El Trabajo Doméstico y una mirada hacia América Latina

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EL TRABAJO DOMÉSTICO
Y UNA MIRADA HACIA AMÉRICA LATINA
Informe publicado en Revista Catorce Bis Nro. 40 editada por la Filial Córdoba.
Abril-mayo 2008.
Las mujeres representan en la actualidad el 40 por ciento de la población
económicamente activa en las áreas urbanas de América Latina.
Según el Documento de Trabajo Nro. 179 de la Oficina Internacional del Trabajo sobre
“La situación de los trabajadores de la economía informal en el Cono Sur y el Area
Andina”1, “el trabajo doméstico como servicio remunerado es la ocupación
proporcionalmente más importante en el total de las mujeres trabajadoras fuera de su
hogar de América Latina2. Es también el peor remunerado, con peor cobertura social y de
salud, con jornadas no reglamentadas, aislado y sin organización colectiva3”.
Señala el documento que “aunque remunerado, este trabajo hereda la subvaloración
social que recae sobre la labor en el ámbito doméstico, así como su invisibilidad. Del
mismo modo, la empleada doméstica hereda los elementos de «sacrificio y abnegación»
del rol femenino. Cuidar niños, cocinar y limpiar son sentidos por la sociedad en general
como actividades connaturales a la mujer, de la misma manera que parir, lo que induce a
la idea de que cualquier mujer, por el solo hecho de serlo, puede desempeñarse en esa
ocupación, sin ningún tipo de entrenamiento o capacitación. Al ser ejercido por mujeres
de sectores populares, se crea una relación de dependencia que aumenta su
desvalorización social.”
Difícil ha sido y es el camino de reversión de esa realidad, habiendo jugado las
organizaciones sindicales papeles importantes en el reconocimiento de derechos.
La Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar
(CONLACTRAHO) nació como una iniciativa conjunta de organizaciones gremiales de
Chile y Perú en 1983, pero se conformó orgánicamente en 1988 cuando llevó a cabo su
primer encuentro en Bogotá, Colombia. En la actualidad reúne a 23 organizaciones de
trabajadores (mujeres en su amplia mayoría) de 14 países de Centroamérica, el Caribe,
Sudamérica y Canadá, en la que participan activamente representantes argentinas (entre
ellas, del SinPeCaF de Córdoba). Desde su declaración inicial, la Confederación ha
tomado partido a favor de la denominación elegida para el nombre de la organización
como “trabajadoras del hogar”, considerando alternativas a otras dos: “trabajadora de
casa particular” y “trabajadora del servicio doméstico”, aunque en el Congreso de 2005
se decidió erradicar esta última denominación por entendérsela peyorativa en su
acepción. Un informe elaborado en 2006 por la entonces Presidente de la Confederación,
Casimira Rodríguez, y la Secretaria del organismo, Aída Moreno, destaca que las
trabajadoras domésticas provienen generalmente de población rural migratoria,
frecuentemente campesinas, jóvenes, de etnias indígenas y afroamericanas, y también
de áreas urbanas marginadas. Las reivindicaciones inicialmente planteadas por la
CONLACTRAHO fueron: leyes específicas que se incluyan en los Códigos del Trabajo
con cláusulas en materia de contrato, salario mínimo, jornada de 8 horas, vacaciones,
protección a la mujer embarazada (con licencia de maternidad); no discriminación racial y
de la tercera edad; denuncia a la OIT sobre la falta de cumplimiento del acuerdo de libre
asociación por parte de los países donde no se da personería jurídica a las asociaciones
que se han propuesto convertirse en sindicatos; denuncias de abuso sexual; búsqueda
de solidaridad con las trabajadoras campesinas.
1
Elaborado por Alvaro Orsatti y Rosario Calle
El 15,5% del total del trabajo femenino, según los últimos informes de OIT
3
Existen, como mencionamos en esta revista, numerosas organizaciones sindicales de trabajadoras
domésticas, pero en evidente menor proporción que en otras actividades.
2
Actualmente, la Confederación ha actualizado su enfoque estratégico señalando que: “ 1)
se deben cambiar las condiciones del trabajo, para que las futuras generaciones lo
realicen en condiciones dignas y visibles, y sea valorado como un trabajo de servicio
importante, que está aportando indirectamente al desarrollo de los países; 2) debe
desaparecer el trabajo “puertas adentro”, porque es un viejo sistema de servidumbre,
respecto del cual las familias se sienten dueñas de su tiempo y de su vida, haciéndoles
perder su identidad” .
