivía con varias mujeres. Pese a estas formas de unión, concluye
que la monogamia fue altamente practicada y continúa siendo la forma más común
de unión. Aunque algunos pueblos siguen ejerciendo la poligamia o poliginia,
practicada aún en algunas comunidades, es casi exclusiva de reyes y hombres ricos,
puesto que implica grandes costos ocuparse de la manutención de varias mujeres.
La monogamia responde a las expectativas morales y culturales
de la mayor parte de las
civilizaciones. Por la tanto, es la forma
habitual de vínculo desde tiempos remotos.
Las demás formas han
respondido más a necesidades físicas y circunstanciales del momento.
CRONOLOGÍA SOBRE EL MATRIMONIO
Como hemos visto en la unión hombre-mujer de nuestros antepasados, la
prioridad de la relación se basaba en el afán de supervivencia y conservación y del
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UNION HOMBRE-MUJER
mismo modo se definían sus roles; el hombre, por sus características de fortaleza
física, se ocupaba de las labores de caza y pesca, era el encargado de suministrar el
alimento y por esto también se hacía cargo de la defensa de la familia. La mujer, por
sus características maternas, se ocupaba de las labores de preparación de alimentos
y cuidado de los hijos. Y cuando estos se hacían mayores, de la recolección de
cosechas, lo cual da lugar posteriormente a la agricultura y el sedentarismo.
Luego de hacerse sedentario y especialmente en la cultura occidental, en el
hombre asoma la sensación de sentirse más importante; él observa, al surgir la
propiedad privada, que puede acumular, administrar y defender su recaudo. Se
percibe con mayor poder que la mujer. Da más trascendencia a sus actividades
frente a las que realiza la mujer y, en mi consideración, este es el momento que
marca uno de los puntos de inflexión determinantes en el desarrollo personal,
familiar y social de la mujer. El hombre poco a poco asume el liderazgo religioso,
político y económico, este poder absolutista le permite aplicar medidas de
represión y sometimiento hacia la mujer y por ende se hace el amo y “dueño”
de su familia. Impone la obediencia, sumisión y exclusividad de su mujer; esta
última medida le garantiza que sus hijos lleven su sangre y hereden su riqueza.
La necesidad del hombre de garantizar su descendencia, adherida al
poder conseguido, obligan a legalizar la unión entre hombre-mujer y es cuando
aparece la figura del MATRIMONIO. Su origen viene de las palabras “matrimonium”, establecida en el derecho romano que significa “derecho de la mujer
a ser madre”, se le atribuía la facultad de unirse a un hombre y tener hijos.
El matrimonio, como el origen de la palabra lo dice, era el permiso, el
derecho y el compromiso que adquiría la mujer para tener hijos de un hombre
con carácter exclusivo. Los matrimonios normalmente se realizaban por distintos
tipos de conveniencia: económica, sanguínea, religiosa o social. La decisión era
pactada entre los parientes, jueces, vecinos, o sacerdotes (aún existen culturas en
las que prevalece este tipo de matrimonios). En el seno familiar se generaba una
relación similar a la de amo-esclavo, pues el hombre se consideraba el dueño de
la familia, amparado por las leyes, la complicidad social y religiosa. La mujer
era sometida a capricho de su marido, no tenia poder de decisión, expresión
o acción y necesitaba del permiso de su esposo para prácticamente todo. En
muchos casos no le estaba permitido sentir, ni sexual, ni sentimentalmente, era
una regla social y religiosa y por lo tanto tales manifestaciones eran repudiadas.
Muchos
hombres consideraban su esposa como una fábrica de bebés.
Cuando surge el romanticismo, aflora alguna tendencia de cambio en la
relación hombre-mujer, especialmente en nuestra cultura occidental. Fue
entonces hasta finales del siglo XVIII, cuando esto se empieza a vislumbrar. El
romanticismo es el despertar a la sensibilidad y por ende de los sentimientos,
contrario al racionalismo imperante en la época. Esta corriente se inicia
en Alemania e Inglaterra y se extendió al resto del mundo hasta finales de
siglo, luego se puede decir que realmente surgió un cambio importante en el
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UNION HOMBRE-MUJER
siglo XIX. El aporte relevante radica en la incorporación de un ingrediente
intangible llamado “AMOR”, que viene a desplazar el matrimonio por
conveniencia mas no a extinguirlo (pues aún se siguen realizando), y fue así
como a largo plazo se instauró el amor como base y cimiento del matrimonio.
