Impacto de la gravedad del consumo de drogas sobre distintos

Anuncio
ORIGINAL
Impacto de la gravedad del consumo de drogas
sobre distintos componentes de la función ejecutiva
A. Verdejo, C. Orozco-Giménez, M. Meersmans Sánchez-Jofré,
F. Aguilar de Arcos, M. Pérez-García
THE IMPACT EXERTED BY THE SEVERITY OF RECREATIONAL DRUG ABUSE
ON THE DIFFERENT COMPONENTS OF THE EXECUTIVE FUNCTION
Summary. Introduction. A number of neuropsychological studies have shown the relationship between severity of drug abuse
and the executive functioning of substance abusers, along with its negative impact on treatment results. Aim. The aim of this
study is to examine the relationship between severity of consumption of alcohol, cannabis, cocaine, heroin, amphetamines and
ecstasy on the executive processes of fluency, working memory, response inhibition, concept formation and decision-making.
Patients and methods. Forty poly-substance abusers participated in this study. In a series of setwise regression analyses we
introduced the standardized scores of a severity index as predictor variables, and the raw scores of five indexes sensitive to
executive functioning as dependent variables: the Ruff Figural Fluency Test (RFFT), the Letter Number Sequencing subtest
(LyN), the 5 Digit Test (5DT), the Category Test (TC) and the Gambling Task (GT). Best subsets of predictors for each
dependent variable were included in multiple regression models. Results and conclusions. We obtained significant
relationships between severity of heroin and ecstasy abuse and RFFT performance; between severity of alcohol, cocaine,
heroin and amphetamines and LyN performance; between severity of alcohol, cannabis, cocaine, heroin and ecstasy and 5DT
performance; and between severity of heroin and amphetamines and TC performance. These results show the significant
influence of severity of drug abuse on executive impairment, which may have a negative impact on treatment results. [REV
NEUROL 2004; 38: 1109-16]
Key words. Dorsolateral circuit. Executive functioning. Severity. Substance abuse. Ventromedial circuit.
INTRODUCCIÓN
El consumo prolongado y la adicción a diversas drogas se han
asociado consistentemente al deterioro de distintas funciones
neuropsicológicas, entre las que destacan, por su crucial relevancia clínica, las funciones ejecutivas (FE) [1,2]. El deterioro de
estas funciones se ha asociado, en el contexto de la rehabilitación de los pacientes adictos, a un menor porcentaje de finalización del tratamiento y a un mayor índice de recaídas [3,4].
Las FE constituyen un conjunto de habilidades superiores
de organización e integración que se han asociado neuroanatómicamente a diferentes circuitos neurales que convergen en los
lóbulos prefrontales del córtex. Están implicadas en la anticipación y el establecimiento de metas, el diseño de planes, la inhibición de respuestas inapropiadas, la adecuada selección de
conductas y su organización en el espacio y en el tiempo, la flexibilidad cognitiva en la monitorización de estrategias, la supervisión de las conductas en función de estados motivacionales y
afectivos, y la toma de decisiones [5-9]. Barkley [10] las define
Recibido: 14.11.03. Recibido en versión revisada: 16.02.04. Aceptado: 13.04.04.
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Universidad de Granada. Granada, España.
Correspondencia: Dr. Antonio J. Verdejo-García. Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Facultad de Psicología. Universidad de Granada. Campus de Cartuja, s/n. E-18071 Granada. E-mail:
[email protected]
El presente estudio ha sido posible gracias a la financiación del proyecto de
investigación del Plan Nacional de Drogas: INT/2012/2002, ‘Alteración de
la función ejecutiva en policonsumidores de psicoestimulantes’, del Ministerio del Interior, la colaboración del Comisionado para las Drogodependencias y otras Adicciones de la Junta de Andalucía, y Proyecto Hombre
Granada.
 2004, REVISTA DE NEUROLOGÍA
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
como modelos de acción autodirigidos que permiten la maximización global de las consecuencias sociales, una vez que las
consecuencias inmediatas y demoradas de las distintas alternativas de acción se consideran simultáneamente.
En los últimos años se ha generado un intenso debate en
relación con la utilidad de definir las FE como un sistema unitario, o bien como un sistema de procesamiento múltiple, integrado por distintos subprocesos interrelacionados, pero relativamente independientes [9,11-13]. En este sentido, los estudios
más recientes se inclinan por un modelo multiproceso, en el que
las FE constituirían la suma de todos los subprocesos requeridos en un determinado momento para una determinada tarea, si
bien estos subprocesos tendrían un mayor o menor peso específico en función de las demandas de diferentes tareas [11-15].
Esta visión es más congruente con la organización anatomicofuncional de los lóbulos prefrontales, donde el incremento en la
complejidad de las funciones realizadas exige una organización
dinámica y flexible, en oposición con una organización más
rígida y modular [14].
Se han descrito al menos dos circuitos funcionales de interés
neuropsicológico dentro del córtex prefrontal [5,16,17]; por una
parte, el circuito dorsolateral se asocia a habilidades de perfil
cognitivo, como la memoria de trabajo (MT), la atención selectiva, la formación de conceptos y la flexibilidad cognitiva; por
otra parte, el circuito ventromedial se asocia al procesamiento de
señales somáticas-emocionales que actúan como marcadores o
guías de los procesos de toma de decisiones hacia objetivos
socialmente adaptativos [5,16]. La actividad del circuito dorsolateral se ha asociado al rendimiento en tareas clásicas de función
ejecutiva, como las pruebas de fluidez (verbal y visual), las tareas N-back, la prueba de Stroop, la Torre de Hanoi o la prueba
de clasificación de tarjetas de Wisconsin [5-7,18,19]. En cambio,
1109
A. VERDEJO, ET AL
el desarrollo de pruebas neuropsicológicas para la evaluación de
los procesos de toma de decisiones vinculados al circuito ventromedial ha sido mucho más reciente, y destaca el uso de diversas
tareas experimentales como la gambling task (GT), la betting
task o la cognitive bias task [18-21].
Para el presente estudio, adoptaremos como modelos teóricos las propuestas de organización multiproceso de Miyake et
al [12], que asumen la existencia de distintos subcomponentes
que contribuyen diferencialmente al rendimiento en tareas de
funcionamiento ejecutivo asociadas al área prefrontal dorsolateral, y la hipótesis del marcador somático [5], que enfatiza el
papel de las señales emocionales en los procesos de toma de
decisiones vinculados al área prefrontal ventromedial.
El principal objetivo del presente estudio es examinar la
influencia de la gravedad de consumo de distintas drogas sobre
el rendimiento en tareas sensibles a la medición de distintos
componentes del funcionamiento ejecutivo en una muestra de
drogodependientes en período de abstinencia.
Tabla I. Principales características demográficas de la muestra.
Edad
Años escolaridad
Test de acentuación
de palabras
DE
Máximo
Mínimo
30,04
6,22
44
19
9,73
2,80
17
6
19,33
4,18
28
11
Tabla II. Cantidad y cronicidad de consumo, y tiempo de abstinencia de
las drogas consumidas en esta muestra.
