Bendita niñez y adolescencia trabajadora que han

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Bendita niñez y adolescencia trabajadora
que han satanizado aquellos que la empobrecen,
con una doble moral
Ana Myrella Saadeh Rivera
-¡Uy, tan chiquito y anda vendiendo en la calle!-No le dará vergüenza a la nana mandarla a trabajar y tan pequeña.-A duras penas tiene metro y medio de alto y ya sabe repellar paredes.-Presos tendría yo a esos tatas irresponsables-Ya hubiera cerrado esa empresa familiar que tiene a los patojos trabajando ahíEstos son sólo algunos comentarios de muchas personas que juzgan muy a la ligera el a la niñez y
adolescencia trabajadora y a sus familias. Generalmente lo hacen desde sus cómodos automóviles,
sus casas seguras, sus hogares integrados y su presupuesto asegurado a través de oportunidades
en algunos casos, y suerte en la vida, en otros.
Algunas otras personas, desde otros países se atreven a proponer que:
• “No se debe aceptar ninguna forma de trabajo infantil para ningún niño o niña.
• El trabajo infantil es causa y hace que la pobreza se afirme.
• La erradicación del trabajo infantil es necesaria, cualquier ley que regule el trabajo infantil es
inaceptable.
• Cualquier justificación que perpetúe la existencia del trabajo infantil debe ser condenada.”
Casi nadie quiere hablar de ellos y ellas. Muchos ni siquiera quieren verlos. Casi siempre han
estado invisibles, pero hoy por hoy con más fuerza. Y es que la pobreza es mejor esconderla,
porque es cierto… ¡lastima! Pero ahora, cuando los ven, es para satanizarlos, condenar sus nobles y
solidarias acciones y la de sus familias.
“Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir
la caravana en harapos de todos los pobres
desde un mantel importado y de un vino añejado
se lucha muy bien…”
Canción en harapos / Silvio Rodríguez
Y es que en esos países del llamado primer mundo, la vida es más fácil, y por eso se les hace muy
cómodo tener propuestas de intervención que no ameriten otro nivel de pensamiento y
profundización, y que no comprometan ni a sus países ni a sus gobiernos a esfuerzos más serios
por el combate de la pobreza, principal condición y causa de fenómenos como la niñez y
adolescencia trabajadora. La mayoría de esas intervenciones están orientadas hacia la erradicación
del trabajo infantil.
Así no más, sin
profundizar en causas y consecuencias, ni en
“El 69.7 por ciento de los 13 millones de
los verdaderos responsables.
guatemaltecos tiene menos de 30 años de edad,
Las propuestas de intervención anteriormente
descritas por esos organismos ciertamente le
asignan al Estado y a la iniciativa privada la
tarea de erradicación, pero no les exigen ni
los sancionan por su incumplimiento.
Es
decir, demandar un Estado que vele por el
cumplimiento de los derechos humanos de la
niñez, y en esos términos que eduque,
capacite, brinde salud y nutrición, posibilite la
opinión, expresión, opinión, entre toda una
declaratoria de derechos. Reclamar una
iniciativa privada que promueva nuevas
fuentes de trabajo con salarios y condiciones
dignas. ¿Pero, dónde está la exigencia? ¿Sabía
usted que Guatemala cuenta con un plan de
según cifras del Instituto Nacional de Estadística
(INE). Los jóvenes representan el 25 por ciento de
la fuerza laboral, integrada por más de cinco
millones de personas (Población Económicamente
Activa, PEA), y el 67 por ciento de ellos trabaja en
la
informalidad.
Las estadísticas de Conjuve revelan que el 53 por
ciento de los jóvenes se desempeñan en actividades
agrícolas de subsistencia; un 16 por ciento labora
en la industria; el 8 por ciento se dedica a prestar
servicios personales; un 7 por ciento se emplea en
la hotelería y el comercio; un 6 por ciento labora en
el sector de la construcción; 3 por ciento se emplea
en servicios financieros y el 7 por ciento restante
realiza otras actividades diversas.”
