Morfología histórica del español

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MORFOLOGÃ A HISTÃ RICA DEL ESPAÃ OL
• Peculiaridades morfofonológicas del artÃ−culo determinado (degeminación de la geminada latina y
pérdida de la vocal inicial).
El latÃ−n originariamente no tenÃ−a artÃ−culos, pero en latÃ−n tardÃ−o varios demostrativos empezaron a
usarse cada vez más con la función de artÃ−culo determinado. El artÃ−culo que llegó a la categorÃ−a de
artÃ−culo fue ILLE. Con la frecuencia de uso hizo que se redujera su forma, de modo que, junto con las
formas originarias, debieron existir /ile, ila, ilud/.
El artÃ−culo se desarrolló a partir de las formas, plenas y reducidas, de ILLE en latÃ−n tardÃ−o. Tanto las
formas plenas como las reducidas aparecen desde el principio: “el” serÃ−a el reflejo normal de * ILE y “ela”
de *ILA; y los plurales “elos, elas” serÃ−an de *ILOS e *ILAS. La forma plena aparece frecuentemente
cuando el artÃ−culo procede a una palabra que empieza por vocal.
Se ha discutido mucho sobre cuál es el caso del que derivan los artÃ−culos y los demostrativos. En el caso
de los femeninos, el nominativo y el acusativo llegaron a ser idénticos tras la pérdida de la /-m/ final. Sin
embargo, los masculinos podÃ−an haber seguido siendo distintos en la forma aún sin la /-m/.
La conservación del nominativo para el artÃ−culo masculino tiene que ver con la necesidad de mantener una
distinción clara entre los masculinos y los neutros.
La distinción casual no podÃ−a mantenerse al faltarle el apoyo de una distinción similar en la forma
femenina del artÃ−culo, o de una distinción casual en los demostrativos y los adjetivos. AsÃ−, muy pronto
se produjo la mezcla de las dos formas.
Probablemente, favoreció este movimiento de la apócope de “elo” y “ele”, ya que en fonética sintáctica
las vocales finales habrÃ−an recibido el mismo trato que las átonas interiores; estarÃ−an sujetas a la
sÃ−ncopa que afectaba a las palabras aisladas. La forma resultante “el” llegó a ser dominante en Castilla, lo
más tardar, a finales del siglo XIII.
• Evolución forma vos: vosotros y vos => os
• Nos y vos => nosotros y vosotros
Estas formas existÃ−an ya en la Edad Media, aunque se escribÃ−an por separado y posiblemente se
pronunciaban por separado, como palabras distintas. La razón es que su significado era diferente al actual,
pero similar al actual francés: “nous autres” y “vous autres”â cuando tiene un carácter excluyente en
cuanto al interlocutor (en Esp. Hasta el s. XV aprox.).
• Gramaticalización: 1946 Gili Gaya
La clave está en la fecha en la que se produce el cambio: finales del XV, principios del XVI. En este
momento, se produce una generalización de la forma “vos” como referente a la 2º persona del singular
cortés. Esta especialización hizo que los hablantes buscarán un sustituto: “vos otros”
Hay ejemplos de la 2º mitad del siglo XV donde vemos este proceso en plena evolución, a partir de ese
“vos otros” como plural, también se empieza a utilizar “nos otros”. Más tarde, se producirá el cambio de
“vos” a “tú”.
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• Vos => os
El origen está en los casos en los que “vos” se posponÃ−a al verbo, dando lugar a secuencias de contacto
silábico aceptables en español. Cuando se posponÃ−a al imperativo, al hablante estaba ante un problema
de contacto silábico; aquÃ− se produjo antes la pérdida de la labial, lo que se generalizó a lo largo del s.
XVI a todos los contextos. Esta generalización a lo largo del s. XVI a todos los contextos. Esta
generalización viene favorecida por el pronombre.
• Desinencias de la segunda persona del plural
(Lapesa; Estudios de morfosintaxis histórica del español)
La historia de las desinencias de 2º persona del plural se imbrica con la elección de “tú” y “vos” para
designar a un solo interlocutor.
CronologÃ−a: desde 1330 aparecen formas -ees y -es. La forma antigua -edes dura hasta 1475 y sobrevive
hasta 1520 como forma claramente arcaizante. La forma -és, que apunta en 1330, sigue hasta 1560 en
España y en la América no voseante, pero ya se encuentra en decadencia desde 1500-1520 frente a -éis.
Esta forma, atestiguada más tarde, hacia 1415, se impone como mayoritaria en España y dura hasta hoy.
