Minería y desarrollo regional en Zacatecas: un balance desde la

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La agenda zacatecana ante el reto de la economía globalizada
Arturo Burnes Ortiz1
Introducción
Ante los profundos cambios generalizados que experimenta el mundo y México
resulta imprescindible considerar las oportunidades reales, no virtuales que
tienen las diversas regiones, en nuestro caso una región como la zacatecana,
que no es sólo la suma de sus 58 municipios, sino las regiones configuradas al
interior del Estado de Zacatecas, lo cual, de entrada, permite reconocer la
heterogeneidad y diferenciación que prevalecen en ella.
Diversas investigaciones que arrancan desde fines de los años de 1970
han demostrado que, tanto a su interior como en la interacción con su entorno
más amplio, la región zacatecana corrobora plenamente la vigencia de las
leyes que determinan la conformación regional subsumida al capitalismo: del
valor, del desarrollo desigual y combinado, así como la de los ciclos de auge y
recesión.2 Es ya casi un lugar común, asimismo, que el empleo y los procesos
de valorización endógenos han estado estrechamente vinculados a la
explotación de los recursos naturales y la fuerza de trabajo, dada la relevancia
que tuvieron la minería, la agricultura y la ganadería durante la colonia, hasta la
prioridad que alcanzaron, a partir de la segunda posguerra, la agricultura de
granos básicos y, desde los años de 1980, un componente de importancia cada
vez mayor: la relevancia del sector “servicios”.
Tal circunstancia le dio una ventaja comparativa a Zacatecas que, sin
embargo, significó la ausencia de un mecanismo endógeno de acumulación y
crecimiento que creara un mercado interno vigoroso que fuera a su vez la base
1
Docente-investigador de la Unidad Académica de Economía de la Universidad Autónoma de Zacatecas
y miembro del SNI.
2
Alberto Spagnolo y Guillermo Foladori (coords.), Desarrollo del capitalismo en Zacatecas, primera fase:
la producción mercantil, 1940-1970. Zacatecas, Escuela de Economía de la UAZ, 1979. César Ramírez
Miranda. La configuración regional y de clases en el Estado de Zacatecas: 1940-1970. México,
Universidad Autónoma Chapingo, 1995. Armando Márquez, Historia de la cuestión agraria mexicana.
Estado de Zacatecas, volumen 1, 1530-1910. México, Juan Pablos Editor-Gobierno del Estado de
Zacatecas-Universidad Autónoma de Zacatecas-CEHAM, 1990.
de una producción para los sectores internos de la región. Estamos ante una
tendencia general de largo plazo de la minería y la economía de Zacatecas. A
pesar de los esfuerzos por desarrollar técnicas autóctonas y adaptaciones
creadoras de aquellas provenientes del extranjero, no hubo resultados que
cambiaran esencialmente la estructura productiva minera y sus pobres efectos
de enlace intersectorial.3 El momento de quiebre o de inflexión se dio en el
porfiriato, a raíz de la revolución técnico-productiva minera que sustituye la
amalgamación por la lixiviación y la cianuración, se rompe el viejo modelo
minero integrado y se produce la separación de las fases que componen el
ciclo minero: la extracción (cada vez más rezagada) y el beneficio y refinación
cada vez más modernizada y que se encuentra fuera de la entidad.
Ni la economía zacatecana ni su gobierno estuvieron a la altura de esa
reestructuración histórica de la minería, con lo que Zacatecas quedó
subordinada –económicamente se entiende- a las regiones emergentes y
dinámicas del norte, a las que se manda alrededor del 90 por ciento del mineral
extraído. Se rompe así el eje articulador minero, sin que surja otro a la
alternativa, a no ser que así se considere a la ganadería extensiva, a los
granos básicos y a la migración de mano de obra a otras entidades y al vecino
país del norte –y a la industria maquiladora de exportación desde la última
década del siglo XX-, procesos que no ayudan a un desarrollo regional integral
y al despegue de la economía zacatecana.
