epistemologia y psicologia : la unidad dialéctica de

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Vol.19. No.3,2002
REVISTA CUBANA DE PSICOLOGÍA
EPISTEMOLOGIA Y PSICOLOGIA :
LA UNIDAD DIALÉCTICA DE MATERIA
Y CONCIENCIA
Diego J. González Serra.Instituto Superior Pedagógico.Enrique José Varona.
RESUMEN
El autor, fundamentado en las posiciones filosóficas marxistas, define los conceptos de materia y
conciencia y critica las concepciones idealistas subjetivas y agnósticas en psicología. Plantea que la
conciencia y el conocimiento constituyen un reflejo creador de la realidad objetiva.
ABSTRACT
The author, from the point of view of Marxist philosophy, defines the concepts of matter and
consciousness and criticizes subjective idealism and agnosticism in Psychology. He posits that
consciousness and human knowledge are creators reflexes of objective reality.
La investigaciones epistemológicas actuales y su
expresión en la teoría psicológica replantean una
vieja problemática cada vez renacida en nuevas
formas y autores y que consiste en la relación entre
lo físico (la realidad material) y la subjetividad . En el
presente artículo ofreceremos nuestro punto de vista
al respecto, que parte de las posiciones de la
filosofía marxista leninista y que conduce a la
epistemología del reflejo creador.
I LA RELATIVA CONTRAPOSICIÓN
ENTRE MATERIA Y CONCIENCIA
¿Qué es la materia, qué es la conciencia y cuál es
la diferencia esencial entre ambas ?.
A.
La materia es la realidad objetiva. La
conciencia es ideal y subjetiva.
Lenin (1990, p. 120 y 251) definió la materia como
"una categoría filosófica que sirve para designar la
realidad objetiva que es dada al hombre en sus
sensaciones, que es copiada, fotografiada, reflejada
por nuestras
sensaciones y que existe
independientemente de ellas". Y más adelante
señaló que "...la única propiedad de la materia con
cuya admisión está ligado el materialismo filosófico
es la propiedad de ser una realidad objetiva, de
existir fuera de nuestra conciencia."
Según Lenin la materia es la realidad objetiva que es
dada en las sensaciones y que existe fuera e
independientemente de ellas. Y para la filosofía
marxista leninista la conciencia es una imagen ideal y
subjetiva, una reproducción del objeto, no la cosa real
sino su imagen. Sin embargo, A. Gramsci (1966, p. 31)
abordó con insistencia el problema de la realidad del
mundo externo y planteó:" la inexistencia de una
"realidad" fija por sí misma, sino solamente en relación
histórica con los hombres que la modifican,...".
Analicemos estos criterios.
En la práctica transformadora, en su esfuerzo
consciente por predecir y transformar el mundo para
satisfacer sus necesidades, el ser humano se
enfrenta con el mundo externo, de los objetos
materiales (la naturaleza, la cultura material, los
demás hombres y su propio cuerpo biológico) y con
sus vivencias internas, psíquicas, conscientes, (sus
representaciones,
conceptos,
pensamientos,
tendencias, proyectos, sentimientos, emociones,
etc.) que son frutos de sí mismo o de la
comunicación con otros. En esta práctica participan
tanto su actividad externa, material (la acción de su
cuerpo, de sus piernas, de sus brazos y manos),
como la comunicación con los demás y su actividad
interna, psíquica. En consecuencia, el ser humano
vive a la vez en dos mundos relativamente
diferentes: el mundo externo, material y el mundo
interno, ideal, de la conciencia.
Al entrar en interacción tanto con los objetos
materiales, físicos, corpóreos, externos, como con
los "objetos" representados en las imágenes de su
conciencia, el sujeto descubre su diferencia esencial.
Los objetos materiales interaccionan con la
actividad humana material y con los demás objetos
materiales de acuerdo con las propiedades que
expresan de manera fenoménica y concreta en la
percepción, o de modo esencial y abstracto en el
pensamiento, en el concepto. Por ejemplo, una silla
sirve para sentarse ; un árbol puede cortarse y hacer
con él leña ; el sol emite radiaciones, calor, luz ; los
electrones se manifiestan en la corriente eléctrica;
los fotones en la luz ; la descomposición del núcleo
atómico se evidencia en la radio actividad ; etc. Las
propiedades de ¡os objetos materiales, que nosotros
reflejamos en la sensopercepción o en el
El presente artículo constituye un resumen de una parte de nuestro libro inédito titulado LA CONCEPCIÓN CIENTIFICA Y MORAL DEL
MUNDO. (González, D.J., 1999)
230
pensamiento, son reales pues se manifiestan en las De aquí que los objetos materiales, los cuerpos
interacciones y cambios de tales objetos. Dichosque se manifiestan en la sensopercepción, o sea, en
objetos las poseen, pues las expresan en sus la observación externa u objetiva se caracterizan por
interacciones, en sus respuestas, y en sus el hecho de que sus propiedades se expresan en
transformaciones.
sus interacciones y cambios y son independientes de
Por el contrario, los "objetos" contenidos en las nuestra voluntad y estados subjetivos, mientras que
imágenes psíquicas (en la representación o en el los "objetos" contenidos en las vivencias ideales y
concepto) no interaccionan con la actividad humana subjetivas que se dan en la auto observación o
material, ni con los demás objetos materiales, de introspección se caracterizan por que sus
acuerdo con las propiedades que presentan en su propiedades no se manifiestan en sus interacciones
manifestación fenoménica en la representación o en y cambios y son dependientes de nuestros deseos y
su expresión abstracta en el concepto, o sea, en la estados subjetivos.
observación de las propias vivencias. Por ejemplo, el
En su interacción con los objetos materiales y sus
"árbol" que nos representamos mentalmente no se propias vivencias psíquicas, el ser humano va
puede cortar ni de él hacer leña ; igualmente el "sol" descubriendo la naturaleza real y distintiva de ambos.
que aparece en nuestra imaginación no nos envía
Llamamos
realidad objetiva a aquellas
radiaciones, calor, luz, etc.; la "mesa" que está propiedades que componen las cosas y que
contenida en el concepto de mesa no nos sirve para pertenecen realmente a los objetos, o sea, aquellas
apoyarnos y comer sobre ella ; el "electrón" que está propiedades que se manifiestan en los cambios de
contenido en nuestro concepto jamás se manifestará estos objetos y en su interacción con los demás
en la corriente eléctrica, etc. etc.
objetos y con la actividad humana y que, por tanto,
Señala P. V. Kopnin (1966, p. 130) que "la diferencia son propias del objeto e independientes del sujeto
entre lo material y lo ideal es absoluta en el sentido de que pretende conocerlas. La realidad objetiva es
que la imagen ideal del objeto jamás puede poseer las aquello cuyo reflejo cognoscitivo nos permite
propiedades del objeto que representa; su misión se predecir y en consecuencia, transformar el mundo.
reduce únicamente a representarlas".
