El plan Cerdá para Barcelona y el urbanismo argentino del siglo XIX

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Aarcón- El plan Cerdá para Barcelona y el urbanismo argentino del siglo XIX - Area Digital Nro. 2 Feb. 2002
El Plan Cerdá para Barcelona y el Urbanismo
Argentino del Siglo XIX.
María Teresa Alarcón, Mgter.
Resúmen
El objetivo de este artículo es comparar dos propuestas
urbanas surgidas en la segunda mitad del XIX, en contextos
geográficos, históricos y culturales muy diferentes, y
establecer el nexo que las vincula, más aun si se tiene en
cuenta que a partir de la utilización de los mismos sistemas de
ordenamiento del espacio las respuestas pueden llegar a ser
similares en apariencia o antagónicas por definición. Es
posible trazar una línea que trasciende las diferentes y
particulares expresiones locales y permite explicar un hecho
urbano desde uno de sus aspectos fundamentales cual es la
morfología que adopta la traza urbana basada en la utilización
de la cuadrícula que, dado su fuerza formal sumada a otros
valores intrínsecos, encierra la bipolaridad del fundamento y la
proyección, adquiriendo una dinámica que le ha permitido
emerger en diversos momentos históricos.
Palabras clave
Ensanche - Ciudad nueva - Trama ortogonal - Diagonales Paradigma.
Por qué La Plata, por qué el Ensanche
El proceso de urbanización seguido en el territorio argentino
durante la segunda mitad del siglo XIX se ve afectado por una
doble modalidad: la primera, tiende a reforzar la estructura
territorial existente; la segunda inicia un nuevo proceso de
colonización en áreas aún no fehacientemente ocupadas,
localizadas en los intersticios que dejara la ocupación colonial
española, profundizando en ambos casos la relación
dialéctica entre interior y puerto, según el modelo económico
de producción de tipo extractivo. [TARRAGÓ CID, 1976] Fue
a través del ferrocarril que este modelo agro exportador teórico e intangible- plasmó en el territorio en una progresiva
evolución desde el modelo abstracto al hecho concreto,
conformando una red que, centrada en el puerto de Buenos
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Aires, se extiende hacia el interior vinculando a éste cada una
de las regiones productivas ganadas al aborigen: la región
nordeste Chaqueña, la campaña bonaerense, la región de
Cuyo y la Patagonia. Mediante la red ferroviaria se canalizan
los flujos de inmigrantes destinados a colonizar estos nuevos
espacios de producción, como también los productos cuyo fin
era la exportación. La trama del ferrocarril que abarca todo el
territorio vincula en principio los puntos terminales, esto es,
los diferentes asentamientos productivos con los puertos de
Rosario y Buenos Aires principalmente. A su vez, articula una
serie de centros intermedios que jalonan las vías de
comunicación entre unos y otros. Los asentamientos
adoptaron configuraciones diferentes según respondieran a
criterios meramente de expansión territorial o de
consolidación de centros urbanos existentes. [GUTIERREZ,
1976] En este sentido pueden identificarse asentamientos de
tipo productivo tales como las colonias agrícolas y los
poblados agro-industriales que contribuyeron a la expansión y
consolidación de las fronteras, los pueblos ferroviarios que
surgieron a lo largo de las vías del ferrocarril como estaciones
intermedias, y los de tipo terciario que se constituyeron en
centros de servicios. La ciudad de La Plata, se funda en 1882
como capital de la Provincia de Buenos Aires, asiento de su
gobierno, cuando ésta es declarada Capital Federal de la
República Argentina. Su rol fundamental está centrado en la
actividad terciaria de tipo administrativo, gubernamental, pero
sin dejar de lado que, dado su relevancia, debía tomarse en
cuenta la importancia del puerto cuya actividad propiciaría el
crecimiento económico y el desarrollo inmediato de la ciudad,
tornándola rápidamente en una gran capital. [de PAULA,
1987] La configuración que adopta su trazado, realizado a
finales del XIX, nos lleva a establecer una serie de relaciones
entre los diferentes planteos urbanos llevados a cabo en
diversas ciudades europeas. La denominada generación del
´80 que logra llevar a cabo el proyecto para la nueva ciudad,
no desconocía las teorías surgidas como reacción a la ciudad
industrial que propugnaban los socialistas utópicos. Tampoco
se desconocían las realizaciones llevadas a cabo en Europa
tales como las reformas de París de Haussmann, los
proyectos de ordenación del Ring de Viena o el Eixample de
Barcelona de Cerdà. Asimismo eran bien conocidas las ideas
y teorías de los higienistas franceses e ingleses
principalmente, cuya visión de la ciudad estaba atravesada
por la óptica de la medicina y el método científico, y que fue
introducida a la Argentina por la acción de los sanitaristas
como Coni, Rawson o Wilde. La Plata representa así el
paradigma de las utopías realizables. El modelo teórico
llevado a la práctica por la conjugación de fuerzas de diversa
índole. En él coinciden el pensamiento positivista que plasma
en la racionalidad de su trazado geométrico riguroso y el
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romanticismo que recupera de las prácticas urbanísticas
inglesa, francesa y norteamericana la revalorización de los
espacios verdes y su integración a la ciudad. A la vez, durante
la segunda mitad del XIX, surge en Barcelona la figura de
Ildefons Cerdà, ingeniero de caminos, cuyo concepto de
ciudad modificaría radicalmente la visión que acerca de las
mismas se tenía. La idea del urbanismo como una ciencia
integral, abarcativa de todos aquellos aspectos que coinciden
en la conformación de la ciudad, le proporciona una nueva
perspectiva del valor de la ciudad. Se desprende de las
posturas académicas barrocas y de las utópicas
decimonónicas para proyectarse desde un nuevo paradigma
que permite entender la ciudad no como un objeto
arquitectónico estático y acabado en sí mismo, sino como un
proceso, como un organismo vivo. La ciudad resume un
cúmulo de relaciones de diferentes escalas que van desde lo
continental hasta lo doméstico pasando por las instancias
intermedias de lo comarcal y lo estrictamente urbano. La
propuesta integral que realiza en 1859 para la Reforma
Interior y Ensanche de Barcelona sintetiza en alguna medida
la idea de que la movilidad es la base del urbanismo futuro: la
ciudad debe estructurarse en relación recíproca de escalas
diferenciadas con la comarca y con la vivienda, debe poder
crecer sin límites prefijados y en condiciones de igualdad
dignificante para cualquier habitante de la urbe. La figura del
"ensanche" aparece como una de las formas más
significativas adoptadas para el crecimiento urbano,
particularmente en ciudades del sur de Europa. [BUSQUETS,
1992]. Es este un concepto superador de la idea de extensión
como el simple acto de expandir las fronteras de la ciudad
hasta ese momento amurallada. La noción de ensanche
incorpora al núcleo original en una unidad superior de un
mayor nivel de integración. Por otra parte es de destacar la
importancia del Ensanche en el pensamiento urbanístico del
XIX cuando el concepto de ciudad tradicional experimentaría
un cambio sustancial tanto cuantitativo como cualitativo. El
objetivo de este artículo es comparar dos propuestas urbanas
surgidas en la segunda mitad del XIX, en contextos
geográficos, históricos y culturales muy diferentes, y
establecer el nexo que las vincula, más aun si se tiene en
cuenta que a partir de la utilización de los mismos sistemas de
ordenamiento del espacio las respuestas pueden llegar a ser
similares en apariencia o antagónicas por definición.
