Mitología grecorromana

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MITOLOGIA GRECO−ROMANA
La mitología es la historia fabulosa de los dioses, mediante la cual los pueblos intentan explicar sus orígenes y
los fenómenos de la naturaleza.
Las mitologías griega y romana personificaron en los dioses a todas las fuerzas de la naturaleza y también
aquellos principios morales que consideraron fundamentales en su sociedad. Como dioses, estos seres eran
invencibles e inmortales, pero eran veleidosos y presa de los mismos defectos de los seres humanos. Quizás
por ello tendían a mezclarse con los hombres y engendrar con ellos divinidades menores, encargadas de regir
algunos aspectos de la vida cotidiana.
La aparición de la mitología de otros pueblos ha planteado el interrogante sobre en qué momento del
desarrollo humano se generaron estas historias. Asimismo, los parecidos entre unas y otras nos hablan de la
migración de los pueblos primitivos y el intercambio de sus tradiciones.
EL MUNDO MITOLOGICO
Se suela definir a la palabra mito diciendo que es todo relato de los tiempos fabulosos y heroicos. Pero la
verdadera significación de este término, su definición más exacta y comprensible es: fábula, cuento o
narración fantástica en la cual uno o varios dioses, semidioses o héroes divinizados tienen un papel
predominante. De no intervenir personajes de un panteón religiosos, en vez de mitos se trata ya de leyendas o
de simples cuentos.
Los mitos son esencialmente populares y anónimos. Los poetas influyeron mucho en su formación y más aún
en su evolución; es decir, adquieren no solamente vida y consistencia sino fijeza gracias a la forma poética. En
cambio el papel de los sacerdotes en la creación de los mitos fue mínimo, por no decir nulo.
EL CONOCIMIENTO NECESARIO
Es imposible conocer bien las grandes civilizaciones antiguas (sobre todo la Griega y Romana) tan
importantes para Occidente, sin conocer sus mitologías. No menos imposible es leer provechosamente a sus
grandes autores a menos de suspender mil veces la lectura para acudir en busca de informes sobre dioses y
tradiciones, a un buen diccionario. Y si de la literatura pasamos a las demás artes, ða quien deberían más
pintura y escultura que a la mitología?
En lo esencial, la mitología romana es tributaria de la griega. No fue en el campo de la especulación mítica en
el que destacaron los latinos. En realidad su único aporte fue reemplazar los nombres de las divinidades.
EL ORIGEN DE LOS DIOSES
Según el poeta griego Hesiodo (siglo VII A de C.) en su obra Teogonía: ðAnte todo fue el Caos. Luego Gea
(la Tierra), la del ancho seno, eterno e inquebrantable sostén de todas las cosas, y Eros, el más hermosos de
los inmortales, que penetra con su dulce languidez a dioses y hombres, doma los corazones y triunfa de los
consejos prudentesð.
Caos, Gea y Eros fueron, pues, los tres elementos primordiales. Pero no coexistentes, sino aparecidos en el
orden en que se van mostrando.
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Para Hesiodo, el Caos era el espacio abierto, el Vacío y Gea no era la tierra tal cual estaba cuando los griegos
la contemplaban en tiempos del poeta, sino la materia terrestre en vías de formación, concebida como
elemento primordial del cual iban a salir las razas divinas. Eros no era tampoco el amor humano
personificado, puesto que aún no existían los hombres y ni siquiera los dioses, sino esa especie de fuerza
misteriosa que empuja todo a combinarse, mezclarse y unirse para dar origen a la vida. Fuerza que sin
producir nada por si misma, hace producir a todo cuanto toca. Y en primer lugar a Caos y Gea, que gracias a
él empezarían la sucesión de sus generaciones.
En virtud de la acción de Eros, de Caos salieron Erebos y Nix. Es decir, la oscuridad primordial, las tinieblas,
dividida en dos principios, uno macho y otro hembra. Estos principios, al unirse mediante la acción de Eros,
darán nacimiento a ðla luzð, doble asimismo, personificada en Aiter y Hemera. Aiter (el Eter) o la luz de las
regiones superiores, y Hemera (el Día), luz de la atmósfera terrestre.
