ATRIO Del latino «atrium», indica el pórtico o espacio previo, a veces rodeado de columnas, de los edificios, sobre todo los palacios y las basílicas. Equivale al griego «narthex». En el AT resuena con frecuencia la alusión a los atrios del Templo de Jerusalén: «entrad en sus atrios trayéndole ofrendas, postraos ante el Señor en el atrio sagrado» (Ps 95,8-9). A veces el atrio equivale al templo mismo, en sentido simbólico: «vale más un día en tus atrios que mil en mi casa» (Ps 83,11). Litúrgicamente puede tener buen sentido pastoral el que haya un espacio intermedio entre la calle y la iglesia, una cierta separación pedagógica, que de algún modo «defienda» el espacio interior como espacio de silencio y oración, y a la vez sea lugar de reunión, saludo o despedida, antes y después de la celebración.