1 La Organización de la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica Siglos XVII y XVIII Por Maria Carmela Velásquez Con la reforma que llevó a cabo la Iglesia a raíz del Concilio de Trento, esta quedó dividida al igual que lo había estado al través de la historia, en diócesis, una de las realidades más antiguas y fundamentales de la Iglesia. Este sistema de organización fue incorporado en América desde muy temprano. Los reyes católicos, en especial Fernando, se preocuparon por establecerlo y por medio del Patronato Real ejercieron el derecho de presentar a los posibles candidatos para obispos, que dirigirían las diócesisy aunque al papa le correspondía el derecho de delimitar los espacios de estas circunscripciones, el desconocimiento de los nuevos territorio americanos, favoreció que recayeran estas designaciones en el rey español. El estudio de la organización interna de la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica durante los siglos XVII y XVIII y de las instituciones que ayudaban al obispo en su labor; así como las relaciones de dependencia que tenía dicha diócesis con la corona, con el papa y con las diferentes diócesis metropolitanas de las que fue sufragánea, han sido el interés de este estudio. 1 La organización de la cristiandad A la cabeza de la Iglesia católica apostólica y romana, ha estado el papa, sucesor de Pedro; a él ha conferido la primacía de honor y jurisdicción sobre la Iglesia entera al ser nombrado como Pontífice de la Iglesia Universal y Vicario de Cristo en la Tierra. Esa primacía conferida por Cristo al apóstol Pedro, como principio de unidad y estabilidad de la Iglesia, es un privilegio que perdura en sus sucesores hasta el fin del mundo.1 “ El Primado del Papa se extiende a la Iglesia universal, a las Iglesias particulares, a las regiones y provincias eclesiásticas, y a cada uno de los fieles, en materia de fe y moral y en todo lo relativo al gobierno y disciplina de la Iglesia” 2 El AMPUDIA, Ricardo. La Iglesia de Roma, Estructuras y presencia en México. México, Fondo de Cultura, 1998. Pp.35-39 2 Ibid. p.40. 1 2 romano Pontífice está ayudado en sus funciones por los cardenales, considerados como los coadjutores y consejeros, cuyo oficio es tan antiguo como la Iglesia. 3 Luego se encuentran en la jerarquía los arzobispos, los obispos, los presbíteros y los diáconos. Toda esta organización pasó a Indias, tierras que se conocerían más tarde como americanas, en las que el Papa ha sido siempre la cabeza de la organización eclesiástica, con las variación de las concesiones que los papas Alejandro VI y Julio II hicieron a los Reyes Católicos , Isabel y Fernando. 1-1 El Patronato Real La historia de la cristiandad en América tiene sus inicios jurídicos en las bulas alejandrinas; en ellas el Papa ordenaba a los reyes enviar “al Nuevo Mundo varones honrados, temerosos de Dios, doctos, peritos y experimentados, para instruir a los mencionados moradores y habitantes en la fe católica” . 4 Con este mandato, nunca revocado, se estableció el modus procedendi que duró toda la época colonial. Con estas bulas de Alejandro VI, es que se inició el proceso que culminó en el Regio Patronato. La figura del Patronato tuvo su origen en la Edad Media como un mecanismo para impulsar y comprometer el poder político en la expansión del cristianismo y las acciones evangelizadoras. De esta manera, la labor del rey en la expansión de la fe era recompensada con el reconocimiento de los territorios conquistados y la prerrogativa de presentar nombres de las autoridades eclesiásticas. 5 Este último beneficio, en el caso hispanoamericano fue el más estimado y en el que más insistían los reyes y los juristas. En Indias el Patronato Real, tuvo sus antecedentes en la culminación de la Reconquista. La guerra de Granada fue la ocasión que aprovecharon los Reyes Católicos, muy bien utilizada por la habilidad política y la constancia características de Fernando, con el fin de conseguir del Papa los derechos de patronato con todas las prerrogativas deseadas para los territorios recién conquistados de Granada y las Islas Canarias. Eran nuevas 3 DONOSO, Justo. Instituciones de Derecho Canónico Americano. París, Librería de A. Bouret é Hijo, 1876. P. 255. 4 CASTAÑEDA, Paulino y MARCHENA, Juan. La Jerarquía de la Iglesia en Indias: El Episcopado americano. 1500-1850, Madrid, Editorial MAPFRE, 1992.p.153. 5 CAMPOS, S. Dagoberto. Relaciones Iglesia - Estado en Costa Rica. Estudio Histórico Jurídico. San José, Editorial Guayacán, 2.000. p.6. 3 tierras que se añadían a la Iglesia y que había que organizar, controlar y defender de enemigos visibles e invisibles. 6 Las concesiones otorgadas a los reyes por la obtención de los territorios conquistados tenían la ventaja para la Santa Sede, de que otros realizarían el trabajo evangelizador y aportarían los recursos y medios para lograrlo. Entre las obligaciones adquiridas se incluye : sustentar al clero, facilitar los viajes a la misión de los religiosos, construir iglesias, hospitales y otros centros benéficos; 7 si bien es cierto, los primeros contactos entre las dos culturas fueron realizados por los clérigos en especial por los mendicantes y de ellos nacieron los primeros atisbos de organización eclesiástica; pero faltaba la estructura orgánica dirigida por los obispos. Por eso, los reyes pusieron manos a la obra en el proceso de estructuración eclesiástica; no obstante, esto no significa poner entre paréntesis el primado del papa, pues fue Julio II quien concedió el patronato a los reyes de España y de ellos partió la iniciativa de crear diócesis en América.8 El 20 de noviembre de 1504, Julio II firmó la bula Illuis fulciti praesidio ; en la que erigía tres diócesis en Santo Domingo, con sus prelados correspondientes. Sin embargo, la bula no hacía referencia al patronato, ni decía nada de los diezmos donados por Alejandro VI. Lo que por supuesto no se consideraba dentro de los planes del rey Fernando y tampoco estaba de acuerdo con las decisiones de los papas anteriores. Por lo tanto, Fernando decidió retener la bula y ordenó gestionar otra en la que enfáticamente solicitaba : “ es menester que Su Santidad conceda el dicho patronazgo de todo ello, perpetuamente, a mi e a los reyes que en estos reinos de Castilla y León sucedieren aunque en las dichas bulas no haya sido hecha mención de ello, como hizo en las del reino de Granada”. 9 En ella el rey expone sus pretensiones, patronato, diezmos, facultad para fijar límites a la diócesis. Además, solicitó que “ los obispos y beneficiados no percibirían más que aquella parte de los diezmos que constaran en la donación de ellos que los reyes les hicieren ; poder de que el rey pudiera precisar los límites de las 6 AMPUDFIA. 1998. Op Cit. p.222. LOPETEGUI, León y ZUBILLAGA, Felix. Historia d la Iglesia en la América Española. Desde el Descubrimiento hasta comienzos del siglo XIX. México. América Central. Antillas. Madrid, La Editorial Católica S.A., 1965.p.124. 8 CASTAÑEDA.1992. Op Cit p.154 9 Carta de don Fernando a Francisco de Rojas. Segovia, 13-IX- 1505. Citada En: CASTAÑEDA y MARCHENA. 1992. Op Cit. p.155.. y LOPETEGUI y ZUBILLAGA. 1965. Op Cit P. 127. 