(CEG) “Lucha contra la impunidad

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Lucha contra la impunidad
Contenido
Comunicado de Convergencia Nacional por los Derechos Humanos
Opinión: el país de la impunidad. Por Marielos Monzón
Opinión: lejos, el fin de la impunidad. Por Ricardo Ernesto Marroquín
Opinión: hoyo de la impunidad. Por Julio Donis
Opinión: Gana pulso la impunidad. Por Miguel Ángel Albizures
Opinión: Aquí y ahora. Por Anabella Giracca
Opinión: De golpe en golpe. Por Carolina Escobar Sarti
Opinión: Castresana no es el que cae. Por Margarita Carrera
Opinión: La hora de la impunidad. Por Fernando Carrera
Opinión: Resistir para avanzar. Por Miguel Ángel Albizures
Opinión: ¿Barco hundido?. Por Álvaro Castellanos
Opinión: imperio de impunidad. Por Magali Rey Rosa
Comunicado de Convergencia Nacional por los Derechos Humanos
Jueves 10 de jun 2010
Las organizaciones que conformamos la “Convergencia Nacional por los Derechos Humanos”,
ante los acontecimientos relacionados a la renuncia del Doctor Carlos Castresana, Comisionado
de la CICIG y la solicitud al Presidente de la República de destitución del Fiscal General
Expresamos:
1. Nuestra preocupación por la falta de decisiones en torno a la solicitud generalizada de la
sociedad guatemalteca sobre la destitución del Fiscal General, Conrado Arnulfo Reyes
Sagastume.
2. Nuestra preocupación por la cooptación de la institucionalidad del sistema de Justicia, por
estructuras ilegales que buscan esencialmente el mantenimiento del sistema de impunidad y la
instrumentalización de las instituciones para intereses contrarios al fortalecimiento del Estado de
Derecho. Por ello, instamos a la sociedad guatemalteca y a las demás organizaciones sociales, a
luchar por que estos grupos vinculados a estructuras paralelas e ilegales en el país, no se
apoderen de dicha institucionalidad y así erradicar las posibilidades de que los mismos avancen.
3. Nuestro reconocimiento y apoyo a la labor realizada por el Comisionado Carlos Castresana, al
frente de la CICIG, así como su compromiso en la lucha contra la impunidad.
4. Nuestro respaldo a las acciones del equipo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en
Guatemala, instándoles a no dejarse amedrentar por los enemigos de la paz que quieren
eternizar la impunidad en Guatemala.
Exigimos:
1. Al Presidente de la República posiciones firmes y decisiones políticas como representante de la
unidad nacional, que generan muestras inequívocas sobre una conducción firme en los asuntos
del Estado.
2. Al Presidente de la República, la inmediata destitución del Fiscal General, Conrado Arnulfo Reyes
Sagastume, ya que la información pública que existe sobre el proceso de elección del Fiscal
General y sobre lo que está sucediendo a lo interno del Ministerio Público, son suficiente
evidencia para tomar las decisiones de forma inmediata.
3. Al Presidente de la República, a la Corte de Constitucionalidad y demás autoridades judiciales,
buscar los criterios y el procedimiento adecuado para una salida legal que permita revertir todo el
proceso de elección del Fiscal General, ya que la negociación del pacto de impunidad que
denunciamos en su momento, hace inviable la funcionalidad del Ministerio Público y el trabajo
conjunto con la CICIG.
Centro Internacional en Investigaciones en Derechos Humanos, CIIDH; Centro de Estudios de Guatemala
(CEG); Asociación de Desarrollo Integral de Mujeres Huehuetecas (ADIMH), Asociación de Mujeres
Empleadas y Desempleadas Unidas contra la Violencia (AMUCV), Asociación de Mujeres indígenas de
Santa María Xalapán (AMISMAXAJ), Asociación del Movimiento Intercultural de Jóvenes de Occidente
(ASOMIJO), Asociación Salud Integral (ASI), Asociación Nacional de Comadronas Tradicionales de
Guatemala, Asociación de Mujeres Mam para el desarrollo. (ASOMAMD), Asociación Femenina para el
Desarrollo de Sacatepéquez (AFEDES), Asociación Palineca Jawal Tinimit, Asociación para el desarrollo
integral Unimal Reranimá Ixoq’ (ADIURI), Asociación de Mujeres del Área Rural de Colomba, Asociación
para la Promoción y el Desarrollo de la Comunidad (CEIBA), Asociación Familiares de detenidosdesaparecidos de Guatemala (FAMDEGUA). Centro de Análisis Forense y Ciencias Aplicadas (CAFCA),
Concejo Ecuménico Cristiano de Guatemala, Colectivo Artesana, Centro de Investigación y Educación
Popular (CIEP), Centro de Apoyo para las Trabajadoras de Casa Particular (CENTRACAP), Consejo de
Mujeres Cristianas (CMC), Colectiva de Mujeres Feministas de Izquierda, Colectivo Rogelia Cruz,
Colectivo Vida Independiente de Guatemala, Colectiva Lésbica Todas Somos, Sector de Mujeres,
Sociedad para el desarrollo de la Juventud, Sociedad Civil (SODEJU, S.C.), Coordinadora Nacional de
Viudas de Guatemala (CONAVIGUA), Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial de
Guatemala (ECAP) Economía Informal, Equipo de Género de la Fundación Guillermo Toriello, Fundación
Sobrevivientes, Fundación Rigoberta Menchú, Grupo Guatemalteco de Mujeres (GGM), Grupo Integral de
Mujeres San Juaneras (GIMS), Organización de Mujeres en Superación –(OMES), Centro para la Acción
Legal en Derechos Humanos (CALDH), Red Guatemalteca de Mujeres Positivas en Acción, Servicios
Ecuménicos de Formación en Centroamérica (SEFCA), Secretaría de la mujer de Unión Sindical de
Trabajadores de Guatemala-UNSITRAGUA, Voces de Mujeres, Organización de Mujeres San Pedranas –
Flor de Retama, Sector de Mujeres Autónomas Unidas Xenacoreñas (SMAUX). Ixkoq’a Tzoloj’ya, Red
Ecuménica de mujeres de la conferencia de iglesias evangélicas de Guatemala (REM), Asociación de
Mujeres Semillas para el Futuro (ASOMUSEF), Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de
Guatemala (ICCPG), Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), Seguridad
en Democracia (SEDEM), Unidad de Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala
(UDEFEGUA).