En el Segundo Encuentro de Trabajadoras Latinoamericanas y de España sobre Mujeres
Migrantes Trabajadoras Domésticas organizado por el Programa de Actividades de los
Trabajadores (ACTRAV) del Centro en Turín y el Programa Migrant de la OIT en Ginebra
(5 al 9 de noviembre de 2007 reunido en Asunción del Paraguay), más de 40
representantes de centrales sindicales de Latinoamérica y España discutieron propuestas
y demandas del movimiento sindical para la igualdad de derechos y mejores condiciones
de trabajo para las mujeres trabajadoras del hogar. En el encuentro se a acordó trabajar
considerando algunos ejes fundamentales que forman parte del programa de Trabajo
Decente de la OIT, como nivelar las condiciones laborales de las trabajadoras domésticas
a las del resto de los trabajadores, prevenir y erradicar el trabajo infantil, proteger las
trabajadoras migrantes de la discriminación, promover la inclusión y cobertura de la
protección y seguridad social de las trabajadoras del hogar y organizarlas para que gocen
de libertad sindical y de la negociación colectiva4. Las demandas de las trabajadoras
fueron asentadas en la Declaración de Asunción, documento final del seminario firmado
por todas las participantes de diversas organizaciones de Argentina, Brasil, Chile, México,
España, Uruguay y Paraguay (ver recuadro).
En la mayor parte de los países latinoamericanos existen reglamentos especiales
referentes a las Trabajadoras del Hogar, que coinciden en tener vacíos en términos
jurídicos que marcan diferencias notables con los demás regímenes laborales. La
principales novedades han sido la aprobación en Bolivia de la Ley de Regulación del
Trabajo Asalariado del Hogar en 2006 y la ley 18.095 de Trabajo Doméstico de Uruguay
también en el 2006.
El informe “Equidad de género en el mundo del trabajo en América Latina” del Centro
Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional
(CINTERFOR) de la OIT señala que a fines de los 90’ un estudio comparativo sobre la
situación legal de estas trabajadoras en los países del Cono Sur, constató que la
normativa no limita la jornada diaria en Argentina5, Brasil, Chile ni Uruguay; que en
Argentina, Chile y Paraguay se establece un descanso diario de 12 horas y en Brasil y
Uruguay la normativa solo se refiere al descanso semanal. Estas trabajadoras gozan del
derecho a licencia por maternidad, excepto en nuestro país. Las licencias por enfermedad
están restringidas a un cierto número de días en Argentina y a la prestación de servicios
continuos en Brasil. En Paraguay, el empleador solo tiene la obligación de prestar la
primera asistencia, si no es una enfermedad crónica y en Uruguay, para tener derecho a
que la enfermedad sea cubierta por la Seguridad Social, debe haberse cumplido un
mínimo de jornadas al mes o percibir el equivalente a un mínimo dinerario. Al mismo
tiempo, sólo en Chile y Uruguay están cubiertas en cuanto a accidentes del trabajo.
Un capítulo aparte representa la problemática del trabajo doméstico infantil: casi dos
millones de niñas trabajan en esta actividad en América Latina y el Caribe . La OIT
considera que los niños empleados en el servicio doméstico constituyen uno de los
grupos más vulnerables de trabajadores infantiles. Y sus condiciones laborales, que
usualmente involucran largas jornadas desempeñadas detrás de puertas cerradas,
ocultos en la privacidad del hogar de otras personas, dificultan los esfuerzos por
brindarles protección contra abusos de cualquier tipo (incluso sexuales) y explotación.
“Disponen de un acceso limitado a la educación y carecen de tiempo para jugar. Con una
4
5
Fuente: CIOSL (Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres)
Ver al respecto los trabajos de Doctrina publicados en esta revista.
remuneración escasa o nula, y con pocos mecanismos de protección recogidos en la
legislación, se trata de un grupo altamente vulnerable que pasa casi totalmente
desapercibido", dice la OIT en "Los niños invisibles", un folleto que explica la situación de
este grupo poblacional en peligro sumo
En Colombia, donde los datos disponibles indican que más de 300.000 niños podrían ser
trabajadores domésticos, una encuesta realizada entre un grupo de estudio reveló que 77
por ciento comienzan a trabajar antes de los 14 años. Todos los niños y niñas
consultados ganaban menos que el salario mínimo mensual, y al menos 63 por ciento de
las niñas mayores de 14 años habían abandonado la escuela6 . En Venezuela, 60% de
todas las niñas de entre 10 y 14 años que trabajan lo hacen en el servicio doméstico. En
Brasil, 559.000 niños de entre 10 y 17 años son trabajadores domésticos ; 98% son
mujeres y 69% de raza negra.
Esto último sugiere una forma de discriminación o de establecimiento de "jerarquías"
entre grupos de personas que viven en un mismo país o región, quizás remanecientes del
pasado de esclavitud negra que todavía persiste de manera más sutil en el país. "El
trabajo doméstico tiene raíces muy profundas en esta región, lo cual le ha concedido una
especie de legitimidad y en gran medida lo ha hecho invisible", evalúa la OIT.
