Apuntes sobre un caso clínico.1 UN NIÑO GROSERÍA PARA SU

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Apuntes sobre un caso clínico.1
UN NIÑO GROSERÍA PARA SU MADRE Y LA ESCUELA.
Psicólogo David Parada.2
Me dispongo a contar una experiencia clínica que aun sigue en curso. En ella muchos avatares y enigmas
contribuyeron a tres ejes fundamentales en la clínica con niños: 1. La transferencia 2: la castración 3. Y el
camino de la cura.
Propongo estos ejes de trabajo para el caso porque considero fueron los más evidentes en el paso de una
entrevista inicial a un trabajo propiamente psicológico. El inicio del trabajo con Chin-chan3 como llamare al
niño, ha ido paralelamente con ciertas demandas y dificultades de la institución educativa que remite el
caso a la fundación. Todas estas demandas de manera implícita llevan un malestar particular tanto de los
padres, como de profesores y compañeros de colegio que no entienden el comportamiento de chin-chan.
Estas, hasta el momento han provocado en chin-chan una manera de configurarlas que afecta su acto de
aprehender y actuar frente a los otros. Es sabido que tanto la cultura y los padres ejercen sobre los niños
una influencia significativa a partir de deseos y simbolizaciones a las que este debe enfrentarse y de las
cuales saben poco o quizás demasiado.
El acompañamiento de caso se ha dado por sesiones individuales y un taller con una asistencia entusiasta
que ha nacido durante el proceso, puesto que inicialmente como lo indiqué las demandas se ubicaron del
lado de los padres y el colegio que remite.
La llegada de Chin-chan a la fundación.
Chin-chan llega a la fundación remitido por su colegio y bajo el compromiso de venir a proceso psicológico
durante semana santa (la semana no resulta casual), a fin de conseguir tratar ciertos comportamientos y
actos poco vistos en otros niños; tales comportamientos son: “uso constante de groserías y manifestaciones
sexuales hacia otros niños”, se dice de él que es muy agresivo, y que no tolera no tener la razón, por lo cual
le recomiendan al psicólogo tener presente ese detalle.
Cuando se le pregunta a chin-chan si sabe por qué lo traen al psicólogo, el responde “Me dijeron que tenía
que venir a unas terapias... porque dicen que golpeo a mis compañeros, pero no es verdad, ellos son los que
me pegan y no los ven, pero cuando lo hago yo sí”, ese “tener” ya implicaba una dificultad para abordar el
caso, pero no porque no hubiese una demanda de trabajo a desarrollarse sino por el imaginario que traía
detrás esa palabra “tener”. Chin-chan ya venía perseguido por sentencias como “eso no se hace, esto sí”, en
un intento azaroso por calmar o ahuyentar por este camino lo sintomático de su actuar; de tal forma que
tras planteársele “vamos a jugar “chin-chan adopta cara de sorpresa y dice “¿a jugar? ¿Y a qué?”; es hijo
único y por lo tanto son pocas las veces que tiene un compañero para jugar, le indico que es él quien decide
a que, Chin-chan cree que en una terapia de psicología la gente era aconsejada, que nunca jugaban. La
imagen represora toma otro semblante y ahora puede jugar.
1
Presentado en presentación de casos Aedificare 2013.
Psicólogo U Los Libertadores. Psicólogo Fundación Aedificare.
3
Personaje de animación japonesa que ha conmocionado a Occidente por su uso constante de groserías y
alusiones a las figuras sexuales como el pene, la vagina y demás.
2
El inicio de la primera escena de juego resulta algo confusa para él: “pero dime la temática no entiendo…
pensé que tú eras el que me iba a decir que hacer “, luego de un prolongado silencio de mi parte ojea
algunos juguetes los revisa y se le ilumina la cara para indicar “ya sé a qué vamos a jugar”. El juego resulta
ser una saga épica en la que un monstruo ataca a un pueblo que le ha robado su montaña debido a la
abundante cantidad de agua que allí se puede conseguir. El pueblo está compuesto de un acueducto, una
estación de policía y junto a ésta la montaña custodiada por militares. Hay una dificultad para este
monstruo, su lenguaje es diferente al de los habitantes del pueblo, por ello lo atacan y no lo entienden; para
ello se inventa un aparato tecnológico que traduce sus palabras, un imprevisto surge: el aparato no tiene
baterías. Hasta aquí dejo esta primera sesión.
