EPÍGRAFES SELECTIVIDAD a) El renacimiento y la revolución

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EPÍGRAFES SELECTIVIDAD
a) El renacimiento y la revolución científica.
1) El Renacimiento y la revolución científica: características generales.
b) El racionalismo continental: Descartes.
1) Descartes: de la ciencia a la filosofía. La fundamentación de la filosofía y de la ciencia.
El método y sus reglas.
2) La duda metódica: la primera verdad y su naturaleza.
3) El cogito y las ideas.
4) Las tres sustancias: hombre, mundo y Dios.
1.
EL RENACIMIENTO Y LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA: CARACTERÍSTICAS GENERALES.
El Renacimiento es un término que como categoría historiográfica se consolidó a lo largo
del siglo XIX. Hoy en día se considera que no se produjo una ruptura con la Edad Media,
sino que se hace hincapié en la idea de continuidad y a su vez de novedad para
caracterizarle. Es un periodo de “revitalización cultural” que se desarrolló en Europa
Occidental durante los siglos XV y XVI y que, tradicionalmente, ha sido considerado como
el periodo de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Aunque la principal
manifestación de esta revitalización cultural se dio en el ámbito de las artes (pintura,
escultura, arquitectura), también se produjo en el ámbito del pensamiento (Filosofía,
Literatura, Ciencia,…). El pensamiento renacentista tiene dos características
fundamentales:
• Retorno a la antigüedad clásica. El Renacimiento representa un claro intento de
retomar y recuperar el pasado filosófico y literario de la Antigüedad (Grecia y Roma). De
hecho, el uso de la palabra “renacimiento” para hacer referencia a esta época pretende
recoger la aspiración de los pensadores renacentistas de “volver a la Antigüedad clásica
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(Grecia y Roma)” para imitar sus ideas y valores y utilizarlos como fundamento para la
fundación de una nueva época que supere y deje atrás la época oscura y decadente de la
Edad Media.
• Antropocentrismo. Debido a la gran influencia de la religión en todos los ámbitos de
la vida humana (arte, filosofía, política, etc.), la cosmovisión (concepción del mundo y
del hombre) triunfante durante la Edad Media fue una cosmovisión teocéntrica (Dios
como “centro” de la actividad artística, de la reflexión filosófica, de la creación
literaria). En el Renacimiento se dan los primeros pasos de la sustitución progresiva de la
cosmovisión medieval por una cosmovisión antropocéntrica (el Hombre como “centro”
de la actividad artística, de la reflexión filosófica, de la creación literaria). Es decir, en
el Renacimiento se hace una reivindicación de “lo humano” en detrimento de “lo
divino”.
En esta época se produce además la Reforma protestante, con la intención de rescatar el
espíritu originario del cristianismo frente a lo que es percibido como una cierta
decadencia ocurrida durante el medievo.
Además de destacar por sus importantes contribuciones al arte, la literatura y el
pensamiento, es un periodo prolífico en descubrimientos e innovaciones técnicas. El
Renacimiento es la época en la que tres grandes inventos van a “revolucionar” tres
ámbitos de la actividad humana: la difusión del saber, la navegación marítima, y la
guerra. Esos inventos son la imprenta, la brújula, y la pólvora.
En el ámbito de la filosofía, tienen especial importancia los diversos resurgimientos de
escuelas de la Antigüedad que encontramos durante la época renacentista: la refundación de
una Academia platónica, la restauración del aristotelismo y la reaparición de corrientes de
pensamiento afines al escepticismo, estoicismo y epicureísmo. Y en todas estas escuelas está
presente el sello del humanismo.
■ Los humanistas. El término humanista nació hacia mediados del siglo XV para indicar a
quienes enseñaban y cultivaban la gramática, la retórica, la poesía, la historia y la filosofía
moral, es decir, los studia humanitatis, que habían alcanzado su cenit en la antigüedad
clásica. El Humanismo es una corriente filosófica que se caracteriza, fundamentalmente, por
“reivindicar al Hombre” y ponerlo como “centro” de la atención filosófica, literaria y artística
(antropocentrismo). Esta reivindicación del Hombre se manifiesta en el hecho de que la
mayor parte de las obras de los humanistas se ocupan de resaltar el valor y dignidad del ser
humano dentro del conjunto de los seres vivos. Los humanistas más sobresalientes fueron Juan
Pico de la Mirandola, Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro y Juan Luis Vives.
ü LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
La expresión “revolución científica” hace referencia a una serie de cambios en la
actividad científica que se produjeron en los siglos XVI y XVII. Aunque estos cambios
afectaron a diferentes campos del saber (física, medicina…), fue la astronomía la ciencia
en la que esos cambios tuvieron una mayor trascendencia.
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a) La revolución heliocentrista: “el nuevo diseño de los cielos”
La revolución científica en el ámbito de la astronomía se suele denominar “revolución
heliocentrista” y consistió en un cambio radical en la concepción de la estructura del
universo: frente a la tradicional concepción geocéntrica y geoestática del universo,
heredada de los antiguos griegos, los nuevos astrónomos proponen una concepción
heliocéntrica y geodinámica en la que el sol permanece quieto ocupando el centro del
universo y la Tierra es un planeta que gira alrededor de él.
El responsable de la revolución heliocentrista fue el polaco Nicolás Copérnico (1473 –
1543), y la obra que escribió para exponer esta nueva concepción del universo se titula
Sobre las revoluciones de las órbitas celestes, publicada en 1543. Aunque la concepción
heliocéntrica del universo elaborada por Copérnico “rompe” con la concepción
geocéntrica y geoestática vigente desde hacía siglos, Copérnico sigue siendo fiel a dos
afirmaciones básicas de la astronomía antigua:
• La imagen del universo continúa siendo la misma: una gran esfera en cuya superficie
están fijas las estrellas, aunque a diferencia de “los antiguos”, Copérnico consideraba
que esta gran esfera no se movía diariamente sino que permanecía estática.
• Las órbitas que describen los planetas, incluida la Tierra, al moverse alrededor del Sol
son circulares y uniformes, es decir, la velocidad del planeta no varía a lo largo de su
trayectoria.
El triunfo y consolidación de la concepción heliocentrista del universo tiene lugar en los
dos siglos siguientes (XVI y XVII) y los principales responsables fueron Johannes Kepler,
Galileo Galilei e Isaac Newton.
- Kepler y las modificaciones del sistema copernicano
El astrónomo alemán Johannes Kepler (1571 - 1630), a pesar de ser un defensor del
copernicanismo, introduce dos importantes novedades respecto al sistema copernicano.
• La novedad de que las órbitas planetarias alrededor del Sol no son circulares sino
elípticas.
• La novedad de que la velocidad del planeta al describir su órbita elíptica no es
uniforme sino variable.
- Galileo Galilei.
El científico italiano Galileo Galilei (1564 – 1642) aportó importantes pruebas que
contribuyeron a poner en cuestión la concepción antigua del universo (la concepción
aristotélica) y a consolidar una “nueva imagen del universo”. Estas pruebas fueron los
datos obtenidos con un telescopio que él mismo construyó. Todos estos datos, como la
existencia de estrellas desconocidas hasta ese momento por no ser visibles a simple vista,
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lo que sugería la posibilidad de que el Universo fuese infinito, la observación de
protuberancias en la Luna semejantes a las montañas y valles de la superficie terrestre, la
existencia de manchas solares, etc., le sirvieron a Galileo para rechazar la concepción
aristotélica del Universo y apoyar la concepción copernicana. La aceptación del
Heliocentrismo llevó a Galileo a un enfrentamiento a partir de 1616 con las autoridades
religiosas del Vaticano ya que el Heliocentrismo, según pensaban, entraba en conflicto
con las Sagradas Escrituras.
