CUALIDADES MORALES DE SALUD EN EL ADULTO MAYOR

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MEDISAN 1999;3(4):30-37
Instituto Superior de Ciencias Médicas
CUALIDADES MORALES DE SALUD EN EL ADULTO MAYOR
Lic. Ileana Purón Iglesias 1 y Dr. Clemente Couso Seoane. 2
Resumen
Se realizó un estudio descriptivo y transversal de 250 ancianos
correspondientes al área de salud “Carlos J. Finlay” de Santiago de Cuba
para identificar las cualidades morales, exponente de la moral de salud del
adulto mayor. Se constató que existe un desbalance entre estas cualidades, ya
que unas se encuentran más desarrolladas que otras, por lo cual se debe
trabajar por su fortalecimiento en la comunidad.
Descriptores:
ANCIANO/psicología;
ENVEJECIMIENTO/psicología.
Las cuestiones morales de salud cobran
significación en la tercera edad, pues los
cambios fisiológicos que acompañan al
envejecimiento acusan, en un buen número
de ancianos, deficiencias funcionales en
diversos órganos del cuerpo, que conducen
a la disminución de la función sistémica del
organismo, por lo general vinculadas a las
múltiples enfermedades que padecen. 1
Por ello,
el envejecimiento debe ser
comprendido como un proceso individual
de adaptación a las variables condiciones
provenientes del propio organismo, del
medio o de ambos, cuyo carácter depende
de cómo se encaren y resuelven los
problemas. 2 Aceptar y asumir (valores
morales muy importantes) las pérdidas
inevitables permitirán al anciano sentirse
satisfecho ante la vida.
El comportamiento humano deviene
como resultado de la vida social del
individuo; es la interrelación social, donde
los sujetos al mismo tiempo realizan sus
---------------------1
2
PRINCIPIOS
MORALES;
ideales adquiridos, que han modificado en
correspondencia con las exigencias. El
mundo individual del sujeto, entre otras
particularidades, desarrolla la moral de la
época y el régimen moral. De lo que se
trata es de cómo cada sujeto tiende a
reconocer
y
manifestarse
en
correspondencia con las relaciones sociales
en que se desenvuelve.
Existen individuos que se adelantan a la
conciencia de su época y otros que, por el
contrario, se atrasan con respecto a ésta,
pero independientemente del desarrollo que
alcanzan existen normas que la sociedad
concreta
establece,
de
obligatorio
cumplimiento para sus integrantes. 3
El proceso de diferenciación en la
conciencia individual está condicionado por
la cultura, educación, economía y
moralidad del individuo de forma general,
pero concretamente está asociado con la
edad y carácter del sujeto.
Filósofa. Máster en Atención Primaria de Salud. Instructora.
Especialista de II Grado en Geriatría.
No se analiza el hecho de la existencia
de raíces morales con independencia del
grupo etario al que pertenece el sujeto; se
trata de que en las edades diferentes las
relaciones morales se encuentran desarrolladas en diversos grados.
La moralidad expresada en la conciencia, actividad y relación moral, posee un
conjunto de cualidades integradoras en la
vida de diferentes facetas del mundo espiritual y material de los distintos sujetos actuantes, que en el caso de la actitud ante la
salud en el anciano desempeñan un papel
trascendente, pues contribuyen y posibilitan
la realización de las potencialidades humanas, numerosas en experiencias y vivencias,
matizadas por las características fisiológicas propias de este importante grupo etario
en que la usual cadencia de su actividad les
confiere un digno reconocimiento social.
Nos dimos a la tarea de identificar las
cualidades de la moral de salud en la población anciana estudiada, como elemento
necesario en la comprensión de la moral de
salud del adulto mayor, tema que no presenta antecedente bibliográfico.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo y
transversal, cuyo universo estuvo constituido por 709 ancianos capaces y capaces
con ayuda, categorizados en investigación
anterior, de los cuales se seleccionó en
forma aleatoria una muestra de 250 pertenecientes al área de salud “Carlos J. Finlay”
de Santiago de Cuba, con una confiabilidad
de 95 %. Se estratificó por sexo y
capacidad funcional, y se les aplicó un
cuestionario elaborado sobre la base de los
criterios de las cualidades exploradas. Se
utilizó el término moral de salud como determinada calidad en el actuar humano, que
se manifiesta en la significación que tiene
para el anciano su salud en la relación con
sus semejantes. La moral de salud se entiende por la integración de las siguientes
cualidades, que fueron utilizadas como variables: autoayuda, ayuda mutua, autocuidado, compromiso, dignidad, normatividad,
autoestima, respeto, deber, autorresponsabilidad y responsabilidad.
