El cerebro: maravillosa máquina pensante

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El cerebro: maravillosa
máquina pensante
El cerebro es un órgano sorprendente, dinámico y maleable,
se reinventa a sí mismo a cada instante, cambia de conexiones
e imágenes a gran velocidad, nunca se cansa ni descansa, es
capaz de crear por sí mismo imágenes, sonidos, realidades vir�
tuales y nuevos modelos del mundo.
Hoy en día, existe una evidencia dramática e imágenes impresio�
nantes de la capacidad del cerebro de reorganizarse a sí mismo,
se conoce como plasticidad. Nuestras neuronas son plásticas
y aprenden interactuando con los resultados que ellas mismas
producen, dando lugar a patrones de respuesta. La forma más
fácil, rápida y eficaz de aprender y reaprender es la práctica, ge�
nera automatización sin necesidad de atención y esas rutas au�
tomatizadas nos impulsan a tener comportamientos concretos.
Asimismo, nuestro sistema nervioso tiene una enorme capaci�
dad de cambio, siempre podemos reorganizar nuestro cerebro,
creativo e impredecible, en constante movimiento y evolución.
Si el cerebro es una máquina pensante capaz de crear realidades
a cada momento, ¿cómo selecciona y organiza la información
que se convierte en nuestra interpretación del mundo?
Nuestras experiencias a lo largo de la vida forman un gran cen�
tro de información en nuestro cerebro y una vez creado, nues�
tros pensamientos conscientes pueden influir en nuestras deci�
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siones, pero nuestra conducta final será la más lógica entre las
posibles combinaciones procedentes de esa enorme base de da�
tos. Cuando nuestro cerebro recibe las señales del ambiente, las
procesa automáticamente basándose en nuestras experiencias
pasadas y determina nuestra respuesta. Por lo tanto, la mejor
forma de cambiar nuestras conductas, si así lo queremos, es
modificando los contenidos de nuestra base de datos.
La inteligencia intuitiva
¿Les ha sucedido alguna vez que en un destello de claridad
encontraron la respuesta que buscaban sin saber de dónde
provino, o han tenido un presentimiento acerca de un hecho
importante de su vida que fue absolutamente preciso,
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o su�
pieron sin saber cómo que un familiar suyo estaba enfermo y
necesitaba de su ayuda, o pensaron en un amigo y les llamó
a los pocos minutos? Casi todos hemos tenido esas experien�
cias ������������������������������������������������������
«�����������������������������������������������������
paranormales�����������������������������������������
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y nos hemos preguntado si son algo mís�
tico o mágico.
Durante mucho tiempo, las «premoniciones» o «reacciones
instintivas��������������������������������������������������
»�������������������������������������������������
han sido un enigma para los seres humanos, ¿aca�
so tienen una explicación científica? Hay quienes lo llaman
instinto o intuición pero sin duda alguna no dejan de tener un
halo de misterio y atracción. Aunque no nos hayamos podido
explicar su origen, quizá a más de uno de nosotros nos han
salvado la vida. Pero, ¿de dónde provienen estos fenómenos
que salen de toda lógica y que, sin embargo, están presentes
en nuestras vidas?
Podemos ponerles nombres más formales como: «inteligencia
intuitiva���
»��, ������������������������
«�����������������������
cogniciones rápidas����
»���
o ������������������������
«�����������������������
razonamientos instinti�
vos�������������������������������������������������������������
»,�����������������������������������������������������������
lo cierto es que se trata de una capacidad propia de nues�
tra especie que le ha permitido sobrevivir. Los seres humanos
somos veteranos en el arte de intuir con rapidez, somos hábiles
para captar datos importantes con muy poca información y en
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el menor tiempo posible. Este tipo de inteligencia que proviene
de nuestro inconsciente, es capaz de resolver problemas com�
plejos, incluso mejor que las reflexiones más lógicas.
