historia del enmascaramiento militar

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Breve historia del enmascaramiento militar
Mayor (R) Sergio O. H. Toyos
Durante siglos, el soldado se ha vestido generalmente de forma vistosa. El traje del guerrero se convierte en
uniforme cuando un poder político fuerte crea un ejército permanente, pagado y entrenado. La
diferenciación de colores y ropas se explica a menudo por el deseo de evitar errores, de los que la historia
ofrece múltiples ejemplos. Según los países, los uniformes deben tener colores muy contrastados y
diferentes. La interpretación aportada para explicar los coloridos uniformes de los siglos XVIII y XIX está así
relacionada con la invención de la pólvora. La llamada pólvora negra produce gran cantidad de humo; hace
por ello que, en un campo de batalla gris, la visión sea casi opaca.
Los colores de los uniformes (resumiendo, rojo para la infantería inglesa, blanco para la francesa, azul para
la prusiana) permiten pues saber quién es quién; son un medio de reconocimiento en medio de la batalla.
En mitad de las nubes de humo, estos colores funcionan como señales de identificación. Pero esta
explicación es cierta sólo para un período muy corto, si lo comparamos con la larga historia de la
humanidad. Encuentra sus auténticas raíces, sin duda alguna, en la idea del combate honroso, y de unas
armas que pueden ser, o no, ser honrosas. El rojo de los ejércitos romanos o los yelmos empenachados de
finales del Renacimiento permiten visualizar con claridad a los combatientes, las unidades y los jefes. Las
corazas y armaduras resplandecientes, las grandes oriflamas y pendones de colores obedecen a esta
misma lógica, igual que los escudos que centellean al sol. Esta voluntad de visibilidad es pues mucho más
profunda que el tema de la pólvora negra; desde la Antigüedad, la fuerza debe tener legibilidad.
Por supuesto, se producen discusiones tácticas entre formación en línea y formación oblicua, entre pesados
bloques y columnas, pero generalmente el movimiento se lleva a cabo a la vista del enemigo para
impresionarlo. "Los uniformes de antaño [...] eran ricos, guarnecidos con trencilla, realzados con adornos
resplandecientes, engalanados con airones, penachos de plumas, gallardetes soberbios, impresionantes.
Este último vocablo explica la filosofía de su génesis y de su pomposo desarrollo. Había en efecto un
aspecto moral en la belleza de estos pertrechos de guerra... El objetivo buscado era crear soldados de una
belleza impresionante y terrible, para aumentar aún más el efecto mágico del ataque a la carga... para este
acto supremo, lo hombres color de tierra, color de bosque o color de hierba descolorida que se levantan en
los surcos llevando en la cabeza ollas puestas del revés, tendrán una estética poco impresionante, incapaz
de sembrar el terror en el corazón del enemigo" (C. Cherfils, 1887). El final del siglo XVIII supone una
ruptura.
Pero esta visibilidad del combatiente se expresa también en otros registros: las convenciones
internacionales reconocen como combatientes a quienes llevan una señal de reconocimiento uniforme y no
ocultan sus armas. El combatiente debe estar perfectamente identificado. Al contrario, al mismo tiempo que
se desarrollan estas convenciones, el siglo XX -y sobre todo la Gran Guerra- aporta una gran novedad en
los uniformes y en la manera de hacer la guerra: el soldado perfectamente visible no es ya una necesidad,
sino todo lo contrario. 1
En diciembre de 1846 el oficial inglés Harry Burnett diseñó un uniforme de color tierra para que los soldados
pudieran confundirse con el terreno. En 1847 vistió a sus tropas con un uniforme color claro llamado "khaki"
(caqui), que viene de la palabra persa "khak", que significa tierra, o cenizas. El 25 de Mayo de 1857 el 52vo
Regimiento de Infantería Británico fue la primera unidad regular en usar completa, uniformes de este color.
Pero antes, en las guerras napoleónicas, el Ejército Inglés utilizó compañías de fusileros (snipers, chasseurs
o cazadores) con tácticas y técnicas de combate similares a las empleadas por los independentistas
norteamericanos que utilizaban uniformes verdes en lugar de los llamativos rojos, para mimetizarse con el
terreno y esto fue 40 años antes. Asimismo, fue durante la I GM que se utilizaron por primera vez patrones
de diferentes tonos en los uniformes, inicialmente por parte de las fuerzas de asalto alemanas
(sturmtruppen) como así también uniformes totalmente blancos utilizados para la nieve de las épocas
invernales (stormtruppen). En el mismo conflicto. Se utilizó también el traje “ghillie” por primera vez,
fabricado con retazos de tela de colores semejantes al terreno, que usaban los guardabosques escoceses,
pero ahora utilizado por los francotiradores (probablemente los mismos guardabosques escoceses). Las
Waffen SS al principio causaron la mofa entre los aliados por su uniforme mimetizado. Y singularmente, el
patrón mimético actual del Bundeswehr (ejército alemán) se diferencia poco del "tiger" de las Waffen SS.
1
Aubagnac, Gilles – En Revista de Occidente, ISSN 0034-8635, Nº 331, 2008 , Págs. 21-32
Debe recordarse que, desde los tiempos más remotos y entre los pueblos más primitivos, el hombre, ya
fuere para procurarse su sustento por medio de la cacería o para emprender sus primeras acciones bélicas,
aprendió a aprovechar el medio ambiente para ocultarse, sirviéndose del follaje y del terreno, adaptándose
a la topografía y la vegetación y adoptando sus colores y formas.
Antiguamente, las tribus indígenas cuando se preparaban para cazar, se pintaban con cenizas, barro, tizne
de humo y colorantes vegetales y adherían a sus cuerpos materiales del lugar donde fueran a acechar a sus
presas. Se rebozaban en el barro dejándolo secar, sujetaban a sus miembros ramajes, cortezas de árboles
incuso arenilla con piedras. Con ello buscaban disimular su presencia, desdibujar su silueta y quitar o
cambiar sus olores, fácilmente captables por los finos olfatos de los animales. Son comunes las imágenes
de hombres metidos dentro de troncos huecos, o simulando serlo, disimulados totalmente por trozos de
corteza adheridos. De pronto se abren unos ojos y con una cerbatana lanza un dardo envenenado para
cazar presas peligrosas.
El objeto era pasar totalmente inadvertido, confundiéndose con el entorno. Como toda técnica inventada por
el hombre, la costumbre de enmascararse ha ido evolucionando. Al adquirir prendas para vestir vio en estas
un defecto: era más difícil disimular la ropa que el cuerpo. Actualmente el enmascaramiento se utiliza para
practicar la cacería y para prácticas militares. Los uniformes fueron evolucionando desde los colores más
llamativos y vistosos a los más parecidos a los ambientes donde deben utilizarse, llegando a verse en
nuestros días, sofisticados equipos de enmascaramiento.
Así es como hacia mediados del siglo XIX, ciertos cuerpos de Infantería, adoptaron uniformes de color
enteramente verde, como un intento de dificultar su visibilidad al enemigo, en zonas de bosque. Fueron los
antepasados de los Cazadores de esa Arma, en varios ejércitos. Básicamente era el color más aceptable
por ser el más común a una gran variedad de terrenos y constituyeron los primeros intentos de actividades
de velo y engaño y de simulación y adaptación al entorno.
Para zonas desérticas, se comenzaron a utilizar colores de la familia de los marrones y grises amarillentos,
como el caqui, surgiendo una gran variedad de patrones y tonalidades de tonos, correspondientes a los
diversos ámbitos de empleo. El origen de este color militar puede buscarse en las tropas coloniales
británicas, que usando uniformes tropicales de color muy claro, no solamente resultaban sumamente sucios,
sino también, rápidamente identificables por el enemigo, por el simple contraste de esos colores sobre el de
la foresta.
Por otra parte, el clima de las colonias tanto en África como en la India, era caluroso y húmedo, así como
lluvioso, por lo que el tratar de mantener los claros colores originales, era una utopía. La practicidad y
pragmatismo británico, se vio una vez más, adoptándose la medida de dejar que los uniformes mantuvieran
los colores de tono marrón claro que adquirían cuando se los lavaba en las aguas de los ríos, y hasta
incluso, para uniformar tonalidades, se los llegó a teñir con té. Había surgido el color caqui, que perduraría
hasta la II GM y combinado con otros tonos, formando variados patrones miméticos que hoy en día se
continúan usando.
Esta habilidad adquirida, producto de la necesidad, como tantas cosas de la guerra, fue generalizándose al
adoptarse en forma progresiva, colores semejantes a los de la naturaleza o del entorno donde cada ejército
debía operar, ya fuere en forma de colores únicos para todo el vestuario y equipo, o mezclados con otros,
para generar el efecto de dificultad de detección visual y como veremos más adelante, hasta para engañar
la observación del enemigo, mediante ingeniosas tretas y técnicas que con el tiempo se irían formalizando
cada vez más, siendo hoy en día, una verdadera necesidad.