EL ORIGEN DIVINO
Una vez hecha la luz, Gea entra en acción, comenzando la serie de sus generaciones que se suceden en el
orden siguiente: Como con Caos, con el Vacío no puede engendrar (pues los griegos jamás admitieron que de
la nada saliese algo, por ser la ðnadað la negación misma de todo elemento), empieza a concebir sola. Es
decir, sin el concurso de un elemento macho.
Lo primero que engendra es a Urano, el Cielo personificado, que cubre que cubre la Tierra como elemento
fecundante. En Hesiodo, como se ve, Urano es hijo de Gea, la Tierra, antes de ser su esposo.
Luego Urano concibió a las Montañas (la Tierra va formándose en el tiempo) y enseguida Postos,
personificación masculina de elemento marino, del Mar. Es decir, que da origen al Cielo (Urano) y al Mar
que el cielo cubre.
UNION DE LA TIERRA Y URANO
Luego de engendrar sin intervención de un principio macho, Gea se unió a su hijo Urano, transformándose
así en la primitiva pareja inmortal.
El primer fruto de la unión de Gea y Urano son los seis Titanes: Océano, Ceo, Críos, Hiperión, Japeto y
Cronos. Luego las seis Titánidas: Tía, Rea, Temis, Mnemosina, Febe y Tetis. Después los Cíclopes: Argés
(el Rayo), Steropes (el Relámpago) y Brontés (el Trueno), y tras ellos, los Hecatonquiros: Coto (El
Furioso), Egeón (el Vigoroso) y Giges (el Membrudo).
Océano, el, primero de los Titanes es el dios de los ríos, imágen de la formación de las aguas en fuentes y
manantiales que, en efecto son hijos del cielo (lluvias) y de la tierra (que las filtra y recoge). Era la
personificación del agua que, según las concepciones griegas primitivas, rodeaba al mundo (le representaban
como un río que corría alrededor del disco plano de la Tierra). Océano era el padre de todos los ríos que había
engendrado con Tetis en número de más de tres mil. Con Tetis tuvo, asimismo, otras tantas Oceánidas,
divinidades menores del mar. Esta Tetis, su hermana con la que formó pareja, representa la potencia fecunda,
femenina del mar.
Ceo, por su parte, uniéndose a su hermana Febe, engendró a Leto (que con Zeus tuvo a Apolo y a Artemisa),
y a Asteria que amada también por Zeus, por escapar al dios se transformó en codorniz (o en una tortuga
según otras versiones) y se arrojó al mar. Una vez en el mar, se metarmorfoseó en una isla, la isla Ortigia,
errática hasta que acogió a Leto.
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Con su hermana Tía, Hiperión engendró a Helios (el Sol) Selena (la Luna) y Eos (la Aurora).
Crios y Euribia (esta última hija de Océano y Gea) tuvieron a Astreos, a Pallas y a Persés. Astreos
uniéndose a Eos engendró a los Vientos (Céfiro, Bóreas, Euros y Notos), a Eosforos (la Estrella de la
Mañana) y a los Astros. Pallas tuvo con Stix (el río de los infiernos), a Zelos, Niké, Cratos y Bía; es decir, al
Ardor, la Victoria, el Poder y la Violencia.
ORIGEN DEL HOMBRE
Japeto, uniéndose con Clímene, una de las Oceánidas, (otras leyendas dicen que con Asia, también
Oceánida) tuvo cuatro hijos: Atlas, condenado por Zeus a sostener con sus espaldas la bóveda del Cielo;
Menecio, hundido en el Tártaros por los rayos del Olimpo, a causa de su orgullo y de su brutalidad; prometeo,
que por haber engañado al Padre de los dioses y haber dado a los hombres el fuego, fue encadenado en el
Cáucaso, donde un aguila el hígado que se reformaba continuamente; y Epimeteo, causante de los males de la
humanidad por haber aceptado a Pandora, la primera mujer, creada por Hefestos y Atenea, ayudados por los
demás dioses. Epimeteo tenía encerrada en un ánfora a todos los males. Pandora, curiosa (los diose al
fabricarla, la habían adornado de todas las gracias y seducciones, pero hermes puso en su corazón la mantira,
el engaño y la curiosidad) abrió el ánfora, y los males escaparon, no quedando en ella sini la esperanza, puesw
asustada Pandora se apresuró a cerrarla.