Por el contrario, llamamos irreales y subjetivas a
En estos objetos representados en nuestras aquellas "propiedades" que aparecen en un objeto y
imágenes psíquicas y conceptos, las propiedadesque no le pertenecen realmente, pues no se
contenidas en ellos y que son dadas en la manifiestan en los cambios de ese objeto, ni en su
introspección, no son reales y objetivas, sino irreales
interacción con los demás objetos y con la actividad
y subjetivas, pues no se manifiestan en la interacción
humana y que en realidad pertenecen al sujeto
con dicho "objeto", pues éste no interactua, no conocedor, pues son imágenes subjetivas.
responde, según las propiedades que aparenta
El objeto material es real y objetivo. Sus
poseer.
propiedades son reales y objetivas, pues se
En los objetos materiales, las propiedades que se manifiestan en la interacción con los demás objetos
muestran externamente, en su fenómeno, y que son materiales y con el hombre. De aquí se comprende
dadas en la sensación, o las propiedades visibles o que, como ha expresado Lenin, la materia es la
no sensorialmente, pero que sí se reflejan realidad objetiva. Es decir, lo típico, lo esencial y
racionalmente, se manifiestan en la interacción de distintivo de la materia es ser una realidad objetiva,
esos objetos entre sí y con el ser humano de manera mientras que los "objetos" representados en
estable, forzosa e independiente del sujeto. Por el nuestras imágenes son irreales y subjetivos.
contrario, en los "objetos" contenidos en las
Es decir, que sobre la base del criterio de la
vivencias introspectivas, las "propiedades" que práctica que se fundamenta en la predicción,
muestran, no se manifiestan en la interacción de encontramos esta diferencia esencial: los objetos
esos "objetos" de manera estable, forzosa, sino que, materiales constituyen la realidad objetiva; los
por el contrario, dependen fundamentalmente del "objetos"
representados
en
las
vivencias
sujeto, de cómo él combine y conciba dichos introspectivas son irreales y subjetivos.
"objetos". El mundo material es una realidad cuyos
Sobre la base de todos los razonamientos
nexos y propiedades no pueden ser modificados por anteriormente expuestos, basados en el análisis de
el simple deseo volitivo, ni por la labor del los hechos de la vida humana, podemos contestar:
pensamiento o de la interpretación subjetiva. Por el sí, el mundo externo material es una realidad que
contrario, "el mundo y los objetos" dados en nuestro existe fuera e independientemente de la conciencia,
pensamiento,
representación,
emoción
o que no es conciencia. La materia es esa realidad
sentimiento, o proyectos, aunque actúan en nuestra objetiva que existe y
existió fuera e
imagen como si fuesen reales y sus propiedades se independientemente de la conciencia humana. Hasta
manifiestan en la interacción con los otros objetos ahora, la ciencia ha dado una prueba inequívoca de
dados en tales imágenes, sin embargo no responden ello.
de acuerdo con sus "propiedades" aparentes cuando
Los que se oponen al materialismo alegan que la
interactúan con los objetos materiales y pueden ser física contemporánea niega la existencia de las
modificados totalmente según sean nuestros deseos cosas dadas en nuestras sensaciones y sus
o estados subjetivos.
propiedades de masa, de impenetrabilidad, de
231
inercia y otras, tai y como son percibidas y esto
implica la negación de la existencia de la materia.
Ciertamente, la física actual nos ofrece un cuadro del
microcosmos muy diferente del de las cosas que nos
rodean y del de la física clásica. Sin embargo, es
necesario diferenciar el concepto físico de materia,
del concepto filosófico de materia. El concepto
filosófico de materia que aquí hemos planteado no
se refiere a la masa, ni a ninguna otra propiedad
física, sino al hecho de ser una realidad objetiva, o
sea, aquel conjunto de propiedades que se
manifiestan en las interacciones de los objetos entre
sí y en su decurso y modificaciones y que no
depende de la mera voluntad o estado subjetivos.
La onda, la energía o cualquier otra propiedad que
ponga en tela de juicio el concepto que antes se
tenía de la masa (como sinónimo físico de materia)
no pueden negar el concepto filosófico de materia.
La onda, ia energía, son materiales pues son
propiedades que se manifiestan como tales en el
mundo físico, en las interacciones y fenómenos
físicos, lo cual no ocurre con el concepto o la
representación mental de "onda" o de "energía".
Por todo lo expresado la física moderna, la
mecánica cuántica, no puede negar el concepto de
materia. El concepto de materia se refiere a las
propiedades que se manifiestan como tales en los
cambios e interacciones de los objetos, que son
reales y esencialmente diferentes de las ideas, de
las representaciones, de los sentimientos o fines. El
concepto de "átomo" o de "energía" o de "protón" o
"electrón" que aparece en los libros o en la
comunicación entre ios físicos es algo esencialmente
diferente del átomo, de la energía, del protón o
electrón que existen en la realidad física del mundo
como realidades objetivas y que se manifiestan en
cosas tan visibles e importantes como la electricidad
o la radío actividad o la luz. Lo que puede hacer la
física es profundizar de manera infinita en las
propiedades de ese mundo material, pero de
ninguna manera negar el mundo material ni el
concepto filosófico de materia. La onda o la energía
son tan materiales como la masa, pues sus
propiedades se manifiestan como tales en el mundo
físico.
Ahora bien, volviendo al esclarecimiento de los
conceptos de materia y conciencia, en sus
Cuadernos Filosóficos V.I. Lenin (1964, p. 178)
destacó la expresión: "Es erróneo considerar la
subjetividad y la objetividad como antítesis fijas y
abstractas. Ambas son totalmente dialécticas".
Lo real y lo irreal, lo objetivo y lo subjetivo,
constituyen pares de contrarios diferentes, pero que
se contienen recíprocamente.
La realidad objetiva, la materia, existe y existió
fuera e independientemente de la conciencia, pero al
surgir los seres dotados de psiquismo y capaces de
conocerla se convierte en objeto para estos sujetos,
es transformada por el hombre y es dada en las
sensaciones y conceptos. Esto es reconocido en la
definición leninista de materia, la cual tiene en
cuenta la unidad de lo real y lo irreal, de lo objetivo y
lo subjetivo que ocurre en el conocimiento de la
materia por el hombre, por la humanidad. Lo
subjetivo viene representado por el reconocimiento
de que la materia es una "categoría filosófica" y de
que "es dada al hombre en sus sensaciones".
Nosotros percibimos cosas materiales en imágenes :
véase S.L Rubinstein (1965 A, p. 52 y 176) y A.N.
Leontiev (1981,p. 47) Por ello en el objeto material
percibido e interpretado racionalmente, y en el objeto
material pensado, se da la unidad indisoluble de lo
real y lo irreal, de lo objetivo y lo subjetivo. Ahora
bien, esta es una unidad o identidad de contrarios
externos
entre
sí,
que
tienen
existencia
independiente. Esta consideración teórica permite
comprender todo lo que hay de verdad en los
planteamientos de A. Gramsci (1966, p. 141) sobre
la llamada "realidad del mundo externo".
A su vez, ¡os "objetos" contenidos en la conciencia
son irreales y subjetivos, pero sobre la base de la
práctica descubrimos su realidad : la conciencia es
una imagen del mundo producida por el cerebro y
que regula el comportamiento del hombre,
transformando el mundo que le rodea y
expresándose en él. En esta relación la conciencia
es también una realidad objetiva, aunque ésta no
sea su característica esencial y distintiva.
Lo irreal, en la medida o relación en que
constituye una señal o imagen producida por el
cerebro que regula la actividad del sujeto, es una
realidad tan cierta e importante como el mundo
material que nos rodea. Lo subjetivo es objetivo, en
cuanto el sujeto es también un objeto para el
conocimiento humano. Así, lo psíquico, lo ideal, la
conciencia, es la unidad esencial e indisoluble de lo
irreal y lo real, de lo subjetivo y lo objetivo. Lo ideal
es la unidad indisoluble de lo irreal y lo real, de lo
subjetivo y lo objetivo. Por ello decimos que la
psiquis, que la conciencia, que lo ideal, existe y es
una realidad objetiva._Ahora bien, en este caso se
trata de una unidad de contrarios internos,
inseparables, que no existen independientemente.
En Materialismo y Empiriocriticismo V.\. Lenin (1990,
p. 233) señaló: "Que el pensamiento y la materia son
"reales", es decir, que existen, es verdad".