Pese al reconocimiento del amor como base de la unión, prevaleció la
dominación del hombre. La mujer continuó sometida y desempeñando el mismo
papel. El hombre prosiguió con su protagonismo, era el jefe del hogar. En el pasado
reciente tenemos vestigios de esta jerarquía, tanto en nuestros abuelos como en
nuestros padres.—Recuerdo que cuando era niña, mi padre gozaba de muchos
privilegios, en especial cuando se trataba de escasez de comida, él era el primero que
comía y tenía el trozo de carne más grande (hoy en día todavía protesta porque se
le sirve primero a los niños que a él). Cuando llegaba a casa, debíamos permanecer
en silencio, pues le molestaba mucho el ruido, casi que teníamos que desparecer de
su vista para evitar su cólera. Repaso ese miedo y la distancia que existía con él, su
sola presencia infundía temor. Vienen a mi memoria muchas tardes en las que tuve
que esconderme cuando él regresaba de su trabajo, metida en el armario o debajo de
la cama, temblando de miedo al escucharlo entrar y gritar en tono amenazante y con
rabia. El menor motivo era el detonante para recibir una bronca o una paliza—. Razón
por la cual muchos hijos de estas generaciones (nacidos en los años 50, 60 y 70’s)
hemos generado grandes ingresos a psicólogos, terapeutas, religiosos y similares
tratando de superar estos miedos y conflictos. Gracias afortunadamente a que ahora
existe esta variedad de ayudas surgidas lógicamente de la misma evolución humana.
El padre en la mayoría de estas familias era un dictador y a pesar de encontrarnos
en un régimen democrático, en la intimidad de los hogares, todavía prevalecía
el feudalismo. Lo que quiero resaltar es que la relación predominante en estos
matrimonios que corresponden a nuestra historia reciente y algunos en la actualidad,
era(es) más de padre-hija mayor. La relación era(es) similar a la de jefe-empleada,
aunque existía mas respeto a las necesidades de la mujer ya que estaba de por medio
el sentimiento de amor por ella y en algunas culturas la influencia de la “liberación
femenina” de la cual hablaremos a continuación, empero todavía prevalecía la voluntad
del hombre. Ella continuaba sometida en una unión unilateral, rigurosa e impositiva.
En un pasado reciente aparece otro punto de inflexión importante para
la historia de la mujer y por ende para la unión hombre-mujer; se trata del
surgimiento de la llamada “Liberación Femenina”, gesta que surge gracias a la
revolución industrial y los conflictos armados que hicieron que los hombres se
desplazaran a la guerra y escaseara la mano de obra. Los industriales se vieron
abocados a contratar mano de obra femenina y las mujeres tuvieron la necesidad
de trabajar fuera de casa para poder sostener a sus familias. La incorporación al
trabajo genera que la mujer tenga que emprender modificaciones en su rol de vida.
Empieza por los cambios físicos, como cortarse el cabello, usar pantalón, estudiar,
etc., que posteriormente le dan el valor para empezar a luchar por sus derechos
y libertades. Aparte de la incorporación laboral, la lucha feminista también se
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UNION HOMBRE-MUJER
centra en el descubrimiento de la sensibilidad sexual en la mujer y el control de
natalidad que igualmente genera cambios considerables en la familia, en cuanto a
las jerarquías y las funciones. Este movimiento que se origina a finales del siglo
XIX y principio del XX, es únicamente el comienzo de la transformación, ya
que el fenómeno posguerra generó que en los años 50 se restableciera el modelo
ama de casa por completo y hombre proveedor, que detuvo este movimiento.
Una segunda oleada se presentó después de 1960, en esta época es donde tuvo
los efectos más considerables. A partir de este momento, la mujer empieza a hacer
valer sus derechos e inicia la liberación de la opresión masculina. Se vislumbra
que algunos hombres empiezan a compartir las labores domésticas y participan
con la mujer en la formación de los hijos y la mujer inicia su carrera laboral y
participa en las funciones de sustento con el hombre, acceden a cargos de poder en
las instancias políticas, económicas, culturales y sociales. En la actualidad es normal
observar las mujeres estudiando, trabajando y desarrollándose profesionalmente.
Estos han sido pasos importantes en la carrera de paridad de sexos. Sin
embargo, ¿qué sucede en el interior de la unión hombre-mujer? ¿Qué pasa con
el matrimonio? ¿Cómo es su intimidad, su comunicación, su proyección social,
etc.? Los tiempos han cambiado y el viejo concepto, ¿se adapta a los nuevos?
