1. introduccion 2. la mentalidad actual en las sociedades

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1.
INTRODUCCION
El momento histórico que vivimos en este comienzo de siglo XXI es, como todos
los momentos de la Historia, un tiempo privilegiado para encontrarnos con Dios en
los acontecimientos, descubrir la presencia de Jesús resucitado en los demás y
entrar en la dinámica del Reino.
El reto ilusionante de los cristianos es hacer presente a Cristo en cada momento de
la historia. Para dar respuesta a este reto es importante conocer y reflexionar, a la
luz del Evangelio, sobre las formas de pensamiento y valores dominantes en la
sociedad, con el fin de fomentar aquellos que humanicen e intentar erradicar los
que vayan en contra de la persona y por tanto en contra del mensaje evangélico.
El objetivo de este tema es doble: por una parte se pretende dar a conocer la
mentalidad y los valores dominantes en nuestro entorno y por otra mover a la
reflexión sobre el propio sistema de valores y creencias, confrontándolos con el
evangelio.
2.
LA
MENTALIDAD
ACTUAL
EN
INDUSTRIALIZADAS OCCIDENTALES
LAS
SOCIEDADES
Los tiempos que corren son tiempos de cambio. A caballo entre el final de la
modernidad y el comienzo de un nuevo periodo histórico (que a falta de un nombre
mejor, ha dado en llamarse postmodernidad) no es extraño que la mentalidad
actual esté teñida con características de ambas épocas.
El contraste entre las dos épocas es grande. La modernidad fue el tiempo de las
grandes utopías sociales: los ilustrados creyeron en una próxima victoria de la
ciencia sobre la ignorancia y la servidumbre, los marxistas confiaban en la
emancipación del proletariado por medio de la lucha de clases, los capitalistas
esperaban encontrar la felicidad a través de la racionalización de las estructuras de
la sociedad y el incremento de la producción. Todos compartían la convicción de
que "se puede" y como individuos modernos se incorporaron con entusiasmo hacia
la "Gran Marcha de la Historia". Sin embargo, a lo largo de los últimos 50 años
todas estas esperanzas se han manifestado inconsistentes. Hoy en día el hombre
postmoderno no tiene esperanza de poder cambiar el mundo. Por otra parte, el
mundo no le gusta.
Aunque el término postmoderno es antiguo (lo empleó ya Baudelaire en 1864), el
fenómeno cultural que hoy designamos con ese nombre es relativamente reciente,
data de la década de 1970. Surge a partir del momento en que la humanidad fue
consciente de que el proyecto moderno ya no era válido. El post de postmoderno
indica un deseo de despedirse de la modernidad, debido al creciente malestar que
experimentan los habitantes de las sociedades modernas. Conviene tener en
cuenta este punto de partida y no olvidar que la postmodernidad está hecha de
desencanto.
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2.1
Herencia ideológica de la Modernidad
Mentalidad científico-técnica: El desarrollo de la ciencia en los tres últimos siglos, y
su materialización en forma de técnica, ha repercutido de forma extraordinaria en la
mejora de las condiciones de vida de la humanidad. Sin embargo este éxito ha
propiciado el endiosamiento de las dos disciplinas, hasta el punto de que hoy en
día es general la creencia de que la ciencia es la forma más excelsa de
conocimiento, incluso la única forma de conocimiento racional, y la técnica, la diosa
capaz de resolver todos los problemas.
Estas convicciones están más o menos presentes en todos los individuos de las
sociedades occidentales y llevadas al extremo generan personas que sólo creen
en aquello que pueden ver y tocar, carentes de capacidad de contemplación,
preocupadas por "hacer cosas" y muchas veces con una vida interior pobre.
Ante este peligro, la solución no es el rechazo de ciencia y tecnología, sino la
utilización de éstas al servicio de la persona, convirtiéndolas en un medio para
humanizar sin permitir que se conviertan en un fin en sí mismas.
Fe en el progreso: Es una de las notas más características de la modernidad. El
hombre moderno pone en el progreso todas sus esperanzas de salvación, es decir,
la solución de todos los problemas humanos vendrá de la mano del progreso, un
progreso producto de la inteligencia y del esfuerzo humano. Así pues, el hombre
moderno espera mucho de su propio poder, ya no necesita fuera de sí nada ni
nadie que le dé todo lo que ambiciona. La tentación inmediata es prescindir de
Dios, lo que incapacita a la persona, poco a poco, para asumir sus propios límites.