7 4 diócesis” .10 Aclara también el rey en el mismo documento, que todo lo dispuesto no solo se le adjudique a la Isla Española, sino también a las sedes de las otras islas y tierra firme del mar océano que son y fueren erigidas. Pasaron tres años y no se dio respuesta a las solicitudes del rey. Mientras tanto, en España se estaba dando una coyuntura política que no era la más conveniente para aclarar los términos de la bula. Con la muerte de la reina Isabel, Fernando dejó el gobierno en manos de su hija Juana y de su yerno Felipe el Hermoso. Se retiró a Aragón e Italia. Con la muerte de su yerno, Fernando volvió al poder tres años después y retomó sus pretensiones ante el papa Julio II, quien debió acceder ante Fernando y el 28 de julio por medio de la bula Universalis Ecclesia regiminis, concedió el enorme privilegio que completaba en lo fundamental las aspiraciones reales. 11 Este documento fue de gran importancia y contenía dos puntos fundamentales : a) derecho de patronato y presentación de sujetos idóneos para los obispados y los beneficios; b) prohibición para construir y erigir iglesias, capillas y otras edificaciones sin expreso consentimiento regio.12 Para los efectos de las regulaciones de la Corona, la Real Cédula de Felipe II del 4 de julio de 1574, conocida como Real Cédula del Patronato Regio, definió las competencias patronales13. Esto hizo que los juristas consideraran que el patronato era LOPETEGUI y ZUBILLAGA. 1965. Op Cit. p 127. Ibid.pp.127-128. 12 CASTAÑEDA y MARCHENA 1992. Op Cit. p.155. 13 Dagoberto Campos, considera que es de vital importancia conocer los aspectos más importantes de esta Real Cédula y de su obra Relaciones Estado Iglesia , obra ya citada tomamos su cita número 19 de la p. 7 . “…comienza asentando los títulos del dicho patronato : título de descubrimiento, adquisición, edificación y dotación de las tierras y de los edificios eclesiásticos en ellas erigidos; en segundo término derecho por concesión apostólica. Sobre estos dos títulos, uno de derecho de gentes y el otro de Derecho Canónico, declara el monarca fundarse la forma jurídica del Patronato: forma imprescindible totalmente, e inherente, no a la persona, sino a la misma Corona, y ello privativamente. Seguidamente se expone el ámbito de aplicación del derecho patronal; 1. Provisión de todos los beneficios eclesiásticos de las Indias, incluso “cualquier oficio eclesiástico o religioso”. 2. Derecho de erección, del que no queda excluida “ iglesia catedral, ni parroquial, monasterio, hospital, iglesia votiva, ni otro lugar pio ni religioso” . De este cuerpo jurídico, por el principio de que quien concede el fin concede los medios necesarios para tal fin, resultaba que el rey estaba capacitado para dar el pase a los misioneros y a sus superiores, presentar obispos, los párrocos y doctrineros, y entender en su remoción, control y punición. Igualmente, caía bajo el examen regio toda la documentación eclesiástica referente a las Indias, de cualquier procedencia, bulas papales, edictos conciliares y episcopales. A estos derechos correspondía la obligación regia de sostener todo el complejo de la obra misionera indicada, con lo cual el Patronato obtenía la forma jurídica de contrato oneroso. Este carácter precisamente según Solórzano Pereira, hace que el Patronato indiano sea inmune de la disciplina tridentina derogatoria de los derechos patronales en general. 10 11 5 propio de la Corona como una prerrogativa por la acción evangelizadora , otorgado por el conjunto de las llamadas bulas alejandrinas; además por todas las disposiciones y compromisos tal mecanismo no podría ser eliminado nunca. En la práctica el ejercicio del Patronato por parte de la Corona se ejecutó así : facultades efectivamente patronales: nombramientos, administración del diezmo, límites diocesanos, intervención en conflictos interclericales ; facultades extrapatronales: intervención civil en asuntos de fuero eclesiástico, vigilancia de las predicaciones, limitación de las comunicaciones con la Santa Sede, control de información sobre el estado de la diócesis; y medidas de defensa del patronato: pase regio o regium exequatur que constituyó censura sobre documentos papales, recursos ante instancias civiles contra las sentencias y actuaciones de tribunales eclesiásticos, control de concilios y rechazo del envío de un nuncio con facultades para el gobierno directo de la Iglesia en América.14 Con respecto a las comunicaciones de la Santa Sede, en varios momentos, durante la vigencia de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica los reyes de España enviaron comunicaciones emitidas por el papa, pero que fueron difundidas como una Cédula Real, como se enfatiza en la de 1658, que señala “ No se usase de los Breves, Patente y otras letras de Roma, si no estuviesen pasados por mi Consejo de Indias”. 15 En este caso, la Cédula Real nació como censura a dos religiosos capuchinos que buscaron el pase a América en Roma y en la Cédula se pide que no sean admitidos en los dominios del rey de España. También encontramos el caso de la cédula expedida en 1725 en la que se comunica la breve del papa Benedicto XIX“ para que los habitantes de los dominios españoles puedan ganar el jubileo dispensado en el año”16. Otro ejemplo se dio en un comunicado realizado por el obispo de Nicaragua y Costa Rica, Juan Carlos Vílchez y Cabrera, de una Real Cédula en la que inserta las bulas de los papas Benedicto XIV y Clemente XIII, relativas al ayuno eclesiástico.17 CAMPOS. 2.000. Op Cit pp. 7-8. AGI. Guatemala, 162. Folio, 469. 17 de octubre de 1658. 16 AHA. Caja Número 18, folios 147-167. 12 de nov de 1725. 17 AHA. Caja Número 25, folios 128-141. 24 de setiembre de 1767. 14 15 6 1-2 El concilio de Trento En 1545 fue convocado el concilio de Trento, que dictó los decretos que rigieron la Iglesia católica durante 400 años, cuya ritualidad y organización fueron trasladadas a América y precisamente dentro de esos principios y ritualidad se enmarcó la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica. La idea de convocar el concilio de Trento nació por los problemas de división interna que sufría la Iglesia, por las interferencias políticas y por los ataques de Lutero, “para que las doctrinas de la Iglesia católica se pudieran formular con una celosa energía y pudieran cundir era necesario eliminar las dudas que sobre diversos puntos habían surgido dentro del seno de la misma Iglesia”.18 Además, solo un concilio, podría efectuar la tarea de unidad necesaria en ese momento con la autoridad indiscutible del papa. Así el papa Pablo III convocó al concilio y se desarrolló durante 18 años, y abarcó los pontificados de su convocador, de Julio III, de Marcelo II, de Paulo IV y de Pío IV y el periodo de los emperadores Carlos V y Fernando I de Alemania, involucró también a 300 prelados y 160 teólogos. En el concilio se estableció la necesidad de la enseñanza de la Sagrada Escritura, se señaló que el gran deber de los obispos era la predicación y cuando no pudieran ser ellos mismos, debían buscar predicadores autorizados.19 También existió preocupación porque la enseñanza de la Biblia llegara al pueblo por medio de los clérigos y de las escuelas de las parroquias de curas o regentadas por monjes, a las que los obispos, actuando como delegados de la Santa Sede, obligaron tomando las medidas más oportunas. Además, esa enseñanza sería asignada por los capítulos generales o provinciales a los maestros más capaces. También enfatizó en la necesidad de la predicación del evangelio de Jesucristo por lo menos los domingos y fiestas más solemnes. Del cumplimiento de este deber se responsabilizó a los obispos en todas las iglesias de su diócesis. 