Pues bien, está claro que vivimos tiempos de transición entre el matrimonio por
amor y la pareja y por consiguiente una lógica anarquía. En las últimas décadas
ha surgido este último término que comparece a esta metamorfosis de la unión
hombre-mujer y aunque legalmente se sigue denominado matrimonio, el concepto
“pareja” parece ajustarse a las circunstancias que nos embeben. Como su nombre
lo indica, viene de la palabra pariculus que significa semejante, emparejar. De ahí
que estemos de acuerdo en su empleo como la palabra más precisa para denominar
la unión hombre-mujer y en los últimos años, también la unión homosexual. A
pesar de esto, la construcción del concepto y el modelo como tal se dificulta, luego
no existen antecedentes históricos ni precedentes que ayuden a su formación.
Esto lo expresa Luis Carlos Gutiérrez4 así:
“La vida en pareja es difícil porque es un experimento cultural contemporáneo, sin
antecedentes en la historia. Hasta hace poco la mujer era sojuzgada y menospreciada
por el hombre, negándole incluso sus derechos civiles. En las últimas décadas
adquiere una condición de igualdad legal frente al hombre, generándose la posibilidad
de una autentica vida en pareja. Sin embargo, no ha sido nada fácil avanzar en
la construcción de la relación amorosa que mantengan para hombres y mujeres
condiciones de igualdad y reciprocidad. La batalla entre los sexos, que por tantos
siglos ha soportado la humanidad, se traslada con frecuencia a la intimidad de la
pareja, dificultando muchísimo el buen funcionamiento de nuestras relaciones”
4
26
Ética del amor. Editorial San Pablo, Bogotá/Colombia, 1998 .
UNION HOMBRE-MUJER
Aunque la revolución femenina se ha dado desde comienzos del anterior siglo, los
cambios que se han producido hasta el momento corresponden más al contexto legal,
entretanto, los profundos, los referidos al contexto mental, emocional e íntimo, apenas
se aprecian. La unión hombre-mujer en estas nuevas circunstancias es reciente y como lo
expone claramente Luis Carlos Restrepo es “un experimento cultural contemporáneo”,
claro que sería iluso creer que el nuevo concepto se instale con inmediatez en la
vida cotidiana de las personas. Son cadenas de información genética generadas
durante los siglos que ha existido el matrimonio y por lo tanto la transformación
del mismo en “pareja”, es un complejo proyecto personal, familiar y social.
A esta gran cantidad de información ancestral que se transmite en los genes y está
consignada en el inconsciente, es lo que ha sido denominado “Inconsciente Colectivo"5
el psiquiatra suizo, Carl Jung. Él explicó que se trata de la información
psíquica que tenemos de nuestro pasado, que condiciona el comportamiento
de nuestra vida. Se presenta a través de Arquetipos, que son representaciones
del inconsciente manifestadas en símbolos significativos, individual y
colectivamente, por ejemplo: el “anima”, representa la madre en los hombres
y el “animus” el padre en la mujer (ampliaremos esto en el capítulo 3).
La mente contiene los mensajes conscientes e inconscientes de nuestros
ancestros, por lo tanto, aunque hemos dado pasos hacia la construcción de la
pareja, en muchas relaciones, todavía se arrastran los vestigios de los modelos
de unión hombre-mujer de sus antepasados. La información heredada se
evidencia en los comportamientos de las personas, siendo esto lo que impide
las transformaciones profundas. Prevalece de forma inconsciente la información
reciente, la de nuestros padres. Ellos construyen un modelo de unión hombremujer que posteriormente es reproducido por los hijos. Este modelo que hemos
heredado es normalmente el de “un matrimonio”, tal como lo hemos descrito; por
esto la mujer requiere reconocer, valorar e identificar su esencia femenina y el
hombre necesita ceder sus privilegios, para propender por la equidad entre hombre
y mujer. Los cambios físicos o externos que se vienen dando son importantes, pero
mientras los intrínsecos no se den, será difícil crear la sinergia para construir
pareja y obtener una mejor respuesta a las necesidades actuales de la unión.
Muchos psicólogos, psiquiatras, sociólogos, filósofos, etc., han conceptualizado,
descrito y establecido el modelo ideal de unión hombre-mujer, pese a esto, en la
práctica e intimidad, la frustración es el factor común para cantidades de personas,
matrimonios y familias. Se evidencian fenómenos como: personas que no
encuentran pareja (singles), en la actualidad alcanza ya el treinta por ciento (30%)6
de la población adulta, en países europeos; familias disfuncionales convertidas en
foco de violencia intrafamiliar, todavía cada año son asesinadas mujeres por parte
5
6
C. G. Jung. O.C. 9/I. Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. El concepto de inconsciente colectivo,
49-50, § 104-105, 1936.