Las oportunidades disminuidas de Zacatecas ante la globalidad y la apertura
La evidencia histórica de la estructura productiva zacatecana de carácter
primario-exportador y el impulso del gobierno federal desde 1982 a las políticas
reestructuradoras del aparato productivo interno y a una nueva inserción con el
sistema económico mundial son factores, ambos, que obligan a preguntarse
3
Los ciclos mineros coloniales y su relación intersectorial e interregional están bien esclarecidos tanto en
el libro citado de Langue como en los siguientes textos: Peter J. Bakewell, Minería y sociedad en el
México colonial. Zacatecas. 1546-1700. México, Fondo de Cultura Económica, 1976; Arturo Burnes
Ortiz, La minería en la historia económica de Zacatecas (1546-1876). Zacatecas, Universidad Autónoma
de Zacatecas (Col. El arco y la lira, 1), 1987; José Enciso Contreras, Zacatecas en el siglo XVI. Derecho y
sociedad colonial. Zacatecas, México, Ayuntamiento de Zacatecas/Universidad de Alicante/Instituto
Zacatecano de Cultura, 2000; David A. Brading, Mineros y comerciantes en el México borbónico (17631810). México, FCE, 1975. Harry Edward Cross, The Mining Economy of Zacatecas, México, in the
Nineteenth Century. Berkeley, University of California (Tesis Ph.D.), 1976.
por las debilidades y fortalezas de la región zacatecana y sus subregiones ante
la globalidad.
Queda claro que en la relación Zacatecas-minería ésta puede seguir
siendo manejada como una ventaja comparativa tradicional, pero no se revela
como condición suficiente para garantizar el desarrollo económico, en un
mundo que presencia la tercera revolución científico-tecnológica, y en el que la
ventaja comparativa tradicional cede su lugar a la ventaja competitiva: la
ciencia, la tecnología y la productividad, es decir, el saber, la eficiencia y la
organización.
En otras palabras: así como durante mucho tiempo nos acostumbramos
a identificar el significado de región con la demarcación geofísica, donde los
recursos naturales eran factor preponderante para clasificar la diversidad de un
territorio o región y su importancia relativa respecto a otros (así, se
identificaban regiones ganaderas, agrícolas, mineras, petroleras, madereras,
turísticas y otras subdivisiones), a raíz de los procesos reestructuradores
impuestos por la división internacional del trabajo desde los años 1980
comenzó a evidenciarse el limitado alcance de ese concepto de región más
ligado a la Geografía física (no humana). Las “regiones” así identificadas han
ido perdiendo identidad ante la globalidad de los procesos productivos ya que
éstos, en sus diferentes fases –o en su conjunto- no guardan la relación
determinante que antes tenían con la existencia de recursos naturales, sino con
la incorporación de innovaciones científico-tecnológicas, el flujo de capital y la
fuerza de trabajo con salarios disminuidos, pues a fin de cuentas el ejército
industrial de reserva posibilita que la presión de los desempleados sobre los
empleados sea utlizada por el capital para continuar obteniendo ganancias
extraordinarias.
Lo anterior exige relativizar la importancia que en otros tiempos se
asignó a la existencia de recursos naturales como principal característica para
definir la región, o para caracterizar las raíces de su dinamismo, ya que el
capital, aunque ejerza un predominio territorial a través de sectores concretos,
también necesita de la movilidad espacial, por lo que tiende a relocalizar
actividades y territorios. Lipietz propone una tipología útil para definir las
tendencias que viene produciendo el fenómeno de la relocalización: a) Aquellas
regiones que presentan un fuerte ambiente tecnológico con lazos estrechos
entre los centros de negocios, los centros de ingeniería y los establecimientos
de investigación y enseñanza científica y tecnológica. b) Aquellas regiones que
presentan densidad de mano de obra calificada, con tradición industrial y un
valor medio de la fuerza de trabajo. c) Aquellas regiones que presentan reserva
de mano de obra no calificada y de muy bajo nivel de reproducción.4
Huelga decir que Zacatecas se encuentra en esta última caracterización,
por lo que es vital preguntarse por las condiciones y retos ante la globalidad
contemporánea, en la medida en que los recursos naturales que tanto plusvalor
generaron en la región ya no son considerados estratégicos por la nueva
división internacional del trabajo. De entrada se observa una gran diferencia en
el papel jugado por Zacatecas entre el modelo anterior de industrialización
promovido por el Estado desarrollista que promovió aquí la infraestructura
hidráulica y de transporte para convertirla en una región proveedora de
alimentos y divisas para el país,
y las actuales políticas de apertura
promovidas por el régimen neoliberal y las nuevas estrategias que impone la
división internacional del trabajo, que han dejado al territorio zacatecano
relegado de las estrategias promovidas por la nueva fase de la acumulación
capitalista.