S.L. Rubinstein (1965 A, p. 63, 64, 79, 420) afirma
que lo psíquico es una realidad objetiva. Dice (1965
B, p. 215): "...el concepto de ser es mas general que
el de materia o ser material: no sólo existe la
materia, existe también la conciencia."
Para nosotros resulta una verdad indudable que la
conciencia social y la de otras personas existe fuera
e independientemente de nuestra conciencia
individual y que constantemente la asimilamos.
Ciencias como la psicología y la sociología van
dirigidas a descubrir las leyes objetivas que rigen los
fenómenos psíquicos, la psicología y la conciencia
social. Esto implica aceptar que estos fenómenos
subjetivos que estudian constituyen realidades que
existen fuera e independientemente de los
investigadores científicos.
232
Sin embargo, aunque la conciencia es una
realidad objetiva, es diferente de la realidad objetiva
material y esta diferencia nos conduce a designarla
como una realidad subjetiva.
El mundo que vivimos es la unidad indisoluble de
la realidad objetiva (la materia) y la realidad subjetiva
(la conciencia). Nos oponemos a reducir la realidad
sólo a la materia y ver la conciencia sólo como lo
irreal y subjetivo.
La conciencia es la realidad (la imagen producida
por el cerebro que regula la actividad del ser
humano) (ntima e indisolublemente unida a lo irreal
(el "objeto" representado en la imagen). Ser una
imagen constituye la realidad de la conciencia, pero
la imagen tiene inexorablemente como contenido un
"objeto" irreal. Sin "objeto" irreal la imagen no existe,
pues precisamente el rasgo fundamental de la
imagen consiste en ser un reflejo, una copia del
objeto, pero no el objeto mismo. La imagen es
aquello que se presenta como otra cosa o
representa a otra cosa sin serlo. El "objeto" irreal no
existe como tal y en realidad es una imagen. El
"objeto" irreal es el contenido de la imagen.
Lo subjetivo es objetivo en la relación en que la
conciencia pertenece realmente al sujeto y éste es
también un objeto y una realidad para el
conocimiento científico. En esta acepción de lo
subjetivo decimos que la conciencia es una realidad
subjetiva, se habla del factor subjetivo en la
sociedad, etc. Por el contrario, la conciencia es
subjetiva en el sentido de no real, de irreal, en la
relación en que el sujeto, sus fenómenos psíquicos,
se presentan como si fuesen el objeto que reflejan.
En este sentido subjetivo quiere decir no real,
ilusorio, falso.
En conclusión. Lo ideal, la conciencia, la
subjetividad, es la señal, la imagen, la unidad
inseparable y esencial de lo irreal y lo real, de lo
subjetivo y lo objetivo. Lo material, la materia, es la
realidad objetiva pura, que no contiene lo irreal como
naturaleza esencial e intrínseca.
B. La materia es lo primario. La conciencia es lo
secundario.
Hasta aquí hemos visto las categorías de materia y
conciencia en la dimensión de lo real y lo irreal, de lo
objetivo y lo subjetivo. Falta analizarlas y diferenciarlas
en la dimensión de lo primario y lo secundario.
Los datos de la ciencia nos llevan a la convicción
de que la materia es lo primario, de que existió antes
de la conciencia y de que sólo en virtud del
desarrollo de la naturaleza surgió el psiquismo
animal que condujo a la aparición del hombre y su
conciencia socio histórica, la cual es una función del
cerebro y un reflejo subjetivo creador de la cultura
material y espiritual.
Esto significa que la materia es el fundamento de
todo lo existente, el substrato único de toda la
realidad. Expresando esta verdad Engels (1963, p.
58) dijo que "la unidad del mundo radica en su
materialidad", puesto que todo lo que existe es
materia o tiene como fundamento la materia.
Para nosotros, la concepción materialista del
mundo es un producto del desarrollo científico de la
humanidad, es algo a posteriori y no algo a priori.
Los hechos son los que la determinan. Si algún día
los hechos indicasen en un sentido contrario,
tendríamos que modificar nuestra concepción del
mundo. Para nosotros el materialismo no es un punto
de partida sino de llegada, no es un a prion
metodológico o moral valorativo, sino un resultado de la
interpretación de los hechos aportados por la práctica
basada en la predicción.
Nuestros fundamentos metodológicos básicos e
irrenunciables son : la unidad de lo científico y lo
moral valorativo, y dentro de la concepción científica
los fundamentos de todo el conocimiento son la
unidad de teoría y práctica y el método dialéctico. La
concepción materialista es sólo un resultado de la
aplicación de estos fundamentos metodológicos
básicos.
La filosofía científica, la que se fundamenta en los
hechos logrados por la ciencia en el decurso de
cientos de años, tiene que ser forzosamente, un
monismo materialista, pero un monismo materialista
dialéctico.
El monismo materialista dialéctico declara que lo
primario es un solo principio: la materia, y la
conciencia es algo secundario, pero que la
conciencia también existe y tiene una característica
específica, no es materia, no es material sino ideal,
es una propiedad de la materia más altamente
desarrollada: el cerebro humano. Y la dialéctica
plantea que los contrarios se transforman el uno en
el otro, entonces lo primario se convierte en lo
secundario y viceversa. Si somos dialécticos también
debemos afirmar que en un segundo momento la
conciencia engendra, crea a la materia, en cuanto
objeto percibido o pensado y cultura material.
Dentro de los filósofos materialistas existe una
tendencia que se aprecia en mayor o menor medida,
más en unos que en otros, a concebir la conciencia
simplemente como un reflejo reactivo o reproductivo
del mundo material, es decir, como una respuesta
subjetiva determinada por la materia y que repercute
sobre ella, minimizando la consideración de las
contradicciones internas, del carácter creador de
estas y del auto movimiento superior que operan en
la conciencia. Este punto de vista no es plenamente
dialéctico pues olvida que en la conciencia actúan
contradicciones internas y un auto movimiento, una
auto determinación predominantes que la convierten
en activa y creadora. Este punto de vista olvida que
la materia determina en última instancia a la
conciencia actuando a través de sus contradicciones
internas y de su auto determinación predominantes,
en virtud de lo cual la conciencia se crea a sí misma
y al mundo de la cultura material que la determina
externamente.
Expresa A. Hart (2,000): "En la historia de
occidente los métodos metafísicos en el análisis de
lo espiritual impidieron encontrar un fundamento
científico del socialismo en el terreno de la
233
subjetividad. No se remedió este problema cardinal
porque se trazó una distancia infranqueable entre lo
ético y lo económico; la política socialista del siglo
XX, al no superar ni teórica ni prácticamente esta
dicotomía, cayó en una trampa".
Por ello, frente a aquel criterio que sólo enfatiza
su carácter reflejo debemos destacar que la
conciencia es un reflejo activo y creador de si misma y
del mundo material conocido y transformado por el ser
humano.
¿En qué consiste el carácter creador de la
conciencia ?.
La función creadora de la conciencia radica en :
1) el descubrimiento y abstracción de la esencia y el
reflejo creador de la compleja y multilateral realidad
en virtud de la abstracción de la esencia, y que se da
en lo concreto pensado ; 2) la creación, en virtud de
la palabra y de la abstracción que ella supone, de
necesidades y tendencias superiores que no existen
en el animal ni en el niño pequeño; 3) el
descubrimiento y la realización de la posibilidad de
nuevas relaciones entre esencias que no existían
anteriormente en el medio y que se expresan en la
creación de la cultura y en los proyectos y planes del
sujeto individual y colectivo. (Véase D.J. González,
1997, p. 171)
Tanto Marx como Lenin señalaron que la
conciencia es un reflejo creador.
