I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA ESCUELAS / MOVIMIENTOS EN FILOSOFÍA Referentes para las P.A.U. 2ª evaluación - Curso 2011-2012 1 I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA EMPIRISMO - La experiencia es la fuente esencial y el límite del conocimiento. El conocimiento surge con la experiencia o se justifica mediante ésta. El empirismo niega la existencia de ideas innatas, en este sentido se opone frontalmente al racionalismo. - Aunque el sistema de Aristóteles pueda considerarse empirista, el empirismo como corriente filosófica se identifica con el empirismo británico de los siglos XVII y XVIII. Con posterioridad, el empirismo formará parte esencial de nuevas corrientes filosóficas como el positivismo y neopositivismo o empirismo lógico. - El empirismo supone que el único modo de acceso a la experiencia es a través de la intuición empírica, aunque a lo largo de la historia el concepto de intuición empírica ha tenido dos acepciones y ha dado lugar a dos tipos de empirismo: a) El empirismo objetivo, el cual es defendido por Ockham (s.XV) y Bacon (s.XVI), para quienes el conocimiento debe partir de intuiciones empíricas externas, pues de esta manera se podrá acceder directamente a las cosas, que serán conocidas en su propia realidad fuera del sujeto. Este tipo de empirismo será el que posibilite la revolución científica del Renacimiento creando las bases de la ciencia moderna. b) El empirismo subjetivo, defendido por Locke, Berkeley y Hume, que parte de intuiciones empíricas internas, también llamadas impresiones. Este empirismo se denomina subjetivo porque se desarrolla dentro de la filosofía idealista, y ésta defiende lo siguiente: el ser de las cosas únicamente puede darse (conocerse, experimentarse) en la conciencia; o, dicho de otro modo, de las cosas (ahora llamadas objetos externos) sólo pueden ser conocidas las representaciones mentales (o sea, ideas, impresiones, huellas) que dejan en nuestra mente. Es, pues, un empirismo subjetivo, dado que el sujeto, cuando conoce, no afirma que está accediendo a una realidad externa, sino sólo a su propia conciencia de ella. Dicho lo anterior subrayaremos que fue Locke el primero en afirmar que la mente es como un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ideas. Y que la única fuente de conocimiento es la percepción de objetos sensibles externos y las operaciones internas que nuestra mente realiza. Ambas son las que producen las ideas que nosotros conocemos. Posteriormente Hume dirá que el hombre sólo conoce percepciones, llamando percepción a todo aquello que está presente en nuestra conciencia. Hume dividirá las percepciones en impresiones (imágenes de objetos externos o sentimientos de pasiones) e ideas (reflexión sobre una pasión o un objeto no presente). Todas las ideas se derivan de impresiones, y éstas aparecen originalmente en el alma por causas desconocidas. Sin embargo la imaginación, en virtud de unas leyes de asociación (semejanza, contigüidad en el tiempo o lugar, y causa y efecto), actúa sobre las ideas simples formando ideas complejas. Para Hume una idea será verdadera si se corresponde con una impresión; es decir, cuando averiguamos de qué impresión (experiencia) proviene. En definitiva, el empirismo subjetivo, respecto a la posibilidad de conocimiento, asume en Hume tres características esenciales: * Fenomenismo: sólo existen fenómenos, formas sensibles de las cosas * Escepticismo: no existe la verdad absoluta * Probabilismo: el conocimiento es solo probable, un hábito o costumbre 2 I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA FENOMENOLOGÍA Corriente filosófica del siglo XX, cuyo principal representante es Edmund Husserl. Éste vuelve a plantearse el problema de la fundamentación del saber en términos cartesianos; es decir, pretende desarrollar de nuevo una filosofía como ciencia rigurosa, sistemática, como un saber de lo universal y necesario. Para Husserl, la reducción que hace el positivismo y el neopositivismo del conocimiento científico conduce a ambos, inevitablemente, a un error metafísico y a un error epistemológico, que, a su vez, acarrean una grave consecuencia ética. Veamos en qué se apoya esta convicción: a) Desde el punto de vista metafísico, el positivismo reduce lo real a lo aprehensible científicamente, es decir, al conjunto de los hechos empíricos. Ello conlleva la consideración de la conciencia como “cosa natural” en un mundo de cosas naturales; y a lo dado a la conciencia también como “cosa”, como hecho empírico. Sin embargo para Husserl la conciencia no es cosa, sino subjetividad trascendental, y lo dado a la conciencia tampoco es cosa, sino la esencia de las cosas. b) Desde el punto de vista epistemológico, el positivismo reduce