Frente a ella, la forma -és pervive hasta la actualidad en la América voseante. Las formas -ades, -ides y
sodes tienen las mismas viscitudes que -edes. La forma -aes dura desde 1400 a 1475 aproximadamente. La
forma -áis se conoce desde 1420 en España y más tarde en América no voseante. La forma -ás surge
sobre 1460 y dura hasta 1560 en España y América no voseante, y hasta hoy en la América voseante.
Este esquema cronológico nos explica dos cosas:
• Por qué en algunas zonas hispánicas el hablante emplea “tú” y en otras “vos”, para dirigirse a un
único interlocutor.
• Por qué en unas zonas se ha producido el triunfo de “sos, teés, cantás” y en otras de “sois,
tenéis, cantáis”
Unos pocos verbos, pero de los más usados (ir, estar, ver, ser, dar), confluÃ−an en la misma solución
fonética las formas de las personas “tú” y “vos”.
Todo esto ha de relacionarse con el hecho de que la forma de tratamiento “vos” haya perdido por la misma
época su carácter de respeto, pasando por ese valor a “vuestra merced”; y con ello “tú” y “vos” se
constituyen en tratamientos de confianza. “vos” indicaba menos confianza que “tú”, en España s.
XVII-XVIII, fue perdiendo terreno, hasta el punto de que ya en el XVIII debÃ−a ser un uso arcaizante.
En España predominaron ya durante el s. XV las formas de 2º persona del plural con diptongo, sin posible
confusión con las del singular. Esta preferencia debió extenderse desde los verbos en que podÃ−a haber
confusión a aquellos otros donde no era posible.
Las formas sin diptongo se van haciendo vulgares desapareciendo en 1560. El voseo fue fomentado en
América a partir del empleo dominante de formas sin diptongo, que en la pronunciación podÃ−an
confundirse con las de 2º persona del singular (pronunciación y escritura). En estas desinencias, se pasó
de una acentuación grave a la aguda; en otros casos, se pasa de una acentuación esdrújula a otra grave.
La -d- de la desinencia de estas formas subsistió mucho tiempo después de la caÃ−da de la -d- en
“amades”, etc, ésta cayó en el s. XV y aquella sobrevivió hasta comienzos del s. XVII. En todos los
casos habÃ−a confusión de las personas “tú” y “vos, vosotros”, por lo que el mantenimiento de la -d- fue
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un caso de conservación preventiva para evitar su confusión con las formas de la persona “tú”. A partir de
1570, cuando ya se han impuesto las formas “cantáis”, etc., mantener la -d- no tenÃ−a sentido, asÃ− que
poco a poco, fueron imponiéndose “cantabais”. Las formas sin -d- empujan durante el s. XVII y triunfan en
este siglo muy avanzado.
• Evolución del sistema pronominal (y gelo)
Los pronombres de 1º y 2º personas han continuado en gran parte como en latÃ−n, aunque afectados por
los cambios fonéticos ocurridos.
“Ego” desarrolló desde muy pronto una forma reducida “eo”; por lo demás, el único cambio notable es la
pérdida de las distinciones casuales fuera del nominativo, dativo y acusativo.
Las formas de dativo singular “mi > mihi” y “ti > tibi” y la de acusativo “me” y “te” probablemente
mantuvieron el significado propio del caso durante un tiempo, después de especializaron como pronombres
autónomos y clÃ−ticos, respectivamente.
El latÃ−n antiguo no contaba con un pronombre especÃ−fico para la 3º persona y los hablantes se servÃ−an
de distintos demostrativos cuando era necesaria una referencia especÃ−fica.
La forma reducida de “eo” podrÃ−a haber diptongado en [jeo], de donde provendrÃ−a la forma “yo”. “Tú,
nos y vos” continúan inalterados. Las formas de dativo singular continuaron como “mi, tive” aunque esta
última se remodeló por analogÃ−a. Los acusativos “me, te” continuaron sin cambio.
La especialización de “ille, illa” como pronombres sujeto de 3º persona ya se habÃ−a producido en el
latÃ−n tardÃ−o. Por evolución fonética regular, dieron “elle, ella”. Con la apócope de “elle”, el
resultado habrÃ−a sido /el/, pero como la palatal no puede darse al final de palabra en castellano, se hizo
más frecuente “él”. Las formas del plural proceden de los acusativos de “illos, illas” que evolucionaron
regularmente. Las formas oblicuas se reducen a una sola sÃ−laba; queda la sÃ−laba final, ya que es la que
indica el género: ILLUM > lo, ILLAM > la, ILLOS > los, ILLAS > las.
