Modos de ver; John Berger

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Teoría del Arte:
Modos de ver
( John Berger)
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Índice
• Capítulo 1: La obra de arte, el artista y el poder.
• Capítulo 2: La mujer como objeto sexual en imágenes.
• Capítulo 3: La mujer y el desnudo.
• Capítulo 4: Los grandes temas de la pintura al óleo.
• Capítulo 5: La pintura al óleo como medio de exaltación del poder.
• Capítulo 6: Romper con los moldes.
• Capítulo 7: La supervivencia de la pintura al óleo en la publicidad.
I. Capítulo 1: La obra de arte, el artista y el poder.
La vista es una capacidad que introduce en nuestra vida un sinfín de complicaciones. En un lugar
estamos nosotros observando la realidad que nos rodea, entramando sus interrelaciones y la relación de
estas con nosotros, en otro encontramos esa realidad observándonos desde distintos ángulos, situación
de la que también tomamos conciencia en nuestra observación. A través de este régimen de visión
construimos nuestro modo de ver, la forma en que elaboramos las imágenes de las cosas que nos
rodean, por tanto toda imagen posee un componente de subjetividad del individuo que la produce.
El artista es un constructor de imágenes que son categorizadas como obras de arte, este es su mayor de
problema, ya que entorno al arte existen numerosos presupuestos formados a lo largo de la historia que
lo hacen rígido y alejado de su verdadera intencionalidad. Estos presupuestos han servido de apoyo
para la subsistencia de las minorías ricas y poderosas, convirtiendo al arte en un privilegio exclusivo
para su círculo y rodeándolo de un halo místico de carácter casi divino al que solo ellos eran capaces de
llegar.
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En la actualidad con la invención de la cámara fotográfica y la posterior aparición de la cámara de
video, se hizo evidente que aquello que vemos se encuentra siempre enmarcado en un contexto
espacio−tiempo, pero también se rompió la unicidad de las imágenes, permitiendo conseguir infinitas
reproducciones de cualesquiera imagen. De esta forma fue posible que la imagen fuera hasta el
espectador y no al contrario, pero al mismo tiempo se trastocó el concepto de original de una imagen
sustituyendo el significado por el material sobre el que se plasma ese significado. Esta materialización
del concepto de original en una obra de arte hizo posible que este también fuera cuantificable, el valor
de las obras de arte paso a ser un mero precio de mercado, aunque quienes manejan este comercio
dicen que es un reflejo de su valor espiritual, así se vuelve a colocar al arte en un ámbito místico
inexistente.
La reproducción en masa es también responsable de que el significado de una obra de arte pierda su
sentido original, inmersa en distintos contextos la obra adquiere diferentes significados. Esto beneficia y
perjudica a la obra al mismo tiempo, por un lado le aporta flexibilidad y le da posibilidades de explotar
todo su potencial, pero por otro lado la desintegra y deja de lado su sentido primigenio.
La obra de arte permite dos formas de acercamiento, una vertiente más pura basada en los sentimos y
sensaciones que provoca, y otra visión academicista y técnica que se asienta sobre los presupuestos
tradicionales y estáticos. Esta última es la que busca la discriminación del individuo a través de la obra
de arte, y se aprovecha de los medios de reproducción para mantenerse en pié. La primera es la forma
verdadera del arte, un medio libre que esta al alcance de cualesquiera individuo.
Es lamentable que aún se intente alejar al individuo corriente del arte, de este modo se coarta su
libertad impidiendo el conocimiento de los testimonios de su historia y de su lugar dentro de ésta.
En el caso del artista ocurre que se le atribuyen a este connotaciones ajenas a él y absolutamente
subjetivas al crítico academicista. Su obra debe ser analizada desde ella misma y no a través de
consideraciones personales, además en algunos casos podemos comprender la intención del autor
gracias a la similitudes de su contexto histórico y social con el nuestro. El proceso de mistificación del
artista así como de su obra entorpece la compresión de ambos aspectos y nos aleja rotundamente de
ella.