Tropas británicas durante la guerra contra los Zulúes – Mismo equipo y color, utilizarían en las guerras anglo boers
Tropas británicas equipadas con uniformes para jungla, entrenándose en las selvas de Belize.
Moderno uniforme de combate con mimetizado digital o pixelado.
No obstante lo mencionado, lo colores afines con el medio ambiente demorarían en instalarse y afianzarse
definitivamente. Tal es el caso de Francia, que marchó al frente durante la I GM, vistiendo los mismos
vistosos uniformes de llamativos colores azul y rojo que habían usado en la Guerra Franco Prusiana. La
terrible realidad de la guerra de trincheras, haría ver prontamente la necesidad de adaptar un color para
uniformar las tropas, que por miles morían en combate, producto entre otras cosas, del uso de prendas de
colores totalmente inadecuados y modelos anticuados. Había nacido un concepto diferente de la Guerra.
Así, adoptó un color que sería clásico durante largo tiempo, el “bleu horizon”, un celeste grisáceo que hacía
más dificultosa la visibilidad de las tropas en el terreno.
Alemania, por su parte, adoptaría un color prototípico, que perduraría hasta la II GM, el “feldgrau” (verde de
campaña), un verde grisáceo, bastante más apto que el color adoptado por Francia. Italia usaría un color
parecido, el “verde grigio” (verde gris), con igual resultado e Inglaterra, afianzaría definitivamente su ya
probado y efectivo color caqui. Otros países adoptarían gamas de colores diferentes, producto de
necesidades y posibilidades diversas, buscando siempre equipar a sus ejércitos con colores que permitieran
una mayor y mejor supervivencia de sus hombres en guerra.
En los diferentes puntos geográficos de la tierra, hay distintos ambientes y climas. Cada continente, región o
país tiene diferencias topográficas, climáticas de todo tipo entre sí. En unos predominan ambientes cálidos y
húmedos, en otros un clima seco y frío, o húmedo y frío, cálido y seco etc. Los climas hacen que la fauna y
flora de cada lugar también varíe. Si nos detenemos a observar la flora, que es lo que generalmente
determinará el patrón mimético que deberá adoptarse para lograr un buen enmascaramiento, veremos
aunque esto no sea siempre exacto, que un clima cálido y húmedo normalmente dará origen a un bioma
tropical donde la flora será muy abundante y espesa, en la que predominarán los colores verdes. Un clima
seco y frío normalmente dará un entorno con colores marrones, azulados, grisáceos, amarillentos, etc. Cada
país ha ideado patrones de enmascaramiento para sus uniformes militares. Este sinfín de posibilidades ha
dado origen a un patrón diferente en cada punto geográfico del globo terráqueo.
Por ello los uniformes de ambiente boscoso variaron, adaptando el vestuario al entorno al que se debía
actuar. Los cambios operados en las formas de hacer la guerra actual han obligado progresivamente a idear
los uniformes para utilizar en los sitios determinados en los que se actuará. Cada uniforme suele ser
diferente y está estudiado al detalle, evolucionando constantemente. Antes se podían observar patrones con
líneas rectas y mezclas de colores de la misma gama pero distintas tonalidades, intentando “fusionar”, es
decir, confundir la ropa con el ambiente. En la actualidad se cambió hacia patrones con líneas curvas que
asemejaran más el ambiente real ya que se descubrió que en la naturaleza no hay una sola línea recta en
ningún elemento. Pero las últimas experiencias desarrolladas en laboratorios, basándose en los informes
que proveen las tropas que se encuentran en operaciones, han arribado a definiciones casi concluyentes,
prefiriendo los experimentos efectuados con telas estampadas con colores descompuestos digitalmente o
“ ixelazos”.
Aparecen así, los uniformes de combate de última generación, los que complementados con el equipo y el
armamento, conforman no sólo una mera vestimenta, sino un verdadero “sistema de armas” de que dispone
el actual combatiente individual y más cuando imaginamos el soldado del futuro.
Actualmente, el Ejército de EE.UU. ha reemplazado para los teatros de operaciones de Afganistán e Irak,
los ya derogados uniformes que causaran sensación en la Guerra del Golfo, que posteriormente adoptaran
otros países por un cierto tiempo, para zonas desérticas. Entre ellos, España (Abajo, derecha):
La especificidad funcional y operacional de cada fuerza armada, en ese país, ha motivado que cada una
adopte sus propios patrones de mimetizado:
MarPat (Marine Pattern – Patrones de mimetizado para el Cuerpo de US Marines):
Uniforme seleccionado por la Fuerza Aérea de los EE.UU. (USAFPAT):
ACU (Army Combat Uniform), Uniforme de Combate elegido para el Ejército Norteamericano:
Uniforme seleccionado por la Armada Norteamericana para servicios generales
La abundante experiencia recogida por este país en múltiples conflictos internacionales, brindó enseñanzas
de vital importancia, referidas no solamente a la disimulación del hombre y su equipo, sino a la práctica de
un sinnúmero de actividades de velo y engaño. Entre ellas, se descubrió que el enmascaramiento sobre la
piel volvía a entrar en juego, ya que la cara es la parte del cuerpo que permanece más a la vista, es la más
fácil de identificar y debido a que la mayoría de nuestros sentidos se encuentran en esta zona, cubrirla
siempre hace que estos disminuyan.
Cubrir con telas, llevar pañuelos, etc., hace que se anule parte de la visión y de la audición. Fue entonces
cuando se pensó en el enmascaramiento facial, usado por los indígenas y nativos para despistar a sus
presas. Se advirtió que la mejor forma de ocultar la cara sin perjudicar la capacidad de los sentidos era
pintándola, pero entonces pasaba lo mismo que con los uniformes. El resultado de una cara verde era el
mismo que el de un uniforme verde. Siendo lo más semejante al ambiente no se confunde con el entorno
por lo cual se pasó a hacer lo mismo que en la confección de uniformes, dando varias tonalidades y colores
también a la cara, usando colores como el verde, el marrón y el negro, los que al juntarse, son los que mejor
la disimulan.
Soldados británicos entrenándose en la jungla tropical de Belize
Pero el enmascararse tiene un problema, ya que aun pintando la cara de varios colores, si no se lo hace de
una forma específica no se consigue el resultado deseado. El ojo humano aun viendo una cara pintada de
varios colores, identifica a un humano pero pintado, ya que tenemos una capacidad muy aguda para asociar
las formas de los rostros. El truco ahora es cómo conseguir que pintando la cara desaparezcan la silueta,
los rasgos humanos, etc. La técnica es intentar desfigurar el rostro humano cambiando por completo las
líneas geométricas de nuestro cuerpo con la mezcla de colores, por ejemplo una línea que haga
desaparecer las líneas que forman orejas nariz y ojos.
En un clima desértico, se seguirá un poco la misma línea, mediante colores parecidos a los del ambiente.
Se usan uniformes de tonos marrones, oscuros, claros, tostados y caqui y la cara se pinta con colores
marrones o negros, siempre intentando desfigurar el rostro. La desventaja del desierto es la escasez de
follaje para aprovecharlo para romper líneas naturales y la posibilidad de contar solamente con desniveles
en la superficie, pero de por sí, mediante circunstancias propias de esta especial geografía y clima, se
encarga de mimetizar naturalmente, ya que el viento y arenilla que se levanta, crean una cortina bastante
espesa que junto con los reflejos del sol en la arena y otras cualidades de estas regiones, generan
sensaciones ópticas singulares que facilitan un ocultamiento natural.
Se trata entonces de desdibujar por completo la figura y silueta humana, complementando esto con el uso
de colores semejantes a los del entorno. Con ello se logra “hacer desaparecer” la figura, disimulándola con
el medio.
En la intención de cumplir con estos parámetros, las empresas más importantes de los EE.UU.
especializadas en la industria textil para la confección de uniformes, generaron el sistema mimético
“Multicam”, que en forma asombrosa, se adapta a casi todo tipo de terrenos. Simultáneamente, ha
efectuado sustanciales variaciones en los diseños de confección, obteniendo prendas de extraordinaria
versatilidad, que con la suma de sus posibilidades, permiten interpretar que los uniformes de este tipo, junto
con el equipo y armamento, constituyeran, como ya lo hemos mencionado, un verdadero “sistema de
armas”.
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En cuanto a las prendas componentes de estos nuevos uniformes y las formas que los caracterizan, hay
una verdadera revolución respecto de lo que se había entendido hasta ahora como uniforme de combate.