COPÉRNICO
GALILEO
NEWTON
- Isaac Newton y “la unificación del universo”. El desplome definitivo de la concepción
aristotélica del universo y la consolidación del nuevo modelo astronómico tienen lugar
gracias a labor desarrollada por el científico inglés Isaac Newton (1642 - 1727), autor de
Principios Matemáticos de Filosofía Natural, publicada en 1687. En esta obra Newton
expone y explica la Ley de la Gravitación Universal, llamada así porque es una ley que
funciona en la totalidad del universo. Al afirmar Newton que esta ley tiene una aplicación
en cualquier parte del universo la vieja idea aristotélica de que en el universo hay dos
zonas que se rigen por leyes físicas distintas, y que todavía seguía vigente en la época de
Newton, queda definitivamente refutada.
2.
CONTEXTO HISTÓRICO-FILOSÓFICO
La época moderna se extiende desde el siglo XV hasta finales del siglo XVIII (Renacimiento,
Barroco e Ilustración). En este periodo se consolidan las monarquías absolutas y se va
fraguando el proceso revolucionario que culminó, al final del siglo XVIII con las revoluciones
liberales y burguesas: la revolución americana significó la independencia de los Estados Unidos
de América y la Revolución Francesa, con su célebre Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano, se desencadenó poco después, en los últimos años del siglo XVIII.
El descubrimiento de América por España y las exploraciones marítimas de los portugueses
constituyeron el punto de partida para la creación de sendos imperios coloniales por parte de
estos dos países. Pero a lo largo del siglo XVII Francia, Inglaterra y Holanda, iniciarán su propia
aventura colonial lo que trae como consecuencia un desarrollo espectacular del comercio que
proporciona grandes beneficios. Esto, unido a las innovaciones técnicas, augura un gran
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desarrollo económico, que se manifiesta en el desarrollo del capitalismo comercial. Sin
embargo, las guerras, la peste y una sucesión de malas cosechas traen consigo una crisis
económica a lo largo del siglo, crisis que afectará también al terreno social, cultural, etc.
ü La filosofía moderna: racionalismo y empirismo.
Con este tema entramos en una nueva etapa de la Historia de la Filosofía Occidental, la
Filosofía Moderna. Ésta etapa tiene sus comienzos en el siglo XV pero alcanza su máximo
esplendor en los siglos XVII y XVIII. De los autores oficiales del temario tres filósofos
pertenecen a esta etapa: René Descartes, David Hume, e Inmanuel Kant. Algunas de sus
características básicas son:
• Defensa de la autonomía de la razón. En efecto, mientras que en la Edad Media la
filosofía era un saber estrechamente vinculado a la religión, en los siglos siguientes la
filosofía se separa y desvincula de la religión y adquiere autonomía propia. Esto tiene al
menos dos consecuencias: a) que el ejercicio de la razón no sea coartado o regulado por
ninguna instancia exterior y ajena a ella misma, sea esta la tradición, la autoridad o la fe
religiosa, y b) que la razón se convierte en el tribunal supremo a quien corresponde juzgar
lo verdadero y lo justo (filosofía teórica y práctica)
• La ciencia como modelo del saber. El gran desarrollo que estaba teniendo la ciencia,
lleva a los filósofos a tomarla como modelo del saber. Los autores racionalistas tomarán
como modelo las matemáticas, y los empiristas, las ciencias naturales.
• La preocupación por el método. La cuestión del método aparece como una cuestión
primordial para todos los filósofos de la Modernidad. En efecto, si la razón se extravía o no
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rinde lo suficiente no es por incapacidad natural, sino por no haber encontrado y puesto en
práctica el método adecuado a la propia razón. En ésta época se formulan o reelaboran los
principales métodos científicos: el método deductivo, el inductivo y el hipotético-deductivo.
• Racionalismo y empirismo. Dentro de la Filosofía Moderna nos vamos a encontrar con dos
corrientes filosóficas que van a fundamentar la filosofía en principios contrapuestos:
racionalismo y empirismo. En este tema vamos a desarrollar sobre todo las características
del racionalismo ya que Descartes es el máximo representante del racionalismo. En el
siguiente tema desarrollaremos las ideas empiristas ya que Hume es un autor empirista. Las
características principales que definen al Racionalismo como corriente filosófica, y por tanto
a la filosofía cartesiana como filosofía incluida dentro de esa corriente, son las siguientes:
a) Confianza en la razón como única fuente fiable y válida de conocimiento: si a lo
que aspira la Filosofía es a alcanzar una concepción verdadera de la realidad en su
totalidad, según los racionalistas esta aspiración sólo puede lograrse aceptando como
única fuente fiable de conocimiento a la razón (de ahí la denominación de
racionalismo.) Esta confianza en el poder de la razón conlleva una infravaloración de
los sentidos como fuente de conocimiento: según los racionalistas, aunque es cierto
que los sentidos proporcionan información acerca de la realidad, esta información es
engañosa y confusa por lo que nunca podemos estar seguros de su veracidad y certeza.
b) Utilización del método deductivo: según los filósofos racionalistas, para que la
Filosofía alcance su objetivo de construir una concepción verdadera de la realidad ha
de utilizar el método deductivo propio de la Lógica y de las Matemáticas. Dicho
método consiste en partir de una serie de afirmaciones totalmente ciertas e
indiscutiblemente verdaderas y deducir a partir de ellas nuevas afirmaciones que
también serán totalmente ciertas e indiscutiblemente verdaderas.
RACIONALISMO
1) La facultad que nos ofrece un
conocimiento seguro es la razón. Los
sentidos nos engañan.
2) Existen ideas innatas en la mente.
3) Defensa del método deductivo.
4) Autores: Platón, Descartes…
1)
2)
3)
4)
EMPIRISMO
El origen y límite del conocimiento
está en los sentidos. La razón
relaciona las sensaciones entre sí.
La mente es una tabula rasa.
Defensa del método inductivo.
Autores: Hume, Locke.
c) Existencia de conocimientos innatos en la razón: según los racionalistas, las
afirmaciones indiscutiblemente verdaderas que actúan como punto de partida y a
partir de las cuales se obtienen nuevas afirmaciones igualmente verdaderas no se
obtienen a partir de la información que nos aportan los sentidos (ya que los sentidos no
son una fuente fiable) ni tampoco se obtienen a partir de lo que otros filósofos han
afirmado (la tradición filosófica tampoco es una fuente fiable de conocimiento). Esas
afirmaciones que constituyen el punto de arranque para la aplicación del método
deductivo a la Filosofía son conocimientos innatos que la razón posee por sí misma en
el sentido de que la razón, por sí sola, es capaz de descubrir y elaborar.
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3. RENÉ DESCARTES: VIDA Y OBRAS
a) Datos biográficos esenciales
René Descartes nació en La Haye, una pequeña ciudad cercana a París, en el año 1596. Su
familia gozaba de una buena situación económica. Estudió en el colegio jesuita de La Flèche,
uno de los más famosos de Europa en aquellos tiempos (este dato es importante porque de la
educación recibida en él hablará con cierto detalle en su obra Discurso del Método).
Finalizados sus estudios de Derecho, y con el propósito de conocer mundo se alistó en el
ejército holandés y participó en la llamada Guerra de los Treinta Años entre católicos y
protestantes. En el año 1629, y después de residir en París, se traslada a Holanda, país en el
que permanece hasta el año 1649. Ese año se traslada a Estocolmo (Suecia) invitado por la
Reina Cristina para ser su profesor particular de Filosofía. Muere al año siguiente, en 1650,
víctima de una pulmonía.
Las obras más importantes de Descartes son: Reglas para la dirección del espíritu (1628),
Tratado del Mundo (1634), obra en la que defiende una concepción heliocéntrica del universo
pero que Descartes no publica al enterarse de la condena de Galileo por defender una
concepción similar; Discurso del Método para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las
ciencias (1637), que es su obra más famosa; Meditaciones Metafísicas (1640), y Los Principios
de la Filosofía (1644).