El pronombre de 3º persona conservó la distinción entre el dativo y el acusativo: ILLI > li. La
combinación *ili -ilum -ilam; evolucionó a /lelo, -la, -los, -las/. La evolución fonética regular dio /ze- /;
las combinaciones aparecen escritas como “gelo, gelas, gelos y gelas”. Aunque la forma originaria estaba
limitada al dativo singular pronto se extendió también el plural.
Los pronombres sujeto de las personas 4 y 5 del verbo tenÃ−an, junto a las normales, formas enfáticas:
nos-otros y vos-otros. Estas formas empezaron a usarse a finales de la Edad Media; como formas normales,
sin especial intención enfatizadota.
El pronombre “vos” desarrolló una forma más corta para ser usada detrás del imperativo: os. Se
generalizó en el XVI.
El pronombre de 3º persona de complemento indirecto habÃ−a sido “ge” en español medieval. Esta forma
se ensordeció en /se/ cuando se produjo el ensordecimiento general de las sibilantes sonoras. Como entonces
tenÃ−a parecido mayor con el pronombre reflexivo “se”, se empezó a usar en su lugar y con el tiempo llegó
a reemplazarlo totalmente.
• Causas de la desaparición del sistema de los casos latinos
Tenemos dos razones para explicar la desaparición del sistema casual:
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• Carácter fonológico: cataclismo en el sistema fonológico latino en el final de palabra. Tres
sucesos produjeron una generalización de homonimias produciendo la pérdida casual:
• pérdida de cantidad en posición final
• pérdida de /-m/ en posición final
• simplificación de tres vocales al final de palabra
Ej. “rosa, rosa(m), rosa”
Al perderse la /-m/ final y la cantidad, se produjo la homonimia. Son necesarias las proposiciones para
aclarar la función gramatical, asÃ− la marca casual se convierte en algo superfluo.
Según el profesor Bustos Gisbert, “la desaparición del sistema casual latino influyó en el reajuste
de final de palabra”.
♦ Carácter morfológico: isomorfismo icónico: una única forma; esto solo se daba en
nominativo, pero no en el resto de los casos. Una misma función podÃ−a ser satisfecha por
los mismos casos y una misma forma casual podÃ−a desempeñar varias funciones. Lo que
tuvo consecuencias.
La generalización del uso de preposiciones: si la preposición es la que marca la función, estos
casos son intercambiables; por lo que se fundieron en un único caso del que proceden gran parte de
las palabras de nuestro idioma.
También hubo factores oracionales que produjeron la pérdida de la declinación.
• orden oracional: la libertad de orden en latÃ−n que era bastante limitada; adjetivo antepuesto al
nombre y finalmente el verbo. Esto es un indicador de función gramatical; si el orden de las palabras
nos indica la función gramatical, podemos omitir el caso.
• perspectiva semántica: toda oración tiene una doble interpretación sintáctica y semántica, entre
las que existe cierta conexión dada por el verbo que selecciona los argumentos que pueden cumplir
la interpretación semántica por lo que dicha interpretación puede haber innecesarias las marcas
especÃ−ficas personales.
Llegamos a un sistema bicasual. A partir de aquÃ−, llegamos a la pérdida absoluta de caso:
Carácter formal: doble función de la /-s/ en época posclásica. Si la -s puede indicar el caso y el
número, se prescinde de la distinción de carácter secundario, el caso. El latÃ−n tenÃ−a tendencia
a perder la /-s/ en posición final de palabra y ya en latÃ−n arcaico junto a “filius” existÃ−a “filio”,
etc.
Reajuste de declinaciones:
♦ 4º declinación absorbida por la 2º; algunas palabras ya en latÃ−n arcaico se podÃ−an
declinar según los dos modelos. Acusativos plurales de neutros en la 2º conjugación se
interpretaron por femeninos colectivos (folia > hoja) y género dimensional; aquellos casos
en los que el femenino desarrolla algo más grande que el masculino. Palabras que por su
declinación generaban una inecuación entre género y sexo.
♦ 5º declinación; en latÃ−n habÃ−a muchos casos de doble conversión, justificada por que
tanto en 1º y 5º la mayorÃ−a de las palabras eran femeninas. En otros casos se confundió
con la 3º por sus parecidos formales.
♦ Consecuencia: estas modificaciones condujeron a un nuevo sistema morfológico con una
nueva expresión de género. El latÃ−n habÃ−a heredado del indoeuropeo una distinción
general del género. Los seres inanimados siempre eran neutros, caracterÃ−stica que se
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manifiesta en el adjetivo: femenino, masculino y neutro, se declinan diferente.
6. Desinencias de imperfecto
En español medieval las formas en -Ã−a sufren un cambio sin clara cronologÃ−a.
