A C U E R D O

Anuncio
A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 10 de octubre de
2012,
habiéndose
dispuesto
siguiente
en
el
orden
establecido,
Acuerdo
de
2078,
de
conformidad
que
votación:
deberá
con
lo
observarse
doctores
de
el
Lázzari,
Pettigiani, Hitters, Soria, Negri, se reúnen los señores
jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario
para
pronunciar
sentencia
definitiva
en
la
causa
L.
102.040, "Brea, Noelia Grisel contra ‘PHYNX S.A.’ y otro.
Despido y cobro".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo n° 2 del Departamento
Judicial
San
Isidro,
con
asiento
en
dicha
ciudad,
hizo
lugar parcialmente a la demanda promovida, con costas en el
modo que especifica (v. sent., fs. 397/407).
La parte actora dedujo recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley (fs. 421/432), el que fue concedido
por el citado tribunal a fs. 433 y vta.
Dictada
a
fs.
448
la
providencia
de
autos
y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la
Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
de
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de
Lázzari dijo:
I. El tribunal del trabajo rechazó la demanda
iniciada por Noelia Grisel Brea contra "PHYNX S.A.", en
cuanto había reclamado el cobro de diferencias salariales,
horas extras, adicionales por manejo de dinero y armado de
vidriera
(conf.
C.C.T.
130/75),
indemnizaciones
por
antigüedad y omisión del preaviso, y reparaciones de los
arts. 10 y 15 de la ley 24.013; 2 de la ley 25.323 y 16 de
la ley 25.561.
II. Contra dicho pronunciamiento se alza la parte
actora mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley, en el que denuncia absurdo y violación del art. 14
de la ley 20.744 y de la doctrina legal que cita.
i)
Afirma
que
el
fallo
en
crisis
adolece
del
vicio de marras, toda vez que el tribunal de grado rechazó
la demanda mediante una resolución contradictoria en su
fundamento, en contraste con las pruebas producidas en la
causa, conculcando de esta manera el principio que rige la
valoración de la prueba, la primacía de la realidad, la
regla in dubio pro operario y el derecho de defensa.
En este sentido alega que, para acreditar los
hechos denunciados en la demanda, resultaba de fundamental
importancia la declaración testimonial de Noelia Ferrero,
quien,
habiendo
sido
también
trabajadora
dependiente
de
"PHYNX S.A." y compartido tareas con la actora, conocía
acabadamente la operatoria que aquélla tenía respecto de
sus empleados.
Sentado ello, se agravia de lo resuelto por el
tribunal de grado, en cuanto descartó los dichos de aquélla
por considerarla comprendida dentro de las generales de la
ley por tener juicio pendiente -por idéntica causa- contra
la
accionada,
circunstancia
esta
última
que
-señala
la
apelante- no surge de ninguna de las constancias obrantes
en
el
expediente,
como
así
tampoco
contra
cuál
de
las
codemandadas lo tendría iniciado.
Añade que la existencia del supuesto litigio no
fue
invocada
ni
acreditada
por
la
contraparte,
quien
-además- no produjo actividad probatoria alguna tendiente a
desvirtuar sus declaraciones.
Advierte asimismo que, aún en la hipótesis de
considerar a Ferrero comprendida dentro de las generales de
la
ley,
la
cuestión
debió
resolverse
a
la
luz
de
la
ausencia de razones especiales que justificasen suponer una
falta de ajuste de sus manifestaciones con la realidad de
los hechos que se ventilan en la causa.
ii)
En
otro
orden
de
ideas,
afirma
que
la
trabajadora se consideró indirectamente despedida invocando
como
causales
"...
el
incumplimiento
por
parte
de
las
demandadas del pago de las multas de la ley 24.013 por pago
en negro de comisiones, diferencias salariales por el no
pago de horas extras, diferencias salariales por el no pago
de los adicionales armado de vidriera y manejo de dinero"
(v. rec., fs. 426 vta. in fine/427).
a. Con relación al rechazo del reclamo por el
pago de comisiones "en negro" -del cual derivó el a quo la
improcedencia de las multas de la ley 24.013-, sostiene que
la única prueba producida por su parte consistió en la
declaración
de
la
testigo
Ferrero,
quien
-como
quedó
expuesto- fue descalificada por el tribunal del trabajo por
considerarla incluida dentro de las generales de la ley y
por carecer sus manifestaciones de sustento en otros medios
de prueba.