20 18 VON RANKE, Leopoldo. Historia de los Papas. 4 reimpresión. México, Fondo de Cultura Económica 1981. p.96. 19 CRISTIANI, L Trento. Historia de la Iglesia Número 19.Valencia, EDICEP, 1976 p.68–69. 20 Ibid. p.p.69–70. 7 El reclutamiento de sacerdotes se debía someter a las condiciones de edad, ciencia e independencia material. Se manifestó también la preocupación por su formación pidiendo a todos los obispos la creación de un seminario diocesano. Además, las agrupaciones religiosas en general fueron invitadas a restaurar la estricta observancia de la regla. 21 De igual manera, salieron fortalecidos los temas de fe, el pecado original, la gracia divina, los sacramentos, particularmente el Bautismo y la Confirmación. Entre las últimas decisiones que se tomaron en el concilio, estuvo la promulgación, sin darles la forma de cánones, de la existencia del purgatorio y la legitimidad del culto de los santos, de sus reliquias y de sus imágenes, como también de las imágenes que representan a Dios, a Cristo o a la Virgen.22 Una vez que el concilio terminó en su sesión 25, acordaron pedir al sumo pontífice la confirmación de las definiciones y decretos emanados de la Asamblea, así bajo los pontífices Julio II y Paulo III, como en tiempo de Pío IV, a quien se le pidió la confirmación, la que fue otorgada el 26 de enero de 1564 y ratificado solemnemente por la bula Benedictus deus , del 30 de junio del mismo año. 23 Los reyes de España, que asumieron el dictado de protectores del Concilio de Trento. Lo asimilaron y se preocuparon por consignar en los nuevos códigos de leyes de Castilla y de Indias todos los decretos disciplinarios que el dicho concilio decretó.24 También los soberanos católicos se apresuraron a publicarlo y proveer la estricta observancia de sus disposiciones en sus respectivos dominios. Propiamente en los dominios de España los soberanos expidieron varias cédulas para la solemne recepción y publicación de esta concilio. Al respecto Felipe II en la cédula del 2 de 1564, que es ley 13 tit, 1 lib 1 Nov dice “ Y ahora habiéndonos su Santidad enviado los decretos del dicho santo concilio impresos en forma auténtica. Nos como rey católico y obediente y verdadero hijo de la Iglesia, … Habemos aceptado y recibimos el dicho sacrosanto concilio; y queremos que en estos nuestros reinos sea guardado, cumplido y ejecutado”25 BENNASSAR, M, Et Al .Historia Moderna. Madrid, AKAL Editor, 1980. Pp.128–130. CRISTIANI. Op Cit. p.281. 23 BENNASSAR, Bartolomé y VINCENT, Bernard. 24 Ibid.. p.9. 25 Ibidp.140. 21 22 8 Además en esa misma cédula pedía el rey “… encargamos y mandamos a los arzobispos, y a otros prelados, e a todos los demás a quienes esto toca e incumbe, que hagan luego publicar y publiquen en sus iglesias, distritos y diócesis y en las otras partes y lugares do conviniera el dicho Santo Concilio”. 26 Como se puede observar, los decretos del Concilio de Trento fueron muy bien aceptados por los reyes españoles, los difundieron por medio de sus cédulas reales tanto dentro de España como en sus territorios de ultramar. Fueron incluidos dentro del Derecho Indiano y del Derecho Canónico para Indias. Esos dictados del concilio rigieron el caminar de la cristiandad, como ya se expresó, por 400 años hasta que en 1962 se realizó el Concilio Vaticano II, que promovió cambios importantes sobre todo a nivel de la ritualidad. 2- La fundación de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica. Las primeras diócesis que se establecieron en Indias fueron las de Santo Domingo, Concepción de la Vega y la de San Juan Puerto Rico, creadas por Julio II en el año de 1511; pero se considera que en su fundación tuvo mucho que ver la influencia de Fernando el Católico, sobretodo si se atiende a que fueron creadas sufragáneas de la metropolitana de Sevilla y de esa manera, se pueden notar las aspiraciones centralistas de la Corona. 27 La Iglesia en las tierras de América estuvo dividida desde muy temprano, igual que lo había estado en diócesis, una de las realidades más antiguas y fundamentales de la Iglesia. La diócesis es una iglesia particular que para constituirse debe reunir dos elementos importantes: su circunscripción o delimitación territorial y constituir una porción de la Iglesia llamada pueblo de Dios, totalmente independiente de cualquier otra jurisdicción territorial. 28 De acuerdo con la bula de Julio II de 1508, la Universal Ecclesiae, el rey español, podía presentar a las personas que considerara convenientes para ocupar el puesto de obispo quien era la cabeza de la diócesis, y señalar los límites de las diócesis.a 26 THIEL, Bernardo. Datos cronológicos para la Historia Eclesiástica de Costa Rica. San José, Comisión Nacional de Conmemoraciones Históricas, 1983. P.12. 9 pesar de que “ Es atribución exclusiva del romano Pontífice la creación y erección de obispados, y la unión o división de los existentes” .29 Por eso, se considera que si bien el rey era el que hacía las recomendaciones para las nuevas diócesis, especialmente por el conocimiento que iban adquiriendo los españoles de los nuevos territorios, la designación final la realizaba el sumo Pontífice por medio de las bulas. La diócesis de Nicaragua y Costa Rica con sede en León fue erigida en el consistorio de Clemente VII en 1531, pero el documento canónico respectivo no fue extendido en ese momento, sino que posteriormente; así la erección de la diócesis fue confirmada por Paulo II el 3 de noviembre de 1534 por medio de la Bula Aequn Reputamus con efecto retroactivo a 1531; en ella se erigió e instituyó una iglesia catedral bajo la invocación de “la gloriosa Madre de Dios siempre Virgen María para un Obispo, que se intitulase de León, o Legionense, el que la presidiese, y procurase hacer e hiciese construir sus edificios y estructuras” . 30 En el lugar llamado de León ( ya hecho ciudad) por ciudad de el obispado. El obispo debía ejercer, obrar y hacer la episcopal jurisdicción, autoridad, potestad y demás que los otros obispos en sus ciudades y diócesis respectivas realizaran. De igual manera, tenía derecho, de manera libre y lícita, exigir, percibir y tomar las décimas, y primicias de derecho debidas y demás derechos episcopales, del mismo modo que los obispos de España. 31 Otra de las obligaciones que le confería la bula al obispo era:“ erigir e instituir Dignidades, Canonicatos, Prebendas, y otros Beneficios Eclesiásticos “. 32 También se AMPUDIA Op Cit p. 186. DONOSO, 1876. Op cit pp. 232. Al respecto algunos tratadistas consideran , como lo hace Solórzano y otros que en América correspondía al rey esta creación y la designación de sus límites. 30 CASTAÑEDA y MARCHENA, 1992.Op Cit pp. 154-157. 31 AGI. Transcripción de la Bula Aequm Reputamus, Sevilla, Serie Guatemala, Número 914, folios 3-3, 1534. 