“HASTA ARICA CASI NADIE LLEGA”

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AFIRMA UNA DE LAS ENCARGADAS DE LA OBRA
“HASTA ARICA CASI NADIE LLEGA”
por Hermógenes Carril Torres
A sus 43 años le se ve contenta, a pesar de las dificultades que debe sortear con la ayuda de
Dios en la iglesia ubicada en la puerta norte de nuestro país: Arica.
Rhode Elizabeth Villagra Luco es una mujer de esfuerzo. “Conozco al Señor desde niña, como
de los seis años. Mis papás eran cristianos e iban a la Asamblea de Dios americana, pero
siempre mi decisión ha estado aquí en Avenida Matta, en la Asamblea de Dios Autónoma”.
Desde 2003 que está en el norte. “Antes trabajaba en la Escuela Dominica acá en Santiago. Era
muy activa, pero siempre con una idea que no me llenaba un vacío”. Añade que “trabajaba,
pero sin esa alegría que tengo ahora de estar allá”.
- Cuéntenos acerca de la obra en Arica.
- Es una obra pequeña donde muchos hermanos son muy nuevos y ahí hay que tener harta
paciencia, pero gracias a Dios, los hermanos han madurado rápido, aunque siempre necesitan ser
empujados y estar apoyándolos en todo. Estamos en un sector céntrico de Arica, así es que es un
lugar de fácil acceso.
- ¿Cuántos son?
- Los que van fielmente son como 15, pero son alrededor de 20 a 25.
- ¿Cómo nació esta obra?
- Nació por la familia de Lennart Svensson hace varios años.
- Pero ahora no está, y ¿quién está a cargo?
- Yo creo que él sigue a cargo, aunque no está presente. Él está en Suecia y tiene que tener
estabilidad económica para poder regresar. Además, están sus hijos también; si ellos terminan la
enseñanza media en Suecia pueden estudiar con una beca acá, por eso tienen que estar allá hasta
que concluyan la enseñanza media.
- ¿Es difícil para una mujer estar a cargo de una obra?
- Sí, es difícil, porque por el sólo hecho de que te vean sola una tiene que enfrentar un montón de
situaciones, entonces estar sola para una mujer no es fácil, no es fácil. Parece que es más fácil
cuando hay otra persona apoyando, ya sea un hombre, o un matrimonio, pero es difícil. Es difícil, pero
no imposible.
- ¿Qué es lo complicado de Arica?
- Conseguir trabajo. La situación económica es bastante mala. A la gente le cuesta mucho conseguir
trabajo y hay familias grandes. Eso es lo que enfrenta Arica, la situación económica.
- ¿Eso es lo que más pesa en la obra misma?
- Afecta porque el solo hecho de que los hermanos tienen que tomar locomoción para ir al templo.
Además, cuesta mucho con los diezmos de la iglesia, pero a pesar de que somos pocos, los que van
perseveran en eso, así es que hemos salido adelante.
- ¿Cómo se van rotando en los cultos y en las predicaciones? ¿Tienen anexos?
- No tenemos otra parte, así es que somos un grupo de cinco hermanos que estamos llevando esto
adelante y ahí nos arreglamos. Nos turnamos para dirigir la iglesia en la tesorería, en la dirección de
la iglesia, en las visitas…
- ¿Cómo llegó a la obra en Arica?
- Yo llegué por dos razones: Por la obra y por el trabajo, pero más que todo llegué a trabajar en lo
secular, pero lo que más he hecho ha sido trabajar en la iglesia y lo menos, trabajar en lo secular.
- ¿Cómo se mantiene una sierva de Dios de esa manera?
- Varios me han preguntado lo mismo, pero yo le dije al Señor que tenía que proveerme si Él quería
que estuviera ahí. De todas maneras yo he trabajado en lo que sé. En el hospital, cuidando, a veces
también me llaman para cuidar niños en una casa, cuidar una enferma, me entiende… Y ahí yo estoy,
si viene una trabajo es bienvenido. Yo no cierro las puertas, porque la obra del Señor no cierra las
puertas para encontrar trabajo, pero he tenido mucho más trabajo en la iglesia que en lo secular. El
tiempo no me alcanza casi para trabajar afuera.
- Alguna petición para nuestros lectores de internet…
- Mi petición es que se acuerden de que hay hermanos en Arica, que los necesitan e incluso puede
ser una visita, alguien que sienta ir al norte. Todos llegan hasta Iquique, pero hasta Arica casi nadie
llega, y a los hermanos con una visita que llegue al año, se les sube el ánimo y se sienten súper
gratificados de escuchar un mensaje de otra persona.
- Entonces, ¿de quién dependen espiritualmente o tienen que ser autovalentes?
- Tenemos que ser autovalentes y la responsabilidad grande que tenemos nosotros, ya que estamos
sin pastor, es saber que los hermanos dependen de nosotros, del grupo que estamos ahí. Es una
gran responsabilidad, así es que solamente dependemos del Señor y que Él nos dirija en todo lo que
quiera entregar a la iglesia. Sin embargo, hay un pastor de otra iglesia que nos va a supervisar si
necesitamos algo, pero no es el pastor del rebaño de nosotros.
¿Es difícil entregar el evangelio en Arica?
- Es difícil trabajar en Arica, y de por sí las iglesias son complicadas de sacarlas adelante. He sabido
que hay iglesias que se han terminado y han cerrado sus puertas, porque los mismos pastores no
tienen cómo sostenerse ahí, así es que uno depende más que todo del Señor.
- ¿Cuáles son los más grandes problemas de la comunidad ariqueña?
- Lo que más hay es hechicería, brujos, entonces hay muchos que han llegado a la iglesia con esta
carga. Es una cosa bien terrible. También hay harta drogadicción por la misma falta de trabajo. En
cuanto a delincuencia, no se ve tanto como en Santiago, pero sí hay harta drogadicción y hechicería.
- ¿Pensó alguna vez en estar a cargo de una iglesia?
- No, jamás pensé. Siempre fue mi anhelo sí trabajar e ir a lugares donde se necesitaba, no lugares
acomodados. Incluso había ido al Altiplano a ver si había ahí algo que hacer. Oré al Señor, pero para
ir al Altiplano tenía que saber algún idioma como aymará, pero el Señor tenía un propósito y estoy en
Arica, o sea, totalmente apartada de la gran ciudad, donde hay de todo. Estoy en Arica y me siento
bien.
- O sea, a pesar de las necesidades, hay mucha alegría…
- Sí. Ahora estoy súper contenta, súper bien, o sea, me siento como que por fin encontré lo que
anhelaba mi corazón y creo que es la voluntad del Señor también, porque yo vi el apoyo de Él. Lo
más importante es el apoyo que el Señor que me ha dado, lo he descubierto. Antes venía a la iglesia,
escuchaba, me iba a la casa; siempre oía de milagros, que el Señor sostenía a todos, pero…el
vivirlos una misma es otra cosa.
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