necesidades de capacitacion en el sector rural

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TEMAS SOCIALES nº 21 ENERO 1999
Boletín del Programa de Pobreza y Políticas Sociales de SUR
NECESIDADES DE CAPACITACION EN EL SECTOR RURAL
El caso de las Comunas de Melipilla, Talagante, El Monte e Isla de Maipo
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Sence Metropolitano/Corporación SUR
1. PROPÓSITOS DEL ESTUDIO Y FUENTES DE INFORMACIÓN
Durante el segundo semestre de 1998, el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence),
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de la Región Metropolitana (RM) y la Corporación SUR, realizaron una investigación sobre las
necesidades de capacitación de la fuerza laboral en el sector rural, en las comunas de Talagante, Melipilla, El Monte e Isla de Maipo. El estudio de las necesidades de capacitación se
basó en el conocimiento y caracterización de la inversión pública y privada, y en la dinámica del
mercado de trabajo en las empresas agrícolas, agroindustriales y de servicios directos a la
producción.
La investigación forma parte de las acciones que realiza el Sence Metropolitano para desarrollar
las competencias laborales de los trabajadores, mejorando así su productividad y posibilidades de
acceso a un adecuado nivel de empleo.
Antes de comenzar la investigación, se tenía como supuesto que el territorio bajo estudio, se caracterizaba por la presencia de dos procesos concomitantes: por una parte, una fuerte diversificación en la demanda de empleo en el ámbito de la agricultura, la agroindustria, el agrocomercio y
los servicios conexos; y por otra, la elevación de los requerimientos de calificación para la fuerza
laboral rural (agrícola y no agrícola) y para la fuerza laboral urbana agrícola (asentada en entidades intermedias y poblamientos urbanos menores). No obstante lo anterior, se desconocía la característica de la demanda de empleo de las empresas del sector.
El estudio de las tendencias del mercado laboral se realizó a través de la revisión de la infor3
mación secundaria cualitativa, disponibles en organismos públicos y privados .
Adicionalmente a la revisión de información secundaria se hicieron 17 entrevistas con detenimiento a distintos actores locales —campesinos, empresarios, autoridades públicas, miembros
de instituciones capacitadoras, y pequeños agricultores— y se aplico una encuesta a 35 empresas seleccionadas al azar del universo de empresas más importantes, según el monto del
pago de contribuciones y de las patentes comerciales. El universo de empresas se construyo
después de revisar el catastro de patentes comerciales y el catastro de Bienes Raíces de Predios Agrícolas del Servicio de Impuestos Internos, en las oficinas de catastro y de finanzas de
los municipios. La muestra elegida corresponde a un 20 por ciento de las empresas del universo en cada comuna. La encuesta permitió abordar un conjunto de materias diversas acerca del
mercado laboral, constituyéndose en una técnica complementaria de las entrevistas.
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2
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El equipo técnico Sence estuvo integrado por Alejandra Villarzú (Directora Metropolitana), Marcela
Arellano(Coordinadora de operaciones), Mauricio Dasso(Jefe de Capacitación en Empresas) y Pablo Saini (Jefe de programa sociales de capacitación); en el equipo SUR trabajó Catalina Gómez,
Liudmilla Ortega, Francisco Lira y Enrique Oviedo.
Organismo técnico del Estado dependiente del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.
Cabe destacar que, como parte de los descubrimientos en el proceso de investigación, la base de
datos de demanda de empleo de la Radio Manantial de Talagante se constituyo en una importante
fuente de información.
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2. LAS TRANSFORMACIONES DEL AGRO CHILENO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS
En las últimas décadas, el agro chileno ha experimentado fuertes transformaciones que no solo
han afectado los parámetros tecnológicos de la agricultura; también han dado origen a nuevos
procesos socioeconómicos en el ámbito rural. Los mismos se refieren, entre otros, a los movimientos poblacionales, y a cambios en la estructura productiva en el uso del suelo y en los
requerimientos de la fuerza laboral.