El periódico, 20 de noviembre de 2006.
1
erradicación del trabajo infantil el cual propone como un eje importante de trabajo la promoción del
empleo adulto? Frente a esto ¿cómo se comporta la tasa de empleo y desempleo en nuestro país?
¿Quién exige que estas tasas sean diferentes y estén orientadas al desarrollo de las comunidades y
del país? La verdad es que nadie. Organismos internacionales mantienen un discurso de
erradicación fundamentado en “lo negativo del trabajo” y que han transmitido a un grupo de
personas, empresas y gobiernos que lo repiten sin reflexionarlo, y lo peor, sin hacer mayores cosas
de fondo por superarlo. O proponen proyectos de erradicación con duración de 18 meses. Piense
usted amigo y amiga lectora ¿es posible erradicar el trabajo infantil en un año y medio?
La idea fundamental que ha impuesto ese discurso publicitado hasta el cansancio es que un niño o
niña trabajadora limita su desarrollo integral. Y me pregunto, ¿se han detenido alguna vez para
hablar a fondo con uno de estos niños, niñas o adolescentes y verificar ese discurso? Y cuando lo
han hecho ¿los han escuchado de verdad? ¿Han reflexionado sobre sus historias que se desarrollan
en sociedades empobrecidas como una estrategia de exclusión y dominación? Sociedades en donde
las oportunidades son para pocos.
Si escucharan con atención se darían cuenta de su realidad, su verdad, explicada en términos de
solidaridad ante la verdadera situación socioeconómica de sus familias, en donde los ingresos son
exangües y las condiciones de vida empobrecidas: viviendas inadecuadas (por el material de
construcción empleado, los sitios donde están ubicadas, por la falta de acceso a servicios básicos
como agua potable, disposición de excretas, entre otras), padres y madres analfabetas o con una
escolaridad tan baja que fácilmente no posibilita otro perfil de empleo e ingresos, con una salud y
nutrición deficiente y frágil, y sólo para mencionar algunas de esas condiciones de vida.
Pero también sabrían que muchos de esos niños y niñas tienen mayores habilidades con relación a
otros patojos que su única referencia es la escuela: para hacer operaciones básicas de aritmética,
hablar otros idiomas (como en Antigua y Panajachel). También se darían cuenta de sus enormes
capacidades verbales que les posibilitan vender los beneficios y los productos manufacturados por
ellos, comunicar sus capacidades como artesanos, como diseñadores de joyas, tal y como ellos y
ellas se autodenominan.
A pesar de los riesgos que enfrentan, a los cuales también están expuestos otros niños y niñas que
no trabajan, la niñez trabajadora sabe defenderse en la vida y enfrentar resilientemente situaciones
que para otros y otras es cuesta arriba.
¿Por qué es malo, incorrecto, inadecuado que los niños y niñas trabajen? Digo trabajen y no que
sean explotados laboralmente, porque nadie quiere ser explotado. Los y las adultas no queremos
desempeñarnos en una actividad en la que prevalezca una relación de explotación.
Los programas que ciertos organismos de cooperación que financian proyectos que buscan erradicar
el trabajo infantil proponen para apartar a las niñas y las adolescentes de la prostitución y otras
modalidades de la explotación sexual comercial es el trabajo, además de los estudios, la salud la
reinserción familiar… ¿entonces? ¿Por qué es bueno para unos y malo para otros?
Hay otros casos de niñez y adolescencia trabajadora y entonces pregunto, ¿por qué no se juzga
igual a la niñez trabajadora que hace cine y televisión? Veamos algunos casos publicados en la
web1, y ampliamente conocidos:
Macaulay Culkin: En los años 90, y a sus diez años, filmó la película Sólo en casa que lo impulsó
como estrella de cine. Llegó a cobrar 8 millones de dólares por película, antes de que sus padres se
separasen e iniciaran una despiadada batalla legal a su costa. Luego vinieron los problemas con las
drogas, que culminaron en su detención por posesión de marihuana y exceso de velocidad.