- Ã−a > -ié> - Ã−aâ la forma - ie perduró en determinadas zonas de España. En el s. XIII los
imperfectos de 2º y 3º conjugación son formas en - ie con una excepción: la primera persona
coincide con otro fenómeno: los perfectos simples: 2º y 3º también con formas en - ie en la
2º, 4º y 5º personas > no se diferenciaban en nada (perfecto e imperfecto).
• por qué no se pierde la /-b-/ en la 1º conjugación y se pierde en el resto
• por qué las formas en - Ã−a / - ié
• por qué no sucede en la 1º persona
• por qué existe una regresión
Menéndez Pidal piensa que hay una crisis de la norma toledana a principios del XIV. En Toledo
siguen usando - ié; a mediados del XIV usan - ié / - Ã−a; lo que se documenta mucho antes en el
norte; coincide con el cambio de la norma.
Pérdida /- b -/ intervocálica:
No parece que exista un patrón que explique la pérdida; se dan distintas explicaciones: fonética
> por el contexto: “v. palatal /- b -/ v. velar” â se pronuncia muy poco y desaparece.
Otra hipótesis, la de Togeby, que sostiene basándose en las lenguas de la Romania occidental,
donde el condicional se forma del imperfecto del v. “haber” > pierden la /- b -/ en el imperfecto.
En la Romania occidental no lo hacen asÃ−, sino del v. “querer” y no forman el condicional del
imperfecto â no pierde la “b”. De la caÃ−da de la /- b -/ en los condicionales, de ahÃ− se habÃ−a
transmitido al imperfecto.
Otra explicación serÃ−a el proceso de disimilación de /- b -/ al haber dos cerca: “habebam”,
“debebam”. Se habrÃ−a generalizado (dos verbos no pueden modificar el sistema en todas las
desinencias).
• Alternancia entre -ia y -ié
Un cambio lingüÃ−stico externo tiene inicio, proceso y decadencia, lo que implica un lapso
temporal. En el cambio externo hay un cambio de norma, aparecen y desaparecen muy rápido: un
modelo lingüÃ−stico se cambia por otro modelo lingüÃ−stico. Si la apócope extrema hubiera
sido un cambio externo, hubiera sido muy difÃ−cil recuperar la -m final. Pero sólo hubo un grupo
que siguió esta regla, la mayorÃ−a de la gente la seguÃ−a manteniendo.
En el siglo XIII hay un fuerte aumento de la población mozárabe: los principales traductores son
mozárabes y judÃ−os. El mozárabe tiene una fuerte tendencia al debilitamiento de vocales al final
de palabra, también se manifiesta una tendencia a cambiar -as por -es.
¿Por qué en la primera persona no se produjo el cierre de la vocal?
a) para evitar la homonimia, pero hoy es existente.
b) por analogÃ−a con la primera conjugación.
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c) tal vez sea una cuestión al planteada: ¿hay alguna razón por la que la 1º persona tuviera que
modificarse? Es común que haya diferencias entre formas básicas y derivadas (pres. indicativo =
pres. subjuntivo).
8. Evolución de los perfectos fuertes en - ui.
♦ Perfectos con reduplicación: rareza en el propio latÃ−n; desaparecieron todos con dos
excepciones:
♦ perfecto del verbo “dar” <dare â dedi>: la - i larga produce el cierre de la vocal radical:
“didi” > la /- d -/ se convierte en fricativa para perderse finalmente: didi > dii > di. El
hablante lo interpreta como un perfecto débil: 2º y 3º conjugación.
♦ steti > stiti > stide > estide: no se puede perder la /- d -/ porque originariamente no la tiene,
parece que hay cruce con los perfectos en -ui. Finalmente, se sustituye: estude > estuve.
• Perfectos sigmáticos: añaden una /-s-/ como marca de perfecto. Muy abundantes en latÃ−n y
español medieval; en el actual sólo se ha conservado un grupo: perfectos en /-ks-/ y su posterior
penalización. La evolución es anómala fonéticamente. Hay otros dos donde se ha puesto el
perfecto sigmático: nasco y visco que no sabemos cómo se ha formado:
• Menéndez Pidal piensa que hay un trastoque por pronunciación cuta del tipo /-ks-/ (no se puede
mantener).
• Nascuit: “nasce” / “nasco” â fonéticamente impecable; pero es ad hoc, no tenemos pruebas.
• Blaylock: formas que aparecen en una época muy limitada del español que no se explican a partir
de la evolución del español, pero sÃ− de las orientales. Supone un préstamo del francés o
provenzal cuando estos idiomas estaban en auge.