el conocimiento al conocimiento de hechos empíricos. Pero los hechos empíricos son contingentes (son estos, pero podrían ser otros), y por tanto sólo pueden fundamentar un conocimiento contingente, no una ciencia rigurosa. De ahí que el positivismo conduzca invariablemente al escepticismo y al relativismo. c) La consecuencia ética de la metafísica y epistemología positivistas es, a juicio de Husserl, muy grave, ya que en la medida en que trata a la conciencia como “cosa entre las cosas”, el positivismo cosifica la conciencia y al hombre. En este sentido, el positivismo supone la muerte del humanismo, porque olvida que la ciencia es un resultado de la actividad de la conciencia y tiene en ella su fundamento. Frente al positivismo y neopositivismo, Husserl intentará fundamentar un conocimiento absoluto. Para ello el saber debe constituirse a partir de una evidencia (que como tal será absoluta), y que será dada en una intuición. El punto de partida para alcanzar esa evidencia consiste, en palabras del propio Husserl, en “volver a las cosas mismas”. Es decir, hay que abandonar las especulaciones sin fundamento en que incurre la filosofía y atenerse a las cosas tal como se dan, sin poner ni quitar nada. Y las cosas “se dan”, “se muestran”, ante la conciencia. Husserl llamará a las cosas tal como se dan a la conciencia fenómenos, y a la ciencia que trata de los fenómenos fenomenología. Para lograr ese retorno a “las cosas mismas” en toda su pureza, para que puedan mostrarse a la conciencia como evidentes (y a partir de aquí fundar una ciencia absoluta) hay que llevar a cabo una reducción fenomenológica. Descartes ante este mismo problema empleaba el método de la duda. La duda habría de eliminar todo lo que pudiese ser puesto en cuestión, de modo que nos condujese a una certeza absoluta, a una evidencia. Sin embargo, Husserl elige otra vía. El método husserliano consiste en suspender todo juicio, toda apreciación acerca de eso que se nos da en la conciencia. Es decir, debemos eliminar todo interés personal, particular, acerca de eso que se nos muestra y quedarnos con el puro dato, ya liberado de todo pre-juicio. Este proceso que nos lleva a la eliminación paulatina de todo lo que acompaña a la intuición directa de la cosa hasta que ésta se nos muestre, con absoluta evidencia, en una intuición directa tiene tres momentos: 1) Reducción fenomenológica: consiste en poner entre paréntesis la realidad o irrealidad (la existencia o inexistencia de un mundo exterior) de la cosa que se presenta, del fenómeno. 3 I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA 2) Reducción eidética: consiste en despojar al fenómeno de toda materialidad, de toda particularidad, quedándonos con su pura idea o esencia, que es universal. 3) Reducción trascendental: consiste, finalmente, en poner entre paréntesis la existencia de mi propia conciencia empírica. Tras esta reducción lo único que queda es una conciencia pura y absoluta (una conciencia trascendental) y las esencias (que son las vivencias de esa conciencia). La fenomenología no es un movimiento homogéneo pues se han dado distintas interpretaciones que se pueden resumir en dos variantes principales: la fenomenología realista para la que los fenómenos conocidos son reales e independientes de nuestra mente, y la fenomenología trascendental, un nuevo idealismo para el cual la realidad es una consecuencia de los distintos modos de actuación de la conciencia pura o trascendental. Además del fundador de este movimiento Edmund Husserl, se pueden citar como representantes más importantes, todos ellos en el s. XX, a Max Scheler, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre y Maurice Merleau-Ponty. IDEALISMO En general, característica de los sistemas filosóficos que sostienen que la realidad es mental o se explica mejor como idea, o que el ser es idea y, en consecuencia, el conocimiento es, en primer lugar, conocimiento de los datos del entendimiento y no de las cosas externas. Por tanto, se opone al realismo y al materialismo y, en principio, a las diversas formas de empirismo. Para el idealismo el ser de las cosas ya no reside fuera, sino que lo hace en la propia conciencia, en el propio sujeto (de ahí que al idealismo también se le conozca con el nombre de filosofía “subjetivista”). Por ello, toda la filosofía moderna (el racionalismo, el empirismo inglés, Kant, el idealismo alemán) es una filosofía idealista. Para los pensadores griegos y medievales hay una realidad en sí (las Ideas, las sustancias, Dios, etc) que se trata de conocer. En cambio, para la filosofía idealista el entendimiento sólo conoce directamente, de forma inmediata, sus propios contenidos y únicamente conoce la realidad externa en tanto ésta se ajusta a los