Buscando puntos en común
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Intentar establecer cuál es la conexión entre el urbanismo que
propone Cerdà para la Reforma y Ensanche de Barcelona
(1855, 1859 y 1863) y la propuesta de Benoit y el
Departamento de Ingenieros para la fundación de la ciudad de
la Plata (1882), puede resultar vano si nos atenemos a un tipo
específico de relación como es la influencia directa de una
sobre otra. La primera apreciación es que ambas propuestas
están concebidas desde una óptica progresista, en la cual lo
económico y lo social -entendido éste como la representación
de los ideales de una clase burguesa de comerciantes,
industriales, terratenientes y universitarios- predominan sobre
cualquier otro orden de conformación de la ciudad. "La idea
era sin duda, en el fondo, la de construir una ciudad con
prestigio de capital" señala Cirici Pellicer [CIRICI PELLICER,
1959] refiriéndose al plan preparado para la ciudad de
Barcelona. A su vez, el Dr. Dardo Rocha advertía "... una vez
designado el punto en que ha de establecerse la nueva capital
debemos esperar que en breve tiempo levantemos una ciudad
populosa y floreciente que, para las necesidades
administrativas y políticas, reemplace en cuanto es posible la
antigua capital." [BUCICH ESCOBAR, 1930] dejando ver que,
además de las cuestiones político -administrativas que
motivaron su fundación, ésta expresaba los intereses y
anhelos de una clase dirigente que de esta manera afirmaba
su creciente poder político en Argentina. La idea de la gran
"ciudad capital" queda así expresada. La segunda similitud es
que la propuesta de Ensanche para Barcelona y la de
fundación de La Plata surgen en un momento de expansión
del pensamiento liberal, racional y cientificista: En el caso de
Barcelona, para entender el caos urbano en el que estaba
sumida la ciudad con los problemas de congestión,
contaminación y segregación, a fin de ordenarla desde una
reforma interna y planificar su crecimiento futuro. En este
sentido, la propuesta de Cerdà se enmarca en el nuevo
paradigma de "ciudad abierta", destinada a crecer por la
dinámica que le signa la economía de mercado, en la cual las
comunicaciones, flujos y reflujos de bienes y consumidores,
se constituyen en los nuevos elementos configuradores del
espacio urbano al articular desde una nueva modalidad los
espacios destinados a vivienda. Ruralizar la ciudad es la
expresión más acabada para indicar hasta qué punto es
necesario integrarla a un entorno mayor con el que debe
interactuar. La idea cerdaniana de una ciudad abierta
responde a una visión territorial de la misma. Esta perspectiva
caracterizada por el cambio de escala que supera los límites
del municipio está sustentada en la significación que cobra el
ferrocarril como nuevo sistema de transporte que posibilita
mayor fluidez en las comunicaciones e integra la ciudad a su
medio circundante. Por su parte, La Plata surge en un
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momento histórico en el cual el pensamiento positivista
conjuga la expansión económica, geográfica y política: las
nuevas tierras ganadas en las campañas contra el aborigen
representan nuevos espacios para la producción económica;
ésta a su vez en alza, dado los crecientes niveles que alcanza
la exportación de la producción cerealera debido a la
demanda europea. La modificación del tipo de producción
hace que de la práctica de la ganadería extensiva se pase a la
explotación agrícola, la que a su vez requiere de una mayor
cantidad de mano de obra para lo cual se implementaron
medidas tendientes a fomentar la inmigración y la formación
de colonias agrícolas. Asimismo, la federalización de la ciudad
de Buenos Aires, dejaba a las autoridades provinciales sin un
lugar de asiento por lo que la fundación de una ciudad ex
novo era imprescindible y demandaba un gran esfuerzo en lo
que a generación de recursos se refiere. Sin embargo, y
salvando las distancias geográficas, históricas y culturales, es
posible trazar una línea que trasciende las diferentes y
particulares expresiones locales y permite explicar un hecho
urbano desde uno de sus aspectos fundamentales cual es la
morfología que adopta la traza urbana. El rasgo dominante en
ambos ejemplos es la utilización de la cuadrícula que, dado su
fuerza formal sumada a otros valores intrínsecos, encierra la
bipolaridad del fundamento y la proyección, adquiriendo una
dinámica que le ha permitido emerger en diversos momentos
históricos. Por un lado, si consideramos el damero inserto en
el marco de la tradición, entendida ésta en sentido amplio
como los modos de uso o formas de hacer propias del sentido
común que constituye un rasgo subyacente a toda forma
cultural, aparece así como una expresión formal previa a
elaboraciones culturales diversas respondiendo a criterios en
general de orden pragmático. En otro sentido, la cuadrícula se
proyecta desde lo profundo de la historia y es posible
encontrarla en el trazado hipodámico de Mileto, o como
sistema de colonización de las civilizaciones en proceso de
expansión territorial a través de la fundación de
asentamientos tales como las centuriaciones romanas, las
ciudades hispanoamericanas y norteamericanas; en las
bastidas francesas, o bien en la propia organización de los
espacios de producción como los campos de cultivo.