A Inicio
Opinión: el país de la impunidad. Por Marielos Monzón
Prensa Libre, 08 may 2010
Por si se necesitaba alguna prueba sobre la existencia del pacto de impunidad que los oscuros sectores
poderosos de este país convinieron y que empezó a forjarse a partir del proceso de elección a
magistrados de las cortes y continuó hasta el nombramiento de este Fiscal de la Impunidad, ahí está la
renuncia de Carlos Castresana al cargo de comisionado de la Cicig.
Bajo el título Pacto de Impunidad publiqué en mayo dos columnas, en las que denuncié cómo se forjó un
acuerdo no escrito entre las cúpulas de estos poderes paralelos para consolidar la cooptación del MP,
cuya actuación resulta clave en el desmantelamiento de estas estructuras. Parte del acuerdo era el
nombramiento de una persona que echara por tierra los avances que se habían venido dando en los
casos que la Fiscalía Especial de la Cicig investigaba y en aquellos procesos vinculados a las violaciones
a los derechos humanos durante el conflicto; parte del trato fue también la clausura de procesos penales
que permitieran candidaturas de cara a la próxima elección.
El plan, por supuesto, es integral y bien estructurado. Incluye la filtración de información y de personas
dentro de las estructuras institucionales para desvirtuar los procesos, trasladar datos e incluso manipular
los expedientes. Si no, una no se explica de dónde se obtiene información reservada que luego es
publicada en notas de prensa y columnas de opinión. El rumor es una de las estrategias preferidas en la
actuación de estos grupos, porque en una sociedad como la nuestra les da excelentes resultados. Y, por
supuesto, la campaña de desprestigio es la otra herramienta que se ha utilizado de manera sistemática:
estos cuerpos ilegales tienen piezas en todos los tableros, y los medios de comunicación no son la
excepción; allí tienen a sus voceros, que vestidos de niños de primera comunión tergiversan, manipulan y
retuercen la realidad, para crear corrientes de opinión pública que debiliten procesos e instituciones. Ante
las primeras capturas, derivadas de investigaciones profesionales y serias, que pusieron tras las rejas a
personajes vinculados con estas estructuras clandestinas, toda la maquinaria se echó a andar y hoy
estamos viendo los resultados.
La campaña contra el comisionado Castresana fue un objetivo fundamental de toda esta estrategia
desprestigiándolo y debilitándolo a él buscaban debilitar y clausurar a la Cicig, y con ella un esfuerzo que
ha rendido frutos en esta batalla de la lucha contra la impunidad. La salida del comisionado, según sus
propias palabras, busca resguardar a la institución internacional para que pueda seguir cumpliendo su
mandato, lo que dependerá en gran parte del nombramiento de su sucesor, pero sobre todo de lo que
como sociedad guatemalteca estemos dispuestos a permitir. La lucha contra la impunidad es nuestra
responsabilidad, es el momento de honrar el compromiso que el Estado de Guatemala asumió al solicitar
la instauración de la Cicig y cumplir con nuestra parte del trato.
La CC debe ordenar la repetición del proceso de elección a Fiscal General; el presidente Colom, destituir
a este señor recientemente nombrado; y el Congreso, estar a la altura de las circunstancias, aprobando
las leyes necesarias para combatir la impunidad. La salida de Castresana debería ser la oportunidad para
que todos los demócratas cerremos filas e impulsemos un proceso sin regreso, para terminar con este
cáncer que nos está matando. Mi reconocimiento al trabajo en Guatemala del comisionado Castresana al
frente de la Cicig.
A Inicio
Opinión: lejos, el fin de la impunidad. Por Ricardo Ernesto Marroquín
La Hora, 08 jun 2010
"Él no es el fiscal que Guatemala merece." Carlos Castresana, sobre el jefe del MP, Conrado Reyes.
