Situación postincendio en ecosistemas de un macizo montañoso de

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Cadernos de Geografia nº 28/29 - 2009/10
Coimbra, FLUC - pp. 143-150
Situación postincendio en ecosistemas de un macizo montañoso
de gran valor geobotanico, en la cordillera meditarranea de
Chile
Víctor Quintanilla
Departamento de Ingeniería Geográfica.
Universidad de Santiago de Chile (DICYT).
Proyecto FONDECYT 1095048. [email protected]
Resumen
Se presenta el caso de evolución de un ecosistema de montaña en la zona mediterránea de Chile a raíz de un gran
incendio de vegetación que afectó 25 años atrás los ecosistemas de un parque nacional de alto valor geobotánico. En
estas cuencas predomina el bosque esclerófilo típicamente mediterráneo y agrupaciones boscosas de la palma chilena
(Jubaea chilensis), la cual constituye la palma más austral del mundo (hasta los 36° latitud sur). Transcurrido el tiempo,
se comprueba que gran parte de la cubierta vegetal quemada ha recuperado su vegetación autóctona, no obstante
también hay un desarrollo de especies herbáceas y algunos arbustos introducidos.
Palabras clave: Bosque esclerófilo. Palma. Fuegos. Parque.
Resumé
Situation post feu dans écosystèmes d’un massif montagneuse dans la zone méditerranéenne du Chili.
On présente le cas d’évolution de un biome de montagne dans la zone méditerranéenne du Chili á cause d’un
gran incendie de végétation qui a affecté 25 années en arrière les écosystèmes de un parc national, de un grand valeur
geobotanique. Dans les bassins prédomine la forêt sclérophylle typique méditerranéenne et de groupements de forêt de
palme chilienne (Jubaea chilensis), la palme plus australe du monde (36° Sud). Depuis de plus 25 années on constate qui
une gran partie de la couverture forestière brûlée a récupéré la végétation autochtone, malgré que le strate herbacée
on observe d’espèces introduites, comme des arbustes et herbes. On fait un étude de cas.
Mots clés: Forêt sclérophylle. Palme. Feu. Parc.
Abstract
Postfire Situation in Ecosystems of a Massif of Great Geobotanical Value in the Mediterranean Mountain range of
Chile.
The evolution of a mountain ecosystem in Chile’s mediterranean zone after a large forest fire that affected 25
years ago the ecosystems of a national park of high geobotanical value is presented. In these basins there is a
predominance of typically mediterranean sclerophyllous forests and wooded groups of Chilean palm trees (Jubaea
chilensis), which is the southernmost palm species in the world (down to 36º south). As time has gone by, it is seen that
a large part of the burnt plant cover has recovered its native vegetation, even though also there is some development
of introduced herbaceous species and some bushes. Part of this process is characterized
Keys words: Sclerophyllous forests. Palm. Fire. Park.
1. INTRODUCCION
El Parque Nacional La Campana, macizo montañoso de Chile mediterráneo fue creado como tal el 17
Octubre de 1967 y declarado Reserva de la Biosfera en
1985. Es administrado por la Corporación Nacional Fo-
restal (CONAF) que depende del Ministerio de Agricultura de Chile.
El área de este parque, cuya cumbre alcanza los
1.828 m.s.n.m., se divide en tres sectores: El Granizo,
El Cajón Grande por el sur, y Ocoa por el norte. Este
último sector, ubicado en la exposición noreste del par143
Cadernos de
Geografia
Víctor Quintanilla
que, posee una superficie de 5.440 ha, que representa
el 68% del área total; y es precisamente en este lugar
donde mejor se conserva la palma chilena (Jubaea chilensis) en el país, existiendo unos 60.000 ejemplares
adultos.
Cabe señalar que esta especie corresponde a la
palma más austral del mundo y, por lo tanto, es el último relicto que aún permanece, a escala mundial, en
condiciones tales de cantidad y densidad. Por otra parte, Jubaea chilensis puede alcanzar 25 a 30 metros de
altura, siendo capaz de superar además los 300 años de
longevidad (Figura 1).