Marx, (1965, p. 109) expresó: "...así como la
sociedad misma produce al hombre en cuanto a tal,
así la sociedad es producida por él...". Y Lenin (1964,
p. 204) dijo: "La conciencia del hombre no sólo
refleja el mundo objetivo, sino que lo crea."
La materia es lo primario, pero la conciencia es lo
superior, y lo inferior actúa a través de lo superior para
determinarlo y lo superior constituye el determinante
rector y fundamental de su auto desarrollo y de sus
interacciones con el mundo exterior.
Este enfoque nos lleva a replantear la correlación
entre la materia como lo primario y la conciencia
como lo secundario.
Una vez surgidos, los niveles superiores
repercuten sobre los inferiores y los penetran y
transforman y se establece una interacción de la
conciencia con el mundo material. Esto ocurre tanto
en el individuo como en el micro y macro grupos y en
la sociedad.
Si bien resulta esencial que la materia es lo
primario, la repercusión de la conciencia sobre ella
hace que, en sus relaciones de interacción con la
conciencia individual y social, la materia sea la unidad
dialéctica de lo primario y lo secundario, pues aunque
ella engendra y determina a la conciencia y existe
fuera e independientemente de ella, a su vez, recibe
su influencia que la convierte en objeto del
conocimiento y de la valoración afectiva y en cultura
material.
Si bien la conciencia es esencialmente lo
secundario, en sus relaciones de interacción con el
mundo material, la conciencia es la unidad dialéctica
de lo secundario y lo primario, pues, aunque ella es
engendrada y determinada por la materia, a su vez
repercute creadoramente sobre ella y la transforma.
D. La definición dialéctica de materia y de
conciencia
Concluyendo todo lo dicho en este epígrafe
sobre la diferencia y la definición de la materia y la
conciencia podríamos expresar la siguiente,
definición de materia.
Definimos la materia como la categoría filosófica que
sirve para designar la realidad objetiva pura, existente
en los objetos materiales, corpóreos, en los cuales sus
propiedades se manifiestan en sus interacciones y
cambios, que es dada al hombre en sus sensaciones e
interpretaciones racionales y que por ello, aunque existe
fuera e independientemente de las sensaciones y
conceptos y es reflejada y copiada por ellos, se
presenta al sujeto inseparablemente unida a su
interpretación sensorial y racional, ideal y subjetiva.
La materia dada al hombre en sus sensaciones,
interpretaciones
racionales
y
conceptos,
constituye (sólo en la medida en que es conocida
por el ser humano, por la humanidad, en un plano
exclusivamente gnoseológico y no ontológico) la
unidad indisoluble de lo real y lo ideal, de lo
objetivo y lo subjetivo, en la cual lo real y objetivo
constituyen sus características esenciales. Pero
esta unidad indisoluble es una mediación o
contradicción externa de dos cosas diferentes,
pues la materia existe fuera e independientemente
de la conciencia.
La materia es lo primario, el substrato, la
sustancia de todo lo existente y la que en su
desarrollo engendra a la conciencia, pero a su vez
recibe la influencia de la conciencia que la convierte
en objeto del conocimiento y de la valoración afectiva
y en cultura material. Por ello, en sus relaciones de
interacción y coexistencia con la conciencia la materia
es la unidad dialéctica de lo primario y lo secundario, en
la cual, aunque lo primario es su esencia, resulta
secundaria en cuanto se convierte en objeto para un
sujeto, en objeto percibido, pensado, valorado y en
bienes culturales, o sea, en un producto o efecto de la
actividad subjetiva y material del ser humano, de la
sociedad, en un producto del desarrollo histórico.
Veamos ahora la definición de conciencia.
La conciencia es la categoría filosófica que sirve para
designar la unidad esencial e indisoluble de lo irreal y lo
real, de lo subjetivo y lo objetivo, dada al hombre en los
"objetos" representados en sus vivencias subjetivas, en
los cuales sus propiedades no se manifiestan en sus
interacciones y cambios, pues se presentan como
objetos y no lo son, pero que tienen una realidad
objetiva (que mejor llamamos subjetiva), pues son
imágenes o reflejos del mundo producidos y
engendrados por el cerebro del ser humano, que
regulan su actividad y crean la propia subjetividad y la
cultura material y espiritual.
La conciencia, lo ideal, es la unidad indisoluble de
lo irreal y lo real, de lo subjetivo y lo objetivo, en la
cual lo irreal y subjetivo constituyen sus
234
características esenciales y específicas. Y esta
contradicción es interna, pues en ella lo objetivo no
existe sin lo subjetivo, ni lo irreal sin lo real. La
conciencia existe, es una realidad objetiva, que tiene
una enorme importancia en la vida del ser humano y
de la sociedad.
La conciencia es lo secundario, es socio histórica,
producto del desarrollo de la materia y del
surgimiento de la sociedad humana, una propiedad
del cerebro humano y un reflejo subjetivo del mundo
material, pero en la medida en que la conciencia
repercute sobre la materia y sobre sí misma constituye
la unidad dialéctica de lo secundario y lo primario, en la
cual, aunque lo secundario es su esencia, ella a su vez
engendra a la materia, ajustándose a sus leyes, en
cuanto objeto de conocimiento y de valoración y
producto cultural.^
Por ello definimos la conciencia como un reflejo
creador que es determinado por el mundo material a
través del auto movimiento y auto determinación de
la conciencia, la cual es la creadora de sí misma y
del medio material que la rodea en cuanto objeto del
conocimiento y de la valoración y producto cultural.
Decir que la conciencia es un reflejo creador precisa
su doble carácter secundario y primario.
Finalmente: la materia es la realidad objetiva
pura dada en nuestras percepciones y conceptos y
es lo primario que se transforma en secundario. La
conciencia, lo ideal, es la unidad esencial e
indisoluble de lo irreal y lo real, de lo subjetivo y lo
objetivo, es lo secundario que pasa a ser primario.
Tanto en la materia conocida por el hombre,
como en la conciencia, se da la unidad de lo real y lo
irreal, de lo objetivo y lo subjetivo, pero en la materia
esta contradicción es externa, mientras que en la
conciencia es interna.
D. Critica del agnosticismo y del idealismo
subjetivo
El idealismo subjetivo niega la existencia de una
realidad material externa que determine desde fuera
a la subjetividad, la realidad siempre es interna a la
subjetividad, forma parte de ella o es ella misma.
F.L González, {1997, p. 85) dice: "Los objetos,
fenómenos y hechos de la realidad social no afectan
el desarrollo subjetivo desde su condición externa,
sino por su expresión en términos subjetivos..."
Algunos autores constructivistas actuales asumen
posiciones totalmente agnósticas. Este es el caso de
H. Maturana y de E. von Glasersfeld (citado por
F.L.González, 1997, p. 19) quien expresa : "Estamos
atrapados, pues, en una paradoja. Queremos creer
que somos capaces de conocer algo sobre el mundo
externo, pero jamás podemos decir si dicho
conocimiento es o no verdadero, ya que para
establecer esa verdad deberíamos hacer una
comparación que simplemente no podemos hacer.
No tenemos manera de llegar al mundo extemo si no
es a través de nuestra experiencia de él..."
Los agnósticos se basan en la idea de que el
hombre no puede conocer el mundo exterior a su
conciencia puesto que a nuestra mente no puede ser
nunca accesible nada más que la imagen o la
percepción y que los sentidos tan solo son canales
por los que estas imágenes son transportadas, no
siendo capaces de establecer ninguna relación
directa entre la mente y el objeto. Según los
agnósticos sólo tenemos nuestra experiencia
subjetiva y, por lo tanto, no podemos conocer lo que
esta más allá.
