PROGRAMA NACIONAL DE GESTIÓN DE RESIDUOS

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PROGRAMA NACIONAL
DE GESTIÓN DE
RESIDUOS RADIACTIVOS
COMISIÓN NACIONAL
DE ENERGÍA ATÓMICA
COMISIÓN NACIONAL DE ENERGÍA ATÓMICA
Av. del Libertador 8250 (C1429BNP)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina
Tel.: (54-11) 4704-1416 / Fax: (54-11) 4704-1174
[email protected] / www.cnea.gov.ar
¿QUÉ SON LOS RESIDUOS RADIACTIVOS?
Son aquellos materiales que no son reutilizables ni reciclables y que por su nivel de actividad no pueden ser descartados como residuos convencionales.
¿TODOS LOS RESIDUOS RADIACTIVOS SON IGUALES?
Los residuos radiactivos contienen distintos elementos inestables. La tendencia a la estabilidad es la que provoca que estos elementos emitan energía, en forma de partículas
(como las alfa o las beta) o de radiaciones electromagnéticas (como la radiación gamma).
A medida que la energía es liberada, la radiactividad disminuye. Es decir, con el tiempo, los
residuos radiactivos decaen o, lo que es lo mismo, se vuelven menos radiactivos. Algunos
dejan de ser radiactivos en horas o días, pero, en otros casos, esos períodos pueden prolongarse por muchos años.
En nuestro país, se ha optado por un criterio de clasificación de los residuos radiactivos
por niveles (muy bajo, bajo, medio, alto) de acuerdo con el tipo de radiación y decaimiento
de los elementos que contienen.
¿QUÉ ACTIVIDADES GENERAN RESIDUOS RADIACTIVOS?
Las actividades que generan residuos radiactivos son las vinculadas a la producción de
energía en las centrales nucleares (lo que se denomina “ciclo del combustible nuclear”) y
las relacionadas con tareas de investigación y desarrollo, y con las aplicaciones médicas,
agropecuarias e industriales de la tecnología nuclear.
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Fabricación de combustibles nucleares: los residuos generados durante la fabricación de los combustibles incluyen papeles, plásticos, ropas, vidrios y metales contaminados con dióxido de uranio, proveniente de la fabricación de las pastillas y de su introducción en las vainas de zircaloy; y también los filtros de los sistemas de ventilación de las
instalaciones. Estos residuos son clasificados como de nivel bajo.
Combustible
para centrales
nucleares.
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Operación de las centrales nucleares: actualmente, Argentina cuenta con dos centrales nucleares en operación (Embalse y Atucha I), que aportan entre el 5% y el 6% de
la energía eléctrica. Ambas centrales se alimentan con combustibles de uranio natural o
levemente enriquecido, fabricados en el país; y son moderadas y refrigeradas con agua
pesada, también producida en el país.
Las centrales nucleares generan residuos líquidos y sólidos de nivel bajo (como ropa de
trabajo, papeles, guantes, herramientas, etc.), de nivel medio (por ejemplo, filtros mecánicos y lechos de resinas de intercambio iónico) y de nivel alto (los productos de fisión y los
de activación contenidos en los combustibles gastados).
Central Nuclear
Embalse, Córdoba
(izq.)
Centrales Nucleares
Atucha I y II, Lima,
Buenos Aires (der.)
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Desmantelamiento de las instalaciones nucleares: una vez que se decide el cierre
de las centrales nucleares, es necesario descontaminar y desmantelar las instalaciones,
los dispositivos y los equipos. Estas tareas conllevan residuos de características radiológicas, físicas y químicas muy diversas.
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Producción de radioisótopos para diagnóstico de enfermedades: esta actividad
produce pequeños volúmenes de residuos, de naturaleza física, química y radiactiva muy
variable. Se trata de residuos sólidos y líquidos de diferentes concentraciones de actividad.
Laboratorio
Centro Atómico
Ezeiza.
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Aplicaciones médicas, agropecuarias, industriales, y tareas de Investigación y
Desarrollo (I+D): en su mayoría, son residuos sólidos, líquidos y biológicos. En general,
poseen escaso volumen, son de muy baja actividad y se caracterizan por ser elementos de
período de semidesintegración muy cortos. Estas aplicaciones también generan fuentes
selladas gastadas (médicas e industriales) con tiempos de decaimiento más prolongados,
que deben ser recicladas o gestionadas.
Fundación Escuela
de Medicina
Nuclear, Mendoza.
En síntesis: los residuos de nivel bajo y medio se producen en la operación y el mantenimiento de los reactores y de otras instalaciones nucleares, y, en menor medida, a partir de
las aplicaciones de radioisótopos en medicina, agro, industria e investigación. Casi todos
los residuos de nivel alto son generados en las centrales nucleares y en los reactores de
investigación. También algunas fuentes para usos medicinales e industriales entran en
esta categoría.