La flora del parque tiene una convergencia de
elementos florísticos del norte, centro, sur y altoandino
de Chile; de ellas un alto porcentaje corresponde a especies autóctonas, destacando Beilschmiedia miersiiFigura 2 Figura 2
Localización del
área de estudio.
Macizos
Campana
y El Roble.
Localización
del área
de La
estudio.
Macizos
La Campana y El Roble.
(Belloto del norte), árbol endémico que se encuentra
en un estado de conservación vulnerable y declarado
2. METODOLOGÍA
monumento natural de Chile.
2. METODOLOGÍA
trabajócon
en gabinete
con cartas
Se trabajó enSegabinete
cartas topográficas
de topográficas
escala 1:50.000dedel Instituto
escala 1:50.000 del Instituto Geográfico Militar de Chile
y clichés pancromáticos de los años 1968 y 2000 para su
fotointerpretación.
Por otra parte se Por
analizaron
imágenes
de losimágeaños 1985, 2002 y
fotointerpretación.
otra parte
se Landsat
analizaron
nes Landsat
de losyaños
1985, 2002 y 2007, correspon2007, correspondiente
a primavera
verano.
diente a primavera y verano.
El trabajo de campo se llevó a cabo en períodos de otoño y primavera, entre los años
El trabajo de campo se llevó a cabo en períodos
2007 y 2010.
trabajó
en parcelas deentre
10x10 los
m, efectuando
inventarios
de Se
otoño
y primavera,
años 2007
y 2010.fitosociológicos
Se
trabajó
en
parcelas
de
10x10
m,
efectuando
inventarios
según la metodología de MEAZA y CADIÑANOS et al. (2000); bloques diagramas; perfiles
fitosociológicos según la metodología de Meaza y CadiñaGeográfico Militar de Chile y clichés pancromáticos de los años 1968 y 2000 para su
fisonómicos; y transectas vegetales. Además para los antecedentes de incendios, se revisaron
nos
et al. (2000); bloques diagramas; perfiles fisonómi-
las estadísticas
Fuego de la Además
Corporación
Nacional
cos;delyDepartamento
transectasdel
vegetales.
para
los Forestal
antece-(CONAF).
Figura 1
Algunos individuos de Jubaea chilensis distribuidos en el Parque Nacional
La Campana.
Área de estudio
El Parque Nacional La Campana se ubica en la
cordillera de la costa de Chile central, en el margen
sur del valle del río Aconcagua, entre los 32°55’ y
33°00’ de latitud sur, y los 71°09’ y 71°01’ longitud
oeste. Esta área protegida alcanza una superficie de
8.000 hectáreas.
El cordón montañoso donde se sitúa el Parque
Nacional, está constituido por un grupo de macizos continuos de importantes altitudes, entre los que se destacan los montes de La Campana (1.828 m.s.n.m.) y El
Roble (2.222 m.s.n.m.), que corresponden, por lo demás, a los sectores de mayor altitud de la cordillera de
la costa en Chile central (Figura 2).
144
dentes de incendios, se revisaron las estadísticas del
Departamento del Fuego de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
Los objetivos principales de este estudio han sido
identificar espacialmente el área quemada durante
1984, determinar las agrupaciones vegetales afectadas
y establecer las especies mas adaptadas al inicio de una
recuperación. Cada año se seleccionaron 4 parcelas en
áreas ecológicamente homogéneas, a fin de determinar
la frecuencia y calidad de recuperación de las especies
arbóreas y arbustivas. Estos inventarios se llevaron a
cabo durante las 4 estaciones climáticas entre los años
antes mencionados.
Después del incendio, Villaseñor y Saiz (1990a) evidenciaron el rebrote en lignotúber de una decena de
especies arbustivas y arbóreas esclerófilas. Hasta la fecha se ha comprobado la regeneración de la cobertura
vegetal, sin perjuicio de la introducción de especies
exóticas.
4
Situación postincendio en ecosistemas de un macizo montañoso de gran valor geobotanico,
en la cordillera meditarranea de Chile
Las condiciones ecológicas
En Chile, las cuatro principales formas de relieve
se disponen como franjas paralelas (Borde y Santana,
1980). De oeste a este se encuentran las planicies litorales, la Cordillera de la Costa, la Depresión Intermedia
y la Cordillera de los Andes. Este paralelismo da cuenta
de las fuerzas tectónicas que han configurado el territorio chileno en el centro del país.