Se había creado ya el sombrero de jungla (“bonnie hat”), prenda que se empezó a utilizar en unidades de
combate que necesitaban pasar inadvertidas. Inicialmente era un gorro que protegía del sol y de la lluvia por
medio de su visera, y que con una forma de líneas curvas y pintura de camuflaje desfiguraba en cierto modo
la cabeza, cosa que no pasaba con el típico casco redondo de combate.
El gorro unido a la pintura facial conseguía que el problema de la asociación de rostros estuviera
solucionado. Para enmascarar construcciones o vehículos se idearon telas con follaje que por medio de
formas recrean el ambiente en el que permanecen, y para las armas también se utilizan redes enganchadas
con follaje, las que también pasaron una etapa como enmascaramiento facial ya que cubría el rostro y
dejaba ver a través de la tela, pero tenía el problema de dificultar la capacidad de la vista y el oído. Los
métodos de enmascaramiento siguen evolucionando y se sigue invirtiendo mucho dinero en conseguir que
el humano se confunda con la naturaleza al máximo. Lo más innovador ahora son los nuevos uniformes
pixelados ya mencionados, los cuales empezarán a ser los habituales en todos los ejércitos, ya que siguen
un patrón de pixeles que mezclados entre sí, hacen que la mezcla de colores sea mas homogénea y no tan
brusca como podría ser la actual
Patrones miméticos de distintos ejércitos
Mediante pequeñas motitas se logra un color uniforme… llamémoslo multicolor, el cual en teoría, sería el
color de la naturaleza. Este uniforme en cierto modo ya lo tenían otros ejércitos hace ya años. Aunque no
fuese en pixeles, la idea era la misma, pero el método era por moteado, es decir motitas de colores, tal
como el patrón mimético actual del Bundeswehr (ejército alemán).
Distintivos y uniformes de combate miméticos del Ejército Alemán actual
Cada vez se pone más empeño para abaratar costos en material y en diseño y en conseguir uniformes
válidos para cualquier ambiente, es decir, adaptable al bosque, al desierto, al cemento, etc., una mezcla de
colores que según la forma en que les de el sol, la temperatura, los reflejos y el entorno en general, a los
ojos de un humano cambien y se confundan a la perfección en cualquier lugar. Esa sería la meta, un patrón
adaptable a múltiples ámbitos naturales, es decir, un verdadero camaleón…
Y muchos ejércitos modernos que se encuentran en operaciones en forma continuada, lo logran,
agregándole otras capacidades, como lo son la comodidad, la ubicación de los bolsillos, la durabilidad de
las materias primas y de la confección en general, la confortabilidad para climas extremos, la facilidad de
reparación, etc.
EL ENMASCARAMIENTO COMO ARMA
El enmascaramiento, puede ser considerado un recurso que complementa los múltiples ingenios y
elementos tácticos con la que cuenta un combatiente, o en una unidad de combate. El tema es complejo, ya
que tiene varias aristas, como un ejercicio de clasificación. Podría organizarse el tema desde varios
enfoques.
EJEMPLO
CARACTERÍSTICAS
ACCIÓN
FUNCIÓN
GHILLIE
TIGER STRIPES
OVERWHITE
URBAN
Colgajos de retazos de telas,
pintados con colores
semejantes a los del entorno.
Es fundamental un usuario
entrenado en 3D.
Manchas lineales sinuosas
horizontales con luces y
sombras.
Manchas, grises, luces y
sombras sobre fondo blanco.
Negro o mimético sobre grises.
Formas disruptivas,
geométricas o pixeladas
Mimetizar mezclando y
confundiendo el blanco con el
entorno.
Un equipo integralmente
mimético busca confundirse por
completo en el entorno.
Entorpecer o impedir su
positiva identificación
Homogeneizar la imagen en el
entorno. Interrumpir la silueta.
Impedir o dificultar su
adquisición.
Complicar el encuentro de un
punto visual.
Cambio de actitud en el
personal que lo usa,
sintiéndose identificado e
imponiendo al que enfrenta,
una sensación de inferioridad
Efecto psicológico.
En el mimetizado del personal, ya que produce un cambio de actitud o de motivación, (como pintarse para la
guerra), una función similar tienen los uniformes, la de sentirse parte de un equipo, Entonces el hecho de
mimetizarse o de utilizar uniformes miméticos, provee al combatiente de una confianza extra, muy
importante y en el enemigo una sensación de enfrentarse con una fuerza superior en poder. Esto se utiliza
mucho y es de gran importancia justificando el hecho de los equipos miméticos o de los uniformes negros
MIMETIZADOS CIVILES
Existe en el mercado una amplia serie de patrones miméticos con formas y colores de variados estilos,
apareciendo incluso la tendencia actual de los de tipo fotográfico, digital o pixelado. Ante todo, debe tenerse
en cuenta que la mayoría de los animales no ven los colores o tienen un sentido de la vista con un
desarrollo muy diferente al humano. Si se deseara mimetizar al hombre de la mayoría de los animales,
deberían quitársele los olores a limpio, a jabones, lociones, etc. Incluso el olor del sudor, el aliento con
tabaco, o la orina alertan mucho más a los animales que una remera blanca.
En muchos estados de los EE.UU., es obligatorio cazar con prendas de colores vivos como el Naranja
Internacional. Es por eso que se fabrican telas con dibujos miméticos conocidos en color naranja de base.
La diferencia más importante que tienen los miméticos comerciales o civiles y los militares, es que los
primeros no poseen patrones de disrupción o rotura de silueta, sirven a una determinada distancia,
resaltando la figura del cazador, haciéndolo incluso mas visible. En las propagandas de esos miméticos
vemos que se muestran casi siempre en un ambiente determinado y se pierden en él. En la mayoría de los
casos se trata de propaganda falsa, ya que preparan el contexto mediante la iluminación y otros factores.
Hay que tener en cuenta que el ojo humano percibe 1000 veces más tonalidades de luces y sombras,
detalles y colores que la fotografía. Por lo tanto no es una garantía creíble que un cazador no se distinga en
una foto.
ENMASCARAMIENTO URBANO
Parecería que no se justifican los miméticos de tipo urbano, (Urban, Day Urban, Sky Blue, etc.) hoy
utilizados con gran difusión por las fuerzas de policiales y de seguridad, en especial, los cuerpos especiales,
SWAT Teams, y grupos de choque, infantería etc., tanto en vehículos como en equipos y uniformes. Los
conceptos clásicos (o antiguos) de enmascaramiento, asocian éste al ocultamiento, que es sólo una de las
misiones del mimetismo. No toman en cuenta otras áreas críticas de igual o mayor importancia. En los
uniformes de tipo urbano, las premisas principales son:
Identificación del personal (Por fuerzas propias y de seguridad complementarias), permite identificar los
elementos que forman parte del equipo de intervención, generando al mismo tiempo un sentido de
pertenencia e identidad. Producen además un cambio de actitud o de motivación, (como pintarse para la
guerra). Para los delincuentes, en cambio, les sirve para diferenciar e identificar al grupo de intervención.
Entonces el hecho de enmascararse o de utilizar uniformes miméticos, provee al combatiente de una
confianza extra muy importante y en el enemigo una sensación de enfrentarse con una fuerza superior en
poder. Esto se utiliza mucho y es de gran importancia justificando el hecho de los equipos miméticos o de
los uniformes negros.
EL PRIMER OBSTÁCULO A VENCER: LA SILUETA HUMANA
Un enmascaramiento efectivo, es el arma defensiva más importante con la que cuenta un combatiente en el
frente, tan importante quizás, como sus armas y su blindaje personal. Ya que nadie puede hacer blanco en
quien no puede ver. Esa es la base teórica del enmascaramiento. Un soldado bien mimetizado puede
sobrevivir con capacidades ofensivas menores que otro que no lo esté. El mimetizado personal tiene ciertas
reglas básicas que pueden ayudar al ocultamiento burlando sensores tan perfectos como el ojo humano
entrenado, ya que no hay sensor electrónico que supere a un observador alerta, bien preparado y con
suficiente experiencia.
Lo primero que se debe tener en cuenta es desdibujar la característica visual del objeto o la forma del
rostro. Compensar las luces y sombras naturales (por ejemplo debajo de la nariz). Las sombras muestran el
perfil del objeto, y lo caracterizan. Tanto la morfología humana como la familiaridad del equipamiento de
combate, hacen que su silueta sea un blanco inconfundible. Casco, chalecos antifragmentación, antiparras,
correajes, linternas, fusiles, equipos de comunicaciones, cantimploras y otros elementos, forman parte del
equipo básico de combate. Todos estos elementos tienen un claro perfil y son inconfundibles por su forma,
sobre todo en ambientes naturales, ya que es notoria su diferenciación y contraste por sus formas
geométricas, sus texturas, brillos y características.
