Conc epci ón, 12 -1ºDcha. 02002 Al bac ete Teléfono: 967 52 -07-89 (PNP 78240) Fax: 967 52 -33-45 (PNP 78243) [email protected] 179/12/MGA 7 de mayo de 2012 Ent. 211/12 Asunto: NEGOCIACIÓN COLECTIVA. LIMITACIONES por convenio colectivo a la descentralización de actividades por medio de la contratación o subcontratación con EMPRESAS EXTERNAS. Limitaciones por convenio colectivo a la utilización de EMPRESAS DE TRABAJO TEMPORAL (ETT). Se formula consulta con relación a la legalidad de una cláusula incorporada en un convenio colectivo sectorial de ámbito provincial que establece limitaciones sobre las empresas afectadas a la hora de proceder a la contratación o subcontratación con empresas externas para la realización de servicios esenciales de su ciclo productivo, con la salvedad de determinadas actividades de carácter accesorio y algunos servicios especiales. I. LIMITACIONES por convenio colectivo a la descentralización de actividades por medio de la contratación o subcontratación con EMPRESAS EXTERNAS. Primero. Las cláusulas convencionales que contemplan restricciones a la facultad empresarial de proceder a la contratación o subcontratación de las actividades de su ciclo productivo con empresas externas especializadas no infringen el art. 38 CE, que disciplina el principio de libertad de empresa. La Constitución Española reconoce como valor a tutelar por los poderes públicos el de la libertad de empresa pero, de entrada, esto no se identifica con el otorgamiento a las empresas y a las organizaciones empresariales de una especie de derecho subjetivo a concurrir, siempre y en todo caso, en un mercado libre y en plena competencia. A. El principio de libertad de empresa no resulta incompatible con la establecimiento de limitaciones a la libertad de contratación impuestas por los poderes públicos, basadas en razones de interés general. Tal precepto constitucional no tiene otro significado que el de optar por un determinado modelo de organización del sistema económico y productivo, que ha de ser garantizado por los poderes públicos. Mas, tal garantía, no ha de ser incondicional, sino que se encuentra supeditada a las exigencias de la economía general y de la planificación que tales poderes públicos adopten en cada momento. 1 De este modo, la libertad de empresa puede oponerse frente a los poderes públicos cuando disciplinen medidas que, no encontrándose justificadas por las exigencias de la economía general o de la planificación, vengan a alterar el sistema económico constitucionalmente establecido. B. Y tal precepto constitucional tampoco resulta compatible con el establecimiento de limitaciones a la facultad de contratación impuestas en el ámbito privado en cumplimiento del principio de autonomía de la voluntad cuando los acuerdos que las recojan cuenten con una causa válida que las justifiquen, es decir, cuando respondan a la satisfacción de una finalidad económico-social de las partes contratantes que legalmente resulte legítima. 1.- De esta forma, el principio de la libertad de empresa no puede hacerse valer por las empresas cuyos servicios han sido limitados frente a los propios destinatarios de los bienes y servicios que ofrecen, toda vez que las más elementales reglas de funcionamiento de la economía de mercado exigen y presuponen la libertad de los destinatarios de estos bienes y servicios a la hora de adquirirlos o no, que es, a la postre, lo que acontece en estas cláusulas convencionales limitativas de las facultades empresariales de externalización de servicios, donde las empresas afectadas se comprometen a través del Convenio colectivo a no descentralizar todas o algunas de de sus actividades mediante la utilización de empresas contratistas de servicios. 2.- Por ello, el principio de libertad de empresa no se violenta con preceptos convencionales como los ahora analizados. Bien al contrario, dichos preceptos constituyen precisamente una expresión concreta del principio de libertad de empresa del que son titulares las empresas integradas en su ámbito de aplicación, en cuanto que, al amparo de dicho principio, se cobija el compromiso suscrito por la patronal representativa del sector de limitar la descentralización de sus actividades mediante el empleo de contratas o subcontratas y que sólo podrían utilizarse en determinados supuestos. 3.- Por lo demás, los acuerdos colectivos que limitan la externalización de las actividades de la empresa mediante técnicas de contratación o subcontratación de áreas de actividad con empresas especializadas tiene una causa válida tanto desde un punto de vista económico como social. 1) Cuando se fijan en un convenio colectivo de ámbito sectorial, tiene la virtualidad de fijar un marco de igualdad en la concurrencia competitiva en el mercado, de modo que el éxito comercial de las empresas a partir de las ventajas competitivas conseguidas en el mismo no se defina a partir de avances en las descentralización de actividades, y todas las empresas concurran en igualdad de condiciones en el mercado. 