La reforma contributiva, la reforma fiscal y el rol del gobierno Eduardo A. Kicinski, Ph.D En la discusión de la reforma contributiva la premisa básica es la necesidad que tiene el gobierno de aumentar sus recaudos. La creciente deuda pública y el déficit gubernamental se han utilizado como justificación para buscar fuentes alternas de recaudos para el gobierno. En toda esta discusión no se plantea en ningún lugar el rol del gobierno. La discusión gira alrededor de la necesidad de proteger los empleos del sector público, independientemente de la calidad de los servicios que ofrece. Ante la necesidad de reducir el apetito del gobierno, el Gobernador habla de la necesidad de proteger la nómina del gobierno. Ante la propuesta reforma fiscal de reducir los gastos del gobierno en $300 millones, el Gobernador y sus portavoces hablan de que los gastos sugeridos por la reforma fiscal ponen en peligro los empleos del sector público. Es como si el rol del gobierno se reduce a ser una maquina de crear empleos. ¿Cuál es el rol del gobierno? Es una pregunta muy debatida a través de los años. El famoso economista clásico Adam Smith, en su tratado de La Riqueza de las Naciones, nos plantea que el rol del gobierno consiste de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes, proteger hasta donde sea posible, a los miembros de la sociedad de la injusticia u opresión de otros miembros de la sociedad, establecer un sistema de la administración de la justicia, y por último, el deber de producir y mantener los bienes públicos. Ciertamente, es claro que se necesita de un gobierno para la seguridad pública y para la administración de la justicia. No se puede concebir de un sistema de justicia privado. Aunque existe persona que optan por un sistema de seguridad privada, la mayoría de las personas no tienen los recursos para financiar su seguridad personal. Los bienes públicos son aquellos bienes que no hay manera de limitar su disfrute por otras personas. Algunos bienes públicos son los parques, los balnearios, el alumbrado público y la seguridad nacional. Ante la crisis del sistema capitalista durante la Gran Depresión de los década de los años treinta del siglo veinte, la respuesta de los gobiernos ha sido una creciente participación del gobierno en asuntos que previamente los atendía el mercado libre. Mas adelante, durante la década de los años sesenta, la intervención del gobierno creció bajo el concepto del Estado Benefactor y de la guerra contra la pobreza. La necesidad de financiar la creciente participación gubernamental en asuntos de la sociedad, obligó al gobierno a imponer medidas de imposición contributiva. Generalmente, el enfoque ha consistido en transferir ingresos de personas de altos ingresos económicos a los de escasos recursos económicos. En una sociedad donde se ha alcanzado cierto grado de desarrollo económico, la mayoría de las personas entienden y apoyan estas medidas redistributivas, siempre y cuando se hagan dentro de un marco racional. Un sistema de salud público, un sistema de educación público, las becas a estudiantes de escasos recursos económicos, apoyo económico a las personas con impedimentos, son algunos de los programas que gozan de apoyo mayoritario entre los ciudadanos. Los intentos de extender el concepto de Estado Benefactor a garantizar un empleo a cualquier ciudadano, generalmente no gozan del mismo apoyo. Existe la preocupación de parte de los contribuyentes de cómo financiar los programas de empleo. Muchos contribuyentes entienden que el gobierno tiene un rol fundamental de ofrecer ciertos servicios básicos, no de crear empleos. En la discusión de la reforma contributiva, se discute la necesidad de aumentar los recaudos del gobierno. La crisis presupuestaria puso en relieve la necesidad de financiar la creciente deuda pública. Se habla de una reestructuración del gobierno, de consolidar las agencias del gobierno, de reducir los beneficios marginales a los administradores y gobernantes, pero no se plantea en ningún momento el rol del gobierno. ¿Cuál debe ser el rol del gobierno en Puerto Rico? Una posible respuesta, sería hacer uno del análisis de beneficio y costo. Es decir, si el beneficio público de gastar un dólar en x actividad es mayor que su costo, se justifica. Si hay varias actividades compitiendo por un presupuesto limitado, el orden de prioridad se haría a base de las cuales tienen un beneficio público neto mayor. El problema con esta respuesta es como se mide la totalidad de los posibles beneficios. Otra posible respuesta es