Bogotá D - Superintendencia de Sociedades

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220-004193, del 14 de febrero de 2002
Asunto: De los patrimonios autónomos y la prueba de su existencia y representación.
Me refiero a su escrito recibido en el webmaster de esta entidad el día 4 de febrero del presente año y radicado con
el No. 2002-01-008142, en el cual consulta, de una parte, “ qué medios se pueden usar para probar la existencia y
representación de un patrimonio autónomo” y, de otra, “ cuál es la responsabilidad de los fideicomitentes con
respecto a las obligaciones asumidas por el patrimonio autónomo en desarrollo de su objeto” .
Como quiera que el asunto consultado escapa de la órbita de competencia de esta entidad, nos permitimos
manifestarle que en la fecha damos traslado de su escrito a la Superintendencia Bancaria, en los términos del
artículo 33 del Código Contencioso Administrativo.
No obstante lo anterior, le informamos que de conformidad con la legislación probatoria colombiana, especialmente
con lo previsto en la Sección Tercera del Libro 2° del Código de Procedimiento Civil, artículos 174 y siguientes,
“ sirven como medios de prueba, la declaración de parte, el juramento, el testimonio de terceros, el dictamen
pericial, la inspección judicial, los documentos, los indicios y cualesquiera otros medios que sean útiles para la
formación del convencimiento del juez” .
Así mismo, dispone el artículo 187 ídem que “ las pruebas deberán apreciarse en conjunto, de acuerdo con las
reglas de la sana crítica, sin perjuicio de las solemnidades prescritas en la ley sustancial para la existencia o validez
de ciertos actos” . Y, finalmente, el artículo 232 de la misma obra establece que “ la prueba de testigos no podrá
suplir el escrito que la ley exija como solemnidad para la existencia o validez de un acto o contrato. (-) Cuando se
trate de probar obligaciones originadas en contrato o convención, o el correspondiente pago, la falta de documento
o de un principio de prueba por escrito, se apreciará por el juez como un indicio grave de la inexistencia del
respectivo acto, a menos que por las circunstancias en que tuvo lugar haya sido imposible obtenerlo, o que su valor
y la calidad de las partes justifiquen tal omisión” .
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