En particular, dos son los procesos que mayor impacto tienen sobre la Población Económicamente Activa (PEA) en el ámbito rural: la intensificación de la agricultura y la fuerte vinculación
de la producción agropecuaria chilena al mercado internacional, que impone una amplia diversificación en los rubros y altas exigencias de calidad de los productos.
El primero —la intensificación de la agricultura— avalada por las altas tasas de incremento en
la productividad solo es posible con la aplicación de progreso técnico y este a su vez con capacidad para invertir en el predio. De ello se derivan dos tendencias importantes en el sector. En
primer lugar, la exclusión de la actividad agropecuaria de un segmento compuesto por minifundistas, pequeños y medianos productores que por diversas razones —ausencia de capital y
crédito, incapacidad de accesos a los mercados, desconocimiento técnico, entre otros—, no
están en condiciones de competir y buscan sus ingresos, en alto porcentaje o totalmente, en
labores extraprediales, ya sean en la agricultura, en la agroindustria o los servicios.
La introducción de nuevos cultivos y tecnologías implícita en la intensificación de la agricultura
y su vinculación al comercio internacional, amplía las oportunidades de empleo en nuevas labores, con mayores exigencias de preparación técnica para la fuerza laboral. Es interesante
consignar que en este ámbito participan también recursos laborales urbanos. Así, diversos
estudios muestran que, en Chile, la PEA urbana agrícola tiende a elevarse, mientras disminuye
la PEA rural agrícola.
Junto con lo anterior, la agricultura asentada sobre bases industriales genera articulaciones
intersectoriales —con la industria y el agrocomercio— que multiplican modalidades de empleo
rural no agrícola y oportunidades de participación como activar por cuenta propia en distintos
segmentos de las cadenas productivas. Estos procesos transcurren en determinados territorios
y provocan fuertes vinculaciones económicas y sociales entre las áreas rurales y las entidades
urbanas de las regiones. Con ello se elevan no solo las demandas de servicios a la producción
y actividades conexas, sino, además, los servicios sociales, personales y domésticos, lo cual
significa también ampliación en la oferta de empleo.
3. EL AGRO EN LAS COMUNAS DE TALAGANTE, MELIPILLA, EL MONTE E ISLA DE
MAIPO
Cultivos tradicionales y modernos
La Región Metropolitana de Santiago es una de las doce regiones del país y la más importante
en cuanto a concentración de población, aunque es básicamente población urbana. En la región Metropolitana vive solo el 8,2 por ciento de la población rural del país. Las Comunas de
Talagante, Melipilla, El Monte e Isla de Maipo representan el 3,2 por ciento de la población total
de la Región Metropolitana, y el 25,9 por ciento de los habitantes rurales de la misma región.
En estas comunas se encuentran un 12,4 por ciento de la superficie de tierras agrícolas de la
Región Metropolitana (INE 1992).
Según indicadores nacionales para los 90, en la RM ha mejorado la calidad de vida de sus
habitantes. Mientras que en 1990 un 34,6 por ciento de los habitantes de la Región Metropolitana era pobre; en 1996, un 14,8 por ciento lo es. Sin embargo, en comunas tales como Talagante, Melipilla, El Monte e Isla de Maipo, la pobreza tiene mayor presencia. La proporción de
pobres allí es mayor que en la Región Metropolitana y Chile (Encuesta de Caracterización Socioeconómica, Casen, 1990/92/94/96) de las 52 comunas que componen la región, Isla de
Maipo y El Monte ocupan el tercer y cuarto lugar, respectivamente, entre las con mayor porcentaje de pobreza. Talagante y Melipilla presentan una situación socioeconómica mejor; no
2
obstante, se encuentra dentro de las 25 comunas con mas habitantes pobres, en la región
(Casen 1994).
La pobreza de estas comunas se relaciona con la presencia de altos porcentajes de tenedores
de tierra excluidos de la agricultura intensiva, que deben buscar sus ingresos como asalariados. En la Provincia de Talagante, las comunas de Isla de Maipo y el Monte representan casi el
60 por ciento de los predios comprendidos en el estrato de menos 0,5 hectáreas hasta 5,0
hectáreas. En Melipilla, la comuna del mismo nombre aporta casi el 55 por ciento de los predios situados en ese tramo (INE 1997).