Epimeteo y Pandora tuvieron una hija, Pirra (la Roja), que unida con Deucalión, hijo de Prometeo y de
Climene, fueron los verdaderos padres del género humano, pues cuando Zeus decidió enviar un diluvio para
destruir a los hombres, a excepción de Deucalión y Pirra, éstos construyeron un arca, en la que se metieron y
flotaron durante nueve días y nueve noches. Cesado el diluvio, y habiendo tocado tierra en los montes de
Tesalia, Zeus les envió a Hermes, su mensajero, para que les preguntase qué deseaban Deucalión dijo que
quería tener compañeros. Entonces Zeus le dijo que el y Pirra tirasen piedras por encina de sus hombros. Así
lo hicieron, naciendo hombres de las arrojadas por el primero, y mujeres las lanzadas por la segunda.
Cronos, el último de los Titanes, el de los hábitos de consejos, uniéndose a Rea tras destronar a su padre,
luego de haberle mutilado con la hoz, que para ello le dió Gea, engendró a los Olímpicos.
Temis, diosa de la Ley, fue luego de Metis la Oceánida, la segunda esposa divina de Zeus, con el que
engendró a las Horas, las Moiras (Parcas), a la Virgen Astrea, personificación de la Justicia; a las Ninfas del
rio Eridanos, a las que Heracles preguntó cuál era el camino para ir al país de las Hespérides.
LAS MUSAS
En cuanto a Mnemosine, personificación de la Memoria, Zeus se unió con ella en Pieria, comarca de
Macedonia, cerca del monte Olimpos, durante nueve noches consecutivas, haciéndola madre de las nueve
Musas: Caliope, de la Poesía heroica, Clío de la Historia, Melpómene de la Tragedia, Talia de la Comedia,
Euterpe de la Música, Terpsicore de la Danza, Erato de la Poesía amorosa, Polimnia del Canto, Urania de
la Astronomía. Tuvieron como nodriza a Eufemia (la Gloria) y el caballo Pegaso les servía de cabalgadura.
Los Cíclopres eran monstruos con un solo ojo en la frente y dotados de gran fuerza y habilidad manual
(fabricarán para Zeus el trueno y el rayo). Los Hetaconquiros eran gigantes dotados eran gigantes dotados de
cien brazos y cincuenta cabezas.
MUERTE DE URANO
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Pero Gea, la Tierra no está contenta con el trabajo a que se le somete sin descanso el elemento fecundante del
Cielo (Urano) ni, sobre todo, de su crueldad, pues Urano, a medida que va naciendo su progenie, la hunde en
las entrañas de la tierra. Para librarse de semejante tiranía, pide a sus hijos que la venguen, pero todos se
niegan, excepto el más pequeño, que es, asimismo, el más habil y el más prudente. Este nacido el último es
cromos. Gea, obtenido su consentimiento, le da una hoz y con ella Cronos corta a su padre los testículos y los
arroja así como la hoz de que se ha servido, al espacio.
Hoz y testículos caen al mar, pero la sangre que éstos van deramando se esparce en gotas por la tierra y la
fecunda por última vez, dando lugar a las Erinias, a los Gigantes, y a las Ninfas de los Frescos.
Las Erinias, llamadas también las Benévolas, esto por miedo a atraer su cólera por si se las denominaba por
el primer nombre, eran las diosas violentas que los romanos identificaban como las Furias. Como las Moiras
(Parcas o Destinos) no reconocían más ley que ellas mismas. Todos, hasta Zeus, tenían que obedecer. Por
consiguiente, ni los dioses tenían autoridad sobre ellas. Eran tres: Alecto, Tisifonia y Megera. Se las
representaba como genios alados cuyos cabellos estaban entrelazados con serpientes. En las manos llevaban a
veces látigos, a veces antorchas. Cuando se apoderaban de una víctima la volvian loca a fuerza a atormentarla.
Su morada era el Erebos (las Tinieblas infernales)
Los Gigantes, aunque de origen divino, eran mortales o al menos podían ser muertos. Eran seres enormes, de
una fuerza invencible y de un aspecto espantoso.
Rota de este modo la primera pareja divina integrada por la Tierra y el Cielo, Gea, con el objeto de poder
continuar su obra creadora, se une a otro de los grandes elementos que ella misma ha engendrado: a Pontos.