Sedimenta así como un sistema de ordenación del espacio
caracterizado por el alto grado de racionalidad, de economía,
de pragmatismo dado su fácil aplicación a una situación
específica, de adaptabilidad -referida ésta tanto a las
condiciones topográficas cuanto a los usos y destino- y, por
sobre todo, a la profunda vocación igualitaria. La lógica formal
que domina esta modalidad de estructuración espacial se
sustenta en la agregación de partes iguales o la reiteración
regular y monótona de la misma, a partir de una ley de
correlación que le proporciona simultáneamente equilibrio y
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una dinámica de crecimiento de tipo extensivo
independientemente del sentido que se le confiera. Partiendo
de un modelo abstracto, este crecimiento es infinito y en todas
direcciones pero llevado a una realidad concreta estará
siempre limitado por las condicionantes del sitio, en particular
la topografía del lugar y su historia. Existe sin embargo otra
lógica que está ligada al valor semántico de la cuadrícula y es
que ésta representa un sentido igualitario al no establecer
ningún tipo de jerarquía referida tanto a elementos internos
como externos a la misma y que condicionarían su desarrollo
en una dirección o en otra (esto es la expansión) o internos
que produjeran concentraciones y densificaciones del espacio
así organizado (esto es para la ocupación intensiva). Se
establece así una relación entre el diseño de la traza en
damero y la intencionalidad que la guía que en definitiva
condicionará la forma última que ésta adopte. Es aquí donde
aparece el segundo aspecto en común y elemento definidor
del trazado cual es el uso de un sistema ordenador
superpuesto al damero original y que se compone de las
diagonales que, si bien en ambos casos viene a articular de
manera rápida sectores muy opuestos y distantes de la
cuadrícula, adquiere roles diferenciados tanto en una como en
otra debido a la preponderancia que cobra en cada uno de los
casos estudiados. Es en la intencionalidad y su forma
manifiesta que ambas propuestas empiezan a diferenciarse y
a adoptar configuraciones en algún sentido contrapuestas.
De proyectos utópicos a utopías realizables
"La sociedad industrial es urbana"
dice Françoise Choay, quien así inicia su obra para referirse a
las ideas que surgieron de las críticas y controversias que la
misma ciudad industrial había generado y que fructificaron
en la vorágine de propuestas nuevas surgidas a lo largo del
siglo XIX en Europa. [CHOAY, 1970]
La revolución industrial ha significado básicamente cambios
en los modos de producción y de transporte debido a los
avances tecnológicos, lo que ha contribuido a la
transformación experimentada por la ciudad. El surgimiento
de la industria y el crecimiento de la actividad comercial
constituyen las fuerzas motrices de la nueva ciudad del siglo
XIX. La ciudad asume una fisonomía diferenciada a partir de
la sectorización de estas nuevas funciones urbanas. El gran
agente del capitalismo emergente fue el ferrocarril que
posibilitaba los desplazamientos de la población hacia los
grandes centros industriales y favorecía el transporte de los
productos a comerciar. La acumulación de población urbana,
se manifiesta primero como densificación, con el uso intensivo
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del suelo urbano y crecientes grados de hacinamiento. Con la
saturación del espacio urbano, se inicia un proceso expansivo
que termina por romper los modelos de la ciudad medieval y
barroca. Maduran así las propuestas de apertura de vías de
comunicación nuevas o adaptadas a los nuevos
requerimientos, como también la necesidad de extender la
ciudad más allá de las murallas, sin que medie ningún tipo de
límite o contención. El siglo XIX se inicia en Europa con una
fuerte crítica a la sociedad industrial en general y a las
ciudades en particular: los problemas que en ellas se han ido
suscitando, son el resultado de nuevas fuerzas en pugna
tanto de orden económico, como social y político, que
interactúan provocando el "caos arquitectónico" y la
insalubridad tanto debido a la falta de higiene física cuanto
moral. Positivismo y romanticismo coinciden en la necesidad
de una evaluación de la ciudad desde la racionalidad
progresista del ordenamiento geométrico hasta la actitud
romántica de pretender la recuperación de ciertos valores
perdidos tales como la relación de la ciudad con la naturaleza.
La crítica a la degradación urbana fruto de la industrialización
experimentada proviene de diversos sectores de la sociedad y
se manifiesta a través del pensamiento de los socialistas
utópicos, tales como Saint - Simon, Cabet, Fourier,
Considérant, Owen, Ruskin, Morris, Pugin, Richardson, Marx
o Engels, quienes proponen diferentes modelos de ciudades
ideales. Con Cerdà aparece el concepto de urbanismo como
una visión científica integral de la construcción de las
ciudades, sustentada en los métodos de análisis cuantitativos
como medios para explicar los hechos sociales y garantizar
una propuesta que sea fundamentalmente realizable,
alejándose de esta manera de la línea de los utópicos. Este
análisis contempla aspectos diversos tales como lo técnico o
constructivo propiamente dicho, lo administrativo, lo político, lo
económico y lo legal. La Plata por su parte representa la
utopía desde el contrasentido de la combinación del planteo
de un modelo ideal a priori y el pragmatismo que implicaba su
ejecución bajo las condiciones de inmediatez. Nace en medio
de un proceso de cambios que acontecían en el país como
consecuencia también de las transformaciones del sistema
económico. Las características que asume este proceso están
matizadas por la transculturación generada a partir de las
constantes oleadas de inmigrantes que arribaron al país. De
la misma manera, si bien los efectos de la revolución industrial
no se habían hecho sentir en las ciudades argentinas de la
misma manera que en Europa, sí había un conocimiento
acerca de las teorías, utopías y obras que allí se daban y que
intentaban dar respuesta a las nuevas necesidades que
generaba la ciudad industrial. El mismo impulsor de la idea de
fundar una ciudad nueva. Las nuevas ideas referidas a
higiene y salubridad en lo que hace a la orientación más
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conveniente para el trazado y asoleamiento, a las obras de
infraestructura destinadas al saneamiento de la población o
las posibilidades de ensanche y crecimiento ya están
contempladas en las instrumentaciones del Poder Ejecutivo
para la confección de los planos.
De la abstracción a la realidad
El sentido igualitario de la cuadrícula:
El Ensanche.
