Establecemos como base de partida que las soluciones obtenidas a partir del presente trabajo corresponden estrictamente a los aspectos territoriales de la ordenación agroindustrial. Además, será necesario implementar en el proceso de planificación los aspectos de carácter dimensional, económico-subsectorial, tecnológico 2..., que requieren igualmente otra serie de estudios complementarios. La concreción definitiva de las acciones territoriales del programa, así como de las medidas de apoyo y acompañamiento, se llevará a cabo a partir de la decisión posterior de los responsables políticos, una vez examinadas lás consiguientes propuestas de inversión presentadas por la iniciativa privada para integrarse en el plan de fomento. 5.1. 5.1.1. ALTERNATIVAS ESTRATEGICAS, OBJETIVOS Y CONDICIONANTES ANTECEDENTES Y DIRECTRICES Desde la puesta en marcha de los Planes de Desarrollo en la década de los sesenta, han existido posteriormente en España diferentes figuras de fomento a la localización de actividades industriales s. Con resultados desiguales, se ha afirmado generalmente que los impactos de este tipo de medidas defraudaron las expectativas previstas. Sin embargo, existen bastantes estudios que demuestran, particularmente en países europeos, que las políticas de incentivos industriales en áreas asistidas, cuando se ejecutan con una cierta estabilidad, intensidad y de forma integrada con actuaciones infraestructurales z Oferta y demanda de materias primas y de productos elaborados, elecciones varietales y estacionales, opciones relativas a los canales de distribución... 3 Estas figuran han sido las siguientes: Polos de Desarrollo, Grandes Areas de Expansión Industrial, Zonas Industriales de Interés Preferente; Sociedades de Desarrollo Industrial y Zonas de Urgente Reindustriali-r.ación. Algunas reflexiones sobre las políticas de localización industrial en España pueden ser COnsnl[ada5 en: MATA GALÁN (I988-IV); PETITBO y$ÁEZ (1988-IV); PINAk y VAZQUEZ (1983-N). Asimism0, IOS Vaba^OS dC GARCÍA CALATAWD, PINAR y SENDINO (I985-N) y de VEIASCO BARROETABF.ÑA (1988-IV) se centran especialmente en el análisis de este tipo de incentivos en el marco de las políticas de la C.E. `^ ^ ^ y sociales, sirven para frenar la regresión de determinadas áreas periféricas 4. En primer lugar, vamos a considerar los antecedentes que hemos de tener en cuenta en el proceso de planificación. Hay que mencionar que hasta hace poco tiempo han existido en Murcia dos instrumentos relativos al fomento a la localización industrial: por una parte, se implantaron cuatro Polígonos de Preferente Localización Industrial y, por otra, toda la provincia de Murcia se encontraba catalogada como Zona de Preferente Localización Industrial Agroalimentaria. Sin embargo, ninguna de las dos figuras sirvieron para la corrección de los desequilibrios intrarregionales: en el primer caso porque tres de los cuatro polígonos se ubicaron en las ciudades más importantes de la región 5 y en el se ^undo porque su aplicación no efectuaba ninguna diferenciación en el interior del espacio regional. La primera figura finalizó su vigencia en 1988, dando paso, a partir de la Ley de Incentivos Regionales, a la declaración de todo el territorio de Murcia como Zona de Promoción Económica (Z.O.P.R.E.): corresponde a las subvenciones, tanto a la inversión como a la financiación, que destina la Administración Central a las regiones con menor nivel de desarrollo. La I.A.A. es definida como uno de los principales sectores a promocionar. Dentro de la región, se ha establecido una zona prioritaria, que abarca casi el 70 por cien de la población provincial, donde el nivel de ayudas es algo mayor, pero, por el hecho de su gran extensión, la Z.O.P.R.E. no puede ser considerada tampoco como un medio de reducción de los desequilibrios espaciales. El segundo instrumento dejó de estar en vigor en 1986 y, en su htgar, las medidas de promoción territorial específicas a la I.A.A. 6 comenzaron a ser canalizadas, tras el ingreso de 4 Esta afirmación es realizada con particular énfasis por los autores que han estudiado el caso inglés o el irlandés, como CHnt'^tAti y Wwu:eR (1987-N). Otros trabajos más antiguos, como los de KE,^a;as (1975-IV) y de Keest.E (197frN), coinciden también en efectuar conclusiones similares. ' Se localizaron precisamente en Murcia, Cartagena, Lorca y Caravaca. ^ Existen muy pocas publicaciones en la literatura internacional que analicen las consecuencias de las políticas de localización específ-icas a la LA.A. Hemos encontrado como excepciones las correspondientes a los trabajos de Bucicsuw` (19841v) y de Cot.oHSO (1984N). 