El me´dico como testigo-perito: de la citacio´n a la testificacio´n en el

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Med Clin (Barc). 2011;137(10):464–467
www.elsevier.es/medicinaclinica
Artı́culo especial
El médico como testigo-perito: de la citación a la testificación en el juicio
The doctor as an expert witness: From the subpoena to the testimony in trial
Miguel Ángel Soria Verde a,*, Joaquim Escuder Planxart b,
Inmaculada Armadans Tremolosa a y Juan Antonio Cobo Plana c
a
Facultad de Psicologı´a, Universidad de Barcelona, Barcelona, España
Escuela de Práctica Jurı´dica del Ilustre Colegio de Abogados de Sabadell, Sabadell, España
c
Instituto Medicina Legal Aragón, Zaragoza, España
b
I N F O R M A C I Ó N D E L A R T Í C U L O
Historia del artı´culo:
Recibido el 14 de marzo de 2010
Aceptado el 6 de abril de 2010
On-line el 18 de junio de 2010
Introducción
El médico, en cualquiera de los procedimientos judiciales,
puede aparecer como parte demandante o demandado, querellante
o querellado.
Además de ser parte, también, como a cualquier otra persona, se
lo puede llamar a juicio como testigo por su posible conocimiento
directo de hechos relevantes para el procedimiento, para testificar,
por ejemplo, sobre un accidente de circulación presenciado.
Asimismo, como cualquier otro profesional, también puede ser
perito debido a sus conocimientos y a su cualificación técnica
respecto a aquellos aspectos cientı́ficos considerados importantes
para el procedimiento y recibir el encargo de un informe por una o
varias partes de un procedimiento o por elección cuando forma
parte de una lista de posibles peritos.
Sin embargo, existe una última posibilidad más controvertida y
de mayor dificultad en su determinación exacta para el médico: es
la citación judicial en calidad de testigo-perito. Tal y como
establece el Art. 370.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC)
«cuando el testigo posea conocimientos cientı́ficos [. . .] sobre la
materia a que se refieran los hechos del interrogatorio, el tribunal
admitirá las manifestaciones que en virtud de dichos conocimientos agregue el testigo a sus respuestas sobre los hechos». Uno
de los casos más habituales consiste en que lo llamen cuando ha
estado tratando a una persona accidentada por un accidente de
tráfico.
* Autor para correspondencia.
Correo electrónico: [email protected] (M.A. Soria Verde).
Frente a esta última posibilidad surgen no pocos problemas en
la práctica diaria. Si bien existen publicaciones sobre la documentación médica y su cumplimentación o la participación del médico
en actos judiciales como perito o acusado, es muy escasa la relativa
a su participación como testigo-perito en procedimientos judiciales. Este será el núcleo de esta publicación, el camino del médico en
el procedimiento judicial como testigo-perito.
El médico considera que la colaboración con la justicia altera
profundamente su quehacer profesional. Provoca la suspensión de
visitas, aplazamientos de intervenciones o exige la sustitución en
urgencias. En general, percibe esta situación como ajena, impuesta
e innecesaria, sino contradictoria con su función profesional
habitual.
En general, los médicos no están habituados a intervenir en
juicios bajo esta figura de testigo-perito y, por esto, se pueden
convertir en experiencias agobiantes y contradictorias para el
profano. Para evitar esta situación, es fundamental conocer el
proceso judicial y los derechos que asisten al médico en sus
citaciones judiciales como testigo. A tal fin analizaremos el proceso
que transcurre desde la citación judicial hasta la celebración del
juicio y su testificación final en este, cómo lo puede afectar
legalmente y los riesgos jurı́dicos.
Antes de la primera experiencia judicial, esta no se suele
considerar como un ámbito que exija formación y dominio, pero
tras esta se percibe lo estresante de la situación, los riesgos que
conlleva el desconocimiento del proceso, un grave desasosiego
al haber cuestionado los profesionales juristas aspectos básicos
de su actuación profesional y una consciencia clara de
desconocimiento sobre los principios básicos y los estándares
que guı́an la presentación de la prueba médica en la sala de
justicia1.