La grosería vía al síntoma y su sentido.
Cada sesión tuvo un juego en el que yo quedaba como un personaje, o un espectador del mismo. En
ocasiones notaba que nunca ponía nombres a sus personajes, se lo señalo y se le ocurre el primer nombre
para su personaje “Sánchez Gómez”, el nombre de su mejor amigo. Los juegos empezaron a mostrar otra
forma en la cual la muerte se hacía presente, todo personaje incluso Sánchez Gómez terminaba arrollado
por un auto y en el infierno, sin embargo no era una muerte de la que no se volviera, por el contrario era
una muerte con una promesa de resucitación, los personajes iban al infierno y volvían de él por algún
extraño poder que permitía terminar con lo que había quedado pendiente.
De otro lado la semana santa termina y Chin-chan vuelve con sus amigos y al colegio. Con la esperanza de
encontrar un Chin-chan distinto, renovado tras esa semana santa y que se acomodara más a los preceptos
morales de “la filosofía del amor” promulgada por la institución, el colegio recibe a chin-chan citando al
encargado del caso del niño para saber sobre su proceso. Chin-chan es recibido por un par de semanas y las
quejas por el caso se renuevan, esta vez con más acento, el colegio le decía a la madre que no veían
progresos en tanto los actos morbosos y groseros se acentuaron aún más luego de esa semana santa.
Preocupada la madre, comenta una situación en la que chin-chan escribe groserías en los celulares de sus
amigos. En aquella ocasión mientras la madre lo comentaba chin-chan se ubico en una silla y empezó a
dibujar. Terminada la queja de la madre seguí con chin-chan al consultorio indicándole que llevará esa hoja
y color con los que estaba dibujando, sobre eso se iba trabajar. Nuevamente pone cara de sorpresa
mientras sigue al consultorio.
Estando ya en sesión le pregunto qué piensa de lo que dice su madre -que no es verdad, fue otro niño-,- ¿y
qué vas hacer?-, - nada, no sé qué hacer, a mí nunca me preguntan nada-.- que piensas de las groserías-,nada- , - ¿y si lo dibujas?- , mira la hoja de papel y dice -mira este es ratael-, luego escribe sobre la hoja la
primera palabra en letras mayúsculas –GONORREA-, para seguir con – MARICA-, cada una con una historia
por contar. Al pedirle que las pronuncie, dice sentir pena y me pide que las diga, sin embargo me mantengo
en la posición de que él se apropie de eso que dice, al pronunciarlas Chin-chan se ríe y lo interrogo ¿y qué
son?
Propone una respuesta que resulta muy llamativa en ese desencuentro entre él y la ley. “yo no entiendo
porque se escandalizan al ver el nombre de una enfermedad venérea”, tengo la duda de cómo se introducen
estas palabras en él y le pregunto cuál fue la primera grosería que escucho y que entendió sobre ella en
aquel entonces. La primera palabra que aparece en su mente es mierda, que escucha de unos compañeros
del colegio al decir “no te comas esos helados de mierda” generando una pregunta en chin-chan “¿a que
sabrán los helados de mierda?, luego de enunciar esto chin-chan se propone algo y lo dibuja.
A chin-chan le gustan mucho los videojuegos y lo que dibuja es su historia escolar en niveles, ubicándose
para ese momento en la intersección entre ser un demonio y un ángel, un hermafroditismo que tendrá todo
su sentido.
Una nueva modalidad en el dispositivo de trabajo aparece con el dibujo, siendo particularmente el síntoma
lo que se dibuja, la sucesión de dibujos luego de este primero fue haciéndose cada vez más conflictiva para
chin-chan, llegando a elaborar dibujos reteñidos y rayados por cualquier lado hasta formar trazos caóticos
que provocaron en alguna ocasión el apuñalamiento de la hoja, dejando una gran roto al cual no hubo
palabra que le acompañara.
A chin-chan lo embargaba algo que se expresaba en ira hacia todo lo que implicaba un límite sobre lo que
quería. En varias ocasiones, ya sin tener espacio en la hoja para seguir con trazos desmedidos y sin control
pedía otra para continuar; en algún momento esto se detiene y le indico “hoy solo tienes esa hoja para
dibujar”, nuevamente su cara de sorpresa y frases como “pero es que no he terminado… hmm quería hacer
esto, ¿ahora qué hago?”, por lo general ello decía que al sesión había terminado, por lo menos para mí.