4 DESCARTES: DE LA CIENCIA A LA FILOSOFÍA. LA FUNDAMENTACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y
LA CIENCIA. EL MÉTODO Y SUS REGLAS
a) Objetivos filosóficos de Descartes
El objetivo y propósito filosófico que Descartes pretende llevar a cabo es conseguir que la
Filosofía sea un saber racional cuyas afirmaciones acerca de la realidad sean ciertas e
indiscutiblemente verdaderas. Descartes se propone este objetivo porque está convencido
de que la filosofía vigente y oficial en las escuelas y en las universidades, que es la filosofía
escolástica de herencia medieval, y que fue la que el propio Descartes estudió en La Flèche,
es una filosofía carente de verdad y certeza pues en ella cualquier afirmación es objeto de
disputa y, en consecuencia, toda ella es dudosa. Así lo reconoce el propio Descartes en el
Discurso del Método, cuando habla de las disciplinas que estudió en el colegio, entre ellas la
Filosofía.
Pero Descartes también se propone este objetivo como reacción y respuesta a una escuela
filosófica de moda en aquella época, el escepticismo, y de la que eran máximos
representantes Michel de Montaigne (1533-1592) y Pierre Charron (1541-1603.) La tesis
principal del escepticismo hace referencia a la imposibilidad de que el ser humano pueda
alcanzar un conocimiento verdadero y objetivo de la realidad (las razones o causas son varias:
engaño de nuestros sentidos, debilidad de la razón, multiplicidad y diversidad de opiniones
entre los hombres...) y, por lo tanto, lo que se sabe de cierto es que nada es cierto.
Descartes pretende construir un sistema del conocimiento humano en el que estén incluidas
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todas las ciencias. Descartes utiliza la metáfora del “árbol del conocimiento” para mostrar
la unidad del conocimiento humano y los vínculos existentes entre todos los saberes. La
sabiduría humana es como un árbol cuyas raíces son una serie de principios cuyo análisis
corresponde a la metafísica (la Filosofía propiamente dicha); el tronco del árbol es la Física o
Filosofía Natural, y las ramas las demás ciencias (Medicina, Ética, Psicología, etc.). Con esta
metáfora Descartes quiere señalar la primacía de la Filosofía respecto de las demás ciencias
pues sin ella los conocimientos científicos no adquieren una fundamentación última. De la
misma manera que un árbol vive y se sostiene gracias a las raíces, el conocimiento científico
se basa y fundamenta en la existencia de unos primeros principios cuyo establecimiento
corresponde a la Filosofía.
b) Necesidad de un método para dirigir a la razón en la búsqueda de la verdad
VERDAD
M
É
T
O
D
O
Deductivo
TRADICIÓN
RAZÓN
FE
AUTORIDAD
Experiencia
Descartes es consciente de que para lograr el objetivo filosófico que se ha propuesto (superar
el escepticismo y hacer que la Filosofía sea un saber cuyas afirmaciones sean ciertas y
verdaderas), la razón (espíritu, entendimiento o buen sentido), a la que define como la
facultad de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso, y que es la única fuente
fiable de conocimiento, ha de seguir un determinado método. Sin embargo, a Descartes se
le plantea el problema de qué método es el más adecuado para dirigir a la razón por el buen
camino.
No podemos olvidar que estamos en el siglo del método. Hay una preocupación general
por descubrir el método (camino) que nos pueda llevar directamente hacia la verdad. De
hecho en esta época se reelaboraron los grandes métodos científicos: el método inductivo
(F. Bacon), el deductivo (Descartes) y el hipotético-deductivo (Galileo Galilei).
c) Métodos rechazados por Descartes
Descartes considera que algunos métodos relevantes en su época no son adecuados y resultan
ineficaces.
§
Descartes considera no válido e ineficaz el método inductivo propuesto por el filósofo
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9
inglés Francis Bacon (1561-1626) consistente en obtener generalizaciones (leyes) a
partir de la observación de casos particulares. La causa de este rechazo al método
propuesto por Bacon radica en que para Descartes, como buen racionalista, la
experiencia y la observación no son fuentes fiables pues están plagadas de errores.
§
d)
Descartes rechaza también el método utilizado por Aristóteles en la Lógica pues se
trata de un método que no sirve para aumentar los conocimientos y encontrar nuevas
verdades. También es ineficaz el método del álgebra matemático por la multitud de
reglas de que se compone (en la Tercera Parte del Discurso del método aparece
expuesta la crítica de estos métodos, así como la manifestación de la urgente
necesidad de buscar algún otro método).
El método cartesiano
Descartes propone su propio y particular método para la Filosofía. Se trata de un conjunto
de reglas que aplicadas adecuadamente permitirá a la razón alcanzar la certeza y la verdad
en todos sus conocimientos.
Este método propuesto por Descartes es el método que siguen las matemáticas. Según
Descartes, hay que imitar el método deductivo de las matemáticas porque las matemáticas,
según el filósofo francés, son la única rama del saber que ha alcanzado la exactitud, el rigor y
la certeza en sus conocimientos, y estas cualidades son resultado de la metodología utilizada.
Se trata de un método deductivo consistente en derivar o deducir a partir de unas verdades
ciertas e indudables conocidas por intuición, llamadas axiomas, todas las demás verdades, las
cuales, puesto que se infieren o derivan de esos axiomas, serán también ciertas e indudables.
Las cuatro reglas del método cartesiano (que aparecen expuestas en la Segunda Parte del
Discurso del Método) son las siguientes:
§
Regla de la Evidencia: esta regla establece que hay que admitir solamente como
verdadero aquello que es evidente, es decir, aquello en lo que no cabe el más mínimo
motivo para dudar de su verdad (precisamente por eso se llama regla de la evidencia.)
El criterio que permite distinguir lo evidente y lo verdadero de lo que no es evidente
es la claridad y la distinción. Así, un conocimiento se presenta con claridad en nuestra
mente cuando ésta lo capta de manera inmediata y precisa. Un conocimiento se
presenta con distinción en nuestra mente cuando somos capaces de distinguirlo y
diferenciarlo de otros conocimientos. La aplicación de esta primera regla obliga a
rechazar y destruir toda teoría, doctrina, idea, observación que incluya el menor
resquicio de duda. Es la fase destructiva del método cartesiano.
§
Regla del Análisis: esta regla establece que hay que dividir lo complejo en sus partes
más simples (lo que Descartes llama elementos simples) y que por ser simples se
conocen de manera clara y distinta. El conocimiento de los elementos simples se
realiza a través de la intuición, la cual puede ser definida como una especie de visión
intelectual gracias a la cual captamos inmediatamente y de manera clara y distinta
conceptos simples sin posibilidad de duda o error y, por tanto, de manera evidente.
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10
§
§
5.
Así, por ejemplo, la intuición nos permite conocer de manera inmediata, clara y
distinta que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, que A es igual a
A, que el triángulo es una superficie cerrada por tres líneas, etc.
Regla de la Síntesis: esta regla consiste en una reconstrucción deductiva del saber a
partir de los elementos simples conocidos por intuición; dicho de otra manera,
consiste en conducir ordenadamente los conocimientos empezando por lo más simple y
fácil de conocer para ir ascendiendo deductivamente, poco a poco, hasta lo más
complejo. Como el punto de partida es un elemento simple evidente de por sí, el
razonamiento deductivo será una sucesión de evidencias, de tal manera que la
conclusión que se alcance será tan evidente como las mismas ideas claras y distintas de
las que se parte. Así, por ejemplo, a partir de la intuición simple de triángulo
podemos ir elaborando deductivamente un saber más complejo en el que descubrimos
que la suma de sus ángulos mide 180 grados, que si es un triángulo rectángulo la suma
de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa, etc.
Regla de la Enumeración y Revisión: esta regla establece que hay que revisar todo el
proceso de análisis - síntesis para ver si se ha desarrollado correctamente,
especialmente el proceso deductivo a partir de lo simple; es fundamental para ello
enumerar los pasos con tal de no omitir nada.