En El Salvador, el 66,4% de las niñas que realizaban trabajo doméstico informaron que
habían sido sometidas a maltrato físico o psicológico, en muchos casos a abuso sexual;
en Nicaragua, el 89,5 % de 250 niños encuestados comenzó a trabajar a la edad de siete
años en jornadas laborales que duraban entre 15 y 16 horas ; en Honduras, siete de cada
diez niños de los 250 encuestados debían comenzar a trabajar a las seis de la mañana y
más de la mitad no se acostaba hasta después de las nueve de la noche. En Guatemala
y Costa Rica más de 90 por ciento de los trabajadores domésticos infantiles son niñas7.
"La presunción de que el servicio doméstico es beneficioso para las niñas y la idea de
que los empleadores aparezcan como pseudos benefactores constituye un medio para
adquirir mano de obra barata y reforzar la subordinación", denuncia la OIT.
El Programa de la OIT para la Eliminación del Trabajo Infantil (IPEC) estima que más de
200 millones de niños entre 5 y 17 años trabajan en todo el mundo. De estos, hay más
niñas menores de 16 años empleadas en el servicio doméstico que en cualquier otra
actividad.
Según el trabajo “Los costos del trabajo doméstico infantil”, publicada por la Superintendencia de Riesgos
de Trabajo
7
Idem nota anterior
6
CASIMIRA RODRÍGUEZ MORENO:
TRABAJADORA DEL HOGAR, MINISTRO DE JUSTICIA
Informe publicado en Revista Catorce Bis Nro. 40 editada por la Filial Córdoba.
Abril-mayo 2008.
De la enorme masa de trabajadoras del hogar, de difícil y hasta temerosa congregación
sindical, han surgido nombres claramente señeros. Casimira Rodríguez Romero es
quechua, hija única de una familia pobre, nacida hace 41 años en Mizque, cerca de
Cochabamba, Bolivia. Comenzó a trabajar a los 13 años como empleada doméstica, sólo
por la comida y con el apoyo de su madre volvió a su comunidad cansada de los malos
tratos. La necesidad la impulsó a retornar más tarde a la ciudad para intentar nueva
suerte, ahora bien paga pero discriminada por su condición de mujer y su origen humilde.
Allí conoció una compañera que la invitó a participar en un grupo de trabajadoras “del
hogar” (porque “domésticos son los perros” aclara) de Cochabamba, donde se impartían
clases de corte y confección y en el que se generaron también las primeras ideas de una
organización sindical.
Cuenta ella misma que8 “desperté mi conciencia de lucha fundando con otras
compañeras el Sindicato de Trabajadoras del Hogar de Cochabamba en 1987. Descubrí
las desigualdades de la ley, que solo teníamos la mitad de nuestros derechos. Hicimos
encuentros con trabajadoras del hogar de La Paz, con mujeres muy luchadoras y líderes
de organizaciones mineras. Realizamos reuniones nacionales y fuimos madurando.
Durante seis años trabajamos la propuesta de ley, aunque muchas comas y acentos
fueron borrados. El primer borrador era muy proteccionista pero en el proceso tomó un
enfoque de derechos. Fue un proceso muy interesante. Cambiamos nuestros propios
miedos por coraje para que las autoridades nos escucharan”.
Fue dos veces secretaria de la Organización de Trabajadoras Domésticas en Bolivia,
obteniendo a través de la lucha gremial el dictado de la Ley 2450 en el año 2003 que
reglamentó la actividad de las trabajadoras del hogar. En el 2001 se había convertido en
la Secretaria General de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras
del Hogar (CONLACTRAHO), cargo que ejerció hasta su reemplazo por la actual titular,
Marcelina Bautista, de México en 2006.
Pero además, Casimira Rodríguez Romero ha sido Ministro de Justicia y Derechos
Humanos de Bolivia, designada por el presidente Evo Morales en el año 2006. Valora lo
obtenido, pero sabe que con la ley sola no basta si no cambia con ella la realidad, porque
“una cosa es la ley y otra lo que sucede en la vida real. Pero ahora tenemos la ley,
nuestra organización, y además nuestro gobierno .” Durante el año que transitó la cartera
de Justicia recordó que cuando presidió la CONLACTRAHO sus compañeras le dijeron
“Ahora, Casimira, tú tienes que mirar Latinoamérica, no eres de tu país” y que así al llegar
8
En “La Esperanza de la Justicia para las mujeres y la niñez de Bolivia”, portal web de UNICEF en español.
a ser ministro se dijo: “Ahora tengo que mirar a todos los bolivianos y no solamente a un
sector”.
