fagor debe asumir la compensación a victimas del amianto

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COMPENSACIÓN A LAS VICTIMAS DEL AMIANTO.
José Luís Aramburu Artola es una más de las victimas del amianto asesino.
Comenzó a trabajar con 14 años (1959), en la sección de Fundición y Moldeo
de Victorio Luzuriaga de Usurbil, hasta que en los años 80 como resultado de
la reconversión, le cambiaron de puesto de trabajo. Toda una vida de trabajo
en la empresa, sus ilusiones y sueños montañeros tras la jubilación parcial,
quedaron pronto frustrados, al diagnosticarle una enfermedad terminal con
fecha de caducidad y unos dolores que no se las puede desear al mayor
enemigo.
La inhumana actitud de la dirección de Fagor Ederlan, recurriendo la resolución
del INSS, sobre el carácter profesional de la enfermedad y observar la
pasividad del Comité de Empresa, no ayudan a sobrellevar este mal trago,
estando convencido de no ser el único afectado.
José Luís padece un Mesotelioma Epitelioide Pleural o cáncer de pleura, un
tumor maligno, cuya supervivencia es limitada a unos pocos meses o años
según evolución tras él diagnostico. La aparición de la enfermedad tiene un
periodo de latencia de 15 a 40 años de la exposición al amianto, razón que nos
lleva a pronosticar la aparición de enfermos contaminados en los 60 y 70. La
literatura medica-científica relaciona el Mesotelioma en un 90% con el amianto,
a diferencia de la causalidad de otros canceres.
Por otro lado, esta demostrado que la inhalación de dosis mínimas resulta
suficiente para generar décadas más tarde, enfermedades como la
Asbestosis, Cáncer de Pulmón, Mesotelioma Pleural y Peritoneal, Cáncer
de Laringe, Gastrointestinal, Colón-Rectal, aunque algunos de los últimos
cueste reconocerlas como enfermedad profesional.
El 11 de Septiembre, Fagor Ederlan sorprendió recurriendo la contingencia
profesional de la Incapacidad Transitoria o baja de enfermedad, cuando ya era
firme la Incapacidad Absoluta por Enfermedad Profesional con resolución del
INSS del 18-04-08. La demanda expresa una maniobra desesperada para
obstaculizar la próxima Reclamación por el enfermo del Recargo de
Prestaciones por las infracciones preventivas e indemnización por daños y
perjuicios. No cabe duda, que son esas reclamaciones, las que logran mejorar
la calidad preventiva de las empresas.
No había duda, anteriormente lo ratificaba OSALAN y testificaban viejos
sindicalistas compañeros de José Luís en los años 60, 70 y 80, sobre la amplia
utilización de placas de amianto para protegerse del calor, como aislante en
cucharas, hornos, guantes, etc. en las naves de fundición o moldeo, que las
mazarotas utilizadas eran suministradas por Krafft de Andoain y por tanto
contenían amianto. “Era habitual sacar mierda de nuestras narices como tinta
de chipirón”, afirmaba uno de los testigos. Esos años la empresa no informaba
del riesgo, ni se dotaba de prevención alguna, menos de vigilancia sanitaria
específica, pese a la Orden de 31 Enero 1940 sobre ambientes pulvígenos, en
1947 se incluye la Asbestosis como EEPP, en 1957 la legislación prohibía que
menores de 18 años, como José Luís trabajasen con amianto, en 1961 se
regula la exposición al amianto, en 1978, se incluye el cáncer de pulmón y
Mesoteliomas en el cuadro de enfermedades profesionales. La legislación
restrictiva fue avanzando hasta su actual prohibición.
Evidentemente, también se olvidaron de la prevención de otras sustancias
cancerigenas como la Sílice Cristalina (que tantas silicosis y cáncer de pulmón
genera), los negros humos del fuel, de soldadura…etc., lamentablemente, nada
diferente a lo que ocurrían en la mayoría de las empresas siderurgias, incluidas
las del grupo cooperativo, incluido en los primeros hornos de cocina fabricados.
En este contexto es justo que los afectados reclamen indemnizaciones a las
empresas, salvo que el Gobierno promueva la creación de un Fondo de
Compensación (como existe en Francia, Japón y otros países) que indemnice a
las miles de victimas por enfermedad o muerte que se producirán en la próxima
década.
CCOO calculo la previsión de la muerte de 8.000 a 10.000 trabajadores vascos,
aunque nos gustaría equivocarnos, no podernos sentirnos optimistas por la
amplitud de empresas y sectores en la que aparecen los afectados, aunque
muchos que volvieron a sus pueblos de origen en Extremadura, Andalucía
tengan difícil su reconocimiento profesional.
Fagor Ederlan hereda un problema y lo gestiona mal. Es posible que al
hacerse cargo Fagor de la planta de V. Luzuriaga, la utilización y exposición al
amianto hayan sido menores, al ser sustituida en los 90 por otras fibras menos
peligrosas, aunque no inocuas. Que se haya olvidado Evaluar el riesgo o
integrar en el Plan de Vigilancia especifica de la salud, nos muestra el
irresponsable olvido de la enfermedad profesional, tal vez con la esperanza que
lograrían ocultarlas como enfermedades comunes. La reacción ante el parte de
baja de José Luís es significativa, o muestra la falta de comunicación de las
numerosas hipoacusias neurosensoriales o pérdidas auditivas producidas por
el ruido laboral, entre el personal de la plantilla, incluido José Luís, son
ejemplos de la ocultación de enfermedades laborales y practicas poco éticas,
incumpliendo la obligación de comunicar sospecha de enfermedad laboral a la
Inspección sanitaria o al INSS tras los reconocimientos médicos.
Justificarse, afirmando que a José Luís “le realizaron 28 reconocimientos
médicos, incluido radiografías del tórax en su afán de proteger a los
trabajadores de posibles enfermedades” es un contrasentido. Dichas
Radiografías del tórax fueron prohibidas, por el riesgo que suponían en los
reconocimientos generales, con la excepción de los específicos a trabajadores
expuestos al amianto. Si el ánimo era proteger, ¿Por qué no aplicaron el
obligatorio Protocolo del amianto? ¿Cómo es posible que no detectaran placas
pleurales u otras anomalías pulmonares?
CREACION DE UN FONDO DE COMPENSACIÓN. El creciente numero de
afectados, muchos de los cuales se encuentran con las empresas que les
contamino cerradas o empresas incapaces de hacer frente a las
indemnizaciones, hacen necesaria la presión social al Gobierno, para la
creación de un Fondo de Compensación a las víctimas, constituida con los
excedentes de las Mutuas y Aseguradoras. Son víctimas inocentes,
condenadas a una muerte prematura, ante la cual no podemos permanecer
impasibles.
La lucha por el reconocimiento y compensación a las víctimas del amianto,
posibilitara mejorar la calidad preventiva, extremando las medidas frente a las
numerosas sustancias tóxicas y cancerígenas, cuando no sea posible su
sustitución. Animo
Jesús Uzkudun Illarramendi
Responsable de Salud laboral de CCOO Euskadi
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