Lindsay Lohan: la niña mimada de la televisión norteamericana y los estudios Disney de los últimos
diez años, no dejó de cosechar éxitos hasta que se convirtió en adolescente cuando cayó en la
adicción al alcohol y las drogas, además de sufrir trastornos alimenticios. A sus 20 años, Lindsay es
tan famosa por sus películas como por sus entradas a las clínicas de desintoxicación.
1
http://comunidad.terra.es/
2
Haley Joel Osment: Arrasó con sucesivos éxitos como El sexto sentido, Cadena de Favores o
Inteligencia artificial, pero que tuvo que enfrentar problemas con alcohol y drogas cuya
consecuencia fue un accidente por conducir borracho y bajo los efectos de la marihuana, accidente
que le costó una costilla fracturada, un brazo dislocado y la amenaza de una condena en prisión.
Drew Barrymore: niña prodigio que es reconocida en E.T., luego una adolescente descarriada y
resurge como gran estrella de Hollywood: una de las estrellas de la película Ángeles de Charlie.
Pasó una adolescencia sumida en problemas con las drogas y el alcohol, un trágico camino que
culminó en un fracasado intento de suicidio.
Christina Ricci: quien protagonizó a la personaje llamada Miércoles de La Familia Adams y la
amiguita de Casper, el fantasma bueno, se ha mantenido dentro de la industria del cine hasta el día
de hoy, pero a un precio considerable, ya que ha declarado que cayó enferma de anorexia a los
catorce años agobiada por los modelos y códigos de belleza que impone la sociedad.
Estas historias son intensas y hacen reflexionar. Niños, niñas y adolescentes trabajadores en el cine,
la televisión, el canto, y muchas otras expresiones artísticas con finales tristes, sin embargo ¿quién
lo cuestiona? ¿Están allí esos organismos que andan buscando niños, niñas y adolescentes
trabajadores en los países del tercer mundo para erradicarles su trabajo, para culpar a sus padres y
madres por vivir en pobreza?
Una sección de la prensa en Nicaragua da cuenta de la nueva generación de adolescentes
millonarios, entre 15 y 20
años,
que
poseen
Michael Furdyk, originario de Toronto (Canadá), a los 17 años ya vendió su
“vehículos último modelo,
primer sitio en la Internet por más de un millón de dólares, arrancó un
son adictos al trabajo,
nuevo negocio de comercio electrónico y es consultor del gigante del
“software”, Microsoft.
visten ropa casual mientras
La empresa de Furdyk, BuyBuddy.com, es una espaciosa oficina que cuenta
se
arrellanan
en
sus
con 20 trabajadores, incluyendo a su padre. “¡Es divertido tener
sillones de cuero y amasan
recepcionista!”, exclama el chico. En su primera clasificación de los 100
fortunas en el negocio de
mejores empresarios entre ocho y 18 años, la revista YoungBiz halló que
Internet: son los nuevos
los cuatro primeros de la lista ostentaban un ingreso anual promedio de
millonarios
de
Estados
432 mil 500 dólares.
Unidos… Algunos aún van
El cuarteto hizo dinero en compañías de comercio electrónico y diseño de
a la escuela, pero los que
páginas Web. Estos chicos trabajan hasta las tantas de la noche
formulando planes de negocios, contratando empleados y atendiendo las
han dejado los estudios y la
necesidades de sus clientes.
vida
social
tienen
Cameron Johnson a los 15 años afirma que su ídolo es Michael Dell,
preocupados a sus padres.
presidente de Dell Computers, y que su sueño es “estar todo el día sentado
Es difícil contabilizar a
en una oficina trabajando”. Su empresa Internet, SurfingPrizes.com, paga
estos empresarios… pero
20 centavos de dólar por hora a cada usuario que navega el sitio. El
Researcher
Computer
secreto: los ingresos publicitarios. Entre sus anunciantes se cuentan la
Economics
estima
que
tarjeta de crédito Discover Card y el imperio del entretenimiento Warner
representan al menos el
Brothers.