La teología cristiana no cree que el progreso sea la solución a todos los males de
la humanidad, es consciente del crecimiento simultáneo de las fuerzas del bien y
del mal. Cuanto más poder tenga en sus manos, más capacidad tendrá para
utilizarlo de forma positiva o negativa. Por otra parte, el cristiano debe hacerse
portavoz de las víctimas del progreso y proclamar que no todo marcha bien. Por
último, como es obvio, el cristiano nunca podrá aceptar que el progreso implique la
desaparición de Dios. El "dios" que retrocede con el progreso de la humanidad es
un "dios tapa agujeros" de los hombres primitivos, al que recurrían para que
solucionara todos los problemas que ellos no sabían resolver. Él Dios de la Biblia,
el Dios de Jesucristo, no está fuera de las personas, actúa a través de ellas y es el
que permite que se hagan grandes.
El espíritu capitalista-burgués: El espíritu capitalista-burgués es un rasgo que se
caracteriza por:
• El ascetismo profano: virtudes tales como la laboriosidad, la austeridad, el
ahorro pueden aparecer tan exageradas que rompen el equilibrio que permite
desarrollarse al ser humano.
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• La mentalidad calculadora: que intenta reducirlo todo a cifras y con tendencia a
confundir lo grande con lo grandioso. Esta característica alcanza su mayor
intensidad en las cuestiones económicas. El dinero, que comenzó siendo un
medio para medir el valor de las cosas, se convierte en el fin supremo de la
vida.
• El individualismo: La conciencia personal (individualidad) no es lo mismo que el
individualismo. La primera es positiva y supuso un logro de la modernidad,
podríamos decir que la primera fue la gran conquista de la burguesía y la
segunda su gran pecado. Las personas premodernas se consideraban a sí
mismas como miembros de un organismo, más que como personas dotadas de
una libertad individual. Por el contrario, en la modernidad, el grupo ya no decide
por el individuo, es él, personalmente, el que ha de encontrar su puesto en la
sociedad (profesión, estado civil, afiliación política...). Lo malo fue que muy
pronto la individualidad de generó en actitudes egoístas hasta límites
insospechados. El primer terreno donde afloró el individualismo fue en la
economía. La economía medieval se inspiraba en un espíritu de colaboración
canalizado a través de los gremios. El sistema capitalista rompió esa conciencia
de solidaridad e invitó a que cada uno mirara únicamente por sus intereses
individuales. La competencia capitalista ha hecho de la economía un mundo
duro, cruel e implacable. Y esto explica que en una sociedad con abundantes
riquezas los pobres sean tan numerosos
• La relación del burgués con Dios: En el campo de la religión el burgués se
comporta como en el de los negocios, ve a Dios como a un banquero que
contabiliza sus méritos (coincidiendo con el carácter del fariseo evangélico). La
relación está marcada también por el individualismo, atendiendo exclusivamente
a la salvación personal y con ausencia de vida comunitaria. La noción de
pecado aparece fuertemente privatizada impidiendo someter a un análisis crítico
las instituciones y favoreciendo que perduren en el tiempo las estructuras
injustas.
Ø ¿Descubres en ti o a tu alrededor alguno de los rasgos descritos? ¿Cuáles consideras
evangélicos y cuáles crees que no lo son?
Ø ¿Conoces personas con una mentalidad tan racionalista que les impida estar abiertas
a realidades espirituales?
Ø ¿Podrá la técnica, tarde o temprano, resolver cualquier problema de la humanidad?
(hambre, contaminación, enfermedades, destrucción ecológica, distribución de las
riquezas ...)
Ø Con frecuencia se acusa a la Iglesia de ir en contra del progreso ¿Qué opinas? ¿Hay
que tenerle miedo al progreso? ¿Progreso a toda costa? ¿Qué criterios habría que
aplicar?
Ø ¿Observas en ti o a tu alrededor alguno de los rasgos del "espíritu capitalista
burgués"?
2.2 Rasgos del pensamiento postmoderno
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El fin de la Historia: Según el pensamiento postmoderno la historia no tiene
sentido, mejor dicho, no existe. La humanidad no se dirige a ninguna parte.
Erramos y erraremos por siempre sin fines últimos ni objetivos. Esta pérdida de
sentido de la Historia no es vivida por el individuo postmoderno como una tragedia,
sino como la oportunidad de disfrutar del presente sin tener que sacrificarlo a
ideales de futuro. La actitud ante la vida es de disfrute del momento en el ámbito
de la intimidad del hogar y los amigos. La máxima preocupación es la "realización
personal": la salud, la comodidad, el sexo, el entretenimiento…
La muerte de la ética: La postmodernidad entraña también la muerte de la ética.
Lógicamente, eliminada la Historia (como marcha de la humanidad hacia algún
sitio), ya no hay deudas con el pasado ni obligaciones con un futuro utópico.
