¿Ha existido siempre la Francmasonería?

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¿Ha existido siempre la Francmasonería?
Podemos considerar la masonería como un caudal de origen remoto que recibe la
aportación de numerosos afluentes hasta su desembocadura, que no es otra cosa que el
océano de lo imperecedero e inmutable, aquello que permanece más allá de la condición
humana. A grandes rasgos, se puede trazar una línea en la tradición hermética de
sociedades iniciáticas que han ido construyendo la mentalidad masónica: Sumerios,
acadios, asirios, egipcios del Alto y Bajo Nilo, druidas celtas, órficos, eleusinos,
seguidores de Mitra, esenios, gnósticos, cabalistas hebreos, templarios y hasta los mismos
cristianos... todos han formado parte de un hilo conductor, una voluntad de religar con
lo inefable, lo oculto y el Más Allá.
Actualmente existen muchas fraternidades de tradición hermética, pero entre ellas
la masonería brilla por su profundo aval histórico, sus ritos, símbolos y principios
inamovibles y hasta por el heroísmo y capacidad de regeneración ante las muchas
persecuciones sufridas. Hoy día ya no es acosada (al menos con leyes) y hasta la
Constitución Europea la ampara, pero sigue siendo blanco de profundos prejuicios,
malentendidos y deformaciones.
Es cosa sabida pero conviene recordarlo: la Francmasonería es una fraternidad
universal que propicia el desarrollo individual y la mejora de la sociedad a través de una
filosofía ética de tolerancia y solidaridad que trabaja con símbolos y ritos del pasado en
sus reuniones iniciáticas. También conviene recordar que ésta es la masonería moderna,
especulativa o filosófica, una asociación libre que conserva modos, emblemas, divisas y
hasta la estructura de la masonería operativa medieval, constructora de castillos y
catedrales.
Pero la Francmasonería es también vehículo de saberes antiguos y herméticos,
crisol de una larga tradición del Arte Real cuyo vértice fue la construcción de moradas
suprahumanas para la Sabiduría, depositarias del Poder y adornadas con la Belleza como
tributo al orden cósmico y la armonía estética de la Naturaleza).
Desde Sumer y Egipto, entre los ríos Tigris y Eúfrates y a lo largo del Nilo,
hermandades de constructores se dedicaron a levantar grandes monumentos basados en la
racionalidad de la geometría y las matemáticas, pero cuajados de saberes herméticos y
signos que pretendían conectar con los astros, residencia de las almas y los dioses. Se
trataba de reproducir en la Tierra los ámbitos celestes como espejo de perfección,
construir espacios de convivencia y estudio (monasterios) para transmitir, más allá de la
contaminación diaria del devenir humano, el legado precioso de los orígenes, los
antepasados y las viejas civilizaciones. Este cuerpo técnico-religioso se organizó en
castas sacerdotales que iniciaban a gentes del común para sus propósitos en comunidades
que se reconocían mediante símbolos y ritos.
Resulta difícil establecer una genealogía masónica exacta por el predominio de la
tradición oral y la práctica del secreto que ha llegado a ser riguroso. Es costumbre citar al
Gran Maestro del condado de Kent, George Smith, quien en 1783 afirmaba que la
masonería recogía varios de sus ritos mistéricos directamente de Egipto: Osiris e Isis,
como entidades regentes de nuestro universo, están representados por el sol y la luna
colocados en el Oriente del Templo masónico y enmarcando al Venerable oficiante.
Según este maestro, serían los druidas celtas en su largo periplo quienes transmitieron el
esoterismo egipcio.
Está rigurosamente documentada la existencia a finales de la XVIII dinastía de
una sociedad de constructores egipcios entregados a la gran obra y a la perfección
espiritual:la cofradía de los Hijos de la Luz. Ellos levantaban muros decorados con
estrellas para preservar los misterios de la curiosidad profana.
Orígenes míticos
Algunos autores sostienen que la sociedad iniciática es un reflejo del orden cósmico del
Universo; una herencia dejada por una civilización exterior que ayudó al hombre en los
primeros pasos de su portentosa evolución. Luego llegó el cataclismo, el diluvio bíblico
que anegó aquel primer ensayo y cuyo recuerdo fueron las culturas megalíticas dirigidas
al cielo, los altares geométricos de las pirámides o las cabezas de la isla de Pascua.
