ciales de estas semillas para asegurar la germi

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ciales de estas semillas para asegurar la germinación. Lu mismo ocurre en otras que se siembran rodeadas de parte del fruto: el endocarpio.
Los llamados vulgarmente "huesos" de aceituna,
debido precisamente a la im^:rmeabilidad de la
referida cubierta, son de lenta y reducida germinación, y es preciso recurrir a procedimientos especiales para activarla y aumentarla.
Una de las dificultades de extirpar pronto las
malas híexbas que invaden las tierras de cultivo
estriba en esa dureza de tegumentos que las germite conservarse en el suelo un año y otro sin
alteración alguna, hasta que encuentran ún momento o fenómeno propício a su germinación.
Por limpio que esté el barbecho o los sembrados,
siempre quedarán en el suelo esas semillas duras
esgerando la ocasión extraordinaria que debe convertirlas en plantas.
Procedinaientos eyiipdeados para favorecer su
germtirtiaciún.
Para facilitar la absorción de agua por las semillas se recurre a procedimientos mecánicos, físicos y químicos.
Figuran entre los primeros el limado parcial
de la semilla o del endocarpio que 1a envuelve, o
seccionarla en una mínima parte en zona siempre
alejada del embrión. Esto sólo puede tener aplicación práctica con semillas relativamente gruesas. Hemos hecho algunas observaciones sobre el
particular con secnillas de pino marítimo. Sín
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tratar, necesítaron cerca de tres meses para germinar el 8z por ioo. Límado lígeramente uno de
los extremos del tegumento, se consíguió dicho
tanto por ciento en veinticinco días.
Otro modo de operar mecánicamente es mezclar las semillas duras con arena cuarzosa, agítanda el conjunto. Las aristas vivas de la arena
rayan y hieren el tegumento y dan paso al agua,
que, al hinchar el grano, acaba por rasgar aquél.
Hay aparatos especiales para cot^seguir dicho batido o mezcla. También se recurre a cajas ^ depósitos rotatorios, cuya superficie interna-en sustitución de la mezcla con arena antes citada-se
forra de papel de lija; y asimismo se emplean
molinós regulados de forma que las muelas rompan o quebranten la cubierta sin llegar el daño
a la almendra.
Estos tratamientos mecánicos tienen, en general, el defecto de la falta de uniformidad en
los resultados producidos. T;n algunos granos, el
razamiento puede originar heridas profundas, que
supongan lesianes del embrión, mientras que otros
escaparán sin haber sufrido acción alguna. Por
otra parte, según donde se realice la herida, ^sta
tendrá mayór o menor importancia. El tegumento
no es un clemento de resistencia uniforme. Su
espesor varía con la forma y curvatura del grano
y en él existe una zona que podemos llamar débil, el micropilo, de cutinización más imperfecta
y donde la desgarradura o lesión producida en
la semílla puede alcanzar mayor importancía.
Quiere esto decir, en resumen, que los tratamien-
-66tos mecánicos no llegan a todos lus granos ni
hacen en tudus la herida que justamcnte necesitan, pudiendo fallar por defecto o excesu. Z'ienen,
en cambío, la ventaja de la relativa rapidez del
procedimiento, salvo si se trata del limado o sea
cionamicnto individual de las semillas.
Los prc^cedimientus físicos se reducen, casi cxclusivamente, a la inmersión de las semillas en
agua más o menos caliente, con Io que al aumento
del poder penetrante del líquido se une, con la,.
consiguiente ventaja, la distensión de los tegumentos.
El tratamiento por el agua caliente resulta efi-'
caz e inofensivo siempre que se realice en las.
adecuadas condiciones y con las precauciones de-.
bidas. I,os peligros consisten, bien en sobrepasar
la temperatura a la cual pierde la semilla-por
alteración cle sus diastasas-la facultad germinativa, o en quc se desequen los granos humedecidos una vez iniciada su germinación. Esta parada
por falta de humeciacl puede suspender en absoluto la evolución del grano en planta.
Ciertas veces, por el simple hecho de que las
semillas necesiten embeber, para germinar, mucha agua que el substratum no puede fácilmente
facilitarles> se ponen aquéllas previamente a remojo antes de situarlas en los germinadores, cuidando, claro está, de que el tiempo de la inmersión
no perjudique al proceso germinativo y, asimismo,
de que la temperatura del agua no pase de la
habitual en que se realice el ensayo. Esta práctica,
que suele 1lamarse "baño previo", no se refiere,
- 67 -como se deduce de lo expuesto, a semillas duras,
sino a semillas necesitadas de mucha agua para
germinar.
Tratamiento para semillas duras será sumergir
semillas, de zulla, por ejemplo, en agua hirviendo
por un determinado número de minutos. La duración debe calcularse por ensayos previos con
pequeños lotes de semillas. Algunas simientes resísten, sin alteración, el agua hirviendo durante
más de una hora. Con otras no debe llegarse, ni
con mucho, a esta elevada temperatura.
Los tratamientos de orden químíco ensayados
fueron muchos. Puede decirse que se probaron
todas las substacias disolventes o dislacerantes del
teguménto, y que en los ensayos, de que hacemos
gracia al lector, triunfaron los agentes ácidos sobre los alcalinos. Aquéllos presentan la ventaja
de que caso de alcanzar a las reservas, por exceso
de contacto, no precipitan las diastasas, cuerpos,
en cambio, coagulables por los alcalinos.
Desde los ensayos de Love Harry y Leigthy
Clíde, de Ia Universidad de Cornell-Estados Unidos--. el ácido sulfúrico es el más empleado con
las semillas duras. La Estación Central de Ensayo
de 5emillas, sita en la Moncloa, realízó en 192I-22
muy interesantes experiencias con este ácido en
semillas de algarrobo y de acacia. Dicho trabajo,
llevado escrupulosamente por un ilustre ingeniero
agrónomo, don Enrique Giménez Girón, puso de
manifiesto la acción favorable del ácido sulfúrico
concentrado en la germinación de las semillas
duras.
-- 68 -=Volviencío a]os análisis de sernillas, es frecuente, como antcs aptmtábamos, que ciertas ']et;uminosas, trébules y alfalfas entre otras, que no
rleben ser consideradas cumo setnillas duras, ya
yue la ma}^oría no lo son, presenten,'sin embargo,
un determinado tanto por^ cicnto de semilias de
ese carácter, granos que, cuando los demás del
germinador o son ya pequeñas plantitas o^ se 3^an
podrido, cozrtinúan, por su v^iumerí, color; dureza, etc., como el pri^r^er día. Si estos granos,
que al acabar plazo deí ensayo "no han movido",
se cuentan como no germinados, como granos
sin valor, es evidente que se 'comete ciérto error,
tAda vez que lo probable es que, llevados al terreno, y al caho de un ticmpo variable, la mayoría sean r>lantas. 1'or eso; ^ en los I3oletines internacionales de análisis, al rcferirse al poder geruiinatívo de las semillas, se suelen hacer tres apartados : uno, el de las semillas germinad'as en tantos
cíías-los que correspondan a la clase de semilla-, que es el que fija el poder germinativo; otro,
el de semillas sin valor, pocíridas, etc:, y un tercero, correspondiente a semillas duras. Estas son,
ciertamente, la esperanza de que el poder germinativa obtenido pueda, por su concurso, elevarse.
Y lo que también suele hacerse en íos análisis
es dar como buenas, esto es, como germinadas,
una mitad o una tercera parte de las semillas
duras de ciertas especies botánicas.
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