Misticismo en la poesía de Matos Paoli

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TEMA: Misticismo en la poesia de Matos Paoli.
El misticismo está generalmente relacionado con la santidad, y en el caso del Cristianismo va acompañado de
manifestaciones físicas sobrenaturales denominadas milagros, como por ejemplo los estigmas y los discutidos
fenómenos parapsicológicos de bilocación y percepción extrasensorial, entre otros. Por extensión, mística
designa además el conjunto de las obras literarias escritas sobre este tipo de experiencias espirituales, en
cualquiera de las religiones que poseen escritura.
Misticismo.
1. m. Estado de la persona que se dedica mucho a Dios o a las cosas espirituales.
2. m. Estado extraordinario de perfección religiosa, que consiste esencialmente en cierta unión inefable del
alma con Dios por el amor, y va acompañado accidentalmente de éxtasis y revelaciones.
3. m. Doctrina religiosa y filosófica que enseña la comunicación inmediata y directa entre el hombre y la
divinidad, en la visión intuitiva o en el éxtasis.
Francisco Matos Paoli
Patria ¡que sol entre los árboles se alegra!
Bebido de pitirres encendidos,
XXXXde loma en loma es huella
XXXXde aquellos que se dieron a la honra
XXXXenardecida de la primavera.
(de la Antología Minuto)
Fui a entrevistar a Francisco Matos Paoli, siguiendo una sugerencia de Lolita Lebrón, ya que este estaba
escribiendo el prefacio del último libro de poemas de ella. Yo sólo sabía que él era un poeta tan ampliamente
conocido que llegó a ser seleccionado como uno de los cincuenta que concurrieron al Congreso Mundial de
Poetas, en Atenas, Grecia. Pero, ¿era él un independentista? Y nunca debí haber hecho esa pregunta. Matos
Paoli me aseguró que todos los poetas de Puerto Rico favorecen la independencia. Inversamente yo estaba
descubriendo que muchos de los más destacados independentistas eran también poetas.
Francisco Matos Paoli (con su esposa) me recibió muy cariñosamente con una humildad no esperada en
alguien que ha recibido tan extensos honores, ha sido nominado como candidato al Premio Nobel de la
literatura y concurrió, por invitación, al anterior Congreso Mundial de Poetas celebrado en Madrid.
Matos Paoli nació en Lares, un pueblo conocido por su "Grito de Lares", anualmente celebrado. Se le llamó
así a la revolución que en este pueblo se efectuó contra el colonialismo español. Matos Paoli era uno de nueve
hijos. La muerte de su madre cuando él apenas contaba con quince años de edad le llevó a escribir su primera
colección de poemas. El escribió de su madre que ella le inspiró muchísimo y le enseñó el "Misterio de la
Providencia".
Parte de su juventud la pasó en una hacienda donde él pudo estar en estrecha comunión con la naturaleza,
elemento esencial en mucha de su poesía. En la escuela superior se absorbió profundamente en los clásicos.
Fue entonces cuando conoció a don Pedro Albizu Campos y fue inspirado a unirse a la lucha por la
independencia. El veía a don Pedro como el fundamento de su pueblo y como el "Cristo puertorriqueño".
1
Matos Paoli se unió al Partido Nacionalista, el cual describe como "basado en la reconquista de la soberanía
por medios de testimonios heroicos" y lo "místico de la libertad". Con el tiempo llegó a ser Secretario General
del Partido Nacionalista y continúa considerándose nacionalista, pese a haberse abrazado al espiritualismo y
haber adoptado un enfoque no−violento contra la posibilidad de una revolución armada para lograr la
independencia. Sus estudios tras graduarse de escuela superior incluyen comercio en la Escuela Politécnica de
la UPR con una concentración en Español. Luego pasó un año en la Sorbonne, en Paris, cursando estudios en
literatura comparativa.
Su matrimonio con Isabel Freire Meléndez fue la culminación de una amistad colegial mientras ellos
laboraban en la lucha patriótica. En el 1943 comenzó su profesorado en la Universidad de Puerto Rico,
enseñando literatura en el Departamento de Humanidades.
Entrelazando su actividad política con una asombrosa actividad poética, participó con los estudiantes de la
UPR en actividades en favor de la independencia y ofreció discursos patrióticos.