Contrariamente,
y
reiterando
los
argumentos
reseñados en el punto II. i) del presente, entiende que
debe reputarse válida su declaración y -en consecuenciahacerse lugar a las indemnizaciones previstas en los arts.
10 y 15 de la ley 24.013.
b. Cuestiona -también- la sentencia de origen en
cuanto
declaró
improcedente
el
rubro
horas
extras.
Manifiesta que, para acreditar la prestación de servicios
en tiempo suplementario, la accionante ofreció como prueba
las
declaraciones
testimoniales
de
Ratto,
Huesdens
y
Ferrero, quienes fueron contestes en señalar que la actora
trabajaba de 10 a 22 horas (v. rec. fs. 425 vta., 5° y 6°
ap.).
Sobre el punto, señala la recurrente que "Siendo
que el testimonio de la Sra. Ferrero debe ser tomado en
cuenta, en virtud de los fundamentos dados en el apartado
anterior a los cuales me remito ‘brevitatis causae’, y que
el mismo se condice con las declaraciones de los señores
Huesdens
y
Ratto,
la
resultan
insuficientes
apreciación
para
del
desvirtuar
tribunal
los
de
que
relevamientos
efectuados por la A.F.I.P y el Ministerio de Trabajo (cuyo
contenido intelectual ha sido desmentido por la actora),
deviene en una exigencia probatoria excesiva en desmedro de
la
actora
que
torna
su
apreciación
en
parcial
y,
consecuentemente, nula" (v. rec., fs. 428 vta., 3° ap.) y
violatoria del principio de primacía de la realidad (art.
14, ley 20.744), máxime -añade- cuando sus declaraciones no
pudieron ser desvirtuadas por los testigos propuestos por
la accionada.
c. En lo atinente al rechazo del adicional por
armado
de
vidriera,
se
agravia
de
lo
resuelto
por
el
juzgador de mérito, quien juzgó que los exhibidores donde
se
mostraba
la
mercadería
del
local
no
podían
ser
considerados "vidriera", en el sentido otorgado por el art.
23 del Convenio Colectivo de Trabajo 130/75. Contra ese
argumento,
aduce
que
la
referida
norma
colectiva
no
establece las características mínimas que deben reunir esa
clase de exhibidores para ser clasificados como tales (v.
rec., fs. 429).
Agrega que la propia demandada reconoció en su
conteste el carácter de vidriera que tenían los escaparates
en
cuestión,
procesal-
aunque
que
específico,
su
señalara
armado
circunstancia
-en
estaba
esta
a
aquella
cargo
última
oportunidad
de
que
personal
no
logró
acreditarse en autos. Por el contrario, quedó comprobado -y
así lo declaró el a quo- que dicha tarea era realizada por
los propios empleados, entre los que se encontraba Brea.
Consecuentemente,
entiende
que
el
rubro
por
manejo
del
acápite también debe prosperar.
d.
Respecto
del
plus
salarial
de
dinero, asevera que su acogimiento resulta indubitable por
haberse acreditado en autos que "... la actora se dedicaba
al cobro de los equipos que vendía...". (v. rec., fs. 429
vta., 3° párrafo).
III. El recurso prospera parcialmente.
1.i) En lo que resulta de interés, el tribunal
del trabajo juzgó acreditado que Noelia Grisel Brea prestó
servicios en relación de dependencia laboral para "PHYNX
S.A.", en el stand que ésta poseía en el Shopping Plaza
Oeste de Morón, desde el 2-XII-2002, con la categoría de
vendedora "B" -conforme el C.C.T. 130/75-, y que su mejor
remuneración mensual fue de $ 1.547,44.
ii) Tuvo por cierto -también- que el contrato de
trabajo se extinguió mediante carta documento de fecha 10V-2005 (v. fs. 8), invocando la accionante como causales
rescisorias las siguientes: a) registración defectuosa del
monto
total
de
remuneraciones
-por
no
volcarse
en
los
recibos de sueldo la correcta liquidación de las comisiones
por ventas- ; b) diferencias salariales -derivadas de la
rebaja del monto de comisiones de $ 26 por venta a $ 16-; y
c) la falta de pago de adicionales por armado de vidriera,
antigüedad, manejo de dinero y el pago de horas extras (ver
sent., fs. 400, 2° ap.).