32. Ibid. 28 29 10 mencionó en el documento pontificio que el obispo debería reconocer y sujetarse con derecho metropolitano al arzobispo que estuviera al frente de la Diócesis de Sevilla, de la que la nueva diócesis de Nicaragua iba a ser sufragánea. Con respecto a los límites de la nueva diócesis se indicó que serían “ el distrito, o territorio, o las partes de la dicha provincia, con sus límites, que se havían se señalar, o estaban señalados por el mismo Carlos Emperador y Rey, designó para diócesis: y a sus Moradores y habitantes para Clero y Pueblo”.33 De esta manera quedó establecida la Diócesis de Nicaragua con respecto a sus límites, que no quedaron señalados al sur por cuanto ahí quedaba un gran territorio desconocido y sin conquistar. Por lo que el pontífice facultó al rey de España para designar los límites34 como el tiempo y las necesidades lo mostraran más acertado y conveniente. 35 El territorio que posteriormente se llamaría Costa Rica continuó como antes sujeto, de hecho y quizá también de derecho, a la jurisdicción de Panamá, aun después de la creación de la Diócesis de Nicaragua; pero el 9 de mayo de 1545 por Real Cédula de Felipe II dirigida al obispo de Nicaragua, se le encargó que mientras no se proveyera de prelado a la gobernación de Cartago, entendiese en las cosas espirituales en el servicio de las iglesias y el culto divino de aquella provincia, con aquella reverencia, limpieza y recado que conviene y que debería haber clérigos para administrar los sacramentos en las iglesias de ella y que de los diezmos de la dicha provincia había de llevar la cuarta parte y de las otras tres cuartas partes se había de retribuir a los ministros eclesiásticos que actualmente sirvieren en la provincia y en la preocupación que se debe Ibid. Con respecto a la determinación de los límites de la diócesis, el Rey Fernando no pudo obtener que fuera el rey de España el que los designara, pero con el tiempo se fueron logrando algunas concesiones, pero nunca de modo formal. Ya Carlos V comienza a reservarse en la cédulas ejecutoriales ( de las nuevas erecciones) y hacer reservar al obispo en el auto de erección la facultad de mudar los límites. También recibió la facultad de cambiar los límites para algunas diócesis determinadas. Otro factor que influyó para la fijación de los límites de las diócesis, era que Roma no conocía sino vagamente las condiciones geográficas de las tierras americanas, y tenía que atenerse a los datos que el presentaba la corte española para las nuevas diócesis o desmembraciones de las anteriores .Lo que hizo que se llegara a pensar que se había llegado a una concesión universal, que no aparece. Y más bien lo que hay son pruebas de que no existía de esta manera. En : LOPETEGUI S. I. ZUBILLAGA S.I. Historia de la Iglesia en la América Española. Desde el Descubrimiento hasta comienzos del siglo XIX. Madrid. La Editorial Católica S.A. 1965. Pp.128-129. 33 34 11 tener en las reparaciones y los ornamentos de las iglesias. 36Al respecto señaló Monseñor Thiel que este fue el primer paso legislativo por el cual Costa Rica fue adjudicada en lo espiritual al obispado de León. En otras palabras, el rey en virtud de las facultades que le concedía la bula de erección y le otorgaba el Patronato, asignó una parte que no era de la provincia de Nicaragua a la diócesis de León.37 Fue a partir de este momento que la diócesis de Nicaragua, empezó a conocerse en los documentos oficiales como la diócesis de Nicaragua y Costa Rica. Con respecto a los nuevos límites de la diócesis, es decir, por la ampliación que se le dio al incorporarle a Costa Rica, existe una Real Cédula de Segovia del 25 de junio de 1548 dirigida al licenciado Cerrato, Presidente de la Audiencia de los Confines, en la que se le ordenaba señalar lo límites del Obispado de Nicaragua. 38 Pero no se sabe si Cerrato cumplió con lo que la cédula le indicó, aspecto que sería muy importante conocer porque no se han encontrado esos límites en ningún trabajo de los analizados. 2-1 Las diócesis metropolitanas y sus dependencias Las diócesis de Indias eran sufragánea de otra diócesis, a la que se le conoce como metropolitana y dependían de sus autoridades. Los obispos de las diócesis metropolitanas son por derecho canónico los superiores inmediatos de los sufragáneos, también son jueces ordinarios de los sufragáneos y les incumbe, por razón de su oficio, amonestarlos, corregirlos e imponerles preceptos en lo concerniente al cumplimiento del cargo episcopal; siendo el objeto principal de la institución de los metropolitanos, la indispensable vigilancia por la conservación de la disciplina.39 El Concilio de Trento ratificó ese derecho de los metropolitanos para el conocimiento en las causas civiles de los sufragáneos. Por otro lado, también de acuerdo con el derecho canónico el metropolitano puede obligar a los sufragáneos a concurrir al concilio provincial y está SANABRIA, Victor Manuel. Episcopologio de la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica. (15311850) Ensayo histórico-crítico). San José, Sin editorial, 1943.p.69. 36 Real Cédula al Obispo de Nicaragua para que entienda por cercanía en las cosas espirituales de la provincia de Cartago. Valladolid 9 de mayo de 1545. En: MELNDEZ, Carlos. Reales Cédulas relativas a la Provincia de Costa Rica (1540-1802). San José, Comisión Nacinal de Conmemoraciones Históricas. Archivo Nacional de Costa Rica, Academia de Geografía e Historia de Costa Rica. 1992. P.49. 37 Ibid.p.70. 38 SANABRIA. Op cit p.71. 39 DONOSO Op Cit. pp.290-291. 35 12 facultado para enviar por toda la provincia a recaudar limosnas para la construcción o reparación de la iglesia metropolitana. A su vez, el metropolitano está obligado a suplir la negligencia de los sufragáneos y de su clero como podría ser la desidia en el cumplimiento de alguna obligación que por razón de su cargo les compete.40 En el caso de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica desde que se erigió en 1531, se le hizo sufragánea de la metropolitana de Sevilla, como lo señala la bula de erección,41 igual que todas las diócesis creadas en la primera mitad del siglo XVI. El 12 de febrero de 1546 se establecieron tres provincias eclesiásticas y así la iglesia americana adquirió autonomía jurídica. Estas provincias fueron la metropolitana de Santo Domingo con jurisdicción sobre Las Antillas y la costa Caribe de Venezuela y Colombia; la de México, sobre los territorios del norte, desde Guatemala al Misissippi. y la de Lima que abarcó todo el sur español, desde Nicaragua y Panamá, en el istmo, hasta la Tierra del Fuego.42 Con esta nueva división la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica pasó a formar parte de la de Lima. El análisis de la documentación sobre la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica muestra algunos problemas para determinar su dependencia juridiccional. Al principio en 1546, fue sufragánea de Lima, de eso no hay duda, así como de que en 1743 al ser elevada Guatemala a metropolitan, pasó a depender de ella. Las incertidumbres se evidencian en el periodo entre estas dos fechas. Al respecto algunos autores como Castañeda y Marchena 43 se contradicen porque en 1546 ubican la diócesis en primer lugar como dependiente de Lima y más adelante en la misma fecha, 1546 la consideran como sufragánea de México ; Lopetegui, también señala la dependencia de Nicaragua de Lima en 1546 ;44 para Sanabria, Nicaragua dependió de Lima de hecho y de derecho hasta 1609 y después dependió prácticamente de México y teóricamente de Lima. El apoya su aseveración en hechos importantes como que los obispos de Nicaragua nunca asistieron a los cuatro concilios de Lima celebrados entre 1582 y 1601 ni consta que mandaran alguna excusa. 