En Cerdà, la cuadrícula viabilizó el proyecto utópico de
igualdad, no de una manera apriorística sino que surge como
el resultado de profundos y minuciosos estudios realizados
sobre Barcelona: Ésta resultó ser una ciudad desigual y así lo
muestran las estadísticas. Los problemas de hacinamiento y
mortalidad evidenciados, variaban según la clase social a la
que se pertenecía, a la localización del barrio en que se
habitaba y al piso en que se vivía. Era necesario enfocar los
problemas urbanos con un criterio científico para garantizar la
igualdad en las soluciones ya que, según la idea de Cerdà, la
ciencia es igualitaria por definición o no es ciencia: "la ciencia
no reconoce ni puede sancionar la existencia de semejantes
diferencias". [ESTAPÉ, 1968. p. 475] La propuesta para el
Ensanche, está ideológicamente formulada en su Teoría
General de la Urbanización donde Cerdà apela al derecho
natural y declara como principios inalienables, los derechos
del hombre tales como la autonomía respecto de las
diferentes escalas de vínculo (individual, familiar vecinal, etc.)
como también la de los medios de locomoción (el tránsito de
rodados y viandantes). Desde su propuesta progresista
reivindica el derecho a la privacidad pero sin caer en el elogio
de la propiedad privada: "...necesidad es y muy principal en el
hombre la independencia de su hogar doméstico, y hasta en
ocasiones la de su vivienda personal..." [ESTAPÉ, 1968. p.
63] La ciudad comienza en la vivienda, más precisamente en
el dormitorio del hombre, desde donde comienza a articularse
una cadena de relaciones cuya escala va variando hasta
englobar la ciudad y sus vinculaciones con el territorio. La
adopción del sistema de cuadrícula para la ordenación del
espacio responde al principio de igualdad que en él se
manifiesta. Los sistemas radiales y anulares concéntricos y
excéntricos no sólo implican desigualdades vinculadas a la
forma o tamaño que adopte la manzana según sea su
posición dentro de la trama y al valor relativo de la misma sino
que además, esta inequidad es previa a cualquier situación
que pueda generarse posteriormente, puesto que está
pensada de una manera artificial desde la concepción en
abstracto de la idea proyectada en el plano. Así lo hace notar
al referirse a dichos sistemas: "...encierra grandes defectos,
gravísimos inconvenientes y hasta injusticias manifiestas, que
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rarísimas veces, tal vez nunca se contrarrestarán por las
ventajas que proporcione". [CERDÀ, TVU - 1861] Si a esto se
suma que en las zonas centrales o jerarquizadas de esa
trama, los niveles de fricción son mayores y por tanto
demandan una mayor superficie para la movilidad, la
desigualdad entre un sector y otro aumentaría según su
proximidad a estos centros. [MAGRINYA I TORNER, 1996]
Teniendo en cuenta que su concepto de ciudad está basado
en la dinámica de la misma y las nuevas condiciones de
movilidad que ésta demanda, ligado al pensamiento filosófico
de igualdad, la retícula de malla cuadrada pasa a ser el
instrumento ordenador igualitario por antonomasia ya que en
ella la relación manzana - calle adopta el mismo valor de
fricción en cualquiera de los sentidos considerados. A esta
conclusión arriba luego de estudiar el intervías de diferentes
ciudades del mundo, para concluir que la que mejor se
adaptaba a las condiciones de equidad y a las construcciones
es la malla de intervías de tipo cuadrado. La cuadrícula se
revela de esta manera como algo más que la mera forma
resultante de la composición de manzanas y calles según un
orden ortogonal. No es en los componentes individualmente
considerados ni en la sumatoria de los mismos que adquiere
valor sino en la interacción de ambos, al punto que se
integran en una unidad indisoluble, que por otra parte encierra
un principio de equidad que le es inherente. Esta nueva forma
de ver el damero pone énfasis además en el aspecto
dinámico de la relación: la función que asuma la vía estará en
relación recíproca con la intervía a la cual sirve. Vías e
intervías -que es como Cerdà denomina a la calle y la
manzana, respectivamente- hacen parte de un par dialéctico estancia y movilidad- que integrados en un sistema de
cuadrícula deniega jerarquías y prioridades tanto en el orden
de generación interno como externo: No hay preponderancia
de manzana sobre calles ni viceversa, sino que se articulan
de manera equilibrada, conservando cada una su autonomía.
Por otra parte, la cuadrícula se genera por un proceso de
homeóstasis que impide cualquier determinación anticipada
de situaciones que puedan generar controversias del tipo
centro - periferia y las consecuencias a que esto de lugar, en
lo que a concentración social o de servicios se refiere. No
obstante, se encuentra en el Ensanche un sistema ordenador
secundario, supeditado a la cuadrícula conformado por las
diagonales cuyo valor está dado por la comunicación que
facilita entre los diversos sectores de la ciudad entre sí o con
nodos importantes como por ejemplo el puerto. Su disposición
tampoco es arbitraria sino que se desprende de la misma
cuadrícula en la medida que constituye la diagonal del
cuadrado a escala mayor (formado por 20 x 20 módulos o
manzanas) o la del rectángulo que se forma por la adición
consecutiva de dos de estos cuadrados. Esto significa que el
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sistema de diagonales se deduce de la lógica formal interna
de la propia cuadrícula adoptada.