En una entrevista con Manuel de la Puebla declaró: "Yo creo fundamentalmente que la función de la poesía
debe ser removida al dominio de la perfecta justicia entre los seres humanos. Yo creo en una ética estética. No
soy un purista. No me puedo traicionar a mí mismo en un vacío estético sin ser enlazado a la realidad de mi
pueblo"
En 1950 Matos fue arrestado al comienzo de los levantamientos Nacionalistas. Entonces estaba sirviendo
como Secretario del Partido Nacionalista. Su casa fue registrada con la expectativa de encontrar en ella armas
o explovivos. Sólo encontraron en ella una bandera puertorriqueña. Su encarcelamiento fue efectuado en base
a cuatro discursos patrióticos que pronunció antes del levantamiento en Cabo Rojo, Santurce, Guánica y
Lares. Por ello se le sentenció a 20 años, los que fueron luego reducidos a diez. Otros miembros del Partido
Nacionalista fueron encarcelados con él, dados los determinados esfuerzos por destruir el partido. Por algún
tiempo, compartió su celda con don Pedro. Muchas noches le atendió la ulceración de los pies y de otras
partes del cuerpo causadas por la radiación con la que torturaban a Albizu.
El tiempo en prisión fue muy productivo para Matos Paoli. Editó un periódico con noticias de los presos
políticos, poemas, canciones patrióticas y dibujos. Su libro La Luz de los Eroes, revela su conciencia respecto
a la realidad de la lucha puertorriqueña por la libertad.
Debido a las presiones del confinamiento, sufrió una severa depresión mental y terminó su cautiverio en un
hospital para enfermos mentales. El periódico Locura fue uno de introspección y de profundo despertamiento
de su ser interior. Esto le introdujo al mundo del misticismo espiritual y la fé Cristiana verdadera. Ya había
estado envuelto en el espiritualismo, habiendo fundado el centro espiritualista "Luz y Progreso". El
experimentó una marcada agudeza en su intelecto y creatividad a raíz de su progreso espiritual.
Matos Paoli dejó el hospital apto para continuar vasta producción de poesía y para servir como disertante y
poeta residente en la UPR. Cuando el Departamento de Estudios Hispánicos del Recinto de Mayagüez de la
UPR le denominó candidato al Premio Nobel, el respaldo fue unánime como lo fue el convencimiento que no
sólo constituía la mejor representación de la identidad puertorriqueña, sino también de la de las Antillas
hispanas y América Latina.
Matos Paoli continuó con su actividad política en sostenimiento de la independencia y dio su respaldo total a
los prisioneros políticos puertorriqueños. El considera seis de sus libros de poesías como primariamente
patrióticos y los críticos le acreditan la formación de una consciencia patriótica nacional.
Cuando me disponía a partir, doña Isabel Freire de Matos abrió un aparador y muy orgullosamente me mostró
los cuaranta y nueve volúmenes ya publicados y setenta y cinco volúmnes aún sin publicarse. Ella es también,
por su parte, poetisa y autora de libros educativos para niños.
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Como regalo, fui obsequiada con tres libros. En uno de ellos Matos Paoli escribió: "En la sagrada lumbre de la
independencia de Puerto Rico" y en otro: "Para Jean Zwickel, con todo mi afecto yo celebro que ella sea una
pacifista."
Otra información
Francisco Matos Paoli
o el desempleado del misticismo
y la política*
Yo sé que la mística y la política no congenian.
Francisco Matos Paoli1
Sé que el título que hemos seleccionado para nuestra ponencia le parecerá a nuestros lectores o a nuestros
oyentes una ironía extraña de un poeta hacia otro poeta. Pero este título hallará sus variantes en todas las
posibilidades de nuestro poeta, ya que Matos Paoli es el intento de resolver la contradicción entre el sujeto de
la idiotez (el sujeto de la crisis de la enajenación) y el sujeto de la libertá radical. No podemos evitar pensar
inmediatamente en Antonin Artaud. Pero ese intento, el de resover la contradicción, convierte a Matos Paoli
en el poeta de la contradicción misma y en un poeta que asume radicalmente la aventura del lenguaje. Esta
actitud voluntarista y antivanguardista de Matos Paoli se refugiará, se reconciliará y asumirá el dualismo de la
sociedad patriarcal en las figuras de Cristo y Albizu−−el derrotado y el sacrificado−−, el ingenuo o el santo,
etc. Este refugio y esa reconciliación de la violencia o del martirio fracasarán, porque ambos, Albizu y Cristo,
fueron asesinados por los invasores de turno: los romanos y los norteamericanos. El poeta y el Mesías se ven
forzados a enfrentarse a la garulla de los colaboracionistas de turno y también a los anexionistas, a los
fariseos, a los saduceos, a los marxistas, etc. El poeta se convierte, entonces, en el cronista de la locura de un
proceso liberador que no culmina y que, en el caso nuestro, no ha culminado todavía, ni tampoco lo ha hecho
en el simulacro de la drogademocracia. No culmina, porque Latinoamérica cada vez más se sumerje en el
sujeto anónimo, o en el sujeto−idiota que Estados Unidos trafica como moda y como libertá, y que se nos
impone en el ejemplo de una individualidad que cada vez más está totalmente vacía y cuyo comportamiento
cultural es el del extravío.