El prejuicio por su condición de mujer, pobre y quechua, despuntó en múltiples rostros,
entre ellos el del propio Colegio de Abogados de Bolivia, que cuestionó severamente su
designación por ausencia de conocimientos jurídicos.
DECLARACIÓN DE ASUNCIÓN: LAS METAS ACTUALES
Informe publicado en Revista Catorce Bis Nro. 40 editada por la Filial Córdoba.
Abril-mayo 2008.
En el Segundo Encuentro de Trabajadoras Latinoamericanas y de España sobre Mujeres
Migrantes Trabajadoras Domésticas en Septiembre de 2007 organizado por el Programa
de Actividades de los Trabajadores (ACTRAV) del Centro en Turín y el Programa Migrant
de la OIT en Ginebra se analizaron los objetivos propuestos dos años antes en el
Encuentro de Montevideo: colocar el tema en las agendas de cada central sindical, en las
agendas sociales y políticas a fin de garantizar la igualdad de derechos y mejores
condiciones de trabajo, así como también el trabajo articulado para el cumplimiento en los
países de la región de los Convenios de la OIT y la promoción de un nuevo convenio que
resguarde los derechos de las mismas.
Se evaluaron los avances alcanzados y las dificultades que persisten en cada país y en la
región, y se acuerda trabajar en los siguientes niveles: Internacional, Regional, Sub
regional y Nacional, considerando los cuatro ejes fundamentales que forman parte del
programa de Trabajo Decente de la OIT:
* Nivelar las condiciones laborales de las Trabajadoras del Hogar a las del resto de la
clase trabajadora procurando la valoración de su labor y analizando su incidencia en la
economía productiva y de reproducción social. Incorporar en las agendas los temas de
“economía de cuidado” y la incidencia del trabajo del hogar, remunerados o no.
* Prevención y erradicación del Trabajo Infantil en el marco de la política tripartita.
* Atender a la protección de las trabajadoras y los trabajadores migrantes previniendo las
prácticas migratorias discriminatorias existentes y promoviendo la integración y la
inclusión social siguiendo las directivas del marco multilateral de la OIT aprobado en el
2004.
* Promover, a través del diálogo social, la inclusión y cobertura de la Protección y
Seguridad Social de las Trabajadoras del Hogar y de los-as trabajadores-as migrantes.
* Organizar a las trabajadoras del hogar para que gocen de la libertad sindical y de la
negociación colectiva.
Se manifiesta en la Declaración de Asunción que:
“En el marco del tripartismo, avanzando hacia una democracia con justicia social, deberá
enfocarse la equidad de género, racial, étnica y generacional. Para ello se necesita del
compromiso del movimiento sindical y de los Estados en la implementación de políticas
públicas estructurales.
Para su accionar el movimiento sindical cuenta con instrumentos: la Plataforma Laboral
de las Américas para el Trabajo Digno y el Desarrollo Sostenible, las Comisiones
Nacionales Tripartitas para la Igualdad de trato y oportunidades en el empleo y para la
prevención y erradicación del trabajo infantil así como Convenios de la OIT y otros
instrumentos internacionales como la Declaración Sociolaboral del Mercosur. Por otro
lado, contamos con buenas prácticas de acción sindical organizada a nivel nacional y sub
regional a ser aprovechadas, como la participación de los trabajadores-as en la gestión
de la seguridad social y en los órganos socio-laborales en los ámbitos de integración
regional.
El movimiento sindical junto a las Trabajadoras del Hogar participantes de este Segundo
Seminario, planteamos:
Adoptar un nuevo Convenio de la OIT sobre los derechos para las trabajadoras del
hogar.
Promover la ratificación del Convenio 102 y el cumplimiento de los Convenios de
la OIT 87, 98, 29, 105, 100, 111, 138 y 182.
Instrumentar y dar cumplimiento del acuerdo multilateral sobre seguridad social del
MERCOSUR y el Convenio Ibero Americano.
Respetar el derecho de migrar y no migrar que tienen los-as trabajadoras-as y el
pleno ejercicio de sus derechos en los países receptores aplicando las directivas del
Marco Multilateral para las Migraciones de la OIT.
Combatir la discriminación “legalizada” de las trabajadoras del hogar en las
legislaciones laborales de los países.
Dar seguimiento a los indicadores de cumplimiento de los ejes planteados en la
Plataforma Laboral de las Américas por parte de los Gobiernos, vinculadas a un modelo
de desarrollo alternativo y genuino para nuestros pueblos.
Incluir el trabajo infantil doméstico en los listados nacionales de trabajo infantil
peligroso.
Desarrollar un plan de trabajo para la participación efectiva del movimiento sindical
con miras a la Conferencia 2009 de la OIT sobre empleo y seguridad social.”
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