Estado de Excepción _modelo 2_ _2_

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Comentarios sobre el ESTADO DE EXCEPCION: Ley No. 3.994/2010
MAYO DE 2010
Por
Ma. Alejandra Guanes V.
Estudiante 6to. Curso de Derecho UNA.
Integrante de GHP Abogados.
Al adentrarnos al término “ESTADO DE EXCEPCIÓN”, nos encontramos frente a una figura que comprende
varias denominaciones según la legislación de que se trate. Así comparando con otros países de la región
podemos agrupar en dos grandes vertientes. Por una parte las relativas a cuestiones de carácter político
como invasiones, ataques exteriores, guerra internacional, conmoción interior o guerra civil. Y por otro
lado las relativas a cuestiones sociales, económicas, ecológicas o de calamidades o catástrofes naturales.
En el primer grupo encontramos la constitución brasilera que establece “el estado de sitio” en su Arts.
137 y 139. Sección II Del Estado de Sitio: “Art. 137. El Presidente de la República puede, oídos el Congreso
de la República y el Consejo de Defensa Nacional, solicitar al Congreso Nacional autorización para decretar
el estado de sitio en los casos de: I Conmoción grave de repercusión nacional o sucesión de hechos que
demuestren la ineficacia de la medida tomada durante el estado de defensa; II Declaración de estado de
guerra o respuesta a una agresión armada extranjera. Parágrafo único. El Presidente de la República, al
solicitar autorización para decretar el estado de sitio o su prórroga, señalará los motivos determinantes de
la solicitud, debiendo el Congreso Nacional por mayoría absoluta.
Art. 139. Durante la vigencia del estado de sitio, decretado en base al artículo 137, I, sólo podrán ser
tomadas contra las personas las siguientes medidas: I obligación de permanencia en una localidad
determinada; II detención en edificio no destinado a acusados o condenados por delitos comunes; III
restricciones relativas a la inviolabilidad de la correspondencia, al secreto de las comunicaciones, a la
prestación de informaciones y a la libertad de prensa, radiodifusión y televisión, en la forma de la ley; IV
suspensión de la libertad de reunión; V búsqueda y detención en domicilio; VI intervención de las empresas
de servicios públicos; VII requisa de bienes.”
Así también, la Argentina prevé esta figura en su carta orgánica en los Arts. 23, 75 inc.) 29, y 99 inc.) 16.:
“Art. 23- En caso de conmoción interior o de ataque exterior que pongan en peligro el ejercicio de esta
Constitución y de las autoridades creada por ella, se declarará en estado de sitio la provincia o territorio en
donde exista la perturbación del orden, quedando suspensas allí las garantías constitucionales. Pero
durante esta suspensión no podrá el presidente de la República condenar por sí ni aplicar penas. Su poder
se limitará en tal caso respecto de las personas, a arrestar o trasladarlas de un punto a otro de la Nación,
si ellas no prefiriesen salir fuera del territorio argentino. Art. 75- Corresponde al Congreso: inc. 29).
Declarar en estado de sitio uno o varios puntos de la Nación en caso de conmoción interior, y aprobar o
suspender el estado de sitio declarado, durante su receso, por el Poder Ejecutivo. Art. 99. - El Presidente de
la Nación tiene las siguientes atribuciones: inc. 16). Declara en estado de sitio uno o varios puntos de la
Nación, en caso de ataque exterior y por un término limitado, con acuerdo del Senado. En caso de
conmoción interior sólo tiene esta facultad cuando el Congreso está en receso, porque es atribución que
corresponde a este cuerpo, el Presidente la ejerce con las limitaciones prescriptas en el Artículo 23.”
Por otra parte la constitución uruguaya habla de “medidas prontas de seguridad”, según el Art. 168 inc.