LA DUDA METÓDICA: LA PRIMERA VERDAD Y SU NATURALEZA
a) La aplicación de la regla metódica de la evidencia: la duda
La puesta en práctica del método con el objetivo de hacer realidad el proyecto cartesiano de
hacer de la filosofía un saber verdadero, cierto y riguroso en sus afirmaciones comienza con la
aplicación de la primera regla, la regla de la evidencia, la cual establece que hemos de
rechazar todo aquello en lo cual encontremos motivo de duda. La duda es, pues, el punto de
partida del método cartesiano. La duda es la fase destructiva del método cartesiano:
consiste en considerar como absolutamente falsos todos aquellos conocimientos en los cuales
pueda encontrarse el más mínimo motivo de duda y desconfianza acerca de su verdad
(Discurso del Método, Cuarta Parte).
Como dice Descartes, si tuviera una cesta llena de manzanas y temiese que algunas estuvieran
podridas y desease apartarlas para que no corrompiesen a las otras, ¿cómo me las arreglaría? ¿No
empezaría por vaciar la cesta, y tras esto, examinando una tras otra todas las manzanas, no
escogería sólo aquellas que no estuviesen dañadas, y dejando las otras fuera, no volvería a poner
éstas en el cesto? En esta metáfora del cesto, el cesto es nuestra mente; las manzanas, nuestros
conocimientos. Se trata, pues, de vaciar de contenido nuestra mente para llenarlo de nuevo con
aquellos conocimientos que sean verdaderos y fuera de toda duda. Este es un ejercicio que ya habían
hecho los escépticos antiguos y los escépticos modernos: habían investigado qué conocimientos son
verdaderos y libres de toda duda y llegaron a la conclusión de que la razón o mente humana es
incapaz de alcanzar la verdad y de que todos nuestros conocimientos tienen un componente de duda,
inseguridad e incertidumbre. Esto es, vaciaron la cesta, pero... no la volvieron a llenar pues para ellos
todas las manzanas del cesto están podridas. Como veremos a continuación, para Descartes sí hay
algunas manzanas del cesto que se salvan.
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DUDA METÓDICA
Sentidos
Vigilia-Sueño
Genio maligno
PRIMERA VERDAD
Cogito ergo sum
DEMOSTRACIÓN
DE
LA
EXISTENCIA DE DIOS
Idea de infinitud
Argumento ontológico
DIOS GARANTIZA
La Realidad extramental
La verdad
b) Características de la duda cartesiana
La duda cartesiana tiene las siguientes características:
§ Es una duda metódica: la duda cartesiana es metódica en cuanto que no es más que
un procedimiento metodológico para alcanzar algo indudable y cierto. En este sentido,
se puede decir que la duda de Descartes es una duda provisional que se abandonará si
el resultado de ella es algún conocimiento cierto y seguro. En cuanto que la duda
cartesiana es una duda metódica, hay que decir que se diferencia claramente de la
duda defendida por los escépticos. Para el escéptico, la duda no es un punto de
partida sino más bien un punto de llegada, una conclusión, pues después de investigar
qué podemos saber con certeza y seguridad se llega a la conclusión que en todos
nuestros conocimientos cabe siempre la duda y la inseguridad; en este sentido, se
puede decir también que la duda escéptica no es una duda provisional sino una duda
permanente y duradera.
§ Es una duda radical y general: la duda es radical y general en cuanto que hay que
dudar de todo aquello que puede ser dudado: todos los conocimientos teóricos
recibidos (desde los conocimientos aprendidos en el colegio hasta los conocimientos
adquiridos en el Gran Libro del Mundo a raíz de los viajes realizados después de acabar
los estudios) han de ser sometidos al Tribunal de la Duda.
c) Motivos de duda
Ya sabemos qué es y cómo es la duda cartesiana. Ahora bien, ¿de qué podemos dudar?
Descartes lo deja muy clarito en la Cuarta Parte del Discurso del Método.
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§
Es posible dudar de la información que nos proporcionan los sentidos (la
información de la observación o la experiencia): dado que los sentidos nos engañan
en algunas ocasiones, se puede suponer que nos engañan siempre. Como dice Descartes
a modo de refrán: Los sentidos son engañosos y es aconsejable no fiarse nunca por
completo de quienes nos han engañado alguna vez. Los sentidos, en definitiva, nos
informan de un modo poco fiable acerca de la realidad. Las ilusiones y alucinaciones
son ejemplos que corroboran esta duda.
§
Aunque los sentidos nos aporten datos falsos acerca de las cosas, podemos seguir
admitiendo, pese a todo, que las cosas son reales y existen. Sin embargo, dada la
dificultad de distinguir a veces entre las cosas que vemos y nos pasan cuando
estamos despiertos (estado de vigilia) y cuando estamos soñando, es posible dudar
de la realidad de las cosas y de las vivencias que experimentamos en un
momento dado (siguiendo al dramaturgo español Calderón de la Barca, puede ser
que nuestra vida sólo sea un prolongado sueño).
“Yo no creo que esté soñando, pero no puedo probar que no lo estoy”
Bertrand Russell
§
Se puede dudar de la verdad y certeza de los razonamientos, incluidos los
razonamientos matemáticos pues a veces somos conscientes de que nos equivocamos
al razonar y es posible imaginar la existencia de un genio maligno y engañador que
hace que nos equivoquemos siempre, incluso cuando realizamos las operaciones
racionales más sencillas.
Como podemos observar, la duda cartesiana cada vez es más radical: primero dudamos de si
podemos obtener un conocimiento objetivo de las cosas, después de la existencia de las
mismas cosas y por último de la validez de los razonamientos más sólidos y seguros como
pueden ser los matemáticos.
d) El resultado de la duda: el descubrimiento de una primera verdad indudable (la
existencia del yo como cosa pensante)
Después de haber dudado de los sentidos, de la realidad, de las vivencias propias, incluso de
la propia razón, Descartes se plantea si ha quedado algo que sea indudable, si hay alguna
certeza que resista todo el proceso de la duda. Descartes llega a la conclusión que tal certeza
inmune a la duda existe: el hecho de dudar.
Puesto que “dudar” es una actividad mental pensante, tenemos la certeza absoluta de que
pensamos y, por lo tanto, de que, aunque sea como meras cosas pensantes, existimos. Esto lo
expresa Descartes con la famosa expresión: “Pienso, luego existo” (en latín, cogito ergo
sum). Aunque todo lo que pensemos sea dudoso, incluso falso, es indudable que pensamos y
para pensar hay que existir.
La duda metódica ha cumplido satisfactoriamente su misión pues el resultado ha sido el
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descubrimiento de una verdad indudable (siguiendo la metáfora cartesiana del cesto de
manzanas podemos añadir al cesto vacío una primera manzana completamente sana). Llega,
pues, el momento de abandonar la duda metódica y de orientar la reflexión en una dirección
que nos permita descubrir nuevas verdades (otras manzanas sanas) a partir de esa primera
verdad descubierta. De este modo, esta primera verdad de la existencia del yo como ser
pensante va a ser considerada como el primer principio o punto de arranque a partir del cual
Descartes va a fundamentar el sistema filosófico que pretende construir (la primera raíz del
árbol del conocimiento, de acuerdo con la metáfora cartesiana).
Del descubrimiento de esta primera verdad indudable extrae Descartes dos conclusiones
inmediatas:
☺ La demostración de la existencia de “algo real” cuyo atributo es el pensamiento. Ese
“algo real” es la mente o alma
La certeza incuestionable de la proposición “Pienso, luego existo” lleva a Descartes a la
conclusión de que indudablemente existe una realidad cuyo atributo o característica esencial
es el pensamiento o consciencia. A esa realidad la llama mente, alma o espíritu.