Es indispensable desdibujar las líneas rectas de estos equipos, para lo cual, es óptimo agregar tiras de tela
o cinta en colores similares al entorno, sin descuidar las capacidades operativas de los equipos, cuidando
de no cubrir elementos de puntería, apagallamas, correderas, perforaciones para refrigeración, cargadores,
cerrojos, manivelas de accionamiento, comandos, micrófonos u otros elementos móviles. Las armas largas,
fusiles y ametralladoras son particularmente complicadas por su largo, su silueta inconfundible y por su
color.
Son muy útiles algunas telas de tejido de punto o de malla, ya que su gran flexibilidad y adaptación las hace
muy practicas para esos fines. Cada arma tiene sus características, generalmente los fusiles para tiradores
especiales son más fáciles de mimetizar por poseer pocas piezas móviles; cañón y guardamanos, las
piezas más expuestas se desdibujan con revestimiento mimético. Al no poseer cargadores largos no tienen
piezas complicadas. Nunca se deben cubrir con elementos resbaladizos culatas y puntos de agarre, para
los que convienen cintas adhesivas opacas (las hay de colores verdes oliváceos, negro e incluso
miméticas), o redes de tejido de punto fijadas con cinta adhesiva mencionada. La parte frontal de las miras
telescópicas puede cubrirse sin problema con tiras o redes de trama abierta, ya que con un pequeño paso
de luz es suficiente para dejar pasar la imagen y no altera la visibilidad, los mismos recaudos sirven para
cualquier elemento óptico, largavistas y teleobjetivos, siempre cuidando de no cubrir partes móviles o de
hacerlo teniendo en cuenta la libertad de movimiento.
Pedazos de redes miméticas de vehículos o piezas de artillería son útiles para mimetizar posiciones fijas,
para lo cual se debe tener mucho cuidado evitando su utilización en los desplazamientos, ya que son muy
fáciles de enganchar, produciendo caídas o inmovilizando riesgosamente el personal que las utilice. Como
ventaja muchas de ellas poseen tratamientos antitérmicos o clorofílicos, que los hacen de baja lectura
infrarroja.
BRILLOS Y REFLEJOS
Los equipos modernos poseen superficies metálicas de colores mate. Los pavonados tienden a ser
reemplazados por técnicas protectivas de los metales como el fosfatado. No obstante, éstos también sufren
desgastes y resulta conveniente, con el tiempo, cubrirlos con cinta protectora. Los correajes actuales
poseen piezas de plástico o de aleación que no son reflectantes, pero incluso en los campos de combate
más avanzados y tecnificados sobreviven algunas superficies brillantes, potencialmente peligrosas para el
usuario. Este es un punto importante a tener en cuenta, ya que generalmente son provocados por objetos
no naturales.
CUIDAR LAS SUPERFICIES BLANCAS Y REFLECTIVAS
Las superficies de los prismáticos y de las brújulas, incluso los anteojos personales pueden reflejar los rayos
del sol o de otras fuentes de luz. Poco se puede hacer respecto a los últimos, en general hay que tratar que
toda superficie pulida o reflectante quede en un ángulo lo más cerrado posible en relación al piso. Al usar
prismáticos, brújulas, GPS, u otros instrumentos, se debe tener en cuenta el enmascaramiento, ya que son
elementos que atraen la atención. El mismo cuidado hay que tener con los objetos blancos, como cartas,
mapas, e instrucciones, ya que el color blanco refleja mucho la luz, ya sea del sol o de otras fuentes y llama
mucho la atención.
Lo ideal es abrir estos tratando que ocupen la menor superficie posible, y en caso de hacerlo, mantenerlos
estáticos durante el tiempo de consulta, ya que un reflejo llama la atención, pero un reflejo móvil, mucho
más. La superficie de la piel humana refleja también mucho la luz, por eso las cremas de enmascaramiento
deben dejar un acabado mate y no brilloso.
ILUMINACIÓN, TEMPERATURA DE COLOR Y OTROS FACTORES.
Al desarrollar un patrón mimético, se debe tener en cuenta la temperatura de color del ambiente donde va a
ser utilizado. La temperatura de color de los ambientes generalmente se produce por la influencia de
materiales que reflejan y tiñen la luz ambiental. Esa luz incidente sobre la superficie posee una temperatura
de color determinada. Por ejemplo, en un día diáfano, lo que se percibe como un blanco brillante, es
levemente azulado. Si la superficie del terreno es dura o formada por cristales (arena) ese reflejo teñirá el
ambiente e iluminará homogéneamente todo. En lugares boscosos o selváticos, con vegetación profusa,
con gama de verdes, las hojas absorben una gran cantidad de luz, y reflejan otra porción, hacia el ambiente,
tiñendo todo de verde y filtrando la luz incidente con sus características. Por más que uno tenga una ropa
de color caqui, en el ambiente selvático se verá verdosa. Una ropa naranja o rojiza, va ver aumentada su
pigmentación pareciendo un fulgor rojizo, similar a un fuego. Visible a gran distancia. Las tonalidades
marrones se verán ensombrecidas, con lo cual aumentan su contraste.
EL GHILLIE
El término "ghillie suit' deriva de los árbitros de juegos escoceses de campo, que eran conocidos con el
nombre de Ghillies. La ocupación primaria de los ghillies ha sido la de guardas o jueces de juego y guías de
caza, como también, guardabosques. Un ghillie habilidoso necesita evitar ser detectado en todo momento
por hombres y animales, requiriendo así el mejor camuflaje. El primer uso militar conocido de los ghillies fue
en la II GM. Los ghillies sirvieron como exploradores en el regimiento británico Lovat Scouts, y trajeron con
ellos la eficacia de sus sistemas de enmascaramiento al ejército. Lord Lovat, comandante de la unidad, los
formó básicamente para contrarrestar la amenaza de los francotiradores alemanes. Los ghillies que
sirvieron en esta unidad, usaron su innata habilidad para observar, acechar y combatir con disparos de larga
distancia con los militares alemanes. La mayoría de los soldados británicos carecían o tenían muy poca
experiencia en cazar y disparar porque ambas actividades estaban estrictamente controladas en el país.
Los ghillies fueron capaces de enseñar a los soldados cómo emplear adecuadamente el enmascaramiento,
usar miras ópticas para incrementar su letalidad al disparar y sobrevivir al enemigo en una posición oculta.
Durante la II GM, algunos soldados recibieron juegos de ghillie suits como parte de su equipo de combate.
El concepto del ghillie experimentó otros progresos y fue utilizado en la guerra. En algunos manuales
incluso proporcionaba instrucciones en cómo hacerlos. Por este tiempo, el ghillie había sido renombrado
como traje para francotiradores y fue visto como opción muy viable para ayudar en la ocultación de tiradores
emboscados militares.
Los francotiradores emboscados alemanes de la II GM se confeccionaron lo que comúnmente se ha
conocido como velos de tirador, usando redes para cubrir su cara, parte superior del cuerpo y óptica del
rifle. La eficacia alemana del tirador emboscado en evitar la detección permitió que fuesen muy eficaces
durante la guerra. Los militares de Estados Unidos no comenzaron a utilizar ghillies a un grado substancial
hasta los años 80, aunque la mayoría de los tiradores profesionales están por lo menos enterados de la
disponibilidad y de la eficacia del enmascaramiento del ghillie.
Para mejorar el enmascaramiento, los elementos como el ramaje se intentarán adherir al uniforme creando
rejillas enganches y uniendo hojas, ramas al uniforme, sobre todo a la zona de la cabeza quizás la que
siempre esta mas al descubierto. Puede tomarse como ejemplo a las legiones romanas que utilizaban follaje
en sus cascos para ser confundidos con arbustos. Se intentó enmascarar las armas con esta misma
práctica y así con todo. Pero el humano tiene la capacidad de memorizar y relacionar y pronto se dio la
situación de que la figura humana era muy fácil de identificar, como también la figura de un arma.
Muchos estudios acabaron descubriendo que el ojo humano añadido a la memoria era muy capaz de desde
lejos de identificar a un humano por la silueta, por identificar la forma de la cara (ojos nariz frente orejas…)
incluso identificar lo que ya conocía aunque estuviera desubicado, es decir podía fácilmente identificar una
construcción o un automóvil aunque estuvieran en un lugar no habitual.
Un ejemplo de un excelente enmascaramiento urbano es el usado por los Paracaidistas Británicos para los
Sniper, pero no resulta muy útil para operaciones descubiertas dado su volumen, aunque provee una
buena sensación de lejanía: Sobre el enmascaramiento nocturno el negro o monocromático no sirve,
simplemente se destaca como una mosca sobre una pared. Lo ideal sería algo gris verdoso a manchas, ya
utilizado por los cazas nocturnos alemanes durante la II GM, con gris moteado por arriba y laterales y negro
por abajo.