17) que menciona en cuanto sigue, que: “Al Presidente de la República, actuando con el Ministro o
Ministros respectivos, o con el Consejo de Ministros, corresponde: Tomar medidas prontas de seguridad en
los casos graves e imprevistos de ataque exterior o conmoción interior, dando cuenta, dentro de las
veinticuatro horas a la Asamblea General, en reunión de ambas Cámaras o, en su caso, a la Comisión
Permanente, de lo ejecutado y sus motivos, estándose a lo que éstas últimas resuelvan. En cuanto a las
personas, las medidas prontas de seguridad sólo autorizan a arrestarlas o trasladarlas de un punto a otro
del territorio, siempre que no optasen por salir de él. También esta medida, como las otras, deberá
someterse, dentro de las veinticuatro horas de adoptada, a la Asamblea General en reunión de ambas
Cámaras o, en su caso, a la Comisión Permanente, estándose a su resolución. El arresto no podrá
efectuarse en locales destinados a la reclusión de delincuentes.”
Seguidamente podemos ver que en la segunda vertiente también encontramos que el Brasil prevé un
artículo sobre el “estado de defensa” (Art. 136), el que es aplicada en caso de cuestiones políticas, como
primera medida. Al respecto, nuestro ordenamiento constitucional atribuye en su Art. 202 inc. 13), que el
Congreso tendrá la atribución de “expedir leyes de emergencia en los casos de desastre o de calamidad
pública”.
ANTECEDENTES DEL ESTADO DE EXCEPCIÓN EN EL PARAGUAY
Es importante mencionar que nuestra constitución vigente usa la denominación “estado de excepción”
en forma restringida, como equivalente de lo que constituciones anteriores llamaban “estado de sitio”, es
decir, abarcando sólo cuestiones de carácter político.
Así encontramos antecedentes de la figura del estado de excepción en las constituciones del año 1870,
1940 y 1967. La Carta Magna promulgada en el año 1870, la regulaba en su artículo 9, bajo la
denominación de “Estado de Sitio”, estableciendo que tanto el Congreso como el Presidente de la
República, en caso de conmoción interior o ataque exterior, que ponga en peligro el ejercicio de la
Constitución y de las autoridades creadas por ella, podrán declarar en Estado de Sitio una o todo el
territorio Paraguayo por un término ilimitado. Siendo el Presidente de la República el órgano competente
para arrestar a las personas sospechosas o trasladarlas de un punto a otro de la nación.
Asimismo, en la Constitución de 1940, el Estado de Sitio estaba previsto en el artículo 52, el cual otorgaba
al Presidente de la República la potestad de declarar en estado de sitio una parte o todo el territorio de la
República, si la Constitución y las autoridades creadas por ella, se vieran en peligro por alguna amenaza
grave de perturbación interior o conflicto exterior. Alegando que este estado será para la defensa del
orden y de la seguridad de la República, siendo el Presidente el único autorizado para ordenar el arresto
de las personas sospechosas.
La constitución de 1967 contenía en sus artículos 79 y 181 normas referentes al Estado de Sitio,
mencionando que solamente en caso de conflicto o guerra internacional, de invasión exterior, de
conmoción interior, o de amenaza grave de uno de estos hechos, podrá ser aplicado el estado de sitio de
manera total o parcial, por un tiempo limitado, según afecte a todo el territorio de la República o sólo a
parte de él. A su vez, establecía que podrán ser detenidas las personas indiciadas de participar en algunos
de esos hechos y trasladarlas de un punto a otro de la República, prohibiendo reuniones y
manifestaciones públicas. Lo resaltante de esta Carta Magna es la protección que otorga a los detenidos
en virtud de Estado de Sitio, facultándoles a permanecer en locales sanos y limpios no destinados a reos
comunes, y permitiendo que los traslados de los mismos fueran siempre a localidades pobladas y
salubres. Este punto sigue vigente hasta nuestros días. Al igual que la obligación de expresar y
fundamentar los motivos para declarar el estado de sitio, las garantías que se suspenden o restringen y si
regirá para todo o parte del territorio nacional.