¿Qué otra cosa podía esperarse tras la evidente eficacia de las estructura paralelas en su accionar para
inmiscuirse en la elección de funcionarios públicos y en el retraso de la aprobación de leyes que
aseguren el fin de la impunidad, si no la renuncia del jefe de la Comisión Internacional contra la
Impunidad en Guatemala (CICIG), Carlos Castresana?
El proceso de elección de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia y Corte de Apelaciones
desenmascaró el poder de la red delictiva en el país, y con la elección del Fiscal General y Jefe del
Ministerio Público (MP) se nos despejaron las dudas del control que tienen las mafias en las
universidades del país y en el propio Gobierno, éste último por designar para el cargo a una persona con
señalamientos por tener una relación muy estrecha con personajes buscados por la justicia por los delitos
de lavado de dinero, espionaje y otras acciones de igual calibre.
A la última comisión de postulación le dio igual las denuncias que presentaron la CICIG y el movimiento
social contra la nómina de candidatos para la jefatura del MP, y aún más al Presidente a la República,
que en vez de solicitar que se repitiera el proceso, ungió a uno de los señalados. Una de las peticiones
del doctor Castresana al presentar su renuncia, fue la destitución de Conrado Reyes como Fiscal
General, ya que representa un peligro para los avances que se han presentado a favor de la justicia.
Y es que para funcionar, el poder oculto, responsable de la situación de violencia e impunidad que
impera, ha puesto operadores en todos los espacios, como rectorías y decanaturas de la Universidad de
San Carlos y las universidades privadas, así como en el Gobierno, Congreso y Organismo Judicial.
Además, los partidos políticos, atascados de la peor inmundicia social, han hecho mancuerna con las
estructuras paralelas, y esta acción conlleva al mantenimiento de las condiciones que garantizan la
impunidad.
Incluso, para difundir el mensaje solapado a favor de esta situación, el crimen organizado cuenta con
voceros en los medios de comunicación que publican notas y columnas de opinión en contra de la
institucionalidad y del Estado, y en contra del trabajo de la CICIG. Antes se opusieron a la instalación de
la Comisión y ahora fueron cómplices de una campaña de desprestigio, basada en chismes, en contra del
doctor Carlos Castresana.
Sin embargo, la decisión del jefe de la CICIG no debe leerse como una expresión de debilidad personal y
de la institución. Castresana, al renunciar al cargo, quiere evidenciar la falta de compromiso que existe en
las autoridades del Estado para con la justicia.
Ojalá y que la decisión del aún jefe de la CICIG ponga en evidencia la verdadera postura de los
representantes del Estado, que frente a la población y la comunidad internacional presentan un discurso
a favor de la justicia y del avance de la democracia, pero en la realidad reproducen los pactos de
impunidad con el crimen organizado.
El Estado de Guatemala debe asumir una postura frente a la grave situación en la que nos encontramos.
Y la población, como integrantes de esta estructura social, debemos contribuir a la construcción de una
verdadera democracia basada en el principio de la justicia.
Por supuesto que la confianza sigue puesta en los aportes que pueda dar la CICIG a favor de la lucha
contra la impunidad. Ahora toca esperar que las nuevas autoridades de esta Comisión tengan el mismo
compromiso de las salientes. El trabajo de Carlos Castresana fue, sin duda, una contribución valiosa a la
construcción de un mejor país, y por ello, el reconocimiento y las gracias.
A Inicio
Opinión: hoyo de la impunidad. Por Julio Donis
La Hora, 08 jun 2010
No es el agujero de la zona 2, aunque tienen en común la oscuridad del color negro al final, y una
sensación de vértigo si se observa directo hacia el fondo. Ambas son las impresiones que se imponen en
una sociedad que no logra romper con el poder fáctico e informal que deambula por la libre, como
serpiente sigilosa y segura en medio de la incipiente institucionalidad. El azolvamiento, como ya
sabemos, empezó hace mucho tiempo, y las agua sucias de la mezquindad son fluidas y esparcidas por
testaferros y por capos, sus flujos nauseabundos inundan la ciudad de la doble moral; mientras muchos
alardean con el discurso pulcro de la Ley, aludiendo la transparencia del agua pura, se beben en agua
sucia del timo y de la transa.
La edificación de las instituciones incipientes de la democracia están destinadas al agrietamiento y al
riesgoso derrumbe porque en los cimientos y en sus estructuras yacen los hongos poderosos del crimen
organizado, que aflojan y fisuran para que jamás se consolide el cemento de un proyecto democrático. La
magnitud del poder de estos habitantes de la oscuridad es descomunal y mayor que la del Estado,
porque el Estado mismo está infiltrado y corrompido, pero no lo sabe porque le fue extraída la membrana
cerebral, justo la que garantiza la manipulación y expoliación a discreción sin que el paciente se muera,
solamente con la motricidad suficiente para servirse de él, cual Frankestein. Es importante en este punto,
resaltar la condición de relación social del Estado, no como una institución tangible y separada del
colectivo social sino como interrelación, lo cual me lleva a la deducir que las relaciones sociales entre
guatemaltecos están fuertemente permeadas por el crimen y la corrupción.