II. Capítulo 2: La mujer como objeto sexual en imágenes.
Las imágenes femeninas dentro de los medios de reproducción no están ajenas a tópicos tales como:
ocupar un papel decorativo, ser objeto de los deseos masculinos o realizar cierto tipo de actividades
destinadas a las mujeres en detrimentos de otras de las que se ven eximidas. Su principal función como
imagen es la de símbolo sexual, explotando sus atributos y rodeándola de erotismo siempre en la
búsqueda de satisfacer los deseos del hombre.
Las mujeres en las imágenes jamás se presenta como un igual al hombre, dejan de ser un ser humano
para convertirse en un objeto. En la publicidad es destacada en aquellas actividades en las que se ocupa
de mantenerse atractiva siempre con el fin de generar deseo en el hombre.
III. Capítulo 3: La mujer y el desnudo.
La presencia de una figura masculina supone la presencia de una figura que ejerce su dominación sobre
los demás en mayor o menor medida, en cambio la presencia de la figura femenina muestra las
limitaciones de ésta y se restringe a su imagen física. Debido a la relevancia de ésta última debe estar
continuamente cuidando de ella. Su opinión de si misma no es más que la suma de lo que los demás ven
en ella por tanto ella debe acomodarse a satisfacer el gusto de los demás.
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En la pintura al óleo uno de los géneros que más se nutre de la imagen de la mujer es el desnudo. Este
género comenzó sus andares con tema de Adán y Eva, donde la mujer aparece como culpable de la
desgracia de la humanidad, la expulsión del paraíso. Este tema es fundamental en el desnudo ya que
supone el momento en que se toma conciencia de este al percatar cada sujeto la observación de otro en
el momento de desnudez.
A lo largo del desarrollo de este género las protagonistas han sido utilizadas para complacer la vista del
hombre, provocando en el sentimiento de que puede dominarla y poseerla. Sin embargo estas
intenciones se intentan ocultar bajo distintos elementos que hagan parecer que es la mujer la que desea
ser contemplada por su propia vanidad. Este fenómeno de mujer desnuda como posesión masculina no
es tal en otras tradiciones culturales.
Existen notables diferencias entre el desnudo en el arte y encontrarse desnudo, el primero se diferencia
por ser un momento en que el sujeto además de encontrarse sin vestiduras es conciente de que es
observado siendo ese el fin de su estado. En el desnudo el sujeto habitualmente representado, la mujer,
es objeto de deseo erótico del espectador masculino sin embargo en ella son eliminados todos aquellos
rasgos que la hagan parecer que ella también experimenta ese tipo de deseos. Su sexualidad es anulada
y se la relega a un papel pasivo donde ella no es mas que un medio para que el hombre obtenga placer.
Cuando aparece acompañada de una figura masculina desnuda ésta no está ahí para satisfacer sus
deseos sino para que el espectador pueda identificarse con ella y reafirmar su papel dominante.
Sin embargo en la tradición europea de la pintura al óleo existen algunas grandes excepciones donde el
autor de la obra representa a una mujer cercana a él. Al pintarla vuelca en ella todos aquellos
sentimientos que les unen construyendo unos lazos entre ambos que colocan al espectador como mero
testigo. El desnudo de la protagonista está dirigido al pintor por su propia voluntad. La desnudez
supone una muestra de complicidad y una entrega mutua.
El desnudo en la tradición europea se afirma como una forma de liberación, como la exaltación del
espíritu humanista y a su vez individualista, pero la mayor parte de los desnudos femeninos son
tomados como objetos, así se alejan del espíritu individualista que busca en última instancia la
igualdad.
IV. Capítulo 4: Los grande temas de la pintura al óleo.
En la pintura europea al óleo pueden distinguirse distintos temas surgidos a lo largo de su historia.
Todos ellos han servido para satisfacer a las sociedades de su época y se rigen por ciertos tópicos.