Dentro de esas estrategias, Zacatecas no aparece vinculada a los
corredores industriales, comerciales o de infraestructura del Pacífico, del centro
o del Golfo que se han definido para la interacción México-Estados UnidosCanadá. Zacatecas tampoco está comprendido dentro de las “zonas
estratégicas” del desarrollo territorial mexicano contempladas en el Programa
Nacional de Desarrollo urbano y ordenación del territorio de la SEDESOL, ni en
los Proyectos Regionales Prioritarios ni en la Capacidad de tecnología de
punta.5 Ante este escenario pesimista se debe ser muy explícito respecto a la
capacidad de inserción en los nuevos contextos estratégicos, y proyectar los
nuevos escenarios a partir de posibilidades reales y no de las virtuales.
4
Alain Lipietz, El capital y su espacio. México, Siglo XXI Eds., 1979, p. 113.
Cfr. Mapa 6 (“Ejes de vinculación nacional y con el exterior”); Mapa 8 (“Distribución geográfica de los
proyectos regionales prioritarios 2001-2006”); Mapa 15 (“Capacidad de tecnologías de punta y sistema
urbano nacional”) del Programa Nacional de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio de la
Secretaría del Desarrollo Social. México, SEDESOL, 2000.
5
Los desafíos del desarrollo regional ante la globalidad
Ante las nuevas y particulares modalidades de inserción e interactividad que
las regiones establecen con el sistema económico internacional cambiado, el
primer desafío consiste en no perder de vista lo que nos define y da
“personalidad” regional: la relación entre modernidad y amor por el terruño. Al
respecto, dice Boisier:
Si en algún momento la ilusión de la modernidad albergó la posibilidad de albergar al
ciudadano del mundo, desprovisto de “atávicos” lazos territoriales (en un notable
paralelo con el capital transnacional contemporáneo sin lazos de identidad territorial),
hay que convenir que la crisis de la racionalidad moderna echó por tierra tal ilusión.
Hoy día por el contrario se percibe una “vuelta al terruño” (…) toda región “moderna”
debe insertarse adecuadamente en la cultura universal y por tanto también se requiere
de un proceso permanente de apropiación regional de la cultura universal. La cuestión
principal es la mantención de un equilibrio entre ambas formas de cultura, de forma de
evitar la alienación y el parroquialismo. Institucionalmente se descubren importantes
papeles en este sentido para el gobierno de la región y para su sistema de educación,
incluyendo por cierto el segmento superior de ella. No menos importante es en este
sentido el papel de los medios de comunicación. 6
Es cierto; sentimos gran amor por el terruño zacatecano, pero para trascender
el regionalismo parroquial requerimos reafirmar esa identidad
de
la
zacatecanidad con el reconocimiento de los avances, cualidades, ventajas,
conocimientos y virtudes que caracterizan a los habitantes de otras regiones y
territorios. Es mediante esta reafirmación de la identidad local en relación con
la diversidad universal, como los actores locales pueden insertarse en la
dialéctica regionalismo-globalismo, superando la percepción caciquil del
localismo estrecho, que ve a Zacatecas como una creación autónoma propia,
cuando el mundo está esperando que el “orgullo zacatecano” haga su
contribución a la cultura universal.
Es un gran desafío el que enfrenta la región merced a esa tensión
bipolar, ya que en centro de dicha contradicción se trata de introducir en la
región una mentalidad proclive al cambio, a la innovación y transformación de
las relaciones sociales, en el entendido de que se trata de una modernización
amplia y solidariamente entendida. No se trata de plantear para la región los
elementos aparenciales y superficiales de ella, como la modernización
consumista o la modernización productiva trunca o, como lo puede ser para
nuestro caso, la industria maquiladora de exportación.