Las groserías no eran lo importante allí, sino lo que significaban para él y como estas iban llevando a una
pregunta por el saber sexual, muchas como Puta no tenían un sentido detrás, chin-chan no sabía que
significaban y las usaba por que las había visto en internet; gustándole cómo eran dichas tan
entusiastamente. Puta la utilizaba para personajes a los que él podía martirizar, torturar, pegar; surge de
aquí una pregunta de mi parte ¿chin-chan que será entonces una puta y será que sufren? Para ese
momento el ritmo de las sesiones era continuo. Al día siguiente Chin-chan me sorprende: en tono muy bajo,
para que su mamá que se encontraba al lado del consultorio no escuchara, me dice “he averiguado qué son
las putas; son mujeres a las que les pagan, ¿Por qué?, no sé, y si sufren porque en internet lo dice”.
Un día, tras la pregunta de chin-chan por las hojas para dibujar y los juguetes, le digo que ese día no va
haber nada de ello, su cara de sorpresa no se hace esperar “¿y entonces? “Dice él, “te propongo hablar “;
poco le gusta hablar y dice sentirse cansado para ello porque tiene hambre, ante tal situación soy yo quien
habla pero le digo que hablare de él, de su historia en la fundación. Mientras hablo el va corrigiendo y
haciendo anotaciones que él considera no están bien contadas, se finaliza la sesión con el compromiso de
venir con el estomago lleno para trabajar.
El siguiente encuentro con chin-chan es quizás el que revela la pregunta fundamental a resolver sobre ese
atolladero de hojas llenas de rayones y puñaladas. Realiza un dibujo sobre un personaje hermafrodita y a su
alrededor penes y palabras que juegan con el doble sentido caram-bolas, mis guevos, lo termina
apresuradamente y dice “ya me puedo ir “, le digo que no, “hablar no por favor”, exclama él, “¿qué
propones entonces?”, “está bien hablemos, dame un tema”; le digo que me causa curiosidad el uso
constante de los penes en sus dibujos , que por qué no vaginas, y aquí el lapsus de mi parte desata algo
fundamental de la construcción de realidad de chin-chan, esta vez su cara ya no de sorpresa sino de
extrañeza me pregunta “ ¿vagina?, ¿Qué es una vagina?”, la cara de sorpresa la pongo yo ante tal lapsus, al
indicarle que es lo que las mujeres tienen a cambio del pene, chin-chan dice “ yo creí que las mujeres
también tenían pene”.
Tras enunciar esta duda imaginaria, las groserías cesan, pero ahora aquel síntoma adquiere forma en lo
simbólico y Chin-chan lo reconoce como “un pensamiento que me dice cosas que yo no quiero hacer” , un
dibujo que en su grafismo asemeja a un ojo y frases como “muérete puta” , hace que chin-chan me
pregunte “¿ tú eres psicólogo verdad?” le digo que si, “ entonces ayúdame, no sé qué hacer con esto; es que
mira lo he estado bloqueando y me funciono por un tiempo” ahora a través de su cuerpo se dispone a
explicarme lo que en realidad pasa, y como si estuviera hablando el inconsciente de la pulsión refiere “ es
como cuando pongo mi pie en un río, mira lo pongo y lo detiene , pero se va llenando y se empieza a salir
por los lados. Yo necesito algo que lo borre, que ya no exista”. Recuerdo aquella división entre lo imaginario,
simbólico y real sobre la que se construye un sujeto, y siento que Chin-chan busca simbolizar desde lo real
aquel pensamiento. Decido quitarme la bufanda que tengo puesta y se la cedo a Chin-chan, diciéndole “que
tal si esto es tu pensamiento ¿qué harías con él?” toma la bufanda la retuerce y la golpea tal como lo hizo
con los dibujos. El surgimiento de estas demandas y preguntas por su sexualidad y sus pensamientos,
aparecieron paralelamente a la disminución de su agresividad e impulsividad en el colegio.
Reflexiones teóricas alrededor del caso y la clínica psicoanalítica con niños
“El síntoma dice algo “, es una sentencia que en el Psicoanálisis se escucha con frecuencia, y es quizás esto
lo que corresponde al ejercicio de escuchar a Chin-chan.