La investigación se realizó entre los meses de febrero y mayo de 1997.
Los médicos de familia previamente seminariados aplicaron el cuestionario a los
ancianos seleccionados de sus respectivos
consultorios.
Resultados
Las cualidades morales de autoayuda y
ayuda mutua muestran como resultado de
su exploración los criterios siguientes:
82,7 % de los entrevistados expresó su
opinión positiva ante la ayuda a sí mismo y
64,4 % manifiesta la utilización de los
recursos de que disponen.
En cuanto a la ayuda mutua, 68,8 % expresó su cooperación con los familiares y
68,4 su disposición para brindar ayuda a
otros ancianos.
El criterio de consideración sobre si vive
como merece representa el menor número
de respuestas afirmativas dentro de las
cualidades estudiadas (tabla 1).
Expresan no sentirse respetados por sus
familiares 71 ancianos (tabla 2).
El autocontrol, explicado por el criterio
de si podía controlarse por sí mismo aun en
condiciones adversas, obtuvo 123 respuestas afirmativas (49,2 %), mientras 127 reconocieron no poseerlo siempre.
El deber, expresado por el criterio de lo
que considera debe hacer para mantener su
salud, obtuvo las siguientes respuestas más
frecuentes (tabla 3 ):
• Hacer lo que el médico dice
158
•
•
Alimentarse
Hacer ejercicios
142
134
El autocuidado, indagado según el criterio de si el anciano cuida de su salud, obtuvo 176 respuestas afirmativas (70,4 % de
la población estudiada). No obstante, 74
(29,6 %) manifestó no cuidar de su salud
personalmente (tabla 4).
Se sienten comprometidos a cuidar su
salud 187 ancianos (74,8 % de la muestra),
y no comprometidos 62 %.
Tabla 1. Autoestima como cualidad moral de salud
Criterio
Autoafirmación: considera que vive como merece
Autoaceptación. Está de acuerdo con su forma de ser
Autoafirmación. Consideración sobre sus virtudes
Consideración sobre sus defectos
Autoconocimiento. Considera se conoce a sí mismo
Cantidad
78
224
88
17
211
%
31,2
89,6
35,0
6,8
84,4
Tabla 2. Cualidad de respeto
Criterios
Tiene en cuenta sus limitaciones cuando toma una
decisión
Se siente respetado por sus familiares
Cantidad
132
%
52,8
179
71,6
Tabla 3. Responsabilidad moral de salud en ancianos
Criterios
El responsable es:
El propio anciano
Sus familiares
Ambos
Consideran que su comportamiento le ayuda a mantener su salud
Aunque no se sienten enfermos acuden al médico
Cantidad
%
69
12
169
167
106
27,6
4,8
67,6
66,8
42,4
Tabla 4. Comportamiento de las cualidades normativas. Autocuidado y compromiso
Calidad
Normatividad
Autocuidado
Presente
158
176
Frecuencia
63,3
70,4
Discusión
La moral de salud constituye la resultante de la intervención de lo que
denominamos sus cualidades, las cuales
representan los atributos morales asociados
al desarrollo de una conducta saludable.
Estos atributos no son dados en los seres
humanos de una vez para siempre; por el
contrario, en unos casos se van
complementando hasta alcanzar sus valores
más altos, y en otros se derrumban,
provocando la decadencia moral del
anciano.
Se trata de estimularlos en
abstracto y concreto, para lograr, por parte
del personal de salud, el apoyo en el
momento preciso en que esta decadencia
comienza a manifestarse.