Otras variantes para enmascaramiento urbano:
Se destaca claramente el individuo, pero puede observarse el lado superior derecho y la parte inferior del enmascaramiento cómo se
integra perfectamente al paisaje.
En esta foto hay 4 francotiradores, por supuesto sólo uno se ve a primera vista, los otros tres difícilmente se distinguen, pero uno de
ellos no tiene bien enmascarado el cañón del arma y en otro se le destacan la frente y las cejas, sólo el que está al centro izq. es
prácticamente irreconocible.
El uniforme de enmascaramiento era muy apreciado por las Waffen-SS, de hecho, después del armisticio de
septiembre de 1943, por el que Italia se retiraba del eje de Berlín-Roma-Tokio, los alemanes arrasaron con
todos los uniformes mimetizados y las telas disponibles en depósitos del ejército italiano, ya que ya por
entonces, tenían serias dificultades en materias primas para confeccionar este tipo de uniformes.
Uno de los primeros casos documentados de utilización del enmascaramiento, se dio durante la Guerra de
Independencia de Estados Unidos, en el último cuarto del siglo XVIII. En ella algunas de las unidades
británicas empezaron a usar ropa de ante, en vez de las tradicionales casacas rojas. Los ingleses
descubrieron que el rojo era un buen blanco para los fusileros independentistas mientras que el ante, de
color pardo no hacía tan visibles a lo soldados en el campo de combate. El uso de tal forma de disimularse
continuó progresando poco a poco y durante las campañas de Afganistán a finales del siglo XIX, una vez
más, los ingleses adoptaron el color caqui (que significa “polvo” en lengua urdú) para lograr que los
movimientos de los soldados en campo abierto pasaran más desapercibidos para los nativos.
Esto resultaba forzoso, porque las claras prendas de los uniformes británicos, al ser lavadas en los ríos de
aguas barrosas y rojizas de la India, iban tiñendo progresivamente el equipo completo. Los veteranos que
ya habían combatido en la región, usaban té para teñir sus cascos blancos. Un ejemplo del cambio de
actitud ante el enmascaramiento tuvo lugar durante unas maniobras militares realizadas en Salisbury,
Inglaterra. El comandante de una división del ejército británico ordenó a sus hombres que enredaran ramas
en sus cascos, que cubrieran los vehículos con redes pardas y que aprovecharan los accidentes naturales
del terreno para esconder las aeronaves. La maniobra tuvo tanto éxito, que la división no se distinguía del
campo que la rodeaba.
La idea de que una unidad entera se perdiera en el paisaje pareció tan atractiva al comando militar, que
poco a poco se empezó a aceptar el enmascaramiento como una importante herramienta del arsenal militar
convencional. A pesar de estas nuevas técnicas que desarrollaron ciertas unidades y soldados, las
costumbres inglesas continuaban las antiguas tradiciones, descartando las nuevas ventajas militares que
aparecían y así durante la Guerra de los Boers en la actual Sudáfrica, entre 1899 y 1902, las tropas
británicas continuaban utilizando sus vistosos uniformes de color escarlata. Estos uniformes eran los
tradicionales desde la guerra civil inglesa, que había sucedido 250 años antes. Por entonces los soldados
favorables al Parlamento fueron provistos de casacas rojas simplemente porque había grandes existencias
de tela de ese color. Estos llamativos uniformes hacían de los ingleses fáciles blancos para los fusileros
boers.
Sin embargo, cuando estalló la I GM, en 1914, las cosas comenzaron a cambiar. Los franceses, por
ejemplo, fueron los primeros en contratar a artistas que idearan métodos y formas que disminuyeran la
visibilidad de las tropas además de otros equipos como la artillería o buques y aviones. En el campo de
combate, como lo hemos citado, los uniformes de los soldados comenzaron a tener colores apagados,
como el caqui y el gris, permitiendo a los soldados confundirse con el terreno. Con la llegada de la II GM, las
técnicas de enmascaramiento mejoraron enormemente y todos los ejércitos habían adoptado ya en mayor o
menor medida determinadas técnicas para pasar desapercibidos. Sin embargo las tropas seguían siendo
visibles desde los aviones de reconocimiento. Para paliar en parte esta desventaja se recurrió al desarrollo
de nuevas redes de camuflaje (que ya habían sido utilizadas en la I GM) y las armas se empezaron a pintar
con rayas como las de las cebras.
El uso de redes de enmascaramiento se complementó con la colocación de señuelos en zonas cercanas
que tenían la misión de atraer el fuego enemigo. Los canales de agua que servían de referencia a los
bombarderos durante los vuelos nocturnos, comenzaron a ser rociados con polvo de carbón para evitar que
reflejaran la luz de la luna. En la campaña del norte de África se llegó a construir una falsa vía de ferrocarril
que buscaba parecerse a una línea de abastecimiento que llevaba a un punto de armado de tanques. El
engaño se complementaba con la utilización de un tren de imitación y una gran locomotora cuya chimenea
simulada mediante una vieja estufa que quemaba estopa empapada en aceite, echaba grandes nubes de
humo. Tras el final de la guerra y la llegada de la Guerra Fría los presupuestos militares de los bloques
enfrentados se dispararon y es en esta época donde se dio un salto cualitativo en el desarrollo de técnicas
de engaño y mimetismo.
Así el proyecto Aquatom de la CIA, sirvió para el desarrollo de avión “invisible” U2 que fue utilizado para
fotografiar lugares secretos de la Unión Soviética y Cuba. Los U2 volaban a 24.000 metros de altitud, fuera
del alcance del fuego antiaéreo y del radar. No pasó mucho tiempo hasta que la tecnología superó al U2 y
los vuelos de este fueron desapareciendo en favor de otros medios como los satélites, los protagonistas en
la actualidad.
Sin embargo el éxito del U2 hizo que Estados Unidos iniciara una investigación ultrasecreta para el
desarrollo de un nuevo tipo de avión invisible. El resultado fue el conocido como F-117 Nighthawk cuya
tecnología se pasó a conocer como Stealth (“furtivo”). El sucesor del F-117, el B-2 Spirit es probablemente
el avión más moderno y complejo desarrollado hasta el momento. Bajo las miradas celosas, los ejercicios de
ocultación y enmascaramiento no son del todo reprobables. En ocasiones, este disimulo puede cumplir un
fin estético, tal y como sucede en los elementos de enmascaramiento urbano que diseñan los arquitectos.
En otros casos, la simulación y el engaño es cuestión de supervivencia, no sólo en tiempos de guerra, sino
en ese campo de pruebas que viene a ser la naturaleza. De hecho, incluso hay especialistas en ese tipo de
habilidades, como el zoólogo holandés Nikolas Tinbergen (1907-1988), cuyos estudios en la Universidad de
Oxford incluyeron una fina pesquisa en torno al mimetismo animal.
Premiado en 1973 con el Nobel de Fisiología y Medicina, Tinbergen resolvió no pocos enigmas en torno a
esta materia, pero es casi seguro que nunca llegó a ocupar sus horas con un misterio menor que no es otro
que el origen de la palabra camuflaje. Si consultamos las observaciones de la Real Academia Española,
hallaremos que camuflaje proviene del francés camuflaje: “Acción y efecto de camuflar”. A su vez, camuflar
es una variación hispánica del vocablo francés camoufler: “Disimular la presencia de armas, tropas, material
de guerra, barcos, etc., dándoles apariencia que pueda engañar al enemigo”. Por extensión, también
significa “disimular dando a una cosa el aspecto de otra” (Diccionario de la lengua española, Madrid,
Espasa-Calpe, 1970).
La palabra camoufler ya se empleaba con asiduidad a comienzos del siglo XIX, en el sentido de ‘disfrazar’ o
‘engañar’. En otro sentido, camuflaje es una voz cuyo uso va generalizándose entre los franceses durante la
I GM. En esta etapa, el vocablo resume la actividad de solapar el material de guerra. Consultadas sus
fuentes, se cree que “ambas palabras proceden de camouflet, que ya se documenta en el siglo XVII y que
significaba ‘humo soplado por las narices’. Donner, infligir un camouflet era hacer una afrenta, una ofensa a
otro como decir que se le soplaba por las narices humo al rostro”. Por consiguiente, hablamos de un
desdén propio de fumadores, bien alejado en sus efectos del mimetismo bélico al que alude el camuflaje.