6
Sergio Boisier, La gestión de las regiones en el nuevo orden internacional: cuasi-Estados y cuasiempresas. Santiago de Chile, CEPAL (Textos del ILPES), 1992.
Un segundo desafío del Zacatecas contemporáneo es resolver la tensión
existente entre, por un lado, la urgencia de corto plazo de atraer capitales y
generar empleos7 y, por otro lado, la visión de largo plazo que comporta la
búsqueda de un desarrollo sustentable y con equidad. La diferencia reside en
los costos de transacción (trade off) que la sociedad está dispuesta a soportar
a cambio del desarrollo económico y en el peso relativo de los parámetros con
los cuales la sociedad evalúa los resultados de dicho desarrollo. La CEPAL
tiene un planteamiento sugerente a este respecto. Considera que
Se requiere reorientar los patrones regionales de desarrollo en torno a un eje principal,
la equidad, es decir, la reducción de la desigualdad social en sus múltiples
manifestaciones (…) Este esfuerzo no es ajeno a los patrones de desarrollo económico
e indica, por lo tanto, que se debe buscar simultáneamente un crecimiento económico
más estable y dinámico y, por ende, competitivo, y un desarrollo más integrador en
términos sociales y sostenible en el plano ambiental.8
Frente a la importante contribución de minerales por parte de Zacatecas 9 se
hace necesario contar con una visión integral del desarrollo regional que
asegure que la minería contribuya también al mejoramiento de la calidad de
vida y al desarrollo social y económico equitativo de los distritos mineros.
Para ello deben implantarse estrategias públicas que articulen de
manera integral la gestión del recurso natural con el desarrollo de los diferentes
sectores productivos, teniendo en cuenta las posibilidades y limitaciones del
capital natural, social, institucional y humano con que cuenta la región. Ahora
bien, una clave fundamental para tal desarrollo es el fortalecimiento
institucional del sector público; nunca se hará suficiente hincapié en su papel
como actor articulador de todos los demás. (Amparado incluso por el Art. 25
constitucional, referente a la rectoría económica del Estado y por ende a la
regulación del desarrollo).
7
El Peñasquito, por ejemplo, que de 45 habitantes campesinos ha pasado a casi 3000 habitantes por la
inversión, que sumará al final 1500 millones de dólares, de la Goldcorp de Vancouver, o el hecho de que
todos los egresados de la carrera de minas y metalurgia de la UAZ encuentran trabajo en las compañías de
la entidad, precisamente por el boom minero.
8
José Antonio Ocampo, Equidad, desarrollo y ciudadanía. Santiago de Chile, CEPAL, 2000.
9
Puede dar una idea del peso de Zacatecas en el concierto minero nacional el hecho de que en 2007
produjo 53 por ciento de la plata, 39 por ciento del plomo y 42 por ciento del zinc, colocándose a la
cabeza de las entidades mineras en la extracción –no beneficio- de estos tres importantes rubros. Además,
es el segundo lugar en la producción de cobre, muy lejos, por cierto, del Estado de Sonora. Cfr. Servicio
Geológico Nacional, Panorama minero del Estado de Zacatecas. México, 2008.
El importante aumento de las inversiones extranjeras (sobre todo de
origen canadiense)10 en todas las regiones mineras de México, incluida
Zacatecas, ha generado una competencia por atraer esa inversión extranjera
directa, corriendo el riesgo, que ya se ha concretado en algunos casos, de
sacrificar aspectos sociales y ambientales de largo plazo, por el urgente
crecimiento económico de corto plazo. El equilibrio de estos componentes que
impone la visión del desarrollo regional con equidad implica entonces construir
una institucionalidad
pública ágil, eficaz y transparente, cuyo buen
funcionamiento sea garantía de protección de los derechos de los grupos más
vulnerables y que, al mismo tiempo, ofrezca un ambiente de inversión estable y
sano.
Habría
que
preguntarse
cómo
responder
a
los
imperativos
macroeconómicos y al mismo tiempo reducir la pobreza y asegurar el
mantenimiento de una base de recursos naturales a futuro (que en eso consiste
fundamentalmente el desarrollo con sostenibilidad), preguntarse por la
viabilidad fáctica de tales opciones, por el grado de autonomía de las fuerzas
locales, por el proyecto que encabezan, por su grado de claridad y fuerza
política, y si toman a la población como activo básico para el proyecto o simple
fuerza de trabajo objeto de la explotación y manejada como ventaja
comparativa respecto a otras regiones.