La mente, alma o espíritu es algo distinto del cuerpo y puede ser concebida de manera
completamente independiente del cuerpo ya que “uno puede imaginarse que no tiene cuerpo
y seguir existiendo como mente pensante”. Afirmar esto no significa, como veremos más
adelante, que el hombre no tenga un cuerpo; significa simplemente que la noción de nuestra
existencia no procede de tener un cuerpo sino de tener una mente pensante.
☺ El establecimiento del criterio de certeza de los conocimientos humanos: la claridad y
la distinción
La verdad indudable y certeza de la proposición “Pienso, luego existo” se basa en el hecho de
que se presenta en nuestra mente de una manera clara y distinta. A partir de aquí, Descartes
extrae como conclusión que se puede admitir que es verdadero cualquier conocimiento que se
presente en nuestra mente con claridad y distinción.
6. EL COGITO Y LAS IDEAS
Como hemos visto, la duda metódica ha tenido como resultado el descubrimiento de una
primera verdad: la existencia del yo como una mente pensante.
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Este resultado encierra el peligro de “caer en el solipsismo”. El solipsismo es una teoría
filosófica que sostiene que solamente se puede garantizar la existencia de uno mismo (yo
existo) ya que la existencia de cualquier otro ser es dudable y discutible (lo otro que no soy
yo puede ser una ilusión mía). Descartes no quiere caer en el solipsismo y por esta razón se
plantea el problema de cómo demostrar la existencia de otras realidades distintas del yo
pensante, concretamente la existencia de un mundo externo a la mente.
Descartes intenta resolver este problema haciendo un análisis del propio pensamiento
(recordemos que, por el momento, la existencia del yo como una mente pensante es lo único
que tenemos seguro) para ver si hay algo en nuestra mente pensante que nos permita
demostrar que existe algo externo a ella. Al hacer este análisis Descartes descubre que en su
actividad pensante la mente o alma maneja ideas.
a) Definición cartesiana de idea. Tipos de ideas
Para Descartes, las ideas que posee la mente son como una representación de las cosas.
Ahora bien, según Descartes sólo tenemos certeza de la existencia de esas ideas en la mente
pero no tenemos certeza de que el contenido de esas ideas, es decir, lo que representa, tenga
existencia real. Pongamos un ejemplo: si yo pienso el mundo, lo que realmente pienso es la
idea de mundo, mundo cuya existencia no ha sido demostrada pues hasta ahora lo único que
se ha demostrado y que sé con absoluta certeza es que mi idea de mundo existe. Por tanto,
sólo analizando las ideas que posee la mente es posible avanzar un poco más en el intento de
responder al problema acerca de cómo demostrar la existencia de una realidad extramental.
Sujeto
Representación
Ideas
Adventicias Facticias
Objeto
Innatas
Experiencia Imaginación
Razón
Según Descartes, las ideas que posee la mente pensante pueden ser de tres clases:
§
Las ideas adventicias: son imágenes mentales o representaciones de cosas y
cualidades externas que existen supuestamente fuera de la mente (decimos “que
existen supuestamente” porque todavía no hemos llegado a demostrar que exista una
realidad externa a la mente). El origen de estas ideas se encuentra en la experiencia,
es decir, en la información que nos aportan los sentidos. Ejemplos de ideas adventicias
son las ideas de calor, suavidad, rugosidad, color rojo, dureza, mesa, perro, tiza...
§
Las ideas facticias o inventadas: son aquellas que construye o inventa la mente a
partir de las ideas adventicias. El origen de estas ideas es la imaginación, por ejemplo,
la idea de centauro es una idea facticia inventada a partir de las ideas de hombre y de
caballo.
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§
7.
Las ideas innatas: son ideas que están presentes en la mente pero ni provienen de
los sentidos ni se han formado por composición a partir de los datos de experiencia de
los sentidos. Se trata de ideas que la mente posee en sí misma, esto es, que la
mente, en su actividad pensante, desarrolla por sí misma. De la misma manera que
el niño al nacer no sabe caminar pero nace con la posibilidad de hacerlo y a medida
que crece esa posibilidad se hace realidad, los seres humanos nacemos con la
disposición o facultad para la formación de ciertas ideas; el que se formen o no
esas ideas depende del uso que hagamos de nuestra facultad racional. El origen de
estas ideas es la mente o facultad racional. Ideas innatas son la idea de existencia,
la idea de pensamiento o la idea de infinitud, perfección o Dios
LAS TRES SUSTANCIAS: HOMBRE, MUNDO Y DIOS.
a) El concepto cartesiano de sustancia: sustancia, atributo y modos
La teoría de la sustancia está relacionada con la concepción que Descartes tiene de la realidad
existente. En concreto, Descartes denomina sustancia, res o cosa a aquello que existe por sí
mismo de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir y que podemos concebir
de manera clara y distinta. Cada sustancia se define por un atributo (atributo es, pues, el
rasgo esencial, naturaleza o esencia que define a cada sustancia.) El atributo de cada
sustancia se presenta de diferentes formas o maneras denominadas modos.
b) Tipos de sustancias. Según Descartes hay tres tipos de sustancias:
§
Res Cogitans, alma, mente o espíritu: su atributo es el pensamiento o conciencia, y
los modos todos aquellos actos conscientes bajo los que se presenta el pensar: dudar,
razonar, juzgar, sentir, imaginar, etc. Descartes descubrió la existencia de este tipo
de sustancia después de aplicar la duda radical. Del estudio de la res cogitans se ocupa
una rama de la filosofía llamada Psicología.
§
Res Extensa, cuerpo o materia: su atributo es la extensión; sus modos son la figura
(circular, triangular, etc.) y el movimiento / reposo. Los modos, pues, de los cuerpos
materiales son las cualidades primarias (cualidades matematizables); las cualidades
secundarias como colores, sabores, olores no pertenecen esencialmente a los objetos
materiales sino que son cualidades accidentales. Descartes demuestra la existencia de
esta segunda clase de realidad o sustancia tras demostrar la existencia de Dios y
afirmar que la existencia de Dios garantiza la existencia real y auténtica de esa
realidad material. Del estudio de la res extensa se ocupa otra rama de la filosofía: la
Física.
§
Res Infinita o Dios: su atributo es la perfección, y los modos las formas bajo las que
se presenta este atributo: la omnipotencia, la omnisciencia, suprema bondad, etc.
Descartes demuestra la existencia real de esta sustancia con las dos argumentaciones
explicadas anteriormente. Del análisis de esta sustancia se ocupa la Teología Racional.
En definitiva, según Descartes, existen tres esferas o ámbitos de la realidad: mentes
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pensantes, cuerpos materiales extensos, y Dios. Por ahora sabe con certeza que existe como
mente pensante. Veamos cómo, a partir de esta primera verdad, demuestra la existencia de
Dios y de la realidad material.
b)
La demostración de la existencia de Dios y su papel en la filosofía de Descartes.
Entre las ideas innatas que Descartes descubre en su mente se encuentra la idea de infinitud,
equivalente a la idea de perfección y de Dios. Para Descartes no es una idea adventicia pues
no poseemos una experiencia sensible de Dios y tampoco lo es facticia pues, contra la opinión
tradicional de que la idea de infinito procede, por negación de los límites, de la idea de lo
finito, Descartes afirma que la noción de finitud presupone la idea de infinitud, con lo cual
ésta no deriva de aquélla. El problema que se plantea a continuación es cómo demostrar que
Dios (del que, de momento, sólo tiene una idea en la mente) existe realmente. Descartes
emplea dos argumentos para demostrar la existencia de Dios en la realidad. Estos argumentos
tienen algo en común: los dos tienen como punto de partida la presencia de la idea de
perfección o Dios en la mente humana. En la argumentación demostrativa, a Descartes no le
queda más remedio que tomar como punto de partida la idea de perfección o Dios en la
mente; él no puede partir de hechos que suceden en el mundo como hizo Tomás de Aquino en
sus cinco vías ya que, a estas alturas del proceso deductivo, Descartes todavía no ha
demostrado la existencia del mundo.