Desde el punto de vista geomorfológico, el Parque Nacional La Campa se localiza en la costa de la región central de cuencas y del llano fluvio-glacio-volcánico (Borgel, 1983), que se extiende desde el río
Aconcagua (32° 45’S.) hasta el río Bío-Bío (38° S). La
Cordillera de la Costa aparece bien estructurada, con
una disminución notable de altitudes de norte a sur, y
con la existencia de grandes cuencas graníticas y de
relleno aluvial reciente. Entre los montes importantes
de la cordillera se encuentra El Roble (2.222 m.s.n.m) y
el Cerro La Campana (1.828 m.s.n.m.). Geológicamente
La Campana se compone de rocas cristalinas de batolito
que intruyeron las rocas volcano-sedimentarias de otras
formaciones que corresponden al Cretácico inferior. La
gran mayoría de las rocas son cristalinas oscuras (glabras) y dada la evolución geológica de los cordones
nº 28/29 - 2009/10
montañosos, hay cierta riqueza de recursos mineros en
este macizo. Existen yacimientos de cobre en el sector
sur y suroeste del Cerro La Campana; además de oro,
plata, calcopirita, magnetita. La explotación de estos
metales indudablemente dañó de manera importante
los bosques y ecosistemas de este macizo.
El Parque Nacional La Campa se organiza geomorfológicamente en tres cuencas principales con líneas
divisorias bien definidas: El Granizo, Cajón Grande y el
sector Ocoa. Esta última es la más grande de las tres,
ocupando el sector norte del Parque, cuyo límite sur es
la divisoria de las cuencas del Granizo y el Cajón Grande (Figura 3).
Las tres cuencas presentan un patrón de drenaje
dendrítico que se caracteriza por una jerarquía de pequeñas bacías (microcuencas o quebradas), una ramificación irregular, y la ausencia de una dirección preferencial, aunque todas confluyen a un colector principal.
El clima es de carácter típicamente mediterráneo
en el sector norte y en medias laderas, con período seco
prolongado; época en que aumentan los vientos de tipo
SW. A su vez se presentan condiciones lluviosas y de temperaturas un tanto más frescas a mayor altitud (900
m.s.n.m. aproximadamente); adquiriendo en la cima el
Figura 3
Sector del Parque Nacional La Campana
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Cadernos de
Geografia
carácter de un clima de altura con agrupaciones estepáricas, en gran parte cubiertas de nieve durante el invierno.
Los arbustos en general son deciduos de verano y las hierbas son terófitos o geófitos con receso estival (Montenegro
et al., 1981). Los sectores meridionales son más húmedos
(Quintanilla, 1983; Quintanilla, 1988). El sector de colinas
bajas alcanza temperaturas y precipitaciones algo similares a los datos de la estación de Quillota (240 m.s.n.m.),
donde la temperatura media es 14,3°C, en tanto las lluvias anuales alcanzan un monto de 435 mm (Figura 4).
Víctor Quintanilla
predominan árboles de tendencia húmeda como Drymis
winteri, Beilschmiedia miersii, Peumus boldus y Cryptocarya alba. En tanto en enclaves con mayor exposición
al sol (orientación al norte), suele desarrollarse un matorral xerófito de las laderas secas, con especies como
Retanilla trinervia, Gochnatia foliosa, Colliguaja odorífera, Flourensia thurifera, Puya berteroana y Trichocerus chilensis. Estas comunidades son altamente combustibles por su calidad de deciduos de verano.
Figura 5
Bosque esclerófilo y palmares distribuidos en el piso montañoso. Piso subandino con bosque de Nothofagus, y mas atrás, el piso andino con estepa
de altura.
Figura 4.
Climodiagrama de Quillota. V región.
3. RESULTADOS
a) La vegetación
La flora actual del macizo de La Campana posee
una composición mixta de elementos florísticos diversos,
como subantárticos, andino, neotropicales, gondwanicos,
pantropical y chileno central (Elórtegui et al., 2002).