mediante la elección de los gobernantes que eligen, según sus propios criterios, cual deben ser las prioridades. En una democracia representativa, se asume que los gobernantes eligen correctamente las prioridades del pueblo, y de no hacerlo, el pueblo se encarga de elegir otros gobernantes. El problema de un sistema representativo, es como los gobernantes a veces responden a grupos de interés, particularmente aquellos que apoyaron activamente su candidatura electoral. La discusión sobre el rol del gobierno debe contestar varias preguntas. Primeramente, ¿Por qué el gobierno debe intervenir en este asunto de la sociedad? ¿Existe un fallo en el mercado que no permita una distribución de recursos o bienes de forma eficiente? Generalmente, si es un mercado competitivo como la venta del pan criollo, no se justifica la intervención del gobierno para regular el precio del pan, ni para producir pan, porque el mercado competitivo garantiza un resultado eficiente, tanto en el uso de los recursos, como en la distribución del producto. Es fundamental preguntarnos si cada agencia y corporación o comisión pública contesta adecuadamente esta pregunta. El gobierno gasta millones de dólares en la Corporación de la Difusión Pública. Consistentemente, el número de personas que ven los programas de televisión de la estación del gobierno el bien limitado. ¿Se justifica la utilización de fondos públicos para este propósito? Existen agencias federales que realizan muchas de las actividades que llevan a cabo agencias del gobierno. Por ejemplo, la Enviromental Protection Agency, y el Departamento de Recursos Naturales tienen actividades con el mismo fin y propósito. ¿No se puede reducir las actividades donde hay duplicidad? Ya puedo sentir la falta de aprobación de aquellos lectores que argumentaran que tales acciones ponen en peligro los empleos de los servidores públicos. Ciertamente, cualquier verdadera reforma fiscal tiene como consecuencia reducir la nómina del gobierno. Ante la aparente injusticia, permítame mencionar dos puntos: Cada dólar que le quito al consumidor para financiar el presupuesto del gobierno es un dólar menos que se gasta en el sector privado. Cada dólar que no se gasta el sector privado pone en peligro los empleos del sector privado. Un empleo en el sector privado paga contribuciones sobre sus ingresos, financiando las actividades del gobierno. Si el gobierno ofrece un servicio de calidad, se paga con gusto. Lamentablemente, algunos de los servicios que ofrece el gobierno no son adecuados para la mayoría de las personas. Si fuera una empresa privada, los clientes abandonarían a este negocio por ofrecer un mal servicio. Los consumidores no pensamos dos veces, que al cerrar el negocio por falta de demanda, pierden los trabajadores sus empleos ¿Por qué los contribuyentes tienen que subsidiar un servicio deficiente de parte de gobierno? Ciertamente, no pretendo tener todas las respuestas de cual debe ser el rol del gobierno. Mi meta es tan solo fomentar un debate, con la esperanza de un mejor uso de los fondos del gobierno. Donde la meta se base en un uso racional de los fondos, no para un beneficio de unos pocos, sino para beneficio de todos. El rol del gobierno es ofrecer unos servicios, que por razones institucionales o por deficiencias del mercado, no llegan a las personas. El rol del gobierno no es ni debe ser la creación de empleos. Si la creación de empleos fuera la justificación principal, entonces, la criminalidad sería una actividad “buena” ya que ofrece oportunidades de empleo en el campo del mercadeo de la droga y de otras actividades ilícitas. De igual manera, las guerras serían “buenas” porque dan empleos a miles de soldados. Ciertamente, estoy seguro que la mayoría de las personas favorecerían un mundo con menos criminalidad y paz entre las naciones, aunque eso implicara la pérdida de empleos de policías y soldados. Cuando un trabajador pierde el empleo porque la fábrica cerró, sufre la familia la pérdida de su empleo. Mas cuando no hay certeza si se va a tener un empleo en un futuro cercano. La pérdida de un empleo es también una oportunidad. Una oportunidad para buscar nuevos horizontes, nuevos empleos y nuevas aspiraciones. Se dice que cuando una puerta cierra, otra abre. Ante la crisis gubernamental, tenemos una nueva oportunidad de repensar el rol del gobierno. Abandonar la idea que el gobierno el la solución de nuestros problemas, cuando la solución esta en nuestras manos, en nuestra voluntad y en nuestra pasión por alcanzar un mejor destino.