esquemas previamente establecidos por el entendimiento (al que también llaman conciencia, yo, sujeto, espíritu, etc). De ahí que se diga que el rasgo más fundamental del idealismo es el tomar como punto de partida de su reflexión filosófica no el mundo o las cosas exteriores, sino lo que llamamos yo, sujeto o conciencia. Así, el idealismo comienza a filosofar desde el sujeto, y desde él intenta responder a la pregunta de cómo pueden conocerse las cosas. El idealismo es, pues, fundamentalmente desconfiado. Y con el racionalismo de Descartes (véase el término racionalismo) nace la filosofía idealista. Ortega afirma que en la filosofía cartesiana “el pensamiento se ha tragado el mundo, las cosas se han vuelto ideas”. En su filosofía, la realidad del mundo exterior ha sido puesta bajo la sospecha de la duda. En el lugar ocupado antes por el mundo, Descartes coloca ahora la realidad primordial del yo, de la conciencia, de la subjetividad. A partir de aquí su filosofía se encontrará con la difícil tarea de extraer de ese yo el mundo que “se ha tragado”, pues se ha quedado solo. El Empirismo inglés (Locke, Berkeley, Hume) también se desarrolla dentro de la filosofía idealista (véase dentro del término empirismo el que se señala como “subjetivo”). Y por ello mantiene que sólo hay conocimiento directo de las huellas que las sensaciones o impresiones dejan en la mente, en el entendimiento (huellas que son imágenes sensibles, y que por lo tanto son individuales). A partir de estas sensaciones se producen las ideas; de ahí que afirmen que la experiencia es el origen de todo contenido del entendimiento negando, en consecuencia, la existencia de ideas innatas. 4 I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Con Kant (s. XVIII) el idealismo se convierte, tal como él lo denomina, en “trascendental”. Y esto es debido a que para Kant el idealismo anterior al suyo no ha dado ningún resultado en el terreno del conocimiento. La razón estriba en lo siguiente: el idealismo afirma que el conocimiento se fundamenta en el sujeto, pero hasta ahora ha dejado al objeto fuera, inalterado. Sin embargo, Kant sostiene que la propia constitución de los objetos (la cual posibilita nuestro conocimiento de ellos) depende de lo que, a priori, pone en ellos el sujeto (espacio, tiempo y categorías). Por eso Kant considera que su teoría del conocimiento supone un auténtico “giro copernicano” con respecto a las anteriores. El gran desarrollo moderno del idealismo es el que corresponde al llamado idealismo alemán que tiene sus inicios a finales del s. XVIII y comienzos del siglo XIX. Toma como punto de partida el idealismo de Kant y sus principales representantes son Shelling, Fichte y Hegel. Todos ellos tienen en común la búsqueda de un sistema de pensar que elimine la distinción entre sujeto y objeto, entre yo y mundo, distinción que entienden es una contradicción. MATERIALISMO En sentido filosófico estricto, se denominan materialistas al conjunto de teorías que, a lo largo de la historia del pensamiento, han afirmado, como principio fundamental, que en el mundo, en la realidad, sólo existe materia o bien, que todo es materia o se reduce a ella. Para el materialismo toda realidad tiene, por tanto, carácter físico, corporal y sólo existe aquella que puede ser captada por los sentidos; el materialismo rechaza así cualquier realidad de tipo espiritual. Puesto que el concepto de materia ha ido variando a lo largo del tiempo y tampoco resulta muy claramente definible, han existido y existen diversas clases de materialismo filosófico. El materialismo clásico antiguo lo personifica el atomismo antiguo de Leucipo y Demócrito, cuya afirmación fundamental es que sólo existen los átomos y el vacío, de modo que toda la naturaleza y los cambios que en ella ocurren pueden explicarse por los choques que se producen azarosamente entre estas unidades mínimas de materia indivisible dotadas de movimiento eterno. El epicureísmo y el estoicismo prosiguen el materialismo atomista: los epicúreos manteniendo un mundo formado de átomos, aunque no totalmente sometido al determinismo físico, y los estoicos afirmando que todo es cuerpo: el día, la noche, la aurora, la palabra, el hombre, el alma y los mismos dioses. Hobbes (1588-1679) utilizó el materialismo como método genético para explicar la realidad, es decir, para analizar cómo se genera algo a partir de sus componentes materiales (corpóreos). En su tratado De corpore, Hobbes afirma que el único objeto de conocimiento es lo corporal, pues sólo lo que actúa (movimiento) o sufre la acción de otro puede denominarse real. Ni siquiera el alma o el espíritu se sustrae a esta concepción materialista y mecanicista del universo: todo se reduce a cuerpos en movimiento y el