Descontrol linfático

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linfoma | rx
El riesgo de sufrir un linfoma
es 1,4 veces mayor en los hombres
que en las mujeres
Linfoma
Descontrol
linfático
Originados en los glóbulos blancos llamados linfocitos,
los dos tipos de linfoma conocidos, de Hodgkin y no Hodgkin,
son siempre diagnosticados como malignos. Sin embargo,
los especialistas aseguran que con un tratamiento temprano
tienen un alto porcentaje de curación / Javier Graterol García
Más de 1.000 personas podrían ser diagnosticadas
con linfoma durante el año 2010 en Venezuela,
según estimaciones de la Asociación Venezolana
de Amigos con Linfoma. Definida como el cáncer del sistema linfático (que forma parte del
sistema inmunitario), esta enfermedad afecta
principalmente a los ganglios linfáticos y otros
tejidos linfoides del organismo. El linfoma se origina cuando los linfocitos -glóbulos blancos que
ayudan a combatir las infecciones- sufren una
modificación en la información genética que
controla su ritmo de reproducción y su tiempo
de vida.
Se conocen dos tipos de linfoma, el denominado linfoma de Hodgkin o enfermedad
de Hodgkin –nombre que recibe en honor al
médico británico Thomas Hodgkin, quien en
1832 describiera por primera vez la patología–,
27+SALUD
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y el no Hodgkin. “Ambos son clonales (toda la
descendencia de ese linfocito tendrá la misma afección genética molecular) y ambos son
malignos”, señala María Alejandra Torres, hematólogo y especialista en el área de hematooncología de la Clínica Santa Sofía.
Origen impreciso
Por un error en su ADN, los linfocitos proliferan
de manera descontrolada, se acumulan en los
ganglios linfáticos y “sustituyen el tejido normal por células malignas. El ganglio afectado
crece y se convierte en patológico”, explica Marisela Morales, hemato-oncólogo del Instituto
Vivir con linfoma
Diagnosticado con linfoma no Hodgkin hace cinco años,
Alexis Pérez, presidente de la Asociación Venezolana de Amigos
con Linfoma, afirma que “el paciente debe abstraerse
de la enfermedad y disfrutar el día a día, porque en todos
los casos, cuando la persona tiene la disposición de luchar
y no se deprime, el resultado del tratamiento es mejor”.
Para contribuir a mejorar su calidad de vida, los especialistas
enumeran algunas recomendaciones:
• Procurar ayuda psicológica, psiquiátrica y nutricional durante
los primeros días después del diagnóstico.
• Mantener una dieta y una vida sexual sanas.
• Reducir el consumo de vegetales crudos o frutas durante
los tratamientos de quimioterapia y radioterapia.
• Permanecer alejados de personas con procesos virales
infecciosos y cuidar la salud bucal.
28+SALUD
de Hematología y Oncología de la Universidad
Central de Venezuela.
Ese “batallón maligno” de glóbulos blancos
puede viajar por todo el cuerpo a través de los
vasos linfáticos y la enfermedad puede extenderse hasta el bazo, el hígado, el estómago o
cualquier otro órgano con tejido linfoide, invadirlo y alterar su funcionamiento. Sin embargo,
Torres precisa que la persona no está totalmente
inmunosuprimida, porque aunque es cierto que
las células cancerígenas causan daños en el sistema inmunitario y lo debilitan, las normales
continúan en su trabajo de defensa.
Si bien la Sociedad de Leucemia y Linfoma
de Estados Unidos (The Leukemia & Lymphoma
Society) indica que se desconocen las causas
que originan el linfoma, los especialistas consultados señalan que algunos factores podrían
facilitar su aparición: predisposición familiar a
enfermedades oncológicas, exposición a radiaciones ionizantes o químicos de fumigación y
procesos infecciosos de tipo viral, como el Virus
de Inmunodeficiencia Humana (VIH), asociado
a linfomas muy agresivos.
Comportamiento variable
Se calcula que aproximadamente 80% de las
personas diagnosticadas presenta el linfoma no
Hodgkin, mientras que el 20% restante padece
el de Hodgkin. Ambos tipos registran diferentes
variedades, que se distinguen en su histología:
cada anomalía tiene características particulares
en los tejidos de los ganglios linfáticos o de las
zonas afectadas. El comportamiento y la intensidad de los síntomas también varían. “Cuando el
patólogo nos dice el tipo de linfoma y la variedad
histológica, nosotros podemos predecir cómo se
va a comportar”, afirma Morales.
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• De Hodgkin. Agrupa cuatro variedades (con
predominio linfocitario, con esclerosis nodular,
con celularidad mixta y con depleción linfocitaria). Caracterizada porque siempre afecta una
zona específica de ganglios linfáticos, la enfermedad de Hodgkin se desarrolla en los linfocitos
B (glóbulos blancos responsables de producir anticuerpos). Se cree que si el virus de Epstein-Barr
–principal agente causante de la mononucleosis
aguda– queda latente en los ganglios luego de
una infección, puede hacer que los linfocitos B
se transformen en las células malignas de ReedSternberg, signo inequívoco de que la persona
tiene un linfoma de Hodgkin.
Torres precisa que generalmente se trata de
un linfoma de crecimiento lento e indoloro, “por
lo que el paciente suele tolerar la existencia de
algunas molestias por más tiempo de lo que lo
haría con un linfoma no Hodgkin”. Es más frecuente en personas con edades entre los 20 y los
40 años y en mayores de 60. En el peor de los estadios y con la variedad más agresiva, el linfoma de
Hodgkin tiene un potencial curativo que puede
llegar a 90%, indican los especialistas.