En las comunas de Talagante, Melipilla, El Monte e Isla de Maipo, un 30,6 por ciento de los
habitantes es población económicamente activa (15 y más años). De ellos un 35 por ciento
trabaja en el sector primario de la economía, siendo este porcentaje superior al 40 por ciento
en las comunas de El Monte e Isla de Maipo. La situación no es diferente si se observa los
habitantes de estas comunas que viven en zonas urbanas. Solo destaca el hecho de que en el
área urbana de Talagante y Melipilla, cerca del 54 por ciento de la población económicamente
activa trabaja en el sector terciario, cifra que en el Monte e Isla de Maipo se encuentra cerca
del 40 por ciento.
Una de las características de los últimos 12 años referidas a la producción agrícola en la Región Metropolitana, así como en las comunas de Talagante, Melipilla, El Monte e Isla de Maipo,
es el aumento de la superficie destinada al cultivo de hortalizas y flores, frutales, plantas forrajeras y cultivos forestales (INE 1975 y 1997).
Actualmente la región a llegado a concentrar el 30 por ciento de los cultivos hortícolas del país.
El destino de esta producción es la ciudad de Santiago, donde los habitantes consumen las
hortalizas ya sea en fresco o semi elaborados. La competencia entre los productores de hortalizas se da al interior de la región, lo que aleja la necesidad de innovaciones tecnológicas sofisticadas. Las principales variables que deben tenerse en cuenta para acceder al mercado
santiaguino, son la distancia/accesibilidad y la calidad relativa del producto.
Algo semejante puede decirse del sector frutícola. Durante la última década su producción ha
aumentado notoriamente. Parte importante de esta ha tenido como destino principal abastecimiento de la ciudad de Santiago, ya sea en forma fresca o elaborada.
En el ámbito del consumo regional, destaca también el incremento de empastadas artificiales
para la manutención de ganado.
Dentro del total de exportaciones de la Región Metropolitana, la producción silvoagropecuaria
ocupa un lugar menor. A modo de ejemplo, en el año 1996, sólo las uvas frescas tenían un
lugar importante. Estas representaron el 3 por ciento de las exportaciones regionales del año.
Sin embargo, durante el mismo año, el rubro de vinos constituyó el 6 por ciento de las exportaciones regionales. Algunos de ellos fueron elaborados con uvas procedentes de otras zonas de
Chile.
Tanto en Talagante, Melipilla, como en El Monte e Isla de Maipo, en las últimas dos décadas,
en oposición a los cultivos de hortalizas, flores, frutales, plantas forrajeras y forestales, se
constata una fuerte disminución de superficie plantada o sembrada de chacras y cereales, cultivos industriales y viñas y parronales.
El proceso de la urbanización del Campo
En la región metropolitana, durante los últimos años ha habido una fuerte inversión del sector
privado en el ámbito inmobiliario, los servicios financieros y comerciales. Se observa un auge
de las viviendas fuera del área Metropolitano de Santiago, ya sea como viviendas definitivas o
como segundas viviendas, destinadas al descanso y agrado. En los últimos años, esta expansión habitacional ha priorizado el norte y oeste de la ciudad de Santiago, ampliando a las provincias de Talagante, Melipilla y Chacabuco, el crecimiento inicial que se orientaba hacia las
provincias de Maipo y Cordillera.
Como es frecuente, en este tipo de mercados, la inversión privada habitacional y de servicios en la
región fuera del Área Metropolitana, ha sido acompañada de una significativa inversión destinada
al mejoramiento de la insfraestructura vial.
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La población en las principales entidades urbana de las comunas estudiadas —especialmente
de Talagante y Melipilla— ha crecido notablemente. Además, en la última década se han localizado importantes empresas agroindustriales e industriales que han dado con sus nuevas edificios un cierto paisaje urbano al campo. Todo esto hace que este sea un territorio cuya
complementariedad de condiciones —presencia de infraestructura física, productiva y social;
apoyo de diversos programas públicos, entre otros—, presenta todavía importantes potencialidades para la inversión privada.