Cuando queda tan solo el presente, sin raíces ni proyectos, cada uno puede hacer
lo que quiera., todo es indiferente, y por lo tanto, nada está prohibido.
El pensamiento débil: La postmodernidad rechaza los valores absolutos, las
doctrinas y las grandes cosmovisiones, es decir, rechaza la fundamentación del
pensamiento. Se puede tener una opinión concreta de una situación concreta, pero
no se establecen teorías generales, es un pensamiento fragmentado. A este tipo
de pensamiento se le llama "Pensamiento Débil"
El individuo postmoderno se deja guiar antes por el sentimiento que por la razón
por lo que obedece a lógicas múltiples y contradictorias entre sí. Cada cual
compone, a la carta, los elementos de su existencia, tomando unos elementos de
aquí y otros de allá, sin preocuparse demasiado de la coherencia del conjunto.
Como está sometido a una gran avalancha de estímulos e informaciones difíciles
de estructurar, opta por un vagabundeo incierto de unas ideas a otras. No se aferra
a nada, no tiene certezas absolutas, nada le sorprende y sus opciones son
susceptibles de modificaciones rápidas.
Los postmodernos renuncian a discutir sus opiniones, viven y dejan vivir, es una
tolerancia devaluada convertida en indiferencia mutua. Se participa de un cierto
carácter ecléctico y liberal que huye de las opiniones "fuertes" por considerarlas de
mal gusto desde el punto de vista estético.
También en las relaciones personales el individuo postmoderno renuncia a los
compromisos profundos. La meta es ser independiente afectivamente, no sentirse
vulnerable. El sexo está orientado al placer breve, puntual, sin ambiciones de
establecer relaciones excluyentes ni duraderas.
La vuelta a lo religioso: Si el racionalismo de la modernidad socavó las creencias
religiosas, la reacción postmoderna ha traído consigo un retorno de lo religioso y
un "boom" de todo lo relacionado con el esoterismo.
En la postmodernidad Dios no puede ser demasiado exigente. Puesto que el
individuo responde a lógicas múltiples frecuentemente prepara él su propio cóctel
religioso, sin preocuparle demasiado la falta de coherencia del conjunto (muchos
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de los que se declaran católicos en España ni siquiera aceptan dogmas tan
centrales como la divinidad de Cristo). Cuando el individuo elige a Dios, lo hace sin
renunciar por ello a todo lo demás. La suya es una religión confortable,
decididamente alérgica a las exigencias radicales.
Ø Compara la idea postmoderna del "Fin de la Historia" con la idea Judeo-cristiana que
cree que los acontecimientos son un lugar de encuentro entre Dios y la persona, y a la
historia de la humanidad como Historia de la Salvación.
Ø ¿Descubres en ti o a tu alrededor alguno de los rasgos descritos? ¿Cuáles consideras
evangélicos y cuáles crees que no lo son?
3. LOS
VALORES DOMINANTES EN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA
PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI
DE
• En todo el conjunto de valores sociales de los españoles lo más característico
es el énfasis con que se señala la importancia de lo familiar. Tener unas buenas
relaciones familiares es lo más importante, con diferencia, para el conjunto de la
sociedad española. La familia es el reducto fundamental de expresión de los
valores privados y la principal garantía de seguridad y apoyo.
• Los españoles creen, también mayoritariamente, que debe haber un principio
superior que garantice el orden ético y social. Sin embargo, este principio, Dios
o fuerza superior, aparece más bien como una abstracción, sin que se traduzca
ideología o religión. La traducción concreta de ese "principio ordenador", en sus
manifestaciones tradicionales (religión, política...), aparece claramente
desvalorizada, en el último lugar del ránking de prioridades.
• Son importante también, para la mayoría de los españoles, los valores que
permiten la consecución del bienestar personal: mantener y cuidar la salud,
obtener un buen nivel de capacitación cultural y profesional, tener éxito en el
trabajo, superarse día a día, son valores que permiten la integración y la
participación en la sociedad.
• También, en el contexto de la búsqueda de seguridad, se manifiesta como
siguiente prioridad la exigencia del orden, de una organización social estable
que garantice sin sobresaltos ese desarrollo de lo personal: respetar las normas
y respetar la autoridad.
• A continuación de los valores aseguradores y protectores de lo propio, aparecen
valores encaminados al beneficio de la colectividad. La solidaridad, la tolerancia,
el apoyo mutuo, se expresan como deseables para un orden social justo. Un
gran número de los españoles apuesta por su defensa, siempre que no pongan
en riesgo las exigencias personales que siempre, y en todo caso, son las
prioritarias.
