BALANCE SOCIAL Y MILITAR

Anuncio
BALANCE SOCIAL Y MILITAR
DEL ‘PLAN COLOMBIA’
Es preciso replantear la relación entre seguridad como problema militar y
seguridad social. Al hacer un análisis sobre los aspectos militares y
sociales del ‘Plan Colombia’, cabe una crítica a su base conceptual en el
contexto de la agudización y profundización de la crisis social en el último
lustro. Pervive la discusión sobre el problema de la relación de causalidad
entre el conflicto social y el conflicto armado
MIGUEL EDUARDO CÁRDENAS RIVERA
¿Seguridad militar versus seguridad social?
Durante un debate realizado por El Tiempo, Semana y Caracol el pasado 28 de julio
para responder al interrogante sobre si se está ganando la guerra, un punto de
vista común que sobresalió en varias exposiciones fue el señalamiento acerca de la
coordinación y el entendimiento entre las autoridades civiles y militares en la tarea
de 'hacer Estado'. Con suma atención el público asistente conoció la experiencia en
el caso del Valle del Cauca a través de los testimonios del General Carlos Alberto
Fracica y del gobernador Angelino Garzón.
El señor Gobernador aludía sobre el desbalance entre la dinámica de la política de
seguridad en un enfoque estrictamente castrense y el estancamiento de la política
de seguridad en materia social. Además, hacía un llamado para combinar de
manera adecuada la seguridad militar con la seguridad social. Aquí surge la
contrapregunta: ¿'ganarse a la población' es un problema social o militar?
La discusión se plantea, entonces, en si el sesgo militar se convierte en una
debilidad política. En efecto, se trata de un problema que se aborda en términos de
análisis estratégico: al evaluar los resultados pragmáticos de la Doctrina de
Seguridad Nacional del Presidente Bush y de su enfoque de la 'guerra preventiva'
como instrumento de combate al terrorismo, se gana la guerra en el plano táctico
militar pero se pierde en el plano de lo estratégico político. Una victoria militar se
convierte en una derrota política al no resolverse favorablemente un punto
esencial: ¿Cómo brindar seguridad integral al conjunto de la población y no sólo a
un segmento del conglomerado social?
Al respecto, no es posible una solución al conflicto si no se crean las bases
materiales para gozar de la seguridad en un sentido integral. En esta ponencia se
propugna por una concepción del orden público como resultado de la sumatoria
convergente de varios factores a saber:
En primer lugar lo más preciado para el ser humano que es la seguridad, ésto es la
seguridad que brinda la tranquilidad para el desenvolvimiento de las actividades
sociales y económicas, laborales y empresariales, el libre movimiento, la libertad de
opinión y de pensamiento, la posibilidad de disentir sin ser amenazado; la
salubridad, ésto es la salud y el bienestar que la organización social debe garantizar
en tanto se pongan en práctica los conceptos de seguridad alimentaria y de
seguridad humana entendida -según la ONU- como el conjunto de una serie de
variables tales como: empleo, educación, información, tiempo libre, libertades
fundamentales y una vida social y cultural basada en el respeto. El último
componente de la seguridad integral es la prosperidad como opción colectiva y no
sólo para unos pocos.
2
Así las cosas, pensar la paz implica necesariamente cuestionar las políticas
estatales predominantes. Al igual que las estructuras económicas y diversas
imposiciones internacionales que, en muchas ocasiones, agravan la problemática
social interna, en particular en lo referente a dos aspectos centrales: la ineficacia de
la agenda mundial contra el tráfico de narcóticos, y la política financiera
internacional que parece desconocer el desastre económico y social que ha
provocado en los países atrasados.
En el sur del país mientras las tropas del Ejército Nacional desarrollan sus
operaciones en el marco del 'Plan Patriota' las fuerzas guerrilleras de las FARC se
movilizan ejerciendo un control territorial y poblacional, según informa Semana
(edición N° 1.159) en el reportaje ‘El río de la guerra’. Por su parte, el vocero de
las FARC, Raúl Reyes, da declaraciones y entrevistas que publica tanto El Tiempo
(edición N° 32.759) como la revista Cambio (edición N° 578) y asevera que las
FARC “no es derrotable”. El tema del 'intercambio humanitario' se eleva y se
mantiene como un tema clave de la agenda política nacional.
