Por el hayedo de Urkabustaiz

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IBILBIDEAK RECORRIDOS
Por el hayedo de Urkabustaiz
texto Alejandro Cantero, Ingeniero de Montes, IKT
fotografías IKT
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Los hayedos más
densos y altos se
ubican en las laderas de mayor pendiente y con peor
accesibilidad.
Hay una parte del hayedo de Altube poco conocida, la
que se ubica al oeste de la autopista, en el nexo de
unión de dos comarcas, Estribaciones del Gorbeia y
Cantábrica Alavesa, que según las parcelas de la red
Basonet resultan ser las que presentan suelos forestales
de mayor profundidad, con más de 60 cm de media.
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Aspecto general del hayedorobledal de Urkabustaiz.
Un poco de geografía
En 1994 fue declarado el Parque Natural de Gorbeia, dividido
entre Alava y Bizkaia. Con unas 20.000 hectáreas, es el Parque
más extenso del País Vasco, y al suroeste alberga uno de los
mayores hayedos del País Vasco: el hayedo de Altube. A diferencia del bosque más transitado, que asciende hacia la cumbre del Gorbeia, la parte del hayedo que vamos a recorrer no
alberga ninguna cumbre, sino que se ubica en un valle deshabitado y atravesado por el río Altube. Se compone de varios
montes públicos, propiedad de diversos pueblos del valle de
Urkabustaiz: Izarra, Beluntza, Gujuli-Ondona, Oiardo, Uzkiano,
Inoso y Unzá. Estamos en una tierra de quesos y de lobos.
Otra particularidad de este hayedo es que en gran parte de su
superficie resulta ser una mezcla de hayedo-robledal. Bajas
cotas, suelos profundos y abundancia de laderas de exposición
soleada favorecen la presencia del roble entre las hayas, y además el antiguo uso silvo-pastoral de este monte ha sido un factor determinante para la conservación de un gran número de
robles viejos.
Como tantos y tantos bosques alaveses, el hayedo-robledal de
Urkabustaiz ha conocido secularmente una intensa presión
humana. En las fotos aéreas antiguas puede apreciarse un bosque adehesado y cruzado por numerosos caminos carretiles.
Actualmente, apenas quedan cabezas de ganado en su interior
y la extracción de leña se reduce a suertes esporádicas. En
estas circunstancias, el haya se ha beneficiado, extendiendo su
regeneración y cerrando la cubierta arbórea, dado su crecimiento medio superior al de los robles.
Seguramente, el antiguo pastoreo de ganado porcino sería
también un factor que benefició la conservación del robledal, ya
que los cerdos hozan el suelo y favorecen la germinación de las
bellotas. Hoy vacas, ovejas y cerdos han sido reemplazados por
animales silvestres como corzos, ciervos o jabalíes, que
encuentran en el bosque de Altube un hábitat adecuado para
prosperar.
De la misma forma, las antiguas txabolas, ermitas y molinos
que había en el interior de este bosque han quedado reducidas
a ruinas. Pastores y carboneros se fueron hace años, cuando el
carbón de este monte dejó de emplearse en las ferrerías cantábricas y en la cercana de La Encontrada. Las únicas construcciones que encontraremos ahora en el monte son las relacionadas con el ferrocarril.
La intensa explotación de este hayedo-robledal queda patente
en la forma que presenta su arbolado adulto, en general de baja
altura media y muy ramoso. Son escasos los árboles con fustes largos y rectos, lo que denota el tradicional uso silvo-pastoral y las cortas llamadas de floreo -corta selectiva de los mejores fustes- sufridas en el pasado. Las diferencias con el colindante hayedo de Zuia son evidentes.
El itinerario
Se propone un recorrido lineal por el bosque de Urkabustaiz,
aunque el retorno al punto de partida resulta sencillo siguiendo
diversos caminos agrarios.