• A pesar de la importancia de esos valores altruistas, la realidad cotidiana
parece ofrecer pocas oportunidades para desarrollarlos. La obligación de
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buscar y preservar el propio espacio en una sociedad intolerante y competitiva,
condiciona una cierta renuncia a los valores ideales, que quedan aparcados en
la práctica y sustituidos por otros, como, por ejemplo, el individualismo, más
funcionales con las exigencias que impone la sociedad. Por ello, incluso las
manifestaciones concretas de la solidaridad son más probables cuando se
refieren a asuntos lejanos que cuando tienen que ver con la resolución de
problemas cercanos, para los que el grado de implicación debe ser,
supuestamente, mayor
• Los españoles se inclinan mayoritariamente por la defensa de las libertades
individuales. Hay algunos valores defendidos por minorías amplias (a veces
muy amplias) y son los relativos a las decisiones sobre la propia vida, y a
algunas circunstancias existenciales muy ligadas a ella: posibilidad de suicidio,
admisión de la eutanasia, libertad para la interrupción del embarazo, libertad
sexual...
• Aunque minoritariamente, destaca todo el espacio de los valores que buscan la
satisfacción de lo inmediato. El deseo de calmar las necesidades del presente,
sin preocupaciones por el futuro, la búsqueda de la gratificación inmediata y de
la realización de los deseos del aquí y ahora, ocupan un espacio significativo en
el abanico de valores de los españoles.
• Se ha producido una importante desvalorización de los elementos que traducen
más directamente lo ideológico: los valores religiosos son claramente
cuestionados (al menos en su traducción ritual o eclesial) y lo mismo pasa con
las posturas políticas (también, al menos, en su traducción partidista).
Ø Establece relaciones entre los rasgos de mentalidad descritos en el apartado 2 y los
valores de los españoles.
Ø Compara los valores de los españoles con los valores cristianos (amor, verdad,
libertad, austeridad, justicia, esperanza, confianza, alegría, solidaridad, autocontrol...)
Señala puntos de encuentro y discrepancias.
Ø ¿Cuáles son los valores que mueven tu vida? (Cita 5 por orden de importancia)
Ø ¿Son estos valores los que quieres desarrollar? ¿Te ayudan a realizar los
compromisos que vas aceptando?
Ø ¿Cuáles son los valores que se viven en tu fraternidad?
4. LOS JÓVENES ESPAÑOLES CLASIFICADOS POR SU UNIVERSO DE
VALORES
Grupo nº1: Anti-institucional: Este grupo, compuesto por un escaso 5% de jóvenes
españoles, de los que dos tercios son chicos, representa al conjunto de jóvenes
españoles que se distinguen claramente de los demás por legitimar y justificar dos
formas de comportamiento violento: el terrorismo y el vandalismo callejero.
Tienen una confianza muy escasa en todo tipo de instituciones, como la Iglesia, el
Ejército, la Policía y el sistema de enseñanza así como en los parlamentos (del
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Estado o de las autonomías), la OTAN, las grandes empresas, la justicia, etc.
Conceden menor importancia que sus coetáneos a la familia, al trabajo, al hecho
de llevar una vida digna y moral, a los estudios, a la par que justifican en muy alto
grado el aborto y el suicidio, la eutanasia y el divorcio. También justifican, más que
la media, emborracharse aposta, no pagar el bus, tomar drogas (marihuana o
similares), aventuras extramatrimoniales o hacer ruido las noches de los fines de
semana, impidiendo el descanso de los vecinos.
Son los jóvenes que menos contentos dicen estar de la vida que llevan.
Grupo nº2: Altruista comprometido: En resumen, tres notas sirven para definir a
este grupo, con un 55 por ciento de chicas, que comprende al 12,22 por ciento de
jóvenes españoles: son prácticamente los únicos que colaboran en una ONG, así
como en una organización religiosa, y los que en mayor proporción realizan algún
trabajo eventual. Son los que en más alto grado consideran la religión como algo
relativamente importante en sus vidas. Conceden más importancia que la media,
aunque menos que los del grupo cuarto, a la familia, el trabajo, a llevar una vida
moral digna, a los estudios, a formarse profesionalmente. Por el contrario, son los
que menos valoran el hecho de ganar mucho dinero y llevar una vida sexual satisfactoria. Dan la más baja justificación de la eutanasia, el aborto y el suicidio de los
cinco grupos que conforman esta tipología. Se sienten contentos con la vida, más
contentos que la media de sus coetáneos.