De su unión con éste nacen Nereo, Taumas, Forcis, Ceto y Euribia.
Nereo, uno de los Viejos del Mar, uniéndose a Doris, otra de las hijas de Océano, engendró a las Nereidas,
divinidades marinas, personificación de las olas del mar. Vivían en el fondo del mar, en el palacio de su padre,
sentadas en tronos de oro. Pasaban el tiempo, hilando, tejiendo y bailando. Las más conocidas son Tetis, la
madre de Aquiles, al que tuvo con Peleo; Anfitrite, la mujer de Poseidón; Galatea, la amada de Polifemo, el
cíclope.
Taumas se unió con Electra, hija del Océano, y de ellos nacieron las Harpías (Aello, Ocipeta y Celeno), es
decir, Borrasca, Vuela Aprisa y Oscura, mujeres provistas de alas, o pájaros con cabezas de mujeres, garras
agudas y ladronas de niños, e Iris, símbolo del arco iris, es decir, de la unión del Cielo y la Tierra.
LUCHA DE LOS DIOSES
Cuando Cronos, el más joven de los Titanes, hijo de Gea y Urano, tras mutilar a éste y hacerle perder la
virilidad, ocupó su puesto luego de destronarle, lo primero que hizo fue hundir en los Tártaros a sus hermanos,
tanto a los Hecatonquiros como a los Cíclopes (a éstos los había puesto en libertad a ruegos de Gea).
Entonces desposó a Rea, su hermana, a la que hizo madre de Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón.
Pero Gea y Urano depositarios de la sabiduría y el conocimiento del porvenir le aseguraron que sufriría la
suerte que él había hecho sufrir a su padre, es decir que sería mutilado y destronado por uno de sus hijos, para
impedirlo, a medida que nacían los iba devorando.
Los cinco anteriores sufrieron esa suerte. Desesperada Rea al verse encinta por sexta vez, huyó a la isla de
Creta y en el monte Dikté (hoy Lashti) parió en secreto a Zeus. Luego, dejándolo al cuidado de los Curetas,
de las Ninfas y de la cabra Amaltea, se reunión con Cronos, al que ofreció una piedra envuelta en pañales,
que el dios devoró ávidamente sin sospechar el engaño. Cuando Zeus fue ya adulto, ayudado por Metis, según
una leyenda, o por Gea según otra, consiguió que Cronos absorviese una droga que le obligó a vomitar los
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hijos que había tragado. Una vez reunidos los seis hermanos, declararon la guerra a su padre, y consiguieron
la victoria tras diez años de lucha, en la que combatieron por una parte, Cronos y los Titanes, sus hermanos,
y por la otra, Zeus, los Olímpicos y los Cíclopres, sus tíos, a los que Zeus sacó del Tártaros tras dar muerte a
Campe, ser femenino monstruoso a quien Cronos había encomendado su guardia.
LA LUCHA CONTINUA
Pero no bastó a Zeus vencer a Cronos y demás Titanes para hacerse dueño del Universo; aún tuvo que
dominar a los Gigantes, que se levantaron contra el exitados por la Tierra, furiosa al ver a sus hijos
encerrados en el Tártaros, y todavía, última y terrible prueba, necesitó dominar al más poderoso de sus
enemigos, a Tifón, encarnación de los últimos elementos destructivos del planeta, monstruo terrible
engendrado por Gea y Tártaros; es decir, producto de las últimas convulsiones perniciosas de la Tierra.
Tras la victoria de Zeus, el universo mitológico de Grecia entre en la edad de los Olímpicos.
DIOSES OLIMPICOS
LOS DOCE DEL OLIMPO
Tanto los griegos como los romanos reconocen en Zeus al principal y mas grande de los dioses. Cuando Zeus
subió al trono, desplazó para siempre y relegó a un segundo plano a los Titanes, que hasta entonces eran los
soberanos supremos del universo. Lo mismo hizo con los Gigantes y Tifón, a quienes venció tras largas y
sangrientas luchas.
El Todopoderoso dios instaló su reino en un lugar llamado Olimpo y convocó a otros once personajes para
que lo ayudaran en su misión de gobernar el Universo. A todos ellos se les conoce como los Doce Grandes
Olímpicos.