•Eurostat/statistical books/Income and living conditions in Europa/ Edited by Antony B Atkinson and
Eric Marlier/ pág 84/2010.•PRB.Inform empower advance/Population letin/2010
27
UNION HOMBRE-MUJER
de sus “parejas” y, de la misma forma, muchos niños son víctimas del maltrato de sus
padres y, en tiempos recientes, todo lo contrario: padres y abuelos maltratados por sus
hijos o nietos. Y un último fenómeno que encontramos es el origen de gran parte de los
conflictos familiares mencionados, se trata de la desdicha, la desgracia y el sufrimiento
de muchas “parejas” por tener una vida marital insatisfactoria, lo cual es considerado un
fenómeno menos grave en comparación con los anteriores, por gran parte de la sociedad,
pero sin duda el fondo de una inmensa cantidad de dificultades conyugales y familiares.
LA UNIÓN HOMBRE-MUJER, DE
ACUERDO A LA EVOLUCIÓN DEL
CEREBRO HUMANO
Observemos que la relación entre hombre-mujer ha cambiado conforme
evoluciona el cerebro humano. Dicha evolución plantea el despertar de nuevas
necesidades que conllevan a una modificación de su entorno y la consiguiente
adaptación. A medida que el cerebro humano se desarrolla, surgen necesidades
maritales, tales como el sexo por placer, el amor, la conexión, la comunicación, etc.,
que han condicionado y transformado la unión de hombre-mujer como veremos a
continuación, para lo cual tomaremos la teoría de Paúl Mac. Lean sobre el cerebro
“triuno7”. Aunque primero describiremos de forma resumida su planteamiento:
Según Paúl MacLean, el Sistema Nervioso
Central posee tres cerebros: el Cerebro
Reptiliano, que es el que tiene que ver con los
instintos en especial del territorio, es frío como la
sangre reptil, se ocupa más de la supervivencia,
es violento y básico; el otro es el Cerebro
Límbico, que corresponde a un nivel de mayor
desarrollo, se identifica con las emociones,
sin él sería imposible ser compasivos, sentir
amor, etc. Y el último, El neo córtex que se
divide a su vez en dos: hemisferio derecho y
hemisferio izquierdo, cada uno tiene una función
específica, prácticamente es el que nos diferencia
de los animales. El hemisferio derecho es
7
28
Paul D. MacLean (1 de mayo de 1913 – 26 de diciembre de 2007), médico norteamericano y
neurocientífico quien hizo contribuciones significativas en los campos de la psicología y la psiquiatría:
Su teoría evolutiva del cerebro triple, propone que el cerebro humano tiene en alidad tres cerebros en
uno: el reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza.
UNION HOMBRE-MUJER
más sensitivo, intuitivo, global y el izquierdo es racional, lógico y matemático.
Observemos en los gráficos No.1 y 2 para un mayor entendimiento:
Gráfico No. 1 Hemisferios Cerebrales (Neo-córtex)
HEMISFERIO
HEMISFERIO
DERECHO
IZQUIERDO
Holístico
Intuitivo
Creativo
Arte
Musica
Analítico
Lógico
Lenguaje
Ciencia
Matemática
Gráfico No. 2 Correspondencia del cerebro con el
masculino y el femenino
VISTA FRONTAL
>CADA HEMISFERIO CONTROLA
D
I
EL CUERPO DE FORMA INVERSA.
>EL
HEMISFERIO
DERECHO
CORRESPONDE CON EL LADO
FEMENINO.
>EL
HEMISFERIO
IZQUIERDO
CORRESPONDE CON EL LADO
MASCULINO.
Aplicando este estudio en el desarrollo de la unión hombre-mujer, tenemos
que el ser primitivo estaba inducido por su cerebro reptil, el ser humano
reaccionaba de forma más instintiva. Entonces la conveniencia de la relación
hombre-mujer se basaba en la supervivencia y era menos exclusiva, de ahí el
surgimiento de la poliandria y la poligamia en algunos grupos. Por los tiempos
del Imperio Romano, surge el concepto de la propiedad privada y la necesidad
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UNION HOMBRE-MUJER
de pertenencia. En esta época la unión hombre-mujer se hace exclusiva para
la mujer y por lo mismo necesitaba ser normalizada, es entonces cuando se
legaliza mediante el matrimonio. En un comienzo bastaba con el pacto verbal y
posteriormente se formalizó con una ceremonia religiosa y con testigos. La unión
se ajustaba a un orden más religioso, social, político y económico, el matrimonio
usualmente era por conveniencia. El hombre se va haciendo más racional, lógico
y matemático, se establecen cantidades de normas y leyes, lo cual es trasladado
al seno familiar, en especial surgen imposiciones parcializadas para la mujer.