En
resolver
era
este
marco,
determinar
estimó
si
el
que
el
despido
primer
punto
indirecto
de
a
la
accionante había sido o no ajustado a derecho.
a.
En
este
sentido,
estimó
que
no
resultó
acreditada la defectuosa registración de las comisiones por
venta supuestamente percibidas en negro por la trabajadora.
Para así decidir, juzgó que la única prueba de
que se valió para acreditar tal extremo consistió en la
declaración de la testigo Ferrero, quien -además de haber
sido dependiente de "PHYNX S.A."- prestó servicios con la
actora
durante
una
semana,
en
la
cual
reemplazó
a
la
encargada el día en que ésta gozó de su franco semanal (ver
vered., 4ta. cuestión, fs. 391).
Declaró
-asimismo-
que
si
"...
bien
en
el
procedimiento laboral bonaerense no rige el principio de
‘testis unus, testis nullus’, es sabido que debe apreciarse
rigurosamente
la
única
declaración
y
debe
descartarse
aquélla en la que se evidencia un marcado interés en el
resultado del pleito. En este caso, la testigo tiene un
juicio idéntico con la misma demandada y no obra en autos
elemento alguno que apoye su declaración por lo cual se lo
ha descartado como material probatorio" (ver. sent., fs.
400, últ. ap. y vta.).
Consecuentemente,
rechazó
el
reclamo
por
diferencias salariales y el fundado en la ley 24.013.
b.
También
juzgó
improcedente
el
rubro
horas
extras. Para así decidir, tuvo fundamentalmente en cuenta
los
relevamientos
Ministerio
de
efectuados
Trabajo,
Empleo
por
y
la
A.F.I.P.
Seguridad
Social
y
el
de
la
Nación, de fecha 7-V-2004 y 19-IV-2005, respectivamente (v.
fs. 145/151 y fs. 248/251), declarando al respecto que "...
no se probó que la actora prestara servicios en jornadas
que excedieran las 8 horas. Así surge de un relevamiento
efectuado por la autoridad laboral en el cual la propia
actora 16 días antes de enviar su primer telegrama declara
que esta es su jornada de trabajo cuando bien pudo haber
denunciado la irregularidad en ese momento" (ver. sent.,
fs. 401 vta.).
Juzgó -asimismo- que las declaraciones testimo-
niales de Florencia Ratto y Sebastian Huesdens -quienes
manifestaron haber visto a la actora prestar servicios en
el horario de 10 a 22 horas en el local de la demandadaresultaban insuficientes para desvirtuar el contenido de
los mencionados documentos administrativos.
c. Estimó que tampoco le correspondía a la actora
percibir los adicionales por manejo de dinero y armado de
vidriera (conf. C.C.T. 130/75).
c. 1. Con relación al primero, declaró que no se
probó que Brea tuviera asignada la tarea de cobro de los
equipos
y
extremo
éste
colectivo
servicios
comercializados
requerido
citado
para
por
el
su
por
art.
la
30
procedencia,
accionada,
del
convenio
sino
que
-contrariamente- mediante la declaración de los testigos
Ratto
y
Huesdens,
se
acreditó
que
ocasionalmente
cobró
algún monto; por lo que descartó la obligación patronal de
abonarlo.
c. 2. Respecto del plus salarial por armado de
vidriera, el a quo declaró que "... todos los testigos
fueron contestes que estos exhibidores eran armados por
cualquier empleado, entre los que se encontraba la actora,
y que eventualmente la encargada designaba a un empleado a
quién le encargaba esa tarea cuando no era ella misma la
que las armaba..." (v. verd., 7° cuestión, fs. 393 y vta.).