El sentido formal de la cuadrícula: La Plata
La cuadrícula en La Plata tiene una doble significación
histórica: Una se debe a la decantación de un proceso de
estructuración territorial propio, que se ha valido de la trama
ortogonal para ordenar los espacios de producción,
condicionando a la vez su orientación y de la tradición de las
primeras ciudades coloniales hispanas asentadas en territorio
americano, pero enmarcada en una particular situación
política del país. Una primera ordenación está dada por las
características naturales de la región definida por la presencia
de ríos que dividen la campaña bonaerense conformando los
primeros ejes catastrales al establecer los límites entre las
suertes de chacras y estancias que, ubicadas a ambos lados
de los mismos, conforman una unidad territorial denominada
"pago". Luego, es la cuadrícula el instrumento utilizado para
"culturalizar" el paisaje, ordenando los espacios de
producción, valiéndose de los accidentes geográficos (como
la misma ensenada) y topográficos existentes, sumándolos a
las incipientes trazas de los caminos. Ambos elementos
constituyen los ejes transversales que componen una suerte
de "damero primitivo" anterior a cualquier sistema de
ordenamiento estrictamente urbano. [de PAULA, 1987]
También la orientación a medio rumbo NE - SO y SE - NO
que adopta la planta urbana, registra este antecedente en la
división de tierras públicas, si bien está ordenada por decreto
para la fundación de nuevos pueblos. A esto se agrega la
tradición colonial española de fundación de ciudades que se
había valido de la malla ortogonal para el trazado de las
mismas, como estrategia de ocupación territorial. [de TERAN MOROSI, 1983] La otra ha sido condicionada por la situación
coyuntural del país a finales del XIX: la urgente necesidad de
resolver los problemas de "capitalidad" suscitados a raíz de la
organización del estado argentino, requería de un mecanismo
rápido y eficiente para llevar a cabo tal empresa. El valor
pragmático de la cuadrícula en este sentido ya estaba
largamente experimentado por el Departamento de
Ingenieros. La cuadrícula de La Plata queda sometida a otros
principios que no obedecen a las ideas progresistas de
igualdad a la manera de Cerdà. Está particularmente influida
por las ideas derivadas de la ilustración y el academicismo
neoclásico. Su ordenación de tipo dieciochesca, de fuerte
contenido simbólico, responde a criterios de estructuración
jerárquica en la cual la relación manzana - calle que tanta
preponderancia tiene en el Ensanche está sujeta a
determinaciones formales preestablecidas: "Así, la forma,
como modelo ideal para la realidad, pudo coincidir con la idea
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como forma de la realidad, en una seguramente actitud
platonizante, de larga tradición urbanística". [de TERAN MOROSI. 1983] El esquema geométrico racional que
responde a principios de orden y regularidad, se ve
complejizado por la introducción de elementos compositivos
de extracción barroca que tensionan la dinámica interna del
trazado. Así las diagonales mayores contribuyen a reforzar la
idea de centro sobre la plaza principal conectando los puntos
más extremos de la traza y las diagonales menores reafirman
la idea del eje sobre el cual se localizan las principales
funciones urbanas. En La Plata, las diagonales responden
básicamente a un principio de ordenación que sigue la
modalidad de comunicación visual barroca, a pesar de que el
sentido focal que deberían tener los edificios referenciales ha
sido de alguna manera desvirtuado debido a que la
implantación de éstos ha sido subordinada a la presencia de
un eje -en rigor virtual- que articula los accesos de cada uno
de ellos en una composición que vuelve a centralizarse en
torno de una plaza. El punto focal termina siendo el vacío
urbano en el sentido más estricto de la palabra. El sistema de
diagonales subordina al damero, condicionando de esta
manera las posibilidades y el tipo de desarrollo futuro: En la
Plata, la semántica de la cuadrícula no está ligada a sus
posibilidades de crecimiento indiferenciado sino que responde
más bien a criterios de composición y al valor pragmático de
la misma al momento de precisar la parcelación urbana.
El sentido de crecimiento
La utilización del damero como un sistema independiente
garantiza las posibilidades de expansión: la reiteración regular
y constante del bloque define la trama ortogonal. Más aún si
se piensa que el sitio carece de referentes, como es el caso
de La Plata, por lo que la implantación del modelo en
cuadrícula está mucho menos condicionado. Por otra parte, la
subordinación de este sistema a otro de una ordenación
superior es lo que marca la diferencia entre un crecimiento de
tipo homeostático y otro de tipo centralizado. La cuadrícula,
en este sentido, es concebida como un instrumento al servicio
de una ideología, guiada ésta por el paradigma que impera en
ese momento histórico en ese contexto. Si bien en ambos
casos se contempla el diseño de la forma total de la ciudad,
Cerdà incorpora la idea de "proceso de desarrollo" que le
confiere cierto dinamismo a la visión por otra parte estática
que de la ciudad como un "objeto arquitectónico" se tenía.
Esta visión representa los valores progresistas, dinámicos e
igualitarios de una sociedad cambiante en la cual los sistemas
de relaciones y sus códigos ya han sido modificados,
profundamente afectados por los sistemas políticos y de
producción. El damero en Cerdà es la herramienta para
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urbanizar el campo, impulsado por su inherente dinámica de
crecimiento de tipo extensivo. El Ensanche barcelonés se
extiende en el llano, paralelo al mar, dentro de los límites que
el sitio con sus peculiares preexistencia le va a pautar: Por un
lado la existencia del Montjuïc, como elemento natural y por
otro lado la ciudad vieja, antes amurallada, que se pretende
extender. El centro histórico en rigor queda subsumido en la
trama del damero incorporándose a éste a través de vías de
comunicación especialmente abiertas dentro del tejido
existente a fin de integrarlo a la ciudad nueva. La cuadrícula
en La Plata es un trazado acabado y completo, implantado en
un medio geográfico caracterizado por la ausencia de
elementos de tipo restrictivo que lo determinen o condicionen
en su crecimiento y en el que, a pesar de eso, sólo cabe la
materialización del mismo por un paulatino proceso de
inserción de los tipos arquitectónicos previstos. Se trata de
una superposición regular de dos tramas de módulos
diferenciados, que involucra a la totalidad del trazado, en
ambas direcciones. Sin embargo, el condicionamiento previo
al que se ve expuesto el trazado, fuertemente afectado por el
determinismo morfológico de la forma impuesta desde la
centralidad que le otorgan las diagonales, el eje de simetría
bilateral y la circunvalación, hacen que el crecimiento sea de
tipo intensivo, más propenso a la densificación y
consolidación de los diversos sectores de la ciudad según su
proximidad a aquellos elementos centrales. El crecimiento de
la ciudad está fijado por los puntos focales que se localizan
coincidiendo con el eje central, según un esquema lineal que
se ve reforzado por el sistema de diagonales que articula los
puntos extremos de la traza con el sector central. La
aplicación sistemática de la trama ortogonal sólo contribuiría a
reforzar la idea de centralidad que sería limitada ya que se
vería desdibujada en la medida que se aleje del centro. La
jerarquización de las vías a través de una malla menos
esponjada, posibilitará la primera expansión de la ciudad
sobre la zona de chacras.
El valor de las diagonales
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Las diagonales en el Ensanche tienen un efecto dinamizador
desde el momento que agilizan la comunicación entre
sectores extremos de la traza, vinculándolos de manera
inmediata entre sí o con el puerto y la estación del ferrocarril.