El guatemalteco común no imagina con detalle el avasallamiento de este poder infame porque la tradición
doblemoralista le programó para su desmovilización política, lo cual a su vez garantiza el encubrimiento
de esta cultura de la mentira verdadera. Los clanes de abogados son los soldados especializados para
abrirle brecha al poder oscuro, son ellos los que retuercen y diseñan los marcos normativos, la ley misma,
para amparar el ejercicio informal del menú exquisito de negocios. Atrás de ellos vienen legiones de
aspirantes que sueñan con la misma misión, cuidar el laberinto a cambio de una migaja ofrecida por el
monstruo. La irrisoria y casi ociosa aspiración que ser amparados por un régimen de derecho, en este
escenario de catástrofe y deslaves institucionales, se resumen sobre la siguiente realidad contundente:
cuál es la posibilidad de justicia que clamamos para casos, por ejemplo, como el de cientos de mujeres
asesinadas, si no hemos sido capaces de resolver, con excepción de un par, los crímenes de lesa
humanidad que se cometieron durante la guerra interna!
El hoyo se tragó a Castresana y este país enfrenta una nueva crisis, activada por la designación de un
Fiscal tachado, los que alardean y defienden Estado de Derecho y democracia se sienten burlados; el
Gobierno de Colom enfrentará desgaste político descomunal por la decisión tomada, las hienas
estelarizadas por operadores en medios de comunicación y ordas de juristas ríen porque obtuvieron su
presa, la sociedad civil prepara sendas manifestaciones que reclaman estado de derecho y democracia
en una típica lógica liberal. Hace mucho tiempo que caímos al hoyo, de hecho lo vemos desde abajo.
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Opinión: Gana pulso la impunidad. Por Miguel Ángel Albizures
El Periódico, 08 jun 2010
La salida de Castresana marca la pauta.
Parece que las esperanzas de depuración del Ministerio Público se siguen esfumando, pues a las graves
denuncias que el día de ayer hizo Jose Rubén Zamora, presidente del Consejo Editorial de elPeriódico,
se agrega la renuncia del jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG), Carlos
Castresana, contra quien se venía montando una campaña de desprestigio que, con él o sin él, tendrá
continuidad porque la CICIG representa una de las posibilidades de transformación del sistema de
justicia, lo cual no conviene a quienes están dentro o apoyando al crimen organizado, el enriquecimiento
ilícito y la existencia de estructuras clandestinas muy parecidas a las que funcionaron en el pasado.
En un artículo anterior, habíamos manifestado que desde el principio la CICIG y el Comisionado habían
recibido un severo rechazo, y que el doctor Castresana tenía que prepararse para las embestidas que se
le venían encima, pero su renuncia nos toma por sorpresa, mas no así las denuncias que hace contra el
Congreso de la República, que se ha convertido en un nido de víboras, pues la existencia de la
impunidad les conviene para continuar sus negocios sucios. Habíamos manifestado también la esperanza
que el nuevo Fiscal General demostrara en la práctica su independencia, pero con las denuncias
recientes del tipo de gente con quienes se ha rodeado y el pasado que le acompaña, sólo podemos
pensar que él es un eslabón más de las estructuras de impunidad.
Si uno ve alrededor y dentro de cada institución del Gobierno, encuentra porquería y nadie es capaz de
limpiarla, pues en su mayoría conviven con ella por temor o complicidad. Ya ni siquiera tienen recato,
como decían las abuelitas, de ocultar sus vínculos, por el contrario hacen gala de ello como ha sucedido
con el Fiscal General y sus “hombres de confianza”, que en su paso por las instituciones han dejado una
estela de delitos en los cuales, lógicamente la justicia brilló por su ausencia. Después de las denuncias
que se han hecho ¿qué explicación dará el presidente Colom sobre la selección del Fiscal General? No
quiero ni pensar que el propio Presidente esté embarrado, pero sí puedo asegurar que consciente o
inconscientemente está favoreciendo la existencia de las estructuras de la impunidad que impiden un
Estado de Derecho. Corresponde al Gobierno dar un paso adelante, pedir la renuncia del Fiscal, y a
nosotros escuchar el último grito de Castresana de no claudicar en la lucha contra la impunidad
imperante en el país. No comparto la decisión del doctor Castresana, pero la comprendo.
A Inicio
Opinión: Aquí y ahora. Por Anabella Giracca
El Periódico, 09 jun 2010
La impunidad se viste de tules y tafetanes.
Los impactos de las tragedias siempre son surtidos. Después de unos días de mapa endeble, cuando
escampa y el sol intenta desaguar los dolores, nos vemos desquebrajados, heridos, maltratados.
Desnudos. Pero cuando visualizamos el largo plazo, la situación se vuelve más agonizante. El paso del
aire por los pulmones se va reduciendo y los estertores somatan a la población, la apalean. Le pinchan el
corazón. Al parecer ahora el mal clima la agarró contra nuestra historia. Y sí, la lamentable renuncia de
Carlos Castresana representa un golpe fuerte a las entrañas y un supuesto triunfo para los que
nuevamente visten de gala a la impunidad. La sacan en procesión. La decoran de tules y tafetanes. La
coronan. Queramos o no, se avizora agonía en el sector donde habitan la transparencia y las cosas
rectas. Llueve ceniza sobre mojado.
