Formación profesional en el Perú: Para pensar, para actuar

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Formación profesional en el Perú: Para pensar, para actuar
Por estos meses, la publicidad de las universidades que aparece en prensa escrita, radio,
televisión y medios digitales, intenta ganar a los adolescentes y jóvenes que han
egresado de los colegios públicos y privados. Al haber culminado los doce años
escolares, este grupo se encuentra en la encrucijada de hacia dónde ir y qué estudiar
para asegurar el futuro.
Se ofrece Psicología, Arquitectura, Educación, Psicología, Comunicación, Derecho,
Ingeniería (Civil, de Minas, Ambiental, Mecánico-Eléctrica, de Sistemas, Mecatrónica,
Zootecnia, entre otras), Administración, Medicina, Economía, Contabilidad,
Enfermería, Hotelería y Turismo, Estomatología, Nutrición Humana, Obstetricia,
Tecnología Médica, Arquitectura, Farmacia, Bioquímica, Ciencias Físicas, Ciencias
Matemáticas, y un abanico de posibilidades en las cerca de 140 universidades que
existen en el país.
Sin embargo, llama la atención que frente a las posibilidades que se ofertan, la mirada a
las estadísticas de los jóvenes que egresan de las universidades con respecto al empleo,
ofrezca un panorama distinto respecto a “las carreras laborales del momento”.
Un estudio del Instituto Peruano de Evaluación, Acreditación, y Certificación de la
Calidad de la Educación Básica, difundido el 2012, señaló que la formación profesional
en el Perú sigue divorciada de las exigencias del mercado laboral.
Según el documento, la formación profesional se encuentra muy lejana de los
requerimientos de las empresas y la industria en general, lo que se agrava con los
problemas que la educación básica regular presenta y se mantiene o agudiza en el
tránsito a la educación superior
La formación profesional desconectada del mercado laboral condena a los profesionales
al desempleo o, más frecuente aún, a realizar actividades ajenas a las de su profesión.
Así tenemos abogados que no encuentran trabajo y que hoy se ven obligados a estudiar
maestrías en otras áreas no relacionadas con el campo de la ley es un simple ejemplo de
lo que está pasando con esta profesión, una de las más saturadas. Lo mismo pasa con las
carreras de economía, enfermería, contabilidad, por mencionar algunas de las más
preferidas por los jóvenes, pero que a la larga no son las que les aseguran el futuro.
Si bien es cierto, la vocación es esencial en la elección de una carrera profesional, hay
factores que ese joven y adolescente deben tomar en cuenta, al igual que los padres de
familia, en su rol orientador. Si las carreras más saturadas empezaran a ser menos
demandadas, habría una luz de solución para el problema que afecta a los profesionales.
Para los especialistas, hay nuevos espacios para impulsar un futuro de éxito personal de
los jóvenes, en el Perú se debe valorar las tendencias de acuerdo a las actividades
económicas que más inversión e interés generan, y que no solo le demandan un trabajo
seguro al profesional, sino una buena remuneración en cuanto no hay mucha
competencia.
El sector minero, por ejemplo, plantea un futuro prometedor para especialistas técnicos
y profesionales en ingeniería de minas, metalurgia, mecánica eléctrica, salud e higiene
ambiental, antropología y arqueología.
El sector construcción que hoy se ve en apogeo gracias al boom inmobiliario, plantea la
necesidad de ingenieros civiles, de proyectos, de transporte, sanitarios, topógrafos,
arquitectos, etc.
El sector turismo que empieza a potenciarse en zonas como Piura a través de la
identificación de rutas que hoy intentan diversificar la oferta para el turismo, más allá
del ocio que ofrecen las playas, genera la necesidad de mirar la oferta de profesionales
en hotelería y turismo, gastronomía, guía oficial de turismo, piloto comercial, por
mencionar algunas profesiones.
También se menciona la importancia del sector gastronómico en el país, así como la
oferta en el sector textil, en los hidrocarburos, el sector pesquero y las
telecomunicaciones.
Solo en el caso de Piura, tendríamos que pensar en el futuro que ofrecerá la
Modernización de la Refinería de Talara, lo que debe llevar a que tanto universidades
como institutos de la región enfoquen su oferta profesional hacia lo que la misma región
va a requerir.
Se requiere además, apoyar a los profesionales ya formados en la especialización para
estas carreras que frece la región y que por ahora ha generado que a Piura lleguen
especialistas de otros países como Brasil, Yugoslavia, entre otros, para promover que la
necesidad profesional se cubra con los piuranos.
En este momento, cuando en el país se trabaja en la Certificación y la Calidad de la
Educación Superior, a través de la evaluación que realizan entidades como el Sistema
Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa
(SINEACE) y el Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de
la Educación Superior Universitaria (CONEAU), sería importante que se replanteara la
oferta universitaria y encontrar un nuevo modelo de Formación Profesional que
responda a las nuevas exigencias y retos de la formación de profesionales.
Queremos formar profesionales que de verdad puedan contribuir a mejorar la sociedad,
con su desempeño real en los sectores y actividades para los que la región y el país los
necesita.
Como universidad, esa idea es la que debemos promover en el afán por brindarle a la
sociedad un profesional que en serio le ayude a hacer frente a los cambios que se
presentan. Las carreras laborales de gran demanda necesitan estar acorde con la
realidad. Hacia ese camino debemos enrumbarnos. Eso es calidad y excelencia
universitaria en bien de la comunidad.
Ing. Doris Estela Chinga Nolasco.
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