Con respecto a que era el Olimpo, los relatos no se ponen de acuerdo. En un comienzo se le tenía por la
cumbre de una montaña y se le identificaba con el Monte Olimpo, el más alto de la península guiega y situado
al norte, en la región de Tesalia. Sin embargo, en el poema épico de Homero, La Ilíada se expresa la idea de
que El Olimpo está ubicado en una región misteriosa desde la cual se dominan todas las montañas del mundo.
También existen otras hipótesis al respecto, pero sea cual fuese el lugar donde estuviese, la entrada al Olimpo
estaba cerrada con una gran reja de nubes y cuidada por las Estaciones. Los palacios de los dioses se hallaban
en su interior y allí vivían, dormían y celebraban sus fiestas.
Considerado de este modo, el Olimpo era una mansión donde existía la felicidad perfecta. Ni siquiera el
viento turbaba su paz, no nevava ni llovía y un firmamento sin nubes rodeaba sus cumbres.
LOS OLIMPICOS
Estos doce integrantes de este tribunal supremo de la mitología greco−romana eran: Zeus, el jefe máximo, sus
hermanos Poseidón y Hades, Hestia, su hermana; Hera, esposa de Zeus; Ares, su hijo, Atenea y Apolo,
Afrodita, Hermes, Artemisa y Hefestos.
Algunos textos incluyen también en la lista a Dionisios, dios de las viñasa y de la música a Deméter, diosa de
la tierra fecunda y Perséfone.
El propio Zeus se encargó reorganizar el Universo después del caos y dividió en tres su reino: el cielo y la
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tierra presididos por él; el mar entregado a Poseidón y los infiernos, en manos de Hades.
ROMANOS
Por influencia del arte y la literatura griegos, estos doce grandes olímpicos fueron adoptados por los antiguos
romanos.
La adopción de los dioses griegos no presentó dificultades a los romanos, ya que éstos no tenían divinidades
con personalidad bien definida. El romano era un pueblo muy religioso, pero de poca imaginación, razón por
la cual nunca habría podido crear a los Olímpicos, personajes que estaban perfectamente individualizados y
vívidos. Solo cuando los griegos penetraron en Italia (se les llamó helenos) se preocuparon de infundir a sus
dioses belleza y poesía. Los dioses romanos eran seres indeterminados conocidos como los Númina, los
Poderosos. Los Númina más venerados e importantes eran los dioses Lares y Penates. Los Lares eran
espíritu de un antepasado y los Penates guardianes del hogar. Otros de los númina eran Priepo, dios de la
fertilidad y la fecundidad; Pales, guardián de los rebaños; Silvano, protector de labradores y leñadores; Jano,
diosa de las empresas favorables.
OTROS DIOSES
También los romanos rendían culto a Fauno, dios rústico y profeta que hablaba a los hombres en sus sueños,
su equivalente griego eran los Sátiros; Quirino, nombre con que se honraba a Rómulo, fundador de Roma,
los Manes, que eran las almas de los justos, los lemures y los larvais, que eran las almas de los malos y, por lo
tanto, eran muy temidas; las Cármenes, que eran las musas y Pomona y Vertumno, que en principio
cuidaban los huertos y jardines, pero que más tarde los romanos los personificaron consagrándolos al amor.
ZEUS, EL GRANDIOSO
Como Zeus era padre todopoderoso, rey de reyes, el más grande, mejor, majestuoso y supremo conductor de
todas las cosas, todo le estaba permitido. Incluso, tenía poder no sólo sobre los hombres, sino también sobre
los inmortales.
Haciendo uso de todas estas ventajas, y luego de haberse instalado en el trono, desarrolló una intensa
actividad, especialmente en el plano amoroso. Fue un dios tremendamente apasionado. Primero se unió a
Metis, dando origen a Atenea; luego amó a Temis, que le dió una numerosa descendencia.
Temis personificaba la ley; era madre de las Horas y las Estaciones, de Eunomía (el Orden), Diké (la
Justicia), Eirené (la Paz) y las Moiras o Parcas, a quienes Zeus había encargado repartir entre los hombres
los bienes y los males.