☺ El argumento basado en la imperfección y limitación de la condición humana. Este
argumento tiene dos versiones:
a) En la primera versión de este argumento Descartes considera que hay mayor perfección
en “conocer y saber con certeza” que en “dudar”. Esto significa que, al dudar, Descartes ha
encontrado en su mente la idea de perfección. Ahora bien la cuestión es de dónde procede la
idea de perfección que se encuentra en la mente. Según Descartes, de la nada no puede
proceder; tampoco puede proceder de la experiencia ya que no tenemos información por los
sentidos de ningún ser perfecto; tampoco puede ser una idea que una mente imperfecta como
la mente humana pueda componer y elaborar ya que lo superior (idea de perfección) no
puede proceder de lo inferior (mente imperfecta). Tiene que ser, pues, un ser perfecto quien
haya puesto la idea de perfección en nuestra mente. Por tanto, Dios, en cuanto ser perfecto,
existe.
b) En la segunda versión de este argumento Descartes indica que si yo me hubiera creado a
mí mismo me habría dotado de todas las perfecciones (eternidad, infinitud, omnisciencia,
omnipotencia,…). Ahora bien, el hecho de “dudar” y de que tengamos otras limitaciones
demuestra que no soy perfecto y, por tanto, no soy mi propio creador, con lo cual tengo que
haber sido creado por otro ser. Ese otro ser es Dios.
☺ El argumento ontológico
Esta argumentación es muy parecida a la que ya utilizó el filósofo medieval Anselmo de
Canterbury. Según esta argumentación, la existencia de la idea del ser más perfecto en la
mente exige que tal ser perfecto exista realmente ya que si no existiera en la realidad no
sería el ser más perfecto. De la misma manera que de la idea de triángulo se deduce que “la
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suma de sus tres ángulos sea igual a 180º, de la idea del ser más perfecto se sigue
necesariamente que existe ya que si no existiera no sería el ser más perfecto, lo cual
supondría admitir que el ser más perfecto no es el más perfecto, lo cual es contradictorio (de
la misma manera que sería contradictorio decir que un triángulo no tiene tres lados o que sus
ángulos no suman 180 grados). Dios, por tanto, existe.
Demostrada la existencia de Dios mediante los argumentos anteriormente explicados,
Descartes extrae varias consecuencias:
☺ La existencia de Dios es incompatible con la existencia de un “genio maligno” que nos
engaña haciéndonos creer en la existencia de un mundo irreal y haciéndonos equivocar al
realizar nuestros razonamientos. De hecho, para Descartes “si no admitimos la existencia de
Dios no podemos estar seguros de nada”. De esta manera, la existencia de Dios se convierte
en la garantía no sólo de nuestra creencia en la existencia de una realidad externa a la
mente (el mundo) sino también de la veracidad y certeza de nuestros razonamientos.
Con otras palabras, la validez de la regla de que son ciertas y verdaderas todas las cosas
concebidas con claridad y distinción nos la garantiza la existencia de Dios, mientras que
nuestros errores y equívocos en los razonamientos proceden de la imperfección de nuestra
mente.
☺ Aunque es cierto que los sentidos pueden conducirnos al engaño y el error, y la imaginación
llevarnos a la elaboración de ideas facticias o quimeras, si usamos la razón de una manera
correcta podemos estar seguros de la certeza de aquello que llegamos a conocer
racionalmente. Además, es la razón la que nos indica, dado que nuestros razonamientos son
más claros, evidentes y completos cuando estamos despiertos que cuando estamos dormidos,
que el mundo real no es el que experimentamos cuando soñamos sino el que apreciamos
cuando estamos despiertos.
c)
La concepción cartesiana del hombre.
LA CONCEPCIÓN CARTESIANA DEL HOMBRE
Siguiendo la concepción platónica, Descartes considera que el hombre es un ser dual (dualismo
antropológico) ya que se compone de dos tipos de realidad distintos, o lo que es lo mismo, es un
compuesto de dos sustancias: res cogitans y res extensa.
En efecto, el hombre es una mente, una res cogitans (una cosa pensante); pero el hombre es también
un cuerpo, una res extensa (una cosa material extensa). Como sustancias que son, ambas partes son
independientes una de otra, aunque exista una comunicación e interacción entre ellas. El cuerpo
funciona como una máquina o un sistema mecánico que se rige por sus propias leyes mecánicas. Por
tanto, la existencia de la libertad del hombre al actuar radica en su alma, es decir, en la res cogitans.
En definitiva, como dice Descartes, al hombre hay que considerarlo como un fantasma metido en
una máquina.
El problema que tendrá que afrontar Descartes, como consecuencia de su afirmación dualista, es la
relación entre ambas sustancias, es decir, entre cuerpo y alma o espíritu. Descartes reconoce que,
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aunque ambas sustancias son distintas e independientes, están mezcladas y unidas. Solamente
estando unidas y mezcladas se explica el que si se produce un cambio físico en el cuerpo (por
ejemplo, un dolor en la pierna) aparece el correspondiente cambio mental (sentimiento de dolor) y al
revés: a una orden mental (levantar el brazo) le sigue la obediencia del cuerpo (el brazo se mueve
hacia arriba.) Descartes reconoce este problema de la comunicación de las sustancias y lo soluciona
diciendo que el cerebro del hombre dispone de una glándula pineal que sería el punto de contacto
donde tendría lugar la interacción cuerpo-alma.
9. OTRAS REFLEXIONES
a) Relación del ser humano con otras especies.
“Si hubiera máquinas que tuviesen los órganos y la figura exterior de un mono, o de cualquier otro
animal irracional, no tendríamos ningún medio de reconocer que no eran en todo de igual naturaleza
que estos animales...” Es asimismo cosa muy notable que, aunque hay muchos animales que revelan
más industria que nosotros en algunas de sus acciones, se observa, sin embargo, que no manifiestan
ninguna en muchas otras, de suerte que eso que hacen mejor que nosotros no prueba que tengan
ingenio, pues en ese caso tendrían más que ninguno de nosotros y harían mejor que nosotros todas
las demás cosas, sino prueba más bien que no tienen ninguno y que es la naturaleza la que en ellos
obra, por la disposición de sus órganos, como vemos que un reloj, compuesto sólo de ruedas y
resortes, puede contar las horas y medir el tiempo con mayor exactitud que nosotros con toda
nuestra prudencia”. Discurso del método, Alianza, Madrid, 1979, Pág. 113-114.
A pesar de que los animales son autómatas naturales, sí que tienen capacidad de sentir, como se lo
hace saber a Henry More en una carta: “no les niego sensación, en la medida en que depende de un
órgano corporal. Así, mi opinión no es tanto cruel con los animales cuanto indulgente hacia los
hombres, al menos hacia aquellos que no se han dado a las supersticiones de Pitágoras, pues les
absuelve de la sospecha de crimen cuando comen o matan animales”.
10. VALORACIÓN
Como hemos ido viendo la filosofía de Descartes surge a partir de una profunda insatisfacción con los
conocimientos que ha recibido a lo largo de sus años de estudiante, influenciados por el platonismo y
aristotelismo presentes en la filosofía escolástica. Ante dicha experiencia Descartes busca sin
descanso el camino que le permita arribar a buen puerto, a una filosofía y ciencia bien
fundamentadas y certeras.
Por esta razón dedica gran atención al problema del conocimiento, para averiguar qué podemos
conocer y cuál es el método para conseguir un conocimiento fiable. El problema del conocimiento y
del método fueron temas a los que dedicaron gran atención filósofos y científicos de esta época.
Descartes, partiendo del método descubierto, pone en entredicho el saber tradicional, en cuanto
tradicional, el recurso al argumento de autoridad, las informaciones que provienen de nuestras
facultades naturales (sentidos y razón), hasta que encuentra una primera evidencia, el cogito, que le
permita fundamentar todo el edificio del saber. Sin embargo, la duda metódica que lleva a cabo de
forma radical y sistemática, no se casa bien, con la ingenuidad con la que cree demostrar la
existencia de Dios (argumento ontológico), y a partir de ahí fundamentar la realidad del mundo
exterior.
