220-13776 DEL 13 del Marzo de 20

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220-13776 DEL 13 del Marzo de 2007
Ref:
Regulación normativa en materia de liquidación privada y liquidación obligatoria- Procedimiento
para reclamar los créditos.
En atención a su solicitud radicada con el No. 207-01-016297, me permito a continuación efectuar las consideraciones
de orden jurídico que en el mismo orden resuelven los interrogantes por Ud. planteados, no sin antes poner de
presente que de conformidad con el artículo 25 del C.C.A. este pronunciamiento es de carácter general y abstracto y
como tal, no tiene efectos vinculantes, ni compromete la responsabilidad de la Entidad, en tanto se limita a traer en
lo pertinente la doctrina de la misma en las materias de su competencia, la que se fundamenta entre otros en los
conceptos contenidos en los Oficios 220-31816, abril 22 de 1999 y 220-39207 junio 8 de 2000, que pueden
consultarse en la P. WEB: www.supersociedades.gov.co
1.
Proceso de disolución y liquidación privada – Procedimiento para la reclamación de créditos por
parte de los acreedores.
“ Cuando se está en presencia de una liquidación privada (regulada por los artículos 218 y SS. del Código de Comercio)
los acreedores no están en la obligación de hacerse parte para obtener el pago de la deuda, ni se les exige un plazo
para hacerse parte; desde luego que sí no aparece en la relación de activos sociales pues seguramente se tornará en
un proceso litigioso el probar la existencia de la acreencia, lo que obligaría al liquidador a tener dicho crédito como
litigioso y a efectuar la reserva exigida (artículo 245 C.Co). Así que pueden hacerse parte durante cualquier etapa del
proceso liquidatorio, naturalmente con el riesgo de perder su preferencia no por extemporáneo, sino porque haya
comenzado el pago de otros créditos.
b. Cuál es la forma en que los acreedores deben hacer valer sus créditos?
A diferencia de la liquidación obligatoria, los acreedores no requieren hacerse parte en el proceso de liquidación del
patrimonio, pues la obligación del liquidador es realizar el activo social con el objeto de pagar el pasivo externo de la
compañía de conformidad con el inventario elaborado para tal efecto; inventario en el cual deben estar detallados
cada uno de los pasivos de la sociedad.”
(… )
“ La obligación del liquidador de pagar la totalidad del pasivo externo, no se excusa en el hecho de no hacerse
presente el acreedor, especialmente cuando la ley ha previsto mecanismos idóneos para el pago de obligaciones en
el evento que el acreedor no puede o no quiere recibir la solución a su acreencia (artículo 420 C.P.C en concordancia
con los artículos 1658 y s.s. del Código Civil).
Qué sucede con las acreencias que no se hicieron valer y de las cuales la sociedad no tiene conocimiento?
Si no se encuentran previstas en la contabilidad de la compañía pues seguramente habrán de entablarse las acciones
judiciales pertinentes lo cual conduciría a actuar de conformidad con el artículo 244 ya citado.”
2.
Normatividad que regula el proceso de “ liquidación obligatoria” – Procedimiento para la
reclamación de créditos por parte de los acreedores.
Con la expedición de la Ley 222 de 1995- artículos 89 y SS- (modificada por la Ley 550 de 1999 y luego por la Ley
1116 de 2006, que salvo los supuestos previstos en el artículo 126 ibidem, entrará a regir el 27 de junio próximo) se
expidió entre otros un nuevo régimen de procesos concursales, se recogió una serie de principios que gobiernan dicho
trámite, entre ellos el llamado par conditio omnium creditorum, según el cual todos los acreedores del deudor admitido
o convocado a un trámite concursal, concurren a éste en igualdad de derechos, oportunidades, cargas y deberes
(sustanciales y procesales), obteniendo de parte de la ley y del Juez del concurso, igual tratamiento como garantía
de sus intereses particulares, sin perjuicio, claro está, de que se detente alguna de las causas legales de preferencia,
conforme a lo establecido en los artículos 2493 y siguientes del Código Civil.
Como desarrollo de la referida máxima, el trámite concursal se caracteriza por la universalidad, que desde el punto
de vista subjetivo, implica el deber de todos los acreedores del deudor sin excepción alguna, de hacerse parte en el
proceso dentro del término fijado en la ley para el efecto, aportando siquiera prueba sumaria de la existencia del
crédito, no como una obligación en estricto sentido, sino como una carga procesal de cuyo accionar dependerá que el
crédito reclamado sea calificado, graduado y eventualmente pagado. De lo contrario, habrá de producirse la
consecuencia jurídica respectiva, esto es, la imposibilidad de exigir el cumplimiento de la obligación debida, por
cualquier otra vía jurídico-procesal, mientras se cumple la finalidad del trámite, pues, una vez admitido o convocado
el deudor al proceso concursal, en la modalidad de liquidación obligatoria, por virtud de su preferencia y del fuero de
atracción, no podrán promoverse ejecuciones singulares y particulares contra el deudor, y las ya iniciadas deberán
incorporarse al trámite liquidatorio.