Está claro que se ven pocas acciones consumadas en vías de la construcción de un auténtico Estado de
Derecho. Pareciera que vamos al revés, porque siempre dejamos pasar las oportunidades de limpiar
nuestro paisaje. Sí, una vez más, las máximas autoridades se ven en una encrucijada por tomar
decisiones equivocadas.
Tristemente, las políticas del rumor y del resquebrajamiento personal e institucional que generan
campañas articuladas de desprestigio y empoderamiento de la impunidad, atrapan nuestra idiosincrasia y
la vuelven ciega. Ahora nos toca comprender que la única forma de sobrevivir como una Nación
completa, es recuperando la visión y garantizando solidez institucional. Nos guste o no, nuestro país
queda en una situación enclenque ante esta ola de acontecimientos adversos.
Con la renuncia de Castresana, los únicos que perdemos somos los guatemaltecos. Ahora más que
nunca, nos toca a todos exigir contundencia, lucha frontal contra la impunidad, respuestas claras que
develen transparencia, decisiones que rebasen intereses personales, ocultos y perversos. Impedir que los
vacíos sean ocupados por las fuerzas oscuras. Y no dejar que una vez más nuestra historia sea marcada
por aquello que no se hizo.
Sin duda, la realidad está compuesta por dos elementos contundentes: el aquí y el ahora. Después de los
acontecimientos recientes, nuestro país se va quedando sin “aquí”, sin espacio para que la gente viva
dignamente. ¿Y el ahora? El ahora resulta ser cada vez más borroso y sin mañana. ¿Cómo dibujar
entonces una nueva realidad? Pues con ganas, trabajo y determinación.
A Inicio
Opinión: De golpe en golpe. Por Carolina Escobar Sarti
Prensa Libre, 10 jun 2010
Guatemala se ha hecho a golpes; golpes de Estado, golpes orquestados por poderes reales o paralelos,
intentonas de golpe que van desgastando la intención democrática y golpes a secas. El caso es que la
subjetividad de los guatemaltecos parece estar mediatizada por este violento método, empleado
demasiadas veces, para escribir una historia de arbitrariedades y abusos de poder.
Que no nos quepa duda de que hay golpistas de corazón con demasiado poder en este país, moviendo
magistral e insistentemente los hilos de las marionetas. Solo de esa manera pueden sostenerse las
estructuras y redes criminales que, abierta o veladamente, garantizan la impunidad y la permanencia del
statu quo.
Con el tema de la renuncia de Carlos Castresana asistimos a un nuevo golpe, ahora a la institucionalidad
de justicia que vino a oxigenar al país y al país mismo. Golpe que, en este caso particular, sería el
segundo; el primero se dio cuando la Ciciacs se transformó en Cicig, reduciendo las funciones del
mandato amplio que la Ciciacs tenía. Por ello, ahora nos toca pensar en el futuro de la Cicig, en el
contexto de nuestro país conservador, violento y carente de justicia.
Si el mandato de la Cicig permite la identificación e investigación de estructuras criminales, el desarrollo
de iniciativas de ley en materia de seguridad y justicia, y la transferencia de capacidades a funcionarios
nacionales en metodologías de investigación y procesamiento criminal, cabría preguntarse quiénes
podrían ser los más interesados en que una institución como esta desapareciera del panorama de la
institucionalidad judicial del país, y si podrían ser los mismos que conocen tan bien los tradicionales
métodos para hacer caer a los personajes públicos que les estorban en su accionar cotidiano.
Personalmente, le apuesto al futuro de la Cicig y no solo para los 11 meses que le restaban a Castresana
en el puesto. La elección de un nuevo comisionado o comisionada debe pasar por considerar calidades y
cualidades como las de Castresana y aún ir más allá, pensando en prolongar cierto tiempo más el
mandato y la permanencia de la institución en el país. La Cicig no es un lujo ni un invento, es una
demanda sentida de diversos sectores de la sociedad y el Estado guatemalteco, que tienen plena
conciencia y conocimiento de cómo se manejan las cosas por aquí.
Por otra parte, asociamos a todo lo anterior la necesidad de retomar el proceso de elección de fiscal
general. Si se cumple la petición de Castresana y de varios sectores de la sociedad, de separar del cargo
al recién electo jefe del Ministerio Público, la pregunta que sigue es ¿qué pasaría después? Lo ideal sería
nombrar un fiscal interino, no elegir de entre los seis finalistas del proceso anterior a ninguno por lo
viciado que estuvo el proceso, y proceder a repetir todo el proceso en un tiempo prudente.
Necesitamos fortalecer la institucionalidad del país y generar credibilidad en ella, así que no nos vayan a
salir ahora con que no se puede nombrar interinamente a alguien bueno para dirigir el Ministerio Público
mientras se hacen las cosas bien. ¿O acaso han dicho algo sobre una Policía Nacional Civil que lleva
más de cien días sin director? Es mentira eso de que “a golpes se hacen los santos”, y si acaso fuera
verdad, mejor recordar que somos apenas humanos y que los golpes solo le sirven a quien los da.