Aunque los mas destacados consiguieron arraigarse en la cultura europea y sobrevivir a sus épocas. En
algunos casos sus autores han conseguido transgredir sus márgenes de actuación y darles un toque
innovador. A continuación recorreremos algunos de ellos.
• La virgen y el niño.
Esta temática precede a la utilización de la técnica al óleo, podemos situarla ya en el Imperio Bizantino
y del modelo que aquí se empleo se heredaron varias de las convenciones de la representación. La
virgen se situa en el centro de la composición, su rostro es terso y su expresión pasiva y sumisa. Suele
portar un velo sobre su cabeza también como símbolo de sumisión y sostiene al niño en sus brazos. Los
modelos del niño son variables, pero se le rodea de un halo de luz que simboliza su divinidad. Este tema
tan recurrido es consecuencia de enorme poder del iglesia hasta hace pocos siglos atrás.
• La muerte
Las formas de aproximarse a este tema tabú son diversas ya que en cada momento histórico el hombre
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se enfrenta a él de forma distinta. Se suele representar el momento de la agonía, en los comienzo de la
pintura al óleo con mayor sutileza, exceptuando algunas Pasiones, y alcanzando su apogeo con el
realismo que lo empleo como una forma de denuncia de los males de su época.
• Los bodegones
Suele tratarse de una manifestación de opulencia o de un ejercicio pictórico. Han recibido grandes
elogios aquellos en los que el naturalismo de los objetos representados alcanza altos niveles. Su
contenido de agresividad, al menos en las imágenes que encontramos en el libro, es sutil pero intenta
demostrar la amenaza del propietario de los alimentos para quien intente arrebatárselos (cuchillos,
escopetas,..).
• La mitología
Los cuadros mitológicos están rodeados de controversia en cuanto a su finalidad. Se puede decir que
son la forma en la que las clases pudientes intentan demostrar su cultura sobre las menos favorecidas.
La interpretación de estos cuadros requiere de un previo conocimiento de cultura clásica, por tanto no
son accesibles a todo el mundo. Sus posibilidades eróticas son fuertemente explotadas y colocan
nuevamemente al cuerpo femenino en un escaparate destinado a los hombres.
• El retrato
Los retratos fueron un medio para los hombres poderosos de dejar testimonio de si. Representados con
sus lujosos atuendos, en posturas altivas y con expresión severa, no solamente buscan ser recordados,
también una exaltación de si mismos y de su poder. Pero algunos pintores emplearon este genero para
representar a gentes corrientes, estos retratos suponen una forma de retratar a la colectividad en uno
de sus representantes, y como caso extremo de esta intención encontramos el cuadro de Magritte Para
no ser reproducido.
V. Capítulo 5: La pintura al óleo como medio de exaltación del poder.
La aparición de la pintura al óleo no se debió únicamente a una necesidad técnica, también a la
necesidad de un vehículo que expresara la nueva forma de ver la vida. La nueva sociedad burguesa
deseaba poseer el arte y no solamente su contemplación, para esto era necesario que las obras se
encontraran en un formato transportable. El burgués rico fue el impulsor poniendo el capital para
conseguir el desarrollo de la nueva técnica y el pintor fue un simple complaciente de los deseo de la
clase dominante. Su éxito radica en su aproximación al naturalismo y la posibilidad de contener objetos
dentro del lienzo. Una pintura con tales características resulta claramente materialista, y sus
pretensiones de trascender su materialismo son casi siempre vanas e inútiles.
Estos burgueses también se representaron a si mismos dentro del lienzo como exaltación de sus virtudes
y testimonio de estas para el mundo, siempre observando desde un ámbito superior. Pero la actitud
similar que adoptan de unas obras a otras hace que se mimeticen convirtiéndose en único modelo
estándar.
Las escenas mitológicas persiguieron la finalidad de demostrar la formación cultural de los burgueses
ricos y buscar un ámbito en que respaldar sus valores.