2) La generalización de los procedimientos de externalización de actividades genera cambios en la conformación de los modelos de gestión y de estructura organizativa y productiva de todas las empresas que concurren en un mismo sector de la economía, y no resulta ilegítima ni contraria al precepto constitucional anteriormente 2 referido la valoración interna que las empresas concurrentes en un mismo mercado efectúen sobre los procesos de externalización de actividades, en términos actuales o de proyecciones, lo que dota de una causa legítima a los acuerdos o pactos colectivos restrictivos de estos procesos de externalización que puedan suscribir desde el marco de su autonomía de la voluntad o desde el referente de la negociación colectiva. 3) Y desde el punto de vista de la representación de los trabajadores, resulta evidente la sustancialidad y gravedad de los efectos inducidos sobre el conjunto de trabajadores representados derivados de estos procesos de externalización y que más allá de la legitimidad de la defensa del interés sindical en la estabilidad y mantenimiento de las plantillas de las empresas, tales procesos de externalización de actividades generan desde el punto de vista jurídico-laboral toda una serie de consecuencias como, a título de ejemplo, sucede en materia de gestión de la prevención de riesgos laborales. Desde esta perspectiva jurídico-sindical, la incorporación en la negociación colectiva de cláusulas restrictivas de la externalización de actividades responde a una finalidad legítima que les confiere plena validez y eficacia. La satisfacción preferente de las necesidades laborales de la empresa con personal interno, propio, no constituye una política ajena al ámbito de la potestad normativa de la autonomía laboral, que delinea el art. 85 del ET, y ello se identifica con una materia susceptible de tratamiento en la negociación colectiva -Sentencia de la Audiencia Nacional de 7-11-01 (AS 2002\806)-. El pronunciamiento anteriormente referido desestimó la acción de impugnación del Convenio Colectivo de Mataderos de Aves y Conejos por una cooperativa cárnica, que se basaba en la ilegalidad y lesividad del art. 60 del antedicho Convenio, que contemplaba restricciones progresivas a la utilización de por las empresas afectadas de los servicios de cooperativas de trabajo asociado. Al efecto, declaró la sentencia que: “TERCERO El sentido y la finalidad del art. 60 impugnado es evidente. Es una cláusula de fomento del empleo por cuenta ajena a través de la «internalización» del trabajo, y que se explica en una realidad laboral en la que se ha empleado con profusión, la externalización como técnica de flexibilidad productiva. No podemos considerar ilegítima tal política laboral, del mismo modo que no lo es un programa de fomento de la contratación indefinida. En ambos casos se persigue garantizar un estatus de mayor estabilidad al ciudadano que oferta su actividad personal a cambio de dinero en el mercado laboral. Es claro que el fomento de la contratación por cuenta ajena, frente a la subcontratación, o sea la satisfacción preferente de las necesidades laborales de la empresa con personal interno, propio no constituye una política ajena al ámbito de la potestad normativa de la autonomía laboral, que delinea el art. 85 del ET y desde luego no supone práctica restrictiva de la competencia al tratarse de una norma «ad intra» de la empresa, esto es dirigida a distribuir sus elementos constitutivos, y sin proyectarse «ad extra», al mercado competitivo. De hecho las Cooperativas de Trabajo Asociado no son concurrentes mercantiles de las Empresas firmantes del convenio, sino competidores laborales de los trabajadores por cuenta ajena, actuando como alternativa productiva, y no 3 mercantil, ubicada, en consecuencia, en un tráfico económico distinto al de los Mataderos de aves y conejos, al menos en los términos en que está planteado este litigio. Y la decisión de optar, en ciertas proporciones, entre la contratación de trabajadores o la subcontratación de autónomos, lejos de suponer infracción del derecho de libertad de empresa, es ejercicio genuino de la misma, que al utilizar dos itinerarios productivos, admitidos ambos por la Ley, y basados en diferentes regímenes jurídicos, no puede suponer discriminación alguna. CUARTO Tampoco existe lesión grave al interés de la parte actora. Lesión presupone al menos, un derecho que resulte perjudicado. Y desde luego la parte actora ni alega ni prueba, compromiso vigente, de parte de las Empresas firmantes del convenio, en orden a utilizar de modo fijo, un número determinado de cooperativistas, superior al que