A Inicio
Opinión: Castresana no es el que cae. Por Margarita Carrera
Prensa Libre, 10 jun 2010
Al renunciar Carlos Castresana como jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala
(Cicig), quien cae no es él, sino el sistema de justicia inoperante que tenemos. Desde hace algún tiempo,
Castresana ha estado siendo víctima de una campaña en su contra, que trata de entrometerse en su vida
privada. Algo sagrado que jamás debería de ser tomado en cuenta.
Con toda valentía dio a conocer que su decisión la tomó cuando vio que Colom nombraba como fiscal
general a Conrado Reyes, quien de acuerdo con sus investigaciones tiene un récord de corrupción en su
historia personal. “Su nombramiento es consecuencia de un pacto entre despachos de abogados
adoptistas y despachos de abogados que defienden a narcotraficantes”.
Acusaciones muy serias por venir de donde provienen: de un hombre intachable con un currículum
extraordinario. Para colmo, en el acto de juramentación, Conrado Reyes llegó acompañado de dos
personas vinculadas con el ex jefe de seguridad presidencial, Carlos Quintanilla, destituido por espionaje
contra el Presidente de la República.
“Estas personas han acudido a tomar el control inmediato de escuchas telefónicas… en particular a
aquellas que persiguen a los grupos que se dedican al narcotráfico”. Tales palabras no hubieran sido
dichas por alguien que ha demostrado su dedicación y amor a la verdad y a la justicia.
“La figura del comisionado es, como ya estaba previsto… objeto de una campaña de desprestigio y todo
dio inicio en enero, luego de las acciones contra el ex presidente Alfonso Portillo Cabrera”, aclaró
Castresana. Lo cual desnuda la corrupción en que ha caído la clase política de Guatemala. ¿Solo la clase
política?, me pregunto. Porque parece que el país sufre de una peste de los poderosos que ahogan a los
débiles.
Como dice Gustavo Berganza (elPeriódico, 8 de junio): “En un trabajo tan delicado como el que realizaba
el Comisionado Internacional para el Combate de la Impunidad hacía falta no solamente valor,
conocimiento de la política, solidez jurídica ‘todo esto lo tenía Castresana’… ” .
Tres son los argumentos que señaló Castresana: existencia de tres campañas de desprestigio. En la
primera incluyó a profesionales de mercadeo, que pretendían destruir su imagen para intentar
desaparecer a la Cicig; la segunda se basa en ataques sistemáticos sobre supuestas conductas
impropias de su vida privada, las cuales dieron inicio en enero; la tercera, la infiltración de información
confidencial de las investigaciones a cargo de la Cicig; en otras palabras, una especie de espionaje.
Castresana insistió en pedir a la Corte de Constitucionalidad resolver en definitiva varios amparos, con el
fin de dejar sin efecto la nómina de los seis candidatos, entre los que fue electo Reyes como jefe del
Ministerio Público.
Frente a la dimisión de Castresana, activistas de sectores sociales decidieron reunirse frente a la Casa
Presidencial para manifestarle su apoyo y, asimismo, hacer hincapié en la destitución de Reyes. Grupos
como los de Rigoberta Menchú y Helen Mack; asimismo, otros personajes también femeninos como
Iduvina Hernández y Norma Cruz calificaron a Reyes como “fiscal de la impunidad”.
Desgraciadamente, Colom no reaccionó de inmediato, como debiera ser. “A veces no se puede hacer
todo lo que solicitan”, declaró. Porque la renuncia de Castresana es tan seria que afecta los tres poderes
del Estado.
Lo peor que pudo haber hecho Colom es nombrar como fiscal general a Conrado Reyes, de quien se han
hecho serias acusaciones.
A Inicio
Opinión: La hora de la impunidad. Por Fernando Carrera
El Periódico, 10 jun 2010
Gracias a ella, en nuestro país la vida no vale nada.
La renuncia al cargo de jefe de la CICIG hecha pública el pasado lunes por el doctor Castresana
representa una gran victoria para las fuerzas que luchan a favor de la impunidad en Guatemala. En este
país donde sabemos, correctamente, que la verdad nunca es aparente y por eso creemos, erróneamente,
en las mentiras de los chismes, muchos se han creído el chisme mentiroso de que el otrora flamante
comisionado se va por sus problemas maritales o de faldas. Y en vez de analizar la realidad de los
hechos, preferimos trivializar los mismos y reducirlos a algo intrascendente como la vida personal de un
abogado español. Nada más absurdo ni menos objetivo.
La realidad es que el pasado lunes no celebró una esposa mexicana y lloró una supuesta amante
caribeña. Ese día lloraron las víctimas y celebraron los victimarios. Hicieron fiesta los poderosos, los
armados y los corruptos. Porque el reino de la impunidad es uno en donde el que tiene armas prevalece
sobre el desarmado, el que tiene formas de imponerse por la fuerza prevalece sobre el que se defiende
con argumentos de justicia, y el que tiene el poder siempre es el que gana. La ley, escrita en espíritu para
evitar que la fuerza se imponga frente a la razón, queda olvidada y enmohecida en un rincón oscuro,
mientras la impunidad se pasea lozana y altanera, destruyendo nuestras instituciones.