A lo largo de la evolución, el cerebro ha desarrollado la ten�
dencia de hacer juicios rápidos y para ello accede al centro de
información personal (los recuerdos de nuestra vida). Su fina�
lidad es predecir y planear acciones rápidas y eficaces que pro�
tejan nuestra vida.
Conozcamos más acerca de la capacidad intuitiva que proviene
de nuestro inconsciente:
• Es un mecanismo creado con fines de supervivencia, para
proteger nuestra vida frente a una amenaza o peligro, por�
que ofrece mayor rapidez de procesamiento cerebral.
• El cerebro estudia el medio ambiente, elimina lo irrelevan�
te, se enfoca en lo importante, hace cálculos instantáneos,
descubre los peligros antes de que tengamos conciencia
de ellos. A simple vista formula un juicio con muy poca
información y ejecuta acciones rápidas y efectivas.
• Nos envía mensajes del peligro detectado a través de sen�
saciones corporales: el ritmo de nuestro corazón se acelera,
las manos nos sudan, la temperatura de nuestra piel se ele�
va, surge una sensación de malestar, mareo, desequilibrio
o depresión momentánea, los oídos nos zumban, o bien,
aparece una exaltación mental, una oleada de imágenes en
nuestra mente, palabras o ideas espontáneas, etcétera.
• En pocos segundos reúne información y forma un juicio
completo, complejo y acertado, es una versión automati�
zada y sintetizada de la cognición consciente.
• Este mecanismo se forma a lo largo de la vida: reunimos
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experiencia, elaboramos teorías y conceptos, reflexiona�
mos sobre ellos y sacamos conclusiones.
• Esta mente inconsciente o «piloto automático» se activa
cuando conocemos a alguien y en una situación nueva, di�
fícil o estresante, la atención se agudiza por instantes para
captar datos confiables que nos ayudan a decidir con rapi�
dez; estas «corazonadas» son naturales e instintivas, no se
pueden explicar con palabras y mejoran con la práctica.
Siempre que estamos frente a una persona o en cualquier si�
tuación, nuestro cerebro hace una serie de asociaciones rá�
pidas con la información que guarda de nuestro pasado, eso
explica por qué de pronto surgen en nosotros sensaciones,
sentimientos, imágenes, palabras, ideas, presentimientos, et�
cétera. Este conjunto de información da lugar a una cognición
rápida que puede ser tan buena como la investigación más
exhaustiva y prolongada.
Estas impresiones intuitivas o cogniciones rápidas tienen un
valor incalculable. Cada minuto que estamos en presencia de
alguien, fluyen en nosotros deducciones de lo que la otra per�
sona siente y piensa, si es digna de confianza, si nos está min�
tiendo, si se asemeja a alguien de nuestro pasado, si representa
un peligro en nuestra vida, etcétera. Si nos dice «te quiero»,
lo miramos a los ojos para saber si es sincero, ¿vemos ternura
o engaño? Al conocer a alguien hacemos juicios: «Me parece
que no le caí bien», «no se ve muy feliz». Nuestro inconsciente
está trabajando para revelarnos la verdad al instante y aunque
es muy bueno en su trabajo, su capacidad se puede bloquear,
neutralizar o destruir porque debe competir con nuestras emo�
ciones, deseos, intereses y expectativas del momento.
Nuestro inconsciente también puede tener fallas para descubrir
la verdad de una situación al instante a causa de nuestros prejui�
cios. La apariencia, sexo, raza, cultura o religión desencadenan
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en nosotros fuertes asociaciones mentales. Dejamos de intuir
si algo nos gusta o no, si nos parece bien o no, nuestro cerebro
hace una conexión automática con las vivencias de nuestro pa�
sado que genera juicios erróneos. Cuando algo va en contra de
nuestras creencias inconscientes sentimos incertidumbre, des�
concierto y confusión.