0025-7753/$ – see front matter ß 2010 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados.
doi:10.1016/j.medcli.2010.04.012
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Finalmente, se facilitarán el conocimiento necesario y las pautas
esenciales para que el profesional médico llamado como testigoperito conozca los principales pasos de ese camino que va a
recorrer y posea unas referencias básicas para moverse en este
mundo tan diferente del suyo, pero en el que, inevitable y
positivamente, tiene mucho que aportar.
Reflexiones iniciales
En primer lugar, debemos decir que la actuación de la
administración de justicia es un lugar inevitable para las personas
cuando deben enfrentar los problemas de las relaciones con las
personas, con las organizaciones, con las empresas, etc., ası́ como la
actuación sanitaria y asistencial lo pueda ser en la salud de ese
individuo.
Los procedimientos judiciales no solo son importantes, sino que
además muchos de ellos tienen un núcleo de base médica. El
incremento de procesos judiciales para resolver conflictos sociales
implica una creciente demanda de los profesionales médicos por
parte del sistema judicial en distintos órdenes jurı́dicos: penales,
civiles y laborales, entre otros. Ası́, por ejemplo, observamos cómo
la tasa de juicios en causas civiles pasa de 2,65 a 3,38 por 100
habitantes desde el año 2006 hasta el año 20082. Esto nos indica
que muchas personas tienen problemas de salud susceptibles de
valorarse en un procedimiento judicial.
Una vez planteado un procedimiento judicial, como en el caso
de un problema de salud, se requiere de un profesional, juez,
magistrado o tribunal, para que aplique un conocimiento, las
fuentes del Derecho, al caso planteado y, para conseguir los datos
necesarios, existe un proceso/procedimiento judicial sujeto a unas
normas procesales determinadas. Mediante este, las personas
afectadas o las partes del procedimiento intentan aportar el
máximo de datos posibles que apoyen su objetivo y sirvan para que
el juez, el magistrado o el tribunal alcancen un diagnóstico final o
una sentencia. Posteriormente, las personas inmersas en ese
procedimiento y sobre las que se ha dictado sentencia (primera
instancia), partes del procedimiento, podrán comunicar su
desacuerdo y subir un escalón (segunda instancia) para su
confirmación o cambio del diagnóstico-sentencia realizado.
Finalmente, se lleva a cabo el tratamiento o, en el caso de la
justicia, la ejecución de la sentencia.
Este recorrido se parece mucho a una respuesta sanitaria, pero
utiliza unos métodos y unos procedimientos/reglas procesales que
le son especı́ficos. Los más importantes son los siguientes:
El profesional sanitario toma la decisión sanitaria, pero el
procedimiento judicial es responsabilidad de un órgano diferente. Principio del «carácter exclusivo de la función jurisdiccional».
Para que los jueces puedan concluir en un diagnóstico-sentencia,
se requiere «el principio de inmediación»: deben acercarse a la
realidad sucedida y a las consecuencias provocadas y percibir lo
sucedido a través de las personas allı́ presentes (testigos) e
informarse de los datos y los conocimientos necesarios a través
de los técnicos cualificados (peritos).
Los testigos, por su posible conocimiento directo de hechos
relevantes para el procedimiento, son insustituibles.
Si el testigo posee un conocimiento cientı́fico de esa realidad, el
juez, el magistrado o el tribunal podrán acercarse a esos datos
directos como profesional. Un testigo-perito tampoco es
sustituible.
Testigo y testigo-perito son 2 colaboradores obligados a cooperar
por ley con el aporte de su conocimiento sobre los hechos.