A ello añadió que, si bien los testigos Ratto y
Huesdens
manifestaron
haber
visto
a
Brea
arreglar
la
vitrina del stand donde prestaba servicios, ésta no podía
considerarse vidriera en el sentido que le otorga el art.
23
del
Convenio
Colectivo
de
Trabajo
130/75,
norma
que
-según estimó el juzgador- hace referencia a las tareas
efectuadas
en
los
escaparates
tradicionales
y
no
en
pequeños exhibidores (v. sent., fs. 400 vta./401).
iii) En base a todo lo expuesto, el tribunal de
grado concluyó que no habiéndose acreditado en autos los
incumplimientos en que la trabajadora fundó su autodespido,
el mismo resultó inmotivado.
2. Primeramente he de señalar que, por cuestiones
metodológicas,
abordaré
los
agravios
planteados
por
la
recurrente en un orden diverso al plasmado en su libelo
recursivo.
i) El planteo relativo al monto de las comisiones
no resulta atendible.
El
argumento
presentante
construye
central
su
a
embate
partir
gira
en
del
cual
torno
a
la
la
descalificación que el juzgador de mérito efectuó respecto
de los dichos de la testigo Ferrero.
En este sentido, refuta lo resuelto por el a quo
en
cuanto
descartó
sus
declaraciones
por
considerarla
incluida dentro de las generales de la ley con motivo de
tener
juicio
pendiente
-por
idéntica
causa-
contra
la
accionada, circunstancia esta última que -añade- no surge
de ninguna de las constancias obrantes en el expediente.
Advierte -asimismo- que la existencia del supuesto litigio
no fue invocada ni acreditada por la contraparte, quien
-además- no produjo actividad probatoria alguna tendiente a
desvirtuar sus exposiciones.
Sobre el punto, es necesario recordar que valorar
tanto el mérito como la habilidad de los testigos es, en
virtud del sistema imperante en el fuero laboral, facultad
privativa
de
conclusiones
los
al
jueces
respecto
del
trabajo,
puedan
ser
sin
que
sus
revisadas
por
esta
Corte (conf. causas L. 95.724, "Campos", sent. del 15-VII2009; L. 86.438, "Navarro", sent. del 14-XI-2007, entre
otras), salvo absurdo.
Si bien las conclusiones del a quo adolecen de
cierto dogmatismo, lo cierto es que las críticas contenidas
en el embate no alcanzan a derribar lo resuelto en la
instancia de origen.
En
primer
lugar,
es
necesario
recordar
que
-contrariamente a lo señalado por el tribunal del trabajo a
fs.
392-
es
doctrina
reiterada
de
esta
Corte
que
la
aseveración según la cual quien tiene un juicio pendiente
no
es
testigo
idóneo,
por
cuya
razón
debe
ser
descalificado, constituye una mera afirmación dogmática y
como
tal
violatoria
de
la
norma
procesal
que
rige
en
materia laboral la apreciación de la prueba (v. causas L.
85.111,
"Blaser",
sent.
del
20-II-2008;
L.
75.514,
"Ledesma", sent. del 28-V-2003; L. 66.747, "Suárez", sent.
del 27-X-1998; L. 36.328, "Spnoli de Malfa", sent. del 5VIII-1986).
Consecuentemente,
no
es
suficiente
para
descalificar a un testigo la circunstancia de que tenga un
litigio pendiente con la misma empresa, si del contexto de
su
declaración
criterio
del
"Elizalde",
resulta
tribunal
sent.
del
evidente
de
grado
su
objetividad
(v.
15-VII-2009;
causas
L.
L.
59.389,
en
el
97.472,
"Ferro",
sent. del 27-XII-1996).
Sin embargo, más allá de aquella descalificación
inicial, el a quo enunció los motivos que autorizaban a
pensar que aquella objetividad se encontraba ausente en el
caso.
En tal sentido, estimó que la testigo evidenció
tener
un
"...
marcado
interés
en
el
resultado
del
pleito..." y que había laborado junto con la actora, sólo
durante una semana en el año 2004 (v. sent., fs. 400 y
vta.), "... en la cual reemplazó a la encargada (...) el
día en que ésta tomó su franco semanal..." (v. vered., fs.