Las estrategias
Algunas estrategias a tener en cuenta al momento de planear un desarrollo
regional equitativo y sustentable son:
1. Del lado de la gestión pública:
a) Establecer proyectos de diversificación económica local y regional que
surtan en primera instancia a la actividad minera, pero que aprovechen
10
En efecto, la minería canadiense es de las punteras en el mundo; ostenta la primacía en la producción
de zinc, uranio y níquel. Es la segunda potencia en la producción de azufre, aluminio, cadmio, y tercera
en cobre, plomo, oro y platino. Asimismo, las mineras canadienses son responsables del 60 por ciento del
total del capital minero en el mundo, mientras que en México 210 empresas provenientes de Canadá
controlan la mayor parte de los proyectos de inversión. En fin, México importa de ese país el 75 por
ciento de la maquinaria y equipo necesario para las labores mineras. Cfr. Centro de Investigación
Económica y Política de Acción Comunitaria, “La minería canadiense en México: violencia hecha en
Canadá”, en: Mandeep Dhillon, núm. 535. Vancouver, Canadá, 7 de mayo de 2007, p. 420
.
los potenciales humanos y materiales existentes en la región como base
del futuro postminería.
b) Proteger y fortalecer las actividades económicas locales tradicionales
dirigidas al mantenimiento de la seguridad alimentaria local de las
comunidades arraigadas en la región. (Otra vez El Peñasquito: “La
ganadería sufre una crisis muy grande y la agricultura está por
desaparecer: ‘es
increíble
el fenómeno
que
se
está
viviendo
actualmente, pues los insumos son transportados de la ciudad hacia el
campo’”11).
c) Fomentar el aumento del valor agregado de los productos mineros,
promoviendo la instalación de industrias transformadoras de materia
prima en el ámbito local y regional. (Zacatecas no cuenta, después de
461 años de haberse descubierto sus ricos filones argentíferos, con una
sola planta fundidora y refinadora del metal, limitándose a exportar su
recurso minero –plata, plomo y zinc principalmente- en forma de
concentrados). El potencial de la agricultura o la minería ya no está sólo
en el cultivo o en la extracción sino en la transformación y, aquí, la
economía globalizada abre opciones para agregar valor. Incluso los
servicios no pueden soslayar esta tendencia, y las exigencias de calidad,
para aprovechar las oportunidades que crea una economía cada vez
más terciarizada.
d) Aplicar sistemas de desarrollo de pequeña y mediana industria local.
e) Promover proyectos fruto de alianzas entre empresas, gobierno local y
organizaciones comunitarias, como herramienta para el fortalecimiento
de las capacidades de todos los actores y para la construcción de
confianza en la propia potencialidad.
f) Propiciar cambios sustanciales en los subsistemas de enseñanza para
lograr remontar el gran atraso zacatecano en el desarrollo del
conocimiento científico y tecnológico y en la capacitación de su fuerza
de trabajo, que se encuentra lejos de los estándares internacionales. Es
vital que los responsables del sistema educativo promuevan la
transformación de los contenidos de conocimiento y relaciones
Veremundo Carrillo-Reveles, “Mazapil, sin políticas de desarrollo social ante repunte de su minería”,
en: La Jornada Zacatecas. México, Zacatecas, 30 de enero de 2008.
11
pedagógicas; que la iniciativa privada canalice recursos para el apoyo y
desarrollo de centros de investigación y que la gestión gubernamental no
escatime elevar la inversión pública para la educación y la investigación.
Sin compromisos fácticos del trinomio, las consecuencias seguirán en la
falta de capacidad para innovar y competir en los campos que los
propios
actores
sociales y productivos de
Zacatecas pudieran
establecer.
2. Del lado del sector empresarial:
a) Apoyo al fortalecimiento de la gestión pública. Es un deber del sector
empresarial cumplir estrictamente las normas y lineamientos dados por
el Estado y que manifiesten un papel proactivo en el apoyo al
fortalecimiento de la gobernabilidad, especialmente en el ámbito local.