La clínica con niños y particularmente con Chiin-chan me hace explorar sobre un tema de gran mella en la
clínica e incluso podría decirse en la concepción de lo infantil. La sexualidad, ha sido presa de la moral en
muchos campos del quehacer humano: la iglesia, la escuela, la familia, y toda aquella institución que
considere la exaltación de esta como lo opuesto a una vida correcta. Creerse infantil para muchos es
sinónimo de ingenuidad e inocencia, quizás aquí es donde más se revela la burla del niño al adulto. Freud ya
lo enunciaba en las revisiones clínicas sobre los niños, para él los adultos creen saber lo que creen los niños,
por ello la invención de la cigüeña y el “cajón” de donde dice Juanito vienen los niños. Errar es del niño, el
investigador, el poeta; para aquel niño investigador el mundo se muestra a través del adulto con falsas
teorías sexuales, que a la larga terminan siendo comprobadas por él, teniendo sus efectos:
Estas falsas teorías sexuales, que ahora examinaremos, muestran un singularísimo
carácter común. Aunque todas yerran de un modo grotesco, cada una de ellas contiene
alguna parte de verdad, asemejándose en esto a aquellas teorías que calificamos de
“geniales” edificadas por los adultos como tentativas de resolver los problemas
universales que desafían el pensamiento humano, La parte de verdad integrada en estas
teorías sexuales infantiles se explica por su derivación de los componentes del instinto
sexual, activos ya en el niño, pues tales hipótesis no son el fruto de un capricho psíquico,
no de impresiones casuales, sino de una necesidad de la constitución psicosexual, siendo
esta la razón de que podamos hablar de teorías sexuales infantiles típicas y hallemos en
todos aquellos niños en cuya vida sexual no es posible penetrar las mismas opiniones
erróneas (Freud, 1908)
Construir una realidad es la tarea que desde niños emprendimos, una tarea llena de ilusiones, fantasías y
distorsiones del mundo ordenado, legislado y coherente del adulto. Todo un mundo delegado a la primera
infancia y que en su paso por la represión dejan resquicios de saberes incompletos, vacíos y que en
ocasiones estallan en angustia, locura y obsesiones sobre lo que no se logra esclarecer.
Pensar el pene, la vagina, como órganos sexuados no deja de remitirme a su relación con la represión. Se les
da estos nombres a fin de diferenciar hombre-mujer, y de paso establecer una palabra que regule aquella
duda ante la mirada voyerista del ojo sobre lo que emerge (pene) y desaparece (vagina). Sin embargo como
se ve con Chin-chan la duda se vuelve síntoma, al preguntarse a través de sus “groserías” sobre ese pedazo
de real que emerge en la relación con el otro. Chin-chan cuestiona todo aquello que se le enseña por medio
de su creación más fabulosa “la grosería”, llama la atención de su madre y la del colegio para decirles que
no sabe que sucede en él, pero que necesita abducirlo de algún lado.
El nacimiento de la represión es el síntoma, cuerpo extraño achacado al neurótico o la neurosis, a veces
equiparada al proyecto de civilización que el hombre cree poseer; sin embargo es importante retomar
algunas afirmaciones de Freud respecto a la neurosis y su diferencia con los “sanos”: “La diferencia está en
que los sanos saben dominar tales complejos sin sufrir graves daños, prácticamente comprobables, mientras
que el nervioso no consigue dominarlos sin el precio de costosos productos sustitutivos, cuya emergencia
equivale prácticamente al fracaso de la labor desarrollada para alcanzar tal dominio”. El dominio de la
sexualidad en el ser humano de manera precaria ha triunfado, las prostitutas y las nuevas formas de
concebir las prácticas sexuales siguen su curso, independientemente de la tan anhelada “educación
sexual”.
El precio que Chin-chan debe pagar por su creación y pregunta por la sexualidad es ir al psicólogo. ¿Y por
qué? , es una pregunta que muchas veces no se hace a la hora de remitir un caso. Una hipótesis que pongo a
prueba, teniendo presente el caso de Chin-chan, es que entre más se reprima el síntoma y no se escuche,
mayor será su manifestación, llegando a una guerra con la institución, cultura, educación que se equipara a
las guerras fantásticas entre los dioses y Cronos o Zeus. Chin-chan me revela que tras toda construcción de
la realidad, no hay nada, esta lo real, y el retorno hacia ello en este caso es un llamado a la simbolización, al
nombre del síntoma.