9:i,^i España en la C.E., por medio del F.E.O.G.A.-Orientación. Estas subvenciones comunitarias se complementan con dotaciones nacionales, otorgadas por el M.A.P.A. También hacen referencia al conjunto de la superficie provincial. La Región de Murcia tiene un tratamiento preferencial, pues las subvenciones pueden alcanzar hasta el 35 por cien de la inversión. En consecuencia, aunque ninguna de las figuras indicadas ^ han tenido apenas ninguna influencia sobre la distribución espacial de la I.A.A. murciana, sí hemos de tener en cuenta en nuestro programa que las inversiones agroindustriales regionales pueden acceder en la actualidad a las ayudas vinculadas tanto a la declaración de Z.O.P.R.E. como al EE.O.G.A. Sin embargo, la diferenciación intrarregional de las iniciativas de planificación se encuentra implícita en el "Programa de Desarrollo Regional" (P.D.R.) de la Región de Murcia $. Los P.D.R. tienen la finalidad de delimitar las prioridades en el campo de la política de desarrollo regional, así como de coordinar e integrar las diferentes actuaciones que en dicho contexto planean emprender las distintas Administraciones Autonómicas. Este ha de ser, por tanto, el marco de actuación vinculante de nuestro trabajo. En consonancia con el P.D.R., las directrices de nuestro programa, o finalidades de ámbito general, son las siguientes: - Contribuir a corregir los desequilibrios económicos y sociales de Murcia en términos de renta y de utilización de la fuerza de trabajo. - Propiciar un desarrollo adecuado de la estructura empresarial de forma compatible con la política de fomento de actividades económicas. ^ Sobre las medidas de localización industrial en Murcia, puede consultarse el artÍCUlO de.'iLARCÓN yJIMÉNEZ BARRULL (I989-V). A Entre la bibliogra6a que evalúa los P.D.R. y otras medidas de política regional en España, podemos resaltar las siguientes publicaciones: INEOR,HACIÓN COntERCIAL ESPANOI-A (1990-IV); INSTITUTO DEL TERRITORIO Y URBANISMO (I986-IV); L.ÁZ.nRO ARAUJo (198GN); Pu[c 1 BASrARD (198GN). Con respecto a la definición y las características de los instrumentos y figuras vigentes de política regional en Murcia, VÍd.: CONSEJERÍA DE ECONOMÍA, INDUSTRIA Y COMERCIO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE LA RECIÓN DE MURCIA (1989-V); CORTINA (199I-V); CORTINA y SALAS (I98ó-u]; MONREAL y GARCÍA NIETO (I989-V); PEDREI^O (1989-V). LaS pOIÍCÍCaS mur- cianas de desarrollo agroindustrial son evaluadas en ARTES y CoRTwA (1990-V). 254 - Favorecer la integración entre los sectores productivos y, en especial, prestar particular atención a aquellos sistemas de producción y comercialización con incidencias especialmente positivas en la economía regional y en su balanza exterior. - Impulsar el potencial de desarrollo endógeno de Murcia, otorgando apoyo especialmente a las pequeñas y medianas empresas cuyos procesos productivos tienen una cierta diferenciación local y una vinculación a los recursos naturales regionales. Nos atenemos a continuación a las dos primeras finalidades, pues las dos últimas entroncan con la elección de la I.A.A. (la) como un sector a promover vinculado a los sistemas agrarios locales y a la valorización del potencial endógeno. 5.1.2. ALTERNATIVAS DE POLITICA AGROINDUSTRIAL En relación con los antecedentes y las directrices enunciados, definimos a continuación los criterzos de valor de política agroindustrial que vamos a integrar en el programa. Para ello es necesario tener en cuenta las aspiraciones de los agentes que intervienen en el desarrollo regional y agroindustrial y las opiniones de los expertos sobre la materia 9. En primer lugar, en las entrevistas realizadas existió un acuerdo generalizado de que la I.A.A. (la) es un sector a potenciar como alternativa de desarrollo rural en Murcia. Se señalaron las potencialidades del sector como complemento estacional de la mano de obra y de las rentas en las áreas desfavorecidas de la región que tienen especiales problemas de emigración temporal; se citó como ejemplo característico la comarca del Noroeste. Sin embargo, los expertos indicaron que en estas zonas únicamente podrían mantener una cierta rentabilidád aquellas plantas que elaborasen productos agroalimentarios dife9 Esta información procede de las envevistas realizadas en el curso del trabajo de campo. Algunos de estos aspectos se abordan también en los programas y directrices de desarrollo regional elaborados hasta la fecha: vid., en particular, COhsEJERÚI DE ECONO^fÍA, HACIENDA Y E11PLE0 (198^V), CONSEJERÍA DE ECON0^1W, IxDUSrRI.