Los juicios instantáneos que hace nuestro inconsciente no se
pueden explicar con la lógica, si nos pidieran explicar por
qué nos enamoramos de esa persona, por qué nos gusta jugar
al tenis, leer poesía, ver las estrellas por la noche o la comi�
da japonesa, no podríamos hacerlo con precisión porque esas
preferencias provienen de la parte oculta de nuestra mente y
debemos respetarlas. Cuando se obliga a alguien a justificar sus
emociones, sus decisiones fugaces, sus gustos extravagantes o
sus premoniciones, la explicación se vuelve muy confusa.
Un entrenador con años de experiencia puede descubrir con ra�
pidez y precisión cuando un jugador está a punto de cometer un
error, algo en su postura, en la forma de lanzar el balón o en sus
movimientos activa el inconsciente del entrenador que contiene
la información que dispara conclusiones instantáneas, pero él
no podría explicar cómo lo hace. Toda actividad humana sigue
un patrón característico, identificable e invariable que se puede
reconocer y decodificar porque es el mismo bajo cualquier si�
tuación, conocerlo permite suprimir datos innecesarios y selec�
cionar datos esenciales. Descubrir los rasgos significativos de
una situación nos brinda la solución que buscamos a través de
las cogniciones rápidas.
Los expertos, a través de formación, experiencia y práctica pue�
den identificar los patrones únicos, parecen usar telepatía o un
poder extrasensorial. Cuando deben tomar decisiones rápidas
bajo una presión extrema, no comparan todas las opciones, se�
ría muy lento, resuelven de inmediato fiándose de su intuición
y de una especie de modelo mental.
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Si no somos expertos no significa que nuestros juicios intuiti�
vos serán erróneos, sino superficiales y fáciles de alterar porque
no están asentados en un conocimiento auténtico.
Las cogniciones intuitivas inconscientes de las que hemos ha�
blado poseen varios rasgos:
• Surgen de forma instantánea y automática, no las elegimos
ni somos conscientes de ellas.
• Se forman a partir de las asociaciones que realiza nuestro
cerebro con la información de nuestro pasado.
• Pueden ser totalmente incompatibles con nuestras ideas
conscientes.
• Son un claro patrón de cómo actuamos frente a situaciones
nuevas y espontáneas.
• Casi nadie se da cuenta de que influencian nuestras conductas.
• Los criterios que utilizamos para evaluar a las personas y si�
tuaciones son mucho menos racionales de lo que pensamos,
nuestro inconsciente reúne información de la persona o si�
tuación que tenemos enfrente, la compara con experiencias
anteriores, hace un juicio rápido y ajusta nuestra conducta en
consecuencia y lo hace en muy pocos segundos, decidimos
sin dudarlo aunque se trate de algo nuevo y muy diferente.
En este punto podemos afirmar que lo que creemos libre albe�
drío es en gran medida una ilusión. Casi siempre funcionamos
en piloto automático, nuestro inconsciente es como un mayor�
domo, se fija en todo lo que pasa alrededor nuestro y se asegura
de que actuemos conforme a la información que tiene guarda�
da, eso explica las formas tan enigmáticas en que reaccionamos
frente al mundo.
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Un factor que provoca una ceguera mental temporal y cogni�
ciones intuitivas equivocadas es el estrés. Cuando nuestra vida
está en peligro, los sentidos, los pensamientos y la memoria
reducen su actividad para darnos una conciencia total de lo
que amenaza la vida. Bajo condiciones de estrés nos volvemos
como autómatas, dejamos de ver frente a nosotros personas con
sentimientos y pensamientos; solo vemos objetos inanimados.
Nuestro cerebro deja de percibir las señales reales que le envían
nuestros cinco sentidos y recurre a un sistema inconsciente rígi�
do, empezamos a interpretar con una lógica pobre (prejuiciosa
y estereotipada), surge nuestro instinto más primitivo que da
lugar a suposiciones erróneas, nuestra capacidad para inferir
las intenciones y las motivaciones de los demás se reduce, to�
mamos decisiones fugaces y de baja calidad. Cuando la vida
está amenazada, el contexto, nuestras asociaciones mentales
inconscientes y nuestra fisiología alterada nos llevan a formu�
lar conclusiones instantáneas que la mayoría de las veces son
incorrectas, en milésimas de segundo hacemos cosas que nos
pueden afectar toda la vida.