El rol del médico como testigo o testigo-perito, en la declaración
judicial no podrá auxiliarse de notas apuntes o documentos
emitidos, excepto si le es permitido o solicitado expresamente
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por los interrogadores. No podrá emitir opiniones sobre la
información recogida ni tampoco incluir o utilizar datos
procedentes de otras fuentes de información ajenas a su acto
médico3.
Dos son las diferencias principales entre los peritos y los
testigos-peritos. Los primeros aportan un conocimiento genérico al
procedimiento en cualquier aspecto sobre el que se les pregunte, y
se les exige un conocimiento amplio de la estructura legal en la que
se están moviendo. En cambio, a los testigos-peritos solo se le exige
un conocimiento sobre aquello que conocen directamente por su
contacto directo con el paciente y por la ciencia médica aplicada o
que piensen aplicar.
Asimismo, se llama al perito por su cualificación técnica y no
por su conocimiento directo de los hechos, como es el caso del
testigo-perito.
En consecuencia, el testigo-perito no puede ser el perito por la
gran separación que existe entre ambos en conocimientos,
métodos y objetivos, ası́ como por la eventual incompatibilidad
ética entre la actividad asistencial y la pericia sobre un mismo
individuo. El médico asistencial está condicionado por una mayor
contaminación que un perito: el interés personal del evaluado o el
tratado4.
Camino desde la citación a la testifical
Una vez situados en la posibilidad de que a todo médico, como
cualquier otra persona, se lo puede llamar como testigo por su
conocimiento directo de unos hechos o unos datos determinados y,
como cualquier otro profesional, además se lo pueda llamar como
testigo-perito por el conocimiento cualificado que posee a través
del contacto directo con un hecho susceptible de actuación médica,
vamos a recorrer el camino que seguirá dentro del procedimiento.
Razón inicial
Se solicitará su asistencia judicial en calidad de testigo por su
relación profesional, privada o pública, con pacientes y por la
relevancia en determinados aspectos del procedimiento judicial
iniciado.
Más allá de la especialidad de la Psiquiatrı́a, tradicionalmente
relacionada con el sistema judicial5,6 con sus valoraciones acerca
del estado mental del acusado o la vı́ctima, el tratamiento
realizado, las dependencias a drogas u otros aspectos, observamos
cómo progresivamente otros ámbitos profesionales médicos se
suman a esta colaboración judicial, por ejemplo, la Pediatrı́a (abuso
sexual y maltrato infantil), las urgencias hospitalarias (violencia
doméstica y agresiones sexuales) o la Traumatologı́a (accidentes
de tráfico).
Comienzo del camino
A todo médico se le puede solicitar colaborar con la justicia
cuando se considere necesario. Sin embargo, su participación
efectiva solo puede iniciarse a partir de la recepción de una citación
judicial escrita realizada por el juez motu proprio o como
consecuencia de una petición especı́fica procedente de las partes
implicadas en el proceso judicial que buscan la aportación de datos
directos al procedimiento e interesan a sus objetivos.
Una vez que el juez o el tribunal autoricen la citación y la
declaración posterior del médico en el juicio, este tiene la
obligación «inexcusable» de asistir a la llamada judicial, sea cual
sea el tipo de procedimiento o la jurisdicción en que se lleve el
asunto (civil, penal, laboral u otros). La incomparecencia está
sancionada por la ley y la contumacia en la inasistencia en un
procedimiento de la jurisdicción penal puede llegar a la detención e
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incluso a la apertura de diligencias penales por obstrucción a la
justicia.
Cédula de citación judicial
La cédula de citación judicial siempre será aquel documento
escrito que el médico recibirá del juzgado para comparecer al
juicio. De forma obligada contiene la siguiente información:
juzgado o instancia judicial donde debe asistir a juicio; lugar, dı́a y
hora de comparecencia a juicio; rol jurı́dico del médico, en nuestro
caso testigo o testigo-perito; apercibimiento de inasistencia,
sanción impuesta y cuantı́a económica si no acude a declarar sin
alegar motivo fehaciente; fecha de citación; nombre de la persona
citada, especı́ficamente el médico o bien a través de la institución
para la que trabaja, y sello y firma del secretario judicial (su
ausencia invalidarı́a el documento).