En nuestra lengua, se documenta la palabra en 1916. Pero lo que nos importa es que fue redactada en
Verdún, y sin variar una coma entendemos que explica con finura la evolución etimológica de camuflaje. La
carretera que va desde Mourmelon-le-Gran hasta las avanzadas del ejército ruso, es lo que los franceses
llaman en términos guerreros una route camouflée. La palabra camouflet es aproximadamente sinónimo de
nuestro vocablo humareda y se emplea casi siempre en sentido moral y figurado. Dar una camouflet a
cualquiera significa, en francés, soplarle en las narices una humareda espesa, enturbiarle los ojos,
mortificarle con burla. De suerte que un sendero camouflé equivale en lenguaje militar a una carretera
encubierta. Andando el tiempo, ese camuflaje ha pasado de ser un neologismo original a figurar en el
registro del habla común. Nosotros seguiremos empleando el término “Enmascaramiento”.
ENMASCARAMIENTO EN LA IRA GUERRA MUNDIAL
Cuando uno contempla estas fotos de la I GM, no puede por menos que esbozar una sonrisa y pensar:
"Qué ingenuos"… Los vemos lejanos, ignorantes y tremendamente ajenos a nuestros tiempos. Pero si nos
detenemos a pensar un poco, estas fotos, están próximas a cumplir un siglo, lo que en términos históricos
es igual a decir que fueron obtenidas ayer. Asombra contemplar cómo hemos cambiado en estos años y tal
vez, también, asusta un poco.
Extraño y primitivo atuendo experimental mimético, del que no consta que haya sido empleado en combate
Traje de francotirador alemán junto a su puesto de observación. Este sí se utilizó, pues fue capturado en el campo de combate.
Otro puesto de observación alemán
No hay que dejarse engañar por las apariencias, el cañón de la foto es de cartón. Una vieja técnica para confundir al enemigo.
Lo mismo ocurre con el armamento que se ve en estas fotografías.
.
Esto era una pala para construir trincheras y debería de parecer un árbol.
Sorprende en todos estos casos, la ingenuidad de estas fotos y sino fuera porque fueron obtenidas durante
una guerra en la que murieron millones de personas, sería para reírse largamente, aunque reconforta ver
que el ser humano, siempre sabe reír en cualquier situación.
ENMASCARAMIENTO ARTÍSTICO
En ambas Guerras Mundiales, barcos británicos y americanos se disfrazaron con diseños ‘dazzle' para
confundir al enemigo.
El “Gloire”, de la Armada Francesa, pintado con un extraño enmascaramiento, saliendo luego de un período de reparaciones de un
puerto norteamericano de la costa Atlántica.
La guerra ha sido motivo de denuncia a lo largo de la Historia del Arte, pero ¿es posible que el cubismo se
hubiera probado en los campos de batalla y encima funcionara con éxito? Sí, gracias al enmascaramiento.
La I GM fue el momento en el que las técnicas de camuflaje bélico experimentaron su primer desarrollo. En
aquellos días, británicos y americanos comprendieron la amenaza que suponían los nuevos submarinos
alemanes. Los aliados, desmoralizados y sin defensas efectivas, encontraron una solución: los exploradores
aéreos y la fotografía. Estos posibilitaron la creación de divisiones especiales para evolucionar el arte del
enmascaramiento en los días en que no existía el radar.
Los franceses fueron los pioneros al contratar a artistas para crear métodos que disimulasen la presencia y
acción de sus tropas, así como de equipos y otros objetos de destrucción. La mayoría de los intentos
fracasó, pero la idea se perfeccionó y durante años pasar desapercibido ante el enemigo fue el objetivo de
pintores, ingenieros, artesanos y escultores.
ENGAÑO CUBISTA
Según relata Maite Méndez Baiges en su libro Camuflaje (Editorial Siruela), el arte del disfraz, de lo
irreconocible y lo imperceptible, de la ocultación y del maquillaje, encontró su máxima expresión en el
Dazzle Painting o Razzle Dazzle, una técnica pictórica aplicada desde los diseños cubistas -el arte del
momento- para romper las líneas de los barcos en el mar. Detrás de todo se encontraba el oficial, artista e
inventor de la pintura Dazzle, Norman Wilkinson. Según escribió en su diario del 27 de abril de 1917, tuvo
la idea de enmascarar los barcos poniéndose en el lugar del observador, imaginándose al enemigo delante
del mimetizado: "Cuando volvía a Davenport temprano por la mañana, tuve de repente la idea de que, como
era imposible pintar un barco de forma que no lo avistara un submarino, había que hacer precisamente lo
contrario, es decir, pintarlo no para lograr su baja visibilidad, sino de modo que rompiera su forma y
confundiese al oficial del submarino enemigo". El fondo contra el que se ve un objeto es lo que dicta el tipo
de enmascaramiento que se requiere. Así lo pensó Wilkinson, que ante la imposibilidad de lograr la
invisibilidad de los barcos, su objetivo fue disfrazarlos. Enmascaramiento por confusión, no por mimetismo.
UN MAR DE DUDAS
¿Cómo funcionaba el engaño? En las batallas, los barcos viran en diferentes direcciones y el enemigo
necesita saber en qué posición y a qué velocidad se mueve la nave en el momento de disparar. La pintura
dazzle consiguió disimular mediante efecto óptico dónde se encontraba la cabecera del barco, impidiendo
reconocer el ángulo de dirección y su velocidad exacta gracias a las figuras que lo adornan. Cuestión de
perspectiva. Si era eficaz, los ejércitos británicos y americanos nunca lo tuvieron claro. Los estadounidenses
disentían de la opinión de que el dazzle fuera efectivo, pero aún así fue habitual ver a estos barcos hasta el
fin de la II GM. Wilkinson decía que el objetivo era ganar tiempo para lograr una posición mejor. Además, el
colorido animaba la moral de las tropas. Aparte de los barcos, el enmascaramiento también abarcó a
uniformes y aviones, que darían paso al conocido diseño del traje militarizado, con franjas de formas
irregulares y colores verdes, castaños, amarillo ocre y negro, aunque les costó aceptar tanta creatividad.
En la actualidad muchos ejércitos utilizan un simple y muy efectivo enmascaramiento del tipo de un
“Capote Ghillie” que no dificulta el desplazamiento y no es deformado cuando el tirador ocupa por largos
tiempos un puesto de observación y tiro; bajo reglas básicas, el sniper siempre busca posicionarse de frente
al objetivo y a la mayor distancia posible, mimetizándose en el medio hostil. Tanto con rodilla al suelo o en
posición de cuerpo a tierra el francotirador resulta indetectable. Este capote ghillie es liviano, de fácil
transporte, despiezado en zona de cabeza sobre un bonnie hat y los hombros. Éstos, trabajados o no con
material del medio hostil, tanto en zona edilicia como no edilicia complementan el mimetizado que aporta la
seguridad al sniper en territorio hostil para su vida y la misión primaria, lo más importante, neutralizar el
objetivo. El equipo posibilita un veloz alistamiento con el mínimo de trabajo en zona hostil donde el tiempo
es un factor determinante. "Un sniper puede salvar muchas vidas, en el campo de batalla, a cambio de una,
el objetivo enemigo a neutralizar"
EL ENMASCARAMIENTO DEL FRANCOTIRADOR
Un buen enmascaramiento, combinado con una disciplina de movimientos, es lo que hace que un
francotirador sea difícil de detectar. El destello de las ópticas de la mira es la única parte que no puede ser
disimulada, pero el brillo puede ser reducido utilizando una pieza de tela o un acoplamiento de metal sobre
la mira. Los francotiradores evitan cualquier cosa que brille o suene, incluyendo gafas y caras blancas. Los
francotiradores que se enfrentan a fuerzas bien equipadas deben enmascararse a sí mismos contra miras
infrarrojas tanto como contra luz visible. Para ello utilizan materiales con una fina capa de aluminio
evaporado que refleja la radiación infrarroja. Antes de esto se utilizaban mantas térmicas cubiertas de follaje
o material local.
TRAJE DE ENMASCARAMIENTO
Cuando existen requisitos extremos para la infiltración y el enmascaramiento, se utiliza un traje
especialmente mimético, denominado traje ghillie. Este puede ser confeccionado de distintas maneras, en
algunos casos, se utilizan ponchos a los que se le atan trozos de tela; en otras ocasiones se utiliza un piloto,
un uniforme de combate, o alguna otra ropa de una pieza. Se utiliza seda dental o similar para coser las
partes y se aplica pegamento en las uniones para que éstas queden reforzadas. El traje ghillie es preparado
generalmente montándolo, después golpeándolo y arrastrándolo con un vehículo por terrenos variados,
rodándolo entre abono de vaca o enterrándolo en el barro para que pierda por completo los olores propios
de su confección (si se emplean telas nuevas) o de los usuarios (si los haya tenido).