40 Desde que en 1570 se erigieron los tribunales de la Ibid. pp.291-296. AGI, Transcripción de la Bula Aequm Reputamus, Sevilla, Serie Guatemala, Número 914, folios 3-4, 1534 42 CASTAÑEDA y MARCHENA Op cit p.161. 43 Ibid. p.p.161 y p.179 44 LOPETEGUI. Op Cit`p.338 41 13 Inquisición en México y en Lima, León nunca reconoció como tribunal de fe a Lima sino a México ;45 al respecto encontramos que Nicaragua es citada como uno de los distritos de la actividad del Santo oficio de México46. El mismo autor también menciona algunos casos de la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica, que fueron tratados en la misma sede de la inquisición .47 En la correspondencia de los obispos se pueden encontrar informaciones que nos permiten conocer aspectos relacionados con el tema, por ejemplo en setiembre de 1560, el obispo Carrasco señala los inconvenientes de tener como arzobispado a Lima “Desde el principio que me enteré en esta tierra, di noticia a V.A de los grandes inconvenientes de que se siguen de que este obispado sea sufragáneo al Arzobispado de Lima y el de Honduras a Santo Domingo, así por la gran distancia que hay por mar y por tierra, como porque se gastaría más de un año en la ida y venida y con gran riesgo y peligro de la vida. Cuadra y viene muy a propósito que el obispado de Guatemala sea Metrópoli de todos los obispados del distrito de la Real Audiencia, que son este y Honduras y Yucatán y la Vera Paz de Chiapas, así porque los que van a pedir justicia en los temporal, la pidiesen también en lo espiritual, como porque ninguno de los Obispos dichos se gastaría más tiempo de quince días en ir por tierra y por mar se podría ir de este que es el más distante en siete días y así creo que lo piden y suplican estas provincias de V.A. y en ello se hará gran merced”.48 En 1650 el obispo Briceño desde Granada, Nicaragua en carta al rey le describe el estado de la diócesis a su llegada y señala que :“Este obispado de Nicaragua estuvo siempre sujeto como sufragáneo al Arzobispado de Lima hasta que vistos por V.M. motivos de toda justificación, sujetó este obispado de pocos años a esta parte al arzobispado de México”. 49 Otra información que es importante reseñar es la que aparece en las Ejecutoriales de Fray Tomás Manso, en su nombramiento como obispo en 1658 45 la comunicación se extiende también al obispo de México.50 Por esta SANABRIA, Op cit pp. CHINCHILLA, Aguilar, Ernesto. La Inquisición en Gustemala. Guatemala, Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos, 1999. P.25.. 47 Ibid.p.38 48 AGI. Carta del electo obispo Carrasco sobre los inconvenientes de tener como arzobispado a lima. Guatemal, 162.Setiembre de 1560. 49 AGI. Carta del obispo Briceño contestando diversas cartas al Rey. Guatemala 162. 21 de agosto de 1650. 50 AGI. Ejecutoriales de Fray Tomás Manso. Guatemala 162. 20 de setiembre de 1658. 46 14 correspondencia podemos inferir que ya la diócesis no pertenecía a Lima y que desde pocos años antes ya estaba como sufragánea de México. En 1673 el obispo Bravo y Lagunas escribió a la reina contestando varias cédulas reales, entre sus respuestas se manifiesta vacilante sobre cuál es la diócesis metropolitana de Nicaragua. En la búsqueda de documentación que le aclare esa duda razonable, le notifican que en el traslado de la ciudad se perdieron todos los libros y papeles del archivo y solo se habían conservado algunos pocos. Ante esto, el obispo se preocupó por darle forma al cabildo por lo que tomó como modelo el de la Iglesia metropolitana de México.51 Señala también el obispo que en sus bulas para la consagración se declaraba que el obispado que preside era sufragáneo del Arzobispado de México para lo que se había publicado edicto y se pedía que se observara el concilio mexicano. También tenía la inquietud con respecto a la erección del obispado, pues no existía: “instrumento auténtico y pasa esta verdad en los historiadores, que lo dicen”. 52 Años después en 1684, el obispo Rojas de Nicaragua, solicitó no dejar ya de pertenecer a Lima sino que considera que México está demasiado lejos, alrededor de 500 leguas, por eso los asuntos que se siguen allá en apelación y las demás causas están detenidas mucho tiempo, con grave daño y un gran gasto para las partes por ser el recurso tan dilatado. Por lo que recomienda el mismo obispo Rojas :“…con todo rendimiento sea muy servido erigir en Arzobispado, el obispado de Guatemala, … y criarle nuestro Metropolitano que así quedará más pronto el recurso, tendrán expedición breve las causas y no padecerá tanta dilación la justicia”. 53 Al través del siglo XVII y en la primera mitad del siglo XVIII, se mencionan en los documentos relaciones que tenían los prelados con México a la que consideran como su metropolitana; un ejemplo de ese hecho fue la orden que le dio el obispo de México al obispo Morcillo para que cesara la cobranza de la décima que por un monto de ocho mil pesos había puesto en México, 54 también está la mención por parte del obispo Garret y Arloví para que don José Poveda pudiera retirar ante el arcediano de la Iglesia 51 AGI. Carta del Obispo Bravo y Lagunas. Guatemala 162. 23 de diciembre de 1673. Ibid. 53 AGI. Carta del obispo Juan Rojas al Rey sobre diversos aspectos de la diócesis. Guatemala 162. Diriá, 25 de agosto de 1684. 54 AGI. Carta del obispo Morcillo al Rey, Guatemala 362. León, 30 de julio de 1707. 52 15 de México la absolución que el le otorgó luego de haberle impuesto la excomunión.55 Otro testimonio de que se tenía a México como metropolitana se encuentra en la Bula de Benedicto XIV erigiendo en Metropolitana la Santa Iglesia Catedral de Guatemala. 56 En ella se dice: “Nos ha hecho representar, que las Yglesias de Guatimala, Nicaragua, Chiapa y Comayagua, que se save están sujetas por Derecho a el Arzobispo de Metropolitano de México , y que sus ciudades, y Diócesis constituidas en las Yndias Occidentales distan muchísimo de la Yglesia Metropolitana de México, … no pueden rrecurrir a la Audiencia Metropolitana de México, y mucho menos seguir los Pleitos en ella : y que por esta razón manifiesta no se han hecho recursos algunos al Metropolitano”. 57 De esta manera queda claro el establecimiento de la diócesis como metropolitana de Nicaragua y también que anteriormente la que ocupaba ese puesto para Costa Rica era la de México. Lo que no se ha podido confirmar y no se ha localizado es el documento que lo compruebe y a partir de cuándo Nicaragua fue separada de Lima y se integró a la diócesis de México. 