Brad Ogden, de 17 años, quien según la revista YoungBiz ganó 540 mil
8.0 por ciento de todos los
dólares el año pasado. El joven se inició en el mundo del diseño de páginas
adolescentes en Estados
Web cuando tenía apenas 13 años.
Unidos.
La firma californiana está
http://wwwhablando
de
ni.laprensa.com.ni/archivo/2001/abril/03/informatica/mundotech/
aproximadamente
1.6
millones de jóvenes estadounidenses que pertenecen a la primera generación que creció frente a una
computadora y que ahora está haciendo dinero en el ciberespacio.”
¿Quién se ha pronunciado al respecto? ¿Quién contradice a los padres y madres millonarios que dan
cabida a sus hijos e hijas, desde pequeños en sus oficinas, con la idea de “ir forjando al futuro/a
empresario/a”, delegándoles responsabilidades corporativas.
Entonces ¿qué está mal en el trabajo? porque está hasta bien visto y se considera apropiado como
estrategia para sacar a las niñas y las adolescentes de la prostitución; para emplear niños desde los
8 años en empresas juveniles tecnológicas mismos que van en camino de convertirse en millonarios;
para los hijos de los grandes empresarios que heredarán un emporio. Sin embargo, está mal para el
campesino que lleva a su hijo a trabajar al campo, para las niñas y las adolescentes que se
desempeñan como trabajadoras de casas particulares porque su salario es importante para el
3
presupuesto familiar, para el adolescente que es ayudante de albañilería. Es un asunto de riesgos
opinan algunos. ¿Quién está en mayor riesgo? El niño, niña o adolescente que cuenta con todo el
dinero posible que su actividad artística, tecnológica le da para comprar drogas, alcohol, estar en
ambientes inapropiados, o el niño campesino que se percibe en riesgo por usar un machete en el
campo.
Esto suena a un asunto de doble moral. ¿Qué significa este concepto? Es cuando un razonamiento
moral se aplica con más severidad a un grupo o persona que a otros. ¿Por qué este tema se enfoca
desde la doble moral? Porque diferentes actores permiten a unos niños, niñas y adolescentes
incorporarse al trabajo pero a otros no.
¿Cómo se produce este fenómeno? En el marco legal guatemalteco se da de dos maneras:
En primer lugar, un mismo instrumento legal lo prohíbe por un lado, y por otro, da las salidas para
justificarlo y permitirlo. Veamos: la Constitución Política de la República de Guatemala en su
artículo 101 se refiere a que el trabajo es un derecho de la persona y una obligación social, y los
niños y niñas son personas. El artículo 102 literal l) sin embargo, prohíbe el trabajo de menores de
14 años en ninguna clase de trabajo, y a continuación dice: “salvo las excepciones establecidas en la
ley”. La propia Constitución menciona que existen salidas.
En segundo lugar se produce cuando entre dos leyes se complementan, en una para prohibir, y en la
otra para permitir, así: La Constitución lo prohíbe, la Ley de Protección Integral de la Niñez y la
Adolescencia ni siquiera los menciona, y el Código de Trabajo en su artículo 148 literal d) también,
pero éste último instrumento legal explicita las excepciones en el artículo 150 el cual afirma que la
Inspección General de Trabajo puede extender una autorización escrita a los menores de 14 años
para que puedan trabajar cuando se pruebe que:
“a) que el menor de edad va a trabajar en vía de aprendizaje o que tiene necesidad de cooperar en
la economía familiar, por extrema pobreza de sus padres o de los que tienen a su cargo el cuidado
de él;
b) que se trata de trabajos livianos por su duración e intensidad, compatibles con la salud física,
mental y moral del menor; y
c) que en alguna forma se cumple con el requisito de la obligatoriedad de su educación.