En efecto, al tenor literal del artículo 158 de la referida ley, según el cual "a partir de la providencia del trámite
liquidatorio y hasta el vigésimo día siguiente al vencimiento del término de fijación del edicto, los acreedores, deberán
hacerse parte personalmente o por medio de apoderado, presentando prueba siquiera sumaria de la existencia de sus
créditos. (...)" se advierte, por una parte, que es el acreedor quien debe hacer la presentación de su crédito
personalmente o por medio de su apoderado y, por otra, que dicha presentación deberá realizarse dentro de un
término procesal perentorio e improrrogable, de suerte que si en contravención a lo allí dispuesto, se hace por quien
no tiene legitimación para hacerla o haciéndola quien sí la tiene por fuera del término de ley, en el primer caso se
tendrá por no presentado y en el segundo será extemporáneo, pero la consecuencia jurídica en ambos casos será la
misma: imposibilidad de perseguir su reconocimiento y pago por cualquier otra vía diferente, sin perjuicio, claro está,
de que una vez cancelado en su totalidad el pasivo externo señalado en la providencia de calificación y graduación de
créditos, puedan los titulares de créditos aún insolutos, perseguir y obtener su pago con cargo a los activos
remanentes de la masa de la liquidación, si los hubiere.
3. Regulación jurídica que aplica frente al paso de la liquidación privada a la liquidación obligatoriaprocedimiento para efectuar en tal caso la reclamación de créditos.
Aunque de manera excepcional, a la luz de las disposiciones legales pertinentes resulta viable el paso de la liquidación
privada al trámite de la liquidación obligatoria, toda vez que en el contexto de las normas invocadas, no existe regla
alguna que impida a una sociedad disuelta y en estado de liquidación acceder a la misma. Tampoco consagra la ley
para ese evento, la aplicación de ninguna regla especial, como sí la previó expresamente en el artículo 158 ídem,
para el caso de la liquidación obligatoria iniciada como consecuencia del fracaso o incumplimiento del concordato, en
cuyo caso estableció que “ los acreedores reconocidos y admitidos en él, se entenderán presentados en tiempo en el
tramite liquidatorio… Los acreedores extemporáneos en el concordato, deberán hacerse parte en el trámite
liquidatorio, en la oportunidad prevista en el inciso anterior” .
Es así que en los demás casos, el proceso concursal habrá de surtirse para todos los efectos con sujeción estricta a
los principios generales que gobiernan la liquidación obligatoria, incluida la obligación para todos los acreedores de
hacerse parte en la oportunidad legal, abstracción hecha de las actuaciones realizadas durante la liquidación privada
que antes estuviere adelantando la sociedad.
A ese propósito es de resaltar que el procedimiento de liquidación voluntaria no ha sido concebido por el legislador
como un mecanismo enderezado a solucionar los problemas derivados de una cesación de pagos, sino que surge
como consecuencia de la configuración de una cualquiera de las causales generales o especificas que disolución que
establece el legislador.
“ Ni que los pasivos sean superiores a los activos, ni que el liquidador se vea obligado a venderlos por debajo del
avalúo inicialmente registrado en el inventario, es causal de mudar la condición de liquidación privada a obligatoria,
ya que de conformidad con el artículo 150 de la Ley 222 de 1995, este trámite se abrirá, por decisión de la
Superintendencia de Sociedades de oficio o como consecuencia de la solicitud de apertura de un proceso concursal;
por terminación del trámite concordatario ante la falta de acuerdo o incumplimiento; y 3, cuando el deudor se ausente
y haya abandonado sus negocios.
De hecho, la insuficiencia de activos fue una circunstancia que previó el legislador en el proceso de liquidación privada,
y seguramente fue la razón por la cual consagró en el artículo 243 C.Co, que de presentarse esta situación, los
liquidadores deben recaudar de los socios el faltante, siempre que se trate de una sociedad donde la responsabilidad
sea ilimitada, o la parte faltante que quepa dentro de los límites de la responsabilidad de los asociados, en caso
contrario. Desde luego, que si se trata por ejemplo de una sociedad anónima y el capital se encuentra íntegramente
pagado, habrá deudas que quedarán insolutas.
Lo anterior, sin perjuicio de las responsabilidades que le incumba a los liquidadores por negligencia en el cumplimiento
de sus deberes, por ejemplo por no proveer los mecanismos suficientes para vender los activos sociales por su valor
real. De cualquier forma el liquidador debe actuar con suma diligencia en beneficio de los acreedores sociales, que si
estiman quebrantado de alguna forma sus derechos podrán hacer responsables a los liquidadores por los perjuicios
ocasionados.
Ahora bien, puede ocurrir que la Superintendencia de Sociedades como consecuencia de una investigación a la
sociedad observe irregularidades en el proceso de liquidación que conculcan los derechos de los acreedores, y opte
por convocar a la sociedad a una liquidación obligatoria; o que se presenten grandes desaveniencias al interior de la
sociedad que la obligan a solicitar la aceptación al trámite concursal; sin embargo esta decisión ha de ser excepcional
frente al trámite privado que también está inspirado en la garantía de los derechos de terceros.”
En estas condiciones se da respuesta a la consulta formulada, reiterando que la misma tiene el alcance señalado en
el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.
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