CARRERA AMOROSA
En su acelerado andar amoroso, Zeus se unió también a Mnemosine (la Memoria). Estuvo con ella durante
nueve noches consecutivas, haciéndola madre de las nueve Musas. Con Eurineme tuvo a las tres Charites
(tres Gracias): Eufrosine, la Alegre; Agaia, la Brillante; y Talía, la Floreciente. De los amores con Leto
nacieron Apolo (dios del Sol y de la Luz) y Artemisa (Diana), diosa de la Luna.
La leyenda dice que Afrodita (la Venus romana, diosa del amor) fue hija de Zeus y Dione, aunque también se
le da como hija de Urano y de Gea. Con Hera, su esposa legítima y hermana, Zeus tuvo a Ares (dios de la
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guerra) y a Hebe (la Juventud).También Hebe servía el néctar de los dioses (ambrosía, manjar o bebida de
gusto delicioso productor de la euforia). Junto con las Musas y Horas bailaba al son de la música que con su
lira tocaba Apolo. De la misma unión nació Eileitiia, genio femenino que presidía los partos.
Era tan mujeriego este dios todopoderoso, que habitualmente despertaba las iras y los celos de Hera. Razón
tenía, pues Zeus persiguió durante diecisiete generaciones a las mujeres de los mortales, entre ellas a su madre
y sus hijas, utilizando en estas conquistas todo tipo de recursos.
Para amar a Semele se transformó en cenizas, para Danae se convirtió en lluvia de oro, y muchas veces se
metamorfoseaba, para sus propósitos amorosos, en toro, cisne, palomo, águila, hormiga, etc.
APOLO, LA PERFECCION FISICA
Entre los más sobresalientes dioses del Olimpo figura, en primer lugar, Apolo, hijo de Zeus (o Júpiter), y de
Leto o Latona. Este dios fue sinónimo de virilidad y apostura. Reunía en si todas las perfecciones físicas y las
cualidades del espíritu. A pesar de esto, tuvo mala suerte con las mujeres.
El nacimiento de Apolo fue bastante complicado, ya que su madre sufrió la persecusión de la celosa Hera
(Juno), esposa legítima de Zeus. De todas maneras, el apuesto varón nación en la isla de Delos y fue mellizo
de Artemisa (Diana).
Los primeros indicios de valentía los dió Apolo a los tres días de haber nacido, cuando mató a Pitón, terrible
serpiente que era el terror de hombres y ganado.
Pero Apolo fue desdichado en amores. A pesar de ser el dios del sol y de la luz, de la Medicina, creador de la
Poesía y de la Música, no logró ser amado por Coronis, Casandra, Calliope, Dafne, Clitia, Thero, Coricia,
Acacalis, Cleobule, Cinere y muchas otras.
La hermosa Dafne huyó de él y llegó hasta el sacrificio de convertirse en laurel antes de entregarse a los
brazos de Apolo. Más suerte tuvo con Coronis. Cierto día, la joven mató con sus manos a un león. La hazaña
fue contemplada por Apolo, quien se enamoró de ella. La cogió por la fuerza, y escondiéndola en su carro de
oro, se la llevó, cruzando el mar, hasta Libia. Allí tuvieron un hijo llamado Esculapio, que fue después dios
de la medicina. Sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos. Esto originó las iras de Hades (Plutón), que
era el dios del mundo subterráneo (el infierno) y quejándose a Zeus, le dijo que nadie llegaba hasta allí.
Entonces el todopoderoso mató a Esculapio con uno de sus rayos. Apolo se vengó matando a todos los
Cíclopes, que eran unos formidables gigantes con un solo ojo en la frente y que ejercían las funciones de
herreros de Hefestos (Vulcano).
Pero cuenta la historia que Apolo no sólo era amante de las mujeres; también gustaba de los bellos efebos,
siendo los más célebres Jacinto y Cipariso.
DIVINIDADES FAMOSAS
Dentro de los doce grandes del panteón griego, hay seis diosas que juegan un importante rol durante el
período clásico helénico. Todas ellas están rodeadas de cualidades distintas, y por tanto, sus historias son
diferentes, aunque están ligadas directamente con Zeus.
Artemisa (Diana) hermana gemela de Apolo, diosa de los bosques y de la cacería en la tierra es la que reúne
condiciones épicas extremadamente poéticas. Es la más pura, virginal y bella de las diosas.