La cualidad autoayuda no es sólo
abstracta, en el sentido de la ayuda a sí
mismo, sino que se sustenta en una base
material con posibilidades; por esto, aunque
el anciano emocionalmente se ayuda a sí
mismo, esa ayuda se hace incompleta
cuando no logra utilizar los medios de que
dispone para satisfacer sus necesidades
crecientes, ya que el anciano no discrimina
solo su actuación a favor de sus
contemporáneos; en él se encuentra
desarrollada la ayuda mutua con raíces
profundas hacia su familia. La esencia de la
ayuda mutua es el sentimiento de unidad
para la solución de los problemas a que se
enfrenta el individuo, y es hermoso su
fortalecimiento
en
las
relaciones
Ausente
92
74
Frecuencia
36,8
29,6
generacionales, pues estimula a unos y
otros a que lo desarrollen; cada cual aporta
sus propias características; se logra así un
ahorro de análisis que facilita la solución
madura y efectiva.
El sentimiento de autoayuda y ayuda
mutua se complementa con el autocuidado,
pues para ayudarse a sí mismo y a los
demás debe desarrollar el cuidado a sí
mismo. La dependencia hacia familiares o
amigos en relación con el cuidado de su
salud, nos hace meditar en las causas
posibles de semejante que, aunque resulta
provechoso, debe basarse en la satisfacción
del anciano ante la vida.
Esto es
responsabilidad de la comunidad en
particular, y en general de la sociedad.
El fundamento del autocuidado es
compromiso, pues expresa el acto de
reafirmación, donde el individuo manifiesta
su obligatoria actuación ante una acción reconocida como de personal o social valía.
Si el anciano no reconoce la importancia
del autocuidado, entonces no se compromete a cuidar su salud y, al no lograr este
sentimiento, no podemos alcanzar su
cooperación al respecto. La situación
expuesta nos indica de lo útil que resultaría
a familiares y equipo de salud trabajar para
solidificar el compromiso, pues le resulta
necesario tanto en la prevención y cura,
como en la rehabilitación del anciano. El
compromiso de los ancianos alcanza su
máxima expresión por las experiencias
vividas, y este sentimiento, si las vivencias
desagradables no lograron desmembrarlo,
necesita ser encauzado para ser puesto a
favor del reconocimiento y aceptación, con
naturalidad, de la vejez.
La apreciación valorativa que establece
el individuo en relación consigo mismo y
con sus semejantes por su condición humana, está estrechamente relacionada con
el sentimiento de salud positiva que deseamos desarrollar en nuestra sociedad. La
salud del anciano estará relacionada con el
sentimiento de percibir que sus familiares se
ocupan de él, pues constituye un momento
importante en el reajuste de valores que le
son imprescindibles a la tercera edad. El
hecho de considerar que “piensan los
demás de su salud igual que él”, le confiere
seguridad al anciano con respecto a sus
posibilidades. Se trata entonces de que se
desarrolle la valoración adecuada de la
salud del anciano, sin menoscabo ni extremismos. El hecho de existir ancianos que
manifiestan que los demás no piensan igual
que él en relación con su salud, puede tener, entre otras posibles causas, tres direcciones:
• El anciano no sabe realmente lo que
tiene pero no se siente bien.
• La familia subvalora o sobrevalora la
salud del anciano.
• El anciano expresa sentirse más mal de
lo que realmente corresponde a su estado.
En todos los casos, si no es bien tratado,
la relación se manifiesta en menoscabo de
la dignidad, con el consecuente deterioro
moral en este sentido.
La
normatividad
actúa
como
fundamento del compromiso y el deber, si
tenemos en cuenta que el mundo moral del
individuo es lo que sostiene los pilares para
la garantía, bien personal o social. Este
conjunto de acciones reconocidas por la
opinión pública, orienta la acción hacia la
consecución del bien, y resulta permeable al
individuo en la medida en que su razón lo
deje a la actuación en correspondencia con
ella. Por eso la normatividad no es solo un
fenómeno de aprehensión, pues al mismo
tiempo ella ocupa un significativo lugar en
el mundo moral prescriptivo del sujeto.
La existencia de ancianos para quienes
las indicaciones de su médico no constituyen eje central de su actuación, nos lleva a
la reflexión de que las causas pueden ser de
índole cognitiva, valorativa, volitiva o
emocional; y algunas de ellas pueden relacionarse en sentido predominante según las
condiciones de vida de los ancianos.
Se explica, pues, que el compromiso
debe partir del alto reconocimiento del
mundo, determinado por las normas existentes. Si quisiéramos llegar a él sin la
comprensión de las normas, fomentaríamos
una falacia, se engañarían la familia y el
personal de salud, así como el anciano,
quien pensará que cumple con algo que
realmente no es. El no cumplimentar las
indicaciones ocasiona problemas de salud
en sentido negativo, y conflictos personales
al anciano, que menoscaban su integridad
moral.