Pero debe preguntarse a los agnósticos: ¿ de
dónde surge la idea de "sensación", de "experiencia
subjetiva" ?, ¿ cómo podemos llegar a este
concepto.?
Podríamos responder a idealistas subjetivos y
agnósticos diciendo que llegamos al concepto de
experiencia subjetiva y de sensación al mismo
tiempo que llegamos al concepto de materia como
dos realidades distintas. No podemos descubrir lo
que es la sensación sin descubrir lo que es la
materia, puesto que ambos conceptos se
presuponen, se engendran recíprocamente, a partir
de los datos de la práctica transformadora basada en
la predicción. Pues precisamente es en la
contraposición de los objetos materiales y los
representados en ias imágenes subjetivas donde
surge el concepto de conciencia, de experiencia, en
íntima unidad al de materia, como dos cosas que
existen y son diferentes. Si no conociéramos la
materia no podríamos llegar tampoco al concepto de
conciencia y de experiencia subjetiva. La materia no
es la conciencia. Sabemos lo que es la experiencia
precisamente porque sabemos lo que es la materia,
porque descubrimos esta relativa contraposición. La
realidad objetiva
está compuesta
por las
propiedades de los cuerpos y no dependen del
sujeto, sino que son inherentes al objeto.
Descubrimos que la materia es el conjunto de
propiedades de los objetos que se manifiestan en las
interacciones y cambios de dichos objetos, mientras
que la conciencia es el conjunto de propiedades de
los "objetos" que aunque se presentan ante el sujeto,
no se expresan en sus interacciones y cambios, lo
cual ocurre en la imagen.
Cuando percibimos algo sabemos que el objeto
real, material, es eso que vemos y comprobamos en
la práctica basada en la predicción. Cuando
cerramos los ojos desaparece lo que tenemos
delante. Sabemos que no desaparece el objeto,
pues sus manifestaciones las constatamos por otros
hechos y vías sensoriales, pero que sí hemos
eliminado la imagen visual en que se daba el objeto
material y a través de la cual nos llegaba.
En el análisis de las percepciones distinguimos las
certeras de las erróneas (errores perceptuales,
ilusiones, alucinaciones). Y el criterio para distinguir
unas de otras es precisamente diferenciar aquellas
percepciones que nos dan un conjunto de
propiedades que se manifiestan en las interacciones
y cambios de los objetos percibidos, de aquellas que
nos dan propiedades que no se manifiestan en las
interacciones y cambios de los objetos percibidos.
Este criterio nos sirve para diferenciar las
235
percepciones certeras de las erróneas. Aqui surge
precisamente la diferencia esencial entre lo objetivo,
lo real (o sea, la materia) y lo subjetivo (o sea, la
conciencia, la experiencia, la percepción.). Si
perdemos de vista esta diferencia no sabremos
cómo surge el concepto de sensación, de vivencia
subjetiva. En consecuencia, el objeto no es un
conjunto de sensaciones sino la realidad objetiva que
determina desde fuera nuestras sensaciones y
representaciones.
El análisis teórico realizado de los hechos de la
práctica nos lleva a la conclusión indudable de que
nuestro pensamiento es capaz de conocer el mundo
externo real y en consecuencia rechazamos las
pretensiones idealistas subjetivas y agnósticas de
reducir el mundo material a las sensaciones, a la
experiencia subjetiva.
II. LA UNIDAD DIALÉCTICA DE MATERIA
Y CONCIENCIA EN LA RELACIÓN
SUJETO - OBJETO
Lenin (1964, p. 354) señaló que la desdicha
fundamental del materialismo "metafísico" es su
incapacidad para aplicar la dialéctica a la teoría del
reflejo, al proceso y desarrollo del conocimiento.
El realismo representativo, de Descartes, Locke y
sus discípulos, contrapone la imagen al objeto,
separa la imagen del objeto, cerrándose en el mundo
interior de la conciencia y desarrollando un dualismo
entre las imágenes como fenómenos de conciencia y
las cosas en sí, entre el mundo espiritual y el
material, entre la experiencia interna y la externa.
Si aplicamos el principio lógico de la unidad de
los contrarios al estudio de la relación entre la
imagen consciente y el objeto material, descubrimos
que existe una diferencia, una relativa contraposición
entre ambas, pues son esencialmente diferentes. La
imagen consciente es ideal. Elobjeto material es una
realidad objetiva, es materia y existe fuera e
independientemente de la conciencia. Pero la
imagen subjetiva es una copia, una "fotografía" del
objeto material y, por lo tanto, lo "contiene" a un nivel
subjetivo, cognoscitivo y afectivo, en forma ideal. La
conciencia contiene una unidad de contrarios: la
imagen subjetiva y su contenido objetivo. A su vez,
los cuerpos materiales, en la medida o relación en
que son reflejados por el sujeto, se convierten en
objetos valorados, es decir, reflejan la acción
cognoscitiva y afectiva del sujeto, influyen sobre éste
y participan en la interacción cognoscitiva. Sin
embargo,
el
cuerpo
material
existe
independientemente del sujeto, aunque no sea
objeto valorado para un sujeto. El objeto material
conocido conlleva una unidad de contrarios: el
cuerpo material y su condición de objeto valorado, o
sea, su interacción y unidad con el sujeto.
De este modo, la imagen psíquica (el concepto, el
juicio, la representación, la vivencia afectiva) y el
objeto material, constituyen los dos polos externos y
extremos de esta contradicción. Pero entre ellos
existe una mediación, la cual ocurre en el
conocimiento sensorial y en su interpretación
racional. La imagen sensorial aparece irrealmente en
el lugar del objeto y como si fuese éste, y el objeto
material se da en la imagen.
Aquí radica el carácter ideal de la imagen
sensorial. En presentarse como un objeto y no serlo
consiste el carácter ideal de ambos tipos de
imágenes: la imagen sensorial de un lado y el
concepto y la representación del otro. Pero la
diferencia radica en que mientras la imagen
sensorial se presenta en el lugar del objeto real,
material y como si fuese éste, la representación y el
concepto aparecen sólo como "objetos" ideales en el
plano interior de la conciencia. Ahora bien, en la
interpretación racional de los objetos dados en la
imagen sensorial, la representación y el concepto
son proyectados al campo perceptual y se funden
con el objeto material.
Carlos Marx (1965, p. 117) en sus años de
juventud dijo: "...porque la naturaleza inmediata,
sensorial para el hombre, es, inmediatamente,
sensorialidad humana...". Y más adelante (p. 170)
expresó : "...que la conciencia (el conocer en cuanto
a conocer, el pensar en cuanto a pensar) pretende
ser directamente otra que ella misma - ser el mundo
de los sentidos, el mundo real, la vida -...".
En la interacción recíproca del objeto material y su
imagen sensorial surge la identidad de ambos polos :
nosotros reflejamos objetos materiales en imágenes
sensoriales (véase S.L. Rubinstein, 1965 A, p. 52 y
A.N. Leontiev 1981, p. 47), lo cual supone la unidad
indisoluble - sólo en el proceso cognoscitivo - de dos
cosas diferentes y externas la una a la otra : el objeto
externo, material, y la imagen sensorial interna,
subjetiva, que se presenta en el lugar del objeto
material y como si fuese el objeto mismo que ella
copia o refleja. En la unidad o identidad del objeto
material y la imagen sensorial existe una diferencia
contradictoria entre ellos: el objeto material existe
fuera de la imagen y la engendra en su interacción
con el sujeto.