2-2 La sede de la diócesis Cuando se elige una diócesis se le adjudica una ciudad y dentro de ella una iglesia catedral para que sea su sede. En el caso de Nicaragua en la bula de erección se estableció la ciudad de León como sede. Esta ciudad a fines del siglo XVI era la capital de la provincia y en ella residían el gobernador, el obispo y los oficiales reales, se hallaba situada en las orillas del lago de Léon, hoy conocido como el lago Managua, tenía ciento cincuenta españoles, entre los cuales había cien encomenderos. 58 Al analizar varios documentos que se emitieron en esta diócesis se encuentra que al principio fueron emitidos desde Léon, pero a partir de 55 1625 y hasta 1672 estas Carta del obispo Garret y Arloví al presidente de la Audiencia de Guatemala sobre las autoridades de su diócesis. Guatemala 311. León 14 de febrero de 1716. 56 AE de Guatemala. Bula de su Santidad Benedicto XIV erigiendo en Metropolitana la Santa Iglesia catedral de Guatemala. En: ESTRADA, M. Agustín. Datos para la Historia de la Iglesia en Guatemala. Tomo II. Guatemala, Tipografía Nacional. 1974. Pp. 33-37. 57 Ibid. p. 32. 58 AYON, Tomás. Historia de Nicaragua: desde los tiempos más remotos hasta el año de 1852. Tomo I. Managua, Fondo de Promoción Cultural BANIC, 1993. P.301 16 disposiciones tuvieron como lugar de origen la ciudad de Granada, a pesar de que esta no era la sede del obispado. Granada era otra de las ciudades principales de Nicaragua, estaba a orillas del lago de Nicaragua y a 16 leguas de León, entre sus vecinos había doscientos españoles, de los cuales la mitad eran encomenderos.59 Si bien es cierto que los obispos despachaban desde Granada, a partir del obispo Briceño en 1650 en respuesta a varias cartas del rey, se le plantea la necesidad trasladar la sede de la diócesis a Granada, pues para él esta ciudad era mejor que León, pues presentaba como ventajas que tenía cuatrocientos vecinos y León solo cincuenta, lo que la convertía en una de las ciudades medianas de la Nueva España, en ella había más de treinta clérigos de órdenes mayores y menores y gran número de capellanes por lo que el clero siempre iba en aumento. 60 Con respecto a la iglesia de Granada señaló que sin ser catedral poseía mejor atención de ministros que muchas otras catedrales; además debía considerar“ que la provisión de bastimentos de León es mucho más cara que la de Granada porque en León la menor moneda es un real para comprar cualquier cosa, por no haber cacao que sirve de moneda en Granada ”.61 Por otro lado, el mismo obispo señala que el estado material de la iglesia es mucho mejor que la de León: “es un templo muy decente y grave de tres naves con crucero. Hace labrado y dorado un Sagrario de dos cuerpos y diez columnas con sus imágenes de santos de talla ….y acompaña al Retablo, que es muy grande y hermoso, que está ahora dorando, que estaba blanco. Para todo esto no se ha pedido limosna de las muchas que Vuestra majestad con su gran piedad y religión acostumbra hacer a las iglesias.62 Como se ha podido comprobar el obispo planteó razones económicas como el uso del cacao como moneda, presentó además un estimado de la población de españoles que estaba muy por encima en Granada que en León y si se comparan con los datos que presentó Ayón para fines del siglo XVI, pareciera que en cincuenta años la población de 59 Ibid.p,301. AGI. Carta del Obispo Briceño contestando diversas cartas del rey. Guatemala, 162. 21 de agosto de 1651. 61 Ibid. 61 Ibid. 60 17 León bajó a un tercio y en cambio la de Granada se duplicó con respecto a la anterior. Además, el obispo dejó bien explicitado el buen estado de la iglesia y la cantidad de sacerdotes que la podrían asistir. También en el mismo documento el obispo se defiende ante el rey por la queja de los vecinos de León que dicen que no lo han visto en año y medio, a lo que respondió que había estado enfermo y que debió asistir al capítulo de su orden ; pero que si había estado en la Navidad de 1649 en León y celebró la misa de la media noche. Con respecto a la casa que se decía que tenía en Granada, lo aceptó y señaló que: “ desde antes que se destruyese la antigua León todos los obispos tuvieron sus casa en Granada, como fue don Pedro de Villarreal, don Fray Benito de Valtodano, don Fray Fernando Núñez que las fabricaron y compraron y las dejaron para diferentes efectos” .63 Esta información puede ayudar a corroborar el tiempo en que los obispos vivieron en Granada, ya que según Sanabria en su episcopologio, Villarreal fue nombrado en 1603 y murió en 1629 y fray Fernando Núñez recibió sus ejecutoriales en 1633. Con respecto a fray Alonso de Briceño este fue presentado en 1645 y trasladado a Caracas en 1657. 64 En marzo de 1651, el mismo obispo Briceño presentó un expediente justificando su estancia en Granada y tratando de lograr el traslado de la sede episcopal a esa ciudad. En este documento él cuestionó el traslado de la antigua ciudad de León a la nueva, así como si alguno de los obispos, después de ese traslado hubieran vivido en León. A la pregunta de cómo fue que se trasladó la catedral , respondió que fue por los fuertes temblores y que comunicaron al obispo Villareal que asistía en Granada y le avisaron.: “que los vecinos de la ciudad con las imágenes de la Catedral y el Santísimo Sacramento, con los religiosos de Nuestra Señora de la Merced y la Imágenes de su convento, saliesen con los vecinos de la ciudad y de donde parasen y hicieran alto, parase el dicho cura con el Santísimo y que no desamparase los vecinos”. 65 Los testigos expresaron también que desde el traslado no han vivido obispos en León. La idea de elaborar este expediente y las preguntas de varios vecinos tuvo la intención de justificar 63 Ibid. SANABRIA. Op cit pp.42-47 65 AGI. Iexpediente promovido por el obispo Briceño para justificar su permanencia en la ciudad de granada y tratando de lograr el traslado de la sede episcopal a ella. Guatemala 162. Sutiaba 4 de marzo de 1651. 64 18 que si no se dio una cédula para el traslado de León a la nueva ciudad, esta hasta cierto punto no se erigió de manera legal por lo que podían trasladarla a Granada y los obispos, hasta cierto punto, no la habían legitimado con su presencia. Monseñor Bravo y Lagunas en su informe sobre la diócesis en 1671, indicó que hacía cinco años que estaba en Nicaragua para servir al obispado y que a su llegada lo hizo a Granada. En este documento denuncia el estado de deterioro de la ciudad de Granada por los ataque de los corsarios y ya no la menciona como posible sede de la diócesis y aunque no explicita donde reside, pone como lugar del remitente en sus documento a León66 de igual manera lo hace en el documento que expidió en 1672 en su carta a la reina sobre diversos aspectos de su labor pastoral. 