En estas comunas se ha dado un fuerte proceso de intensificación e industrialización de la
agricultura, en el que las empresas asentadas —viñas, empacadoras, papeleras, molinos y
otras—, se ha especializado cada vez mas y demandan, por ende, servicios conexos a la producción.
En el ámbito netamente rural, la inversión se ha orientado a la ampliación de nuevas tecnologías de cultivo —incorporadas en las semillas y en el uso de más y nuevos productos químicos—, el mayor uso de maquinaria y una lenta tecnificación del riego. La intensificación del uso
de capitales y nuevas tecnologías han aumentado la productividad de la tierra y del trabajo. En
otras palabras, la productividad no ha estado relacionada en la mayor capacitación de la mano
de obra, salvo en aquellos casos en que este haya sido requisito directo en el proceso de inversiones orientadas a la tecnificación.
4. CARACTERIZACIÓN DE LAS NECESIDADES DE CAPACITACIÓN
Capacitación
La capacitación debe entenderse como un instrumento orientado a preparar adecuadamente a
los trabajadores para enfrentar de mejor manera posible el proceso productivo.
esta acción y su resultado en la producción permiten incrementar la productividad de los trabajadores y las empresas haciéndolas más competitivas, creando con ello la oportunidad para
mejorar las condiciones laborales
Los resultados del estudio permite concluir algunas ideas que pueden servir para perfeccionar
la capacitación ofrecida hasta ahora por el Sence, así como por otros organismos privados, a
los distintos trabajadores que participan en el proceso productivo de los sectores silvoagropecuario, agroindustrial y de los servicios ligados a estos.
Formación para el trabajo, capacitación y especialización
La capacitación que actualmente se ofrece puede ser revisada a la luz del conocimiento del
mercado laboral, teniendo presente el lugar o cargo que les cabe a los trabajadores agrícolas
en el proceso productivo y los roles o funciones que debe cumplir.
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GRÁFICO 1
Ofertas mensuales de empleo
Enero a noviembre de 1998
25
20
enero
15
febrero
marzo
10
mayo
5
2
0
1
enero
14
febrero
12
marzo
23
mayo
7
junio
9
julio
2
junio
julio
agosto
septiembre
octubre
noviembre
Desde un enfoque tradicional sobre formación y capacitación, es posible afirmar que la fuerza
laboral demandadas por las empresas agrícolas, agroindustriales y de servicios directos a la
producción debe —según sea el caso— pasar por un proceso que comprende, en una fase
inicial, la formación de habilidades; luego de la capacitación; y que termina en cursos de especialización.
Dependiendo del tamaño de las empresas agrícolas agroindustriales y de servicios directos a la
producción, es posible encontrar un conjunto diverso de trabajadores que con diferentes conocimientos y habilidades, cubren el abanico de labores realizadas en la producción. Nos referimos a trabajadores agrícolas, jefes de obra o capataces, técnicos agrícolas, ingenieros de
ejecución, personal de servicio, entre otros.
Las estadísticas acerca de la demanda de trabajadores obtenida de la revisión de once meses de
aviso de la Radio Manantial —ubicada en la comuna de Talagante—, nos presentan parcialmente
las tendencias del mercado. Durante el año 1997, sobresalen los meses de enero, febrero, marzo
y septiembre, como aquellos donde se demanda mano de obra para distintos sectores o actividades económicas. Los meses más bajos respecto de demanda de trabajadores. Son julio, agosto.
Octubre.
