PINCELES Uno de los materiales que resulta casi indispensable para pintar es el pincel. “Casi”, porque con acuarelas también se pueden ejecutar baños de tintas con una simple esponja, o podemos añadir texturas curiosas con la esponja casi seca y cargada con suficiente color. Para pintar al óleo es frecuente mezclar el color y aplicarlo al lienzo con espátulas, palillos, cañas, los propios dedos,… De cualquier forma el pincel es el útil o herramienta más utilizada por la inmensa mayoría de los pintores. En el mercado existen muchas variedades y calidades de pinceles, aunque para pintar un cuadro no son necesarios más de dos o tres. Partes del pincel: Un pincel consta de varios elementos: el mango, la férula y el pelo. El haz de pelo es el que determina la calidad final de un pincel. El mango.- Según la calidad del pincel, los mangos son de plástico o de madera barnizada, para impedir el deterioro por los solventes. Su longitud depende del fin para el que va destinado: en principio, un mango corto se usa para las técnicas de acuarela y diseño, y el mango largo o muy largo para óleo o acrílico. Normalmente en el mango lleva grabado un número que determina su tamaño y, en algunos casos, también determina la marca y el pelo del que está compuesto. La virola.- Algunos llaman a esta parte férula, aunque este término no lo contempla la Real Academia de la Lengua Española. Es la parte que une y sujeta el pelo al mango. Las férulas de pinceles más baratos suelen ser de hojalata y llevan junta de soldadura. Los pinceles de mejor calidad disponen de una virola inoxidable de aluminio o de latón niquelado sin soldadura. Para una conservación duradera, hay que mantenerla siempre limpia, y a ser posible, evitar la humedad en su interior. El haz de pelo.- Es el elemento más importante del pincel. En general, son de pelo natural de animal, excepto los denominados filamentos sintéticos. Cada tipo de pelo tiene sus propias características, que son las que confieren al pincel un carácter determinado. A continuación, se describen brevemente los tipos de pelo, que es lo que determina la calidad final y características del pincel: La cola de marta roja Kolinsky (una variedad de este roedor que vive en Siberia) proporciona el pelo de mejor calidad para los pinceles de acuarela. Este pelo garantiza un gran poder de absorción de agua y pintura, una excelente elasticidad que permite que el pelo vuelva siempre a su forma original, y posee gran resistencia que garantiza su larga duración. Su capacidad de absorción de agua permite pintar grandes superficies, y las características del mechón de pelo de marta, que posibilita una punta afilada, permiten realizar de trabajos de detalle. Los pinceles confeccionados con pelo de marta rojo ofrecen también una gran capacidad de absorción de agua y pintura, buena elasticidad y larga duración, y permiten la formación de una buena punta. Generalmente se utilizan para pintar con acuarela, pero también pueden emplearse para otras técnicas. Algunos pintores prefieren los pinceles de pelo de cola de ardilla rusa o canadiense, también llamado petit gris. Proporciona un tipo de pelo excelente por su suavidad y capacidad de absorción de agua, por lo que es muy adecuado para acuarela. Sus características le hacen muy apropiado tanto para dar grandes superficies de color, como para deslavados. El pelo de oreja de buey, como su nombre indica, procede del pelo de la parte delantera de las orejas del ganado vacuno. Normalmente se utiliza como alternativa económica a los otros pinceles de pelo suave, es razonablemente elástico y muy duradero. Los pinceles de este tipo de pelo pueden utilizarse prácticamente para todo tipo de pintura. Los pinceles de pelo sabeline se obtienen de las mejores calidades de pelo blanco de oreja de buey, que, sometidos a un proceso de coloración, pretenden imitar a los de marta roja. Aunque sea en las películas, todos hemos visto la ejecución de la escritura china. Los pinceles que manejan con tanta soltura normalmente están hechos con mango de bambú y pelo de cabra (de la zona de la columna vertebral), y se utiliza con tintas muy fluidas. Los pinceles fabricados con pelo de lobo resultan muy adecuados para los trabajos de acuarela de grandes superficies por su suavidad. Debido a la escasez de pelo de marta y a su elevado precio, se ha desarrollado un tipo de pelo sintético con el fin de obtener un pincel de características similares y precio más asequible. Se utilizan fibras de poliéster de punta muy afilada, dando un resultado satisfactorio que se adecúa a todo tipo de técnica pictórica. Uno de los mejores tipos de pinceles para pintar al óleo y al acrílico es sin duda el pincel de pelo de turón, ya que reúne las mejores características para estas técnicas: una gran capacidad de absorción y resistencia. Este tipo de pelo en seguida recupera su forma original, y resulta ideal para hacer veladuras. La opción más económica para pintar al óleo son los pinceles de cerda, ásperos y elásticos. Existen otros muchos tipos de pinceles construidos con pelos naturales: de comadreja, de pony (conocidos como "pelo de camello"), y pelos sintéticos de poliamida, nylon, perlón, taklón y otros similares. También existe en el mercado pinceles de punta de goma usados para conseguir algunos efectos en la textura y acabado. En cuanto a la forma y el tamaño, depende de muchos factores y sobre todo, del tipo de obra que queramos crear: su tamaño, si tiene gran cantidad o no de detalles, si queremos dar a la obra algún tipo de efecto o textura, etc. Los pinceles, al igual que los lápices, traen un número que los identifica: cuanto mayor sea el número más grande y grueso será el pincel. Por ejemplo, con acuarelas conviene utilizar un pincel grueso para humedecer el papel y para pintar fondos, cielos y grandes extensiones, ya que éste retiene una buena carga de agua. Estos tipos de pinceles pueden ser planos, redondos o en abanico. Como ya hemos apuntado, se utiliza el pincel de mayor tamaño para fondos y trazos grandes, con el fin de evitar demasiados toques que terminarían por dañar el papel. Para pintar líneas finas, como las ramas de árboles o la hierba, conviene utilizar un pincel largo y estrecho, por ejemplo del Nº 4, que algunos autores lo denominan de detallar o perfilar. También es recomendable un pincel plano del Nº 8 para realizar texturas y superposiciones planas y, si llega el caso, un pincel corto de pelo duro para realizar efectos de estarcido, aunque puedes usar perfectamente un cepillo de dientes y otro de cerdas pequeño, como los que se usan en óleo, para efectuar pequeñas raspaduras sobre papel húmedo y eliminar pequeñas áreas de pintura. Limpieza y mantenimiento En primer lugar, debemos advertir que los pinceles que se usen para pintar acuarela nunca deben emplearse para manejar otras pinturas (por ejemplo óleos o acrílicos), ya que esta práctica termina arruinando la elasticidad y acortando la vida útil de los pinceles. Nunca hay que dejar el pincel metido en el recipiente del disolvente, con el haz de pelo tocando en el fondo ya que, al cabo del tiempo, se deformará e inutilizará el pincel. Cuando se termine una sesión de trabajo será preciso limpiar a fondo los pinceles, lavándolos con agua limpia y jabón suave. Hay que procurar que suelten todo el tinte que puedan haber retenido en la base. Después de lavarlo a conciencia, con los dedos y un poquito de jabón líquido es conveniente devolver la forma original del pincel, dejándolo secar así, con el fin de mantener unido su haz. Los pinceles deben guardarse en posición horizontal, tratando que el haz de pelo quede protegido, sin peligro de que sufra deformación alguna.