pueda resultar de la aplicación del art. 60. que, aunque formulado como mutación del uso de las subcontrataciones, también garantiza la persistencia de éstas, al menos en determinados porcentajes. Se trata aquí de puro ejercicio de libertad de empresa, por las patronales firmantes del convenio, que no tienen impuesta por Ley -ni consta que por contracto algunoobligación alguna al respecto con la actora. El interés de tercero ha de ser un interés consolidado en derecho, no hipotético ni futurible. En el presente caso no se puede entender probado perjuicio real alguno. No consta qué porcentaje de contratación con cada empresa del sector tenía la Cooperativa demandante o el conjunto de Cooperativas. No podemos pues saber si los porcentajes convencionales van a afectarle particularmente. El informe técnico es manifiestamente hipotético porque no especifica este dato. Tampoco sabemos, atendiendo al amplio objeto de la Cooperativa, qué incidencia tiene en su facturación, la subcontratación. Ello no serviría además, por sí solo, para entender acreditada la lesividad, pues ésta, como hemos dicho, no es cualquier perjuicio, sino la lesión por el Convenio de un derecho adquirido o en trance de adquisición, que difícilmente podemos identificar. De hecho la demanda puede traducirse como un intento de imponer a las empresas firmantes del convenio, una contratación forzosa lo que pugna directamente con la libertad negociadora, aneja a la libertad de empresa del art. 38 de la Constitución que, en la propia demanda, se invoca. Debemos, por todo ello, desestimar la demanda.” Segundo. La doctrina jurisprudencial ha admitido la validez de las cláusulas convencionales que limitan la externalización de actividades por la empresa, partiendo de la licitud del acuerdo que limita la realización de determinadas funciones y tareas del ciclo productivo de la empresa a su propia plantilla –Sentencia del Tribunal Supremo (Social) de 22 enero 2010 (RJ 2010\3122)-. En la doctrina jurisprudencial y judicial reciente, constituyen referente obligado toda una serie de pronunciamientos judiciales que han recaído con relación a la cláusula incorporada en acuerdo de fin de huelga que fue suscrito entre la empleadora –AENA- y el Comité de Huelga en marzo del año 2004, en la que se prohibía a dicha empresa la 4 posibilidad de que externalizara con empresas especializadas toda la serie de trabajos y actividades que se incluían en el catálogo de ocupaciones de su Convenio Colectivo, con determinadas excepciones que no resultan ahora relevantes. La doctrina jurisprudencial, como la anteriormente citada STS de de 22 enero 2010 (RJ 2010\3122), declaró la validez y eficacia de dicho acuerdo colectivo, confirmando la del TSJ de Canarias /Tenerife (Social) de 29 enero 2009 ( JUR 2009, 156329) (R. 747/2008), que había declarado la nulidad de una determinada contratación administrativa llevada a cabo por AENA en el Aeropuerto de Tenerife-Sur (concretamente, la de Técnico de Ingeniería de Infraestructuras y Mantenimiento Aeroportuario especializado), era nula por corresponderse con tareas que eran propias del personal de AENA. En igual sentido, las Sentencias del TS de 21 septiembre 2009 Rec. 56/2009 (RJ 2009, 6165) y de 3 junio 2010, y de la Audiencia Nacional (Social) de 27 septiembre 2010 (AS 2010\2315). Tercero. Además, se ha declarado la eficacia directa y general de estos acuerdos de limitación de las facultades de externalización, no resultando necesario que la concreción de esta obligación empresarial sea objeto de negociación específica o singularizada entre empresa y representantes de los trabajadores. Como se indicó en la anteriormente citada STS de 21 julio 2009 (RJ 2009\5529), recaída en relación con el mismo acuerdo colectivo: “Ha de analizarse, pues, si el Acuerdo de 2004 quedó sometido a pactos ulteriores o si, por el contrario, imponía a la empresa la renuncia a externalizar servicios que pudieran ejecutarse a través de las funciones asignadas a la plantilla, según el sistema de ocupación designado en el propio convenio colectivo. Pues bien, el tenor literal del Acuerdo no ofrece dudas sobre la voluntad de no mantener proyectos de externalización que afectaran a las ocupaciones contenidas en catálogo del III Convenio colectivo, asumiendo el compromiso de futuro de no externalizar, con las dos excepciones antes ya indicadas, relativas a la concurrencia de motivos organizativos, productivos y económicos o el análisis de las situaciones generadas por las asistencias ya contratadas a la firma del Acuerdo. Con posterioridad, durante el proceso de negociación del IV Convenio Colectivo, la empresa y los interlocutores de los trabajadores pactaron la ulterior celebración de acuerdos por áreas de actividad y por centro de trabajo, sujetos al principio de que todas las actividades de