“La clave es la constancia: el trabajo de un mes puede perderse en

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Campo Regional
OCTUBRE 2014
Asaja Castilla y León
LA ÚLTIMA
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C.R. / Teresa Sanz Nieto
A
l suroeste de la
provincia de Ávila, en un punto intermedio entre Gredos, el
Jerte extremeño y la sierra
salmantina de la Covatilla, a tan solo 9 kilómetros
del Barco de Ávila está
El Collado. Es uno de los
cinco anejos de Santa María de los Caballeros, zona
de prados y encinas, espino albar y zarzamoras,
pero muy pocos vecinos:
apenas 80 hay en todo el
término municipal, de los
que no más de veinte residen en El Collado. En un
lugar en el que la naturaleza manda, la ganadería
cobra sentido como motor económico principal.
Así lo han entendido en
la familia Chapinal. Son
ya muchas generaciones
de ganaderos, y las que siguen, porque han inculcado el amor por la profesión a sus tres hijos: dos
de ellos, Roberto y Álvaro, han estudiado Agrónomos y Veterinaria,
respectivamente, y el tercero, Jorge, se ha incorporado a la explotación, junto a su padre, Pío.
Cuando Pío llegó a la
ganadería, lo hizo con
vacuno de leche, el que
había tenido su familia.
Cuando falleció su padre,
hace algo más de veinte años, dio un giro a la
producción, centrándose
en el vacuno de carne de
raza charolesa. “Me llamaba la atención la raza.
Me fui informando y viajando, con el apoyo de mi
Familia Chapinal, ganaderos de
El Collado. Santa María de los Caballeros (Ávila)
Allí muestran las fotos
de sus campeones: Fabulosa, Campeador, Filesa,
Faraón, Débora, Diamante, Bandolera, Dartacán,
Xulo, Risueña… “Fue una
alegría que los tres eligieran profesiones relacionadas con el campo, porque es más fácil afrontar
“La clave es la
constancia: el trabajo
de un mes puede
perderse en un día”
mujer, Micaela, hicimos
inversiones fuertes para
mejorar la explotación y
adquirir animales… Pero
la temporada más difícil
llegó con las vacas locas,
ahí tuvimos unas pérdidas terribles”, comenta
Pío. Después de los años,
“los Píos”, como se llama
la ganadería, está asentada en la venta de machos
y hembras de pura raza
charolesa con carta genealógica: “ahora es todo
más fácil. Vamos a ferias
y concursos, y además
cuento con unos clientes bastante fieles”. Confía en las posibilidades de
futuro de la explotación,
y no le inquieta demasiado lo que acarree la nueva PAC: “tengo bastan-
te claro que la ganadería
tiene que ser rentable por
sí misma, y si cae algo de
la PAC, pues bienvenido,
pero no es lo fundamental”, comenta. Con la colaboración de sus hijos
se ha animado a poner en
marcha una página web
(www.charolespiochapinal.com), para ampliar
su cartera de clientes.
cualquier proyecto junto
a ellos”, dice.
Desde este año cuenta
al cien por cien con la ayuda de Jorge, a sus 22 años
ganadero recién incorporado. Con él se reparte el
trabajo de cada día: desde que hay luz hasta la
una, parada para comer, y
vuelta desde las tres hasta
que anochece. Predominan las fincas pequeñas y
el ganado está muy repartido. Hay que estar al tanto de cómo se encuentra,
llevarles alimento y también cubas de agua, porque en la zona no llueve
mucho. Y eso, todos los
días del año, porque como
apunta Jorge “si el ganado no come, tú no ganas”.
Con todo, este joven abulense considera que las
condiciones de trabajo
son bastante mejores que
las de sus padres y abuelos: “ahora está todo más
Pío Chapinal, padre
• Primer recuerdo relacionado con la agricultura:
Cuando me mandaban a por
modernizado y es menos
esclavo”. Como cualquier
chico de su edad, le gusta
salir de fiesta con los amigos: “es verdad que estoy más atado, pero salgo.
Las cosas no están fáciles
para nadie: otra gente de
mi edad sigue estudiando porque no encuentra
las vacas al prado, era pequeño y me subía a las pesebreras a atar a las vacas.
• Años con los que comenzó en la profesión: Con 21,
tras venir de la mili.
• Primer tractor: Mi padre
compró un Massey Ferguson 85 cv, sobre todo para
preparar las alpacas.
• Nº animales explotación
inicial: 25 vacas de leche y
alguna de carne.
• Primer préstamo: Para hacer el cebadero, tres millones de pesetas.
• Cuántos agricultores o ganaderos de su generación
hay en el pueblo: Solo otro
más mayor; en Sta María de
Ceballos, cuatro o cinco.
• Lo peor de este trabajo:
nada, o directamente está
en el paro”.
Jorge tiene buenas bazas a su favor: le encantan los animales y también vivir en su pueblo.
De hecho, cuando los tres
hermanos eran niños la
familia se mudó temporalmente a El Barco, para
que no tuvieran que estar continuamente desplazándose en el autobús
de la escuela y pudieran
ir, como tantos compañeros, a sus clases de inglés o partidos de fútbol.
Pero superada esa etapa,
todos decidieron volver
a su casa, en El Collado.
“Si necesitas comprar o
quieres quedar con gente
basta con coger el coche
para acercarte a El Barco o adonde sea. Pero la
verdad es que no tenemos
mucho tiempo de aburrirnos. Nos gusta vivir en
aquí”, resumen.
Jorge Chapinal, hijo
Echas de menos no
poder descansar cuando quieres.
• Lo mejor: Que te gusta, y
poder ayudar a los hijos a
salir adelante.
• Un consejo de padre
a hijo: Constancia: lo
• Primer recuerdo relacionaque te cuesta un
do con la agricultura: Danmes puedes perdo de comer a los animales,
derlo en un día.
que me han gustado desde
pequeño.
• Años con los que comenzó
en la profesión: 22.
• Primer tractor: Massey Ferguson 95 cv.
• Nº animales explotación
inicial: 40 vacas.
• Primer préstamo: Cuando
me incorporé, 37.000 euros
para comprar animales.
• Cuántos agricultores de su
generación hay en el pueblo: Un chaval algo mayor
que yo.
• Lo peor de este trabajo:
Acostumbrarse a madrugar.
• Lo mejor: Estar todo el día
con el ganado.
• Un consejo de hijo a
padre:Todavía no me atrevo,
porque sabe él más que yo.
ASAJA, CON LAS FAMILIAS AGRICULTORAS Y GANADERAS DE CASTILLA Y LEÓN
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