Freud (1908), descubre tres preguntas que surgen de teorías sexuales
constantemente,
con las que el niño yerra
“La primera de tales teorías se enlaza con el desconocimiento de las diferencias sexuales,
indicando ya antes como característica infantil, que consiste en atribuir a toda persona,
incluso a las de sexo femenino, órganos genitales masculinos como los que el niño
conoce por su propio cuerpo… . Las personas interrogadas eluden la repuesta, reprochan
al niño su curiosidad o salen del paso recurriendo a una fabula cualquiera – en los países
germanos, a la de la cigüeña, muy importante desde el punto de vista mitológico, y
según el cual es esta ave la que trae a los niños, cogiéndolos del agua-…su interpretación
del coito es siempre de carácter sádico, viendo en él algo que la parte más fuerte impone
violentamente sobre la más débil, y comparándolo, sobre todos los observadores
masculinos, a una lucha cuerpo a cuerpo , como las que ellos sostienen con sus
camaradas de juego, y que no dejan de integrar una cierta mezcla de excitación sexual ”.
Formuladas en preguntas serian ¿qué es ser hombre y mujer?, ¿Cómo llegan los niños al mundo?, ¿qué es el
coito?; estas se disponen a cuestionamientos por el niño, ponerle palabra no resulta fácil, más cuando
encuentra que escandalizan al adulto y es algo prohibido o poco hablado. Esto se despierta en el caso como
síntoma a raíz de ese desencuentro entre la madre, la escuela y Chin-chan, los tres colgados de saberes
particulares que los asfixia y compromete sobre un tema aún no explorado en cada uno.
El trabajo clínico con niños lleva implícito la pregunta ¿quien escucha, que escucha? En ese acto de sesión
tras sesión y el encuentro psicólogo- niño, suceden infinidad de cosas en transferencia, y una de ellas la
descubro dentro del caso al ser reveladas ciertas resistencias sobre la realidad infantil; tal como se viene
señalando, al mundo del adulto le cuesta comprender las preguntas del niño debido a que desea jalonarlo a
una verdad propia del adulto, incierta para el niño y expresada en sus juegos. El juego es utilizado por la
psicología, la pedagogía y el psicoanálisis, sin embargo su uso no es homogéneo. En las psicoterapias este es
utilizado para llevar a un bienestar, a través de técnicas que se aplican a cada síntoma o trastorno (Schaefer,
2005), no difiriendo mucho de la labor pedagógica de enseñar a través del juego.
Para el Psicoanálisis, siguiendo a María Antonieta Izaguirre (1995), el niño tiene cosas por decir, por ello el
paso del psicoanálisis de niños al psicoanálisis con niños. La autora hace una revisión exhaustiva del tema en
la práctica analítica, el juego se revela como una posibilidad de acto en el cual el niño pone de manifiesto el
inconsciente desde los registros real, simbólico e imaginario propuestos por Lacan. Encuentra que en la
historia del psicoanálisis pasando por Anna Freud y Melanie Klein, el juego esta mediado por lo imaginario
del acto analítico. El analista interpreta o supone que es lo que el niño quiere decir, le da indicaciones sobre
su inconsciente, un saber del adulto no del niño. Es por ello que desde una perspectiva lacaniana la apuesta
en al clínica con niños se direcciona a la posibilidad de permitir una escucha sobre el saber del niño, sin
desechar lo que se dice de él por parte de padres, instituciones o quien esté a cargo de él, incluso si no hay
quien diga nada sobre él, como lo muestran los niños criados en la calle, ahí es quizás donde se hace más
elocuente preguntar por lo que quiere saber el Otro de este sujeto.
Bibliografía
Freud S. (1908). Teorías sexuales infantiles. Recuperado el 21 de octubre de 2011 en:
http://www.biblioteca.org.ar/libros/211796.pdf
(1909). Obras completas. Análisis de la fobia de un niño de cinco años. Luis LópezBallesteros y Torres. Madrid.
Izaguirre M. (1995). Psicoanálisis con niños. Facultad de Humanidades UCV. Caracas, Venezuela.
Lacan J. (1956). Seminario 4. La relación de Objeto. Tres formas de la falta de objeto. Paidós.
Schaefer C. (2005). Fundamentos de terapia de juego. Manual moderno. México.
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