Acorralado por lo social, por lo reaccionario instituido, la libertá acontece, como ha señalado Hyppolite, en la
negación misma: el individuo queda enterrado en lo individual y sólo puede salvarse a través del Estado y la
religión.2 Sin Estado, y de espalda al proceso liberador de la pre−vanguardia 3 o de la vanguardia, 4 Matos
Paoli, para escapar a la locura, a lo infame colonial, se refugiará en la religión que lo consumirá y lo hará
tropezar por momentos. Pero como la religión es también dialéctica, el catolicismo de Matos Paoli, sin
revolución exitosa, acorrolado, exilado en su propia casa, separado definitivamente de lo social, producirá
cuatro de los grandes libros místicos de la actualidad, o quizás los libros esenciales del misticismo
latinoamericano: Canto de la locura (1962), El vuelo y la paloma (1961−63), Sombra Verdadera (1980) y Los
crueles espejos (1980). Estos textos no sólo se complementan sino que se permiten como proceso de un acto
escritural que entraba por momentos en contradicción consigo mismo. O dicho de otra manera: El viento y la
paloma es la contestación a toda la angustia que el Canto de la locura padecía, aunque Matos Paoli, en la
entrevista−video con el cuentista y amigo Luis López Nieves, se opusiera al acontecer de dicha angustia.
Freud, por su parte, hablaba de varios tipos de paranoia, el delirio de persecución, la
erotomanía−−enajenación causada por el amor y por lo erótico−−, el deliro celotípico (pasión de celos) y el
delirio de grandeza. Pero a Freud se le olvidó hablar también del delirio de la persecución política. Este es un
estado de angustia no sólo producido por la vigilancia estatal, o policial, sino también producido por una
soledad radical, de aislamiento comunitario, y por una incomunicación tal que lleva al sujeto a sospechar
políticamente de todo lo que lo rodea. En una sociedad racista, chauvinista y etnocentrista como la
norteamericana, esta reacción de paranoia es casi una necesidad. El poeta subversivo siempre pasa por una
experiencia radical de tipo paranoide que expresará su verdad de ser en la belleza de su propio lenguaje
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poético de la ruptura. Y lo que hay que en tender es que Matos Paoli en varios momentos rompió consigo
mismo, se denunció, se humilló y asumió la barbarie contra sí.
Electo por Dios, el seleccionado en la paranoia de la angustia de la descripción poética, Matos Paoli no sólo
irrumpirá como radical, sino que irrumpirá también como el rescatador de su propia consumición. El hecho de
nombrar la angustia, aun como rechazo (pensemos en Lacan), lo redime de su propia dilapidación o
desesperación poética. La poesía desata la paranoia, o tal vez es la esquizofrenia quien la desata a su lucidez
última (Jaspers), porque la poesía, como digo en mi poema Los poetas neoyoricans, es superior a la locura.
Matos Paoli dice entonces: si no somos como Dios. . .no escribiría yo versos, no sería el idiota 5 entre la
comunicación y la incomunicación, no estaría pensando que la luz me pasea como un viril fantasma hasta
hacerme emerger de nuevo en el Monte de las Alucinaciones ( Primeros Libros Poéticos 336). El escándalo,
pues, está establecido y la mayoría de la crítica matospaolista no lo ha visto, o no ha querido bregar con el
flagelo poético del poeta: acepto hasta la cárcel. . .hasta el manicomio. . . como primer bandido de la sombra
(321). No creo que aquí Matos Paoli esté usando el sustantivo idiota en forma de raro o exótico, sino que lo
está usando en la forma más despectiva posible. Esta experiencia con Dios no sólo lo idiotiza, sino que lo
desnombra: Yo, Francisco, aquel que no tendrá nombre (337). La contrición de su catolicismo derrotado
nacionalistamente por las fuerzas invasoras de la demokracia yanqui, no sólo lo lleva a la apatía, a la inercia,
sino al maltrato (al masoquismo) de su propia persona real y poética. Los agravios políticos no le importan: Si
ustedes quieren llamarme loco no pongo ningún impedimento a la afrenta (337). El praecitus (el precito) no
teme ser llamado loco, porque el loco se sabe humillado, despreciado y desorientado. Pero será precisamento
aquí en donde la angustia del místico perderá la subversión de la angustia política.