El género que pretende ser el más sincero es el paisaje. Este buscaba contraponerse a la posesión
capitalista mediante la representación de la naturaleza libre e imposible de abarcar. Sin embargo con la
introducción de las figuras de terratenientes en el paisaje se perdió este valor de independencia del
capitalismo, y los paisajes representados pasaron a formar para de la exaltación del poder de los
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propietarios.
La pintura al óleo, hasta la aparición de las vanguardias, estuvo sujeta a un mercado comercial y por
tanto se guió por las exigencias del medio, siempre teniendo en cuenta alguna que otra excepción.
• Capítulo 6: Romper con los moldes
No podemos olvidar que dentro de la pintura al óleo también hay excepciones. Ciertos autores
satirizaron temas que demostraban la fuerte influencia de las clase ricas en las obras producidas.
En el caso de la esclavitud encontramos la obra de Blake Europa sostenida por África y América, que
simboliza la explotación del viejo contienen hacia el hemisferio sur contraponiéndose a obras de su
tiempo que muestran a los esclavos como otro objeto dentro de las pertenencias del los ricos.
También encontramos el caso de las representaciones de la gente, por un lado una línea que representa
al proletariado y la clase campesina dentro del mundo hostil al que debían enfrentarse como el cuadro
de Nicholas Maes, Moza durmiendo y su ama, o el de Hombre y mujer en la cuadra de Peter Quast, y
por otro los personajes adinerados disfrutando de sus posesiones .
• Capítulo 7: La supervivencia de la pintura al óleo en la publicidad.
En el mundo actual nos encontramos rodeados de imágenes publicitaria. Sin duda la publicidad es el
mayor productor de imágenes de la historia. Pero estas nuevas imágenes suponen un sistema que juega
con la atención del espectador con el fin de que este lleve acabo el acto de consumir.
El sistema empleado nos ofrece falsas alternativas para cambiar nuestra vida y hacer que los demás
deseen ser como nosotros. Principalmente a través de este último factor es como consiguen atraparnos,
ya que supone un modo reafirmación de uno mismo a través de la envidia que los demás sientan de
nosotros. El sujeto renovado gracias al consumo de un producto se siente en un status superior y pone
su atención por sobre los demás. Así es como se nos presenta al sujeto dentro la imagen publicitaria,
sintiéndose superior a nosotros y es el deseo de vernos a su altura el que nos lleva a consumir.
La publicidad toma obras de arte del pasado para mostrar elegancia y acercase al ámbito de las
pertenencias del rico. Los lenguajes de la publicidad y la pintura al óleo son idénticos, ya que el
lenguaje de la pintura esta arraigado en la sociedad de consumo y es efectivo sobre ella,y al ser la
pintura un medio visual aporta todos los modelos necesarios para representar los objetos publicitarios.
La diferencia entre ambos reside en que la pintura al óleo mostraba al propietario aquello de lo era
poseedor y la publicidad muestra al futuro comprador aquello de lo que carece.
El mundo del consumo y la publicidad se ven inmersos en otro más complejo, el mundo del dinero.
Ambos se encuentran en función de él, por tanto en último término es el dinero el que nos otorga la
fascinación.
Los objetos de la pintura eran representados como duraderos, al contrario los objetos publicitarios y la
publicidad que son transitorios, siempre surgirá algo nuevo y mejor por tanto nuestras necesidades
jamás se verán satisfechas. Quién sucumbe con mayor facilidad a este juego es el obrero medio que
inmerso dentro de la masa desea relucir sobre ésta.
La publicidad es capaz de desviar las miradas de los individuos de los problemas reales para concentrar
sus energías en sus deseos de consumo, mantiene al individuo atento a cada nuevo producto que pueda
conseguir convertirle en el más deseable. Le hace sentirse libre a través de su elección de consumir el
producto mientras le uniformiza y le somete.
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La publicidad supone una máscara tras la cuál los individuos de las sociedades de consumo se esconden
para sentirse no responsables por los males de sus semejantes.
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