^ v Co^tERCIO (1989-V) y E.P.Y.P.S.A. (1983V, 1985b-V y 1985c-V). 255 renciados y vinculados a los recursos agrarios locales, que además necesitaran un nivel de inversión reducido y que fueran de tipo semi-artesanal y con procesos de fabricación sencillos. Las experiencias que no han cumplido estos requisitos se han visto abocadas al fracaso, pues existe en la región una fuerte competencia procedente de las empresas, tanto agroindustriales como exportadoras, que tienen un alto control de los procesos de distribución y están situadas en los espacios geográficamente estratégicos. Con respecto a las líneas de actuación relativas a la política de localización agroindustrial, los entrevistados se mostraron generalmente de acuerdo en la aplicación de ayudas económicas a las empresas, tanto a nivel de beneficios crediticios y fiscales como de subvenciones o de dotación de suelos, pero se apuntó la necesidad de utilizar criterios selectivos. Se confirmó también la ausencia de medidas de acompañamiento como una de las principales críticas a las iniciativas puestas en marcha hasta el momento actual, sobre todo en el caso de los espacios rurales relativamente marginalizados. En este sentido, se reveló con bastante frecuencia que la dotación de infraestructuras para la industria era un requisito previo para que la concesión de ayudas económicas tuviese éxito en una política de localización. De este modo, se sugirió que el planeamiento previera la construcción de pequeñas zonas industriales situadas en el entorno de los núcleos urbanos, sobre todo en el medio rural, en forma de minipolígonos, siempre que respondieran a una demanda concreta. Se señaló la conveniencia de otra importante medida de acompañamiento: los programas institucionales de formación y de apoyo a la gestión empresarial, destacando los siguientes campos de actuación: cursos de capacitación de empresarios y de la mano de obra, impulso a las fórmulas asociativas, asesoramiento fiscal y laboral, información sobre proyectos relativamente innovadores e información sobre los canales de comercialización. En consecuencia con todo lo anterior, vamos a efectuar una elección, con carácter general, de las alternativas de política agroindustrial a escala territorial. En primer lugar, determinamos que nuestro proceso de toma de decisiones se integre plenamente en las alternativas 256 del P.D.R. de Murcia, con una óptica de incidencia a nivel intrarregional. Sin embargo, esto no quiere decir que el sistema de proyectos derivado de nuestro proceso de planificación no pueda acceder a las ayudas otorgadas por el F.E.O.G.A.-Orientación y el M.A.P.A. o por aquellas que son consecuencia de la declaración de Z.O.P.R.E., sino que estas últimas tienen un carácter adicional y complementario a nuestro programa. Asimismo, en la puesta en marcha de los proyectos habrá que tener en cuenta los planes y acciones de carácter infraestructural que se están llevando a cabo en Murcia: Plan de Obras y Servicios, Planes de Equipamientos Colectivos, Plan Nacional de Electrificación Rural y otras actuaciones relacionadas con las ayudas del F.E.D.E.R. Entre la gama de posibles ayudas económicas directas a las empresas, se propone elegir entre las siguientes: - Subvenciones directas a la inversión privada. - Créditos en condiciones y tipos de interés preferenciales, así como exenciones y beneficios fiscales. - Sufragar los costes de asesoramiento y elaboración del proyecto agroindustrial. - Facilitar eventualmente el terreno adecuado para la nueva inversión, realizando incluso una expropiación del mismo; el suelo se ofrecería a los empresarios en condiciones de compra ventajosas. El presupuesto puede dedicarse no sólo a nuevas industrias, sino también a inversiones de ampliación, según sean los objetivos de los inversores potenciales que acudan al programa de promoción. A menudo, en áreas con un grado de desarrollo intermedio o incluso bajo, no