La masonería recogería así esta primera iniciación : sus ritos se celebran bajo
una bóveda estrellada rodeada por los signos zodiacales babilónicos, presidida por el sol,
la luna y la estrella flamígera que recuerda la representación de Sirio en las tumbas
faraónicas. Según esta línea de pensamiento, el Gran Arquitecto del Universo fue el
primer masón al crear la luz y los distintos mundos como santuarios de vida, mientras que
el arcángel Miguel bíblico sería el primer Gran Maestro. Adán, eslabón perdido entre la
Humanidad y los seres superiores, es el primer iniciado en los conocimientos y misterios
de la vida. Curiosamente, el lugar donde se produce la caída de la inocencia terrenal es
el paraíso situado en la Mesopotamia de donde surge la civilización occidental.
La tradición hermética, con su compendio de conocimientos, ritos y símbolos,
seguiría a través de una larga cadena de iniciados de los que sólo conocemos algunos
nombres: Abraham, Moisés, Zoroastro, Orfeo, Confucio, Solón, Euclides, Pitágoras, los
faraones, Jesús de Nazareth, Apolonio de Tiana, etc. Según esta arriesgada hipótesis,
hecha de leyenda e intuición pero también sobre verdades incuestionables, antes del
diluvio fue la civilización heroica (atlantes, titanes); luego vino el recuerdo (la Religión).
Arte y Ciencia con designio místico
En Sumer/Babilonia, Hermes/Nemrod enseña el arte de construir a través de la geometría,
según el modelo triangular inoculado en los mismos genes de la Humanidad:
- Templos: moradas de la Sabiduría (dioses)
- Palacios : moradas para la Fuerza (reyes)
- Estatuas: moradas de la Belleza (héroes)
Abraham es un patriarca transmisor, el caldeo que lleva los secretos de
construcción de Ur al pueblo hebreo para la construcción del Templo de Salomón, la
morada por excelencia en la que se basan muchos símbolos y ritos masones, en
especial los del grado de Maestro.
Los descubrimientos arqueológicos en Deir-el-Medinah, al sur de la llanura
tebana, rescatan la escuadra y la plomada como signos funerarios de esa cofradía egipcia
que usaba delantal ritual, pagaba una cotización mensual y mantenía asambleas
periódicas de iniciados. Aquellos masones trabajaban cada piedra con amor, hasta la
más ínfima. Los jóvenes aprendices se instruían en el arte de ennoblecer la materia. Entre
ellos, el ser humano era armonioso, exponía sus ideas filosóficas a la prueba de la materia
y vivía en una comunidad iniciática en donde la fraternidad no era una palabra vana. En
el recinto de Amón en Karnak existe una piedra axial que lleva el signo que significa
regir : la piedra angular.
Por otra parte, el mito del maestro traicionado y asesinado ya ocupa un lugar
destacado en los ritos del Cercano Oriente: egipcios (Osiris/Neferhotep), hebreos
(Hiram), esenios (el Maestro de Justicia), cristianos (el propio Jesucristo).
Eleusis
Fue el enclave mistérico por excelencia del mundo helénico. En esta ciudad al norte de
Atenas, donde se celebraban los grandes misterios, se iniciaron los grandes sabios y
convivían los maestros de una sociedad secreta que duró al menos doce siglos.
Practicaban un saber hermético expresado en la arquitectura y la geometría cuya máxima
expresión es el Partenón ateniense. La fraternidad eleusina tenía grados, guardaba secreto
y en la ceremonia de iniciación, el adepto debía despojarse de los metales como en la
masonería actual.
Cuando las escuelas mistéricas fueron cerradas por Teodosio II en el siglo V
d.n.e., los adeptos se extendieron por las naciones del Occidente europeo llevando la
semilla masónica desde la Alta Edad Media hasta los constructores de catedrales. Estos
constructores del Bajo Imperio romano fueron posiblemente quienes introdujeron el arte
románico, aunque ésta es una idea del autor de este artículo que no está en absoluto
contrastada.
Entre la constelación de sabios helénicos dedicados a la filosofía y a desentrañar
los principios de la materia y el Cosmos, destacó uno que se individualizó con escuela
basada en las sociedades iniciáticas. Pitágoras creo una comunidad de seguidores que
creían en la transmigración de las almas, la unidad de los seres vivos y concedía al
número un valor simbólico que explicaba las relaciones de las cosas y los fenómenos,
como por ejemplo las notas musicales y los planetas, a lo que llamó la Armonía de las
Esferas . Los pitagóricos, sin embargo, representan el fundamentalismo de una sociedad
secreta e iniciática, el mundo excluyente de los adeptos que llegan a enfrentarse al mundo
político de la comunidad en la que viven y mueren por sus ideales.