Los valores manifestados en la autoestima discriminan a favor de ésta como una
cualidad moral en el sentido de la relación
que guarda fenomenológicamente en la
vida relacional. La autoestima como tal
constituye un valor espiritual, pero cuando
ella se manifiesta en la consecución de un
bien, entonces pasa a formar parte de los
valores morales, y es en sentido que se
utiliza como cualidad moral del geronte. 5
La autoestima debe ser desarrollada en
el sentido de la búsqueda de soluciones a
problemas que hagan al individuo fortalecer
su integridad y verse ante sus semejantes en
correspondencia con esta percepción
personal, es esta última la que en el anciano
debe ser fortalecida. La autoestima es una
cualidad inherente al ser humano, pero en
el transcurso de la vida éste la desarrolla en
correspondencia con las variables situaciones por las que la vida transcurre. En este
devenir el individuo aprende su exacto lugar y logra lo que le corresponde, pero el
sentimiento de insatisfacción puede florecer
en las contradictorias relaciones en que se
desenvuelve el ser humano, si no se convierte en una constante la comprensividad
hacia el anciano.
El mirarse a sí mismo, en otras condiciones que no son las de sí mismo, constituye
un elemento negativo para la autoestima,
que
finalmente
va
desviando
el
comportamiento del anciano con respecto a
su salud, pues ésta depende de las condiciones en que ha vivido y en las cuales se
desempeña en la realidad, y no en las que
desearía o quisiera desenvolverse. Existen
entonces varias formas de expresar su
existencia:
• Correspondencia
• Incorrespondencia:- reflejo desvirtuado
de su ser
-reflejo desvirtuado
de sus posibilidades.
Las dos pueden ser importantes para la
salud del anciano, pero solo si la segunda
está bien encaminada, para que desarrolle
como contradicción la autoestima; de no
ser así utilizadas terminarán haciendo
sucumbir la autoestima del adulto mayor.
La autoestima desempeña un eslabón más
en la consecución del objetivo de lograr un
envejecimiento exitoso, pues previene la
incapacidad
y
el
reconocimiento
inadecuado sin menoscabar la salud en su
sentido positivo.
El respeto como relación personal del
individuo, puesto de manifiesto en el reconocimiento y aceptación de la necesidad
que sienten sus semejantes de exteriorizar
sentimientos, emociones y estados de
ánimo, constituye la cualidad central de la
moral de salud, en dos momentos básica-
mente; el primero de ellos cuando se manifiesta en el tener en cuenta sus limitaciones
ante la toma de una decisión, y en segundo
lugar, la apreciación de sentirse respetado
por sus familiares.
El tener en cuenta las limitaciones
cuando toma una decisión, indica el conocimiento de sí mismo y además de salud
moral, pues el anciano podrá discernir entre
aquello que le propicia salud en correspondencia con su edad, y lo que no se la
condiciona. En este sentido el respeto hacia sí mismo no debe entenderse como discriminación etaria, sino como posibilidad
para acentuar el significativo papel social
de los ancianos, garantizando así el reconocimiento de sus semejantes.
El respeto en el adulto mayor debe ser
valorado teniendo en cuenta las características de cada grupo de ancianos. La violación de las costumbres, que resultan en
ocasiones incomprensibles para los más
jóvenes, provoca la presencia de conflictos
morales. Debe tenerse en cuenta en primer
lugar la necesidad de conocer las particularidades psicológicas del anciano, y en segundo lugar discernir entre lo bueno y lo
malo de esos en ocasiones catalogados
como incomprensibles caprichos de los ancianos. Detrás de cada uno de ellos, casi
siempre se descubre un elemento racional
que hace más grata la vida en colectividad.
La presencia de valores que impelen al
individuo a mantener una postura adecuada
en las relaciones interpersonales, fortalece
la independencia del anciano, pues su
equilibrio con el contexto en que se
desarrolla resulta primordial para su salud.