¿TODAS ESTAS ACTIVIDADES SE DESARROLLAN EN LA ARGENTINA?
Sí, porque la Argentina es uno de los pocos países en el mundo que domina la tecnología
del ciclo de combustible nuclear completo; es decir, está en condiciones de llevar adelante
todas y cada una de las etapas y actividades necesarias para la producción de nucleoelectricidad, desde la minería hasta la gestión de los residuos, pasando por la fabricación de
los combustibles o el enriquecimiento del uranio. Además, el país ha desplegado numerosas aplicaciones de la tecnología nuclear en otros campos, como la medicina, el agro y
la industria.
¿QUIÉN SE OCUPA DE LA GESTIÓN DE LOS RESIDUOS RADIACTIVOS EN LA ARGENTINA?
En la Argentina, la gestión de los residuos radiactivos está a cargo de la Comisión Nacional de
Energía Atómica (CNEA) desde el inicio de sus actividades, en 1950. El Programa Nacional de
Gestión de Residuos Radiactivos (PNGRR) es responsable de la gestión segura de los residuos
radiactivos y los combustibles gastados provenientes de las actividades nucleares en cualquiera de sus aplicaciones, tanto en el ámbito público como en el privado.
¿CUÁL ES EL MARCO NORMATIVO PARA LA GESTIÓN DE ESTOS RESIDUOS?
En la Argentina, hay una serie de leyes promulgadas por los órganos legislativos en el ámbito
nacional y provincial, que regulan las actividades nucleares en general y la gestión de residuos
radiactivos en particular. Además, la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) es la entidad responsable de fijar un marco normativo que garantiza la seguridad de las instalaciones y tareas en
todo el territorio.
Entre las leyes nacionales más importantes, se encuentran:
La Ley 24.804
Ley de la Actividad Nuclear (abril de 1997), que, entre otras cosas, asigna a la ARN la responsabilidad de regular y controlar todas las actividades relativas a la seguridad radiológica y
nuclear; y asigna a la Comisión Nacional de Energía Atómica la responsabilidad de la gestión
de los residuos radiactivos, de los combustibles nucleares gastados y del desmantelamiento
de las instalaciones nucleares.
La Ley 25.018
Régimen de Gestión de Residuos Radiactivos (octubre de 1998), que, entre otras cosas, crea el
Programa Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos e instruye a la CNEA para que elabore
un Plan Estratégico de Gestión de Residuos Radiactivos e informe anualmente al Congreso de
la Nación sobre su funcionamiento.
Por otra parte, el país ha suscripto a la “Convención Conjunta sobre Seguridad en la Gestión
del Combustible Gastado y sobre Seguridad en la Gestión de los Desechos Radiactivos”, un
tratado internacional que establece criterios para la gestión segura y que compromete al país
a implementar procesos de mejora continua, a informar periódicamente al resto de los estados
miembros sobre sus estrategias de gestión y a someterse a la revisión de los demás países.
¿DE QUÉ SE OCUPA EL PROGRAMA NACIONAL DE GESTIÓN DE RESIDUOS RADIACTIVOS?
El artículo 10 de la Ley 25.018 le asigna al Programa Nacional de Gestión de Residuos
Radiactivos (PNGRR) las siguientes responsabilidades:
• Diseñar la estrategia de gestión de residuos radiactivos para la República Argentina y lugares
sometidos a su jurisdicción.
• Proponer las líneas de investigación y desarrollo referentes a tecnologías y métodos de gestión de residuos radiactivos de alta, media y baja actividad.
• Planificar, coordinar, ejecutar, asignar los fondos necesarios y controlar la realización de
los proyectos de investigación y desarrollo inherentes a la gestión de residuos radiactivos.
• Estudiar la necesidad de establecer repositorios o instalaciones para la gestión de residuos
de alta, media y baja actividad generados por la actividad nuclear estatal o privada.
• Promover estudios sobre seguridad y preservación del ambiente.
• Proyectar y operar los sistemas, equipos, instalaciones y repositorios para la gestión de
residuos de alta, media y baja actividad generados por la actividad nuclear estatal o privada.
• Construir, por si o por terceros, los sistemas, equipos, instalaciones y repositorios para la
gestión de residuos de alta, media y baja actividad generados por la actividad nuclear estatal
o privada.
• Proponer los criterios de aceptación y condiciones de transferencia de residuos radiactivos
para los repositorios de alta, media y baja actividad.