Esto crea un “traje de humus”, y utilizando otros trozos, se asemeja en apariencia y olores al terreno natural
de la zona de operación. Un problema que se hará sentir es la temperatura interna que genera. Incluso en
latitudes templadas, puede alcanzar los 50º C
EL GHILLIE SUIT
El ghillie suit o traje ghillie, es básicamente una ropa cubierta o adornada con numerosas tiras de paño, tela
de arpillera y de otros materiales naturales unidos a la ropa primaria. Las tiras varían en longitud a partir de
12 a 30 cm y son generalmente de colores verdosos y terrosos. Un modelo completo de traje, incluyendo
prenda de cabeza, chaqueta y pantalones, puede tener más de 1000 tiras y recortes colgando de él. Este
tipo de añadidos, son los que hacen que sea tan efectivo al romper la figura humana confundiéndola con el
terreno.
Las tiras de enmascaramiento sirven para 3 propósitos: ayudar a romper la silueta humana, imitar el follaje
natural vegetal que rodea la posición del tirador y proporcionar un aspecto tridimensional al
enmascaramiento. El color y los componentes del juego variarán con el ambiente en el cual el tirador esté
moviéndose. Las tiras individuales finas de la arpillera trabajan bien donde la vegetación primaria de la
región sea césped o hierba baja. Un traje ghillie utilizado en un ambiente de jungla sería más eficaz usando
tiras más anchas de paño o arpillera para replegar la amplia vegetación de hojas, que es la que se
encuentra comúnmente en el ambiente de la selva. Las tiras y las cintas permiten que el mimetizado tenga
una profundidad o una tercera dimensión que lo haga eficaz en su uso en exterior.
La eficacia del ghillie puede ser incluso mayor agregando follaje y vegetación del ambiente operacional. El
cambio del material ambiental suplementario debe efectuarse de acuerdo a los diversos tipos de terreno
donde se vaya a usar. Esto debe usarse, por supuesto, aparte de las técnicas básicas de enmascaramiento
para el individuo y su equipo. Conforme el operador vaya adquiriendo más experiencia, se le puede añadir
al traje un poco de comodidad, como el incluir apoyos acolchados (muy recomendables para piernas y
brazos, cuando vaya a estar mucho tiempo apostado), aislamiento térmico e incluir también un sistema de
rehidratación portátil, como un camel back.
También se le pueden añadir pequeños bolsillos para meter artículos pequeños que se vayan a usar
frecuentemente. Mientras que el aislamiento y colores de clima frío pueden ser útiles en algunas situaciones
en invierno, una cierta forma de reducción del calor del cuerpo se puede requerir en otras, como cuando se
usa el traje en verano. Un ghillie puede pesar varios kilos, y ser tremendamente caluroso en climas cálidos.
Una buena solución puede ser el tipo de colocación de la red para permitir una cierta ventilación.
Un cierto motivo de preocupación debe de ser, para los usuarios de ghillies de arpillera, que la tela puede
generar un importante riesgo de incendios. El traje debe de tratarse con un retardador de llama textil de
calidad. Un tratamiento repelente de agua es también una buena idea el traje puede llegar a ser incluso más
pesado si le llueve encima. Este factor de peso llega a ser peligroso si el operador cayera en aguas de
cierta profundidad.
El término "ghillie suit' deriva del nombre que recibían los guardabosques y árbitros de juegos de cacería
escoceses, que eran conocidos con ese nombre. Un tirador habilidoso necesita evitar ser detectado en todo
momento por hombres y animales, requiriendo así el mejor enmascaramiento. El primer uso militar conocido
de los ghillies fue en la II GM. Los ghillies sirvieron como exploradores en el regimiento británico Lovat
Scouts, y trajeron con ellos la eficacia de sus sistemas de mimetizado al ejército. Lord Lovat, jefe de los
Lovat Scouts, los formó básicamente para contrarrestar la amenaza de los francotiradores alemanes. Los
ghillies que sirvieron en los Lovat Scouts, usaron su innata habilidad para observar, acechar y combatir con
disparos de larga distancia con los militares alemanes.
La mayoría de los soldados de Gran Bretaña carecían o tenían muy poca experiencia en cazar y disparar
porque ambas actividades estaban estrictamente controladas en el país. Los ghillies enseñaron a los
soldados cómo emplear adecuadamente el enmascaramiento, usar miras ópticas para incrementar su
letalidad al disparar y sobrevivir al enemigo en una posición oculta.
Durante la II GM, algunos soldados recibieron equipos ghillie como parte de su equipo de combate. El
concepto de este equipamiento experimentó progresos y fue muy utilizado en la guerra por todos los bandos
contendientes. En algunos manuales incluso proporcionaba instrucciones sobre cómo hacerlos. Por este
tiempo, el ghillie había sido comenzado a denominar como “traje para francotiradores” y fue visto como
opción muy viable para ayudar en la ocultación de tiradores emboscados militares. Los francotiradores
emboscados alemanes de la II GM se hicieron, lo que comúnmente se ha conocido como velos de tirador,
usando redes para cubrir su cara, parte superior del cuerpo y óptica del rifle. La eficacia alemana del tirador
emboscado en evitar la detección permitió que fuesen muy eficaces durante la guerra.
Ghillie formado completamente en cordaje de arpillera, sobre una base de red elástica, para que se le
adhiera perfectamente al cuerpo.
Una buena colocación a la hora de emboscarse esperando que el blanco esté al alcance, es vital para el
tirador especial emboscado.
PRINCIPIOS DE CONFECCIÓN DE UN GHILLIE SUIT
Cuando se piensa en un francotirador, debe imaginarse a un matorral con piernas, llevando un pesado y
caro fusil de precisión con una mira telescópica. Los ghillie suits son a los francotiradores lo que el velcro es
a los chalecos tácticos de los SWAT, ya que no se puede pensar en el uno sin el otro. Algunos, a pesar de
ser verdaderas obras de artesanía y un derroche de imaginación, no son usados en forma generalizada en
combate. Un ghillie suit es usado sólo en condiciones muy específicas. Para un francotirador, un ghillie suit
es algo muy personal, ya que emplea horas y horas en él, diseñándolo, confeccionándolo, probándolo y
perfeccionándolo. Con el tiempo, el ghillie se convierte en parte del equipo personal del tirador.
Esta vestimenta se la debe confeccionar con sus propias manos cada hombre que se prepara –en combatepara servir como francotirador o tirador especial. Forma parte de su entrenamiento como tal. En combate, el
equipo de tiradores especiales (sniper - tirador, y spotter - observador de tiro) debe moverse en el campo de
combate y si el sniper es un verdadero profesional, preferirá siempre usar el terreno y la vegetación para
ocultarse. La elección de la ruta es el aspecto más crítico para el movimiento y acecho del tirador.
Los ghillies se han utilizado con mucho éxito en los conflictos más importantes, pero éstos se han empleado
o cerca, o en una buena localización que requirió solamente de un mínimo movimiento. Los ghillies se
limitan extremadamente en su uso, no obstante el concepto y las técnicas de su construcción, se pueden
aplicar hacia otras formas de enmascaramiento (mantas de tirador, ponchos, etc.). Antes de comenzar la
confección, necesitamos hablar de los principios del enmascaramiento.
FORMA:
Las formas rectas y angulosas raramente ocurren en la naturaleza. Los artículos artificiales fabricados por el
hombre, sin embargo, sí tienen tales líneas y estas llaman poderosamente la atención a la vista humana.
Las líneas verticales y/o horizontales o rectas son fácilmente reconocibles en la naturaleza.
SUPERFICIE O TEXTURA:
La vegetación tiene una textura distinta e identificable. La textura del ghillie debe emparejar el terreno
circundante y la vegetación. Por ejemplo, la textura frondosa o las hierbas cortas estarán quietas en un
campo de hierba aplanada larga. El material del ghillie aparecerá como un área peluda, borrosa o una pila
de material sin el camuflaje natural agregado.
COLOR:
Éste es probablemente el más obvio de los principios, y sin embargo, siempre es el peor entendido. Los
colores en la naturaleza cambian rápidamente de una zona a otra y durante las diversas horas del día. El
enmascaramiento debe de ser lo bastante versátil como para poderlo mezclar o cambiar rápidamente. Los
colores que se ponen en contraste obvio con el terreno circundante son los más fáciles de detectar; los
contrastes menos sutiles del color serán perceptibles también. Debe tenerse presente que el negro no se
presenta en la naturaleza. Los colores muy oscuros llamarán la atención durante las horas de luz del día al
igual que la luz durante las horas de la visibilidad limitada. Los ghillies son usados en dos estilos: dos piezas
y una sola pieza. Los de dos piezas son generalmente los más comunes y utilizados. Este traje se hace
usando un uniforme militar entero, camisola y pantalones, como base, bien sea usando el color normal del
enmascaramiento tipo “Woodland”, o un patrón de tipo desértico. Algunos tiradores prefieren uniformes de
colores sólidos tales como el patrón verde oliva, mientras que otros les gusta de usar patrones exóticos
tales como el “tiger stripe” o algunos de los nuevos patrones del "hi tech". Sin importar el patrón, el traje será
confeccionado usando una o varias combinaciones de técnicas.