Cuando en este documento no aparezca la información
necesaria para conocer el objeto de su declaración, existan errores
o una imposibilidad de cumplimentar lo allı́ solicitado, el médico
deberá enterarse por sı́ mismo en el momento de la declaración en
el juicio. En caso de no recordar nada de lo acontecido, será un
problema de la parte que ha pedido su declaración y no suyo.
Cambio sorpresivo de testigo a testigo-perito
Se produce, básicamente, cuando en un procedimiento, en
cualquier jurisdicción, se cita al médico a declarar en un juicio en
calidad de testigo sin que ningún abogado o paciente lo haya
advertido previamente de ello.
El testigo, por su definición jurı́dica, es una persona observadora
de un hecho o poseedora de un conocimiento directo o por terceras
personas de este, en este último caso cuando no pueden declarar,
por ejemplo, al haber fallecido.
Por tanto, de acuerdo con la citación judicial recibida, no debe
relacionarse siempre con un asunto sobre el que el médico ha
intervenido profesionalmente de forma directa, sino simplemente
sobre unos determinados hechos de los cuales puede disponer de
información, por ejemplo, la actuación de un compañero suyo.
En efecto, cualquier documento emitido en relación con el
estado de salud de una persona, o bien simplemente mediante la
acreditación de su intervención profesional con un paciente, puede
utilizarse en cualquier proceso judicial para la defensa de los
intereses de la parte que pide su testificación en el juicio.
El médico citado por los actos profesionales realizados puede
ver transformado su rol de testigo al de testigo cualificado o «testigoperito» durante su declaración. Una vez allı́, mientras declara como
testigo de circunstancias que rodearon su intervención como
médico, puede que el juez admita su declaración profesional acerca
de cualquier circunstancia relativa a su conocimiento como
médico, no ya de la propia intervención realizada, sino también
de aquellas consecuencias que pudieron derivarse de esta.
Bajo esta forma de actuación, no es inhabitual que se trate de una
práctica procesal inadecuada de búsqueda de una pericia encubierta; se suele intentar conseguir una pericia pero sin «el coste
económico» de esta, sin seguir tampoco las normas procesales que
las rigen y, fundamentalmente, sin la «calidad» del perito nombrado
a tal fin que, como hemos dicho, posee otros conocimientos, otros
métodos y otra estructura, adaptado todo esto a un objetivo
diferente del traslado del contenido testifical-cualificado/pericia.
Ante una citación sorpresiva, teniendo en cuenta y cumpliendo
sus obligaciones como testigo, el médico, ya como testigo-perito,
deberá contestar a todo lo recordado sobre los hechos que se le
pregunten, pero puede excusarse con respecto al resto de las
cuestiones suscitadas en el interrogatorio que requieran una
elaboración o una traslación a otros ámbitos de la ciencia médica o
al médico legal al ser estas una misión del perito.
Respuesta del médico frente a una citación judicial
Antes de responder a una citación judicial, el médico debe tener
en cuenta los siguientes condicionantes: primera, el derecho de
acceso a la información judicial; el médico no puede solicitar la
lectura del resto de la documentación, clı́nica o no, obrante en el
expediente judicial, pero sı́ una revisión de aquellas elaboradas o
aportadas por él mismo, antes o durante el juicio. Segunda, el
grado de conocimiento profesional y de recuerdo del caso; como
puede tratarse desde un acto médico puntual de urgencias hasta
un paciente tratado bajo su supervisión directa durante años, es
posible que el médico recuerde o no los datos relativos a la
actuación sanitaria realizada, por esto es aconsejable revisar toda
la documentación de su actuación para poder contestar a
cualquier detalle solicitado sobre lo actuado por él en ese
momento.