• Establecer los procedimientos para la colección, segregación, caracterización, tratamiento, acondicionamiento, transporte, almacenamiento y disposición final de los residuos
radiactivos.
• Implementar, mantener y operar un sistema de información y registro que contenga la documentación que permita identificar en forma fehaciente y continuada a los generadores y
transportistas de residuos y a los demás participantes en toda la etapa de la gestión. Deberá,
asimismo, contener el inventario de todos los residuos radiactivos existentes en el país.
• Elaborar planes de contingencia para incidentes, accidentes o fallas de operación y programas de evacuación ante emergencias.
• Informar, en forma permanente, a la comunidad sobre los aspectos científicos y tecnológicos de la gestión de los residuos radiactivos.
• Ejercer la responsabilidad a largo plazo sobre los repositorios de residuos radiactivos.
• Actuar en caso de emergencia nuclear como apoyo a los servicios de protección civil en la
forma y circunstancia que se le requieran.
• Efectuar los estudios técnicos y económicos financieros necesarios, teniendo en cuenta los
costos diferidos derivados de la gestión de los residuos radiactivos, con el objeto de establecer la política económica adecuada.
• Realizar cualquier otra actividad necesaria para cumplir con los objetivos de la gestión
¿QUÉ ES LA GESTIÓN DE LOS RESIDUOS RADIACTIVOS?
Una gestión segura y eficiente de los residuos radiactivos consiste en desarrollar todas las
actividades técnicas, económicas y administrativas necesarias para la manipulación, tratamiento, acondicionamiento, transporte, almacenamiento y disposición final de los residuos
radiactivos, teniendo en cuenta la minimización de las dosis y los costos involucrados.
El objetivo último de la gestión es el confinamiento y aislamiento de los residuos por un
período de tiempo y en condiciones tales que no implique un riesgo radiológico inaceptable
para las personas ni para el ambiente, tanto para la generaciones presentes como para
las futuras.
¿EN QUÉ CONSISTEN LOS DIVERSOS PROCESOS DE GESTIÓN?
Para el tratamiento de los residuos radiactivos rigen las mismas pautas que para los residuos de cualquier otra clase: se los caracteriza, clasifica y segrega; se reduce su volumen;
se reutiliza y se recicla todo lo que se puede. Además, durante todo el proceso, se aplican
los principios de protección radiológica para minimizar las dosis de exposición a las radiaciones en cada una de las prácticas.
Laboratorio de
Caracterización
(izq.)
Medición en
procedimiento
de recolección
de fuente (der.)
La caracterización de estos residuos resulta fundamental para definir qué elementos contienen, qué tipo de radiación emiten y cuánto tiempo de aislamiento es necesario para que
ya no constituyan un riesgo para las personas ni para el ambiente. Entonces, durante la
caracterización se miden las propiedades físicas (como el volumen y el peso), la composición química y las propiedades radiológicas (la actividad de los elementos) de los residuos.
Una vez determinadas sus características, es posible establecer el proceso de gestión y el
sistema de disposición adecuado.
Luego de reducir el volumen de los residuos, es necesario inmovilizarlos. Para ello, se los
puede incluir dentro de diversas sustancias. Por ejemplo, en polímeros, en asfalto (proceso
denominado “bituminización”), en vidrio (vitrificación) o en cemento (“cementado” o “cementación”). Para almacenar los residuos, se los envasa en contenedores metálicos especiales.
Compactación de
residuos sólidos (izq.)
Cementado de
residuos líquidos
(der.)
Transporte y
almacenamiento
de residuos
En el Centro Atómico Ezeiza, el PNGRR cuenta con un predio de 8 ha destinado al tratamiento, acondicionamiento y almacenamiento interno de los residuos producidos por los
pequeños generadores. También se almacenan allí las fuentes medicinales e industriales
en desuso.
Área de gestión
de residuos,
Ezeiza.
¿QUÉ SE HACE CON LOS COMBUSTIBLES GASTADOS DE LAS CENTRALES NUCLEARES?
Los residuos y los combustibles gastados de los reactores de potencia permanecen en las
centrales nucleares que los generan, almacenados en forma segura en instalaciones ubicadas en los mismos predios.
En Atucha I (Lima, provincia de Buenos Aires), los combustibles gastados, una vez retirados
del reactor, se introducen en las piletas de enfriamiento especialmente diseñadas para lograr la disipación del calor. Además, se está instalando un nuevo sistema de almacenamiento en seco —que estará operativo en 2015— para recibir los combustibles que hayan
cumplido quince años de enfriamiento.
La central de Embalse (provincia de Córdoba) también descarga los elementos combustibles
en sus piletas de enfriamiento y, luego de un período de seis años, se los traslada a un almacenamiento en seco en silos de hormigón.