Una posible herencia masónica helenista es la G que se encuentra en el interior de
la estrella. Este signo podría venir de la Y (gamma) pitagórica en alusión a la geometría
como ciencia de la medida, arte de construir y grafema hermético que reúne en una
misma vía el saber iniciático y el profano.
De los misterios eleusinos y ritos pitágoricos que conocemos, que no son muchos,
quedan distintos rasgos en el universo masónico tales como: la iniciación y los grados de
Aprendiz, Compañero y Maestro; la búsqueda de conocimiento y perfeccionamiento
moral del adepto; el triángulo sagrado (encima del Venerable, en el templo masónico); el
templo-caverna (gabinete de reflexión del candidato); y el banquete como acto de
comunión de los hermanos espirituales en torno a la mesa ritual de la materia.
El mundo romano
La civilización romana se destacó por un racionalismo doctrinal capaz de asimilar el
sincretismo foráneo. En el universo romano brillan los dioses y mitos de origen griego,
pero la sociedad iniciática de mayor calado fue la que tenía por objeto los ritos del
mitraísmo.
Mitra era un antiguo dios iraní de la luz cuyos símbolos penetran en la Roma
republicana del siglo I a.d.n.e. Según la leyenda, este héroe de ascendencia divina
abandonó la Tierra tras haber matado al toro en un combate ritual para asimilar su energía
y haber celebrado un banquete con el sol. Poco se sabe de aquellos complicados ritos que
han permanecido secretos. Lo que sí sabemos es el éxito inmenso que tuvo entre la clase
política y las legiones que lo extendieron por toda Europa. Trajano construyó un
mithraeum en su villa del Aventino y con Diocleciano llegó a su apogeo cuando en
Carnatum, cerca de Viena, el emperador y sus césares asociados consagraronn en 308 un
templo a Mitra reconociéndolo como protector supremo del poder imperial; Juliano el
Apóstata fue su último valedor. Algunos rasgos, como la camaradería mística guerrera y
la carga homoerótica de sus ritos, pudieron haberla heredado los templarios. Sus cavernas
abovedadas con signos celestes tenían una disposición hacia Oriente igual que en la
masonería. Recientemente se han descubierto sarcófagos galo-romanos de inspiración
mitraica con escuadras, compases, niveles y plomadas.
También la secta judía de los esenios contiene elementos paralelos a la masonería.
Nacida en Palestina 200 años de Cristo, fue expulsada de la sinagoga por herejía. Hacia el
70 a.C. el Maestro de Justicia fue asesinado por predicar contra el orden establecido y
decir que su reino no era de este mundo . Jesús probablemente perteneció a esta
comunidad. Los documentos encontrados en los años 70 revelan que tenían cenáculos
donde celebraban banquetes, baños rituales de purificación, grados y una estricta
observancia moral. Los cristianos serían otra sociedad secreta de iniciados con símbolos
y ritos si Constantino no les hubiera abierto la puerta del poder y el reconocimiento del
Estado.
Entre los gnósticos, que van más allá de las religiones con elementos de toda la
tradición hermética, existen igualmente similitudes como los tres grados iniciáticos
(Purificación, Iluminación y Perfección)y la creencia en el Demiurgo o Gran Arquitecto
del Universo, así como el hecho de no ser dogmáticos y considerar que el ser humano es
armónico cuando convive en una comunidad fraternal.
En la tradición druídica de los celtas, el dios lumínico Lug está representado por
el jefe del clan con el mallete o mazo, así como el Venerable masón. Los banquetes se
realizan en la cámara del medio , que es la tenida masónica en grado de Compañero.
Sólo quien alcanza el grado de maestro druida puede llevar a cabo la Obra Total tras un
completo trabajo de aprendizaje.
En la Alta Edad Media, alrededor de la fecha mágica del primer milenio, se
desarrolla la masonería operativa a través de los templarios que emprenden la
construcción de catedrales góticas, para lo que necesitan una cofradía supranacional que
guarde los saberes del Arte Real y preserve las enseñanzas y símbolos de los tiempos
antiguos. La persecución de aquella fraternidad ejemplar, altamente desarrollada,
propició que la tradición hermética y fraternal quedara sepultada de nuevo entre las
sombras de la historia para volver a aparecer con el secreto necesario en 1717 cuando se
alzan columnas en Londres para constituir la Gran Logia de Inglaterra de la masonería
especulativa.
IGNACIO MERINO, escritor
Maestro Masón de la Gran Logia Simbólica Española
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