(Véase el caso de la Unidad San Martín, de IMMSA que, como es
sabido, incluye una arista sindical laboral –llevan ocho meses de huelgay otra propiamente política a raíz del conflicto del Grupo México con el
dirigente sindical Napoleón Gómez Urrutia).
b) Desempeño ambiental y social. A pesar de avances logrados a partir de
los años de 1990, hay aspectos en que la gestión empresarial debe
asumir el desafío del mejoramiento continuo de su desempeño
ambiental y social. Que incorpore con mayor fuerza y relevancia
consideraciones ambientales y sociales de largo plazo en la gestión de
los proyectos mineros, tomando en cuenta su ciclo de vida completo con
acciones tales como incorporar sistemas eficientes e independientes de
certificación social y ambiental; aplicar formas de producción más
limpias y compensar a la comunidad por los efectos causados por los
impactos sociales y ambientales negativos. (Un ejemplo cercano y
reciente: los yacimientos de la mina de plata más grande del mundo a
cielo abierto, Real de Ángeles, ubicados en Noria de Ángeles, municipio
de Pinos, Zacatecas, fueron explotados y agotados por el gran capital
minero: Frisco y Denver Development Co. en 17 años -de 1982 a 1999y no detonó el desarrollo regional de Pinos, al contrario. Por
contaminación de los residuos mineros y el consiguiente impacto
ambiental negativo se perdieron alrededor de mil hectáreas de uso
agropecuario, al quedar cubiertas de una capa gris de plomo, arsénico y
otras sustancias tóxicas de 10 a 15 centímetros de espesor; ni los
impuestos retuvo la localidad y al final sólo quedó un enorme cráter en el
que, se asegura, podría caber el estadio Azteca de la ciudad de
México).12
c) Aporte al desarrollo local equitativo, coordinando esfuerzos con el
Estado y la sociedad civil mediante acciones como las siguientes:
 Respetar la identidad de las comunidades, sus aspiraciones y
vocaciones regionales. (Nuevamente, el caso de El Peñasquito).
 Crear
fundaciones
y
otras
instituciones
que
desarrollen
actividades y programas comunitarios, articulados con un plan
estratégico de desarrollo local.
 Compartir el conocimiento y la base de información sobre las
localidades con las autoridades, trabajadores, instituciones
académicas y comunidades.
 Aportar a fondos regionales de sustentabilidad, para la ejecución
de proyectos de desarrollo local.
 Apuntar al desarrollo de capital social y del recurso humano
mediante la formación y empleo de mano de obra local para las
labores mineras y conexas. (Se observa una diferencia al
respecto entre Peñoles, con su apoyo a la UAZ y su Unidad de
Minas y el capital canadiense o el propio grupo IMMSA, que son
más remisos al respecto).
 Fomentar la diversificación productiva de las regiones mineras,
privilegiando la adquisición de bienes y servicios en la zona y
apoyando programas de desarrollo del capital empresarial local,
especialmente para la transformación de materia prima, que sean
sostenibles más allá de la vida útil de los proyectos mineros.
 Planificar el cierre y las actividades de postcierre tomando en
consideración las prioridades fijadas en los planes de desarrollo
local. Tal previsión debe incluir epacios concretos de participación
de la comunidad afectada en la toma de decisiones sobre el uso
posterior del suelo, medidas de rehabilitación, gestión de
Alfredo Valadez Rodríguez, “Minera Real de Ángeles: de orgullo de Zacatecas a paraje contaminado”,
en: La Jornada. México, 23 de agosto de 2005, p. 23.
12
impactos sociales, laborales y demás aspectos relacionados con
las secuelas de largo plazo que quedan en la zona. (Hoy, en
cambio, dejan los residuos a cargo de los gobiernos municipales y
se desentienden de sus efectos negativos en el ambiente del
entorno; es el caso típico de Real de Ángeles).
3. Del lado de los trabajadores:
a) Avanzar en el cumplimiento de los convenios internacionales de
protección a los trabajadores, en particular los de la OIT.
b) Desarrollar estrategias para la reducción de accidentes de trabajo. A
nivel mundial son 43 millones de personas las que se dedican a la
minería, que de acuerdo a la OIT es la actividad de más alta mortalidad
laboral, a diferencia de la minería del primer mundo. En México, de 2000
a 2006 se suscitaron 106 mil accidentes, 7 021 de los cuales fueron
fatales, y 105 mil de los afectados quedaron inválidos definitivamente.