8. Historia de las fórmulas de tratamiento
Referencias a la 3º persona:
Servidor / a: antecedente latino: servus tuus > tu siervo. Aparece en textos de Berceo y Ayala hasta
casi desaparecer en el XVI. TodavÃ−a Lorca lo siguió usando y en Huelva los hablantes lo usan
siempre.
Referencia a la 2º persona:
Vos = Tú: “tú” utilizado por las clases altas aunque el voseo esté afianzado. Hay paÃ−ses donde
“vos” corresponde sólo corresponde sólo a la lengua hablada, pero nunca a la escrita.
Como punto de partida tenemos el latÃ−n: el emperador usaba la forma “nos” para dirigirse a él
mismo, por tanto, es normal que los hablantes utilizaran “vos” para dirigirse al emperador. Este
antecedente latino se ve en los textos:”vos” utilizado por los nobles para dirigirse a sus superiores y
entre ellos, también se trata de “vos” desde vasallos a nobles. “Tú” utilizado por nobles que se
refieren a sus vasallos (siempre que estos no pertenezcan a la nobleza), a parientes jóvenes y es
probable que estuviera generalizado entre vasallos. Se puede utilizar el voseo para la descortesÃ−a
con carácter intencional y también puede darse un tuteo emotivo o en una situación lÃ−mite.
Esta situación perdura hasta el XIV cuando da comienzo el desarrollo de las ciudades; lo que trae
consecuencias.
Las ciudades dependen del rey y sin gobernados por un consejo de ciudadanos formado por la
burguesÃ−a que acabará con el antiguo régimen. La burguesÃ−a no depende de la nobleza y
posee criados, lo que hace que se asuma “vos”. “tú” sigue vivo en ambientes populares. Esta
generalización de “vos” trae consecuencias:
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• si empieza a usarse entre iguales, pierde su primitiva función, por lo que empiezan a aparecer nuevas
fórmulas.
• la generalización de “vos” hace que se empiece a utilizarse para expresar enfado.
Las nuevas fórmulas tienen su origen en el latÃ−n. Surge “vuestra merced”, utilizada por primera
vez en una crónica. Estas fórmulas coexisten a lo largo del XVI. Felipe II (1583) publicó una
gramática para fijar las fórmulas de tratamiento. En 1619, Gramática, Juan de Luna: “tú” para
niños y personas a las que queremos demostrar familiaridad y amor. “vos” para criados y vasallos.
“vuestra merced” para todos. “Vuestra merced” sufre un acorte fónico: “vuaced”, “vusted”, del que
viene “usted”; eran propias de las gentes marginales. En el 1739 el diccionario de autoridades lo
acoge como fórmula de tratamiento cortés. Lapesa piensa que se produjo por la ola de
“chabacanerÃ−a” que acogió a España durante el siglo XVIII.
El desprestigio de “vos” no tiene los mismos resultados:
En España (XVII) en la intimidad puede usarse la forma “vos”, a partir de finales del XVII esta
forma decae muchÃ−simo, pero todavÃ−a podemos encontrarla en escritores andaluces o canarios.
“vos” desaparece exceptuando unas zonas de León y Zamora muy arcaizantes.
En América hay una zona de exclusivo tuteo: México, Perú, zona caribeña: República
Dominicana, Puerto Rico, Colombia, Bogotá, Cuba. Y de voseo exclusivo: área rioplatense:
Uruguay, Paraguay, Argentina, y Centroamérica. Y una zona de voseo - tuteo: Chile, Ecuador,
Bolivia, parte de Colombia y parte de Venezuela: en estas zonas el voseo se considera marca de
estatus sociolingüÃ−stico más bajo que le tuteo.
CrÃ−ticas a la hipótesis:
• no hay ni un solo ejemplo de neutralización de ambas formas en la obra de Bernal DÃ−az del
Castillo.
• excesivo “hispanocentrismo”. No se tiene en cuenta el desarrollo del idioma en Hispanoamérica
independiente de la evolución en la PenÃ−nsula.
• encontramos usos de “vos” en Argentina tan despectivos como podrÃ−amos usarlos en la
PenÃ−nsula.
• en cartas particulares argentinas en el siglo XIX encontramos “vos asÃ− lo tendrás entendido, tú
verás”. El proceso no se ha cerrado ni en la Hispanoamérica actual.
• problema de la forma “ustedes”: plural de “vos” y “tú” en toda España. Si “ustedes” generalizó
en toda América, los usos de “tú” y “vos” estarÃ−an neutralizados.