En Chile mediterráneo existen alrededor de 2400
especies de plantas vasculares con un alto número de
taxas endémicas y monotípicas (Arroyo et al., 1985). La
Campana alberga alrededor de 545 especies de plantas
vasculares, 16 pteridofitas, una gimnosperma y 528 angiospermas, incluyendo 433 dicotiledóneas y 95 monocotiledóneas (Villaseñor y Saiz, 1990a; Villaseñor y Saiz, 1990b).
La vegetación actual del macizo es bastante variada. Por ejemplo el bosque esclerófilo con dominancia
de especies como Quillaja saponaria y Lithraea caustica, tiene un importante recubrimiento en las cuencas
meridionales. En los sectores más húmedos de estas mismas quebradas se encuentra un bosque laurifolio, donde
146
En las cuencas septentrionales disminuye el bosque esclerófilo, y en todas las laderas de exposición al
sol existe un predominio de matorral espinoso, que puede encontrase con cierta variedad en cuanto al tipo de
dominancia de especies según el facies. Por ejemplo, un
matorral dominante de Retanilla trinervia; en otro predomina un matorral de cactáceas con predominio de
Trichocereus chilensis y Puya berteroana; o también un
matorral abierto de Puya venusta como dominante.
Presente en muchas bacías de La Campana, se encuentra también el matorral de Gochnatia foliosa con
Solenomelus pedunculatus. Igualmente en el área septentrional está el bosque de Jubaea chilensis (palma chilena), que puede compartir el hábitat con varias especies del matorral como las antes citadas, e inclusive con
el bosque de Quillaja saponaria y Lithraea caustica.
También existen comunidades secundarias producto de la acción antrópica sobre los bosques esclerófilos, como los matorrales esclerófilos. En tanto otras se
consideran el producto final de una serie sucesiva de
degradación de otros matorrales (“espinal” de Acacia
caven; matorral de Baccharis linearis). Todas ellas, al
desarrollarse abiertas, mantienen un estrato herbáceo
muy abundante, el cual en su gran mayoría se seca du-
Situación postincendio en ecosistemas de un macizo montañoso de gran valor geobotanico,
en la cordillera meditarranea de Chile
rante el verano. Estas agrupaciones son las que cubren
gran parte de los ecosistemas de este Parque Nacional,
lo cual explica en gran medida la alta incidencia de incendios en la región mediterránea de Chile (Saiz, 1990;
Villaseñor y Saiz, 1990a).
Cabe destacar que sobre los 900 metros de altitud, y hasta muy cerca de la cumbre del macizo La
Campana, y en las cuencas meridionales se localizan
interesantes bosques de Nothofagus obliqua (roble de
Chile central). Esta área constituye la distribución más
septentrional de esta fagácea en el país.
b) Estado post incendios de las agrupaciones
vegetales
Este Parque Nacional, antes de adquirir su estatus
de área protegida (1967), recibía constantemente los
efectos de la presión humana. Entre las actividades antrópicas que han tenido importante incidencia sobre la
vegetación, se encuentra en primera instancia la minería del cobre, cuya explotación generó la alteración de
estos ecosistemas de montaña (Figura 6). Luego la ganadería, que ha sido otro factor permanente que afecta
particularmente a los renuevos de los árboles, aunque
actualmente ha disminuido considerablemente.
Figura 6
Acumulación de materiales rocosos producto de la actividad minera y posterior regeneración del matorral (Elórtegui y Moreira, 2002).
Por otra parte la erosión es otro fenómeno recur­
rente, tanto es así que las laderas meteorizadas y muy
inclinadas de la cuenca, se encuentran ejemplos claros
de erosión lineal y tampoco está ausente la erosión en
manto. A su vez la frecuente construcción de senderos
(trekking) deja al descubierto la roca meteorizada, por
lo que es muy habitual la existencia de cárcavas asociadas a caminos. Se favorecen sectores inclinados los cuales ocupan una posición paralela al escarpe que limita
el camino, donde es corriente la acumulación de materiales coluviales (rodados) a su pie.
nº 28/29 - 2009/10
A estos procesos de desgaste del relieve, se agregan los efectos de un gran incendio forestal acaecido 25
años atrás, donde se quemaron 1.950 hectáreas. Este
episodio de fuego se produjo entre el 2l y 25 de febrero
de 1984 en el Parque Nacional, mas precisamente en el
sector Palmas de Ocoa, afectando un equivalente al
17% de este sector septentrional del Parque. El siniestro
abarcó bosque autóctono, en su gran mayoría matorral
esclerófilo. Toda la vegetación quedó totalmente destruida (Saiz, 1990; Villaseñor y Saiz, 1990a).