Media
DE
Máximo
Mínimo
Cannabis a
208,73
235,24
750
0
Cocaína b
51,45
50,20
180
0
Heroína b
31,20
49,39
210
0
15,17
33,26
144
0
6,02
18,44
96
0
287,26
301,91
900
0
Cantidad (mensual)
PACIENTES Y MÉTODOS
Pacientes
En el presente estudio participaron 40 varones policonsumidores de distintas sustancias en fase de deshabituación, una vez abandonado el consumo y
superado el proceso de desintoxicación. Estos pacientes se seleccionaron
conforme ingresaban en los centros de rehabilitación ‘Proyecto Hombre’ y
‘Cortijo Buenos Aires’, perteneciente al Comisionado para las Drogodependencias y otras Adicciones de la Junta de Andalucía, de Granada. Ninguno
de ellos participaba simultáneamente en programas de dispensación de
metadona, naltrexona o buprenorfina. Se excluyeron aquellos pacientes
diagnosticados con trastornos del eje II del DSM-IV, así como aquellos que
habían sufrido algún tipo de daño neurológico documentado mediante pruebas de imagen cerebral. Todos los pacientes recibieron información sobre
los objetivos del estudio, firmaron una hoja de consentimiento y participaron voluntariamente si cumplían los siguientes criterios:
1. Ser consumidores de distintas sustancias.
2. Presentar un período de abstinencia mínimo de tres semanas, con el objeto de evitar captar los efectos agudos y residuales provocados por la intoxicación de las diferentes drogas.
Media
Éxtasis d
Anfetaminas
Alcohol
b
c
Cronicidad (años desde el inicio del consumo)
Cannabis
7,87
6,90
25
0
Cocaína
9,01
4,92
23
0
Heroína
5,36
6,66
25
0
Éxtasis
2,02
3,47
11
0
Anfetaminas
0,63
1,36
5
0
Alcohol
9,35
6,97
23
0
18,64
23,47
132
3
Abstinencia (semanas)
a
b
Número de cigarros por episodios de consumo; Número de gramos por episodios de consumo; c Número de unidades por episodios de consumo; d Número de pastillas por episodios de consumo.
Para asegurar esta abstinencia se efectuaron análisis de orina con reactivos
para cannabis, cocaína, heroína y benzodiacepinas.
En la tabla I se presentan las principales características demográficas de la
muestra, con una edad media de 30,04 (DE = 6,22) años y una media de escolarización de 9,73 (DE = 2,80) años. En la tabla II se recogen los datos relativos a los parámetros de cantidad (dosis consumida durante un mes), cronicidad (años desde que se inició el consumo) y tiempo de abstinencia (semanas).
Con fines descriptivos, los 40 pacientes se clasificaron en función de su
droga principal de consumo autoinformada, y resultó que un 48,8% de los
pacientes eran consumidores principales de cocaína, un 17,1% de heroína,
un 26,8% de la mezcla de heroína y cocaína (speed-ball), y un 2,4% de cada
una de las siguientes: alcohol, MDMA (‘éxtasis’) y anfetaminas. Entre los
consumidores de cocaína, un 26,8% la esnifaban, un 51,2% la fumaban, un
20,8% usaba ambas vías y un 1,2% la habían consumido por vía endovenosa. Entre los consumidores de heroína, un 69,8% la inhalaban, un 3,4% la
habían consumido por vía endovenosa, y un 26,8% habían empleado ambas
vías. El 7,3% de los pacientes que participaron estaba infectado de VIH.
A partir de estos parámetros se obtienen seis puntuaciones de cantidad de consumo (dosis por frecuencia mensual) y seis puntuaciones de cronicidad (años
de consumo), una para cada una de las sustancias objetivo del presente estudio.
Material
Test de fluidez de figuras de Ruff (RFFT) [24]
Las pruebas empleadas en el siguiente estudio se detallan a continuación:
Es una prueba de fluidez no verbal. Proporciona información relativa a la
capacidad del paciente para iniciar su conducta de manera fluida en respuesta a una orden novedosa, y para planificar, desarrollar y ejecutar estrategias
de manera coordinada y flexible. Consta de cinco partes, y cada una presenta un patrón de estímulos constante (35 casillas con cinco puntos cada una),
pero una disposición diferente. Las partes 2 y 3 presentan la misma ubicación de los puntos que la parte 1, pero añaden distintos distractores, mientras
que las partes 4 y 5 muestran variaciones de la ubicación de los puntos. En
Entrevista de investigación del comportamiento adictivo [22,23]
Evalúa a través de una breve entrevista la cantidad (dosis de droga consumida
a lo largo de un mes) y la cronicidad (años desde que se inició el consumo) de
una serie de sustancias que pueden producir dependencia física o psicológica:
cannabis, cocaína, éxtasis, heroína y alcohol. Para cada una de estas sustancias que el paciente haya consumido, se evalúan tres tipos de parámetros:
1110
1. Cantidad de droga consumida en cada episodio de consumo (número de
cigarros para el cannabis; número de pastillas para el éxtasis; número de
gramos para la cocaína, la heroína y las anfetaminas, y número de unidades
para el alcohol, teniendo en cuenta que un vaso de vino o cerveza equivale
a 0,5 unidades, y un vaso de güisqui o ginebra equivale a 1 unidad.
2. Frecuencia de estos episodios de consumo a lo largo de un mes (una vez
al mes, fines de semana, cuatro o cinco veces por semana, o diariamente).
3. Años transcurridos desde el inicio del consumo.
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
CONSUMO DE DROGAS Y FUNCIÓN EJECUTIVA
esta prueba se le pide al paciente que dibuje tantos dibujos distintos como
pueda uniendo con líneas rectas al menos dos de los cinco puntos que contiene cada casilla en un período de un minuto para cada una de las partes. Los
principales índices de ejecución de la prueba son el número de dibujos distintos que el paciente es capaz de realizar en el total de las cinco partes, y el
ratio entre el número de errores perseverativos (número de dibujos repetidos)
y el número de dibujos originales. La reducción de la capacidad de fluidez no
verbal se ha relacionado con inflexibilidad de procesamiento visuoespacial y
se ha asociado a daños en el área prefrontal derecha.
Letras y números (LyN) –escala de inteligencia
para adultos Wechsler (WAIS III)– [25]
Es una prueba de MT desarrollada a partir de la prueba de amplitud mental.
Se lee al paciente una combinación de letras y números y se le pide que
repita la secuencia enunciada, poniendo primero los números en orden
ascendente y a continuación las letras en orden alfabético. La prueba contiene siete elementos, y cada uno consta de tres intentos. En cada elemento, se
lee la secuencia a razón de una letra o número por segundo y se deja un
tiempo amplio para contestar. Se interrumpe la administración cuando el
sujeto falla los tres intentos de un mismo elemento. La ejecución en la prueba es sensible al funcionamiento del ‘bucle articulatorio’ y el ‘ejecutivo central’ del modelo de working memory de Baddeley y Hitch [26].