391). A todo evento, es del caso remarcar que en razón de
la oralidad propia de la estructura del proceso laboral, no
consta en el acta de la audiencia de vista de la causa el
contenido
de
la
declaración
prestada
por
Ferrero,
no
pudiendo esta Corte evaluar y, en su caso, expedirse sobre
la pretendida fundabilidad y gravitación que sus dichos
hubieren tenido respecto de la pretensión actora.
Por último, es dable añadir que el juzgador de
grado meritó la inexistencia de otros medios de prueba que
avalaran tales dichos, así como la circunstancia de constar
agregada
libros
en
autos
llevados
en
un
informe
legal
contable
forma
por
efectuado
la
sobre
empleadora
(v.
vered., 5° cuestión, fs. 391 vta. y 392).
A tenor de lo señalado, soy de la opinión de que
los embates de la recurrente -en torno a la descalificación
de
la
testigo-
pierden
entidad
frente
a
los
restantes
argumentos expuestos por el tribunal de grado para fundar
su fallo.
ii) Respecto de los agravios por el rechazo de
los adicionales por armado de vidriera y manejo de dinero,
entiendo que tampoco son de recibo.
a. Con relación al primero cabe advertir que, si
bien es cierto que de la contestación de demanda se puede
inferir que la accionada atribuyó el carácter de "vidriera"
a los exhibidores donde se exponían los productos para la
venta (ver fs. 152 vta. 2° párrafo), el tribunal de grado
juzgó -con sustento en la prueba testimonial (44 inc."d",
ley 11.653)- que su armado correspondía a la encargada y
que, eventualmente, ésta designaba a un empleado a quien
delegaba
dicha
tarea
(v.
vered.,
fs.
393
y
vta.),
conclusión que lo llevó a rechazar el reclamo y que no
logra ser desvirtuada por la quejosa.
Tal
como
lo
tiene
dicho
reiteradamente
esta
Corte, establecer si en un caso dado concurren o no las
circunstancias
fácticas
constitutivas
de
elementos
o
presupuestos que dan lugar a la aplicación de una norma o
precepto,
constituye
una
cuestión
de
hecho
ajena
a
la
instancia extraordinaria (conf. causa L. 86.171, "García
Núñez", sent. del 15-III-2006, entre otras).
b. En cuanto al agravio por el cual impugna el
rechazo del adicional por manejo de dinero, los argumentos
de la quejosa tampoco resultan atendibles.
Ello así, por cuanto determinar si la trabajadora
tenía entre sus responsabilidades el manejo de dinero, como
asimismo si lo hacía de manera permanente o accidental,
constituyen
típicas
cuestiones
de
hecho
y
prueba,
cuya
evaluación corresponde -de manera privativa- a los jueces
de grado, resultando -por lo tanto- irrevisables por esta
Corte,
salvo
absurdo,
irregularidad
que
tampoco
logra
acreditar la recurrente.
De
la
lectura
del
fallo
en
crisis
surge
con
claridad que el tribunal de grado ponderó -para analizar la
procedencia
o
no
del
plus
salarial
en
cuestión-
las
declaraciones prestadas por los testigos Ratto y Huesdens,
quienes afirmaron haber visto ocasionalmente a Brea cobrar
la venta realizada (v. vered., 8° cuestión, fs. 393 vta.);
ajustándose -asimismo- lo decidido, a los términos de la
norma colectiva, en cuanto señala expresamente que "... no
tendrán
derecho
a
esta
compensación
los
empleados
que
ocasional o transitoriamente realicen la cobranza mencionada..." (art. 30, C.C.T. 130/75).
iii)
En
lo
atinente
al
agravio
dirigido
a
cuestionar -por absurdo- el rechazo del reclamo por horas
extras, estimo que asiste razón a la recurrente.