La vegetación del área en que se produjo el incendio está conformada según Villaseñor y Saiz (1990a),
por tres comunidades diferentes:
1) En el área de contacto con el piedmont se
desarrolla una agrupación de matorral esclerófilo con
dominancia de Lithraea caustica y Cryptocarya alba;
más Quillaja saponaria y Azara celastrina. Entre los
arbustos destacan Eupathorium salvia, Podantus mitique, Adesmia phylloidea y Teucrium bicolor.
2) Aproximadamente desde los 600 metros de altitud se observan agrupaciones arbustivas de carácter
xérico de dos tipos: Una comunidad importante de
Colliguaja odorífera y Adesmia arbórea, y otros arbustos como Schinus polygamus y Ephedra andina junto
con fragmentos de estrato herbáceo.
3) Hay otra comunidad y con mayor recubrimiento en laderas de solana, donde predominan plantas espinosas como Echinopsis chilensis, Puya violacea y Neoporteria curvispina.
Por otra parte la palma chilena (Jubaea chilensis)
está presente en todas las comunidades anteriores y en
variados tipo de exposiciones, pero hasta aproximadamente los 800 metros de altitud. Cabe señalar que hace
25 años atrás el fuego alcanzó a todas estas comunidades (Figura 7).
Figura 7
Figura 7
Renuevo de la palma chilena (Jubaea chilensis) en laderas de exposición a
la solana.
147
Cadernos de
Geografia
Víctor Quintanilla
c) El impacto del fuego
El incendio en el Sector Ocoa del Parque Nacional
La Campana fue de tipo superficial, donde la combustión afectó casi totalmente a los estratos herbáceo,
arbustivo y arbóreo, consumiendo sobre todo hasta media altura al bosque esclerófilo. El siniestro se desplazó
más o menos entre los 700 y 900 metros de altitud,
dentro del cual la cobertura vegetal disminuyó casi en
un 100%; tanto es así que durante el invierno de 1984,
las altas precipitaciones y el viento dieron origen a procesos erosivos.
Al cabo de 2 años de ocurrido el siniestro, se comenzaron a detectar indicios de recuperación evidente en el
área, como lo han constatado diferentes autores (Araya y
Al recorrer actualmente los sectores quemados,
se ha evidenciado un proceso de recuperación avanzado
de la vegetación autóctona, como se representa en la
síntesis de los inventarios realizados (Cuadro 1).
La recuperación postincendio de los árboles ha
sido bastante regular, sobre todo para Lithraea caustica
y Quillaja saponaria, que hoy día alcanzan una altura
entre los 6 y 8 metros; a la vez que se ha evidenciado
una amplia distribución de arbustos como Retanilla trinervia y Muhelenbeckia hastulata, los cuales van teniendo el carácter de invasores de la periferia de las
comunidades arbustivas y arbóreas.
Por otra parte se concuerda con Villaseñor y Saiz
(1990a), quienes se refieren a las plantas resistentes al
fuego, como es el caso del matorral xérico, cuyas espe-
Ávila, 1987; Villaseñor y Saiz, 1990a; Villaseñor y Saiz, 1990b).