Sin embargo, su importancia reside en el hecho de que
constituyen lo que Cerdà denominaba el sistema vial
trascendental, esto es, aquel que permitía la conexión de la
ciudad con la región en la cual estaba inserta. La ciudad tiene
en estas diagonales una de sus mejores posibilidades de
extenderse y explayarse en el espacio circundante. Le
confieren más bien un carácter extrovertido y expansivo. En
La Plata, el sentido de estas diagonales responde a un criterio
compositivo formalista que contribuye a reforzar la idea del eje
como centro. Si bien producen el mismo efecto articulador de
sectores más bien extremos de la traza, la idea es que la
vinculación principal está definida por la relación con el eje
que reúne las funciones simbólicas más representativas, en
torno del cual se irá concentrando y densificando el tejido
urbano
Es claro que en ambos casos existe un principio de
funcionalidad (vincular áreas urbanas distantes) pero se
reitera la intencionalidad diferenciada: en el primer caso
expansionista - divergente y en el segundo centralizadora convergente. .
El trazado del Ensanche
Ya se ha señalado que el damero es una de las expresiones
más frecuentemente utilizadas a lo largo de la historia para
organizar el espacio. En 1859 arriba Cerdà a una propuesta
de conjunto perfectamente definida y acabada, basada en la
cuadrícula como sistema ordenador con mayores ventajas de
tipo funcional, constructivo, jurídico y urbanístico. [TARRAGÓ
CID, 1992] El damero propuesto para el Ensanche de
Barcelona tenía también antecedentes en los proyectos de
Nuevas Poblaciones de Fundación y las Leyes de Indias de
Felipe II de 1573, sin dejar de lado la propia tradición romana
de fundación estructurada sobre la base del trazado de dos
ejes, el cardo y el decumano, sobre los cuales se organizó la
antigua Barcino. Cerdà reitera este momento, redefiniendo los
ejes fundacionales de manera simbólica, los que quedaban
así configurados por los trazados nuevos de lo que sería la
Gran Vía y el Paseo de San Joan. La ciudad amurallada
queda de esta manera inserta en el Ensanche e incorporada a
él mediante la apertura de determinadas vías que tendrían
continuidad con la malla propuesta. Ha sido desarrollado a
partir de la definición de la manzana en función del ancho de
la calle, de la profundidad de la parcela, de la longitud de la
fachada, del número de habitantes y de la cantidad de metros
cuadrados por habitante. Ya en el Anteproyecto de 1855,
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analiza las combinaciones de los tipos de casas burguesas
formando manzanas y barrios. Partiendo de la casa
considerada ésta como la "pequeña urbe", llega a la
concreción de una manzana tipo de 113 por 113 metros con
calles de 20 metros de ancho, la que constituye el módulo
básico que genera la trama que se extiende desde el mar
hasta la calle Travesera de Gracia y desde el río Besòs hasta
el Montjuïc de una manera uniforme, alterada sólo por lo que
denomina las características previas del sitio, algunas de tipo
natural como el mencionado Montjuïc, y otras de tipo cultural,
de carácter histórico como era la propia ciudad amurallada,
hoy casco antiguo. El agrupamiento de estas islas en módulos
mayores de 5x5, 10x10 y 20x20 ha dado lugar a la
organización administrativa de la ciudad en una escala que
contempla el barrio, el distrito, el sector y finalmente la ciudad
toda, la que surge de la disposición longitudinal sucesiva de
tres módulos de 20x20, siguiendo la traza de la Gran Vía
como eje directriz paralelo al mar. Las diagonales de este
macro módulo determinan la localización de las avenidas
denominadas Paral.lel y Meridiana -coincidentes con el
paralelo y meridiano terrestres- que vienen a conectar todo el
sistema urbano con el puerto. En su intersección se forma un
ángulo de 90º cuya bisectriz coincide con la dirección del
antiguo decumano romano de la traza de Barcino, las actuales
calles de la Ciudad y del Bisbe que se continúa en Portal del
Angel. La Diagonal propiamente dicha relaciona los pueblos
circundantes existentes: Hostafranchs, les Corts, Pedralbes,
Sarriá, San Gervasi, Putchet, Gracia, Camp del harpa, Clot y
La Llauna, los cuales guardaban una distancia con las
murallas de Barcelona, equivalente a la línea de tiro, que
fuera dispuesta por cuestiones militares, generando así un
gran espacio vacío. Cabe señalar que el Ensanche se localiza
en el espacio comprendido entre los límites de la ciudad
antigua y los pueblos asentados en su periferia. El Paral.lel, la
Meridiana, la Rambla, la Gran Vía y la Diagonal son las vías
trascendentales que permitirían la conexión con el resto del
mundo; las calles constituían la estructura viaria de la ciudad y
un tercer orden de vías permitía la conexión con las viviendas.
La propuesta igualitaria se completa con una distribución
lineal y homogénea del equipamiento, en forma acorde con la
escala de los agrupamientos de manera tal que a cada barrio
le corresponde una escuela, una iglesia, un asilo y plazas; a
cada distrito se le asigna un mercado; a cada sector, un
hospital, edificios administrativos o industriales y dos parques
urbanos y a la totalidad del conjunto, dos parque suburbanos,
un matadero y un cementerio. [TARRAGÓ CID, 1996] El
aparentemente rígido ordenamiento propuesto para el
conjunto de la ciudad se ve enriquecido por el carácter
impuesto a la manzana: ésta es de tipo abierto, con un patio
interior, y está definida por bloques de viviendas de manera
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tal que la variedad está lograda por el criterio de composición
que rige. Los bloques de vivienda se disponen en
combinaciones de 2 ó 3 tiras siguiendo esquemas en paralelo,
en L, en T o en U, proporcionando un gran juego de
posibilidades a partir de la variabilidad en la longitud de los
bloques, del modo en que se articulan entre sí, de la ubicación
que adopten dentro de la manzana ya sea con mayor o menor
distancia de separación entre ellos o de retiros de frentes. De
la misma manera, la adopción de la manzana como entidad
autónoma no constituye la única respuesta posible al conjunto
del planteamiento; muy por el contrario, la composición de la
misma integrada en grupos mayores de 2, 4, 6 y hasta 10
manzanas, brinda un sin número de posibilidades de
combinaciones que enriquecen el damero inicial propuesto.