Puede que la impunidad represente para muchos un gran negocio. Pero para el país, y para la mayor
parte de la ciudadanía, es un pésimo negocio que compromete nuestro presente y nuestro futuro. Gracias
a la impunidad en nuestro país la vida humana no vale nada, el robo y la extorsión son formas “legítimas”
de ganar dinero, y los poderosos (por su dinero y por sus armas) se saltan normas y corrompen
instituciones. En un país donde hay más y mejores incentivos para violar la ley que para cumplirla, la
convivencia civilizada se va desdibujando y poco a poco la sociedad se destruye de la manera más vil y
lamentable. La impunidad es el único lastre que nos puede hundir nuevamente en una historia de
violencia y caos.
Si queremos que este país tenga un futuro tenemos que unir fuerzas para luchar contra la impunidad. Es
el momento de hablar fuerte con una sola voz, superando las desconfianzas miopes, y construyendo un
solo frente ciudadano que destruya el muro de la ilegalidad. Buscando depurar las instituciones de justicia
y seguridad de los aparatos clandestinos que las corrompen y deslegitiman, y aplicando la ley a los
asesinos, a los abusadores de todo tipo, y a los corruptos.
A Inicio
Opinión: Resistir para avanzar. Por Miguel Ángel Albizures
El Periódico, 10 jun 2010
Es hora de asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos.
Puede el Fiscal General hacer las acusaciones que quiera contra quienes nos oponemos tajantemente a
la impunidad imperante y a su nombramiento, pero abiertamente llamamos y seguiremos llamando a la
resistencia de los sectores conscientes de la crisis que atraviesa el país para que saquen fuerzas de
flaqueza y no permita que las instituciones del Estado sigan siendo copadas por las mafias.
Hay momentos en la vida política del país en los que hay que tirar la indiferencia al carajo, deponer los
intereses personales o de grupo y pensar en el país. Para ello es necesario unificar criterios y objetivos
para hacer frente a la avalancha de grupos organizados que quieren mantener y fortalecer las estructuras
criminales que permiten la existencia de la impunidad y atar las manos a jueces, fiscales o magistrados
que están al margen de los negocios sucios y dispuestos a darles la batalla.
Las crisis políticas que se provocan y se suceden en Guatemala, nos retan a asumir nuestra
responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas para dar respuestas contundentes a los grupos y
personajes que están detrás de las estructuras criminales que construyeron y pretenden mantener con
fines aviesos para inmovilizar en el futuro, a casi todos los sectores. Hace falta que la población pase de
la palabra a la acción, de los comentarios y preocupaciones manifestadas en corrillos, a la resistencia
activa.
Son momentos de crisis que pueden permitirnos avanzar en la construcción del Estado de Derecho, en la
aspiración de un país justo, democrático y en la existencia de instituciones depuradas funcionales y
eficaces, pero ello no se puede lograr con el silencio y el temor, sino con la exigencia en las calles para
que el Presidente de la República destituya cuanto antes al Fiscal General, se nombre provisionalmente a
una persona honorable y se busquen mecanismos transparentes para repetir el proceso de elección y
selección del o la jefa del Ministerio Publico.
La denuncia, el señalamiento con nombres y apellidos, si se tienen, de quiénes son los responsables de
estas crisis deben hacerse públicos porque la campaña emprendida por las mafias no termina con la
salida del doctor Castresana, tendrá continuidad contra la CICIG y se extenderá al desprestigio o la
amenaza a quiénes nos oponemos rotundamente a vivir en un Estado fallido en donde impere la ley del
más fuerte. Por eso la resistencia como derecho constitucional, es el camino que nos queda, pues no se
trata de un problema de las organizaciones sociales o de derechos humanos, sino del pueblo.
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Opinión: ¿Barco hundido?. Por Álvaro Castellanos
El Periódico, 11 jun 2010
Para quienes intencionalmente propician un estado de impunidad en nuestra sociedad, estos son días de
algarabía. Cayó el más temible de sus adversarios. Y muchos, sin siquiera darse cuenta de lo grave que
está ocurriendo, pasan por alto con toda indiferencia lo que celebran los Cuerpos Ilegales y Aparatos
Clandestinos de Seguridad, los narcotraficantes y los corruptos. La CICIG continúa, pero lo ocurrido es un
golpe muy duro para ella. Sinceramente, no creo que alguien adentro de dicho organismo internacional
esté celebrando la partida del doctor Castresana.
Evidentemente, mi opinión sobre la CICIG y el jurista español, es muy favorable. Justo cuando se
empezaban a sentir los vientos de esperanza, arremete más fuertemente que nunca la impunidad. Pero,
¿a qué impunidad me refiero?
El estudio Impunidad, Estigma y Género publicado en mayo del año pasado por la Fundación Myrna
Mack, revela que la impunidad puede entenderse desde 5 puntos de vista: 1) falta de sanción; 2) una
violación a los derechos humanos por sí misma; 3) un factor causal; 4) una “cultura” o un sistema; y 5) un
control social.