Todos estos cambios son el resultado del despertar de otras partes del
cerebro humano como el límbico y el neocórtex izquierdo. El primero muestra
su especial desarrollo cuando irrumpe la época del romanticismo, es cuando se
promueve la importancia de las emociones y los sentimientos, el amor empieza a
ser tenido en cuenta como base para el matrimonio. En el siglo XX, la unión da
un giro importantísimo, como lo expusimos anteriormente, la mujer incursiona
en la vida laboral y empieza a reclamar sus derechos. Esta metamorfosis
compete al desarrollo del neocórtex, específicamente el hemisferio derecho. El
hemisferio derecho es el sensitivo, global, intuitivo, correspondiente más con
las características femeninas. Es ahora donde surge la necesidad de conformar
una unión hombre-mujer en paridad y equidad, es el tiempo que nos circunscribe
y de ahí el surgimiento de la pareja como respuesta a las necesidades presentes.
CORRELACIÓN DE LAS NECESIDADES
HUMANAS CON LA EVOLUCIÓN DE SU
CEREBRO
Según lo expuesto, cuando el cerebro humano se desarrolla, se
exteriorizan nuevas
necesidades. Para explicarlo, tomemos este estudio
realizado por Maslow8, teoría que se ajusta plenamente a lo que queremos
expresar en este apartado. Este psicólogo plantea que el ser humano
conforme cubre sus necesidades básicas o primarias, evidencia otros
tipos de requerimientos que corresponden a necesidades más intangibles,
como las emocionales, mentales y espirituales. Para explicar su estudio,
Maslow diseñó una pirámide, nosotros lo explicaremos mediante el gráfico No.
3 de forma similar, pero en forma de espiral, como es el movimiento de la vida:
8
La pirámide de Maslow o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica
propuesta por Abraham Maslow: formula una jerarquía de necesidades humanas y defiende
que conforme se satisfacen las necesidades básicas (parte inferior de la pirámide), los seres
humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
30
UNION HOMBRE-MUJER
Detallemos a partir del gráfico que las necesidades primarias son
fisiológicas y se van haciendo intangibles a medida que subimos en la pirámide.
Van desde las emocionales y sentimentales hasta las altas, que conciernen al
desarrollo personal y espiritual, las cuales él denomina “autorrealización”.
Gráfico No. 3 Necesidades de Maslow en movimiento
ER
T
CI
X IT
,E
N
A
ZA
AD
ID
AD
IR
AC
N,
AS
, RES
, AFE
PETO, DIS
CTO, INTIMID
CIP
LI
A D,
AM
IS
T
AL
IM E
,E
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Para explicar la relación que existe entre la unión hombremujer con el desarrollo del cerebro y el despertar inherente de
las necesidades, hemos elaborado la tabla No. 1 (ver ápendices).
Como podemos observar en esta tabla, la unión hombre-mujer en cada época
ha reflejado la evolución del ser humano. A medida que el cerebro humano se
desarrolla, se despiertan diferentes necesidades, de ahí la metamorfosis que ha
sufrido la unión hombre-mujer. Las necesidades básicas plantean una unión más
en el plano físico, conforme emergen otras más intangibles, entonces la relación
necesita satisfacer aspectos emocionales, sentimentales, mentales y espirituales.
Es importante enfatizar que aunque es evidente el desarrollo del cerebro
humano y la manifestación de las necesidades, existen personas e incluso
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UNION HOMBRE-MUJER
comunidades que se hallan con los requerimientos básicos sin cubrir e
impedidos para avanzar hacia escalas superiores. Si bien, existen aún seres
humanos en estas circunstancias, podemos decir que las condiciones que
se circunscriben en especial a la cultura occidental, marcan la tendencia
hacia el crecimiento y el progreso, son varios los países que actualmente
gozan del llamado “estado de bienestar”. Esto propicia que las personas que
gozan de esta situación puedan ubicarse en la siguiente escala (necesidades
de seguridad) según la pirámide de Maslow, e incluso algunos estén en
búsqueda de escalas superiores. No obstante esto dependerá de las realidades
personales, existiendo personas que pese a tener las condiciones favorables,
continúan ancladas en la base de la pirámide y viceversa. Si trasladamos lo
anterior al contexto de la unión hombre-mujer, observemos que sucede de
forma similar: Existen relaciones establecidas en la base de la pirámide, otras
en niveles intermedios y unas en escalas superiores, siendo estas últimas las
que han empezado a construir pareja (en el sentido que plantearemos en este libro).