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Artemisa obtuvo de su padre la gracia de permanecer siempre soltera. Le dio también un séquito (conjunto)
de sesenta ninfas, llamas Océanas u Oceánidas, y otras veinte llamadas Asías. Su preocupación primordial
era la caza, y es por ello que los pintores y escultores la muestran en sus obras con una túnica corta, recogida
en un lado, llevando arcos y flechas y con perros de caza a su alrededor, en la frente tiene una medialuna. Su
castidad le llevaba a odiar a los hombres. Este rencor surgió luego que tuvo que ayudar a su madre en el parto
doloroso de Apolo.
L diosa Hera, (Juno) fue según algunos poetas, la primera, y según otros, la tercera mujer de Zeus. De la
unión Zeus−Hera nacieron Hefesto (Vulcano), Ares (Marte), Eileitiia (diosa de los partos) y Hebe (la
Juventud).
REINA DEL OLIMPO
La leyenda muestra a Hera como una mujer poderosa, fuerte y respetada por los demás dioses, que la
consideraban la verdadera reina del Olimpo. Era orgullosa en su posición, celosa e implacable, aunque ambién
tuvo sus aventuras extraconyugales. Se dice que Eurimedón, rey de los gigantes, la ultrajó siendo niña,
naciendo así Prometeo. La mitología romana tenía una diosa de casi similares características, que se llemaba
Juno. La influencia griega en la península itálica asimiló a ambas.
LA SABIDURIA
El nacimiento de Atenea fue también bastante forzado. Antes de nacer de Metis, mujer de Zeus (según
algunos), los dioses le dijeron: ðTras la niña que vas a tener con Metis, vendrá un hijo que te destronará, al
igual que tú hiciste con tu padre y éste con tu abueloð. Asustado por esta advertencia, Zeus se tragó a Metis,
convertida en mosca, antes de que diera a luz.
En cierta ocasión, Zeus sintió un terrible dolor de cabeza. Pidió a su hijo Hefesto que le diera un hachazo en
la frente para que se le quitase. De la feroz herida surgió una hermosa joven cubierta de una harmadura: era
Atenea (Minerva), la cual pasó a ser diosa de la sabiduría y de la guerra. Llevaba en su cabeza un yelmo,
sobre su pecho su égida (piel de cabra que sirve de escudo), con la cabeza de Medusa (una gorgona), en una
mano un escudo y en la otra una lanza.
DIOSA DEL AMOR
Lugar preferente en el Olimpo era el que ocupaba Afrodita (Venus), diosa del amor, reina del amor, reina del
deseo, la belleza, la dulzura y la alegría. Su hermosa figura ha sido cantada por poetas de todos los tiempos.
Afrodita era la intranquilidad de los hombres y de los inmortales. Todos quedaban maravillados ante su
hermosura, y hasta su padre, Zeus, quedó hechizado. Este, en represalia por no ser correspondido, la casó con
el más feo de sus hijos, Hefesto, y así ocurrió que la diosa mas bella del Olimpo fue esposa del más horrible.
Pero Afrodita pretendía a Ares, de quien tuvo dos hijos: Eros, también llamado Cupido por los romanos y
personificado como en dios del amor, y Anteros, que es dios de la correspondencia, o amor que corresponde al
primero. Pero su gran amor fue Adonis, apuesto cazador, que también era pretendido por Perséfone.
DIOSA EN REPOSO
La diosa Hestia (Vesta) fue la primera de seis hijos que tuvieron Cronos y Rea. Su trono estaba en el centro
del Cosmos y allí permanecía sola y en reposo. Personificaba el hogar, pero también el fuego central de la
Tierra y la Tierra misma.
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Por gracia de Zeus, Hestia conservó su pureza, la cual defendió especialmente de Apolo y Poseidón, que la
amaban. En agradecimiento a su virtud, Zeus le concedió también otros honores, como el de recibir culto en
los templos de todos los dioses y en todas las casas de los hombres.
DIVINIDAD DE LA TIERRA
La diosa Deméter (Ceres) fue una de las más queridas y adoradas en las ciudades y aldeas por sus influencias
benéficas durante las siembras y las cosechas. Se unió a Zeus, de quien tuvo a Perséfone, de la que fue
inseparable.