Según el ex diputado de ese departamento y líder campesino, Eder Sánchez, quien
también participó en el debate sobre el futuro de la guerra, las guerrillas se
mueven en grupos tácticos que les posibilitan adelantar sus operaciones ofensivas.
Un ejemplo patético fue la contundencia con que una fuerza de más de 200
unidades realizó el pasado 22 de julio en el corregimiento de Santa Rosa, en el
puente que cruza sobre el Río Villalobos en el Cauca, en la ruta estratégica que une
Pitalito con Mocoa. Este delicado hecho puede ser indicio de que una estrategia
militar 'a secas' no permite 'construir Estado' en el sentido de la seguridad, la
tranquilidad, salubridad, prosperidad y bienestar para el conjunto de la población
en una determinada circunscripción territorial.
Crítica conceptual al ‘Plan Colombia’
El ‘Plan Colombia’ reconoce el conflicto colombiano como un problema de la
'seguridad interna' de los Estados Unidos. En su enfoque, el conflicto armado tiene
un aspecto peligroso para los Estados Unidos: los cultivos de uso ilícito, la
producción de las drogas y el narcotráfico. Precisamente, a partir del insuceso del
11 de septiembre del 2001 el foco central de la política antidroga de Estados Unidos
consiste en garantizar la seguridad nacional, a través de la persecución de los
medios de financiación del terrorismo. Las FARC y el ELN son -en el concepto de la
seguridad de Bush- parte de un compleja red de terrorismo internacional que
amenaza la región. En este contexto, la aceptación de los grupos guerrilleros como
actores políticos [legítimos para ser reconocidos como sujetos de negociación] se
rechaza tajantemente, pues se convierten en terroristas.
La base del ‘Plan Colombia’ es una teoría estratégica que vincula desarrollo
económico, seguridad y paz. El aspecto fundamental es la tesis según la cual el
tráfico de drogas es una base financiera que alimenta la guerrilla y por ende el
conflicto.
Los estrategas del Pentágono tienen la opinión de que el mejor camino para
fortalecer la democracia y eliminar la producción de drogas es fortalecer las fuerzas
militares y de la policía para garantizar y estabilizar el control territorial (y así
resolver el fenómeno paramilitar).
Si bien es posible obtener algunos éxitos en la erradicación de la coca, su ‘talón de
Aquiles’ es el soporte insuficiente para programas alternativos, debido a que es
notorio la falta de componentes sociales estructurales. En el caso de las
fumigaciones, éstas tienen impactos humanitarios como el desplazamiento (según
Codhes, las fumigaciones son una de las causas principales de desplazamiento en
3
Nariño y Putumayo). Además del traslado de cultivos, la violencia asociada al
control territorial, la inseguridad alimentaria y la pérdida de ingresos.
En el fondo el ‘Plan Colombia’ responde a los intereses geoestratégicos y
geopolíticos de los Estados Unidos -en particular sobre la Amazonía-, subordinando
los intereses nacionales de Colombia.
¿Es posible las paz sin reformas sociales?
Si lo que se quiere es construir la paz en Colombia, ¿qué tipo de paz se quiere
construir?, ¿cuál es el concepto de paz?, ¿cabe hablar de paz ‘social’?. Aquí se
reivindica un concepto de paz positiva, o sea aquélla que busca las raíces del
conflicto y las elimina. En tal sentido, la paz para Colombia necesita unas reformas
sociales.
En Colombia se presenta un fenómeno de agudización y profundización de la crisis
social entre 1998 y 2003. En efecto, las cifras sociales que contiene la 'Evaluación
de la Política Social 2003 Contraloría General de la República (CGR)', que se
conoció el pasado 16 de julio, la crisis humanitaria se expresa en que la población
en estado de indigencia que en el 91 era del 20.4% subió en el 2003 al 34%. La
pobreza que entre 1991 y 1998 bajo del 53,8% al 51,5% en el 2003 alcanzó el
64,8%. Según la CGR, las causas son la crisis económica de los noventa, el
aumento del desempleo, la baja calidad del empleo (no creció el estable y legal sino
el precario, temporal mal remunerado). La CGR constató que la pérdida neta de
ingresos de la población, en grandes grupos de la población se registraron
retrocesos en el ingreso per cápita hasta del 25%. El desempleo subió del 10,8%
en 1991 al 17% en 2003. La CGR precisó que, la respuesta del Estado ha sido
insuficiente "por cuanto las medidas adoptadas han sido débiles y puntuales". Todo
ello se refleja en la distribución del ingreso: en 1991 el 10% más rico tenía 52
veces más ingresos que el 10% más pobre, en el 2000 esa relación aumentó a 78.