Silos en
Embalse.
En función de las necesidades energéticas y del desarrollo de la actividad nuclear, el país
debe establecer si se reprocesarán los combustibles gastados para aprovechar el potencial
energético que todavía tienen, o si se los va a disponer en forma directa en un repositorio
geológico profundo.
Los combustibles de los reactores de investigación (que son diferentes en su composición
y estructura a los combustibles de las centrales de potencia), permanecen —en algunos
casos— en los reactores hasta el fin de su vida útil, ya que, según las características y la
potencia del reactor, puede no ser necesario su recambio. En los reactores de producción
de radioisótopos, como el RA3 del Centro Atómico Ezeiza, los combustibles, a medida que se
retiran del reactor y luego de su paso por las piletas de enfriamiento, se disponen en instalaciones especiales, dedicadas a su almacenamiento prolongado, dentro del mismo centro
atómico.
¿LOS COMBUSTIBLES GASTADOS SON RESIDUOS?
En la Argentina, los combustibles ya irradiados en los reactores no son considerados residuos radiactivos. El país ha suscrito a un tratado internacional que establece la distinción:
la “Convención Conjunta sobre Seguridad en la Gestión del Combustible Gastado y sobre
Seguridad en la Gestión de los Desechos Radiactivos”, que ha sido ratificada a partir de la
promulgación de la Ley 25.279, en julio de 2000.
Y EN OTROS PAÍSES, ¿QUÉ HACEN?
En el mundo, hay 441 centrales nucleares operativas, lo que supone una capacidad instalada
total de 366.590 GW(e). Además, 65 reactores están en proceso de construcción en distintos
países. Estados Unidos es la nación que más centrales nucleares tiene en funcionamiento:
104. Pero es en Francia, con 59 reactores operativos, donde esta tecnología aporta el mayor
porcentaje a la red eléctrica. Allí, más del 70 % de la energía es de origen nuclear. (Fuente:
Organismo Internacional de Energía Atómica, 2011)
En la comunidad científica internacional, existe amplio consenso respecto de la conveniencia
de los repositorios como sistemas de disposición final para los residuos radiactivos. Se trata
de instalaciones de alta complejidad cuyo propósito es el aislamiento de los residuos, a través
de sistemas de barreras múltiples y redundantes (naturales, como las formaciones geológicas, e ingenieriles, como los sistemas de contención) que impiden que los residuos entren
en contacto con la biosfera, hasta que no presenten riesgos para las personas o el ambiente.
Para los residuos de nivel bajo y medio, se ha optado por sistemas de disposición superficiales o cercanos a la superficie. Instalaciones de este tipo están operativas desde hace ya
varias décadas en países como España, Francia y el Reino Unido.
Repositorio cercano a la superficie para residuos de bajo y medio nivel “El Cabril” (Córdoba,
España):
Vista panorámica
de “El Cabril”,
España.
Para residuos de nivel alto, la alternativa son los repositorios geológicos profundos. Los países
que más han avanzado en esta línea son Finlandia y Suecia, donde luego de años de investigación y ensayos en laboratorios subterráneos, se ha solicitado la licencia de construcción
para sus repositorios. Otros países, como Francia o Suiza, tienen programas desarrollados y
laboratorios subterráneos de investigación, pero aún no han definido el emplazamiento definitivo para el repositorio. Mientras tanto, los combustibles gastados permanecen confinados en
depósitos especiales: según los diferentes países, se trata de instalaciones ubicadas en cada
uno de los predios de las centrales nucleares o de almacenamientos centralizados (cuando hay
varias centrales en funcionamiento en regiones distintas).
¿PUEDEN RECICLARSE LOS COMBUSTIBLES GASTADOS?
Algunos países han optado por lo que se conoce como “ciclo cerrado”. Esto es: la posibilidad
de cerrar el ciclo de vida de los combustibles a partir de su reciclado y reconversión en nuevos
combustibles. “Reprocesamiento” es el nombre que se da a la tecnología que permite utilizar el
uranio y el plutonio de los combustibles ya irradiados para fabricar otros combustibles denominados “MOX” (sigla en inglés que corresponde a “combustible nuclear de mezcla de óxidos”) hechos con polvo de óxido de uranio y polvo de óxido de plutonio. La planta más grande del mundo
destinada a esta tecnología está en Francia. Se denomina La Hague, y emplea en la actualidad
a más de 6000 personas. Está operativa desde 1967 (aunque comenzó a reprocesar en 1976)
y lleva recicladas 25.000 t de combustibles, no solo de procedencia francesa, sino también de
otros países, como Alemania, Bélgica, Suiza y Japón. (Fuente: Areva-La Hague, 2011)
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