Documentación disponible para la declaración judicial
El médico podrá acudir a juicio con aquella información/
documentación necesaria o auxiliar que considere oportuna,
sabiendo que el juez podrá demandarla si la considera necesaria
para el buen proveer de la sala. Esto suele producirse especialmente
cuando se desconoce la existencia de esta o bien cuando se ha
ocultado parcialmente su existencia por la parte que ha
demandado la asistencia del médico por resultarle esa parte
contraproducente con sus intereses.
Tres tipos de documentos médicos podrán utilizarse en el
sistema judicial7: parte médico, certificado médico e informes
médicos.
La cumplimentación de estos es obligatoria y existe responsabilidad en su falseamiento o su denegación de cumplimentación.
Un caso especial es la solicitud de la historia clı́nica original del
paciente; solo el juez podrá demandarla directamente.
La documentación emitida por el médico no es en sı́ misma una
prueba judicial, por esto se lo interrogará en profundidad sobre la
información allı́ existente.
Causas de falta de comparecencia en el juicio
El juez podrá rechazar o evitar el testimonio personal del
médico, siempre a instancia de la parte que lo propuso o porque se
produzcan factores que alteren sustancialmente su imparcialidad,
ya sea en el momento de proponerlo como prueba judicial o bien
durante la misma declaración al interrogarlo.
No obstante, las causas más comunes de no testificar son de tipo
jurı́dico-procesal. Por esto, el médico deberá esperar hasta el inicio
del juicio para conocer definitivamente si declara o no en juicio: la
parte que ha propuesto su declaración puede retirar esta prueba
por considerarla innecesaria o contradictoria con sus intereses, se
puede alcanzar un acuerdo que resuelve el conflicto entre las
partes o todas ellas pueden aceptar el contenido de la prueba y, en
consecuencia, no considerar necesario el testimonio oral del
médico, ası́ como tampoco el juez.
Testimonio médico
Cuando se trata de un procedimiento penal, el médico-testigo
declarará en la fase de instrucción como una prueba más recogida
para conocer si se acusará o no definitivamente a una persona. Se le
interrogará sobre aspectos puntuales de su acto médico, sin el
formalismo del juicio posterior en la sala, y se realizará
habitualmente en la secretarı́a del juzgado o en sus dependencias.
Cuando el ámbito que demanda su testificación cualificada sea
civil, al médico solo se lo interrogará y deberá declarar en el juicio
oral.
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Tabla 1
Diferencias entre los roles del médico como testigo y perito
Objetivo de la valoración practicada
Relación con la causa judicial
Uso de documentación
Contenido de la declaración
Exigencia de conocimientos
Obligación de nombramiento judicial oficial antes del acto médico
Evaluación judicial de la experiencia médica
Justificación en la sentencia de la valoración judicial
Estructura del informe
Interrogatorio
Una vez que ha entrado en la sala de vistas, los distintos
operadores jurı́dicos que participan en el juicio podrán interrogar
al médico.
Todo interrogatorio en la sala de juicios seguirá los principios
establecidos en los procedimientos judiciales establecidos, penales
o civiles. Podemos observar el siguiente proceso8,9: apertura por
parte del juez o el presidente del tribunal, interrogatorio de la parte
que ha propuesto la testificación del médico e interrogatorio
judicial.
Si bien un médico, por su imparcialidad, ni gana ni pierde en el
juicio donde participa, sı́ debe disponer de recursos suficientes
para lograr transmitir sus conocimientos y su visión sobre su
actuación médica. Para esto existen distintos recursos susceptibles
de que el médico utilice para controlar el interrogatorio al que se lo
somete en la sala con la finalidad de mejorar su declaración10,11. A
continuación enumeraremos los 10 recursos que consideramos
más importantes: dominar el proceso, manejar la conducta verbal
y no verbal, no excitarse ni relajarse excesivamente, solicitar
precisión en la pregunta, pedir ayuda al juez, solicitar uso del
idioma materno, escuchar las preguntas y no dejarse interrumpir.