Entendemos la identidad de los contrarios como el
momento o lugar del tránsito de un contrario al otro o
de interacción entre ambos (el salto cualitativo, el
límite) en que un opuesto se convierte o se identifica
con el otro. Sin embargo, aún en esta identidad
ambos contrarios luchan, siguen siendo diferentes y
opuestos entre sí. Además, es necesario diferenciar
la identidad que opera en la contradicción externa
(en el límite entre dos opuestos), de la que se
produce en ía contradicción interna (el salto
cualitativo de un opuesto al otro). En el caso de la
contradicción interna, la identidad está compuesta
por opuestos inseparables, pues lo nuevo y lo viejo
pertenecen a un mismo objeto y no pueden ser
separados. En el caso de la contradicción externa, la
identidad es la unidad indisoluble de dos cosas
perfectamente separables. Por ejemplo, la actividad
es la interacción del sujeto y el objeto. Para la
actividad son inseparables el objeto y el sujeto, pero
cuando cesa la actividad el sujeto y el objeto existen
236
de manera separada e independiente el uno del otro.
Así ocurre con el objeto percibido y pensado. Él en sí
mismo es la unidad indisoluble del objeto y su
imagen subjetiva proyectada sobre él. Pero fuera de
esta relación cognoscitiva el sujeto y el objeto
existen independientemente el uno del otro.
Hemos destacado anteriormente
que la
conciencia, que lo ideal, constituye la unidad esencial
e indisoluble de lo irreal y lo real, de lo subjetivo y lo
objetivo. Y a continuación hemos dicho que la
materia, la realidad objetiva pura, es dada al ser
humano en sus sensaciones e interpretaciones
racionales y por lo tanto, indisolublemente unida a lo
ideal y subjetivo. O sea, que tanto en el caso de la
conciencia, como en el de la materia, hemos
enfatizado la unidad indisoluble de lo irreal y lo real.
Pero es necesario destacar una distinción
importantísima de cómo se da esta unidad en la
conciencia y cómo se da en la materia. En la
conciencia se trata de una contradicción interna y
esencial a la conciencia misma, que la define y que
consiste en la unidad inseparable de lo real y lo
irreal. En la materia percibida y pensada se trata de
la mediación entre contrarios externos, que son
diferentes y separables entre sí y que sólo en la
mediación cognoscitiva entre sujeto y objeto
aparecen irrealmente en una indisoluble unidad.
percibida como un componente interno, subjetivo) y
el concepto y la representación, del otro, (que se
proyectan sobre la realidad material como si le
pertenecieran) la conciencia se presenta ante el
sujeto de dos maneras distintas que se transforman
recíprocamente:
La imagen de la percepción podría compararse con
la de un cristal transparente a través del cual podemos
ver un objeto material situado fuera. En este caso, allí
donde se presente irrealmente la imagen, se encuentra
el objeto real que existe fuera de la imagen. Por el
contrario, la representación y el concepto son imágenes
similares a las que produce un espejo. Allí donde
aparece el "objeto" se encuentra y se presenta sólo la
imagen y el espejo que la produce.
Si bien esta es una diferencia importante entre
ambos tipos de imágenes, también ocurre que el
sujeto puede tomar conciencia de su percepción en
cuanto imagen, sobre todo cuando interpreta, en el
plano de la representación o del concepto, la
naturaleza real de la materia y la compara con el
contenido de sus percepciones, cuando corrige sus
defectos sensoriales, sus ilusiones perceptivas, y las
limitaciones del conocimiento sensorial. Asimismo, la
representación y el concepto, que normalmente se
presentan como imágenes, pueden aparecer ante el
sujeto como la realidad material misma cuando este
pretende descubrir el mundo que se encuentra más
allá de los objetos percibidos directamente: por
ejemplo, la tierra antes del hombre, las partículas
elementales, el macrocosmos, la vida en otros
lugares y países, etc. En este caso, en virtud de la
actividad del sujeto, la imagen de la representación y
del concepto se presentan irrealmente en el lugar del
objeto real y aparecen como si fuesen éste y ocurre
que allí donde se presenta irrealmente la imagen
(cuando este reflejo es adecuado), se encuentra el
objeto material que existe fuera de la imagen.
De acuerdo con esta transformación recíproca de
la imagen sensorial, de un lado, (que pasa a ser
a) como imágenes de la percepción, de la
representación, del concepto, etc. cuando el
sujeto toma conciencia de sus propias vivencias
psíquicas: de sus proyectos, conocimientos y
características psíquicas (la imagen de sí
mismo);
b) como si fuesen el mismo mundo externo reflejado
y contenido en la imagen : cuando el sujeto toma
conciencia del mundo material y social que lo
rodea, cuando reflejamos cosas materiales en
imágenes.
En el primer caso la conciencia se presenta ante
el sujeto principalmente en su aspecto real, o sea,
como imágenes producidas por el sujeto,
pertenecientes al sujeto. En el segundo caso, la
conciencia se presenta preponderantemente ante el
sujeto en su faceta irreal, pues su contenido aparece
como si fuese el mismo mundo que refleja, como
algo subjetivo que pretende ser "objetivo", que
pretende pertenecer al objeto, que se "encuentra" en
el objeto como si le perteneciera. Pero en ambos
casos la conciencia, lo ideal, es la unidad indisoluble
de lo real y lo irreal. En el primer caso, cuando la
conciencia se presenta como una imagen, se aprecia
en un primer plano su carácter real, aunque allí
también se encuentra el "objeto" irreal representado
por la imagen. En el segundo caso, cuando la
conciencia se presenta como el mismo mundo que
refleja, pasa a un primer plano su carácter irreal y
subjetivo, aunque no por ello deja de ser una imagen
psíquica y real producida por el cerebro humano.
En la relación cognoscitiva aparecen como
inseparables lo objetivo y lo subjetivo. Así, la realidad
de la conciencia (la señal, la imagen, la
personalidad) es dada al hombre siempre mediante y
en indisoluble unidad con la interpretación subjetiva
que el propio sujeto logra de esta. A su vez, la
conciencia que se presenta irrealmente ante el
sujeto como si fuese el propio objeto externo
material, aparece como íntima e indisolublemente
"unida" a la realidad objetiva de este.
De este modo, la interpretación subjetiva de
nuestros propios procesos conscientes y de nuestra
personalidad (que aparece en el lugar de estos y
como si fuesen estos) y las imágenes del mundo
externo (que ilusoriamente se presentan ante el
sujeto en el lugar de ese mundo y como si fuesen
ese mundo), participan en la regulación psíquica de
la actividad del sujeto en la cual intervienen la
realidad subjetiva (el sujeto) y la realidad objetiva (la
materia), pero mediadas por la interpretación
subjetiva que se presenta como si fuese la realidad
misma. . En esta constante ilusión radica una
importante
faceta
de
la
regulación
del
237
comportamiento humano. O sea, el reflejo consciente en calidad de objeto se correlaciona con el sujeto.
(e inconsciente) regula la actividad del ser humano al
Las cosas que existen independientemente del
presentarse ante el sujeto como si fuese la misma sujeto se convierten en objetos a medida que aquél
realidad que refleja.
entra en relación con ellas y las cosas se incorporan
El error del idealismo es presentar como una al proceso cognoscitivo y de acción del hombre
realidad
esta
ilusión
de
nuestro
proceso como cosas para nosotros".
cognoscitivo,
destacándola
unilateralmente,
En consonancia con esta idea de Rubinstein
convirtiendo la conciencia en el substrato del mundo.
podríamos decir igualmente que el ser, la realidad,
Por otro lado, la desdicha del materialismo existe independientemente del sujeto, más en
metafísico es su incapacidad para aplicar la calidad de valor objetivo se correlaciona con el
dialéctica a la teoría del reflejo, al proceso y sujeto. Las cosas que existen independientemente
desarrollo del conocimiento.
del sujeto se convierten en valores a medida que el
Hasta aquí hemos visto la unidad de materia y sujeto entra en relación con ellas y las cosas se
conciencia en un plano estrictamente cognoscitivo.
incorporan al proceso afectivo y volitivo del hombre
Sin embargo, es totalmente justo plantearla también como valores para nosotros.
en una dimensión afectiva, emocional y motivacional.