Se puede partir del aparcamiento del Alto del Túnel (cota 668),
próximo al salto de Gujuli. Desde el cercano mirador, si el causustrai 97
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Ejemplar de roble
viejo y ramoso
rodeado de hayas
más jóvenes y
vigorosas.
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Prácticas de aizkolaris en lo más
profundo del bosque.
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dal del agua lo permite, podremos disfrutar de la espectacular
caída del arroyo Gujuli y del atrevido puente del ferrocarril que
lo atraviesa. La vista esporádica de esta línea férrea, que une
Bilbao con Miranda de Ebro, será nuestra acompañante durante toda la travesía. La autopista A-68 no está lejos, como lo
prueba el monótono ruido que de allí procede.
Si optamos por avanzar un kilómetro más hacia el este, podremos comenzar a andar desde la misma entrada del antiguo
colegio de Izarra, hoy abandonado. En este caso, comenzaremos a descender en dirección norte por una pista forestal que
parte desde la misma entrada del colegio.
Así entraremos en el hayedo del monte Basaude, donde lo primero que encontramos es la sorprendente laguna de Lamiogin
(km 1,5; cota 589). Su nombre evoca la presencia de lamias,
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seres mitológicos ligados al agua y de apariencia femenina.
Esta laguna no se ubica en el fondo de un valle, sino a mitad de
ladera, por lo que aún hay que seguir descendiendo por la pista
forestal para llegar a la confluencia de dos ríos (km 4,5; cota
350): el Gujuli o Jaundia por el oeste y el Altube por el este,
limitando con el municipio de Zuia. En el cauce del citado arroyo Jaundia se conserva una extensa sauceda, probablemente
la más extensa del País Vasco.
Hemos llegado al punto más bajo del itinerario, ya que desde
aquí se aconseja comenzar el ascenso poco a poco dirigiéndonos hacia el oeste. Así atravesaremos el núcleo central de este
hayedo-robledal y bordearemos la Reserva Integral de Peña
Iñurbe. Cualquier camino que ascienda en dirección oeste
puede ser adecuado para ir llegando, no sin esfuerzo debido a
la pendiente, hasta las cercanías de la línea férrea. Diversas
sendas nos conducirán hacia la estación de Inoso-Oyardo, apeadero fantasma en mitad del monte. Sorprende ver la magnitud
de los edificios de la propia estación y de la construcción
anexa, donde podemos imaginar que se alojaban las antiguas
cuadrillas de trabajadores de mantenimiento de esta línea
férrea. Allí mismo se ubica también una subestación eléctrica,
alimentada por un impactante tendido que cruza en línea recta
el bosque de Altube.
Desde la estación, una pista con buen firme nos llevará hacia el
pueblo de Oiardo (km 8; cota 640), ya en la misma llanura que
el pueblo de Gujuli, que podremos alcanzar tras 2 km hacia el
sureste siguiendo diversos caminos rurales.
Hay que tener cuidado porque esta línea férrea cuenta con taludes altos y de fuertes pendientes, por lo que puede ser peli-
groso cruzarla por puntos inadecuados. Una vez alcanzada esta
vía de ferrocarril, las vistas que disfrutaremos compensarán el
esfuerzo del ascenso, ya que a nuestros pies aparecerá el silencioso bosque de Altube y al fondo apreciaremos la cumbre del
Gorbeia. Si el día es despejado, los pinares del valle de Ayala y
de Bizkaia se aprecian en el horizonte, hacia el norte.
Ya no divisaremos cuadrillas de leñadores furtivos, penetrando
en el monte a robar madera, ni apenas oiremos cencerros en
este bosque. Los montes alaveses están cambiando de fisonomía poco a poco como consecuencia del abandono, acumulando existencias maderables y beneficiándose ciertas especies forestales frente a otras, pero desconocemos las consecuencias finales de este proceso. Futuros Inventarios
Forestales irán cuantificando este proceso.
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