conocimiento deriva de la sensación: encuentro de dos cuerpos (el percipiente y lo percibido) que se hallan en movimiento. En la Edad Moderna se han dado otras filosofías materialistas que culminan en las formulaciones de La Mettrie y Holbach (siglos XVIII y XIX), para quienes todos los fenómenos psíquicos y espirituales, que se atribuyen a instancias como alma, mente, espíritu, se reducen al cuerpo y a los fenómenos corporales, por lo que tendrían una explicación puramente física. De ahí, la concepción del ser humano como hombre5 I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA máquina, cuya naturaleza por tanto no puede distinguirse de otros fenómenos explicables por las teorías mecanicistas del universo. La filosofía materialista adquiere una nueva dimensión en el siglo XIX con la filosofía de Karl Marx, quien desarrolla la postura iniciada por Ludwig Feuerbach. Para estos autores, la naturaleza no es producto de las ideas, sino que –muy al contrario, el universo material y las condiciones reales de existencia es lo que determina e influye en la vida de los hombres. Marx extraerá de aquí su teoría del materialismo histórico que explica el decurso histórico a través de la economía, es decir, las diferentes formas de vida material y económica desarrolladas por la humanidad. Por materialismo dialéctico se entiende la concepción del mundo mantenida por Engels (1820-1895) y seguida por numerosos filósofos comunistas, según la cual sólo existe una realidad material que posee un carácter dialéctico, esto es: la causa de sus cambios y movimientos tiene lugar por la lucha de contrarios inherente a la propia materia y su continua contradicción. POSITIVISMO El filósofo y matemático francés Auguste Comte (1798-1857) fue el que utilizó por primera vez el término positivismo, aunque algunos de sus conceptos fundamentales ya habían aparecido anteriormente, por ejemplo en la filosofía de Hume. Entre sus características fundamentales se pueden citar: a) Sólo conocemos aquello que nos permite conocer las ciencias y el único método de conocimiento es el de las ciencias naturales. Éste método no sólo es aplicable al estudio de la naturaleza sino también al de la sociedad. b) Por esto la sociología -entendida como la ciencia de aquellos hechos naturales constituidos por las relaciones humanas y sociales- se convierte en la ciencia fundamental del programa positivista. c) La ciencia debe además solucionar en el transcurso del tiempo todos los problemas humanos y sociales que hasta entonces habían atormentado a la humanidad. d) El positivismo supone un optimismo total por cuanto supone la creencia en un progreso imparable de la ciencia en parelelo al desarrollo social humano (concebido en ocasiones como resultado del ingenio y del trabajo humano, y en otros casos como algo necesario y automático) que avanza hacia condiciones de bienestar generalizado, en una sociedad pacífica y penetrada de solidaridad entre los hombres. e) La confianza total en la ciencia lleva a que la mentalidad positivista combata las concepciones idealistas y espiritualistas de la realidad, concepciones que los positivistas acusaban de metafísicas, aunque ellos cayesen también en posturas metafísicas tan dogmáticas como aquellas que criticaban. Como representante fundamental y fundador del positivismo en el s. XIX hay que citar a Augusto Comte. Para él sólo hay un tipo de conocimiento válido y útil para la humanidad, el conocimiento científico, basado y desarrollado en el método experimental que busca verificar sus hipótesis estableciendo una serie de regularidades sobre los hechos observables de la naturaleza. Cualquier otro tipo de conocimiento, como el religioso o el filosófico, son modos primitivos y erróneos de acercamiento a la realidad que deben ser superados. En virtud de esta posición, Comte formuló la llamada 6 I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Ley de las Tres Etapas (Estadios) del Conocimiento. Según esta ley se habrían dado determinados modos de pensar, de saber, correspondiendo a determinados estadios de desarrollo social. Así, en un primer momento, se estableció el Estadio Teológico, en el que los hombres explicaban la realidad, los fenómenos de la experiencia, según una serie de causas externas a ellos, los dioses. Más tarde, surgió el Estadio Metafísico, en el que las explicaciones se basan en conceptos internos a la naturaleza, pero de carácter abstracto y por tanto vacíos desde un punto de vista experimental. Finalmente, la humanidad alcanza el Estadio Positivo, en el que la ciencia siguiendo las bondades del método experimental se convierte en la auténtica explicación, verídica y comprensible, de los hechos de la experiencia. La ciencia, concebida de este modo, se