Matos Paoli, sin poder asumir el mal de la vanguardia, o el mal de la negatividad, asumirá el bien de los
místicos asesinados: Cristo y Albizu. Sin embargo, Matos Paoli olvidaba que al haber seleccionado a Cristo
había seleccionado también al hombre dios, al hombre escándalo que había despreciado la toma
revolucionaria del poder. Cristo, como posteriormente Antonin Artaud, es el redentor de sí mismo que ha
decidido despreciar el poder de los fariseos, de los intelectuales, de los saduceos (los intelec tuales defensores
del status quo), de los esenios (una especie de monjes), de los bautistas (que eran los carismáticos de
entonces), y de los zelotes (los nacionalistas judíos de la época) (Jesús, el hombre 18−20). Ante esta
ilustración nacional−universal hay que levantar inmediatemente la pregunta que nos incumbe para este
trabajo: ¿qué es el misticismo político de Matos Paoli? Es el mal de una sociedad seudocapitalista y colonial
que no lo soporta como espiritualidad, a menos que este misticismo no esté acorralado, olvidado, o archivado
en la libertá de expresión de la demokracia de la mediocridad.
Por otro lado, la cárcel y el manicomio liberaron a Matos Paoli (por lo menos a través del Canto de la locura y
El viento y la paloma) de la estrechez del catecismo que lo cernía católicamente. Al místico, como a los
poetas radicales del ateísmo, o como a los poetas de la indiferencia religiosa, no le queda más remedio que
golpear el lenguaje mismo. Matos Paoli dirá: Puta palabra. . .en ti yo creo (Sombra verdadera 83). El lenguaje,
pues, tendrá que ser golpeado y quebrado bellamente por el poeta para que la lengua pueda dar testimonio de
una libertá personal y colectiva que puja poéticamente contra el lenguaje muerto del poder. Matos Paoli lo
golpea y por momentos lo logra (befa, precito, avieso, retama, adláteres, isocronía, etc.), pero lo hace dentro
del marco del cultismo y del hermetismo. La academia le sirve de marco tradicional en donde el esquizo o el
elegido podrá refugiarse no sólo contra las alucinaciones, sino también contra las revelaciones. Matos Paoli no
inventa lingüísticamente, ni se mete dentro de la locura del lenguaje ni dentro de la arbitrariedad del mismo.
¿Qué hace Matos Paoli con el lenguaje común? ¿Por qué hemos dicho, entonces, que Matos Paoli es una
aventura del lenguaje? Nuestro poeta afirmará curiosamente: Niego esa palabra oscura. . .esa cisterna
putrefacta (Sombra 83). El misticismo de Matos Paoli, después de que éste abandonara la cárcel y el
manicomio, se convertirá en una angustia constante de la contemplación que lo incapacita para la praxis de la
urgencia política: La vida no ha sido espectacular , salvo en mi condena de cárcel y en el asilo precipitante del
Manicomio (Diario III 153). Pero lo que no hay que olvidar es que Matos Paoli, por momentos, está
acorralado y decepcionado: El verdadero compromiso se haya en Dios. Ni tampoco me preocupa que me
llamen reaccionario por defender el acceso místico de la vida. Los comunistas y los burgueses se parecen
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mucho en su odio a la soledad. Aspiran a secularizar la poesía, a desustanciarla de ímpetu sagrado, a tornarla
épica y naturalista. Pero poesía es sacramento (Diario de un poeta I 158). Derrotado el nacionalismo, Matos
Paoli, a diferencia de Corretjer y Soto Vélez, será incapaz de moverse hacia el socialismo y quedará poética y
angustiosamente anclado en la soledad del Dios que lo sostiene. Esto ni es un valor, ni es tampoco un
desvalor. Es sencillamente la contestación de Matos Paoli a un momento determinado que le fue fundamental.
Dios se le convierte, entonces, en la angustia de la dicha de testimoniarlo y en la dicha de la angustia de lo
poético: Yo sé que al fin Dios me recon oce. El Dios de Matos Paoli no será el dios−cerdo de Bataille, ni
tampoco el Dios cero de la locura de Artaud. Pero aún así, la dicha de Matos Paoli es trágica. El poeta de Dios
tiene que pasar a través del ojo de la aguja de la negación: El ser atraviesa los ocasos maduros de la luz. .