EL ESTADO DE EXCEPCIÓN EN NUESTROS DÍAS
Recientemente, nuestro país se ha visto azotado por una ola delictiva sin precedentes. El surgimiento de
movimientos de izquierda radicalizada, concluyó con la creación del nefasto autodenominado Ejército del
Pueblo Paraguayo (en adelante EPP). Este grupo terrorista cumple la función de atemorizar y amedrentar
al pueblo paraguayo, atentando contra la paz y seguridad, a través de sus actividades ilegales como el
narcotráfico, tráfico de armas, ataques a destacamentos militares y haciendas agrícolas, asesinatos a
civiles y policías y el secuestro, esta última es la que le dio mayor fama y lucro.
La Policía Nacional poco pudo hacer para detener el crecimiento de estos terroristas, aunque como nunca
antes tuvo recursos a su favor y con muchos efectivos a su disposición. Debido a los sistemáticos fracasos
del Estado paraguayo al tratar de frenar esta situación, el gobierno se vio obligado a decretar el estado de
excepción, tópico tan en boga en nuestros tiempos.
El doctrinario Manuel Ossorio, no define al estado de excepción, sino al estado de emergencia, que en
derecho comparado sería básicamente lo mismo, estableciendo que es aquel estado al que se recurre en
consecuencia de situaciones o hechos graves que quiebran el normal desarrollo de un país, poniendo en
peligro las instituciones constitucionales o mismo las de facto.
En nuestro ordenamiento positivo vigente, el estado de excepción está minuciosamente regulado en el
Titulo III, Art. 288 de la Carta Magna, que dice en cuanto sigue:
“ARTICULO 288 - DE LA DECLARACION, DE LAS CAUSALES, DE LA VIGENCIA Y DE LOS PLAZOS:
En caso de conflicto armado internacional, formalmente declarado o no, o de grave conmoción interior
que ponga en inminente peligro el imperio de esta Constitución o el funcionamiento regular de los órganos
creados por ella, el Congreso o el Poder Ejecutivo podrán declarar el Estado de Excepción en todo o en
parte del territorio nacional, por un término de sesenta días como máximo. En el caso de que dicha
declaración fuera efectuada por el Poder Ejecutivo, la medida deberá ser aprobada o rechazada por el
Congreso dentro del plazo de cuarenta y ocho horas.
Dicho término de sesenta días podrá prorrogarse por períodos de hasta treinta días sucesivos, para lo cual
se requerirá mayoría absoluta de ambas Cámaras.
Durante el receso parlamentario, el Poder Ejecutivo podrá decretar, por única vez, el Estado de Excepción
por un plazo no mayor de treinta días, pero deberá someterlo dentro de los ocho días a la aprobación o
rechazo del Congreso, el cual quedará convocado de pleno derecho a sesión extraordinaria, únicamente
para tal efecto.
El decreto o la ley que declare el Estado de Excepción contendrán las razones y los hechos que se invoquen
para su adopción, el tiempo de su vigencia y el territorio afectado, así como los derechos que restrinja.
Durante la vigencia del Estado de Excepción, el Poder Ejecutivo sólo podrá ordenar, por decreto y en cada
caso, las siguientes medidas: la detención de las personas indiciadas de participar en algunos de esos
hechos, su traslado de un punto a otro de la República, así como la prohibición o la restricción de reuniones
públicas y d e manifestaciones.
En todos los casos, las personas indiciadas tendrán la opción de salir del país.
El Poder Ejecutivo informará de inmediato a la Corte Suprema de Justicia sobre los detenidos en virtud del
Estado de Excepción y sobre el lugar de su detención o traslado, a fin de hacer posible una inspección
judicial.
Los detenidos en razón del Estado de Excepción permanecerán en locales sanos y limpios, no destinados a
reos comunes, o guardarán reclusión en su propia residencia. Los traslados se harán siempre a sitios
poblados y salubres.
El Estado de Excepción no interrumpirá el funcionamiento de los poderes del Estado, la vigencia de esta
Constitución ni, específicamente, el hábeas corpus.
El Congreso, por mayoría absoluta de votos, podrá disponer en cualquier momento el levantamiento del
Estado de Excepción, si considerase que cesaron las causas de su declaración.