se dispone generalmente de la elevada capacidad financiera que supone la creación de una nueva planta. Mientras tanto, existe un buen número de industrias de primera transformación repartidas por todo el territorio que requieren inversiones de reconversión o de incorporación de nuevos procesos de fabricación. Por otra parte, en nuestro programa no se consideran sólo las ayudas económicas específicas a las nuevas inversiones. Se incluyen también en los presupuestos los gastos derivados de las acometidas infraestructurales necesarias para la puesta en marcha de los nuevos proyectos. Sin embargo, no se engloban 257 en dichos recursos financieros los gastos infraestructurales de carácter general para una zona o una localidad determinadas, que han de ser detraídos de los mencionados planes vigentes. Del mismo modo, hay que añadir también los costes procedentes de una estrategia de formación del empleo y de asesoramiento a la gestión empresarial. Asimismo, se sugiere la necesidad de establecer una serie de requisitos, que impondrá la Administración Regional en el desarrollo posterior del programa, para que los empresarios puedan acceder al sistema de ayudas y de medidas complementarias: en líneas generales, contribuir lo más posible a la generación de empleo superando un nivel tecnológico y de intensificación en capital adecuado, reducir lo más posible la estacionalidad productiva y las aportaciones de trabajo eventual... 5.1.3. OBJETNOS Y CONDICIONANTES A continuación, definimos los objetivos y condicionantes que hemos de integrar en nuestro programa, que han de ser especificados posteriormente desde el punto de vista matemático en el modelo de toma de decisiones (apartado 5.2), en forma de funciones objetivo y de restricciones. Con respecto a los objetivos del programa, hemos de apuntar, en primer término, que las medidas de política sobre zonas desfavorecidas han solido tener en cuenta únicamente criterios de desarrollo equitativo. Sin embargo, no se ha prestado atención a los criterios de eficiencia, siendo habitual el desconocimiento de los factores de localización. Esto ha determinado que haya sido necesario habitualmente un mantenimiento artificial de las empresas por parte de la Administración durante un período de tiempo excesivamente prolongado. En consecuencia, proponemos conciliar objetivos centrados en una serie de requerimientos de eficiencia empresarial, generalmente inherentes a la empresa privada, con aquellos que están relacionados con la equidad en el desarrollo. En cuanto a su concreción práctica, el problema podría plantearse del siguiente modo: 258 - Propugnamos destinar las nuevas inversiones agroindustriales a los lugares donde los factores de localización resulten comparativamente más favorables. Nos basamos en las preferencias potenciales de los empresarios que tienen una visión racional de la problemática locacional. - Se trata de ubicar las nuevas inversiones allí donde se manifiesten mayores necesidades de generar procesos de desarrollo local mediante implantaciones agroindustriales. Se tendería, mediante este criterio, a buscar una localización en las áreas menos favorecidas. La utilización de dichos objetivos en un modelo de toma de decisiones requiere que sean especificados desde el punto de vista cuantitativo. Es necesario, por consiguiente, obtener indicadores que reflejen y sinteticen estos conceptos. Para ello, empleamos los factores obtenidos a partir de los análisis en componentes principales (A.C.P.) elaborados en el Capítulo IV: - Localización y estructura territorial de la I.A.A. (la). - Factores de localización de la I.A.A. (la). - La I.A.A. (la) y la tipología del desarrollo regional. El segundo aspecto se emplea para cuantificar los objetivos de eficiencia y el tercero los de equidad. Por otra parte, el primer eje conceptual podría servir para introducir en el modelo objetivos referentes a la localización actual de las plantas, de modo que fomentásemos la inversión en aquellas áreas donde existe un menor grado de concentración agroindustrial. Sin embargo, hemos decidido descartar estos últimos, debido a que hemos comprobado el paralelismo existente entre la distribución espacial del sector y sus factores de localización, por lo que constituirían objetivos parcialmente redundantes; asimismo, hemos verificado también la escasa influencia en la delimitación