Esta riqueza compositiva no es en modo alguno arbitraria sino
que responde a un principio de ordenamiento superior que las
va integrando en escalas sucesivas en el planteamiento global
de modo que hace posible una lectura diferenciada de los
diversos sectores de la ciudad en función del tratamiento que
se le da a la manzana, condicionado por la vía que le presta
servicio. De esta manera, la materialización de los límites de
un distrito, justificados por la presencia de una vía mayor o el
tratamiento brindado a las diagonales o al entrecruzamiento
de ésta con la cuadrícula, va adquiriendo ciertas
particularidades que transforman la homogeneidad de una
cuadrícula leída en el plano en la heterogeneidad de su
concreción espacial. El intervías del damero se descompone
en sus elementos constitutivos para recomponerse
constantemente y de una manera diferenciada a través de las
múltiples combinaciones que adoptan configuraciones
espaciales variadas y complejas, siguiendo una lógica formal
interna que les da coherencia. De esta manera arriba a la
solución propuesta para resolver la incorporación del
ferrocarril a la trama urbana: La solución de la macro
manzana o manzana ferroviaria como la denomina Tarragó
Cid que viene a consagrar la idea de la ciudad nueva y
dinámica. En ella Cerdà logra conciliar el espacio para
vivienda con el de la industria y través de ella logra integrar el
ferrocarril a la vida urbana, partiendo de un nuevo concepto
de "calle", mucho más complejo desde el momento que debe
contemplar la diversidad de medios de locomoción y el modo
en que pueden coexistir en armonía. La vía se plantea desde
el principio como un espacio múltiple, que posibilita la
comunicación a través de los diversos medios de locomoción
pero a la vez garantiza la independencia de los mismos. De
esta manera se define en principio la calle de 35 metros de
ancho que permitía alojar las aceras para los viandantes con y
sin carga, una semicalzada a ambos lados para las
cabalgaduras y carruajes guiados a pie y la doble acera de
separación de la doble vía del tren; luego quedaría concretada
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en 20 metros de ancho. Definidas las relaciones entre la casa,
la manzana y la calle, en el Proyecto de Ensanche de 1859 la
forma urbana se va configurando a partir de la relación entre
vías e intervías que se materializa en los corredores formados
por las líneas de fachada y los chaflanes.
El trazado de La Plata
El trazado básico de La Plata se compone de un cuadrado de
una legua de lado cuyo perímetro está conformado por una
avenida de circunvalación de 100 metros de ancho. Esta
superficie se divide según dos retículas superpuestas,
subordinadas una a la otra. La primer retícula se compone de
una malla ortogonal de doble modulación: la menor está
determinada por el sistema de calles de 20 metros de ancho
que delimitan los módulos que forman las manzanas: 32
calles que corren en sentido NE - SO y 30 calles que corren
en sentido NO - SE. Estas manzanas dispuestas en grupos de
36 forman el cuadrado base que forma la malla ortogonal de
módulo mayor y está definida por el sistema de avenidas de
30 metros de ancho que se disponen 6 y 5 en el sentido antes
señalado. Ambas mallas se dividen en 36 módulo, salvo las
ubicadas en la franja junto al eje central. Con el mismo criterio
de utilización de la cuadrícula, la manzana que conforma la
trama es un cuadrado de 120 por 120 metros de lado pero se
extiende de una manera no uniforme, decreciendo en la franja
paralela al eje central hasta llegar a la manzana de 60 por 120
metros. Este eje de simetría axial se prolonga más allá de la
traza urbana, en el canal que vincula la ciudad al puerto de
Ensenada. La segunda retícula se compone de un sistema de
diagonales de 30 y 18 metros que subordina la cuadrícula con
una clara intencionalidad centralizadora reforzada por la forma
de curva que asume la circunvalación en los vértices del
cuadrado, circunscribiendo aún más el damero. Llama la
atención además el hecho de que las diagonales mayores no
se prolonguen más allá de los límites del cuadrado. La
subordinación del sistema de cuadrícula al de sistema de
diagonales está indicando que el valor de desarrollo
expansivo propio del damero está supeditado al crecimiento
concéntrico determinado por las diagonales, acentuado por la
línea de circunvalación. Más allá de ésta sólo se prolonga el
damero, adoptando la configuración de una estructura
anexada al núcleo original, sin que tenga mayor articulación
con éste que la mera prolongación de sus calles. La
centralidad adoptada en el trazado de La Plata a su vez esta
afectada por la tensión que provoca la proximidad con el
puerto de Ensenada; esto es, no está focalizada en el punto
de intersección de las dos avenidas diagonales principales
(Plaza Moreno) sino que está desarrollada a lo largo del eje
de simetría del cuadrado, cuya dirección se continúa con el
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canal que une la ciudad al puerto. Esta línea así conocida
como "eje monumental" condiciona la modulación de la trama
en la franja adyacente a ambos lados, intensificando el
número de calles paralelas al mismo según una lógica de
creciente hacia la periferia. La mayor saturación del plano con
una red de vías responde a la necesidad de mayores
fricciones que el eje con su rol cívico - administrativo religioso determinaría. La composición sobre el eje explica el
contenido simbólico y funcional de la ciudad: sobre él se
localizan las diferentes funciones urbanas, de un modo que
retoma el sentido compositivo que adopta la totalidad del
trazado. Sobre el eje, y de una manera ritmada se van
localizando los diferentes edificios que constituirán el
equipamiento más importante y significativo de la ciudad. La
ciudad de La Plata surge así como un modelo de ciudad
acabada cuyo diseño engloba la totalidad de la forma urbana.
Fue concebida a-priori, a partir de y respondiendo a valores
universales y su trazado está caracterizado por: 1. Una fuerte
geometría expresada en la rigidez de la cuadrícula y en la pre
determinación que la misma implica. 2. El sentido unitario que
se logra con la conciliación de dos tramas superpuestas
según una estructuración de tipo jerárquico y 3. La
composición de centralidad lineal que le confiere el eje
monumental. En este sentido la traza platense puede
relacionarse mejor con la propuesta de L´Enfant para
Washington en la cual la definición de los puntos que
conformarán los nodos centrales a partir de los cuales se
desarrollará la ciudad, le confieren sentido al
entrecruzamiento de las diagonales, que estructuran la forma
urbana. El valor que adopta la manzana, es completamente
diferente al que propugna Cerdà. En La Plata existe una clara
diferenciación entre el espacio público y el espacio privado; el
límite entre uno y otro está establecido a partir de la línea
municipal cuya materialización puede concretarse o no, y
puede hacerlo de diversas maneras; pero lo que resulta claro
es que el espacio contenido dentro de la manzana
corresponde al ámbito de lo estrictamente privado. En este
sentido, la consolidación de la manzana a través de sus
límites y por ende de la calle misma, está sujeta a parámetros
definidos a partir del estilo a implementar.