CONFECCIÓN BÁSICA DEL TRAJE (TÉCNICA DE LOS LAZOS):
Primero, debe encontrarse una red con agujeros grandes tales los de una de enmascaramiento para
vehículos o piezas de artillería. Tal como se indica en la foto de abajo, se corta la red con la forma de la
espalda de la blusa o chaquetilla de combate, y se le cose encima a mano o a máquina. Luego se corta
entonces el material de enmascaramiento (yute o arpillera, pedazos de un uniforme, etc.) en tiras y se lo
monta a mano en los huecos de la red. Cuando se ate el material de enmascaramiento a la red, deben
alternarse los colores para desarrollar el patrón del camuflaje que se desea.
Como se puede ver en el diagrama de abajo, la red se puede colocar también en los hombros desde abajo
hacia la parte frontal. Esto proporciona enmascaramiento en el momento de ponerse de pie. No se debe
poner la red o el material de camuflaje en la parte frontal, pues hará muy difícil el arrastrarse. Se pueden
montar almohadillas para facilitar el apoyo en el suelo y el movimiento de arrastre, usando una lona o tela
de loneta.
Se aconsejo que el uniforme que a elegir para montar las redes, sea una mayor o mejor, dos tallas más
grandes que el que se usa, para permitir ponerle otra ropa debajo. Esto es así, para que cuando haya que
arrastrarse, ninguna parte del cuerpo quede al descubierto sin enmascaramiento. El tema de las lonetas y
los parches es opcional a gusto de cada uno, sirviendo igualmente coderas y rodilleras que ayudan más y
mejor a reptar sin que el uniforme se resbale, aparte de hacer de sujeción entre el ghillie y el uniforme que
se lleva debajo.
Detalle del anudado del yute a la red de montaje
Vista de la prenda superior en fase de armado
Parte trasera de la chaqueta del uniforme, casi terminada.
Luego se pueden ir añadiendo las costuras de los hombros. Como puede verse, la altura del yute en caída,
no ha superado a la cintura de los pantalones. La parte delantera de los pantalones, también se puede
forrar con loneta al igual que los codos de la guerrera. De nuevo, se lo puede forrar con espuma, sobre todo
en las rodillas. Esto es una buena técnica porque las rodillas realmente van a estar bastante tiempo
apoyadas en tierra o en posición de cuerpo a tierra. En el dibujo, puede verse que hay una bolsa pequeña
confeccionada en la parte posterior de los pantalones. En esta bolsa se pueden llevar artículos útiles como
unos prismáticos pequeños o un pedazo de red auxiliar. Verás también que los pantalones tienen lazos en
los lados para sujetarlos alrededor de la cintura. Las correas no se utilizan o no se usan generalmente
porque se quedan enganchadas en el arrastre. Los lazos son utilizados por muchos tiradores emboscados
militares porque son versátiles y obtenidos fácilmente. Debe mencionarse también que hay que asegurarse
que la red pase los lados de las piernas y cubra por lo menos sus 3/4 partes. La red sobrante que no cubra
las piernas debe permanecer en el suelo cuando el tirador se está arrastrando.
Si se decide no ponerle capucha a la parte superior del ghillie, puede optarse por forrar una prenda de
cabeza (preferible un bonnie hat), que tenga barbijo, donde se pueden coser directamente las tiras de
arpillera.
TÉCNICA DE COSIDO DIRECTO:
Es la misma que la técnica de los lazos, pero el material de enmascaramiento se cose directamente al
uniforme en vez de usar una red como base. La mejor puntada de costura a utilizar es una en zigzag para
obtener la máxima resistencia del uniforme y el material aplicado. La mejor ventaja de esta técnica con
respecto a la de los lazos, es que cuando se avanza y se produce un enganche con la vegetación, se
suelta, a llevar las tiras cosidas directamente en el uniforme, mientras que con la red, normalmente se van
desenganchando o se rompen.
Veamos el material de enmascaramiento en sí mismo: lo más usado normalmente es la arpillera o tela de
bolsa, que se puede adquirir en cualquier tienda textil o con bolsas desechadas. En cuanto a los diferentes
tipos de de redes que hay en el mercado debe prestarse atención con los “recubrimientos” de redes
militares que se venden. Un buen francotirador nunca los usará, debido a que son demasiado brillantes, por
estar fabricados con materiales plásticos, y si se usa demasiado en la confección del ghillie, si se lo usa al
sol puede parecer de lejos, una lámpara por los brillos que tienen estos materiales. Son útiles igualmente,
usados con moderación y en partes que vayan a quedar por debajo o detrás del tirador, donde fácilmente se
le pueda hacer sombra. Otro punto importante con respecto a la arpillera, es que cuando esté toda cortada
en tiras, debe ser “peinada”. Esto consume la mayor parte del tiempo de un ghillie, ya que debe sacar todos
los hilos horizontales de la tela, para quedar sólo con una suerte de “cabellera” de hilos de arpillera, que son
los que al final se irán atando por grupos en los boquetes de la red.
Luego se agruparán los ramilletes de arpillera por colores, y se los irá atando en grupos medianos en
reunidos por colores. El último punto será observar el color predominante de donde se usará el ghillie,
procurando aplicar el que más se acerque o sea mejor. Es una buena idea, el añadir al yute, pedazos de
plantas de la zona o lo más aproximadas de color, en tela y alambre. Deben ser usadas también con
moderación, ya que no debe caerse en parecer un macetero gigante. Para finalizar, es conveniente no
exagerar en el color del ghillie, si vas a usar pintura; en caso de duda, es mejor dejarlo de un color claro,
evitando los oscuros, ante el riesgo de tener que deshacer después el trabajo entero.
Siempre hay que tener en cuenta el entorno de utilización del traje. En éste caso, la mezcla de colores es perfecta en su uso. El traje
lleva montadas plantas de tela y plástico para aumentar la efectividad del camuflaje.
Incluso en una posición de tiro preparada al efecto, debe cuidarse con el más mínimo detalle todo lo que
rodee la posición, para evitar ser descubierto. La última pieza del ghillie es la capucha o velo. Una capucha
es simplemente una extensión del traje. Normalmente es sólo un pedazo grande de material por lo general
del mismo tipo y modelo que el ghillie que lo tiene cosido directamente. La capucha se usa para cubrir la
cabeza y/o el arma. A algunos francotiradores les gusta coser esta capucha a una prenda de cabeza para
que permanezca sobre ella. También hay quienes prefieren tenerla cosida a los hombros para ponerla sobre
la cabeza. La capucha es muy útil y puede ser usada por sí misma. La mayoría de la gente ha visto las
imágenes de francotiradores con velos alrededor de su cabeza o cuello. Este velo es una red de cabeza
anudada alrededor del cuello, que puede ser colocada sobre la cabeza o el arma para romper el contorno.
Los francotiradores por lo general tienen varias en diferentes colores y modelos para usar en posiciones
distintas. El velo es también útil para el cuidado contra insectos y la suciedad durante el movimiento y
rápidamente puede ser montada cuando se necesite.
Los accesorios que pueden llevar los francotiradores son muchos y variados, dependiendo del tipo y de la
duración de la misión. Hay ciertos objetos imprescindibles: munición, cartografía, cuaderno de notas y
datos, brújula, GPS, binoculares, etc., que son esenciales y los debe llevar todo tirador especial. Una
mochila por ejemplo, no puede ser portada de manera convencional. Debe de ser enmascarada de manera
especial como el ghillie a ser posible, y llevada por el spotter. Generalmente con una mochila por equipo
será suficiente para una misión a menos que vaya a ser de duración prolongada.
El punto siguiente es el sustento: comida y agua, sobre todo agua. El ghillie va a pesar varios kilos, más otro
uniforme que se llevará debajo, y eso contando con que se lo uses en verano, provocará una gran
transpiración. Por ello, la rehidratación debe ser muy abundante. Se puede acondicionar el ghillie de manera
que pueda llevarse encima un camel back, pero debe tenerse cuidado con el ruido que hacen, a medida que
se van vaciando. Para el alimento sólido, las barritas energéticas son ideales. Se pueden llevar varias
encima.
A modo de conclusión, los ghillie suits no se usan normalmente para misiones de combate, sin embargo si
es necesario son imprescindibles. Debe entenderse, finalmente como epílogo, que un ghillie por sí mismo
no se hará invisible por muy bueno que sea o lo bien que esté confeccionado. El arte del enmascaramiento
se apoya en los cimientos de saber usar a fondo el entorno, para desaparecer de la vista de los demás.
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