Test de las 5 cifras –five digit test (5DT)– [27]
Es una prueba de atención selectiva e inhibición de respuesta. Se desarrolló
como una alternativa al test de Stroop que minimizara la implicación del
nivel de escolarización en el rendimiento de la prueba, y correlaciona significativamente con éste en sus secciones equivalentes. Consta de cuatro partes de aplicación independiente, en las que se presentan series de 50 casillas
que contienen de 1 a 5 dígitos (partes I, III y IV) o estrellas (parte II) cada
una, organizados en patrones similares a los de las figuras de dominó o las
cartas de juego. En la parte I se pide al paciente que lea lo más rápido posible, de izquierda a derecha, en filas, el dígito que contiene cada casilla. En
la parte II se le pide que cuente, también en filas y tan rápido como pueda,
cuántas estrellas contiene cada casilla. En la parte III se le pide que cuente
el número de dígitos que contiene cada casilla, produciendo un efecto de
interferencia, ya que las casillas presentan grupos de dígitos que no se
corresponden con su valor aritmético (p. ej., en una casilla con cinco doses,
la respuesta correcta sería cinco y no dos). Esta sección equivale a la condición de interferencia del test de Stroop. Por último, en la parte IV se le pide
que cuente, tal y como hizo en la parte III, o lea, tal y como hizo en la parte
I, en función de que el recuadro de la casilla sea normal (contar, 80% de los
estímulos), o de doble grosor (leer, 20% de los estímulos). Las partes III y
IV son sensibles al funcionamiento de procesos ejecutivos de atención
selectiva y supresión de respuestas automáticas.
Test de categorías (TC) [28]
Se administró la versión computarizada de esta prueba de formación de
conceptos y flexibilidad mental, originalmente incluida en la batería Halstead-Reitan. El test consta de 208 estímulos (distintos tipos de dibujos: cuadrados, círculos, letras) agrupados en siete series. A todos los estímulos
incluidos en una misma serie subyace siempre una regla o concepto que
determina la adecuación de las respuestas de esa serie. Esta regla o concepto puede mantenerse o cambiar en la siguiente serie, de modo que una buena ejecución en la prueba dependerá de la capacidad del paciente para inferir estas reglas, aplicar estrategias apropiadas y modificarlas cuando dejen
de ser válidas. Sin embargo, las instrucciones de la prueba son pretendidamente ambiguas: se explica al paciente que aparecerán sucesivamente en la
pantalla distintas clases de dibujos, y que estos dibujos le recordarán en algo
a uno de los cuatro primeros números: 1, 2, 3 ó 4; el paciente debe presionar, en cada estímulo, la tecla del número que considere se asocia a ese diseño, y el ordenador proporciona retroalimentación sonora en relación con la
adecuación o no de la respuesta dada. El principal índice de ejecución del
test es el número total de errores de las siete series.
Gambling task [18]
Se utilizó una versión computarizada de la GT, basada en la tarea original.
La GT es un instrumento sensible a la medición de procesos de toma de
decisiones vinculados al área ventromedial del córtex prefrontal. En esta
versión, el paciente observa en la pantalla del ordenador cuatro barajas de
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
cartas etiquetadas con las letras A’, B’, C’, y D’ en la parte inferior de cada
baraja. Empleando el ratón, el participante debe escoger libremente cartas
de esas cuatro barajas. Cada baraja tiene 60 cartas, y la tarea consta de un
total de 100 ensayos, por lo que es posible, aunque no frecuente, que el
paciente agote todas las cartas de una determinada baraja. Cada vez que el
paciente selecciona una carta de una baraja, el ordenador emite un sonido
distinto y aparece el icono de una cara (sonriente o triste), acompañada de
un mensaje que indica la cantidad de dinero ganado o perdido (en euros). En
la parte superior de la pantalla hay una barra roja, que indica el crédito del
que dispone el paciente para empezar a jugar y se mantiene estable a lo largo de la tarea, y una barra verde, que incrementa o disminuye proporcionalmente su tamaño en relación con la cantidad de dinero ganado o perdido.
La peculiaridad de la tarea estriba en que algunas barajas son más ventajosas que otras. Las barajas A’ y B’ proporcionan altas recompensas económicas (una media de 100 euros), pero también altos castigos, y constituyen
las barajas desventajosas: En la baraja A’ la frecuencia de los castigos
aumenta progresivamente, aunque la magnitud del castigo se mantiene
constante (una pérdida media acumulativa de 250 euros en cada bloque de
10 ensayos); mientras, en la baraja B’ la frecuencia de los castigos se mantiene constante, pero su magnitud se incrementa. Por el contrario, las barajas C’ y D’ proporcionan ganancias más bajas, pero también castigos más
pequeños, y constituyen las barajas ventajosas. La baraja C’ permite una
ganancia media de 250 euros en el primer bloque de 10 ensayos, y se incrementa progresivamente en 50 euros por cada bloque de 10 ensayos. La única diferencia entre las barajas C’ y D’ es que, mientras que en C’ la frecuencia de las penalizaciones aumenta y la cantidad se mantiene constante,
en D’ la frecuencia de castigo se mantiene constante, pero la magnitud de
los castigos incrementa.
La puntuación de la tarea se obtiene al restar el número de elecciones de
los montones desventajosos (A+B) al número de elecciones de los montones ventajosos (C+D) en el total de los 100 ensayos.
Procedimiento
Los pacientes drogodependientes se evaluaron individualmente entre marzo
y octubre de 2003 en una única sesión en la que se administraban la entrevista de investigación del comportamiento adictivo, y un amplio protocolo
de evaluación neuropsicológica de las FE que incluía las pruebas seleccionadas para el presente en estudio. La duración aproximada de esta sesión
era de 2 horas y 45 minutos, e incluía un descanso de aproximadamente 20
minutos, para evitar el agotamiento del paciente. Las evaluaciones se llevaron a cabo en las instalaciones de los centros terapéuticos ‘Proyecto Hombre’ y ‘Cortijo Buenos Aires’, de Granada.
Variables y análisis estadísticos
Como variables independientes se incluyeron las puntuaciones de gravedad
del consumo de las distintas drogas presentes en esta muestra. Las puntuaciones de gravedad se obtuvieron al promediar las puntuaciones típicas
(puntuaciones Z) de cantidad y cronicidad de cada una de las sustancias de
consumo. Se incluyeron así seis variables independientes: gravedad de consumo de cannabis, gravedad de consumo de cocaína, gravedad de consumo
de heroína, gravedad de consumo de anfetaminas, gravedad de consumo de
éxtasis y gravedad de consumo de alcohol.
Como variables dependientes se analizaron las puntuaciones de los
pacientes en los distintos índices neuropsicológicos seleccionados para
medir los distintos subcomponentes del funcionamiento ejecutivo estudiados, tal y como se detallan a continuación:
– Fluidez no verbal: número de dibujos originales del RFFT.
– Memoria de trabajo: puntuación directa del subtest LyN, del WAIS III.
– Inhibición de respuesta: tiempo de ejecución en las partes I, II, III y IV
del 5DT.
– Abstracción de conceptos/flexibilidad mental: número de errores totales
del TC.
– Toma de decisiones: puntuación directa de la GT de acuerdo con la ecuación [(C+D) – (A+B)].
Todas las variables se introdujeron en una hoja de cálculo del programa
estadístico MINITAB 14.
En primer lugar, se realizaron análisis descriptivos de la ejecución de los
pacientes de la muestra en las distintas pruebas de función ejecutiva. A continuación, se efectuaron análisis de correlación bivariados para explorar la
1111
A. VERDEJO, ET AL
relación entre los distintos índices de gravedad de consumo
(variables predictoras) y las distintas pruebas de función ejecutiva (variables dependientes) en esta muestra.