67 Por otro lado, cuando llegó el obispo de las Navas a Nicaragua, escribió: “llegué a la ciudad de León mi catedral ” 68 y aunque en su carta puso a Granada como lugar de expedición de la carta, había explicado en su documento que acudió a Granada a donde lo llamaban sus fieles por el saqueo tan grande que habían sufrido por parte de los corsarios. Con respecto al traslado de la sede de la diócesis, se puede concluir que si bien no se dio por medio de ninguna bula papal , de hecho pareciera por lo que la documentación señala que Granada fungió como el lugar en que varios obispos tuvieron su residencia y además algunos trataron de convertirla en sede de la diócesis, punto que defendieron ante el rey, pero los corsarios con sus ataques dañaron mucho la ciudad y los obispos volvieron a León para residir ahí. 2-3 El obispo Los obispos son nombrados como pastores en la Iglesia para que también ellos sean maestros de la doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros para el gobierno de la diócesis69 Con respecto a la potestad del orden, esta se adquiere por la consagración del obispo y es inherente al orden episcopal; ella lo faculta para poder ordenar ministros de la Iglesia, consagrar obispos, administrar el sacramento de la confirmación, la consagración del crisma, óleos, iglesias. Su potestad está circunscrita a 66 AGI. Carta del Obispo Bravo y Lagunas al Rey. Guatemala, 162. , León1672. AGI. Carta del Obispo Bravo y Lagunas a la Reina. Guatemala162. León, 30 de abril de 1672. 68 AGI. Carta del obispo de las Navas al Rey. Guatemala, 162. Granada, 12 de abril de 1679. 67 19 su diócesis, en donde debe residir en su catedral como parte de sus obligaciones. No podrá ausentarse por más de tres meses en el año, si lo hiciere aparte de incurrir en pecado mortal no podrá recibir los beneficios que le corresponden y si los recibiere, deberá restituirlos a la fábrica de la iglesia. 70 La preocupación por el incumplimiento de esta orden de residir en su catedral la mostró el obispo Briceño en 1651, cuando en carta al rey se defendió diciendo que no había vivido en León, como tampoco lo habían hecho otros obispos, por hacerlo en Granada, ciudad que considera mejor no solo a nivel económico, ya que en ella circula como moneda el cacao, además tiene más sacerdotes que León y hay en ella más habitantes españoles que en la sede; también se justifica diciendo que fue a visitar León por la Navidad.71 No conocemos la respuesta del rey, para saber si le fue impuesta una sanción de acuerdo con el Concilio de Trento, aspecto que hubiera sido muy interesante para este estudio. También dentro de los derechos y obligaciones que tiene el obispo y contemplados dentro del Derecho Canónico están : “ Conocerán y sentenciarán en sus tribunales las causas eclesiásticas, y principalmente las matrimoniales, que, según el canon 12, ses 24 del sagrado concilio de Trento, corresponden a los jueces eclesiásticos. No se comprenden en esta disposición las causas civiles de los clérigos, como, por ejemplo, las de contratos, deudas, herencias, las cuales serán conocidas y definidas por los jueces legos”.72 Con respecto a las causas matrimoniales en los documentos que tienen que ver con la diócesis, se pudo encontrar una gran cantidad de solicitudes de dispensas matrimoniales. Estas sobre todo se solicitaban con el fin de que les levantara el impedimento de consanguinidad y de esa manera, poder realizar el matrimonio. Otra de las obligaciones que tenía el obispo era la visitas ad limina apostulorum. Esta era una obligación que tenían los prelados de visitar cada cinco años personalmente IGUACEN, Borau, Damián. Diccionario del Patrimonio Cultural de la Iglesia. Madrid, Ediciones Encuentro S.A. 1991.p.641. 70 DONOSO.Op cit. pp.303-310. 71 AGI. Cartas del obispoBriceño al Rey. Guatemala 162, Granada, 16 de marzo de 1650, 21 de agosto de 1650, 72 DONOSO.Op Cit. p.192. 69 20 al papa para informarle del estado de su diócesis. En las bulas de Juan de la Torre, expedidas en Roma en 1661, se aprecia que fue una de las obligaciones que se incluyó en el juramento que él debía realizar para consagrarse como obispo.73 Pero ahí mismo se expresa la salvedad de que si el obispo “ estuviere legítimamente impedido cumpliré todo lo referido por medio de embajador ”.74 Por medio de un poder como lo permitía el derecho canónico, fue que el obispo de León Juan Carlos Vílchez pudo cumplir con la obligación de realizar la dicha visita y escogió como representante al sacerdote Filippo Antonio Giuliani, para que“ visite los sepulcros de los apóstoles San Pedro y San Pablo, y preste a su santidad la debida obediencia impetrando las gracias y privilegios que se dignare concederle”. 75 Los obispos también estaban obligados, de acuerdo con el Concilio de Trento a visitar de manera periódica su diócesis en forma personal. La visita debía de realizarse todos los años, pero si era muy extenso su territorio se le permitía que la terminaran o la hicieran sus visitadores en un periodo de dos años. Esta visita incluía en cuanto a las personas, al clero secular en general, a los cabildos de las iglesias catedrales y a los regulares que sirven a las parroquias o beneficios curados; también se incluían todos los legos en orden de la enmienda y corrección de los pecados públicos y costumbres. También debía visitar las iglesias y los hospitales.76 Todo esto con el fin de conocer el estado en que se encontraba su diócesis y de tratar d arreglar los problemas que dentro de ella existieran. En relación con Costa Rica durante de la vigencia de la diócesis, las visitas se iniciaron con monseñor Pedro de Villarreal, que vino a Costa Rica en 1607 y se quedó hasta 1609. En 1625 hizo la segunda visita el obispo fraile benedictino, Benito Valtodano, luego en 1637 el fraile trinitario, obispo Fernando Núñez Sagredo, fray Alonzo Bravo y Lagunas llegó a Cartago, en febrero de 1674 y murió ahí mismo repentinamente el 9 de junio del mismo año. La quinta visita fue en 1690 por parte de Fray Nicolás Delgado. En el siglo XVIII en 1711, fray Benito Garret y Arloví realizó la visita pastoral y para 1739 fue don Domingo Zataraín el que la hizo y declaró en esa oportunidad la festividad de la Virgen de los Angeles el 2 de agosto. En 1751 don Pedro Morel de Santa Cruz escribió un informe muy extenso sobre su visita de ese año. Luego siguieron Mateo de Navía y Bolaños en 1760 y Esteban Lorenzo de Tristán en 1782 y 73 AGI. Ejecutoriales de fray Tomás Manso, Madrid, 20 de setiembre de 1658. Ibid. 75 Archivo Secreto Vaticano. Ciudad del Vaticano, Congregacione, Concilio Relat. Diocesanas.576. 76 DONOSO. Pp.332-333. 74 21 declaró el 2 de agosto fiesta de guardar, además estableció la "pasada" y un oficio especial en honor de la virgen. La última visita de un obispo de la diócesis a Costa Rica la llevó a cabo fray Nicolás García Jerez en 1815. 77 2- 4 El vicario Para dirigir la provincia de Costa Rica, el obispo nombraba un vicario con sede en Cartago, institución que se conocía como vicaría foránea. Los vicarios foráneos representaban al obispo de León en Costa Rica y por medio de ellos se ejecutaban las órdenes del obispo, pues eran el canal de comunicación con el obispo, a través de ellos se tramitaban solicitudes como por ejemplo permisos de parroquias hasta para exponer el Santísimo durante el rezo del rosario en la iglesias y ermitas. En algunos casos, se les encargaban también las visitas pastorales. 