Tal vez la historia más dramática de Deméter está relacionada con el rapto de Perséfone por Hades, que
estaba enamorado de ella. Se la llevó a lo más profundo de los abismos y solo pudo rescatarla con grandes
esfuerzos. Incluso Deméter dejó de cumplir sus funcxiones de benefactora de la Tierra y ésta se tornó estéril y
el mundo quedó perturbado.
HERMES (MERCURIO ), UN CHICO MUY PRECOZ
El más precoz de los dioses del Olimpo fue Hermes (Mercurio). Su madre fue Maia, una de las siete
Pléyades, y su padre, Zeus. Este lo hizo mensajero de los dioses, dios de la elocuencia, del comercio y de los
ladrones.
Relata la historia que Hermes fue tan aventajado personaje que, a poco de nacer, saltó de la cuna, salió de la
gruta donde se encontraba con su madre, cogió una tortuga y con ella fabricó una cítara, luego de haber
compuesto la primera melodía, corrió a las montañas y robó cincuenta vacas que protegía Apolo. Para que lo
encontraran, borró las huellas, inventó el fuego y asó dos animales que ofrendó a los dioses, arrojó sus
sandalias al río y después escapó corriendo hacia la cueva donde había nacido, pocas horas antes.
El precoz dios entró a la cueva por el ojo de la cerradura, empequeñeciéndose para ello, llegó a la cuna, se fajó
en ella y cual niño bueno, se puso a jugar con su tortuga−cítara.
Las travesuras de hermes fueron descubiertas por Apolo, quien le pidió explicaciones. El astuto niño hizo
sonar la cítara, y de esta forma conquistó el favor de Apolo, quien le encomendó se ocupara, desde ese
momento, de las vacas.
Hermes fue afortunado en el amor. Con Afrodita tuvo a Hermafroditos; con Antianeira los gemelos Eritos
y Echión. También se le atribuye la paternidad de Autólicos, el más audaz de los ladrones mitológicos.
MAR, GUERRA Y FUEGO
Los griegos siempre fueron buenos mercaderes y mejores marinos. Sentían especial veneración por el dios del
mar. Este era Poseidón (Neptuno), hermano de Zeus, único dios olímpico que lo superaba.
Poseidón habitaba en un hermoso palacio en el fondo del mar. Se le identificaba por su arma favorita, el
tridente, (lanza de tres dientes) la cual utilizaba para levantar las olas del mar, hacer brotar fuentes y
manantiales, pozos y lagos y hasta para provocar terremotos. Se le llamaba comúnmente ðel que hace templar
la tierrað.
En su carro de oro, Poseidón recorría la superficie de las aguas. Como soberano del mar, fue quien ragaló el
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primer caballo al hombre. Tenía especial predilección por este animal. De la unión de Poseidón y Medusa
nació Pegaso, el caballo alado.
DIOS GUERRERO
Otro importante hijo de Zeus y Hera fue Ares (Marte) dios de la guerra. Fue revoltoso, bárbaro y cruel. Se
hizo odiar por todos, incluso por sus padres. El poeta griego Homero lo califica de asesino, manchado de
sangre, maldito por los mortales y hasta cobarde.
Ares gozaba en impulsar a la lucha a los hombres. Siempre iba acompañado de su mujer, Belona y de sus
hijos Delmos (el Espanto) y de Fobos (el Terror), además de Eris (la Discordia) y de una multitud de
demonios, cual de todos más sanguinario.
DIOS DEL FUEGO
Este fue el nombre que recibió Hefaístos o Hefestos (Vulcano) llamado hijo de Zeus y Hera y otras veces
sólo de Hera. De entre todos los dioses, éste era el único espantoso y deforme. Se cuenta que su madre, al
verlo tan feo, lo arrojó desde lo alto del Olimpo. También se atribuye a Zeus esta acción. De todas maneras, el
pobre dios se salvó y cuuando grande tuvo bastante suerte en el amor, ya que se casó con la bella Afrodita y
con Charis, una de las tres Gracias.
Otro que no tuvo tanta suerte fue Hades (Plutón) ya que cuando se produjo la repartición del Universo, le tocó
el mundo de las tinieblas y de las oscuridad. Fue, en consecuencia, dios del infierno y del reino de los
muertos.
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