Hoy y urgentemente, los guatemaltecos debemos reflexionar seriamente si la impunidad, más allá de la
ausencia de castigo, no es ya todo un sistema de control social que se impone sobre cada uno de
nosotros. Lo grave, como sostiene la obra citada, es que este tipo de control social altera los vínculos de
confianza y solidaridad, para reemplazarlos por relaciones de exclusión y subordinación con sustento en
resentimientos y estigmatizaciones. Pocas veces he podido notar, como en las últimas horas, lo divididos
y confrontados que estamos.
Todo esto fomenta una patológica descomposición del tejido social. Por decirlo de otra forma, hay una
“impunidad ética” que nos hace vivir bajo la ley del “sálvense quien pueda”, en donde muchos, no
pueden. De verdad, la impunidad es como el óxido. Podrá quedar una estructura del Estado que se
parezca, metafóricamente, a un barco hundido con su estructura metálica, corroída, cortante y fría, que
ya no sirve para nada más que para pensar cómo podríamos haber navegado, contra viento y marea,
hacia una nueva sociedad. Si no, basta leer lo que el martes 8 dijo de nosotros el diario El Mundo
(www.elmundo.es/america): “Desde hoy, Guatemala es menos democrática, menos libre y menos
transparente”.
Mi profundo agradecimiento a Carlos Castresana por su lucha contra la impunidad en Guatemala.
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Opinión: imperio de impunidad. Por Magali Rey Rosa
Prensa Libre, 11 jun 2010
¡Qué pena y cuánta frustración provoca la situación en que se encuentra Guatemala! Nuestro país se
desmorona literalmente ante nuestros ojos. La erupción del Pacaya y la tormenta Ágatha desnudaron
nuestra realidad estructural y aumentaron nuestra ya altísima fragilidad ambiental; la renuncia del doctor
Castresana puso en evidencia que nos gobierna la corrupción, revela la inexistencia del sistema de
justicia y acrecienta nuestra vulnerabilidad ciudadana.
Del doctor Castresana y su trabajo ya se ha dicho mucho. Le estaremos siempre agradecidos quienes
valoramos su intento profesional y su apuesta personal para contribuir a rescatar Guatemala de las
garras de la impunidad y el crimen organizado.
Las personas que se sintieron amenazadas porque el trabajo de Castresana les ponía en riesgo, aquellas
y aquellos a quienes conviene la impunidad, y quienes tal vez ganaron dinero por hacerlo, repiten
rumores para desacreditar al comisionado y fabrican argumentos baladíes que nada tienen que ver con
su desempeño como profesional. Pero hay una lección en la renuncia de Carlos Castresana, que no
quisiera que pase desapercibida porque es un ejemplo de integridad.
Ante la falta de colaboración del aparato gubernamental con que él tenía que trabajar, la falta de
presupuesto para realizar exitosamente su trabajo, la eficaz resistencia de los diputados al Congreso a
pasar las leyes necesarias para que el sistema de persecución penal pueda funcionar, y ante el claro y
evidente mensaje que encierra la designación de un fiscal general de reconocido desprestigio —dejando
de lado las campañas de amedrentamiento y desgaste personal que sufrió, porque estoy segura de que
esas, por si solas, nunca le hubieran hecho dejar su trabajo— Castresana renuncia y desenmascara
nuestra patética realidad.
Guatemala no tiene la capacidad para aplicar justicia porque los puestos clave están siendo ocupados
por individuos corruptos colocados allí precisamente para garantizar la impunidad. Castresana causó
daño. Dañó a quienes están acostumbrados a actuar ilegalmente sin castigo. El comisionado contra la
Impunidad pudo haberse amilanado, pudo haber terminado su período sin pena ni gloria, como tanto
funcionario público. Pero con su renuncia, Castresana nos dio un mensaje más contundente que con su
denuncia. Admitió, con valentía, dignidad y a tiempo, que él no podía seguir haciendo el trabajo que le
había sido encomendado porque los tres poderes del Gobierno de Guatemala y los otros sectores
“gobernantes” le hacían imposible su labor —incluyo a muchos “comunicadores” que se dedicaron a crear
dudas, repetir chismes y reproducir intrigas—.
Aunque sea triste y nos preocupe, ahora tenemos la certeza de que nuestro sistema de justicia no tiene
posibilidades de recuperarse mientras las decisiones políticas que toman nuestros empleados públicos lo
impidan. Puede venir otro comisionado, tan bueno o mejor que Carlos Castresana. La ciudadanía se
confundirá otro poquito, abrigando la esperanza de que alguien venga a nuestro rescate, mientras
empiezan las campañas de desprestigio que le recibirán en cuanto ponga pie en Guatemala.
Quienes manejan la injusticia en este país ya se encargarán de hacerle la vida imposible a él o ella
también. A pesar de los buenos funcionarios, de los buenos diputados, de los buenos jueces, fiscales y
policías —porque los hay—, hoy por hoy el imperio es de los corruptos.
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