Virtud y libertad. La autonomía del educando

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Virtud y libertad. La autonomía del educando
Antonio Amado.
“Sólo el hombre virtuoso es verdaderamente libre y autónomo en sus obras.
La virtud, como ya se ha dicho, hace partícipe al hombre de la perfección de
su obra para que pueda disponer de ella como quiera. Es justo y adecuado
que el hombre vaya desarrollando una creciente autonomía, y que ésta
deberá salvaguardarse en el proceso educativo; sin embargo la autonomía no
es real sino en la medida en que se adquiere la virtud. Dada la natural
inclinación del hombre al fin último y felicidad es imposible que el hombre
sea verdaderamente libre sino eligiendo determinarse con sus actos hacia el
fin al que esta ordenado. No es por tanto verdaderamente autónomo el
hombre que hace lo que quiere, sino el que quiere el bien y lo hace objeto de
elección en cada uno de sus actos. Educar en la virtud es consiguientemente
educar en la libertad. La autonomía es el modo digno del hombre de dirigirse
a su bien, que sólo es suyo si lo alcanza desde un acto que brota de su
intimidad. Y más íntimo es el acto en la medida que el hombre se encuentra
connaturalizado con el bien que ama y ve como bueno para elegir.”
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