de zonas homogéneas (Capítulo IV) de otros aspectos que forman parte de la estructura territorial del sector (relación capital-trabajo y estacionalidad y eventualidad) . De este modo, este proceso ha dado lugar a la elección de cuatro objetivos a optimizar: - Tendremos como propósito emplazar las nuevas inversiones en aquellos lugares cuya dotación en factores de localización sea lo mayor posible, en una doble vertiente: 259 • Por una parte, en las áreas que tengan una mayor disponibilidad in situ de dichos factores, que comprende tanto los de índole urbano-industrial como los de carácter agrario. • Por otra, en las zonas que presenten una mayor accesibilidad al conjunto de fa ^tores y, en particular, al transporte, al mercado y a los servicios urbanos. - Procuraremos ubicar las nuevas plantas o las ampliaciones de modo que contribuyamos en la mayor medida posible a la reducción de los desequilibrios regionales, con respecto a la tipología del desarrollo: • Por un lado, en los ámbitos geográficos cuya economía y sociedad locales tengan un menor nivel de desarrollo general. • Por otro, en las áreas que presenten una agricultura con un menor grado de intensificación, modernización y productividad. No obstante, existe una gran contraposición entre esta serie de objetivos, por lo que nuestra finalidad será definir alternativas locacionales que alcancen unos niveles de aspiración satisfactorios para cada uno de ellos. Los condicionantes del programa están constituidos por aquellos elementos de carácter territorial, socioeconómico 0 técnico que pueden limitar la elección de alternativas espaciales referentes al fomento de nuevas inversiones agroindustriales. Los condicionantes de carácter meramente territorial son en realidad los factores de localización. Por el hecho de haber sido incluidas como objetivos, el modelo de toma de decisiones nos va a ofrecer unas soluciones que han de cumplir un nivel mínimo de potencialidades locacionales, por lo que no necesitan ser consideradas como restricciones. Por otra parte, otros dos tipos de condicionantes necesitan ser especificados en el modelo locacional: - Desde el punto de vista económico, las disponibilidades fináncieras de la Administración para el presupuesto del programa. - En el ámbito técnico-económico, hemos de imponer unos niveles mínimos y máximos a la inversión destinada por municipios, lo que tiene relación con las economías de escala, por una parte, y con los impactos infraestructurales y urbanos, por otra. 260 A) Restricciones presupuestarias En primer lugar, examinamos cuáles son los epígrafes del presupuesto del P.D.R. que pueden destinarse total o parcialmente a la LA.A.: - Apoyo y mejora de la LA.A. - Desarrollo de las infraestructuras regionales. - Estimular la modernización y diversificación del tejido industrial. Discutimos qué parte de dichas asignaciones presupuestarias puede ser detraída para dedicar, en una óptica de corrección de los desequilibrios territoriales, a actividades agroindustriales de primera transformación: obtenemos como resultado 250 millones de pesetas ( parámetro "R" del modelo en el apartado 5.2) para un período de aplicación de dos años. Las restricciones presupuestarias consisten en definir que los recursos disponibles "R" del programa son proporcionales al porcentaje que suponen las ayudas públicas sobre la inversión total a realizar por la LA.A. (la) (privada más pública) en el conjunto de la región ("p" en el modelo) . EI criterio a emplear para el cálculo de "p" es el siguiente: "que el número de empresas afectadas por el programa sea lo más elevado posible, pero siempre que las ventajas otorgadas a la iniciativa privada sean suficientes como para incitar a la inversión en zonas que no sean aquellas que tienen las mayores dotaciones en factores de localización". Para ello, necesitamos calcular el valor medio esperado en Murcia de las nuevas inversiones agroindustriales por empresa (IM). Utilizamos una proyección de los datos estadísticos disponibles de inversiones recientes 10, teniendo en cuenta a la baja que el estrato empresarial al que nos referimos contempla la existencia de muchas plantas artesanales ubicadas en el medio rural murciano: 60 millones de ptas. por empresa. De este modo, tendríamos la siguiente ecuación: R(106 pts.) = p(%) x IM (106 pts./emp.) x n° empresas 10 En particular, nos centramos en los datos proporcionados por la Consejería de Agricultura de la Región de Murcia, por el M.A.P.A. y por la fuente estadística "Alimarket". 