• No Hodgkin. Agrupa más de 30 variedades. El
linfoma no Hodgkin puede derivar de linfocitos o
células B o T. A diferencia del linfoma de Hodgkin,
que siempre se localiza en una zona específica de
ganglios linfáticos, el no Hodgkin puede también
originarse en otras zonas del cuerpo, de acuerdo
con el tipo de mutación que hayan sufrido los
linfocitos.
Se considera más grave que la enfermedad de
Hodgkin. “Las variedades más frecuentes son
más invasivas, se diseminan por el organismo
con mayor rapidez y, desde el punto de vista del
comportamiento clínico, provocan un mayor
deterioro del paciente”, advierte Torres. La inci-
Si bien varía de acuerdo al tipo de células afectadas y al estadio de la enfermedad, el Instituto Nacional de Cáncer revela
que la sobrevivencia a un linfoma no Hodgkin es de cerca
de 80% y al de Hodgkin es de 92%.
Cada año se diagnostican aproximadamente 62.000 casos
de linfoma de Hodgkin en el mundo y 286.000 de no Hodgkin,
según cifras de la Coalición del Linfoma, organización mundial
que agrupa a pacientes con linfoma.
Aunque es menos frecuente que en los adultos, según
la Sociedad de Leucemia y Linfoma de Estados Unidos,
el linfoma es el tercer tipo de cáncer más común en los niños,
después de la leucemia y los tumores cerebrales.
dencia del linfoma no Hodgkin aumenta con la
edad y es más frecuente en personas mayores
de 60 años.
Niveles de invasión
En función de los tejidos y órganos que afecta,
se determina el estadio en que se encuentra la
enfermedad:
I. El cáncer se localiza en una sola región de
ganglios linfáticos o en un solo órgano.
II. El linfoma abarca dos o más regiones de
ganglios linfáticos en el mismo lado del diafragma del paciente.
III. La enfermedad se ha extendido a dos o más
regiones de ganglios linfáticos por arriba y por
debajo del diafragma.
IV. La extensión es mayor. El linfoma afecta
otros órganos del cuerpo como el hígado o la
médula ósea.
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Se calcula que aproximadamente 80% de las personas
diagnosticadas presenta el linfoma no Hodgkin, mientras
que el 20% restante padece el de Hodgkin
Descubrir al agresor
Señales de alerta
Tanto el linfoma de Hodgkin como el no Hodgkin
presentan síntomas similares, aunque suelen
variar en su incidencia. Entre los más comunes
se cuentan:
• Inflamación indolora de los ganglios linfáticos cerca del cuello, las axilas o la ingle. Estas
lesiones tumorales son el signo más común de
la enfermedad. Algunas pueden estar ocultas y
sólo es posible detectarlas a través de tomografías o radiografías.
• Dificultad para respirar o malestar abdominal, cuando el ganglio inflamado comprime los
órganos del abdomen o el tórax.
• Sudoración excesiva en las noches, independientemente de la temperatura del entorno.
• Fiebre sin causa aparente y prurito.
• Pérdida de peso inexplicable.
• Fatiga y malestar general.
Blancos invasores
Aunque el linfoma y la leucemia afectan
a los glóbulos blancos, se diferencian por su origen:
el linfoma aparece cuando los linfocitos –por un error
en su ADN– proliferan de manera descontrolada
y se acumulan en los ganglios linfáticos. La leucemia,
en cambio, se presenta cuando el proceso
de maduración de las células madre a glóbulos blancos
se distorsiona, reemplazando en la médula ósea
las células normales por cancerosas.
A partir de una biopsia del ganglio linfático inflamado, el patólogo establece el tipo y la variedad
de linfoma. Los llamados estudios de extensión
–análisis de sangre y médula ósea, radiografías, tomografías y exámenes físicos– permiten
“determinar si hay ganglios afectados en otras
zonas del cuerpo”, explica Morales.
De acuerdo a los resultados de los estudios
y a las características particulares del paciente
–sexo, edad o enfermedades de base, como el
VIH, diabetes mellitas, problemas cardíacos y
renales– se elabora el programa terapéutico, que
comúnmente incluye quimioterapia (una mezcla
de drogas que buscan eliminar las células malignas, pero que también suelen destruir las sanas),
radioterapia (tratamiento con rayos X en la zona
afectada para detener la proliferación de células
malignas) o una combinación de ambas.
También se utiliza la inmunoterapia, un tratamiento que actúa sólo sobre ciertos antígenos de
los glóbulos blancos afectados. El trasplante de
médula ósea, que consiste en depositar células
madre sanas en el paciente, es otra de las posibilidades para frenar el avance de la enfermedad.
Los especialistas aseguran que la medicina se
acerca a tratamientos cada vez más avanzados,
que seleccionan las células y atacan sólo las cancerígenas. Subrayan que, aunque no en todos los
casos se logra, el linfoma es una enfermedad que
puede curarse.
•
F uen t es c o nsul t adas
º Marisela Morales, hemato-oncólogo del Instituto de Hematología y Oncología
de la Universidad Central de Venezuela.
º María Alejandra Torres, hematólogo y especialista en hemato-oncología
de la Clínica Santa Sofía.
º Alexis Pérez, presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana de Amigos
con Linfoma.
º www.medlineplus.gov / www.lls.org / www.lymphomacoalition.org /
www.cancer.gov.
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