Hoy en día, mucha gente piensa que entre más información
reúna mejores resultados tendrá, que para tomar buenas deci�
siones requiere invertir mucho tiempo y esfuerzo y que sola�
mente la lógica puede llevar a la verdad. Lo cierto es que la
inteligencia intuitiva o las cogniciones rápidas pueden ser mu�
cho mejores herramientas para comprender al mundo y ser tan
acertadas, o incluso más, que el raciocinio puro.
Hacer juicios verdaderos en pocos segundos no es un don con�
cedido a unos cuantos afortunados, es una capacidad humana
que podemos desarrollar a nuestro favor.
Encontrar en un instante la verdad de una situación, es una
clara evidencia de que nuestro inconsciente es sorprendente,
¿cómo reúne en tan poco tiempo la información que necesita
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para formular un juicio completo y certero? La extraordinaria
eficacia del inconsciente se pone de manifiesto cuando evalua�
mos con precisión la personalidad de la gente a partir de una
primera impresión.
¿Cómo podríamos crear cogniciones rápidas correctas? Para
que la inteligencia intuitiva fluya de manera fácil y espontánea
debemos crear las condiciones propicias. Podríamos hacer
juicios extraordinarios en un instante basándonos en nuestra
intuición, pero esta capacidad es muy frágil y con frecuencia
nuestros razonamientos lógicos la destruyen.
Si hemos expresado que nos fascina el color negro y enseguida
nos piden explicar por qué, pensamos en ello, buscamos
justificaciones, decidimos que para la mayoría de la gente es
extraño y ya no nos gusta tanto, es decir, adecuamos nuestros
gustos a nuestras razones.
La inteligencia intuitiva requiere que desechemos nuestros pre�
juicios arraigados que compiten con las primeras impresiones
que surgen de nuestro inconsciente, necesitamos educar a nues�
tra mente para que evite hacer juicios estereotipados que pue�
den alterar o destruir los resultados del inconsciente y de ese
modo pueda descubrir la verdad.
Quizá hasta este momento no le hemos dado suficiente impor�
tancia al poder de nuestras cogniciones rápidas, desconocemos
su gran fragilidad y nos resignamos a que no podemos controlar
nuestro inconsciente. Sin embargo, nuestra capacidad intuitiva
puede ser nuestra mejor aliada, no se trata de una fuerza sobre�
natural o mágica sino de algo que podemos proteger y educar.
Con conocimiento, experiencia y práctica podemos lograr que
nuestras percepciones inconscientes sean las más puras posi�
bles y por primera vez en nuestra vida, quizá veamos las cosas
como son en realidad.
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Cómo se puede explicar la conducta humana
A diario nos hacemos preguntas sobre nuestras conductas y las
conductas de los demás, ¿cuándo resolveré esta situación?, ¿qué
ruta debo tomar?, ¿por qué los hombres y las mujeres pensamos
distinto?, ¿por qué la gente siente celos?, ¿por qué discutimos?,
¿cuál es la mejor solución en este caso?
Podemos hacernos preguntas más desafiantes: ¿cómo se ori�
ginan las diferentes conductas de las personas?, ¿sabemos que
la conducta es resultado de los procesos cerebrales?, ¿cómo se
puede explicar la conducta humana a través de la mente?, ¿es
posible cambiar la conducta humana a través del entrenamiento?
Como una introducción a esta apasionante meta, plantearemos
un punto de vista controversial: la información que guarda
nuestro cerebro no solo genera pensamientos o imaginaciones
abstractas dentro de nuestra cabeza, sino que se convierte en
acciones que nos permiten sobrevivir e interactuar en el mundo.