Grupo nº3: Retraído social: Joven muy retraído socialmente, como en un segundo
plano respecto de las corrientes y hábitos mayoritarios de sus coetáneos. Son el
28,3% del total. De extracción social algo más baja que la media, con una mayoría
masculina, se dan en su grupo dos características que en su contraposición lo
delimita y define muy bien: son los más jóvenes y los que en menor grado están
estudiando. Además, los que estudian, lo hacen singularizándose en este punto de
los demás, porque así lo piden sus padres y no porque estudiando piensen
realizarse.
Al retraimiento social se une el retraimiento personal. Son los que menos leen, los
que a menos conferencias y coloquios asisten, los que menos trabajan con un
ordenador...
Preocupados por las drogas como uno de los grandes problemas del país, aunque
las consumen en menor cantidad que sus coetáneos, por el contrario están algo
menos sensibilizados por los problemas de pobreza, marginación y medio
ambiente. Son los que menor confianza conceden a los sindicatos. Rechazan más
que la media a los drogadictos, homosexuales, personas con sida, punkis y
okupas, y menos que la media a los neonazis.
Grupo nº 4: Institucional, ilustrado: Estamos ante un joven que tiene la máxima
confianza, de los cinco grupos de nuestra tipología, en las instituciones
(parlamentos, OTAN, justicia, Policía, Ejército, prensa, sindicatos, Unión Europea,
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enseñanza, Seguridad Social, grandes empresas). Son casi el 30 por ciento de los
encuestados, redondeando, uno de cada tres jóvenes.
Son los que menos justifican la transgresión y el hedonismo (emborracharse,
tomar drogas, aventuras extramatrimoniales, relaciones sexuales entre menores,
engañar en el pago de impuestos, mentir en interés propio, hacer ruido las noches
de los fines de semana, causar destrozos en la calle, el soborno...). Visitan
museos y exposiciones, asisten a conferencias, leen libros y trabajan con el
ordenador con mayor frecuencia que los demás.
Es el colectivo con mayor presencia femenina de los cinco grupos. Son los que
más contentos dicen estar con la vida y los que en mayor grado manifiestan tener
libertad para escoger sus opciones preferentes. Se llevan muy bien con sus
padres, con la menor distancia en las formas de pensar, padres e hijos, de los
cinco grupos, en casi todas las cuestiones. Más religiosos que la media,
especialmente a la hora de considerar los nuevos movimientos religiosos como formas válidas de religión. Es quizás, con el joven del grupo 5, uno de los dos
prototipos, estadísticamente hablando, que mejor representa uno de los dos
perfiles del joven (la nueva joven, mejor, en este caso).
Grupo nº5: Libredisfrutador: Colectivo de edad ligeramente superior a la media,
con predominancia masculina, con mayor presencia de habitantes en las grandes
ciudades, el que dispone de más dinero de bolsillo y que, básicamente, es un
disfrutador, un libredisfrutador, para quien lo esencial de la vida es andar por libre
y pasarlo lo mejor posible. Así, son los que en mas alto grado valoran el hecho de
ganar dinero, llevar una vida sexual satisfactoria, estar con sus amigos y conocidos, así como el tiempo libre y el ocio (notoriamente, mas que la familia), ir de
bares y discotecas. El resto es secundario para la gran mayoría.
Los jóvenes de este grupo —uno de cada cuatro encuestados— son antiinstitucionales, aunque en menor medida que los del grupo primero, aunque la
mayoría lo son más por distanciamiento vital, desinterés y ninguneo del papel de
las instituciones que por distancia crítica o ideológica, aunque entre ellos hay un
subgrupo (alrededor del 15 o 20 por ciento) bastante ideologizado. Pero la
inmensa mayoría entre ellos no justifica prácticas violentas en la manifestación de
su rechazo institucional.
Son, después de los jóvenes del grupo 1., los que menos contentos dicen estar
con la vida que llevan. El lugar de socialización por excelencia para ellos lo
encuentran entre los amigos. Presentan muy escasos valores en los parámetros
de la religiosidad católica, pero no así en las modalidades pseudorrelígiosas
(horóscopos, videntes, etc.), donde siguen la media e incluso la superan
ligeramente, así como en los nuevos movimientos religiosos.
Máximos bebedores de alcohol los fines de semana, también consumen más
drogas ilegales que la media poblacional. Es, junto al grupo anteriormente
presentado, el grupo 4, el otro modelo dominante en esta sociedad de fin de siglo.
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Ø ¿Te sientes identificad@ con alguno de los tipos de jóvenes presentados?
Ø Si Jesús hubiera nacido en nuestro tiempo ¿de qué grupos crees que hubiera elegido
a sus discípulos?
Ø ¿Qué podemos aportar a/aprender de los grupos de jóvenes descritos?
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