Liminarmente, considero necesario destacar que,
contrariamente a lo que pareciera desprenderse de ciertas
expresiones
vertidas
por
el
tribunal,
para
tener
por
probada la realización de labores en jornadas que excedan
la legal, no se requiere que el juzgador alcance un grado
de certeza o convicción mayor que el normalmente exigido
para
tener
controvertido.
verifique
por
En
una
demostrado
consecuencia,
actividad
cualquier
la
otro
necesidad
probatoria
de
hecho
que
se
"exhaustiva"
y
"fehaciente", "precisa y fehaciente" o que genere "la más
absoluta convicción" de su realización (v. vered., fs. 392
vta./393),
excede
jurisdiccional
dé
a
la
por
requerida
cierto
para
cualquier
que
un
órgano
circunstancia
fáctica debatida en una contienda judicial (arts. 44 inc.
"e", ley 11.653; 384, 456 y 474, C.P.C.C., remisión art.
63, ley 11.653). En ese sentido, no existe norma legal
alguna
que
establezca
que
la
valoración
de
la
prueba,
tendiente a acreditar la prestación de servicios en tiempo
suplementario, deba realizarse con mayor estrictez, o que
la convicción que arroje aquélla deba ser más contundente
que
la
necesaria
para
administrar
cualquier
otro
hecho
litigioso, pudiendo, en definitiva, tenerla por demostrada
con
cualquiera
implícitamente
de
los
admitidos
medios
por
las
probatorios
leyes
expresa
procesales
y
o
de
conformidad al sistema de valoración en ellas establecido.
Sentado ello, cabe remarcar que en el fallo sobre
los hechos, el a quo recogió los testimonios prestados por
Ratto y Huesdens, quienes estuvieron contestes en haber
visto a la actora prestar servicios para la accionada en el
horario de 10.00 a 22.00 horas (v. vered., 6° cuestión, fs.
392 vta.).
Más luego procedió -sin ocuparse en especificar
las motivaciones que tuvo para ello- a descalificar sus
dichos
en
base
a
argumentaciones
meramente
dogmáticas
-alejadas de la "apreciación en conciencia" (art. 44 inc.
"d", ley 11.653) que rige la labor axiológica de los jueces
del fuero- priorizando los relevamientos efectuados por la
autoridad
cuales
administrativa
-no
puedo
contradicciones
en
del
dejar
lo
de
trabajo
y
advertir-
referente
a
la
la
A.F.I.P;
exhiben
los
marcadas
extensión
de
la
jornada cumplida por la actora.
Así,
de
las
planillas
de
fs.
149
y
151
confeccionadas por la autoridad administrativa del trabajo
-correspondientes
al
mes
inmediatamente
anterior
al
distracto- surge que Brea prestaba servicios 5 horas, 6
días a la semana; y en la documentación elaborada por la
A.F.I.P -un año antes de la ruptura del vínculo laboral
(fs. 147)- se informa que cumplía una jornada de 8 horas, 6
veces a la semana. La demandada, por su parte, reconoció
que la accionante cumplía un turno de 8 horas diarias de
lunes a sábados en horarios rotativos (v. 2° traslado, fs.
153). Frente a ello, resulta dificultoso imaginar por qué
Brea declararía ante el Ministerio de Trabajo una jornada
inferior a la legal, cuando, según la patronal, era esta
última la que efectivamente cumplía.
Tampoco se explica por qué el juzgador de mérito
jerarquizó la citada prueba escrita -contradictoria entre
sí-
en
detrimento
de
declaraciones
testimoniales
que
resultaban coincidentes.
Cabe
señalar
que,
si
bien
los
mencionados
documentos administrativos fueron suscriptos por la propia
actora (v. acta de fs. 234), y respecto de la documentación
emanada
de
acreditó
248/258),
la
su
no
autoridad
autenticidad
es
menos
administrativa
(v.
cierto
informe
que
la
del
trabajo
obrante
se
a
fs.
accionante
los
descalificó, imputándoles falsedad ideológica (v. fs. 185
vta. punto "a", rec., fs. 425 vta., 4° párrafo).
No
es
ocioso
agregar
que
la
circunstancia
de
tratarse de instrumentos públicos (v. vered., cuestión 6ta.
fs. 393) en nada modifica la solución que propongo, pues lo
que
en
ellos
hace
plena
fe
-hasta
la
redargución
de
falsedad- es la existencia material de los hechos que el
oficial público hubiese anunciado como cumplidos por él
mismo o que han sucedido en su presencia -en el caso, que
Brea expuso lo que en dichas actas se consigna- pero no
respecto de la falsedad o veracidad de lo declarado (arts.