Cuadro I
Inventario de especies en el Macizo La Campana (parcela 10 m2)
Fisonomía
Árboles y arbustos
Matas y trepadoras
Hierbas
148
Especies / N° de Censo
Lithraea caustica
Quillaja saponaria
Cryptocarya alba
Jubaea chilensis
Azara celastrina
Peumus boldus
Colliguaja odorifera
Acacia caven
Podantus mitiqui
Eupatorium salvia
Lobelia salicifolia
Baccharis linearis
Puya coerulea
Ephedra andina
Cynara cardunculus
Cestrum parqui
Adenopeltis serrata
Proustia pyrifolia
Retanilla trinervia
Escallonia pulvurulenta
Guchnatia foliosa
Solenomelus pedunculatus
Chusquea cumingii
Cissus striata
Muehlenbeckia hastulata
Lardizabala funaria
Adiantum chilensis
Solenomelus pedunculatus
Vulpia myuros
Galium aparine
Oenothera dentata
Avena barbata
Erodium cicutarium
Trifolium chilense
Shizantus pinnatus
Oxalis laxa
Pasithea coerulea
Chaetanthera linearis
Filago gallica
Plantago hispidula
Rumex acetosella
Stachys grandidentata
Solidago chilensis
Margyricarpus pinnatus
Gnaphalium viravira
Dioscorea parviflora
Briza minor
Erodium cicutarium
Clarkia tenella
Trifolium chilense
Trichopetalum plumosum
Loasa tricolor
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Situación postincendio en ecosistemas de un macizo montañoso de gran valor geobotanico,
en la cordillera meditarranea de Chile
cies rebrotan desde la base, alcanzando en corto tiempo
sus tamaños originales, siendo capaces de florecer y fructificar en la misma temporada en que se producen los
incendios. También hay plantas no afectadas por el fuego, las cuales siguen su crecimiento vegetativo después
del incendio y florecen en esa temporada (Figura 8).
Figura 8
Laderas con muy pobre recuperación después de los fuegos.
Se entiende entonces que la cobertura vegetal
habría comenzado a mostrar variaciones alrededor del
cuarto año de acaecido el siniestro, pero con cambios
en las especies presentes. De este modo decae la dominancia de Lithraea caustica con respecto a un mayor
aumento de los arbustos Retanilla trinervia, Muhelenbeckia hastulata y Colliguaja integérrima. Lithraea
caustica rebrota con cierta facilidad a partir del cuarto
año, lo que coincide con un aumento real de la cobertura. Así se va observando un cierto dominio de especies rebrotadas en desmedro de las plantas primitivas
que había antes del fuego, como por ejemplo Quillaja
saponaria y Podanthus mitique. Situación similar observaron los autores antes mencionados, con respecto al
árbol esclerófilo Crytocarya alba, el cual mostraría una
cierta resistencia al fuego.
Respecto a las herbáceas, se han ido presentando
cambios en la riqueza, abundancia y diversidad de las
especies, particularmente en las anuales, las que han
colonizado rápidamente los espacios abiertos. Las herbáceas perennes en cambio, han ido demostrando un
proceso lento de recuperación.
nº 28/29 - 2009/10
tación, sobre todo en plantas endémicas, ha sido muy
interesante desarrollar una línea de estudio respecto a
la evolución postfuego de las agrupaciones vegetales
afectadas por incendios en el año 1984.
A poco más de un año de acaecido el incendio en
el Parque, ya se había demostrado que hubo en el matorral esclerófilo indicios de recuperación. En el transcurso de los años se observan cambios en la riqueza, la
abundancia y diversidad, sobre todo en los estratos arbustivos y herbáceo. No ocurre lo mismo con el estrato
arbóreo, donde los árboles iniciaron su rebrote a partir
de 3 años después, pero con un proceso relativamente
rápido; la colonización eso si fue acompañada por los
arbustos primitivos, excepto de Chusquea cumingii,
que es una bambúsea colonizadora de terrenos degradados y que va adquiriendo un importante desarrollo en
laderas de umbría.
En tanto Jubaea chilensis ha resistido bastante
bien el fuego y por consiguiente, los palmares se conservan actualmente en un estado de evolución normal,
pese a la herbivoría de sus frutos. Los rebrotes de palmas disminuyen un poco, inclusive en sectores donde
hubo quemas.
Debe consignarse que esta recuperación de los
ecosistemas en el Parque después de un gran fuego, ha
estado favorecida precisamente por la figura administrativa de un Parque Nacional. Posteriormente al siniestro los controles y vigilancia han sido bastante
efectivos.
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