Las diversas formas de relación entre hombre-mujer que se han presentado
a través de los tiempos, influyen ostensiblemente en el proceder actual de
este vínculo. En el inconsciente de cada individuo existe un arquetipo de
unión, consolidado por la información pasada y presente, la cual determina el
comportamiento marital de cada persona. Esto, junto al desconocimiento del vacío
de la Integridad (tema del capítulo 2) y la falta de atención consciente9predispone
al individuo para repetir una unión de hombre-mujer como el matrimonio, en
supropia relación y a convertirse en single y/o encontrar un suplidor inconsciente
de la necesidad conyugal (tema de los capítulos 3,4 y 5) que impiden a
muchas personas encontrar pareja y realizarse sentimentalmente en plenitud.
En la actualidad, atravesamos un periodo de transición entre el matrimonio
por amor y la pareja, de ahí la importancia de generar una estructura sólida
que permita consolidar la relación hacia la formación de una pareja, que
tal como lo hemos dicho es un concepto contemporáneo que responde
a las necesidades actuales; por esto al final de este libro describiremos
un modelo de pareja que creemos cumple con dichos requerimientos.
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La atención consciente: nivel de desarrollo que empieza por reconocer el aspecto material (cuerpo y
entorno) y luego continúa hacia lo emocional, mental y espiritual, sucesivamente. Se es consciente
cuando se vive cada momento de la vida y se identifica, conoce y acepta lo que es el ser, en estos
aspectos y se es inconsciente cuando los pensamientos, sentimientos y emociones gobiernan la vida, en
total desconocimiento de lo que se es y se vive. Se entiende como superada cada etapa cuando el ser
vive la plena realidad y conoce los aspectos de sí mismo, hasta el punto de poder transformar aquello
que le impide continuar elevándose y evolucionar.
UNION HOMBRE-MUJER
Resumen:
La unión hombre-mujer siempre ha existido, nos hemos sentido atraídos
mutuamente tanto por las diferencias como por las complicidades que poseemos,
propias de la naturaleza de dos géneros de una misma especie, “LA HUMANA”.
Dependiendo de la época, la unión ha recibido diferentes connotaciones,
obedeciendo a las necesidades del medio y del desarrollo del cerebro humano.
Hemos pasado de una unión mas libre y espontánea, a una con ataduras fuertes,
en especial para la mujer, llamado matrimonio. Después a un vínculo con
el ingrediente del amor y el sexo, llegando hasta nuestra época a una unión en
construcción como "LA PAREJA", una forma de unión, según el origen de la
palabra y el concepto que define la relación en paridad, con igualdad de derechos y
equilibrio de obligaciones para cada miembro, respetando sus diferentes identidades;
teniendo como base el amor mutuo y el desarrollo sexual en exclusividad.
En el mundo occidental, actualmente atravesamos un periodo de transición
entre el modelo de matrimonio por amor y el de pareja. El establecimiento de
la pareja viene condicionado por la evolución personal y el desarrollo social y
cultural del medio en el que se desenvuelve la unión. Para dar el paso definitivo
hacia la pareja, es necesario que cada persona modifique el modelo establecido
en su inconsciente de unión hombre-mujer (generalmente corresponde al del
matrimonio) que es en parte responsable de forjar su vida marital y amorosa.
Dicho modelo es transmitido por nuestros antepasados de forma
inconsciente (inconsciente colectivo),
la influencia puede llegar hasta
un punto en el que muchas personas así quieran formar o encontrar una
pareja, terminen solteros o en un matrimonio que los hace desdichados.
La evolución personal requiere: adquirir atención consciente, sanar con los
conflictos colectivos e individuales y transformar la información que detiene el
avance de su crecimiento. El cerebro humano se desarrolla en la medida que satisface
las necesidades inherentes a cada fase del ser humano; no obstante la persona puede
quedarse detenida si no consigue cumplir con los requerimientos para evolucionar.
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