En segundo lugar, debido al elevado número de variables
independientes y al reducido tamaño muestral, se realizaron
una serie de análisis exploratorios de regresión setwise, con el
objetivo de obtener los mejores modelos de variables predictoras para cada una de las variables dependientes. El análisis de
regresión setwise proporciona los valores de R2 ajustada para
los dos mejores modelos de cada combinación de 1 a N (seis en
este caso) predictores. Por tanto, permite reducir considerablemente el número de variables predictoras seleccionando el
modelo con mayor R2 ajustada y menor número de predictores.
Por último, para examinar el objetivo principal del estudio,
se realizaron una serie de análisis de regresión múltiple, incluyendo como variables predictoras las incluidas en los mejores
modelos obtenidos mediante el procedimiento setwise para cada una de las variables dependientes.
Tabla III. Resumen descriptivo de las puntuaciones obtenidas por los pacientes en los
distintos índices neuropsicológicos de función ejecutiva.
Puntuación
Media
DE
Máximo
Mínimo
RFFT
N.º diseños originales
78,92
22,65
147
35
Letras y números
Puntuación directa
8,32
1,81
12
5
FDT 1
Tiempo (segundos)
19,02
2,50
24
14
FDT 2
Tiempo (segundos)
21,82
3,28
31
16
FDT 3
Tiempo (segundos)
33,75
7,55
60
21
FDT 4
Tiempo (segundos)
42,63
8,97
62
26
Test de categorías
N.º total de errores
60,63
26,98
113
17
Gambling task
[(C + D) – (A + B)]
3,48
27,46
82
-50
Tabla IV. Correlaciones bivariadas entre las distintas variables dependientes e independientes del estudio.
Cannabis
Cocaína
Heroína
Éxtasis
Anfetamina
Alcohol
RFFT
Cannabis
1
Cocaína
0,299
1
Heroína
0,269
0,116
1
Éxtasis
0,220
0,004
-0,162
1
Anfetamina
0,086
-0,009
-0,011
-0,159
1
Alcohol
0,054
0,161
-0,151
-0,239
-0,286
1
-0,211
-0,054
-0,143
1
b
LyN
5DT 1
RFFT
-0,078
-0,012
-0,449
LyN
-0,076
-0,178
-0,298
0,025
-0,170
-0,268
0,142
1
5DT 1
0,136
0,191
0,056
0,125
0,119
0,220
-0,217
-0,222
1
0,197
0,270
0,128
0,062
0,211
-0,027
0,018
0,646 b
a
5DT 2
5DT 3
5DT 4
0,404
b
5DT 3
0,492
b
0,178
0,245
0,024
0,160
0,156
-0,004
-0,078
0,390
5DT 4
0,417 b
0,061
0,048
0,005
0,167
0,102
-0,129
-0,196
0,458 a 0,664 b 0,619 b
TC
0,104
-0,150
0,135
0,267
0,398 a
-0,050
-0,091
-0,175
-0,072
0,057
0,119
-0,014
GT
0,093
0,155
-0,003
0,063
-0,70
0,158
0,170
0,386 a
-0,040
0,055
-0,088
-0,174
5DT 2
a
TC
GT
1
0,741 b
1
1
1
0,221 1
b
p < 0,05; p < 0,01.
RESULTADOS
Las puntuaciones medias de los pacientes de la muestra en las distintas pruebas neuropsicológicas se presentan en la tabla III. Entre las pruebas utilizadas, sólo la de LyN dispone de baremos adaptados en población española, en
los que el promedio de los resultados de esta muestra se sitúa una desviación
típica por debajo de la media poblacional. En comparación con baremos de
población norteamericana, los resultados del RFFT y el TC se ubican también una desviación típica por debajo de la media. Como se aprecia en la
tabla III, en el 5DT el tiempo de ejecución incrementa considerablemente
entre las partes I y II, sensibles a la medición de procesos atencionales básicos, y las partes III y IV, que requieren la participación de mecanismos inhibitorios. Por último, en la GT, la media muestral se sitúa por debajo del criterio de buena ejecución en la tarea establecida por el grupo de Iowa [18,19],
situado en una puntuación de 10.
Los resultados de los análisis correlacionales bivariados mostraron que
no existían correlaciones significativas entre la gravedad del consumo de las
drogas analizadas, por lo que pueden introducirse como predictores independientes en el modelo de regresión. Con respecto a la relación entre la
gravedad de consumo de drogas y los distintos índices de la función ejecuti-
1112
va, obtuvimos correlaciones significativas entre la gravedad del consumo de
cannabis y el rendimiento en las partes II, III y IV del 5DT, entre la gravedad del consumo de heroína y la ejecución en el RFFT, y entre la gravedad
del consumo de anfetaminas y el rendimiento en el TC (Tabla IV). En todos
los casos, las correlaciones indicaban que una mayor gravedad del consumo
estaba relacionada con una peor ejecución en las pruebas.
Los resultados de los análisis exploratorios de regresión setwise mostraron que la gravedad del consumo de heroína y éxtasis eran los mejores predictores de la ejecución en el RFFT, y explicaban un 24,5% de la varianza
total (modelo 1; R2 ajustada –R2 adj– = 24,5); que un modelo de cuatro factores que incluyera la gravedad del consumo de heroína, cocaína, anfetaminas y alcohol era el que mejor predecía la ejecución en el índice LyN, explicando un 15,2% de la varianza total (modelo 2; R2 adj = 15,2), y que la gravedad del consumo de heroína y de anfetaminas eran las variables que
mejor predecían la ejecución en el TC, explicando un 13,3% de la varianza
total (modelo 3; R2 adj = 13,3). Con respecto al 5DT, los resultados mostraron que la gravedad del consumo de cannabis, cocaína y alcohol eran los
mejores predictores de la ejecución en la parte I, explicando un 9,4% de la
varianza total (modelo 4.1; R2 adj = 9,4); que la gravedad del consumo de
cannabis, cocaína y heroína eran los mejores predictores de la ejecución en la
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
CONSUMO DE DROGAS Y FUNCIÓN EJECUTIVA
Tabla V. Porcentaje de varianza explicada por los modelos de mejores predictores obtenidos
mediante el procedimiento setwise para cada una de las pruebas neuropsicológicas.
Gravedad del consumo
Cannabis Cocaína Heroína Anfetaminas Éxtasis Alcohol
RFFT
*
Letras y números
*
*
*
*
*
*
FDT 2
*
*
FDT 3
*
*
*
FDT 4
*
*
*
Test de categorías
Gambling task
*
*
24,5%
*
FDT 1
R2 ajustada
(porcentaje)
*
*
15,2%
9,4%
24,9%
*
*
*
*
*
34,8%
16,3%
13,3%
*
*
0%
Tabla VI. Relación entre los índices de gravedad del consumo y la ejecución en las pruebas
neuropsicológicas de función ejecutiva.