En cada una de las expresadas autorizaciones se deben consignar con claridad las condiciones de
protección mínima en que deben trabajar los menores de
edad.”
¿Cuántos niños y niñas de nuestro país utilizan el trabajo
como un medio de aprendizaje de un oficio, de habilidades,
destrezas, de cultura? Por otro lado, ¿cuántos niños y niñas
viven en situación de extrema pobreza en sus familias? Hay
municipios donde el 98% de la población vive en este tipo de
paupérrimas condiciones. Por supuesto que estas familias
pueden demostrar que el trabajo es central para la vida de
ellos, ellas y sus familias.
Por otro lado, no se explicita qué significa un riesgo, porque
si se vuelve a cuestionar el tema de la doble moral, para
ciertos grupos que juzgan con rigurosidad y riesgo el trabajo
que se desarrolla en el campo, pero no consideran riesgoso el
impacto que produce el trabajo en el cine o la televisión para
niños, niñas y adolescentes actores y actrices.
Otras formas de doble moral en este tema es cuando en el
marco legal prohíbe el trabajo de los niños y niñas, pero
otros documentos oficiales reconocen sus aportes al país, por
ejemplo, el Censo de Población, que admite que la Población
Económicamente Activa –PEA- es a partir de los 7 años de
edad en Guatemala.
4
O cuando se da la contradicción a lo interno de los mismos organismos que se encargan por ley de
buscar formas de erradicarlos, pero en su página web2 apunta contradictoriamente un glosario con
los siguientes términos:
• Población en edad de trabajar (PET) son todas las personas de 10 años y más.
• Definen como Población Económicamente Activa _PEA- a todas las personas de 10 años y más
que en la semana de referencia realizaron algún tipo de actividad económica, y las personas que
estaban disponibles para trabajar y hacen gestiones para encontrar un trabajo. Se incluyen
también las personas que durante la semana de referencia no buscaron trabajo activamente por
razones de mercado pero estaban dispuestas a iniciar un trabajo de forma inmediata.
Este organismo tiene a su cargo cumplir con los convenios firmados por el Estado de Guatemala
ante organismos internacionales, que los comprometen a “erradicar el trabajo infantil”.
También se da una doble moral cuando se busca erradicar aquello que históricamente ha sido
promovido por un pequeño sector de la población, consagrado al empobrecimiento de los grandes
grupos campesinos e indígenas. Es decir, se pretende erradicar el trabajo infantil, cuya principal
condición es la pobreza, misma que ha sido promovida por aquellos que hoy pretenden coartar una
de sus manifestaciones: la incorporación de la niñez y adolescencia al trabajo, en un gesto de
solidaridad humana y familiar.
Sería muy fácil concluir que lo que está detrás de esta reflexión es la perpetuación de la existencia
de niñez trabajadora. Sin embargo, la autora propone que lejos de esto:
Se comience por discutir con seriedad y profundidad el tema, con aquellos actores sociales y
políticos a quienes les corresponde hacerlo, partiendo de la realidad de la niñez y sus familias, y
con ellos y ellas, así como con otros actores involucrados en la perpetuación de fenómenos que
están en la base o raíz: la pobreza.
A partir de estas reflexiones se comience a teorizar, legislar, proyectar soluciones, con más
bases geográficas, socioeconómicas, teóricas, entre otras.
No se castigue doblemente a la niñez trabajadora (por ser pobre y por ser trabajadora). Que no
se les culpabilice a ellos, ellas y sus familias por algo que han ocasionado otros.
Se les reconozca como sujetos, personas y por lo tanto, con derechos y dignidad.
Se trabajen propuestas más cercanas a sus historias, sus condiciones educativas, de
capacitación, sociales, económicas, sus contextos, sin exclusiones y con equidad. Esto implica
altos consensos entre todos los actores intervinientes.
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http://www.mintrabajo.gob.gt/mtps/estadistica/glosario_html
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