• Alternancias consonánticas y vocálicas en el radical verbal
Variaciones vocálicas
Verbos 1º y 2º conjugación:
Históricamente hay tres tipos de excepciones:
• verbos con e u o que no tienen el esperable diptongo, lo que suele deberse a que la palabra es un
cultismo o a razones de carácter fonológico que hayan inferido en el proceso de diptongación. La
tendencia en latÃ−n era que las velares impidieran la diptongación: al bajar el velo del paladar la
vocal no se abre, sino que se cierra y no diptonga => apreto > aprieto - entrego > *entriego. La
presencia de la /-r/ lÃ−quida tiene un formante vocálico que puede fagotizar el elemento
semivocálico y al revés; alarga la vocal para no perder la ampliación del formato vocálico de la
lÃ−quida: adiptongación.
• diptongación de vocales que no son esperables (palabras patrimoniales): frico > friego, deberÃ−a
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haber dado *frego. Según Malkiel se explicarÃ−a con una analogÃ−a formal.
• en verbos no patrimoniales (inclusiones cultas no tardÃ−as), la diptongación sólo puede explicarse
con la existencia de verbos simples queso tienen diptongación con los que el hablante atribuye
relación morfológica.
Verbos 3º conjugación:
• puede no haber variación vocálica y los resultados son los etimológicamente esperables: esto
sólo sucede en el caso de verbos que en latÃ−n tenÃ−an u en el radical.
• verbos de doble alternancia: varios orÃ−genes diferentes: resultado de una evolución fonética
(venir, tener) o que procede de la aplicación de una regla de disimilación de vocales tónicas.
(sentio > “miento, siento” -> diptongo esperable: petio > pido), (dormio > nunca hubiera diptongado
-> morio > muero).
Vocal radical velar:
Ue / ie > en tónicas (duermo / miento).
Eo / o > en tónicas seguidas de -i tónica.
I / u > en formas átonas cuando no van seguidas de -i tónica (muramos).
Hipótesis de Malkiev:
En todos los casos de e / o debió producirse la diptongación. Esta hipótesis ha sido muy criticada
por J. Herris y G. Genè: si esto fiera cierto, siervo darÃ−a sirvo y no cuando da sustantivo; por otro
lado hay monoptongación y no hay contexto que lo explique.
Otros autores dicen que la metafonÃ−a es un hecho morfológico, por tanto se impusieron la -i y la -u
para indicar que pertenecen a la tercera conjugación.
Togeby, Montgomery, Penny:
El cierre se produce porque son verbos de la 3º conjugación: sólo tendrán vocales de abertura
mÃ−nima. La 2º conjugación tendrá vocales de abertura media. Esta hipótesis tiene un punto a
favor, y es que es una hecho que trasciende en la morfologÃ−a; no tenemos una evolución
fonética de cierre: metio, petio > meto, pido.
Aunque también tiene algo en contra:
• verbos con diptongación.
• verbo oÃ−r: es de la 3º conjugación, pero la vocal radical es la -o.
• dos verbos que independientemente de su conjugación, reflejan la evolución fonética esperable.
La explicación de “oigo” y no “oyo” se ha explicado como homonimia con “huyo”, pero si vemos
que antes se decÃ−a “yo oyo” y “yo fugio” no hay homonimia, ya que no hay equivalencia
articulatoria.
Malkiel tiene un error de base: concepción del cambio lingüÃ−stico rápido y automatizado.
Debemos partir de una concepción dinámica del cambio lingüÃ−stico producida en el tiempo
por una doble dimensión: léxica y sociolingüÃ−stica.
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Weinrech, Herzog, Labov:
• cuando un cambio lingüÃ−stico ha terminado, tenemos la impresión de que ha sido automático,
pero ese cambio afecta antes a unas palabras que a otras y suele haber condicionamientos: de lo más
favorable a lo menos favorable.
• en un proceso de cambio lingüÃ−stico, ese cambio, será aceptado antes por unos hablantes que
por otros.
• ritmos de habla: cuanto más rápido es el ritmo de habla, antes se hará el cambio lingüÃ−stico;
asÃ− estará en los contextos más informales. Si esto es asÃ−, los procesos de cambio
lingüÃ−stico se interrelacionarÃ−an entre sÃ−:
___________________________________________
Monoptongación
___________________________________ audio > oyo > * uyo
Diptongación a un diptongo decreciente no se le
o > wé peto pido puede aplicar una regla de cierre.
E > Ã−e meto mido
fogo huyo
Disimilación ante -i tónica:
Hay verbos que poseen doble o triple alternancia:
* pido > pedimos * digo > decimos * tiño > teñimos
En español antiguo esta regla afectaba a muchÃ−simos más verbos. La vocal radical puede tener
cualquier origen; en todos los casos, hay una disimilación de la -i tónica, como si el hablante no
concertara dos vocales cerradas juntas.