atiene a los hechos observables y verificables, detectando su orden, su regularidad; este conocimiento será muy útil para el desarrollo humano. A partir de esta posición, el positivismo planteó posiciones socialistas en teoría política que propugnaban una sociedad dirigida por expertos (científicos), por tecnócratas (Saint-Simon), para superar todos los problemas derivados del desarrollo del capitalismo salvaje y del deterioro de las estructuras sociales del Antiguo Régimen. El sujeto de la historia es la Humanidad, el nosotros social, que alcanza su conciencia en los líderes-sabios, los nuevos sacerdotes de una nueva religión: la religión de la ciencia y la técnica, la religión positiva. Otros representantes significativos del positivismo en el s. XIX son: John Stuart Mill y Herbert Spencer en Inglaterra; Jakob Moleschott y Errist Haeckei en Alemania. En general, el positivismo se integra en tradiciones culturales diferentes: en Francia se inserta en el interior del racionalismo que va desde Descartes hasta la ilustración; en Inglaterra, se desarrolla sobre la tradición empirista y utilitaria, y se relaciona a continuación con la teoría darwinista de la evolución; en Alemania asume la forma de un rígido cientificismo. RACIONALISMO En principio racionalista es todo aquel que confía en la razón como fuente de conocimiento. En un sentido más estricto, el racionalismo como movimiento filosófico supone considerar la razón como única fuente válida de conocimiento. Es precisamente este pensamiento el que determina el comienzo de la filosofía moderna y establece la diferencia respecto a la filosofía medieval, (que integraba la fe y la tradición como formas válidas de conocimiento) y el empirismo (la experiencia es la base del conocimiento y el fundamento de la razón). El racionalismo moderno tiene a Descartes como su promotor. Se da en los siglos XVII y XVIII. Cuenta, entre otros autores, con Malebranche, Pascal, Spinoza y Leibniz. Entre sus presupuestos fundamentales están: a) La existencia de ideas innatas en la propia razón y sin intervención de los sentidos (a diferencia del empirismo para el que todo lo presente en el entendimiento proviene de la experiencia) b) Las ideas innatas son el fundamento del saber porque ellas, a diferencia de las que se obtienen a través de los sentidos (oscuras y confusas), son claras y distintas para la razón. La razón está segura de ellas, tiene certeza acerca de sus contenidos. Por ello los racionalistas entienden la verdad como certeza. c) La relación directa -prácticamente coincidencia- entre pensamiento y realidad, que Spinoza expresó gráficamente con la frase «El orden y conexión de las ideas es el 7 I.E.S. “PIRÁMIDE” – HUESCA - DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA mismo que el orden y la conexión de las cosas». Es por ello que suponen que conocer se reduce a descubrir el contenido propio del entendimiento que son las ideas, no como algo externo al sujeto (Platón), ni como ideas ejemplares de la mente de dios (S. Agustín). d) El conocimiento es de tipo deductivo, como el que se da en las matemáticas, a las que toman como ejemplo de modelo seguro, universal y aplicable a todas las ciencias. e) Dado que el racionalismo afirma que la razón sólo conoce directamente sus propios contenidos, o ideas, y no las cosas externas, se puede concluir que el ser de las cosas únicamente se da, reside, en la conciencia. Por ello se afirma que el racionalismo es idealista o subjetivista. f) La metafísica es la ciencia que trata del ser. Pero ahora el ser se halla en la conciencia; por lo que, en cierta forma, ser es ser conocido. De ahí que la metafísica se convierta, ante todo, en gnoseología o epistemología (teoría del conocimiento). Los racionalistas distinguen, por supuesto, otros tipos de realidad además de la conciencia (Dios y el Mundo), pero el ser de estas dos realidades se asegura en la conciencia. g) Conciben a la realidad como sustancia. Entendiendo como tal aquella cosa que existe de tal manera que no requiere más que de sí misma para existir. Descartes, fiel a estos presupuestos, considerará como criterio de verdad de todo conocimiento la claridad y la distinción, características que convertirán a toda idea en certeza. Valiéndose de su método (analítico y sintético), y tras dudar metódicamente de todo, llegará a una primera verdad o certeza que afirma la existencia de su ser como algo que piensa (cogito, ergo sum). Posteriormente demostrará la existencia de Dios (segunda certeza), cuya bondad le garantizará la existencia del mundo (tercera certeza). Y a las tres realidades las denominará Descartes sustancias: la sustancia pensante, yo, o conciencia. La sustancia infinita o Dios. Y la sustancia extensa o mundo. 8