β
p (del
F (del
coeficiente) modelo)
Modelo
Variable
dependiente
Índices de
gravedad
Modelo 1
RFFT
Heroína
-0,496
0,001
Éxtasis
-0,291
0,046
Alcohol
-0,220
0,155
Anfetaminas
-0,264
0,096
Cocaína
-0,206
0,182
Heroína
-0,343
0,038
Anfetaminas
0,399
0,011
Heroína
0,139
0,356
Alcohol
0,298
0,062
Cannabis
0,213
0,190
Cocaína
0,207
0,109
Cannabis
0,461
0,004
Cocaína
0,357
0,019
Heroína
0,187
0,202
Cannabis
0,652
0,000
Cocaína
0,338
0,019
Éxtasis
0,211
0,134
Alcohol
0,218
0,142
Cannabis
0,466
0,005
Cocaína
0,399
0,013
Éxtasis
0,125
0,401
Cannabis
-0,007
0,971
Cocaína
0,132
0,475
Heroína
-0,051
0,819
Anfetaminas
-0,047
0,793
Alcohol
0,152
0,460
Éxtasis
0,138
0,492
Modelo 2
Modelo 3
Modelo 4.1
Modelo 4.2
Modelo 4.3
Modelo 4.4
Modelo 5
LyN
TC
5DT1
5DT2
5DT3
5DT4
GT
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
p (del
modelo)
7,33
0,002
2,75
0,044
3,99
0,027
2,34
0,089
5,32
0,004
6,20
0,001
3,54
0,024
0,353
0,922
parte II, explicando un 24,9% de la varianza total
(modelo 4.2; R2 adj = 24,9); que un modelo de cuatro
factores que incluyera la gravedad de consumo de
cannabis, cocaína, alcohol y éxtasis era el que mejor
predecía la ejecución en la parte III, explicando un
34,8% de la varianza total (modelo 4.3; R2 adj = 34,8);
y que la gravedad del consumo de cannabis, cocaína y
éxtasis eran los mejores predictores de la ejecución en
la parte IV de la prueba, explicando un 16,3% de la
varianza total (modelo 4.4; R2 adj = 16,3). Con respecto a la GT, ninguno de los modelos obtenidos de las
combinaciones de los distintos predictores obtuvo un
valor de R2 adj superior a cero (Tabla V).
Finalmente, se comprobó si los modelos obtenidos
a través del procedimiento setwise eran estadísticamente significativos para las distintas variables dependientes estudiadas. Para ello, se realizaron siete análisis de regresión múltiple, introduciendo como variables predictoras las incluidas en los mejores modelos
obtenidos mediante el procedimiento setwise para
cada una de las variables dependientes. Los resultados
mostraron que la función de regresión era estadísticamente significativa para las variables dependientes:
RFFT (modelo 1), F(2,39) = 7,33, p < 0,01; LyN
(modelo 2), F(2,39) = 2,75, p < 0,05; TC (modelo 3),
F(2,39) = 3,99, p < 0,05; 5DT parte II (modelo 4.2),
F(2,39) = 5,32, p < 0,01; 5DT parte III (modelo 4.3),
F(2,39) = 6,20, p < 0,01; y 5DT parte IV (modelo
4.4), F(2,39) = 3,54, p < 0,05. Las variables predictoras mostraron una relación directa con respecto al
tiempo de ejecución del 5DT y el número de errores
del TC (a mayor gravedad, mayor tiempo de ejecución
y más errores), y una relación inversa con las puntuaciones del RFFT y LyN (a mayor gravedad, menor
puntuación), como se aprecia en los valores de los
coeficientes β de la tabla VI. Asimismo, en la tabla VI
se recogen los valores de p para cada una de las variables predictoras, que muestran que la gravedad del
consumo de heroína y éxtasis son los mejores predictores del rendimiento en el RFFT, que la gravedad del
consumo de heroína es el mejor predictor de la ejecución en LyN, que la gravedad del consumo de anfetaminas es el mejor predictor del rendimiento en el TC,
y que la gravedad de los consumos de cannabis y
cocaína son los mejores predictores del tiempo de ejecución en el 5DT.
DISCUSIÓN
El principal objetivo del presente estudio fue
examinar la influencia de la gravedad del consumo de distintas drogas sobre el rendimiento
de los pacientes drogodependientes en pruebas sensibles a la medición de distintos componentes del funcionamiento ejecutivo. Los
resultados de las funciones de regresión estadísticamente significativas mostraron que la
gravedad del consumo de heroína y éxtasis se
relacionaba inversamente con las puntuaciones del índice de fluidez no verbal, que la gravedad de consumo de alcohol, anfetaminas,
cocaína y heroína se relacionaba inversamente
con la ejecución en el índice de MT, que la
gravedad del consumo de anfetaminas y heroína se relacionaba inversamente con el rendimiento en un índice de abstracción de con-
1113
A. VERDEJO, ET AL
ceptos y flexibilidad cognitiva y que la gravedad de los consumos de cannabis, cocaína, éxtasis y alcohol se relacionaban
inversamente con las puntuaciones de un índice de atención selectiva e inhibición de respuesta. Sin embargo, ninguna de las
gravedades del consumo de las drogas estudiadas en el presente
estudio resultaron predictivas de la ejecución en el índice de toma de decisiones.
Estos resultados muestran una influencia significativa del
consumo prolongado de drogas sobre el funcionamiento de distintos componentes de la función ejecutiva. A pesar de que la
ausencia de baremos adaptados en población española para la
mayoría de las pruebas seleccionadas condicione la interpretación del grado de deterioro neuropsicológico de los componentes ejecutivos medidos, la considerable influencia de la gravedad como variable predictiva de un peor funcionamiento de
estos componentes en los pacientes abstinentes sugiere que las
FE pueden verse afectadas por los efectos neurotóxicos acumulativos del consumo de drogas sobre diversos mecanismos cerebrales. En este sentido, nuestros resultados son congruentes con
los de múltiples estudios neuropsicológicos [29-33] y de imagen cerebral [34-37] que han demostrado el impacto de la gravedad del consumo de las drogas como el cannabis, los estimulantes, los opiáceos y el alcohol sobre el rendimiento en diversas pruebas sensibles al funcionamiento ejecutivo.
No obstante, el impacto de la gravedad del consumo no fue
homogéneo en relación con los distintos componentes medidos.
En primer lugar, destaca el contraste entre la significativa influencia de la gravedad del consumo de las drogas estudiadas
sobre distintos subprocesos ‘cognitivos’ vinculados al circuito
prefrontal dorsolateral (fluidez, MT, inhibición de respuesta o
abstracción de conceptos) y el hecho de que ninguna de estas
drogas predecía significativamente el rendimiento de la tarea de
toma de decisiones, cuya ejecución se ha vinculado al funcionamiento de marcadores emocionales que guían el proceso de
toma de decisiones en un sentido adaptativo, y que dependen de
la actividad del circuito prefrontal ventromedial [5,16-19]. Estos resultados sugieren que la gravedad del consumo no estaría
implicada en la presencia de alteraciones en los procesos de
toma de decisiones asociados al circuito ventromedial, a pesar
de que estos procesos aparecen significativamente deteriorados
en éste y otros estudios que emplean la GT [38-40], así como en
estudios de imagen cerebral que han mostrado alteraciones
metabólicas y estructurales del área prefrontal ventromedial
[41]. La existencia de perfiles neuropsicológicos disociados en
función de estos dos circuitos funcionales se ha demostrado
previamente tanto en sujetos drogodependientes como en otras
poblaciones neurológicas [5,16-19,21,38]. Asimismo, varios trabajos en población drogodependiente han mostrado la inexistencia de correlaciones significativas entre las medidas de cantidad y cronicidad del consumo y el rendimiento en la GT. Por
tanto, los resultados del presente estudio son congruentes con
los de investigaciones previas, y parecen indicar la existencia de
una vulnerabilidad previa al inicio del consumo en el funcionamiento del área ventromedial, que explicaría la escasa influencia de la gravedad del consumo sobre los procesos de toma de
decisiones. Esto significa que los déficit en los mecanismos de
toma de decisiones pueden estar en la base del inicio del consumo de drogas y el desarrollo de procesos adictivos [16-19,40].