.Ahora quedo perdido. . .¿Por qué desaparezco? (PLP 304−305). Quizás podamos definir a la vanguardia, y
también a Matos Paoli, como el vecino alucinante de la proximidad de lo sacro, como esa pasión de lo que
tiene que venir, o como ese desenfreno de lo que tiene que ser. La negación policial que acontece como
crimen, como persecución, como locura o suicidio contra los poetas o los filósofos de la resistencia, no ha
dejado de funcionar tampoco demokráticamente contra nosotros. Matos Paoli asumirá una especie de
pesimismo religioso: Pero hay que enloquecer (319).
Kristeva, en El sujeto en proceso, no será hegeliana, pero rozará a éste de cerca. La autora de Sol Negro
comenta: la dialéctica hegeliana prepara su refundido fundamental, que instaura en lugar del ser y de la nada
una negativa afirmativa. . .la teología que implica y que es una teleología del devenir que subordina, léase que
borra, el momento de la ruptura (Artaud 44).
Matos Paoli, por su parte, no es hegeliano, pero posee una afirmación negativa que no intentará cubrir su
propia ruptura: la figura de Albizu como afirmación política de la libertá y la figura de Cristo como negación
y violencia: Dios es la locura (PLP 309). Lo místico (no hay alternativas, a menos que no intente convertirse
en propaganda, mucho más aún si ha devenido como poesía) se estrellará siempre contra la teología
conservadora de la Iglesia y a veces contra la poesía misma. Pero habrá momentos en que Matos Paoli se
volverá también sobre su propia palabra, o contra su propia poesía o, para asombro nuestro, se volverá
rabiosamente contra su propio misticismo. Matos Paoli dice: mi misticismo es capcioso (Diario III 128).6
¿Malicioso, dañino? La rebeldía del poeta se ha extraviado y se ha vertido contra lo más sagrado. Lo sacro
parece aplastarlo.
Esta ambigüedad es así, porque el místico es también el amante anárquico de Dios, y la Iglesia no tolera
mucho a los amantes, porque éstos, aun los amantes de lo sacro, huelen a sexo. De esta misma manera el
héroe, patriarcal o no, mariano o no, sadomasoquista o no, narcisista o edipal, se estrellará siempre contra la
teología del status quo y contra la política de los partidos del poder.7 Preguntémonos, entonces, ¿por qué la
política de la soberanía resulta tan difícil para los puertorriqueños? Porque la política es aterradora. La política
es aterradora, porque es la experiencia misma de la libertá. Por esta razón los burgueses la corrompen y la
tornan corrupta para el vacío de una libertá mercantil. La política es el arte de cuidar el pueblo, de guardarlo,
de realizarlo, de amarlo o si se prefiere, como en el caso nuestro, de enajenarlo y de esclavizarlo. Nosotros los
puertoriqueños siempre hemos vivido la alienación y la esclavitud de la política colaboracionista y pitiyanqui.
Pero de esta esquizofrenia política somos culpables todos nosotros. Nosotros como oportunistas, nosotros
como informantes o traidores, como chotas, como mercaderes, como burgueses, o como cobardes. Nosotros
hemos vivido políticamente de espalda a nuestro propio devenir. Hemos olvidado que la política, como la fe,
es lo más difícil del mundo. Lo hemos olvidado, porque ser político es convertirse en el amante radical. Matos
Paoli, como Albizu Campos, no olvidó ésto. En el caso particular de Matos Paoli, éste intentó convertirse,
como amante de Dios, en la política radical de lo más difícil. La república como lo más difícil de la libertá nos
ha horrorizado yanquimente.
En esta sociedad neoliberal del sujeto−mercancía no hay alternativas: vivimos en un pueblo al que se ha
desamado y al que se ha desamparado. Ser político en esta isla del desencanto es estar desamparado espiritual
y físicamente. Sin embargo, el héroe, Albizu Campos, y el místico, Matos Paoli, son una vanguardia radical
de la libertá. En este sentido la vanguardia no ha terminado o no se ha cumplido. Mantenida la contradicción,
5
el sujeto−paranoide, el poeta vanguardista (Tzara, Huidobro, Breton, Artaud−−Arc hilla, Soto Vélez, Matos
Paoli, etc.−−), o el poeta antivanguardista.
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