La información detallada de los avisos durante 1997 indica que la mayor demanda de trabajadores corresponde a empleo doméstico, es decir, empleadas, cocineras, jardineros, niñeras,
lavanderas o personas para el planchado. Después del empleo doméstico, un alto numero de
ofertas de trabajo se refiere a lo que llamamos producción artesanal o industrial, es decir, oficios u ocupaciones como eléctricos, mecánicos, electromecánicos, soldadores, carpinteros,
mueblistas, panaderos o costureras, entre otras. En tercer lugar, aparecen lo que hemos denominado como transportista y operador de maquinas, donde se pide desde una persona que
maneje un camión, una camioneta o vehículo de transporte colectivo, hasta que opere maquinas retroexcavadoras, cargadores frontales o grúas horquillas. En cuarta posición, se encuentra la atención a público en locales comerciales o de servicios.
Un 10 por ciento de las ofertas de empleo corresponde a labores de oficina, tales como secretarias, donde en ocasiones se pide especialidad en el manejo técnico del idioma ingles o de
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programas computacionales; contadores, o simplemente empleados para tramites de diversa
índole. Las ofertas de trabajo en servicios sociales (salud, educación) y labores agrícolas,
sonde se comprende a capataces, mayordomo de fundo. Técnicos o trabajadores en faenas
agrícolas, alcanzan aproximadamente el 7 por ciento de los avisos. En último lugar aparecen
las ofertas para trabajar en packing o en la construcción.
Los trabajos ofrecidos a través de la radio corresponden a empleos en locales comerciales,
locales de administración pública o privada, o en empresas de producción agrícola o no agrícola. De igual forma, el requerimiento de choferes y maquinistas puede provenir de los locales
comerciales, las empresas productivas, la locomoción colectiva, entre otros.
Talagante y Melipilla son las comunas donde se ofrece mas trabajo. En ellas se requiere principalmente trabajadores para servicios, tales como atención de público, servicios sociales o
aquellos vinculados a la construcción.
Después del rubro empleo doméstico y de atención a público, que se requieren indistintamente
en todas las comunas, la mayor dispersión se encuentra en la demanda de transportista o maquinistas (Talagante, Malloco, El Monte, Isla de Maipo, Peñaflor), trabajadores para labores
agrícolas y packing (Talagante, Malloco, El Monte, Peñaflor, Padre Hurtado, Buín, así como en
otras varias comunas de la Región metropolitana, fuera del Área Metropolitana de Santiago), y
trabajadores de producción artesanal (Talagante, Malloco, El Monte, Isla de Maipo, Peñaflor,
Calera de Tango y varias otras comunas del Área Metropolitana de Santiago).
CUADRO 1
Ofertas de trabajo enero y noviembre de 1998
Tipo de trabajo
Atención a público
Empleado de Empresa
Empleado doméstico
Transportista maquinista
Labores packing
Labores Agrícolas
Servicios sociales
Producción artesanal
Construcción
Total
Frecuencia
27
18
34
26
8
12
12
31
5
173
Porcentaje
15,6
10.4
19,7
15,0
4,6
6,9
6,9
17,9
2,9
100,0
P. acumulado
15,6
26,0
45,7
60,7
65,3
72,3
79,2
97,1
100,0
Fuente Sence/SUR. Base de datos de la Radio Manantial de Talagante.
Formación para el trabajo, capacitación y especialización para trabajadores agrícolas
La mayoría de los trabajadores agrícolas han obtenido su capacitación en la practica, desarrollada en el mismo trabajo campesino junto a sus padres o parientes cercanos. Estos trabajadores son obreros agrícolas con escaso conocimiento teórico, poca formación escolar, y cuya
principal virtud radica en saber entender y cumplir de la mejor forma posible las ordenes que
recibe. Los requerimientos que les hacen los agricultores y sus administradores, son de dos
tipos: a) que tengan una buena formación para el trabajo, es decir, que sean disciplinados,
obedientes, eficientes y responsables; y b) que adquieran habilidades para desempeñar con
eficiencia nuevos desafíos, tanto en las diferentes fases del proceso agrario como el cuidado y
el manejo de animales En este segundo aspecto, los agricultores grandes generalmente realizan alguna capacitación directa para el trabajo dentro de la misma empresa. Pero, en general,
los agricultores esperan –en este nivel y los siguientes–, que el trabajador agrícola llegue con
los conocimientos y habilidades ya desarrollada desde de antes de emplearse en su predio,
especialmente si son temporeros. Una situación diferente se observa en los trabajos pecuarios,
debido a que en ellos se requiere una mayor estabilidad en el empleo de la fuerza laboral.