A modo de conclusión
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Descartada la influencia que pudo haber tenido la propuesta
de Cerdà para Barcelona en la concepción del trazado urbano
de La Plata, sí es dable considerar cómo a través del tiempo,
del espacio y la cultura, perviven determinados sistemas de
ordenamiento del territorio y del sitio que, independientemente
del contexto en el cual sean utilizados, tienen un valor en sí
mismos que está más allá de toda discusión. Los ejemplos
considerados demuestran que, a pesar de su casi
simultaneidad temporal, existe un factor mucho más
importante de examinar dado que actúa como determinante
en la resolución definitiva de los trazados adoptados, y es la
consideración del paradigma en el cual se inscribe cada uno
de los ejemplos analizados. Es éste el que nos determinará,
en definitiva, el grado de modernidad y vanguardismo que
alcanzaron tanto en su contexto inmediato como en el de
escala universal. En este sentido es innegable la modernidad
de La Plata -confirmada por el premio obtenido en la
Exposición Universal de París de 1889- más aún si se piensa
en las limitadas condiciones en las que se encontraba el país
al momento de su fundación. La Plata se proyecta desde su
propia historia hacia el futuro con una visión más que
esperanzadora en las virtudes del progreso. Sin embargo
cabe decir que el gran salto en lo que a urbanismo se refiere y
tomado en un contexto universal, fue dado en Barcelona, con
la propuesta de Ensanche que realizara Ildefons Cerdà en la
evolución de su proyecto que va desde 1855 hasta 1863: La
idea de ciudad había sido sustancialmente modificada a partir
de una visión vanguardista y dinámica de la misma que se
adelanta a su propio tiempo y sienta las bases de lo que sería
el urbanismo del siglo XX.
Notas
"Cuadrícula se utiliza aquí más por su valor gráfico y su nitidez de
connotación, que por su significado exacto. Se usa en vez de retícula,
malla, trama ortogonal, red, parrilla, damero o tablero de ajedrez".
[ORTIZ,1976] "La nostra conclusió és que la ciutat cuadrangular, com a
model urbanistic, ha estat una gran conquesta històrica que ha costat
molts mil.lennis d'evolució dels assentaments humans, per la cual cosa
podem dir que és el resultat d'un llarg procés de decantació,
d'experimentació i de temptejos successius fins a arribar a la seva
formulació més acabada, la cuadrícula, resolució perfecta d'un
aprofitament màxim d'una part de la superfície terrestre".[TARRAGÓ CID,
1992] "Consideramos como utópicas todas las ideas situacionalmente
trascendentes (y no sólo las proyecciones de los deseos) que, de una u
otra manera, tiene un efecto transformador sobre el orden histórico - social
existente". K. Mannheim. Ideología y Utopía. [CHOAY, 1970]
La fábrica se erige en protagonista del hecho urbano entorno del cual se
generan otras funciones: almacenes, depósitos, bolsa, bancos, cámara de
comercio, estaciones ferroviarias. [RAGON, 1971] Estas nuevas fuentes
de trabajo son los factores convocantes de las migraciones de la población
rural hacia las ciudades, provocando el crecimiento progresivo de las
mismas. Algunos, basados en la idea de un "hombre tipo", universal,
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abstraído de condicionamientos de orden geográfico, histórico o cultural,
llegan a proponer modelos de ciudad, guiados por la idea de progreso
desde un sentido racional y cientificista. Otros, basados en la idea de
"grupo humano", preconizan la necesidad de la recuperación de la unidad
orgánica de la ciudad antigua, centrándose en el concepto de cultura
según el cual lo espiritual tiene preeminencia sobre lo material. [CHOAY,
1970]
el Dr. Dardo Rocha, había adquirido el "Atles Universel..." con el fin de "...
estudiar los planos de las principales ciudades del mundo y con estos
conocimientos determinar el de La Plata". [de PAULA, 1987]. Al decir de
Soria y Puig, es en la racionalización de estos problemas urbanos que
pueden encontrarse soluciones no solamente razonables sino también
igualitarias, de allí que la propuesta ideológica tenga más asidero en la
realidad y se desprenda de las meras utopías. [SORIA Y PUIG, 1976]
N.de la A: Cerdà denomina intervías al espacio urbano generado en las
intersección de las vías destinados a la localización de las diferentes
funciones urbanas consideradas como estáticas. Las vías se constituyen
en el espacio para la movilidad en sus diferentes modalidades.
Este valor dinámico de la ciudad como tal ya había sido contemplado por
L'Enfant para la propuesta de Washington, pero desde una óptica menos
igualitaria que la que Cerdà plantea, desde el momento que establece
ciertos puntos privilegiados para orientar el crecimiento y desarrollo futuro.
[ALVAREZ MORA, 1990]. N.de la A:No se trata aquí del concepto de
macro manzanas que desarrolla Cerdà para el ensanche, donde introduce
la variable de la escala con el fin de incorporar el ferrocarril a la trama
urbana, alterando la morfología según la función y produciendo de esta
manera una modificación en la regularidad existente. La afectación es
sectorial, tomando solamente una franja del Ensanche.
Bibliografía
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Territorio. Una visión de futuro. Catálogo de la Exposición Cerdà. Ciudad y
Territorio septiembre 1994 - febrero 1995. Electa. Barcelona. Terán,
Fernando de - Morosi, Julio A. 1983. La Plata. Ciudad nueva ciudad
antigua. Historia forma y estructura de un espacio urbano singular.
Universidad Nacional de La Plata / Argentina. Instituto de Estudios de
Administración Local / España. p. 10.
------------------------------------------------.1983. op.cit. p. 101 "Su origen anterior
se ha atribuido a la propia disposición adoptada para el trazado de las
'chacras y estancias' alrededores de Buenos Aires, ya desde la época de
su fundación".
volver
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