Si la categoría objeto se refiere a la dimensión
El mundo material, la comunicación con otros y la cognoscitiva, la categoría valor objetivo se refiere a
vivencia de sí mismo engendran en el sujeto y en su la dimensión afectiva y motivacional del ser, de la
interacción con ellos, no sólo conocimientos sino realidad objetiva.
La realidad objetiva percibida y pensada incluye
también valores, motivos, vivencias afectivas,
tanto los objetos conocidos como los valores
sentimientos y proyectos hacia la acción.
El ser, la realidad, se convierte en objeto para el afectivos de dichos objetos, que son engendrados
sujeto en la medida en que es conocida por éste, por las necesidades del sujeto. Ahora bien, la función
pero pasa a ser un valor, adquiere valor afectivo para creadora de la conciencia se manifiesta en la
él en dependencia de cómo se relacione con las construcción de una "realidad valorativa" (filosófica,
religiosa, artística, etc.), que, en virtud de sus
necesidades del sujeto. (DJ. González, 2000)
convicciones y creencias, al presentarse ante el
Distinguimos el "valor objetivo" del "valor subjetivo".
Por "valor objetivo" entendemos aquella propiedad sujeto como si fuese la misma realidad objetiva,
de los objetos materiales y de la conciencia social permite satisfacer las necesidades en un plano
que por afectar positiva o negativamente las puramente subjetivo y orientar la conducta.
necesidades del sujeto (individuo, grupo o sociedad)
engendra en éste una orientación afectiva o III. LA EPISTEMOLOGÍA
motivacional de aproximación o evitación respecto a DEL REFLEJO CREADOR.
la misma.
La aplicación de los dos principios metodológicos
básicos
(la unidad de teoría y práctica y la unidad de
Por "valor subjetivo" entendemos el reflejo
ios
contrarios)
al problema de la relación entre
cognoscitivo ( en percepciones, representaciones,
materia y conciencia y en consecuencia a la relación
conceptos, proyectos y tendencias) del valor objetivo
sujeto - objeto en el conocimiento científico, nos lleva
en la personalidad o en la psicología social del grupo a la epistemología del reflejo creador.
como una orientación afectivo - motivacional.
El criterio de la práctica conduce inexorablemente
Por ejemplo, cuando decimos valor objetivo nos a la afirmación de que el conocimiento humano es
referimos a la Patria como realidad objetiva, a
un reflejo de la realidad objetiva. Pero el método
nuestra nacionalidad. Cuando decimos valor dialéctico de la unidad de los contrarios nos lleva a
subjetivo nos referimos al reflejo del valor objetivo en investigar también en una dirección opuesta y sobre
el sujeto, o sea, en qué medida un determinado la base de los hechos concluimos que el
sujeto es patriota y responde a este valor. Cuando se conocimiento humano es un creador de la realidad
habla de "formación de valores" por lo general objetiva para el sujeto. De esta manera la praxis
estamos aludiendo precisamente al valor subjetivo.
dialéctica y la concepción sobre el carácter
Es necesario tener en cuenta que el valor surge y secundario y primario de la conciencia, nos
existe sólo en la interacción sujeto - objeto, pues el valor encamina a la epistemología del reflejo creador.
objetivo debe su aparición a la presencia de un sujeto
(individual o colectivo) que se orienta hacia él y a su vez La realidad objetiva y la realidad para la ciencia.
el valor subjetivo surge en virtud del reflejo del objeto
Para nosotros el conocimiento es un reflejo de la
externo (o sea, del valor objetivo). Sólo si el objeto real realidad objetiva (material e ideal), pero el
(natural o social) satisface necesidades del sujeto se conocimiento también es una construcción, una
convierte en valor. Sólo si el sujeto refleja al objeto que creación de los científicos investigadores, y en
le satisface y se orienta afectiva y motivacionalmente consecuencia, una creación subjetiva de la realidad
hacia él, convierte a ese objeto en un valor. Así el valor dada a nosotros en nuestro conocimiento científico.
objetivo y el subjetivo se engendran recíprocamente en
De lo anterior se comprende que distinguimos la
la interacción sujeto - objeto.
realidad objetiva de la realidad para la ciencia.
La realidad para la ciencia es aquella parte o
Decía S.L. Rubinstein (1965 A, 82 - 83): "El ser
existe, también, independientemente del sujeto, mas aspecto de la realidad objetiva (material e ideal) que
238
es reflejada y contenida en el conocimiento científico,
el cuai se presenta irrealmente como si fuese dicha
realidad y en el lugar en que ella se encuentra, y
que, por lo tanto, en la relación gnoseológica, la
realidad para la ciencia siempre aparece
inseparablemente unida a éste conocimiento
científico, a su carácter relativo, aproximado, parcial
y a los errores o falsedades que contiene en un
determinado momento histórico. Por lo tanto, la
realidad para la ciencia es la unidad (indisoluble en
un plano gnoseológico, pero no en el ontológico) de
una parte de la realidad objetiva y su reflejo
subjetivo, aproximado, en el conocimiento científico,
el cual se presenta irrealmente como si fuese la
misma realidad que refleja. Es la unidad
gnoseológica indisoluble de la realidad objetiva más
su conocimiento científico que se presenta
irrealmente como si fuese dicha realidad.
La ciencia, al reflejar y conocer la realidad
objetiva, la crea y construye como realidad para sí.
El conocimiento científico es un reflejo, una
copia, una reproducción, relativa, aproximada, pero
cierta, (que contiene una parte de la verdad
absoluta), respecto a la realidad objetiva del mundo.
Pero la ciencia, la actividad teórico - práctica
conjunta de los hombres, es la creadora, la
constructora, del conocimiento científico y en
consecuencia, de la realidad para la ciencia. En un
plano gnoseológico, la ciencia no crea, ni construye la
realidad objetiva, sino que la refleja, la copia, la
reproduce. Pero la ciencia sí crea, si construye, en su
dimensión subjetiva, la realidad para la ciencia.
El proceso histórico del conocimiento científico
es un resultado de la contradicción externa entre dos
polos: 1) la realidad objetiva que se manifiesta en
los hechos ; y 2) la actividad teórico - práctica de los
científicos. Como resultado de dicha interacción se
produce el reflejo de la realidad objetiva en el
conocimiento científico y surge una mediación entre
ambos polos que es la realidad para la ciencia. Esta
mediación (en su faceta subjetiva) participa en la
contradicción interna de la conciencia científica que
es la fuente de su desarrollo. Los investigadores
siempre parten de la realidad para la ciencia,
descubren nuevos hechos o interpretan de manera
novedosa los ya conocidos y elaboran sus teorías,
modifican, construyen, una nueva realidad para la
ciencia, la cual se convierte a su vez en un nuevo
punto de partida. Así, la contradicción interna que
mueve a la ciencia radica en la unidad dialéctica de
estos dos opuestos que son la realidad para la
ciencia (en su faceta subjetiva) y la actividad teórico cognoscitiva de los científicos. De aquí se
comprende que la realidad para la ciencia es
histórico social, pues resulta del desarrollo histórico
de la ciencia. Pero no es posible confundir o
identificar la realidad objetiva con la realidad para la
ciencia, pues la segunda es, en parte, un reflejo
subjetivo de la primera.
pues ella está compuesta por dos partes
perfectamente separables y que constituyen una
contradicción externa: 1) una externa, que es la
realidad objetiva que la integra y que actúa sobre los
investigadores a través de su expresión en los
hechos; 2) y otra interna, que es el conocimiento
científico sobre ella que se presenta como si fuese la
realidad, como su naturaleza interna. No se puede
decir que la realidad para la ciencia, como un todo,
sea objetiva en una relación y subjetiva en otra. Es
necesario hablar de dos partes diferentes y
ontologicamente separables, una objetiva, otra
subjetiva.
