Lectio miércoles 03 de octubre 2012, vigésima sexta semana T.O. Ciclo – BLecturas: JOB 9, 1-12. 14-16; SALMO 87; Lucas 9, 57-62 PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA HAGAN HERMANOS… 1. Hagamos las LECTURAS Mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro le dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.» Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.» VEAMOS NUESTRA REALIDAD: EL MAESTRO NOS ENSEÑA LAS CONDICIONES PARA SEGUIRLO – Jesús se entregó totalmente a su misión. Él exige de nosotros la misma entrega al reino de Dios de justicia y amor; exige eso no solo de sus apóstoles, sino también de todos los que “le siguen” – de nosotros. Se nos pide un compromiso “radical”, es decir, que vaya a las “raíces” en las profundidades de nuestro ser; y tiene que ser consistente; es un compromiso y una entrega que no miran atrás, sino que tienen sus ojos puestos tanto en el presente como en el futuro. 2. MEDITEMOS la lectura a. ¿Qué dice el texto? Lucas coloca al comienzo del viaje estas exigencias radicales del seguimiento; con eso quiere advertir a los discípulos sobre la seriedad y los riesgos del camino que van a emprender con Jesús. Es una advertencia que vale para los discípulos que en cualquier época tomen la decisión de seguir a Jesús. b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? Es raro este galileo; le dicen rabbí pero no tiene nada de los maestros de la ley que todos conocen. El acento lo vende, y las cosas que dice y enseña...nadie ha hablado hasta ahora como Él. De otros maestros hubiera de esperarse un nutrido grupo de alumnos expectantes y atentos sentados a sus pies, memorizando sus enseñanzas durante largos períodos. Parece que con este Jesús se trata de movimiento, y sus discípulos han de tener condiciones propia de los caminantes, de no quedarse paralizados, acostumbrados a la quietud de lo que no está bien, adormilados repitiendo línea tras línea de volúmenes religiosos mecánicamente aprend idos. Se trata de no recostar los pensamientos en cómodas imágenes ni reclinar los ideales en guaridas de miedo o en nidos de pesimismo. Se trata de dejar atrás toda muerte que nos ate, esas muertes que nos soslayan la mirada y nos desdibujan el futuro. Se trata que la Buena Noticia es siempre arar nuestros campos hacia adelante, somos tierra que anda con promesa cierta de vides frondosas y vinos mejores, pura esperanza que palpita aún en las noches más cerradas. Se trata de decidirse a seguirlo a ese Jesús de Nazareth que es nuestro hermano y Señor, el más humano de todos, Dios con nosotros. Sabiendo que Él va por delante, la huella se nos hace más sencilla. 3. CONTEMPLEM OS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón -Tú ve a anunciar el reino de Dios. El discípulo sólo tiene una cosa a hacer, ante la cual desaparece todo lo restante: "anunciar el reino de Dios". Es radical, absoluto. Esto no admite retraso alguno. 4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? Oh Dios, Padre nuestro: Hemos aceptado gozosamente tu invitación a seguir a Jesús como discípulos suyos... Que el Espíritu nos dé sabiduría y fortaleza para tomar en serio nuestra fe y para aceptar nuestra misión en la vida con todas sus consecuencias Que el Espíritu Santo nos ayude a seguir los caminos de Jesús sin temores ni desalientos, ya que estamos seguros de que Jesús nos llevará a ti, Dios nuestro, Dios de amor, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? Motivación: Jesús nos ha dicho hoy: “Sígueme”. Hemos aceptado su invitación. Entonces tenemos que aceptar también las consecuencias del seguimiento. Tenemos que aprender a amar sin fin, a perdonar sin demora, a darnos a nosotros mismos aun cuando no nos sea agradable. HAGAN DISCÍPULOS Hagan discípulos míos, no maestros; hagan personas, no esclavos; hagan caminantes, no gente asentada; hagan servidores, no jefes. Hagan hermanos. Hagan creyentes, no gente creída; hagan buscadores de verdad, no amo de certezas; hagan creadores, no plagistas; hagan ciudadanos, no extranjeros. Hagan hermanos. Hagan poetas, no pragmáticos; hagan gente de sueños y memoria, no de títulos, arcas y mapas; hagan personas arriesgadas, no espectadores. Hagan hermanos. Hagan profetas, no cortesanos; hagan gente inquieta, no satisfecha; hagan personas libres, no leguleyas; hagan gente evangélica, no agorera. Hagan hermanos. Hagan sembradores, no coleccionistas; hagan artistas, no soldados; hagan testigos, no inquisidores; hagan amigos de camino, no enemigos. Hagan hermanos. Hagan personas de encuentro, con entrañas y ternura, con promesas y esperanzas; con presencia y paciencia, con misión y envío. Hagan hermanos. Hagan discípulos míos; denles todos los que les he dado; descarguen sus espaldas y siéntanse hermanos.