Estas alteraciones premórbidas de los procesos de toma de decisiones podrían asociarse a rasgos o trastornos de personalidad o
a alteraciones en el desarrollo neurológico del circuito ventro-
1114
medial, como sugiere un trabajo reciente que ha demostrado un
rendimiento significativamente deteriorado en la GT de adolescentes con trastorno de conducta [42].
Por otra parte, destaca la influencia heterogénea de la gravedad del consumo de diferentes drogas sobre el rendimiento en
las pruebas ejecutivas asociadas al circuito dorsolateral, de las
que se evaluaron los componentes de fluencia no verbal, MT,
inhibición de respuesta y formación de conceptos. Estos resultados podrían reflejar una interacción diferencial de diversas drogas con los distintos circuitos anatomicofuncionales y las distintas vías neuroquímicas que convergen en el córtex prefrontal.
En concreto, la gravedad del consumo de heroína y de éxtasis fueron los mejores predictores del rendimiento en la tarea de
fluidez de figuras. Estos resultados son congruentes con los
obtenidos por Bhattachary y Powell [43], que mostraron la existencia de deterioros en la fluidez verbal de los consumidores de
MDMA, y Ornstein et al [31], que informaron de alteraciones
en la fluidez espacial de los sujetos adictos a la heroína. Estos
resultados, asimismo, sugieren una influencia diferencial de
estas drogas sobre regiones prefrontales del hemisferio derecho.
También en relación con los subprocesos ejecutivos ‘dorsolaterales’, detectamos que la gravedad de los consumos de anfetaminas, cocaína, heroína y alcohol eran los mejores predictores
del rendimiento en el índice de MT. Múltiples estudios neuropsicológicos [30-32] y de imagen funcional [34,37,44] han
mostrado la influencia de las drogas citadas sobre la MT y sus
correlatos neuroanatómicos, posiblemente, debido a su acción
sobre los mecanismos de síntesis y recaptación del neurotransmisor dopamina, que pueden derivar en una alteración perdurable de las vías dopaminérgicas mesolímbicas y mesocorticales,
que afectan a la actividad del circuito prefrontal dorsolateral. En
este sentido, Liu et al [44], empleando la resonancia magnética,
mostraron la existencia de correlaciones significativas entre la
cronicidad del uso de cocaína y el volumen del córtex prefrontal. Asimismo, la gravedad de los consumos de anfetaminas y
heroína fueron también los mejores predictores del rendimiento
en el índice de formación de conceptos y flexibilidad cognitiva.
Varios estudios han mostrado la existencia de deterioros en el
rendimiento en esta prueba asociados a alteraciones en los sistemas monoaminérgicos. En concreto, Gerra et al [45] mostraron
que un peor rendimiento en la prueba de categorías se asociaba
a un descenso en la respuesta de los sistemas dopaminérgico y
serotoninérgico a fármacos agonistas (bromocriptina y D-fenfluramina) en una muestra de consumidores de heroína.
Por último, en relación con el rendimiento en el 5DT, se
obtuvieron relaciones significativas entre la gravedad del consumo y las condiciones II, III y IV de la prueba. La gravedad de
los consumos de cannabis, cocaína y heroína fueron los mejores
predictores de la ejecución en la parte II, que equivale a la condición de ‘nombrar colores’ de la prueba de Stroop, y que, por
tanto, es más una medida de atención que de funcionamiento
ejecutivo [27,46]. En cambio, la gravedad de los consumos de
cannabis, cocaína, éxtasis y alcohol fueron los mejores predictores del rendimiento en las partes III y IV, que equivalen a la
condición de ‘palabras × colores’ del Stroop [27,46], y que, por
tanto, se considera una medida de interferencia atencional e
inhibición de respuestas no deseadas. Estos resultados son similares a los obtenidos en diversos estudios que han asociado el
consumo de cocaína y éxtasis a un elevado nivel de impulsividad en tareas de delay discounting [47], y a un peor rendimiento
en tareas de inhibición de respuesta, como la prueba de Stroop,
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
CONSUMO DE DROGAS Y FUNCIÓN EJECUTIVA
y tareas derivadas del paradigma go-no go [48,49], así como a
alteraciones morfológicas y funcionales del córtex prefrontal y
el giro cingulado [50]. Por el contrario, la influencia de la gravedad del consumo de cannabis, también incluida como predictora en las dos primeras partes del test (I y II), parece relacionarse más con aspectos atencionales y de velocidad lectora.
En conjunto, los resultados del estudio muestran un efecto
diferencial de distintas drogas sobre distintos componentes del
funcionamiento ejecutivo. La gravedad de consumo afecta significativamente al rendimiento de las pruebas asociadas al funcionamiento del circuito dorsolateral, pero no al rendimiento en
la prueba de toma de decisiones asociada al circuito ventromedial, lo que sugiere que la disfunción de estos procesos podría
ser previa al inicio del consumo, como sugieren las investigaciones del grupo de Iowa en el marco de la hipótesis del marcador somático [16,18,19,39]. Asimismo, los distintos componentes ‘dorsolaterales’ resultaban afectados diferencialmente por el
consumo de distintas drogas, lo que podría reflejar la interacción de estas drogas con distintos circuitos funcionales y neurotransmisores específicos [21,31,45,49]. Estos resultados apoyan
la validez de una aproximación multicomponente en la evaluación del funcionamiento ejecutivo, propuesta por recientes
modelos teóricos [6-15], y capaz de detectar efectos diferenciales en diversos subprocesos ejecutivos. No obstante, la heterogeneidad de los resultados y las bajas correlaciones entre los
distintos índices ejecutivos en éste y otros estudios ponen también de manifiesto la enorme dificultad que supone intentar
medir una función de alta complejidad, responsable de la coordinación e integración de múltiples procesos y representaciones
cognitivas, motivacionales y afectivas, que constituyen en gran
parte nuestra experiencia autoconsciente [9].
Las alteraciones ejecutivas pueden tener un considerable
impacto negativo en la dinámica y los resultados de los tratamientos que actualmente se aplican en el área de las drogodependencias. Varios estudios han puesto de manifiesto la importancia del estado neuropsicológico sobre los índices de retención en los programas de tratamiento [1-4]. Esta importancia
aumenta conforme aumentan las demandas cognitivas de estos
programas, teniendo en cuenta que, en función de los resultados
obtenidos por éste y otros estudios, los sujetos drogodependientes pueden tener considerables dificultades para tomar conciencia de su propio déficit, entender y razonar instrucciones complejas, inhibir respuestas impulsivas, planificar sus actividades
diarias y tomar decisiones cotidianas [1,2].