negocio, control y supervisión se realizarían con personal propio. La primera conclusión a la que se llega es que en el Acuerdo de 2004 no se condiciona la renuncia a la externalización a proceso alguno de negociación, 5 consultas o pactos previos, salvo para el supuesto mencionado, relativo a modificaciones derivadas de los concretos motivos organizativos, productivos o económicos, circunstancias estas últimas que no aparecen ni en el supuesto resuelto por la sentencia recurrida, ni en el de la de contraste. …Pero, en relación a la materia que nos ocupa, la propia autonomía de la voluntad de los negociadores explicita el respeto al compromiso de no externalización, y reitera y consagra lo pactado, de suerte que el único cambio provocado por la sucesión de convenios pueda estar en la referencia que en el Acuerdo de 2004 se hacía al catálogo de ocupaciones, que se enconaba en el III Convenio, de forma que, de existir nuevo catálogo en el convenio posterior, pueda considerarse que la remisión del Acuerdo de 2004 es ahora a éste ultimo, y, de no existir, habrá de afirmarse que aquel catálogo mantiene su vigencia en virtud de la naturaleza del propia Acuerdo de desconvocatoria de huelga, al ser complemento necesario para su efectividad.” II. Limitaciones por convenio colectivo a la utilización de empresas de trabajo temporal (ETT). Analizamos esta problemática por su conexión argumental con el supuesto ahora planteado y lo extrapolable al mismo de los criterios judiciales recaídos sobre el particular. Primero. En lo que a este punto se refiere podemos hacer mención en primer lugar a la doctrina contenida en la Sentencia de la Sala de lo Social del TSJ de Valencia, de 9-3-2000 (Arz. 2982), que, siquiera sea indirectamente, vino a admitir la legalidad del art. 48 del Convenio Colectivo para la Industria del Metal de Valencia, que venía a establecer limitaciones en la utilización de trabajadores por medio de ETT en los siguientes términos: <<A partir de la entrada en vigor del presente Convenio, las empresas sujetas a su ámbito de aplicación asumen el compromiso de no llevar a cabo contrataciones a través de empresas de trabajo temporal. En todo caso, de darse aquellas circunstancias susceptibles de utilizar dichas empresas (...), y como consecuencia del compromiso adquirido, la empresa solicitará a los representantes legales de los trabajadores la búsqueda de fórmulas que puedan cubrir dichas necesidades, decidiéndose en consecuencia. En caso de discrepancia, se someterá al criterio de la Comisión Paritaria.>> Al respecto, la sentencia estableció expresamente que: " En relación con la denuncia del incumplimiento del art. 48 del Convenio Colectivo de trabajo para la Industria del Metal (BOP núm. 200 de 22-8-96), la limitación que dicho artículo introduce respecto de la libertad empresarial de contratación derivada del art. 38 de la Constitución Española y en particular, del derecho reconocido en el 6 art. 43 ET, no puede ser entendida en principio como contraria a la libertad de las partes para establecer cláusulas de empleo recogidas en el art. 85.1 ET, pero tampoco de tal forma que su incumplimiento deba determinar, en todo caso, la nulidad de los contratos de trabajo establecidos sin dar cumplimiento a la pactado en el mismo, sino como el incumplimiento de un requisito en la contratación que introduce una obligación de hacer y que podrá dar lugar, en su caso, a solicitar una reparación de daños y perjuicios (STS de 17-7-90 Arz. 6415), o una sanción administrativa por incumplimiento de lo convenido, dado que si bien puede ser lícito el convenio de no suscribir contratos temporales a través de las ETT en la medida en que se considere más favorable para los trabajadores, no es menos cierto que no se trata de una renuncia absoluta por parte del empresario, sino sujeta a una consulta previa a los representantes legales de los trabajadores y a la Comisión Paritaria del Convenio, en caso de discrepancia, consulta y discrepancia que no consta que hayan sido omitidos..." Segundo. De la misma manera, es habitual que en este tipo de demandas se denuncie la infracción del art. 15 ET y de la Ley 14/94 de ETT. Tales denuncias no pueden prosperar si se repara en el dato de que la normativa legal y reglamentaria que disciplina los supuestos de utilización de empresas de trabajo temporal no se constituye en normativa de derecho imperativo y absoluto, a la que necesariamente ha de encontrarse supeditada la negociación colectiva, sino que, por el contrario, es el límite que no puede ser rebasado por la misma, de modo que es perfectamente posible que a través de Convenio colectivo se introduzcan limitaciones o se restrinjan los supuestos de utilización de los servicios ofertados por las empresas de trabajo temporal. En este sentido, pueden resultar paradigmáticos