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No podemos tampoco olvidar que Descartes fue un gran científico de la época, destacando sus
descubrimientos matemáticos (la geometría analítica), físicos y cosmológicos. Descartes es, después
de Galileo, el creador del “otro” gran sistema científico de la Edad Moderna, que ejercerá una
enorme influencia en su época y que sólo podrá ser desmontado por Newton. En sus teorías científicas
se refleja su concepción mecanicista de la naturaleza, que toma como modelo la máquina (el reloj)
y que sólo recurre a la materia extensa y al movimiento para explicar todos los acontecimientos,
incluidos los relativos a los seres vivos. Esta concepción se opone claramente a la concepción
teleológica característica del aristotelismo.
El pensamiento de Descartes tuvo una enorme resonancia en Europa, y todos los filósofos y teólogos
se vieron obligados a tomar postura. Las Universidades, dominadas por la escolástica, cerraron sus
puertas al cartesianismo, el cual sólo fue acogido favorablemente fuera del ámbito universitario.
11. RELACIÓN DE RENÉ DESCARTES CON OTROS FILÓSOFOS
PLATÓN: EL RACIONALISMO. Descartes es racionalista y el racionalismo es una corriente
filosófica de los siglos XVII y XVIII cuyas principales características tienen sus antecedentes en
la filosofía platónica (de hecho, muchos historiadores de la filosofía consideran que el padre
del racionalismo es Platón). En efecto, la escasa confianza que Platón daba al conocimiento
de los sentidos porque sólo nos muestra una realidad aparente, la importancia concedida al
conocimiento racional y la importancia concedida a las matemáticas nos llevan a pensar que,
aunque están muy separadas en el tiempo, las filosofías de Platón y de Descartes tienen
muchos puntos en común. Además, también Descartes, al igual que Platón, tiene una
concepción dualista del ser humano: el ser humano es la unión de dos realidades o sustancias
independientes: res extensa (cuerpo) y res cogitans (alma).
DAVID HUME: CORRIENTE EMPIRISTA. Hume y Descartes son dos importantes representantes
de la filosofía moderna y comparten, como señalamos más arriba, la defensa de la autonomía
de la razón, la valoración de las ciencias como modelos para la filosofía (para Descartes, las
matemáticas; para Hume, las ciencias empíricas) y su preocupación por el método filosófico y
científico.
Tanto Descartes como Hume coinciden en que nuestro conocimiento es un conocimiento de
ideas (idealismo), es decir, de lo que la realidad nos muestra en nuestra relación con ella.
Para Descartes, solo Dios nos garantiza la concordancia de nuestras ideas con la realidad,
siempre que hagamos un buen uso de nuestra razón. Hume, sin embargo señala que nos
tenemos que aferrar a la creencia para afirmar que nuestras impresiones se derivan de una
realidad exterior.
El enfoque racionalista del conocimiento que tiene Descartes (desconfianza de los sentidos,
sobrevaloración de la razón, existencia de conocimientos o ideas innatas en la razón...) es
muy distinto del enfoque empirista del conocimiento que tiene Hume. Éste admite que la
experiencia, tanto externa (información de los sentidos) como interna, es la base del
conocimiento humano y constituye una fuente fiable de conocimiento de la realidad; además,
para Hume, no hay ideas innatas en la mente ya que todas las ideas proceden de impresiones
(datos de experiencia); de hecho, para Hume, antes de toda experiencia, nuestra mente es un
papel en blanco.
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Además, Hume discrepa con Descartes en el tratamiento del problema de la sustancia: para
Descartes existen tres sustancias (res cogitans, res extensa y res infinita) ya que la razón tiene
una idea representativa de cada una de ellas; para Hume no estamos justificados a hablar de
la existencia de sustancias pues no tenemos una impresión (dato de experiencia) de la que se
pueda derivar la idea de una sustancia, ya sea pensante, extensa o infinita.
KANT. Descartes tiene una confianza absoluta en la razón y duda en gran medida de la
experiencia. Kant, sin embargo, aunque da mucha importancia a la razón (la influencia del
racionalismo fue considerable en su primera época), considera que hay que someterla a crítica
para saber cuáles son sus límites y sus posibilidades. Además concede gran importancia a
la experiencia en la constitución del conocimiento (considera que todo conocimiento
comienza con la experiencia, aunque no todo proceda de ella), lo que le llevará a negar valor
científico a la metafísica y considerar a las ideas de Dios, alma y mundo conceptos vacíos,
alejándose de la posición racionalista.
Por otra parte, Descartes admite la existencia de ideas innatas (pensamiento, perfección),
mientras que Kant considera que lo innato no son ideas con contenido, sino formas a priori
de la sensibilidad y del entendimiento, es decir, estructuras vacías que hay que llenar de
contenido gracias a la experiencia, y entre las que destaca la idea de sustancia.
DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS. Tanto Anselmo de Canterbury como Descartes
utilizan el argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios. Tanto Descartes como
Tomás de Aquino demuestran racionalmente la existencia de Dios. La diferencia entre ellos
estriba en el tipo de argumento que utilizan: Tomás de Aquino utiliza argumentos a posteriori
que tienen como punto de partida hechos que ocurren en la realidad, mientras que
Descartes utiliza un argumento que no parte de los hechos que acontecen en la realidad sino
que parte de la idea de Dios en la mente (argumentos a priori).
JOSÉ ORTEGA Y GASSET: Descartes y Ortega se propusieron una tarea similar. Esta tarea
consistió en reformar la filosofía y asentarla sobre bases firmes y sólidas. Proponen, además,
una metodología muy parecida para lograr este objetivo: no partir de supuestos, rechazar
todo aquello en lo que se pueda encontrar duda, necesidad de encontrar un dato radical
indudable e indiscutible, elaborar una concepción total de la realidad a partir de ese dato
primario...
Ortega critica el idealismo de los filósofos modernos (el primero de ellos fue Descartes). Estos
idealistas modernos consideraron que la realidad primordial y radical es la existencia del
sujeto como sujeto pensante y que las cosas tienen existencia en la medida en que son
representadas por un sujeto. Ortega critica y supera el idealismo proponiendo como realidad
primordial y radical la vida entendida como coexistencia del sujeto con las cosas.
12. TEXTOS RENÉ DESCARTES. DISCURSO DEL MÉTODO. PRIMERA, SEGUNDA Y CUARTA
PARTE
Discurso del Método (1637) es la obra filosófica más conocida y popular de Descartes. El título
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completo de la obra es Discurso del método para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las
ciencias. Fue escrita en francés y publicada por primera vez en 1637 en Holanda de forma anónima
(por precaución y para evitar posibles conflictos con la Inquisición ya que suponía una ruptura con la
filosofía anterior). En ella Descartes nos narra su itinerario personal hacia la consecución de un
conocimiento certero.
La obra está dividida en seis partes. Se inicia con una introducción en la que se explica el contenido
de cada una de las seis partes. A nosotros nos interesan la primera, la segunda y la cuarta parte.
René Descartes
Primera parte
Discurso del método
● Propósito de la obra: exponer el método diseñado por el autor
para guiar a la razón en la búsqueda de la verdad
● Análisis crítico de la educación recibida por el autor en La
Flèche
Segunda parte
● Objetivo filosófico del autor: elaboración de un sistema
filosófico que unifique todos los saberes humanos
● Explicación de las reglas del método diseñado por el autor para
la elaboración del sistema filosófico
Cuarta parte
● La aplicación de la 1ª regla (la duda) y resultados obtenidos
(primer principio del sistema filosófico, criterio de certeza, …)
● La demostración de la existencia de Dios y función de Dios en la
filosofía cartesiana
Ø Ideas principales Discurso del Método, Primera Parte
§ Necesidad de un método para dirigir a la razón en la búsqueda de la verdad
- El buen sentido o razón (eso que nos hace precisamente hombres y nos distingue de los animales)
está equitativamente repartido entre los seres humanos.