No podríamos explicar la conducta humana desde una perspec�
tiva meramente biológica, psicológica o social, necesitamos un
análisis integral de la estructura y el funcionamiento de nuestro
cerebro enmarcado por nuestro desarrollo personal dentro de
un ambiente social y cultural. Una combinación de los diferen�
tes enfoques puede ser un medio eficaz para intentar explicar la
conducta de un organismo complejo.
Hoy en día, la ciencia propone que nuestro comportamiento es
resultado de la compleja interacción entre nuestra biología y
nuestro medio ambiente y se están identificando las estructuras
y la química del cerebro que afectan la conducta.
El reto es lograr una mayor comprensión de cómo la organiza�
ción de nuestro cerebro, moldeada por el ambiente, dirige nues�
tras conductas.
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Durante miles de años, la humanidad ha buscado, organizado y
utilizado la información, de ese modo ha desarrollado patrones
de conducta para resolver sus problemas y sobrevivir. En la ac�
tualidad, a pesar de que vivimos en «la era de la información»
todavía tenemos un conocimiento muy limitado del cerebro. A
medida que conozcamos más sobre este órgano maravilloso y
sus funciones, podremos descifrar con mayor precisión la con�
ducta humana.
Cualquier posible explicación de la conducta humana debe tomar
en cuenta que nuestra vida está gobernada por procesos internos
y eventos mentales de los que no siempre somos conscientes y
que estos eventos pueden ser sentimientos o pensamientos. Aho�
ra, ¿pueden los pensamientos y las emociones existir fuera de
la conciencia?, y si es así, ¿cómo pueden los recuerdos olvida�
dos influenciar nuestra conducta? Existe un gran procesamiento
mental que ocurre sin que tengamos conciencia de ello y sin
embargo, son los sentimientos y los pensamientos los factores
determinantes de quiénes somos y cómo actuamos.
Comprender nuestra particular naturaleza, desde nuestra mente
consciente que observa fielmente y nos permite mantener una
conexión con el mundo, hasta nuestro inconsciente, que todo
lo recuerda, que sabe la respuesta cuando el intelecto la olvida,
que nos instala en un diálogo interno que nos ayuda a decidir
y relacionarnos más fácilmente con el exterior, requiere de una
introspección de los procesos que ocurren en nuestro cerebro.
Conforme la sociedad se vuelve más compleja, la comprensión
de la conducta humana emerge como el medio natural para te�
ner una visión profunda del desarrollo de la sociedad, buscamos
una comprensión más orientada al interior de los seres humanos
y respuestas que sean el combustible impulsor del crecimiento.
Nuestra experiencia en el aquí y el ahora (sensaciones, pala�
bras, movimientos, sonidos, imágenes, decisiones, acciones)
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es la consecuencia de estar vivos y activos. Somos testigos y
actores al mismo tiempo. El ambiente cambiante que vivimos
a diario produce en nosotros formas de interpretación, la di�
versidad provoca interpretación, a cada instante le damos un
significado a las experiencias que vivimos, que de otro modo,
no tendrían sentido.
Nuestras interpretaciones nos ayudan a comprender las relacio�
nes de causa-efecto, a anticipar y predecir los hechos futuros, a
distinguir lo importante de lo que no lo es y sacar conclusiones
sobre nuestras acciones y las acciones de otros, son una especie
de ����������������������������������������������������������
«���������������������������������������������������������
mapa�����������������������������������������������������
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que nos marca las rutas a seguir para cumplir nues�
tros deseos, finalmente se convierten en juicios que utilizamos
para explicar nuestra realidad.
Pero, ¿cómo construimos las interpretaciones con las que juz�
gamos al mundo? A cada instante estamos rodeados de estímu�
los, ¿nos damos cuenta de que los estímulos tienen una gran
influencia en nuestro cerebro y conducta?, ¿cómo se transforma
la información de los estímulos que percibimos en emociones y
cogniciones que guían nuestras acciones?
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