Son datos de la Comisión Especial de Diputados que investigó la
explosión en Pasta de Conchos el 19 de febrero de 2006, que cobró la
vida de 65 mineros y que evidenció que la mayoría de ellos no integraba
la plantilla laboral ni era integrante del sindicato minero. Se trataba de
trabajadores externos (el llamado tercerismo) que cobraban alrededor de
600 pesos semanales por un peligroso trabajo en los socavones de las
minas carboníferas.
c) Formar y reconvertir a la mano de obra para el caso del cierre de las
labores mineras.
d) Un reto central que afronta la política laboral en la minería es, por un
lado, cómo trascender las limitaciones del modelo corporativo propio del
viejo régimen en la relación obrero-patronal, sin afectar las prestaciones
conquistadas a lo largo del siglo XX. Y, por el otro lado, cómo erradicar
el conformismo, la apatía, el clientelismo, la ineficacia y el economicismo
del viejo modelo laboral por procedimientos que enriquezcan el trabajo y
la productividad y que al mismo tiempo garanticen la estabilidad del
empleo, el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida y el
acceso a la democracia sindical (no sólo a la autonomía sindical, que es
la bandera que enarbolan los que apoyan a Napoleón Gómez Urrutia).
Sin ello el proceso de reestructuración sindical-laboral hoy en marcha
quedaría trunco.
En resumen Zacatecas, después de 461 años de explotación es rica
todavía en recursos minerales; los montos de inversión en exploración y
explotación (tan sólo en El Peñasquito ascienden a 1500 millones de dólares)
indican que seguirá siendo una entidad productora de minerales, y ello puede
ser una oportunidad para adelantar camino en el desarrollo sostenible y con
equidad. La pregunta es: ¿cómo pueden gobierno, empresas y comunidades
aprovechar la explotación de los recursos naturales de la región para procurar
niveles mejorados de calidad de vida y de desarrollo equitativo para las
regiones y distritos mineros?
Una respuesta consiste en no dejar el problema de las disparidades y
desigualdad regional por cuenta de las fuerzas del mercado, que es la tónica
actual. Los recursos naturales son importantes para la economía regional, a
condición del debido resguardo de las generaciones futuras. El desarrollo
regional debe concebirse como un conjunto inseparable de crecimiento,
equidad, sustentabilidad, participación social, desarrollo humano y equilibrio
espacial-territorial.
La otra respuesta está en la conformación de un nuevo pacto social
entre los sujetos sociales relacionados con la minería, que sus actores se
involucren
y comprometan en
procesos de
concertación que
vayan
respondiendo a los desafíos ya mencionados y asuman su papel de manera
responsable, transparente y proactiva. La entidad gubernamental, principal
convocado, debe implementar una gestión integral de los recursos naturales
con una visión de largo plazo. Las empresas mineras, en pleno proceso de
reestructuración, deben jugar un papel más comprometido y solidario con el
desarrollo local y las condiciones laborales de sus trabajadores, los que a su
vez enfrentan el reto de dejar atrás el paternalismo del viejo régimen
corporativo y asumir la responsabilidad de construir su propio futuro.
Reconozcamos que los actores sociales tienen intereses diferenciados.
La conflictividad y la inseguridad social disminuyen al reconocer esos intereses
diversos y que la riqueza social producida no sólo debe contribuir al
enriquecimiento de unos cuantos, sino al impulso de un desarrollo donde los
habitantes de cada una de las subregiones encuentren condiciones para
dignificar su calidad de vida.
La discusión sobre los temas claves y desafíos que se afrontan para
mejorar la contribución de los actores sociales al desarrollo regional con
equidad ha dado pasos preliminares y necesarios. No hay soluciones hechas
para cada uno de los obstáculos y problemas, ni recetas para enfrentar cada
uno de esos desafíos. Las respuestas provendrán de los procesos de
reestructuración y de los propios sujetos sociales involucrados.
BIBLIOGRAFÍA
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