La virtud es, por consiguiente, un hábito peculiar

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EJERCICIO 1 DE AUTOEVALUACIÓN DE ARISTÓTELES
TEXTO DE ARISTÓTELES
«La virtud es, por consiguiente, un hábito peculiar que consiste en un
término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello que se
origina en la demarcación del prudente.
El término medio es aquello que se coloca a igual distancia de los dos extremos, uno
marcado por el exceso y el otro por la insuficiencia; y también por sobrepasar o por no
alcanzar el límite preciso de las pasiones y de las acciones, en tanto que la virtud
siempre encuentra y elige libremente el término medio.
Por eso, en lo que respecta a su peculiaridad, y a la caracterización que hicimos de lo
que es, la virtud resulta un término medio; pero en relación a lo mejor debe considerarse
algo eminente” (Aristóteles, Ética a Nicómaco).
Preguntas
1. Exponer las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe
entre ellas.
2. Explicar el problema de la ética en Aristóteles.
Respuestas
1. Texto:
En el texto Aristóteles nos está dando la definición de virtud:
En primer lugar nos dice que la virtud es un hábito, es decir una costumbre
adquirida por repetición de actos.
El término medio es relativo a nosotros, es decir personal, no puede aplicarse de
forma objetiva sino atendiendo a las peculiares circunstancias y características de cada
ser humano, algo puede ser conveniente para uno y no serlo para otro.
El término medio lo determina la razón a través de la prudencia. Esto significa que
el alma racional, que es la propia del ser humano, debe encargarse de controlar el alma
sensitiva que es inferior a ella. Es decir la razón debe controlar las emociones,
sentimientos, pasiones y deseos.
Ese hábito consiste en mantener nuestras pasiones y acciones en un término medio
entre dos extremos, uno por exceso de pasión (por sobrepasarnos) y otro por defecto de
pasión (por no llegar).
Por último Aristóteles nos advierte de que “término medio” no significa
mediocridad sino todo lo contrario, mantenernos en el término medio es en realidad una
acción perfecta y eminente.
2. Ética:
Aristóteles basa su ética en la antropología. En ella se define al ser humano como un
ser natural, por tanto, dotado de una actividad intrínseca y espontánea dirigida a la
consecución de algún fin. Ese fin al que se dirigen todas las actividades que el ser
humano realiza es, en última instancia, la búsqueda de la felicidad, cualquier otro fin
que persigamos no es más que un medio para lograr ese Bien Supremo y Fin Último al
que llamamos felicidad.
La felicidad consiste en realizar del modo más perfecto posible aquella función que
nos es propia, es decir, en realizar del modo más perfecto posible nuestra esencia o
forma. Y dado que nuestra esencia o función propia consiste en la racionalidad,
debemos concluir que la felicidad consiste en vivir según la razón, o lo que es lo mismo,
llevar una vida lo más racional posible.
No obstante Aristóteles sabe que el ser humano también tiene necesidades
corporales, por tanto, para conseguir la felicidad son imprescindibles ciertos requisitos
materiales mínimos pues nadie puede ser feliz viviendo en la indigencia y la miseria
absoluta.
Los medios con los que contamos para conseguir la felicidad, es decir, para vivir
según la razón, son las virtudes que Aristóteles divide en dos grupos, morales e
intelectuales.
Las virtudes morales, aseguran el buen funcionamiento de la parte sensitiva del alma,
esto es, nos permiten controlar racionalmente nuestros deseos, emociones y
sentimientos. Aristóteles define la virtud ética como el hábito de saber elegir en lo
relativo a nuestros deseos, emociones y sentimientos, un término medio entre dos
extremos, ambos vicios, uno por defecto y otro por exceso. Término medio no abstracto
sino personal, definido por la razón y tal como lo establecería un hombre prudente. Al
decir que la virtud es un hábito, Aristóteles dice que no se nace virtuoso y que conocer
el bien no basta para hacerlo, sino que se requiere, además, voluntad y esfuerzo.
Las virtudes intelectuales, aseguran el buen funcionamiento de la parte racional del
alma que debe ser la rectora de la conducta humana. Entre ellas se cuentan la prudencia,
que es la virtud que nos dice cuál es el término medio adecuado para nosotros, dando
así la pauta a las virtudes morales. Y la sabiduría que es la virtud más elevada y consiste
en el conocimiento de la verdad, su práctica proporciona al ser humano la máxima
felicidad (la vida feliz es, para Aristóteles, la vida contemplativa dedicada a la
investigación).
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