980, 993 del Cód. Civil; v. causas L. 59.452, "Correa",
sent. del 17-XII-1996; L. 52.936, "Faiazzo", sent. del 9XI-1993).
Ante
grado,
al
el
error
haber
en
que
prescindido
incurrió
el
tribunal
arbitrariamente
de
de
la
valoración de una prueba esencial y decisiva para la suerte
de
la
controversia
-testimonial-
en
violación
de
lo
preceptuado por el art. 44 inc. d de la ley 11.653, me
pronuncio por la procedencia de esta porción de la queja.
IV.
lugar
Si
mi
parcialmente
opinión
al
es
recurso
compartida
deducido,
debe
hacerse
revocar
la
sentencia apelada en cuanto rechazó el reclamo por horas
extras y disponer que la causa vuelva al tribunal de origen
para que, integrado con otros jueces, renueve los actos
procesales necesarios y dicte un nuevo pronunciamiento con
arreglo
a
lo
que
aquí
se
decide,
debiendo
expedirse
-asimismo y en consecuencia de lo anterior, evaluando los
términos
de
la
comunicación
extintiva-
respecto
de
la
configuración o no de la injuria invocada por la recurrente
para decidir la ruptura de su contrato de trabajo, y -en su
caso- sobre la procedencia o no de los rubros reclamados en
la demanda. Costas de esta instancia en el orden causado
(art. 289, C.P.C.C.).
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
Los señores jueces doctores Pettigiani e Hitters,
por
los
mismos
fundamentos
del
señor
Juez
doctor
de
Lázzari, votaron también por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Soria dijo:
I. 1. Adhiero a lo expuesto por mi distinguido
colega doctor de Lázzari en el ap. III.2. sub puntos i) e
ii) de su voto.
2.
En
mi
opinión,
tampoco
merece
favorable
acogida el agravio vinculado con el reclamo fundado en la
realización de horas extraordinarias.
a. Tiene dicho esta Suprema Corte, que determinar
si el trabajador se desempeñó o no en horas extraordinarias
así
como
configuran
valorar
típicas
la
prueba
cuestiones
pertinente
de
hecho
a
tales
reservadas
fines,
a
la
instancia
casación
ordinaria
salvo
la
y,
eficaz
como
tales,
invocación
marginadas
y
de
la
demostración
del
absurdo (conf. causas L. 97.653, "Larragueta", sent. de 3XI-2010;
L.
93.882,
"Ullua",
sent.
de
29-XII-2009;
L.
79.601, "Rodríguez", sent. de 23-II-2005).
El éxito de la impugnación, supone entonces la
configuración de aquel error grave y grosero, concretado en
una conclusión del sentenciante visiblemente incoherente y
contradictoria en el orden lógico formal e incompatible con
las constancias objetivas que resultan de la causa (conf.
L. 99.606, "Rodríguez", sent. de 31-VIII-2011; L. 86.145,
"Pesci", sent. de 19-IX-2007; L. 83.795, "Andiarena", sent.
de 1-III-2006), pues no cualquier equívoco o disentimiento
autoriza a tener por acreditado el absurdo, ni puede este
Tribunal sustituir con su propio criterio al de los jueces
de mérito (conf. L. 92.944, "Medina", sent. de 27-III-2008;
L.
89.043,
"G.,
A.",
sent.
de
12-XII-2007;
L.
80.043,
"Veiga", sent. de 31-VIII-2005).
b. Sin dejar de reconocer que la comprobación de
la prestación de servicios en horas suplementarias se halla
sujeta
a
las
mismas
reglas
aplicables
a
cualquier
otro
hecho controvertido en el litigio laboral (arts. 44 inc.
"d" y 63 de la ley 11.653, y normas supletorias del régimen
procesal civil y comercial local), lo cierto es que lo
argumentado
por
la
quejosa
luce
insuficiente
para
evidenciar el vicio que se le atribuye al tribunal a la
hora de desplegar su labor axiológica en torno a la prueba.
i] Por conducto de la ponderación de las actas
acompañadas
por
la
demandada
a
fs.