En una posición superior en la escala de mando están los jefes de obras y capataces. Estos
deben ser capaces de entender las indicaciones que entregan los ingenieros y traducirlas hacia
los operarios para hacerlas cumplir. De ellos se pide que sean responsables, honrados, capaces de dirigir grupos y personas y con conocimientos adecuados, según el tipo de producción
que se realiza. Esto les permite detectar problemas y resolver aquellos de menor envergadura
6
o pedir la asesoría técnica oportuna para enfrentar los más complejos. Según el tipo de producción, el tamaño del predio o la importancia de la producción que se realiza, estos trabajadores pueden llegar a ser técnicos agrícolas y, en ocasiones, ingenieros de ejecución en
alguna especialidad agropecuaria.
Por otra parte están los especialistas agropecuarios de mayor nivel, que normalmente dan servicios profesionales a varios predios simultáneamente.
Además de estos niveles de trabajo, cada predio requiere un ordenamiento administrativo y la
realización de tareas de abastecimiento y ventas, para lo cual necesita especialistas en cada
una de estas áreas, sea como parte de integrante de la empresa o subcontratando sus servicios.
Paralelamente, los agricultores necesitan orientación de mercado para decidir que producir, ya
sea en los cultivos anuales o de mayor tiempo. Sin esto, los esfuerzos de inversión, innovación
y capacitación, pueden verse frustrados. Esto se consigue en publicaciones especializadas, a
través de la asesoría de ingenieros o con orientaciones entregadas por las empresas comercializadoras o por las asociaciones de productores
Lo visto hasta aquí puede resumirse en el cuadro n°2
Conviene detenerse aquí brevemente para revisar un aspecto del proceso productivo del agro
que condiciona en parte la dinámica de la actividad del trabajador y la efectividad de la capacitación.
GRÁFICO 2
Empresas que contratan mano de obra temporal según número de veces al año
45
40
35
30
25
enero1y2
2
20
enero 3 y4
15
5 o mas
10
5
0
1
enero1y2
44
enero 3 y4
45
5 o mas
10
El trabajador agrícola
Lo expuesto hasta ahora describe un tipo de relación entre empleador y empleado, donde
sobresalen situaciones de distancia, desconfianza, recelo, que afectan negativamente las posibilidades de la mutua cooperación. Esto en parte puede deberse al sistema de contratación
temporal, que dificulta la constitución de lazos más permanentes entre el empleador y el trabajador. Sin embargo, no se puede desconocer que existen ciertos casos donde los temporeros
(as) tienden a mantenerse a través de los años como trabajadores (as) de los mismos predios.
En aquellos casos de relaciones más permanentes, si se establecen compromisos personales.
7
En general, cuando no logran relaciones más permanentes, el empleador solo espera de los
trabajadores que cumplan con las tareas encomendadas, para lo cual se les da instrucciones,
se les supervisa de cerca y se les entregan remuneraciones por tareas o producción. El trabajador espera terminar su trabajo, desentendiéndose de otros elementos del predio o el proceso
productivo, que le resulta ajeno y explotador. Así hay poco espacio para la iniciativa, la aplicación de conocimientos que pudiese tener el trabajador —salvo aquellos que le permitan ganar
mas en forma directa— o la responsabilidad con el conjunto del proceso productivo. Sus conocimientos respecto a riego, identificación del problema en general o de cualquiera otra naturaleza no son considerados, perdiéndose la información de quien esta en contacto permanente
con cada planta, árbol o animal. En estas circunstancias hay menos incentivo para capacitarse,
para manejar una visión mas completa del proceso productivo. Solo vale adquirir y desarrollar
habilidades específicas a través de la práctica directa.
