La agrupación de pintores aficionados paisajistas

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SECCION DE DEFENSA DE LA NATURALEZA
Un grupo de pintores guipuzcoanos aficionados al paisaje
vienen desde hace años aprovechando sus vacaciones para plasmar
en sus cuadros rincones del Solar, que hacen resaltar por su
belleza o valor histórico, con el fin de protegerlo principalmente
contra los desafueros y codicias del hombre.
En nuestro País, y a imitación de otras naciones como Norteamérica, se creó desde hace muchos años la Comisaría de Parques Nacionales que sigue protegiendo las maravillas de Ordesa,
de Covadonga, de San Juan de la Peña y otras más en bastante
número.
Esta protección oficial, con ser tan necesaria por ser el
paisaje de todos, no llenaría su fin de no ser sostenida y alentada por la individualidad que sienta atracción hacia la belleza
natural en lugar de destruirla, como a menudo sucede.
A este respecto vemos se nota una reacción grande en los
momentos actuales, agrupándose en Madrid los interesados en
estas cuestiones en una Organización titulada Instituto de Estudios de jardinería y Arte paisajista.
El Grupo “Aranzadi”, que no es ajeno a ninguna inquietud
espiritual, acordó en diciembre último reorganizar la Sección
que se titula “Defensa de la Naturaleza” con el propósito de
impulsar con sus medios un movimiento de alta cultura estética
para protegerla y encarrilarla con una orientación definida y
con la ilusión de que algún día no lejano pueda integrarse en
la Unión Mundial, que con tanto entusiasmo viene funcionando.
Esta protección en Guipúzcoa es cada día más apremiante,
porque la industria y población tan en aumento se va asentando
sobre lugares de hermosas perspectivas y fondos. Es axioma paisajista “que todo terreno edificado es terreno perdido”, y hasta
punto se va haciendo ambiente que se ha formado, en el deseo
de los amantes de la naturaleza, una especialidad en la profesión
del arquitecto, ingeniero o artista llamada Paisajista.
El Grupo de pintores asociados paisajistas desea acogerse,
como a continuación lo exponen, en sección agregada a la de
“Defensa de la Naturaleza” del Grupo “Aranzadi” y ésta, como
es de suponer, acoge con afecto cálido a estos nuevos compañeros no en sección agregada, sino incorporados en toda su integridad y valor a nuestras inquietudes, que son las suyas.
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La idea que vamos a exponer responde, sencillamente, a un deseo y a un hecho.
El hecho es la existencia, en nuestro País, o por lo menos en
Guipúzcoa, de una corriente de culto al paisaje natal, entre las clases inteligentes. Consideración y culto manifestados en variadas formas : literatura, excursionismo, ciencias naturales, arqueología, prehistoria...
En este último aspecto, no ciertamente el menos cautivador y
apasionante de los que puede suscitar entre las gentes selectas la
geo-historia de nuestra tierra, ocupase, con entusiasmo y fruto, el
benemérito Grupo “Aranzadi”. Acaso, su labor, como ocurre con
toda actividad genuinamente desinteresada y selecta, no se retribuye de publicidades, y por eso no es, entre nosotros todo lo conocida y —añadiremos— reconocida que debiera. Dejemos a un lado
los elogios, por el momento.
El deseo, por otra parte, que mueve hoy nuestra pluma, es un
eco del que abriga indudablemente en este momento una porción numerosa y, a la vez, totalmente anónima de otra categoría de guipuzcoanos amantes de su bello país. Estamos aludiendo al curioso
fenómeno de las gentes que, entre nosotros, calladamente, individualmente, casi diríamos clandestinamente acostumbran dedicar los
momentos vacantes de su actividad profesional, al goce del paisaje
guipuzcoano, en una de las modalidades más gratas y nobles de su
cultivo, esto es, saliendo a pintar.
Saliendo a pintar, ya que no a cazar o a pescar, después de la
oficina o de la fábrica, los domingos o los días de vacación, disfrutan, en efecto, secretas delicias muchos médicos, no pocos arquitectos e ingenieros, numerosos oficinistas y gentes, en suma, de fina
sensibilidad, que han hecho de la pintura al aire libre su “violín
de Ingres” y le han adoptado como pequeño y precioso factor de
elevación espiritual, a la vez que de equilibrio y sosiego de los afanes de cada día.
La existencia de esta simpática clase de paisajistas aficionados,
se va haciendo cada día más patente y prolífica a quien esto escribe. Tema, este del paisaje vasco y de la pintura “amateur” que,
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antes de ahora y en reiteradas ocasiones, con pluma, palabra y pinceles, ha procurado fomentar, le mueve hoy a exponer la sencilla iniciativa siguiente.
Conociendo la aspiración de muchos de nuestros paisajistas aficionados a comunicarse con sus colegas más o menos ocultos, a la
vez que se establece entre sí un contacto alentador de carácter permanente, fomentado, principalmente por excursiones pictóricas en
grupo, nos atrevemos a solicitar de los señores dirigentes del Grupo
“Aranzadi” vean si vale la pena de que su Asociación, que consideramos la entidad más autorizada para el caso, quiera acoger,
reuniéndolos en una Sección agregada, a los paisajistas aficionados
de Guipúzcoa.
Esta es la petición, exenta, por ahora, de detalles que, más adelante, de aceptarse y ponerse en marcha, se determinarían.
“Aranzadi”, sobre su labor inicial de Prehistoria del País, ha
creado, según nuestras noticias, una Sección de “Amigos del Paisaje” (o denominación parecida), cuya finalidad es la defensa de su
belleza y armonía, contra los atentados, siempre posible, de los filisteos modernos, más cavernícolas. algunos, que los antepasados del
cuaternario cuyas huellas viene escrudiñando, en dólmenes y cuevas, la Asociación que lleva el nombre del ilustre profesor don Telesforo de Aranzadi. Pues bien, teniendo en cuenta la afinidad de
objetivos, ¿no querría acoger “Aranzadi”, también, a los que, sobre
ser amantes del paisaje nuestro, comulgamos con él, gozosamente,
en cada una de nuestras salidas mañaneras, armados de la caja de
colores?
DIONISIO DE AZCUE
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