Hipótesis, teorías, leyes, modelos Prof. Bartolomé Yankovic, Editor Para esto… dice más de alguien, tengo mi propia explicación. Otros, más arriesgados, dicen haber elaborado sus propias teorías sobre algún fenómeno particular, como los agujeros negros, la formación del universo, la teoría unificada, o el fin del mundo… Los científicos recomiendan guardar las teorías propias o comunicarlas si se tiene la fundamentación matemática. Claro, porque la ciencia secreta no es ciencia. Un principio básico de la ciencia moderna es el intercambio de información, universal, libre y cooperadora. Los hallazgos científicos se comunican a través de publicaciones especializadas que tienen rigurosas normas para aceptar un trabajo. Una de ellas, la reproducción: el investigador debe describir lo que ha hecho, los experimentos, los datos obtenidos, etc., de tal forma que otro investigador – en cualquier lugar del mundo -, pueda repetir o recorrer el mismo camino y alcanzar los mismos resultados. Otra exigencia es considerar el cuerpo de conocimientos disponible, independientemente de lo audaz que pueda ser la investigación misma. ¿Nuestras propias explicaciones? Las hacemos cotidianamente. Si en el ascensor de nuestro edificio percibimos olor a comida una tarde del viernes, podemos inferir que el vecino del 6º piso ha encargado una pizza, etc. Estas explicaciones, sobre un hecho particular, se llaman inferencias. Las hipótesis, en cambio, son de carácter general. Se pueden formular hipótesis sobre el calentamiento global (asumiendo que ese es un hecho), o sobre la desaparición de especies en la Tierra (un hecho objetivo), o sobre el poblamiento humano en Marte (por ahora en el ámbito de la ciencia ficción). Las hipótesis, como explicaciones provisorias, son aproximaciones a la verdad, que se formulan para explicar determinados hechos o fenómenos y deben considerar el conocimiento disponible; de traspasar estos límites se transforman en adivinanzas o conjeturas. ¿Y las teorías, leyes, modelos? Todos hemos oído hablar de la teoría de la relatividad, de la teoría atómica, de las leyes de Mendel, de los principios de la termodinámica… de los modelos atómicos. La teoría de la relatividad también se conoce como principio, etc. ¿Son sinónimos estos términos? Las teorías son explicaciones, creaciones lógicas, resultado de cuidadosas observaciones y trabajo experimental que permiten, aunque sea momentáneamente, comprender el mundo natural. Una teoría científica no es de ninguna manera la última verdad. Siempre está sujeta a revisión, y poder ser modificada o rechazada si nuevos datos, nuevas evidencias, la contradicen. La teoría de la relatividad general de Einstein, por ejemplo, reemplazó el concepto de gravedad de Newton incluyendo al tiempo como una cuarta dimensión, tal como ocurre con las otras tres dimensiones del espacio, longitud, ancho (profundidad), y altura… que se ilustran fácilmente observando una caja cualquiera. Einstein combina las tres dimensiones con lo que llama espacio – tiempo. Hasta hoy la teoría de Einstein ha sido confirmada por los experimentos realizados. Pero sigue siendo una teoría. Las teorías, entonces, están sujetas a cambios; se consideran parcial o totalmente verdaderas, verificables, y tiene validez para un tiempo y lugar determinados. Cuando se comprueba su validez en todo tiempo y lugar se transforma en ley. La gravitación es una ley o principio. La teoría de la evolución, que hoy forma parte del armazón de la biología moderna, es un cuerpo teórico que se perfecciona a partir de nuevas evidencias, nuevos descubrimientos, mientras que la gravitación es una ley: ocurre en todo tiempo y lugar del universo conocido. Una ley puede considerarse como una teoría que ha sido verificada de forma consistente a través de la observación y la experimentación. Tiene validez para todos los hechos o fenómenos que abarca. Por ejemplo las leyes de la herencia, que se refieren a un tema específico - la transmisión de los rasgos hereditarios - , tienen validez para todos los seres vivos en todo el universo conocido… ya se trate una ameba, una zanahoria o un hipopótamo. Los modelos representan las ideas o conceptos sobre un hecho o fenómeno. Las ciencias usan modelos para representar cómo funciona una parte determinada del universo y pueden representarse en forma gráfica. Por ejemplo, todos los modelos atómicos de la materia se plasman en dibujos. Pero los modelos también pueden ser conceptuales, por ejemplo, representarse con una ecuación. Los modelos cambian… por ejemplo, el modelo de la Tierra plana fue superado por la Tierra esférica; el modelo atómico ha sufrido grandes cambios, desde Demócrito y Leucipo, en el siglo VI a. de C., hasta el modelo ondulatorio contemporáneo. El modelo de membrana celular que explica los mecanismos de transporte hacia y desde la célula, también ha evolucionado. La organización de un modelo parte aclarando cuál es el problema y qué hechos son relevantes a dicho problema. En el caso de la célula, es obvio que los intercambios ocurren a través de la membrana y que esta debe ser porosa, pero se trata de explicar las variables que influyen en el ir y venir de materiales, a partir de la funcionalidad de sus estructuras y la naturaleza de los materiales que entran y salen. Hay en este caso, una ventaja: la célula se puede observar al microscopio y eso ayuda a identificar sus estructuras. El paso siguiente – para el cual el microscopio no sirve – es investigar las funciones de las estructuras, su composición, cómo se relacionan e interactúan. El modelo final es extremadamente complejo y en él confluyen aspectos biológicos, físicos, químicos… y de paso nos muestra que el aporte de ciencias interrelacionadas como físico - química, bioquímica y aún, la matemática, facilitan la comprensión del mundo biológico. Un modelo puede explicar fenómenos diferentes de los que se usaron para construirlo. Por ejemplo, el modelo esférico de la Tierra se ideó para la navegación, pero los astrónomos, a partir del modelo, pudieron entender y explicar los eclipses lunares. Los modelos – como el atómico -, ayudan a imaginar la realidad: la teoría atómica de la materia, base de la química moderna experimental, se sostiene en los átomos… aunque nadie haya visto un átomo. Los científicos, además de curiosidad, tienen imaginación, pero esta se apoya en datos duros, experimentales. Nadie duda de la existencia de los átomos… Es más, se han descrito con detalle sus componentes, y la investigación continúa. En síntesis, las preguntas científicas surgen de la observación. Las explicaciones provisorias, razonables, son las hipótesis y abarcan un conjunto amplio de situaciones o hechos: organización básica de los seres vivos, estructura de la materia, formación del sistema solar, etc. Si estas confirman su ámbito de validez se transforman en teorías. Y cuando las teorías se comprueban en todo tiempo y lugar se transforman en leyes o principios.