En contraste con lo anteriormente expuesto, se sabe que la tendencia internacional del proceso
moderno de producción se basa en un trabajador comprometido con el proceso productivo
global, con capacidad de iniciativa, responsabilidad y autonomía. La competencia exigirá pronto
al productor chileno una modernización del proceso productivo en este sentido.
En las comunas de Talagante, Melipilla, El Monte e Isla de Maipo, los agricultores en general
no perciben la posibilidad de mejorar el proceso productivo a través de la capacitación del trabajador. En efecto la demanda actual por trabajadores agrícolas en el nivel básico exigido se
logra satisfacer directamente en el mercado en forma relativamente espontanea. La carencia
de estos trabajadores para faenas concretas no guarda relación con falta de capacitación, sino
con una inadecuación entre la oferta y demanda de trabajadores en un momento especifico del
tiempo. Además, estas carencias se subsanan, generalmente con la llegada de trabajadores
4
desde otras regiones del país.
4
En el estudio se pudo comprobar la movilidad de los trabajadores agrícolas temporales de la Región Metropolitana hacia el norte el sur del país. De igual modo, se pudo conversar con pequeños
agricultores que tenían contratados para sus faenas a grupos de trabajadores del sur del país.
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GRÁFICO 3
Tipos de predios u ocupaciones requeridos en las empresas
Tipos de oficio u ocupaciones requerido por las empresas
60
50
40
30
labores agricolas
20
2
atención a público
Servicio en oficina
Servicio a la producción
10
Transporte y operaciones
0
1
labores agricolas
55
atención a público
15
Servicio en oficina
30
Servicio a la producción
18
Transporte y operaciones
5
Sólo cuando se refieren a ciertos tipos de productos agrícolas, los agricultores —pequeños y
medianos—, hablan directamente del necesario proceso de aprendizaje de sus trabajadores
temporales. Se trata de cosechas como las de frambuesas, así como de algunos frutos u hortalizas especiales, que requieren de mayores cuidados para evitar que se dañen. En general,
cuando los agricultores aluden a la formación— capacitación del obrero agrícola, se refieren
a un proceso que se da en los mismos lugares de trabajo, y es guiado por los capataces o
técnicos agrícolas de los mismos predios. Ahí se adquieren las habilidades necesarias y las
condiciones de orden, responsabilidad y disciplina para el trabajo.
Lo anterior plantea, a nuestro juicio, la necesidad de concebir las capacitaciones para trabajadores agrícolas como una combinación que contemple: la formación para el trabajo, la complementación de conocimientos generales de educación básica, la enseñanza de nociones
teóricas del proceso productivo agrícola en cuestión y, finalmente, genere habilidades que aumenten directamente la eficiencia física del trabajo. Este proceso de aprendizaje debe realizarse siempre cercano al campo y con una parte importante a través de prácticas en el mismo
proceso productivo.
9
CUADRO 2
Capacitación requerida actualmente según nivel del trabajador en el proceso productivo
TIPO DE
PREDIO
AGRÍCOLA
Grande y
Mediano
Pequeño
TIPO DE CAPACITACIÓN
REQUERIDA
OBJETIVOS NECESARIOS DE
CUMPLIR
Trabajador agrícola
(algunos estables):
sin capacitación formal
especializado para
realizar cultivos y/o
cosechas que exigen
habilidades especiales
Formar trabajadores disciplinados y
eficientes para cultivos “normales”
Capacitar para la obtención de un
producto de calidad determinada,
dependiente de las formas usadas
en podas, raleo, cosecha u otras
fases de proceso productivo
Jefe de Faenas:
Con capacidad de
manejo de personas
y grupos y comprensión básica del
proceso
productivo
Capacitar para dirigir las
faenas de acuerdo a las normas
técnicas y logrando mayor
eficiencia de los
trabajadores
Trabajador agrícola:
(todos temporeros)
sin capacitación
formal especializado
para realizar
cultivos y/o cosechas
que exigen habilidades especiales
Formar trabajadores disciplinados y
eficientes para cultivos “normales”
capacitar
para la obtención de un producto
de calidad determinada,
dependiente de las formas usadas
en podas, raleo, cosecha u otras
fases del
proceso productivo
Capacitar para dirigir las faenas de
acuerdo a las normas técnicas, y
logrando la mayor eficiencia de los
trabajadores
Jefe de faenas
el mismo agricultor
El Capataz o jefe de faena
Los trabajadores que coordinan y ordenan el proceso de trabajo deben capacitarse en todos
los conocimientos necesarios para enfrentar debidamente los nuevos productos y tecnologías
utilizados en la región. Requieren del aprendizaje teórico— práctico, de liderazgo, responsabilidad, trabajo en equipo, organización y planificación básica, entrega de informes (la mayoría
orales), entre otros.