Testigo
Perito
Clı́nica-tratamiento
Falta de competencia profesional
Propia
Descripción de hechos observados
Acto médico realizado
No
No
No
Clı́nico
Jurı́dico-forense
Competencia profesional
Disponible en la causa
Opiniones/interpretaciones
Acto pericial solicitado
Sı́
Sı́
Sı́
Pericial
estudios previos12. De ellos, hemos integrado y sintetizado los
principales en la tabla 1.
En conclusión, hemos aportado la estructura básica que guı́a la
presentación de una prueba médica en la sala de justicia. El médico,
al disponer de la información esencial sobre el procedimiento
judicial, podrá garantizar el desempeño exacto del rol jurı́dico de
testigo-perito encomendado, será capaz de manejar las situaciones
de tensión inducidas durante el interrogatorio en la sala,
comprenderá la relevancia de los procesos judiciales que subyacen
a su participación judicial y, en el fondo, redundará en el mejor
desempeño de un ámbito nuevo, pero inherente a su práctica
profesional, aquella relacionada con el sistema judicial, fruto que
puede conllevar la realización de todo acto médico.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Agradecimientos
A Juan Miguel Domı́nguez Ventura. Despacho Domı́nguez
Ventura Abogados Asociados.
Derechos y sanciones
Bibliografı́a
Los médicos citados en calidad de testigos que acudan al
juzgado, al margen de su comparecencia final o no a la sala de
vistas, tendrán derecho a percibir una indemnización económica
por los gastos causados relativos a dietas o a gastos de
desplazamiento, estos se solicitan a la secretarı́a del juzgado en
el que se ha comparecido.
Cuando debe declararse fuera del partido judicial donde se
desarrolla su actividad profesional, por ejemplo otra provincia,
podrá solicitar en el momento de su citación que la testificación se
realice mediante videoconferencia desde el juzgado de su partido.
Acudir a juicio es obligado y su incumplimiento implicarı́a una
sanción, previa audiencia de 5 dı́as, de 180–600 euros.
El desarrollo inadecuado de su rol jurı́dico en lo relativo al acto
médico realizado, como pueden ser errores cometidos durante este
o durante el propio acto declarativo realizado en la sala de juicio,
puede provocar la apertura de un expediente judicial en calidad de
acusado al encontrarse bajo juramento/promesa de decir la verdad.
Para evitar los problemas derivados de la confusión entre los
roles de testigo y perito se han indicado algunos de ellos en algunos
1. Fish R, Ehrhardt M. The standard of care. J Emerg Med. 1994;12:545–52.
2. Centre d’Estudis Jurı́dics i Formació Especialitzada. Jornada tercer entregable
del Llibre Blanc de Mediació. Econometrı́a. Barcelona: Generalitat de Catalunya;
2009.
3. Marchena M. De peritos, cuasiperitos y pseudoperitos. Poder Judicial.
1995;39:233–52.
4. Consejo General de Colegios Médicos. Código de Ética y Deontologı́a Médica, 1999
[consultado 6/12/2009]. Disponible en: http://www.cgcom.org/pdf/Codigo.pdf.
5. Bernstein BE, Hartsell T. The portable guide to testifying in court for mental
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6. Reid WH. Forensic work and nonforensic clinicians. Part III: Testifying in court. J
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7. Estarellas-Roca A, Anaya-Montero L, Miró-Garcı́a F, Garcı́a-Sayago F. Importancia de la documentación clı́nica para la administración de justicia. Med Clin
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8. Soria Verde MA. Psicologı́a y práctica jurı́dica. Barcelona: Ariel Derecho; 1998.
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11. Prieto A, Sobral J. Impacto persuasivo del testimonio seguro e inseguro: dos
caras del mismo fenómeno? Psicothema. 2003;2:167–71.
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tribunales. Med Clin (Barc). 2008;130:536–41.
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