Si no logramos fortalecer el control y el
autocontrol en los senescentes, no
podemos alcanzar la satisfacción ante sus
condiciones de vida y el consecuente
reconocimiento de sus limitaciones, que
nos permiten contribuir al envejecimiento
exitoso, ya que su mundo moral debe estar
preparado para actuar y reconocer cada
hecho en su más justa exactitud, sin
dilapidar esfuerzos ni habilidades, que ya en
la tercera edad comienzan a desvalidarse en
comparación con los otros grupos etarios.
A la responsabilidad la caracteriza la
elección moral por convicción interna,
asumiendo voluntariamente los resultados.
A la tercera edad le es característico un
elevado sentido de la responsabilidad, pero
este sentido debe ser observado con rigurosidad para que no desvirtúe el comportamiento hacia conductas inadecuadas.
Sin la responsabilidad en cuanto a los
valores morales, es imposible lograr acción
reconocida individualmente, y sin este reconocimiento no aparece la satisfacción hacia la realización de los actos imprescindibles para la autorrealización personal, que
permita al individuo comportarse en
correspondencia con las exigencias de su
salud positiva.
La concreción del deber, como materialización en la práctica moral individual de
determinada normatividad, puede estar
guiada por el estereotipo de coacción a la
convicción. El estereotipo funciona cuando
el anciano cumple el deber porque observa
que en la colectividad otros semejantes, en
similar situación, adoptan una conducta que
se reitera. Si el geronte ajusta su proceder
a determinados cánones que le vienen impuestos, sin que medie su consentimiento,
decimos que hay coacción en la consecución del deber, mientras la forma más
desarrollada del deber y la que resulta
compatible con el envejecimiento exitoso
tiene lugar cuando las motivaciones que
impulsan al anciano tienen el carácter de
convicciones, pues aquí el geronte ha hecho
suyo determinadas prescripciones sociales y
concientizándolas las ha convertido en el
motor propulsor de su conducta.6
Las respuestas, relacionadas con lo que
deben hacer para mantener su salud se sustentaron en el sentido material de la salud
positiva, pero en el de la espiritualidad solo
fue manifestado en dos ocasiones; lo cual
nos habla a favor del trabajo que es preciso
desarrollar para fomentar el deber dirigido
al desarrollo del mundo moral del anciano y
fundamentalmente su reconocimiento.
Teniendo en cuenta que estos
resultados, concluimos que en nuestro
muestreo no existe arraigo de la moral de
salud, y que las cualidades más afectadas
son la responsabilidad, el control, respeto,
dignidad, autoayuda en lo referente a la
utilización de los recursos de que dispone,
la ayuda mutua y el autocuidado.
Las cualidades que se encuentran más
desarrolladas resultaron: autoestima, autoayuda, respecto a si se ayuda a sí mismo, el
compromiso y el respeto relacionado con el
sentirse respetado.
La moral de salud como fenómeno social, de la conducta cuidadora aun estando
vinculado con las costumbres y tradiciones
del adulto mayor, es posible fomentarla con
un trabajo multidisciplinario de promoción
y prevención, que conduzca a su fortalecimiento para lograr la participación activa
del anciano por su salud.
Abstract
A descriptive and traverse study of 250 aged men corresponding to the health
area Carlos J. Finlay from Santiago de Cuba was carried out to identify the
moral qualities, an exponent of the moral of health of the aged adult. It was
verified that an imbalance exists among these qualities, since some of them
are more developed that others, that’s why efforts should be done for
strengthening them in the community.
Headings: AGED/psychology; MORALS; AGING/psychology.
Referencias bibliográficas
1. Flax German. Geriatric rehabilitation. Bol Asoc Med PR 1990;82(1):28-31.
2. Deresa E, Carrasco M. El concepto de salud en el anciano. Rev Cubana Salud Pub
1994;20(1-2):52-7.
3. Kelle V, Kovalson M. Teoría e historia. Moscú: Editorial progreso; 1990.
4. Gracia D. Fundamento de bioética. Madrid. Endema Universidad. Fortuny; 1989.
5. López L. Estudios éticos. La Habana: Universidad de La Habana; 1990.
6. Organización Panamericana de la Salud. La atención de los ancianos. Un desafío para los
años noventa. Washington, D.C:OPS; 1994. (Publicación científica nr. 546).
Dra. Ileana Purón Iglesias. Instituto Superior de Ciencias Médicas. Avenida de Las Américas,
Santiago de Cuba.
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