La inclusión de la evaluación neuropsicológica como una
herramienta adicional de diagnóstico y selección del tratamiento, la adaptación temporal de los contenidos del programa a la
potencial recuperación de los déficit o la intervención directa
mediante estrategias de rehabilitación cognitiva o aproximaciones con un mayor énfasis en los aspectos emocionales [1] podrían contribuir a optimizar las actuales intervenciones terapéuticas en el ámbito de las drogodependencias.
En el campo experimental, se necesitarán futuros estudios
de carácter prospectivo y muestras más amplias para determinar
los posibles efectos del consumo de distintas drogas sobre diferentes componentes del funcionamiento ejecutivo y sus potenciales repercusiones sobre el funcionamiento diario de los pacientes drogodependientes.
BIBLIOGRAFÍA
1. Verdejo A, López-Torrecillas F, Orozco C, Pérez-García M. Impacto
de los deterioros neuropsicológicos asociados al consumo de drogas
sobre la práctica clínica con sujetos drogodependientes. Adicciones
2002; 14: 345-70.
2. Tirapu J, Landa N, Lorea I. Sobre las recaídas, la mentira y la falta de
voluntad de los adictos. Adicciones 2002; 15: 10-6.
3. Teichner G, Horner MD, Roitzsch JC, Herron J, Thevos A. Substance
abuse treatment outcomes for cognitively impaired and intact outpatients. Addict Behav 2002; 27: 751-63.
4. Aharonovic E, Nunes E, Hasin D. Cognitive impairment, retention and
abstinence among cocaine abusers in cognitive-behavioral treatment.
Drug Alcohol Depend 2003; 71: 207-11.
5. Damasio AR. Descartes’ error: emotion, reason, and the human brain.
New York: Grosset/Putnam; 1994.
6. Lezak MD. Neuropsychological assessment. 3 ed. New York: Oxford
University Press; 1995.
7. Pineda DA. La función ejecutiva y sus trastornos. Rev Neurol 2000;
30: 764-8.
8. Roberts AC, Robbins TW, Weiskrantz L. The prefrontal cortex: executive and cognitive functions. London: Oxford University Press; 1998.
9. Stuss DT, Alexander MP. Executive functions and the frontal lobes: a
conceptual view. Psychol Res 2000; 63: 289-98.
10. Barkley RA. The executive functions and self-regulation: an evolutionary neuropsychological perspective. Neuropsychol Rev 2001; 11: 1-29.
11. Baddeley A. The central executive: A concept and some misconceptions.
J Int Neuropsychol Soc 1998; 4: 523-6.
12. Miyake A, Friedman NP, Emerson MJ, Witzky AH, Howerther A. The
unity and diversity of executive function and their contribution to complex frontal lobe tasks: a latent variable analysis. Cognit Psychol 2000;
41: 49-100.
13. Denckla MB. A theory and model of executive function: a neuropsychological perspective. In Lyon GR, Krasnegor NA, eds. Attention, memory,
and executive functions. Baltimore: PH Brookes; 1996. p. 117-42.
14. Goldberg E. The executive brain: frontal lobes and the civilized mind.
New York: Oxford University Press; 2001.
15. Shallice T, Burgess P. The domain of supervisory processes and temporal organization of behavior. Philos Trans R Soc Lond B Biol 1996;
351: 1405-11.
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
16. Bechara A, Damasio H, Damasio AR. Emotion, decision-making and
the orbitofrontal cortex. Cereb Cortex 2000; 10: 295-307.
17. Cummings JL. Frontal subcortical circuits and human behavior. Arch
Neurol 1993; 50: 873-80.
18. Bechara A, Damasio H, Damasio AR, Anderson SW. Insensitivity to
future consequences following damage to human prefrontal cortex.
Cognition 1994; 50: 7-15.
19. Bechara A, Dolan S, Denburg N, Hindes A, Anderson SW, Nathan PE.
Decision-making deficits, linked to a dysfunctional ventromedial prefrontal cortex, revealed in alcohol and stimulant abusers. Neuropsychology 2001; 39: 376-89.
20. Goldberg E, Podell K. Adaptative decision-making, ecological validity,
and the frontal lobes. J Clin Exp Psychol 2000; 22: 56-68.
21. Rogers RD, Everitt BJ, Baldacchino A, Blackshaw AJ, Swainson R,
Wynne K, et al. Dissociable deficits in the decision-making cognition
of chronic amphetamine abusers, opiate abusers, patients with focal
damage to prefrontal cortex, and tryptophan-depleted normal volunteers: evidence for monoaminergic mechanisms. Neuropsychopharmacology 1999; 20: 322-39.
22. López-Torrecillas F, Martín I, De La Fuente I, Godoy J. Estilo atribucional, autocontrol y asertividad como predictores de la gravedad del
consumo de drogas. Psicothema 2000; 12: 323-5.
23. López-Torrecillas F, Godoy JF, Pérez-García M, Godoy D, SánchezBarrera M. Variables modulating stress and coping that discriminate
drug consumers from low or not drug consumers. Addict Behav 2001;
25: 161-5.
24. Ruff RM. Ruff figural fluency test: professional manual. Florida: Psychological Assessment Resources; 1996.
25. Wechsler D. Wechsler adult intelligence scale. 3 ed. San Antonio, TX: The
Psychological Corporation; 1997 [Edición española, Madrid: TEA; 1999.]
26. Baddeley AD, Hitch G. Working memory. In Bowler GA, ed. The
psychology of learning and motivation. Vol 8. New York: Academic
Press; 1974. p. 47-89.
27. Sedo M, Levenson R. Culture free five-minute testing of higher mental
processes. Annual Meeting of the International Association for CrossCultural Psychology. Pamplona, España; 1994.
28. DeFilippis NA. Category test: computer version research edition. Florida: Psychological Assessment Resources; 2002.
1115
A. VERDEJO, ET AL
29. Bolla KI, Funderburk FR, Cadet JL. Differential effects of cocaine and
cocaine + alcohol on neurocognitive performance. Neurology 2000;
54: 2285-92.
30. Morgan MJ, McFie L, Fleetwood LH, Robinson JA. Ecstasy (MDMA):
are the psychological problems associated with its use reversed by prolonged abstinence? Psychopharmacology 2002; 159: 294-303.
31. Ornstein TJ, Iddon JL, Baldacchino AM, Sahakian BJ, London M,
Everitt BJ, et al. Profiles of cognitive dysfunction in chronic amphetamine and heroin abusers. Neuropsychopharmacol 2000; 23: 113-26.
32. Rogers RD, Robbins TW. Investigating the neurocognitive deficits associated with chronic drug misuse. Curr Opin Neurobiol 2001; 11: 250-7.
33. Roselli M, Ardila A. Cognitive effects of cocaine and polydrug abuse.
J Clin Exp Neuropsychol 1996; 18: 122-35.
34. Bartzokis G, Beckson M, Lu PH, Edwards N, Rapoport R, Wiseman E,
et al. Age-related brain volume reductions in amphetamine and cocaine
addicts and normal controls: implications for addiction research.
Psychol Res 2000; 98: 93-102.
35. Goldstein RZ, Volkow ND. Drug addiction and its underlying neurobiological basis: neuroimaging evidence for the involvement of the
frontal cortex. Am J Psychiatry 2002; 159: 1642-52.