De todo ello, se desprende que existe una crisis social y humanitaria, y se discute
de nuevo la relación existente entre crisis humanitaria y guerra interna. Se debe
recordar que las raíces de la insurgencia actual se hallan en la crisis agraria, tal
como lo hace el general (r.) Alfonso Mejía Valenzuela en su libro Una guerra inútil,
costosa y sin gloria, publicado en 1998 (p. 172).
No sobra la pregunta sobre ¿cuándo y por qué nació este conflicto?. Si
retrocedemos en la historia, a los años cincuenta y sesenta, cuando nació la
insurgencia, tenemos que dar cuenta que hubo una transformación desde el
enfrentamiento de los dos partidos tradicionales a una lucha social de los
campesinos sin tierra y sin oportunidades de desarrollar una vida digna.
No se puede desconocer la relación entre conflicto social e insurgencia en el caso
colombiano. Uno de los puntos más álgidos de nuestro debate es el relacionado
sobre el vínculo entre el conflicto social y el enfrentamiento armado. Se arguye que
no hay relación aceptable de causalidad, dado que si fuese posible este vínculo
otros países más pobres que el nuestro estarían en la posibilidad de generar
guerras internas.
En fin, si se trata de hacer un balance militar y social del Plan Colombia sería
recomendable y conveniente revisar tranquila, reflexiva y pausadamente los
términos de la carta que 23 senadores de la bancada del Partido Demócrata de los
Estados Unidos dirigió al Presidente Uribe, hace unos días, y que a la fecha la
anunciada respuesta del Gobierno colombiano no se ha podido conocer.
4 de agosto del 2004.
4
Anexo:
1. El ‘Plan Colombia’ nace de una manera de ver el conflicto colombiano. La
estrategia es una lucha contra el terrorismo que niega la existencia de un conflicto
con raíces sociales en el país. Así se privilegian las acciones militares y de
inteligencia.
2. El conflicto en Colombia tiene hondas raíces políticas y sociales. Solo un tercio de
la población colombiana tiene acceso a una vida digna: dos tercios están excluidos.
Se trata de una democracia social formal [la cual fue descrita por Darío Echandia
como un "orangután con sacoleva"].
3. Los diferentes gobiernos han sido incapaces de adelantar la reforma social que el
país necesita. Ha sido el Partido Liberal quien, en diferentes oportunidades, fracasó
en llevar a cabo tales reformas. Así ocurrió con Alfonso López Pumarejo en 1934,
los gobiernos liberales compartidos de los años 60 y 70, y con Virgilio Barco, quien
fue incapaz de emprender las reformas económicas y sociales que acompañaran las
reformas políticas emprendidas por Belisario Betancur.
4. El conflicto sigue girando alrededor de la tierra y su solución requiere adopción
de medidas en el campo social y económico. Se requiere de un Estado que haga
presencia en todo el territorio garantizando la debida prestación de los servicios
públicos, administrativos y sociales, y no solo para determinadas capas sociales
como los grandes propietarios de la tierra, y los potentados de la industria, la
banqueros y las inversiones de las multinacionales.
5. De acuerdo con cifras de la Contraloría General de la Republica el 0.5 por ciento
de las tierras cultivables del país es poseído por el 53 por ciento de la población.
Hay actualmente entre cuatro y seis millones de hectáreas en manos de los narcos
y paramilitares.
6. El Plan Colombia no está orientado a solucionar el problema de la tenencia de la
tierra en Colombia, para dar un adecuado uso económico social y ambiental como
bien común. Su componente social tiene un limitado enfoque asistencialista que no
incluye el acceso a la tierra o a inversiones reales con asistencia técnica y
financiera.
7. Es torpe afirmar que se trata exclusivamente de una estrategia militar, pero en
la práctica los aspectos militares predominan en el ‘Plan Colombia’.
8. Colombia vive actualmente un problema de hambre y un problema alimentario.
Debe buscarse una seguridad humana, en la que se garantice al individuo el
desarrollo, la tranquilidad y la seguridad alimentaria.
Descargar