145/151,
que
luego
fueran tenidas por auténticas y cuyas firmas -se dijo en el
fallo- resultaron reconocidas, señaló el a quo que ante
relevamientos de trabajadores efectuados por la A.F.I.P. y
el Ministerio del Trabajo Empleo y Seguridad Social de la
Nación, la propia demandante admitió que cumplía jornadas
de 8 horas. Luego, sostuvo que las declaraciones brindadas
por los testigos Ratto y Huesdens no resultaban suficientes
para desvirtuar lo que surgía de los dichos de la actora,
sin que además, se haya acreditado que ésta se hubiese
encontrado forzada a firmar aquellos instrumentos (vered.,
fs. 392/392).
ii] Silenciando todo análisis sobre el contenido
de dichas actas, el interesado se limita a expresar su
disconformidad
alegando
que
el
horario
alegado
en
la
demanda debió tenerse por acreditado con las declaraciones
de los testigos Ferrero, Ratto y Huesdens (rec., fs. 425
vta./426 vta.).
Estas
expresiones
resultan
inhábiles
para
edificar con éxito una impugnación, pues en el ámbito del
proceso
laboral
rige
el
principio
de
apreciación
en
conciencia de la prueba, con arreglo al cual los jueces de
la
instancia
seleccionar
ordinaria
y
tienen
jerarquizar
amplias
fuentes
y
facultades
medios
para
probatorios,
pudiendo preferir unos elementos de tal naturaleza a otros
(conf. causas L. 97.916, "De Paolo", sent. de 16-XII-2009;
L.
98.885,
"Cinquino",
sent.
de
7-VII-2010;
L.
85.111,
"Blazer", sent. de 20-II-2008). Desde ya, la regla cede
ante la demostración del vicio del absurdo, pero -como se
adelantó- éste no se configura con la mera expresión del
criterio
discrepante
de
la
101.666,
"Martínez",
sent.
quejosa
de
(conf.
27-IV-2011;
causas
L.
L.
102.979,
"Bulacio", sent. de 20-X-2010).
Con todo, pueda o no compartirse lo resuelto por
el a quo, lo cierto es que los motivos que expuso para
juzgar no acreditado el horario denunciado por la parte
actora, lejos de ser fruto de su mero arbitrio o de un
razonamiento
sustento
en
reñido
las
con
la
constancias
lógica,
obrantes
encuentran
en
el
expreso
expediente,
reflejadas aquí en aquellas declaraciones efectuadas por la
accionante ante la autoridad administrativa del trabajo y
la
A.F.I.P.,
variaciones
las
cuales,
(fueron
aun
cuando
efectuadas
en
presenten
ciertas
distintos
tramos
temporales) que no resultaron objeto de consideración en el
agravio en tratamiento, indicaron una labor en los límites
de la jornada legal.
Para más, entre las inconsistencias que porta la
queja, de un lado, dable es señalar que -como se apuntarano existe en el expediente registro alguno del testimonio
brindado en el tema por Ferrero, y del otro, que no fue
sólo un acta del "Ministerio de Trabajo" la valorada por el
tribunal,
sino
también,
aquella
otra
labrada
por
la
A.F.I.P.
II. En razón de su insuficiencia, el recurso debe
ser rechazado; con costas (arts. 279 y 289 del C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
El
señor
Juez
doctor
Negri,
por
los
mismos
fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votó también
por la afirmativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por
mayoría, se hace lugar parcialmente al recurso extraordinario
de
consecuencia,
inaplicabilidad
se
revoca
la
de
ley
sentencia
traído
impugnada
y,
en
con
el
alcance establecido en el ap. IV del voto emitido en primer
término.
Vuelvan los autos al tribunal de origen para que,
integrado con otros jueces, renueve los actos procesales
que
estime
necesarios
y
dicte
el
pronunciamiento
corresponda conforme a lo que aquí se ha resuelto.
que
Costas de esta instancia por su orden, atento el
progreso parcial de la impugnación (art. 289, C.P.C.C.).
Regístrese y notifíquese.
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI
HECTOR NEGRI
JUAN CARLOS HITTERS
DANIEL FERNANDO SORIA
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
Descargar