La primera modificación afectó a los que tenÃ−an la vocal radical velar, desde muy temprano se
modificaron / generalizaron las vocales cerradas. En el casi de las diptongaciones, mantuvieron la -o
porque en las formas tónicas habÃ−a diptongo.
La segunda modificación afectó a verbos con vocal radical palatal, la simplificación tardó mucho
(finales XV).
Llegada de la imprenta; fija formas idiomáticas, lo que favorece los procesos de simplificación.
Incorporación masiva de cultismos en los que no suele haber modificación.
Codificación de la lengua, eliminando variantes y aceptando las formas modernas.
Variaciones consonánticas
Las variaciones consonánticas son mucho menos frecuentes que las vocálicas, y se deben
fundamentalmente a procesos de palatalización. Estas alternancias corresponden a la máxima:
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“regularidad atrae regularidad”, lo que se ve muy bien en la 1º conjugación la diferencia nunca se
aplica: pagar, tocar, rogar, ahogar, etc; lo esperable es una solución diferente en el presente de
indicativo y en el presente de subjuntivo: toco, tocas > toque, toques: nunca hay palatalización.
Alternancias más frecuentes:
• afecta a verbos con sufijo -escer. En este caso, era esperable una diferente conjugación en el presente
de indicativo. En la época del latÃ−n vulgar este tipo de verbos aumentó considerablemente.
• la presencia de la vocal palatal provoca una diferenciación de la 1º persona del presente de
indicativo con el resto del paradigma.
• verbos con yod derivativa de los cuales tenemos los siguientes resultados:
♦ KY y TH: como si la yod no hubiera existido. Para explicar “hago” hay que ir a algo como
“fago”, por que de “facio” no podemos sacar nada por la yod.
♦ LY, NY y RY: en algunos casos, presenta una anómala situación, ya que aparece una
extraña /g/ en lugar de la yod. Si la consonante era labial, lo normal es que no haya quedado
ni rastro de la yod: moveo > muevo. Estos verbos con consonante palatal añadieron otra
consonante velar en época más tardÃ−a.
♦ audio > oyo / trago > trayo: inserción de velar: las acepciones parten de dos principios:
analogÃ−a y contraanalogÃ−a. Los manuales dicen que la /g/ proviene de verbos con un
infijo nasal: analogÃ−a generalización de la velar de esos verbos. A estos verbos lo que les
caracteriza es que no han mantenido la velar.
Malkiel piensa que todo proceso tiene su origen en un paradigma verbal que mantiene la 1º
persona respecto al resto dando diferentes procesos de palatalización, dando múltiples
variantes fonéticas de ese patrón.
Es una hipótesis muy aceptada aunque tiene debilidades:
♦ la razón fundamental que propone Malkiel para que se produzca la generalización de la
velar es que las oposiciones fonológicas a las que daba lugar la palatalización eran
caracterizadas por su escaso contraste.
♦ La hipótesis no predice la evolución posterior no explica porqué adquieren la velar.
♦ Pérdida en -d- intervocálica en llanas y esdrújulas
Ya en el siglo XV empiezan a aparecer formas con diptongo (tenéis), produciéndose una
inversión: se van haciendo mucho más numerosas que las contractas y se produce una
estigmación de ellas en la sociedad:
♦ pasan a caracterizar el habla de los rústicos
♦ a partir de 1530 desaparecen de la lengua literaria, aunque no sabemos cuándo desaparecen
de la lengua hablada, no aparecen documentadas a partir de 1570.
En la 3º conjugación partides, tenemos dos soluciones: la etimológica (parties) y la
analógica (partÃ−s). Se ha dicho que parties desapareció para evitar la homonimia con el
perfecto de indicativo, aunque no está bien justificado.
En la 1º conjugación se presentan más problemas:
◊ cantáes / viváes: sólo reflejan la pérdida de la /-d-/ intervocálica. Evolución
rápida hacia cantáis. A partir de finales del XV aparece cantás que sufre el
mismo proceso de estigmación que tenés; lo que nos indica que las formas
primitivas debieron ser cantás, tenés, partÃ−s y que sobre la forma cantáis, se
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creó tenéis y sobre tenés se creó cantás.
◊ ¿qué sucedÃ−a con la pérdida de la -d- intervocálica cuando se pierde en las
formas esdrújulas? En pura teorÃ−a, existe siglo y medio de distancia en el
momento en que se pierde la -d- en las llanas (XV) hasta que se pierde en las
esdrújulas (XVII); aunque desde primeros del XVI se va reduciendo el número de
ejemplos sin -d- intervocálica. Hay conciencia de que existe esa variedad.