2-5 El cabildo En toda diócesis la sede del obispo es la catedral, la cual tiene un cabildo, que es una comunidad de capitulares, un colegio de sacerdotes al que le corresponde celebrar las funciones litúrgicas más solemnes en la iglesia catedral y cumplir con lo que el obispo o el derecho les encomienda.78 En la época colonial los cabildos tenían un papel muy importante en la fábrica material de la catedral, es decir, eran los encargados de llevar a cabo su edificación y mantenimiento. El miembro que presidía este cabildo se conocía como deán. En algunos casos, este grupo llegó a tener más poder que el obispo, pues los que conocían en realidad la diócesis, porque estaban en ella tal vez más tiempo y en la época de vacantes o de ausencia de obispo en la diócesis, eran los que mantenían las funciones de la catedral. Durante el periodo que abarca este estudio se muestra en la documentación analizada una gran preocupación por el cabildo de León y de lo poco que hay para sustentar sus prebendas. Al respecto como un ejemplo tenemos que el obispo Domingo de Ulloa señala que “en la catedral de León no reside más prebendado que el que es cura porque los diezmos y Mesa Capitular es tan pobre que como otras veces 77 BLANCO, Segura, Obispos, Arzobispos y Representantes de la Santa Sede en Costa Rica, San José, EUNED, 1984. pp.44-52. 22 tengo escrito, no llegan a quinientos pesos y así es forzoso a dos prebendados que hay, no más darles partidos con que se sustenten ”79 2-6 El clero secular y su preparación Cada diócesis cuenta con cierto número de sacerdotes, quienes están al frente de las parroquia, ellos dependen directamente del obispo y forman parte del clero secular. Su educación está en manos del obispo como lo pedía el Concilio de Trento Si bien no fue hasta 1680 que se creó el Colegio Seminario de San Ramón Nonnato en León, desde 1591 se encuentra en los documentos de los obispos la queja de la desventura de que “esta provincia por su pobreza, que no haber en ella una Cátedra de Gramática para que los hijos de los españoles que en ella viven la aprendan y se ordenasen, porque si esta Cátedra hubiese, también habría clérigos de la propia tierra que supiesen las lenguas”. 80 Fray Domingo de Ulloa en el mismo documento señaló que elaboró una doctrina y un confesionario que debía ser traducido a las diferentes lenguas para que los indígenas “ por el Doctrinario se doctrine y se enseñen los naturales y por el confesionario se confiesen”.81 La preocupación conocer la lengua de los indígenas para poderlos catequizar, la manifestó fray Jerónimo de Escobar en la carta de aceptación de su nombramiento como obispo de Nicaragua y Costa Rica en 1592 cuando señaló: “… y ansí tendré necesidad de aprender de nuevo la lengua de esta gente, porque pues Dios me ha hecho Pastor es bien que si la oveja se me quejare la entienda para curarla”.82 También el obispo Alonso Bravo y Lagunas en 1672 insistió en la necesidad de las cátedras de Gramática y de Lengua para cumplir con el deseo de la Corona de que los sacerdotes hablaran la lengua de los indígenas. Como se puede observar, existió por parte de los obispos la preocupación de que los sacerdotes se prepararan para conocer las lenguas de los indígenas para comunicarse con ellos y trasmitirles las enseñanzas cristianas. IGUACEN, Borau, Damián. Diccionario del Patrimonio Cultural de la Iglesia. Madrid, Ediciones Encuentro S.A. 1991. P.236. 79 AGI.Carta del Obispo Domingo de Ulloa al consejo de Indias. Guatemala 162. Granada, 15 de febrero de 1591. 80 AGI, Guatemala, 162. , Granada, 15 de febrero de 1591. 81 Ibid. 82 AGI. Guatemala, 162. Madrid, 10 de agosto de 1592. 78 23 La necesidad de un seminario conforme lo ordenaba el Concilio de Trento se evidencia en las bulas del nombramiento del obispo Juan de la Torre en 1661.83 No fue sino hasta octubre de 1677 que la Corte de Madrid, por medio de Cédula Real fechada ese día, dio instrucciones al obispo de Nicaragua para que fundara en la ciudad de León un seminario que posteriormente sirvió de base para la fundación de la Universidad de León. En él se educaron muchos nicaragüenses y costarricenses durante el periodo colonial y en el siglo XIX. 2-7 Las provincias de las órdenes religiosas Existe también otro tipo de división territorial que convive con la anterior y, aunque ambas son parte de la Iglesia, tienen formas diferentes de gobierno. Si bien es cierto que en algunos casos ocupan el mismo espacio territorial, en otros no. Esa división territorial la conformaban las provincias de las órdenes religiosas, a cuya cabeza está el provincial, religioso que tiene el gobierno y superioridad sobre todas las casas y conventos de una provincia, quien se encarga de velar por el cumplimiento de la regla establecida por los fundadores de la orden. Si bien es cierto que estas órdenes reconocen la supremacía del papa y le guardan obediencia, gozan de cierta libertad. Al clero que compone estas organizaciones se le conoce como el clero regular, es decir, que está regido sobre todo por las reglas y los votos de la congregación a la que pertenece. 2-8 El clero regular En el caso de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica podemos encontrar que desde muy temprano se establecieron ordenes religiosas en la región. Por ejemplo, en Nicaragua el padre de las Casas en 1533 estableció con cuatro de los religiosos que lo acompañaban el convento de San Pablo de religiosos dominicos, fue el primero que hubo en Nicaragua.84 Por otro lado, en toda la diócesis se establecieron los franciscanos, que fueron la única orden que lo hizo en Costa Rica durante el periodo colonial. Los mercedarios estuvieron en Nicaragua igual que los de San Juan de Dios. 83 84 AGI. Guatemala, 162, Roma , 20 de diciembre de 1661. AYON. Op Cit p.196. 24 Los jesuitas fueron llamados en diversas ocasiones pero sus estadías fueron esporádicas. Con respecto a los conventos de monjas no los hubo sino hasta el siglo XIX, tanto en Nicaragua como en Costa Rica. Conclusiones La Diócesis de Nicaragua y Costa Rica de acuerdo con lo presentado en este trabajo, fue sufragánea durante su historia de Sevilla, Lima, México y Guatemala. Los periodos que duraron sus dependencias han podido ser detectados en el caso de Sevilla y Guatemala, sin embargo, con respecto a Lima los documentos señalan su inicio pero no aclaran cuando terminó y pasó a depender de México. Esto continúa siendo una incógnita a pesar de que en este trabajo se plantean algunas posibilidades, el afán a corto plazo es localizar documentos que permitan tener un mejor acercamiento para definir esos espacios temporales. Por otro lado, con respecto a los límites de la diócesis tampoco hay documentos que los señalen, por lo que sería importante comprobar si se cumplió el pedido encargado al licenciado Cerrato para definirlos o encontrar otras fuentes que den luz en este particular. Con respecto a la sede de la diócesis, aunque fue León por indicación de la bula de erección, se comprobó que durante un periodo, aunque no de derecho pero sí de hecho, fue Granada. Otro aspecto importante que se analizará en trabajos posteriores serán las disfunciones que se dieron a nivel del obispo y de las ordenes religiosas dentro de la diócesis. Sobretodo cuando el obispo era del clero secular. También es importante, analizar las órdenes religiosas y su papel en la diócesis. En fin, todavía falta mucho por investigar sobre esta diócesis, pero considero que la documentación que existe permite que se continúe trabajando sobre el tema en el futuro.