261 Como "R" e"IM" son datos obtenidos previamente, podemos hacer variar los valores de "p" en función del "n° de empresas" y proceder a una discusión de los resultados. En base a dicho análisis de sensibilidad, hemos definido que con un porcentaje del 25 ^or cien existirá un poder de atracción claramente suficiente para la iniciativa privada, incluso en áreas rurales que no disfruten de muy buenas condiciones locacionales 11. Ello corresponde a un número medio aproximado de 15 nuevas inversiones, lo que parece razonable, a juicio de la Administración, para poder llevar a cabo una adecuada gestión del programa. B) Restricciones sobre los niveles de inversión mínima y máxima a destinar1ior munici^iios En primer lugar, es, necesario conocer el ratio medio de inversión por empleo ("IE") que hemos de asignar a los cálculos sobre límites mínimos y máximos de inversión: Aunque este valor tiene un gran margen de variabilidad 12, frúto de la comparación de diferentes fuentes estadísticas 13 y de la aplicación de criterios técnico-económicos, obtenemos ^un valor medio de 6 millones de pesetas por empleo. Hemos efectuado una estimación orientada ligeramente a la baja, en base a que los subsectores de primera transformación predominantes en Murcia son generalmente bastante intensivos en el factor trabajo y a que nuestro propósito es generar el mayor empleo posible para una inversión dada. En cuanto al límite mínimo a imponer a la inversión en un municipio ("Imi^l"), procuramos un equilibrio entre el hecho ^^ Considerando que a dichas ayudas han de añadirse las subvenciones del F.E.O.G.A. y las derivadas de la declaración de Z.O.P.R.E., aunque han de cubrir las medidas de acompañamiento. 12 En función del subsector, de la opción tecnológica y de que nos refiramos a ampliaciones o a nuevas plantas. ^s Según datos del Registro de Establecimientos Industriales del M.I.N.E.R., del Registro de Industrias Agrarias del M.A.P.A. y de algunas revistas que ofrecen datos de inversiones realizadas en empresas concretas. Sin embargo, la confirmación de dichos valores se llevó a cabo mediante fuentes directas del M.A.P.A., según cálculos efectuados con una muestra suficientemente fiable. 262 de mantener un nivel mínimo de economías de escala en el caso de considerar una sola industria por núcleo, y que este valor no sea demasiado elevado para que puedan acceder al programa las pequeñas empresas del medio rural. En consecuencia, una inversión por municipio equivalente a 2 nuevos empleos nos conduce a elegir un valor de 12 millones de pesetas. Con respecto a los límites máximos ("I max"), definimos como objetivo que el impacto provocado por la concentración en un pequeño núcleo de una gran magnitud de inversión en instalaciones agroindustriales requeriría de la Administración Regional unos gastos excesivos en acometidas infraestructurales y tendría un impacto urbanístico demasiado alto. Para ello establecemos como criterio que "I max" sea proporcional al porcentaje de la población en el núcleo principal que no debe superarse mediante el empleo generado por las nuevas inversiones ("q" en el modelo). La variación de la inversión máxima (pública más privada) en función de "q", considerando tres estratos de municipios según el tamaño del nítcleo ("P.") 14 , será la siguiente, teniendo en cuenta que "IE" es también un dato del problema: I max (106 pts.) = IE (106 pts./empleo) • q(%) • 1.500 (habs.) 8.000 (habs.) 25.000 (habs.) Hemos de apuntar que cuanto mayor sea "q", mayores serán los volúmenes de inversión máxima por municipio y, por tanto, menor el número de municipios afectados por el programa. Elegimos como valor de "q" un 0,67%, pues si incrementamos este porcentaje, el número de núcleos de tamaño intermedio afectados por el programa sería inferior a tres, como término medio, lo que, a nuestro juicio, supondría un excesivo grado de concentración de la medida de promoción. Por el contrario, valores inferiores de "q" podrían generar un excesivo impacto en el estrato de núcleos de menor tamaño. ^4 Para calcular el tamaño medio de población del estrato superior, excluimos los tres núcleos de mayor tamaño de Murcia, por ser comparativamente demasiado elevados con respecto al resto. 263