◊ A mediados del XVI los testimonios empiezan a ser más frecuentes y empiezan a
aparecer en obras y gramáticas. El hecho se estaba evaluando socialmente, habrÃ−a
grupos más conservadores y otros que no, pero en ese momento lo habitual era la
pérdida; aunque los ejemplos literarios son todavÃ−a conservadores. Aunque hay
dos problemas:
◊ por qué se pierde la -d- intervocálica: la -d- se ha perdido más que la -g- o la
-b- , aunque hay variedades del español donde estas dos últimas se pierden más.
Esa pérdida puede deberse a la escasa tensión articulatoria de la -d- fricativa en
español. Empieza a aparecer en la 2º conjugación y suele perderse cuando la
vocal anterior y la posterior es la misma. Esto es una explicación incompleta: si la
razón fuera fonética, igual que el participio acabado en -ado pasarÃ−a en palabras
como adorno donde no se produce la pérdida. La explicación puede estar en que
este proceso morfológico que se deriva de que el español es una lengua flexiva
que lleva la información morfológica al final de la palabra; cuando dicho
información resulta redundante, es frecuente la relajación articulatoria y, por tanto,
la consecuente aparición de algunos morfemas.
◊ Malkiel por su parte, piensa que la pérdida de la -d- intervocálica en las formas
llanas da lugar a diptongos decrecientes tónicos incluidos en la estructura
fonológica del español, por lo que no habrá dificultad. Ahora bien, en las formas
esdrújulas, da lugar a diptongos decrecientes átonos y triptongos; esos dos siglos
serÃ−an el periodo de adaptación de los hablantes. Malkiel no se da cuenta de que
se produjeron formas diptongadas y formas contractas. Según la hipótesis de
Malkiel, serÃ−a esperable que la cronologÃ−a de las formas diptongadas y la de las
formas contractas serÃ−a indiferente; pero el análisis empÃ−rico demuestra que
esto no es cierto. A esta hipótesis, igual que a las demás hipótesis estructurales,
tienen un problema fundamental, son explicaciones demasiado racionalistas. Piensan
que el cambio se ha hecho conscientemente, cuando en realidad el hablante no se da
cuenta del cambio lingüÃ−stico. La hipótesis de Malkiel parte de una premisa
falsa: los diptongos decrecientes tanto átonos como tónicos, no son frecuentes en
español.
◊ Lapesa considera que la diferencia temporal viene dada por dos factores:
⋅ Factor interno de carácter fonológico: la pérdida de la vocal postónica
del futuro de subjuntivo hace que se mantenga la -d- intervocálica. Pero en
los textos de Diego de Ordaz, la sincopa del futuro de subjuntivo no parece
influir en el resto de las formas. Para que una forma sea un polo de atracción
fonológica, tiene que tener una importancia fundamental. En el XVI las
formas de futuro de subjuntivo está en regresión; es poco esperable que
formas casi desaparecidas sean la causa.
⋅ Factor socio-pragmático: necesidad de distinguir tu / vos en un momento en
el que se está produciendo la estigmación de vos llegando a la pérdida
total en toda la penÃ−nsula. En las formas llanas, esa distinción estaba
asegurada por la posición del acento independientemente de la solución
diptongada (amáis) o contracta (amás). En las formas esdrújulas no
habÃ−a manera de diferenciar la forma tu de vos. La necesidad de
diferenciarlos fue la que impidió la generalización de la pérdida de la
-d- intervocálica en los esdrújulos hasta que se generalizaron las formas
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diptongadas; ya no habÃ−a posibilidad de confusión
Es una hipótesis muy importante: la pérdida de la -d- en las formas esdrújulas
viene ya a coincidir con el momento en que los hablantes de la penÃ−nsula
eliminaban las formas llanas contractas.
Aunque esta hipótesis tiene varios argumentos en contra:
⋅ Lapesa parte de la idea de la necesidad de diferenciación entre tu / vos, pero
no creemos que el voseo en 1580 estuviera estigmatizado, pero sÃ− la
utilización de tu, tal y como reflejar cartas y documentos.
⋅ La supuesta norma madrileña la piensa casi coetánea con el
establecimiento de la capital en Madrid (Felipe II), cuando Felipe II muere,
Felipe III establece la corte en Valladolid, haciendo que la norma madrileña
sea tardÃ−a.
⋅ Hay que revisar de cuándo son los primeros ejemplos de voseo, asÃ− como
los últimos en las zonas que no son voseantes.
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