los supuestos enjuiciados en las Ss. del TSJ de Galicia de 25-02-00 (Arz. 222) y 16-07-99 (Arz. 2158), con relación a las limitaciones o condicionamientos establecidos en el Convenio Colectivo de Conservas, Semiconservas y Salazones de Pescados y Mariscos, para la contratación eventual, temporal o proveniente de ETT. Así, la regulación contenida en la normativa reguladora de las empresas de trabajo temporal actúa como límite máximo por encima del cual el convenio colectivo no puede actuar. Por ello, el convenio colectivo no puede disciplinar supuestos de utilización de contratos de puesta a disposición que no se contengan en la Ley, sin impedir que a través del mismo se puedan especificar y regular detalladamente los requisitos que han de concurrir para la verificación de los supuestos de utilización de contratos de puesta a disposición o, simplemente, restringir al máximo su uso por parte de la empresa o empresas afectadas por el mismo. Tercero. En otros casos, ha venido a denunciarse la concurrencia del Convenio Colectivo sectorial con el Estatal de Empresas de Trabajo Temporal, cuando el primero establecía la aplicación a favor de los trabajadores en misión de los derechos económicos 7 y sociales fijados en el mismo, lo que al día de hoy puede también resultar de interés, sobre todo, en lo que se refiere a la aplicación a los trabajadores en misión del conjunto o de determinados derechos fijados en el convenio de aplicación a la usuaria y no sólo de los derechos económicos. En lo que a este punto se refiere, se ha de tener en cuenta que no se produce la superposición de los ámbitos funcionales de dichos convenios colectivos, por lo que no puede entenderse que nos encontremos ante un supuesto de concurrencia de convenios colectivos. Ciertamente, las empresas de trabajo temporal se encuentran vinculadas por lo establecido en el Convenio Colectivo estatal de empresas de trabajo temporal; sin embargo, si en los contratos de puesta a disposición se suscribe con la usuaria la obligación de aplicar a los trabajadores en misión unas determinadas condiciones laborales, superiores a las fijadas en el Convenio específico para las ETT, habrán de aplicar tales condiciones a los trabajadores. De esta manera, en el Convenio colectivo sectorial se puede disponer un sistema de homogeneización de las condiciones laborales de los trabajadores que presten servicios en el sector, se encuentren éstos contratados directamente por las usuarias o por empresas de trabajo temporal. Pero respecto de éstos, no se produce una extralimitación del ámbito del Convenio colectivo impugnado, toda vez que la aplicación a los trabajadores en misión de las condiciones fijadas en el Convenio colectivo sectorial derivaría del contrato de puesta a disposición suscrito entre la usuaria y la de trabajo temporal, en el que habría de fijarse la cláusula de garantía a que se hace referencia en el Convenio impugnado. Así, la STSJ de Cataluña de 26-04-99 (Arz. 1046) vino a declarar expresamente que: “ ...no hay problema legal alguno en admitir que en un convenio colectivo puedan establecerse derechos o beneficios a favor de determinados trabajadores pertenecientes a empresas, que no se encuentran establecidos dentro de su ámbito de aplicación pero que de alguna forma puedan prestar servicio para las mismas en sus centros de trabajo, lo que obligaría a las empresas a las que es aplicable el convenio a respetar estos derechos y beneficios. Y de hecho, es cada vez más frecuente que los convenios colectivos contengan referencias a los trabajadores que puedan ser contratados a través de empresas de trabajo temporal, estableciendo límites, condiciones o ciertas obligaciones para las empresas sometidas a su ámbito de aplicación cuando utilizan los servicios de las mismas. Esta posibilidad de imponer a las empresas sometidas al ámbito de aplicación del convenio ciertas obligaciones o limitaciones a la hora de utilizar los servicios de otras empresas, o bien incluso de reconocer determinados derechos o beneficios a los trabajadores de esas otras empresas que de alguna forma presten servicio por cualquiera de los mecanismos legales vigentes (subcontratación, empresas de 8 trabajo temporal...) para la misma es, desde luego, indiscutible, vista la naturaleza contractual que tienen los convenios colectivos como mecanismos para establecer obligaciones "a todos los empresarios y trabajadores incluidos dentro de su ámbito de aplicación" (art. 82.3 ET)...” En cualquier caso, las empresas de trabajo temporal son enteramente libres a la hora de suscribir o no en tales condiciones los respectivos contratos de puesta a disposición así como, en su caso, a la hora de negociar sobre el precio del contrato con la usuaria a la vista de la inclusión de tal cláusula en el contrato de puesta a disposición. Saludos. 9