- La diversidad de opiniones existente entre los hombres (diversidad que lleva a pensar que unas son
acertadas, es decir, verdaderas, y otras equivocadas, esto es, falsas) tiene su origen no en el reparto
desigual de la razón sino en el uso de la razón, o lo que es lo mismo, en el método de aplicación.
- Descartes anuncia que él mismo ha llegado a encontrar un método cuya aplicación le ha permitido
aumentar gradualmente sus conocimientos y obtener sus frutos (aunque él no lo dice, esos frutos se
dieron en los campos de la geometría y de la física), y que su intención o propósito al escribir el
Discurso es exponer ese método particular suyo para mostrar de qué manera ha procurado conducir su
razón.
§ Análisis crítico de la educación recibida en el colegio de La Flèche
- Descartes reconoce tener desde niño una pasión enorme por el conocimiento pero reconoce también
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su decepción al concluir sus estudios: lleno de dudas y errores, sólo es consciente de su ignorancia.
- Descartes hace un repaso de las disciplinas en que ha sido educado (Historia, Retórica, Poesía,
Teología, Matemáticas, Filosofía.) Reconoce que lo que más le atraía era el estudio de las
matemáticas por la certeza y evidencia de sus razonamientos, aunque no había logrado darse cuenta
de su verdadera función y utilidad. De la filosofía que aprendió en el colegio dice Descartes que todo
en ella es objeto de debate y disputa pues se reduce a una diversidad de opiniones.
§ Abandono de los estudios y dedicación a conocer el gran libro del mundo
- Descartes afirma que el mal sabor de boca que le dejaron sus estudios en el colegio le hizo tomar la
decisión de viajar para conocer cortes y ejércitos y tratar a gentes para, de esta manera, coleccionar
experiencias y reflexionar sobre ellas.
- Descartes reconoce que hay tanta diversidad en las costumbres como en las opiniones y que ello le
ha llevado a no creer nada con seguridad.
- Descartes toma la resolución de buscar la verdad en uno mismo y analizar todo según su propia
razón.
Ø Ideas principales Discurso del Método, Segunda Parte
§ Razones para revisar y reformar los pensamientos
Descartes expone el motivo o razón por la que ha decidido revisar y reformar sus pensamientos. La
razón principal es que él pretende unificar todas las ciencias en un sistema gracias a la utilización de
un único método. Para conseguirlo ha decidido revisar y reformar sus propios pensamientos y
opiniones. Esta tarea de revisión y reforma nace de la convicción de que para construir algo (en este
caso, un sistema de ciencias) es preciso previamente derribar y destruir lo que hasta el momento se
ha hecho.
§ El método cartesiano
- Descartes, después de criticar los métodos de la lógica silogística y del análisis y álgebra de los
matemáticos antiguos, expone las cuatro reglas del método que él ha diseñado para cumplir con el
objetivo propuesto.
- El modelo de este método lo han proporcionado las matemáticas ya que son el único saber en el que
se da una exactitud y una certeza plenas.
- Necesidad de aplicar este método a todas las ciencias, empezando por la filosofía.
Ø Ideas principales Discurso del Método, Cuarta Parte
La duda metódica: hay que rechazar todo lo que ofrezca duda con la finalidad de ver si
queda algo indudable
- Los sentidos nos engañan a veces.
- Argumento del sueño: ¿Cómo sabemos que no estamos soñando?
- Duda de los razonamientos matemáticos: los hombres se equivocan al razonar.
§ La primera verdad: Pienso, luego existo
- Si dudo es porque existo; pienso luego existo es una verdad indudable a la que hay que considerar
como el primer principio de la filosofía.
- ¿Qué soy? Una cosa pensante, un alma, distinta del cuerpo y más fácil de conocer que éste.
§ El criterio de certeza
- Todo lo que concebimos clara y distintamente es verdadero
§ Argumentos para la demostración de la existencia de Dios
§ Dios es la garantía de la verdad
- La certeza (claridad y distinción) de nuestros pensamientos y razonamientos está garantizada
porque Dios existe: Dios es perfecto y no nos puede engañar.
- De Dios provienen todos nuestros pensamientos verdaderos; los pensamientos erróneos se deben a la
§
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limitación e imperfección del entendimiento humano.
TEXTOS SELECTIVIDAD
Texto Selectividad Septiembre 2006
Así, puesto que los sentidos nos engañan a veces, quise suponer que no hay cosa alguna que
sea tal como ellos nos la hacen imaginar. Y como hay hombres que se equivocan al razonar, aun
acerca de las más sencillas cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que
estaba yo tan expuesto a errar como cualquier otro y rechacé como falsos todos los
razonamientos que antes había tomado por demostraciones. Finalmente, considerando que los
mismos pensamientos que tenemos estando despiertos pueden también ocurrírsenos cuando
dormimos, sin que en tal caso sea ninguno verdadero, resolví fingir que todas las cosas que
hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de mis
sueños. Pero advertí en seguida que aun queriendo pensar, de este modo, que todo es falso, era
necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa. Y al advertir que esta verdad - pienso,
luego soy- era tan firme y segura que las suposiciones más extravagantes de los escépticos no
eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin escrúpulos como el primer
principio de la filosofía que buscaba. Descartes, Discurso del método, Cuarta parte
Texto Selectividad Junio 2002
- El mismo texto. Aparecieron subrayadas los siguientes términos: sentidos; razonar, errar;
pensamientos; verdadero
Texto Selectividad 2003
El mismo texto pero un poco más abreviado: desde “Finalmente, considerando que los mismos
pensamientos… hasta el final. - Se subrayaron los siguientes términos: pensamientos; resolví
fingir; ilusiones; verdad; escépticos; primer principio.
Texto Selectividad 1998
De manera que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta
del cuerpo y hasta es más fácil de conocer que él, y aunque el cuerpo no fuese, el alma no
dejaría de ser cuanto es. Después de esto consideré, en general, lo que se requiere para que
una proposición sea verdadera y cierta; pues ya que acababa de encontrar una que sabía que
lo era, pensé que debía saber también en qué consistía esa certeza. Y habiendo notado que en
la proposición pienso, luego soy, no hay nada que me asegure que digo la verdad, sino que veo
muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podía admitir como regla
general que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, pero
que sólo hay alguna dificultad en advertir cuáles son las que concebimos distintamente. René
Descartes, Discurso del Método. Cuarta parte
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Texto Selectividad 1999
Porque, en primer lugar, la regla que antes he adoptado -de que son verdaderas todas las cosas
que concebimos muy clara y distintamente- no es segura sino porque Dios es o existe y porque
es un Ser perfecto del cual proviene cuanto hay en nosotros. De donde se sigue que nuestras
ideas o nociones, siendo cosas reales y que proceden de Dios, en todo lo que tienen de claras y
distintas, no pueden menos de ser verdaderas, de suerte que si tenemos con bastante frecuencia
ideas que encierran falsedad, es porque hay en ellas algo confuso v oscuro y en este respecto
participan de la nada, es decir, que si están así confusas en nosotros es porque no somos
totalmente perfectos Descartes: Discurso del método. Cuarta parte
PREGUNTAS SELECTIVIDAD RENÉ DESCARTES
● El cogito y la teoría de las ideas en Descartes (Selectividad Septiembre 1998)
El cogito, palabra derivada del verbo latino “cogitare” que significa “pensar”, es la expresión
latina utiliza para hacer referencia al descubrimiento cartesiano de la primera verdad del
sistema filosófico: “pienso luego existo”
● La duda y el tema de Dios en Descartes (Selectividad 1999)
● La duda metódica y el primer principio de la filosofía de Descartes (Selectividad junio 2002)
● La duda metódica y la fundamentación de la filosofía en Descartes (Selectividad 2003 y
selectividad junio 2006).
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