36. Ricaurte GA, Finnegan KT, Irwin I, Langston JW. Aminergic metabolites in cerebrospinal fluid of humans previously exposed to MDMA:
preliminary observations. Ann N Y Acad Sci 1990; 600: 699-710.
37. Strickland TL, Miller BL, Kowell A, Stein R. Neurobiology of
cocaine-induced organic brain impairment: contributions from functional neuroimaging. Neuropsychol Rev 1998; 8: 1-8.
38. Grant S, Conttoreggi C, London ED. Drug abusers show impaired performance in a laboratory test of decision-making. Neuropsychol 2000;
38: 1180-7.
39. Bechara A, Damasio H. Decision-making and addiction (part I):
impaired activation of somatic states in substance dependent individuals when pondering decisions with negative future consequences. Neuropsychology 2002; 40: 1675-89.
40. Verdejo A, Aguilar de Arcos F, Sánchez-Barrera M, Pérez-García M.
Deterioro de los procesos de toma de decisiones en una muestra de
drogodependientes. In: Cerebro y adicciones. Madrid: Mapfre; 2003.
p. 421-34.
41. Volkow ND, Fowler JS. Addiction: a disease of compulsion and drive:
involvement of the orbitofrontal cortex. Cereb Cortex 2000; 10: 318-25.
42. Ernst M, Grant SJ, London ED, Kimes AS, Spurgeon L. Decisionmaking in adolescents with behavior disorders and adults with substance abuse. Am J Psychiatry 2003; 160: 33-40.
43. Bhattachary S, Powell JH. Recreational use of 3-4-methyledioxymethanphetamine (MDMA) or ‘ecstasy’: evidence for cognitive
impairment. Psychol Med 2001; 31: 647-58.
44. Liu X, Matochick JA, Cadet J, London ED. Smaller volume of prefrontal lobe in polysubstance abusers: a magnetic resonance imaging
study. Neuropsychopharmacol 1998; 18: 243-52.
45. Gerra G, Zaimovic A, Timpano M, Zambelli U, Begarani M, Marzocchi G, et al. Neuroendocrine correlates of temperament traits in abstinent opiate addicts. J Subst Abuse 2000; 11: 337-54.
46. Sedo M, DeCristoforo L, Lang JA. ‘5 digit test’: a multilinguistic nonreading alternative to the Stroop test. Boston, Mass: Scientific Fair of
the Massachusetts Neuropsychological Association; 2003.
47. Petry NM, Casarella T. Excessive discounting of delayed rewards in
substance abusers with gambling problems. Drug Alcohol Depend
1999; 56: 25-32.
48. Fillmore MT, Rush CR. Impaired inhibitory control of behavior in
chronic cocaine users. Drug Alcohol Depend 2002; 66: 265-73.
49. Fillmore MT, Rush CR, Hays L. Acute effects of oral cocaine on
inhibitory control of behavior in humans. Drug Alcohol Depend 2002;
67: 157-67.
50. Cowan RL, Lio I, Mo Sung S, Heup Ahn K, Kim MJ, Hwang J, et al.
Reduced cortical gray matter density in human MDMA (ecstasy)
users: a voxel based volumetry study. Drug Alcohol Depend 2003; 72:
225-35.
IMPACTO DE LA GRAVEDAD DEL CONSUMO
DE DROGAS SOBRE DISTINTOS COMPONENTES
DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA
Resumen. Introducción. Diversos estudios neuropsicológicos han
demostrado la influencia de la gravedad del consumo de drogas
sobre el funcionamiento ejecutivo de los pacientes adictos, y su
impacto negativo en los resultados del tratamiento. Objetivos. Examinar la relación entre la gravedad del consumo de alcohol, cannabis, cocaína, heroína, anfetaminas y éxtasis sobre los procesos ejecutivos de fluidez, memoria de trabajo, inhibición de respuesta, formación de conceptos y toma de decisiones. Pacientes y métodos.
Participaron 40 pacientes consumidores de distintas drogas. En un
modelo de regresión setwise se introdujeron como variables predictoras las puntuaciones estandarizadas de una entrevista de gravedad, y como variables dependientes las puntuaciones en cinco pruebas sensibles al funcionamiento ejecutivo: el test de fluidez de figuras de Ruff (RFFT), el test de letras y números (LyN), el test de las 5
cifras (5DT), el test de categorías (TC) y la Gambling Task (GT).
Los mejores predictores de cada variable dependiente se introdujeron en modelos de regresión múltiple. Resultados y conclusiones. Se
obtuvieron relaciones significativas entre la gravedad del consumo
de heroína y éxtasis y el rendimiento en el RFFT; entre la gravedad
del consumo de cocaína, heroína, anfetaminas y alcohol y el rendimiento en LyN; entre la gravedad del consumo de cannabis, cocaína, heroína, éxtasis y alcohol y el 5DT; y entre la gravedad del consumo de heroína y anfetaminas y el TC. Estos resultados muestran la
relación entre la gravedad del consumo de drogas y el deterioro del
funcionamiento ejecutivo, que puede tener un impacto negativo en la
eficacia de los tratamientos. [REV NEUROL 2004; 38: 1109-16]
Palabras clave. Circuito dorsolateral. Circuito ventromedial. Drogas. Función ejecutiva. Gravedad.
IMPACTO DA GRAVIDADE DO CONSUMO
DE DROGAS SOBRE DISTINTOS COMPONENTES
DA FUNÇÃO EXECUTIVA
Resumo. Introdução. Diversos estudos neuropsicológicos demonstraram a influência da gravidade do consumo de drogas sobre o
funcionamento executivo de doentes viciados, e o seu impacto
negativo nos resultados do tratamento. Objectivos. O objectivo do
presente estudo é examinar a relação entre a gravidade do consumo de álcool, cannabis, cocaína, heroína, anfetaminas e ecstasy
sobre os processos executivos de fluidez, memória do trabalho,
inibição da resposta, formação de conceitos e tomada de decisões.
Doentes e métodos. Participaram 40 doentes consumidores de
substâncias distintas. Num modelo de regressão setwise foram introduzidas como variáveis preditoras as pontuações padronizadas
de uma entrevista de gravidade e como variáveis dependentes as
pontuações em cinco provas sensíveis ao funcionamento executivo:
o teste de fluidez de figuras de Ruff (RFFT), letras e números
(LeN), o teste dos 5 algarismos (5DT), o teste de categorias (TC) e
a Gambling Task (GT). Os melhores preditores de cada variável
dependente foram introduzidos em modelos de regressão múltipla.
Resultados e conclusões. Obtiveram-se relações significativas entre a gravidade de consumo de heroína e ecstasy e o rendimento no
RFFT; entre a gravidade da cocaína, heroina, anfetaminas e álcool e o rendimento em LeN; entre a gravidade de cannabis, cocaína,
heroína, ecstasy e álcool e o 5DT; e entre a gravidade de heroína e
anfetaminas e o TC. Estes resultados mostram a relação entre a
gravidade do consumo e drogas e a deterioração da função executiva, que pode ter um impacto negativo na eficácia dos tratamentos.
[REV NEUROL 2004; 38: 1109-16]
Palavras chave. Circuito dorsolateral. Circuito ventromedial. Drogas. Função executiva. Gravidade.
1116
REV NEUROL 2004; 38 (12): 1109-1116
Descargar