La realidad objetiva se refleja en los
conocimientos científicos y en virtud de este reflejo
subjetivo, de inmediato, la realidad objetiva se
convierte en realidad para la ciencia, la cual es
externa e interna al conocimiento. Es externa en
cuanto la realidad objetiva que la compone esta
fuera del conocimiento que la refleja. Es interna en
cuanto el conocimiento científico sobre dicha
realidad se presenta como si fuese ella.
Primero, la realidad objetiva está afuera y
produce el reflejo cognoscitivo, el cual se proyecta
sobre ella y la engendra como realidad para la
ciencia, que entonces, en virtud del reflejo
cognoscitivo, está afuera y adentro de dicho reflejo.
¿Y qué sentido hemos dado aquí a los términos
externo e interno ?. Decimos que la realidad objetiva
es externa al conocimiento porque el conocimiento
científico no es la realidad misma, sino su reflejo, su
imagen. La realidad objetiva es aquella que se
manifiesta en los hechos. Por ejemplo, la realidad
objetiva que designamos con el término personalidad
se evidencia en la conducta de un ser humano y está
dentro de él. Por el contrario, el concepto científico
de personalidad es solo un reflejo abstracto y mental
del científico y no la realidad misma, no la
personalidad misma que siempre existe en un
individuo concreto.
Trataremos de ilustrar lo dicho de la siguiente
manera. La realidad objetiva desconocida por la
humanidad es el mundo en la oscuridad, aunque se
manifiesta en los hechos que sí son parcialmente
visibles. Existe, pero no la vemos. A partir de los
hechos que se le ofrecen y que él obtiene, el
científico elabora un reflejo cognoscitivo, una
representación, un sistema de conceptos, una teoría,
que actúa como si fuese un reflector que ilumina una
nueva porción de la realidad objetiva. Ahora, en
virtud del reflejo cognoscitivo, sí la vemos, pues está
iluminada. Así surge la realidad para la ciencia, que
es aquella parte de la realidad objetiva que está
iluminada por el reflector de nuestro conocimiento.
Ahora bien, dicho reflector contiene impurezas,
limitaciones y manchas, que nosotros vemos como
si fuesen la realidad misma y no lo son, pues
pertenecen al reflector que la está iluminando.
Los términos aquí utilizados de realidad objetiva
y
realidad
para la ciencia nos traen a la mente los
La realidad para la ciencia está afuera y adentro
de la conciencia de los científicos que la estudian, criterios de E. Kant sobre la "cosa en sí" y la "cosa
239
para nosotros". Para Kant podemos conocer la cosa
para nosotros dada en nuestra experiencia, pero no
la cosa en sí, que existe más allá de nuestra
experiencia. Esto es agnosticismo. Y nosotros
pensamos que la cosa en sí es la realidad objetiva,
el mundo externo al conocimiento y que
indudablemente la conocemos. Rechazamos el
agnosticismo. Sin embargo, un materialismo no
plenamente dialéctico, que sólo enfatiza el carácter
reflejo del conocimiento humano, no ve la diferencia
entre la cosa en sí y la cosa para nosotros, entre el
objeto real y el objeto real percibido. Y realmente
entre ambos existe una importante diferencia que es
el reflejo psíquico, pues la cosa en sí, el objeto real,
engendra el reflejo psíquico y este último a su vez
crea, construye, la cosa para nosotros, con todas las
imágenes fieles, falsedades y limitaciones subjetivas
que le superpone y añade. La cosa en sí es
totalmente objetiva, la cosa para nosotros es, en
parte objetiva, en parte subjetiva. Por lo tanto, la
diferencia entre ambas es importante.
De todo lo dicho queda claro que el reflejo, la
imagen, la copia, de la realidad objetiva o de la cosa
en sí, es la que engendra la realidad para la ciencia,
o la cosa para nosotros y que el conocimiento
humano es un reflejo creador.
Pues si somos materialistas decimos que el
objeto engendra el reflejo psíquico, y si somos
dialécticos añadimos que el reflejo psíquico crea al
objeto, en cuanto objeto percibido y pensado.
producen directamente el conocimiento, el cual no
constituye un reflejo directo e isomorfo de los
hechos. Entre los hechos y el conocimiento se
intercala la labor subjetiva y constructiva del
investigador que crea la hipótesis, la interpretación
de ios hechos que predice nuevos hechos aún no
conocidos y esta hipótesis se confirma o no en el
curso de la investigación empírica ulterior. En la
hipótesis o interpretación se encuentra la creación
subjetiva del investigador que es producto de su
pensamiento, de la labor de análisis, síntesis,
abstracción y generalización. La elaboración teórica
de la ciencia y la esencia que contiene no es un reflejo
directo de los hechos, es algo muy distinto de ellos, es
una construcción del científico a partir de los hechos y
sin embargo constituye un descubrimiento, una imagen,
un reflejo, de la naturaleza íntima y esencial de los
propios hechos.
La realidad objetiva se manifiesta a través de los
hechos. Pero ellos por sí mismos no nos dan la esencia
de la realidad objetiva, sino solo el fenómeno, su
apariencia extema. El descubrimiento de la esencia es
una creación o construcción del investigador, de su
subjetividad, es algo nuevo, algo distinto de los hechos
mismos y sin embargo es el reflejo más fiel y profundo
de la realidad objetiva, la cual determina de manera
mediata el conocimiento, o sea, a través de los hechos
y de su elaboración subjetiva y creadora por parte del
investigador.
El conocimiento es un reflejo y una creación subjetiva.
El conocimiento es un reflejo o imagen de la
realidad objetiva y a la vez una construcción
subjetiva de la ciencia. Solo en virtud de que es una
creación y construcción subjetiva puede reflejar cada
vez más profundamente la realidad objetiva.
El científico parte de los hechos y descubre en
ellos una nueva ley, una nueva relación entre
hechos. Aquella parte de la realidad objetiva
inicialmente desconocida se manifiesta a través de
los hechos que primeramente se le ofrecen al
investigador y en segundo lugar en los hechos que él
mismo
descubre
como
resultado
de sus
interpretaciones e hipótesis. Entonces tenemos que
es la realidad objetiva, que se manifiesta a través de
los hechos, la que determina el contenido del
conocimiento de la ciencia y por esto decimos que el
conocimiento es un reflejo, una copia de la realidad
objetiva. Sin embargo este reflejo es, en sí mismo,
una creación subjetiva. Los hechos por sí solos no
Sin la subjetividad humana la realidad objetiva
permanece en la oscuridad y solo se manifiesta en
los hechos a los cuales responde el animal y el
conocimiento sensorial del ser humano en virtud de
su reflejo superficial, fenoménico, que sí es una
reproducción directa, lineal o isomórfica de los
hechos. Es la aparición del hombre y su psiquismo
específico y superior, en virtud del proceso de la
antropogénesis, del trabajo con herramientas y de la
comunicación verbal, la que conlleva el surgimiento
de la potencialidad innata de pensar racionalmente,
de descubrir la esencia. Pero esta potencialidad
humana surge y se desarrolla tanto en la
antropogénesis como en el crecimiento del ser
humano en virtud del reflejo de su medio cultural y
natural. Y este reflejo en el ser humano, a diferencia
de lo que ocurre en el animal, es un reflejo creador,
descubridor de la esencia y de nuevas formas
culturales.
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