La formación—capacitación del trabajador agrícola, así como la entregada para capataces o
jefes de faenas, debe entenderse como un proceso continuo que permita al trabajador acceder
al trabajo, con mayores conocimientos y habilidades.
El pequeño agricultor
El agricultor cuya propiedad es pequeña requiere una capacitación continua. Este agricultor es
un empresario, capataz y muchas veces trabajador agrícola. Las exigencias a las que debe
responder requieren de conocimientos técnicos, administrativos y de mercado.
Los pequeños agricultores; debido a las exigencias del mercado, deben complementar la capacitación recibida con instancias de organización permanente, que orienten su producción según
las señales del mercado y le permitan una mejor comercialización de sus productos.
Servicios a la producción
En los predios y agroindustrias existe una demanda importante de servicios a la producción.
Actualmente algunos servicios subcontratados. La practica tradicional del campo de satisfacer
todas las necesidades de la producción al interior del mismo predio ha sido sustituida. Hoy la
10
tendencia es a la división y especialización del trabajo, y localización de muchos servicios a la
producción fuera de los predios.
En este nuevo escenario, parte de la demanda de servicios se satisface en las localidades urbanas
próximas a las zonas campesinas. Sin embargo, debe señalarse que no existe una oferta de calidad. Muchos de estos servicios se realizan por trabajadores cuyos conocimientos han sido adquiridos en la practica, como por ejemplo en el transporte, construcción, albañilería, carpintería, algo
menos en cerrajería, mecánica y electricidad, entre otros. Incluso, en ciertos, casos estos trabajos
son realizados por trabajadores agrícolas como complemento de sus actividades directas en el
campo.
El desarrollo —capacitación— de especialidades de apoyo a la producción debe ser acompañado
de la promoción de habilidades de gestión empresarial. Nos referimos a las capacidades de promoción, estimación de costos, fijación de precios, seguimiento del cliente, garantías del servicio
dado, entre otros. El impulso en la capacitación para estos trabajos es fundamental para aumentar
la productividad general del sector y facilitar el desarrollo de nuevas tecnologías de manera descentralizada.
5. ORGANIZACIÓN Y OBSERVACIÓN DEL MERCADO
La formación —capacitación de los pequeños propietarios agrícolas debe complementarse
con su asociatividad y ser apoyada por organismos especializados del Estado y del sector privado. Estos últimos debieran orientar la producción de los pequeños productores según las
señales del mercado, a la vez que entregar una visión de futuro. Los pequeños agricultores
necesitan apoyo para elaborar y gestionar proyectos, decidir acerca de qué producir, negociar
compras y ventas, entre muchas otras materias.
La articulación de diversos organismo del Estado entre sí, y de éstos con instituciones del sector privado en cada comuna, provincia y región, para la realización de planes, programas y
proyectos vinculados a la producción agropecuaria, resulta hoy de vital importancia. La capacitación debe definirse basada en un diagnóstico constantemente actualizado, que dé cuenta de
los requerimientos técnicos y cuantitativos de los demandantes del trabajo, así como de las
tendencias de las nuevas producciones en desarrollo.
Referencia bibliográfica
Instituto Nacional de Estadísticas (INE), 1992. Censo Nacional de Población y Vivienda.
, 1995. Chile, División Político Administrativa.
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, 1997. Censo Nacional Agropecuario.
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, 1992. Encuesta de Caracterización Socioeconómica, Casen.
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