Una vez que finalice el Estado de Excepción, el Poder Ejecutivo informará al Congreso, en un plazo no
mayor de cinco días, sobre lo actuado durante la vigencia de aquél.”
Tal como pueden apreciar, en ella se enumeran las condiciones que pueden desencadenar el
establecimiento de un estado de excepción. En nuestro caso en particular, esta figura ha sido puesta en
vigencia, como ya mencionamos, a consecuencia de los crímenes cometidos presuntamente por el EPP, ya
que esto pone en peligro el imperio de la Constitución y el funcionamiento regular de los órganos creados
por ella. En este caso en particular, el estado de excepción fue declarado sólo en 5 departamentos,
abarcando los departamentos (provincias) de Concepción, San Pedro, Amambay, Alto Paraguay y
Presidente Hayes, los dos últimos en la región occidental o Chaco. Sin embargo, cabe resaltar que puede
declararse a nivel nacional en el caso de algún conflicto armado internacional.
Nuestra Carta Magna en su Art. 188, menciona que el Congreso y el Poder Ejecutivo son los únicos
poderes del estado que pueden declarar el estado de excepción. En caso de ser solicitado por el Poder
Ejecutivo, tiene que ser aprobada por el Congreso, por mayoría absoluta en ambas cámaras, en un lapso
de 48 horas. Es importantísimo al momento de declarar el estado de excepción explicar las razones y los
hechos que invoquen para su adopción, los derechos que restrinjan, el tiempo de su vigencia, que no
puede ser más de 60 días, pero que puede prorrogarse por periodos de 30 días. Hoy día el estado de
excepción decretado por el Congreso Nacional bajo Ley No 3994, de fecha 24 de Abril de 2010, regirá por
30 días y no 60 como pidió el Presidente de la República, Fernando Lugo, cuyo proyecto de ley fue
rechazado por el Senado para elaborar uno propio.
Así también agrega que el Poder Ejecutivo puede ordenar por decreto la detención de las personas
indiciadas de haber formado parte de los hechos invocados para la declaración, el traslado de estas
personas de un punto del país a otro, con la opción de salir del país, la prohibición o la restricción de
reuniones públicas y de manifestaciones. Esto significa una suspensión o restricción de ciertos derechos
fundamentales de los seres humanos, es ahí donde está el gran peligro detrás de estas decisiones, ya que
en las manos equivocadas pueden desencadenar una serie de hechos peores a los que les dieron
nacimiento.
Como medio de control, la Constitución Nacional prevé que al ser detenida alguna persona en virtud al
estado de excepción, el Ejecutivo tiene que informar de inmediato a la Corte Suprema de Justicia, dónde
fue detenido el sujeto y el lugar de su detención o traslado, para que se pueda hacer una inspección
judicial.
CONCLUSIÓN
A nuestro parecer, existen opiniones encontradas sobre el decreto del estado de excepción, ya que estos
pueden ser catalogados como un mal necesario, dado que el Estado debe estar dotado de herramientas
suficientes para afrontar los cambios y hechos extraordinarios que puedan atentar contra su existencia y
estabilidad. Es ahí donde nos vemos desprotegidos ante un departamento policial ineficiente y corrupto.
No podemos dejar de mencionar que existen infiltrados del EPP en nuestros sistemas de seguridad y la
tecnología que manejan son sumamente superiores y avanzadas a las nuestras, entonces resultaría una
falacia hablar de estado de excepción para erradicar este grupo de terroristas.
La declaratoria de los mismos conlleva, por lo general, a la concentración de poder por parte de una de las
ramas del Estado y en particular del Presidente como cabeza de la rama ejecutiva, produciendo con ello la
posibilidad de abusos por parte del mismo ante la fragilidad de los derechos fundamentales de los simples
ciudadanos, causando posibles limitaciones o vulneraciones de los derechos humanos, como derechos
que deben ser garantizados y materializados por el Estado moderno, concebido éste como un Estado
Social de Derecho, para lo cual debe proveer seguridad y bienestar, dejando de lado las cuestiones
políticas y personales de los gobernadores y dirigentes de turno.
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